Catálogo Exposición Permanente

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Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico

TRAS LAS HUELLAS DE LA CERÁMICA: Desarrollo Cultural en el Caribe Colombiano 4000 a.C. – 960 d.C {Exposición Permanente}



Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico

TRAS LAS HUELLAS DE LA CERÁMICA: Desarrollo Cultural en el Caribe Colombiano 4000 a.C. – 960 d.C {Exposición Permanente}


TRAS LAS HUELLAS DE LA CERÁMICA: Desarrollo Cultural en el Caribe Colombiano 4000 a.C. – 960 d.C

© Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico Vicerrectoría de Investigaciones Registro de Colección ICANH 3636 de 2010 ISBN:0000-0000-0000-0000

© Universidad del Atlántico Rectora Ana Sofía Mesa de Cuervo Vicerrector de Docencia Fernando Cabarcas Charris Vicerrectora de Investigaciones Rafaela Vos Obeso Vicerrectora de Bienestar Universitario Anabella Martínez Gómez Vasija Subglobular _Altura: 6,2 cms _Diámetro: 8,5cms

Cultura Tairona

Producción y Coordinación General Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico Vicerrectoría de Investigaciones, Extensión y Proyección Social Edición María Trillos Amaya Comité Editorial María Trillos Amaya Johnny Meca Ospina Álvaro Martes Ortega Guillermo Rey Sabogal Curaduría Edificio_José María Fernández Museo_Eduardo Vides Celis Colección_Álvaro Martes Ortega Propuesta Museográfica Lázaro Cotes Cotes Montaje Museográfico Lázaro Cotes Cotes Álvaro Martes Ortega Fotografías _Museo del Oro _Organizacion Indígena Gonawindúa Tayrona _Fundación Pro Sierra Nevada de Santa Marta _ Jhon Cantillo

Vicerrector Administrativo y Financiero(e) Freddy Díaz Mendoza

Diseño Gráfico Rubén Egea

Directora Museo de Antropología María Trillos Amaya

Impresión GRANIARTES


contenido {3} Desde la Universidad del Atlántico Ana Sofía Mesa de Cuervo

{5} Desde la Secretaría Departamental de Cultura y Patrimonio Eva Elvira Morán González

{6} Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico: Legado Histórico - Cultural Rafaela Vos Obeso

{9} Tras las Huellas de la Cerámica: Desarrollo Cultural en el Caribe Colombiano 4000 a.C. – 960 d.C. Álvaro Martes Ortega

{12} La Arqueología y el lenguaje de los Tiestos Carl Langebaek

{15} Antiguas Migraciones y Contacto Lingüístico en el Caribe colombiano María Trillos Amaya

{20} Colección {29} Bibliografía {29} Anexos


Desde la Universidad del Atlántico

Al cumplirse 70 años de la creación del Museo del Atlántico, hoy Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico, conmemoramos esta efemérides con la reapertura de la Sala de Exposición Permanente, consagrada a los desarrollos de la cerámica en la Región Caribe. Lo hacemos con entusiasmo, porque representa parte de la revitalización académica que nuestra Universidad viene experimentando en los últimos años. En 1947, Don Rafael Tovar Ariza, ex rector de nuestra Alma Mater, invitó a Carlos Angulo Valdés y a Aquiles Escalante, pioneros de la antropología en Colombia a integrar la nómina de investigadores de la institución. Ellos, formados bajo la dirección del etnólogo francés Paul Rivet, transformaron el Museo del Atlántico en el Instituto de Investigaciones Etnológicas del Atlántico, escenario en los años 50 y 60 de los debates de insignes antropólogos y lingüistas. Conscientes del valor de las reliquias que el Museo custodia —producto de las investigaciones de los arqueólogos Carlos Angulo Valdés, Gerardo Reichell-Dolamtoff, Alicia Dussan, Henning Bishoft y Alden Mason—y con la certeza de lo que representa esta colección para el avance del conocimiento sobre los modos de vida de los primigenios pobladores

Ana Sofía Meza Cuervo Rectora

de la Región, en el 2006 le apostamos a su rehabilitación. Hoy, culminada esta primera fase, ponemos a disposición de académicos, estudiantes y público en general: _El Laboratorio de Arqueología, la Ceramoteca y el Centro de Documentación, espacios especializados de apoyo para quienes investiguen sobre la diversidad biológica y cultural del Caribe. _La Sala del Tiempo y La Sala de la Tierra (exposición permanente), en las cuales nuestros estudiantes guiarán a los visitantes mientras les cuentan maravillosas historias protagonizadas por los caribeños de todos los tiempos. _La Sala del Espacio, aula itinerante que facilitará que estas historias sean llevadas a los sitios más remotos de la región. En este desafío nos acompañaron el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, la Red Nacional de Museos, la División de Patrimonio de Mincultura, los Museos del Oro y Nacional, la Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta, Organización Indígena Gonawindúa Tayrona, el Doctor Carl Langebaek de la Universidad de los Andes y pasantes de los Programas de Mu{3}

seología y Antropología de las universidades Nacional y del Magdalena. La Rectoría, la Vicerrectoría de Investigaciones, Extensión y Proyección Social a la cual está adscrito el Museo de Antropología, la Vicerrectoría Administrativa, la Oficina de Planeación entre otras dependencias, siempre estuvimos prestos a que ésta nueva propuesta museográfica se hiciese realidad por su importancia para el país y la región. Así mismo, la participación de profesores y estudiantes de los Programas de Ingeniería Química e Industrial, Biología, Lenguas, Historia y Sociología, como la asesoría de los Grupos de Investigación Celikud y Taller de la Ciudad le dieron al proceso luces y vitalidad. También es necesario reconocer el auspicio de la Junta de Ciudadela Universitaria y la Secretaría Departamental de Cultura y Patrimonio para la restauración de los espacios y construcción del módulo que soportan la exposición. La solidaridad motivada, permite corroborar que la presencia de la Universidad del Atlántico en la región y en el país, se fundamenta en la creación y transmisión de conocimientos patrimonio para las nuevas generaciones. En ésta cadena de solidaridades, es imposible desconocer la colaboración y comprensión


de más de 100 investigadores, 150 talleristas, 600 niños y niñas de poblaciones vulnerables, 700 indígenas y afrodescendientes y 36 mil visitantes representados por estudiantes, profesores, y público en general, quienes, a pesar de los inconvenientes propios de un proceso de rehabilitación, dejaron como enseñanzas su tolerancia. En este proceso es importante resaltar el liderazgo ejercido por la Dra. María Trillos Amaya, directora del Museo de Antropología, cuya meta, la consolidación de nuestro Museo como institución académica que investiga, protege y difunde los desarrollos culturales de la región, se mantiene incólume acorde con su responsabilidad como investigadora sobre la preservación del patrimonio cultural de la Región Caribe. Copa con base pedestal _Altura: 43 cms _Diámetro: 24,6 cms

Cultura Zenú

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Desde la Secretaría Departamental de Cultura y Patrimonio

La Gobernación del Atlántico reconoce el valor patrimonial, arqueológico, antropológico y cultural del Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico. Actualmente esta institución es la gran protagonista en las labores de fomento, formación y proyección de toda la capacidad creativa e imaginación de nuestros habitantes. Un pueblo cuyo potencial de expresión desde sus manifestaciones artísticas y culturales deben convertirse, además de factor de identidad y orgullo por el pasado remoto, en nutrientes de una oferta productiva y competitiva que impulse líneas de desarrollo para emprendimientos desde las manifestaciones culturales. Conocer nuestro pasado es deber fundamental de nuestra generación si queremos construir un Estado que ponga en cabeza de las regiones el orden nuevo. Quien no sepa su pasado, puede visionar correctamente el futuro. Por eso nos declaramos satisfechos por los logros recientes de este Museo, hoy Patrimonio Cultural de la Nación y expresamos nuestro compromiso para que se siga cumpliendo. El desarrollo cultural lo hacemos en lo que nos corresponde, a través de la Secretaría de Cultura, donde hemos emprendido una vasta tarea de recuperación patrimonial en el Departamento, de difusión, conservación

Eva Elvira Moran de Abuchaibe Secretaria de Cultura y Patrimonio Gobernación del Atlántico

o restauración y enriquecimiento del acervo patrimonial cultural. Que este Museo sea custodio de 704 piezas arqueológicas que hacen parte del patrimonio cultural de la Nación refleja su importancia. Son piezas que permiten reconstruir la historia de Teyuna o Ciudad Perdida, como una manifestación de arquitectura lítica en la Sierra Nevada; los canales de drenajes del Bajo San Jorge, desarrollo de ingeniería hidráulica; las terrazas de cultivos en las laderas de las montañas y cerros, expresión del cuidado con los cuales se manejó el ecosistema; la cerámica más antigua de Suramérica desarrollada en Puerto Hormiga, y los trabajos de orfebrería, que se destacan por la plasticidad en el diseño de las piezas. Aquí está también el legado de nuestros más importantes investigadores en estas ciencias. Hace setenta años fue creado el Museo del Atlántico, el cual dio origen al Instituto de Investigaciones Etnológicas del Atlántico, hoy Museo de Antropología. Desde ese entonces, con sus altos y bajos, se ha constituido en un polo de desarrollo de las investigaciones arqueológicas, antropológicas, etnográficas y lingüística en el Caribe colombiano. El legado histórico y académico que antecede al Museo de Antropología se hace {5}

visible hoy día con la puesta en marcha de las actividades de promoción, exhibición y difusión de la cultura de los hombres y mujeres del Caribe colombiano que desarrolla anualmente el Museo. En su accionar, el Museo de Antropología se ha constituido en parte del sistema institucional que permite rescatar, documentar y proyectar toda la diversidad cultural del Departamento y la Región Caribe. Por esta razón, la Gobernación del Atlántico se une a los procesos de fortalecimiento del Museo de Antropología.


Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico: Legado Histórico - Cultura

La Ordenanza Departamental No 35 del 1º de julio de 1940, por medio de la cual se crea el Museo del Atlántico promulga: “El Museo del Atlántico estará constituido por todos los institutos oficiales de segunda enseñanza, de industria, de artes y oficios, además por la Biblioteca Pública, el Ateneo, la Escuela de Bellas Artes y la Exposición de Historia Natural”. El espíritu que animó en el pasado su creación, concebida como un instituto para artistas, vivero de músicos, pintores y escultores. Desde sus inicios, el Museo se convirtió en un pilar de la planeación educativa y sentó las bases para constituirse en un Instituto para la formación y la investigación en el Departamento del Atlántico. El tiempo transcurre, y la institución sufrió transformaciones administrativas que fueron modelando su estructura hasta el presente. En 1947 pasó de ser el Museo del Atlántico a Instituto de Investigaciones Etnológicas del Atlántico—IIEA—. Meses después sería adscrito al Instituto Etnológico Nacional como su filial en la Región Caribe, constituyéndose como uno de los cuatro Centros de Investigaciones Antropológicas en el país, con el liderazgo de los maestros Carlos Ángulo Valdés y Aquiles Escalante.

Rafaela Vos Obeso Vicerrectora de Investigación Extensión y Proyección Social

Durante esta etapa se comenzó a editar la revista Divulgaciones Etnológicas, cuyo primer número apareció en 1950 con artículos de los profesores Ángulo, Escalante y de otros pioneros de los estudios sociales en Colombia como Gerardo y Alicia Reichel Dolmatoff, Roberto Castillejo y Octavio Quiñones. En 1952, se editó la Revista del Centro Geográfico adscrito a la Comisión Geográfica de Colombia, además del segundo volumen de la revista Divulgaciones Etnológicas. La creación del Instituto de Investigaciones Etnológicas de la Universidad del Atlántico, allanó el camino para que los primeros investigadores sobre el Caribe, utilizarán la institución como la base de sus proyectos. A partir de ahí se organizó el Fichero Cerámico, constituido en el presente en una Ceramoteca de invaluable importancia para la antropología colombiana y universal, ya que es fruto de las investigaciones realizadas por el profesor Angulo Valdés en Barranquilla, Soledad y Malambo entre 1954 a 1978. Así mismo, los trabajos de Gerardo Reichel-Dolmatoff en Barlovento, Puerto Hormiga entre 1955 y 1960 y finalmente las investigaciones de Henning Bischof en Canapote en 1966. De lo anterior cabe destacar que Puerto Hormiga está reconocido a nivel mundial como el segundo asentamiento más antiguo {6}

del continente americano, ya que las muestras cerámicas analizadas señalan su existencia 4000 a.C; Malambo por su parte, se constituye en el primer sitio de Colombia que muestra el paso de la vida aldeana a la agricultura de tubérculos (1200 a.C.). Por otro lado, las investigaciones realizadas en Momil señalan también a Malambo como el primer sitio (200 a.c.) que muestra el paso de la agricultura de raíces a la de semillas. Estos hechos marcan avances tecnológicos y procesos sociales significativos en la historia del Caribe colombiano y en general del Gran Caribe. Por la reforma administrativa realizada en la Universidad para los años sesenta, el IIEA adoptó la figura de Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico. En la década del 90 fue adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas y, en el año 2007, por la re-estructuración académica en la Universidad del Atlántico, se adscribió a la Vicerrectoría de Investigaciones, Extensión y Proyección Social. Puede decirse que desde mediados de la década del 70, el Museo atravesó períodos difíciles, generados por las diferentes crisis institucionales. Épocas que forman parte de su historia y que se han transformado, para bien de la Universidad con el compromiso


de la directora del Museo profesora María Trillos Anaya quien ha venido reactivando con mística tres líneas de investigación como son: arqueología, antropología y lingüística, todas muy importantes para los procesos de investigación que se desarrollan en la región incentivando nuevos espacios de discusión en el ámbito de las ciencias sociales. Nuestra institución ha logrado cumplir con los requerimientos de la Red Nacional de Museos y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, al organizar el Laboratorio de Arqueología, cuyo hito más importante es el registro, legalización y tenencia oficial de la colección. Lo que le ha permitido posicionarse nuevamente en la región como un Instituto de investigación y como el protector de una de las colecciones arqueológicas y bibliográficas –6000 incunables- más importantes del país. Al reactivarse las líneas mencionadas, el Museo, en asocio con el Grupo de Investigación Círculo de Estudios Lingüísticos Sociales y Culturales - CELIKUD, ha desarrollado entre otros proyectos de vital importancia: “Modelos etnoeducativos de los pueblos Wayuu y Ette Ennaka” con el auspicio del Banco Mundial y la interventoría del MEN; “Inventario del Patrimonio Cultural del Departamento del Atlántico” y la Primera fase del “Inventa-

rio y Registro del Patrimonio Cultural Material e Identificación de las Manifestaciones del Patrimonio Inmaterial en el Distrito de Barranquilla” con la Secretaría de Cultura Departamental y Distrital respectivamente.

asistencia se concentra especialmente en escolares y visitantes en general. La afluencia a las exposiciones del Museo durante el 2009 se nutrió en un 70% de grupos escolares de distintos niveles.

Con el apoyo del Ministerio de Cultura, desde el 2005 se vienen desarrollando los Programas Cátedra de Cultura Caribe y Calendario Cultural. Desde ese mismo año, y de manera ininterrumpida ha concertado con el Ministerio de Cultura las actividades de la Sala de Exposiciones temporales donde se cumple con el Calendario cultural, programa fundamental para que los visitantes del Museo conozcan y valoren el patrimonio intangible de la región.

Estos esfuerzos se han visto compensados también con la respuesta que investigadores, profesores, estudiantes, afrodescendientes, indígenas entre otros, han dado a los procesos y actividades que hacen parte de la rehabilitación del Museo.

En cuanto a la exposición permanente, cabe señalar el proceso de construcción de los guiones museológico y museográfico, base de la historia que contienen los textos de sala que ilustran la exposición, cuya pertinencia y validez fueron aseguradas mediante el acompañamiento del Dr. Carl Langebaek, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes. Es importante destacar la respuesta que el público barranquillero y de la región caribe le ha dado al Museo. Según el estudio de público que viene realizándose desde el año 2009, la {7}

Todas estas acciones propician que el MAUA cumpla con los procesos y requerimientos necesarios para lograr la acreditación y la certificación nacional e internacional como el primer Museo universitario del Caribe Colombiano.


Porta pene _Largo: 13 cms

Cultura Mocana

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TRAS LAS HUELLAS DE LA CERÁMICA: Desarrollo Cultural en el Caribe Colombiano 4000 a.C. – 960 d.C

Vasija antropomorfa de cuerpo subglobular _Altura: 17 cms _Diámetro: 13 cms

Cultura Zenú

Recipiente de cuerpo campaniforme _Altura: 13 cms _Diámetro: 17 cms

Cultura Tairona

Vasija globular antropomorfa _Altura: 23 cms _Diámetro: 18 cms

Cultura Tairona


Álvaro Martes Ortega Vasija mocasín _Altura: 13,5 cms _Diámetro: 6 cms

Coordinador Laboratorio de Arqueología

La Región Caribe colombiana fue un territorio de asentamiento de grupos humanos que la habitaron desde hace más de cinco mil años. Las investigaciones arqueológicas realizadas en esta zona del país, evidencian tres horizontes culturales que se superponen mostrando desarrollos tecnológicos, culturales y sociales alcanzados por estos pueblos. En este sentido, la exposición Tras las Huellas de la Cerámica: desarrollo cultural en el Caribe colombiano. 4000 a.C – 960 d.C, propone una secuencia cronológica que sintetiza procesos culturales desarrollados en la región como son los inicios de la horticultura y de la agricultura, el comienzo de la vida sedentaria y el surgimiento de sociedades complejas. Las piezas que se exhiben en esta exposición forman parte de la colección arqueológica del Museo de Antropología, acompañada de los registros cerámicos de las investigaciones adelantadas por Angulo, Reichel Dolmatoff, Bichoff1. Este fondo se complementa con las investigaciones de Langebaek – Dever, Oyuela, Ramos2, todo ello confirma la presencia de grupos humanos que habitaron este sector del Bajo Magdalena desde el Formativo Temprano. Puede decirse entonces, de acuerdo con estas investigaciones que 5000 a.C, grupos de cazadores recolectores recorrían los entornos de la laguna del Guájaro y el Canal del Dique, subsistiendo gracias a la recolección de

Cultura Zenú

recursos vegetales y animales. Con el tiempo, estas sociedades introdujeron en su base alimenticia tubérculos, lo cual les permitió, producto de la observación de la naturaleza, el conocimiento de los ciclos de producción de estas especies, y con ello el desarrollo de la horticultura, la sedentarización de los grupos humanos y el desarrollo de la cerámica. _Primer Horizonte: La Sierra y Rotinet. Los grupos que habitaron estos sitios están relacionados con los asentamientos de San Jacinto, Puerto Hormiga y Puerto Badel, datados cronológicamente con más de cinco mil años de antigüedad3. La cerámica de estos sitios se caracteriza por la presencia de desgrasante vegetal, el cual es remplazado paulatinamente por conchas de especies de caracol y finalmente por la utilización de arena, lo cual se da hacía el final del Formativo. _Segundo Horizonte: Barranquilla, La Sierra, Rotinet, Los Mangos, Convento y Malambo4, constituido por sitios de ocupación entre el segundo milenio a.C. y el final del décimo tercer milenio d.C. La cerámica elaborada durante este segundo horizonte, es más rica en formas que el primer horizonte: ollas, cuencos, platos, copas y tecomates. Así mismo, la decoración es más exu{10}

berante en estilo y plasticidad. Este segundo horizonte se caracteriza por el uso de arena como desgrasante, lo cual le da mayor dureza y resistencia a la cerámica. Los grupos humanos que dieron origen a este Segundo Horizonte ya eran sedentarios. Esto se comprueba por el uso de grandes vasijas para el almacenamiento de alimentos. Ello también permite inferir, que estos pueblos se habían apropiado de una innovación tecnológica: la horticultura. _Tercer Horizonte: Lo constituyen grupos portadores de la tradición alfarera del Bajo Magdalena, la Sierra Nevada de Santa Marta y el bajo Sinú caracterizados por ubicar sus asentamientos en cercanías de las riberas del río, las ciénagas y estribaciones de montaña, con un patrón de enterramiento en el interior o cerca de las viviendas. Basaban su subsistencia en el cultivo del maíz y la caza menor, complementaban su dieta con la pesca y la recolección de moluscos. De estos grupos, los Tayronas y los Zenúes vivieron el contacto con los europeos. La cerámica que elaboraban estos pueblos es de estilo inciso alisado; se caracteriza por la utilización de engobe rojo y la decoración


Investigaciones arqueológicas realizadas en el bajo Magdalena

aplicada de “granos ojo de café”, las formas predominantes son cuencos, vasijas globulares y subglobulares, copas y recipientes, los bordes tienden a ser engrosados y biselados. Por su parte es frecuente la presencia de bases de pedestal en forma cónica y anular5.

artística de expertos ceramistas que dejaron su huella la cual, a pesar del paso del tiempo, se manifiesta hoy en el Museo de Antropología.

La colección de piezas óseas, líticas y de cerámica que conforman la exposición permanente permite apreciar los diferentes estilos desarrollados en cada uno de los horizontes descritos, evidenciando motivos zoomorfos, antropomorfos, ornitomorfos que se plasmaron en la cerámica no solo de uso utilitario sino también ritual. En síntesis, la exposición permanente Tras las huellas de la Cerámica: desarrollo cultural en el Caribe colombiano. 4000 a.C-960 d.C, se propone acercar a los visitantes del museo a la vida y las costumbres de los primigenios habitantes del Caribe colombiano. El guión diseñado incluye: ¿de dónde llegaron los primeros pobladores de América?, ¿Cómo fueron los primeros poblamientos en el Caribe colombiano?, diversidad biológica y cultural, la vida aldeana, los cacicazgos, para lo cual se seleccionaron 70 piezas entre vasijas globulares, cuencos, copas, urnas funerarias y estilos decorativos como incisiones, modelado aplicado, modelado inciso, lo cual evidencia la sensibilidad

1Angulo (1951, 1954, 1978, 1981, 1983, 1988, 1988, 1995), Reichel-Dolmatoff (1964, 1978, 1985, 1986), Bichoff (1972). 2 Langenbaek- Dever (2001), Oyuela (1987), Ramos (2007). 3Angulo (1988ª), Langebaek – Dever (2001), Oyuela (1987), Reichel –Dolmatoff (1986). 4Angulo (1981, 1988), Langebaek – Dever (2001), Ramos (2007), Reichel –Dolmatoff (1986)1 5Angulo (1951, 1954, 1983, 1988, 1988ª, 1995), Otero (2001).

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La Arqueología y el Lenguaje de los Tiestos

Los arqueólogos tienen un favorito entre los objetos que estudian para aprender sobre el pasado: la cerámica. Otros materiales pueden ser muy atractivos: los metales, la concha, la madera, la piedra. Pero lo que los arqueólogos encuentran con más frecuencia son objetos de cerámica. Puede tratarse de piezas completas procedentes de entierros, o—como sucede con más frecuencia—de fragmentos más o menos pequeños que aparecen por cientos o por miles en la mayor parte de las investigaciones arqueológicas. La fascinación por los tiestos no es banal. Por años su estudio es el que ha aportado la mayor parte del conocimiento que tenemos sobre las sociedades anteriores a la conquista española. Incluso después de ella, ya sea por que se investigue la sociedad indígena bajo el dominio colonial, o la propia sociedad conquistadora, los arqueólogos siguen analizando la cerámica y haciendo inferencias valiosas sobre la sociedad que la produjo. En efecto, los arqueólogos han logrado conocer muchas cosas sobre el pasado indígena a partir del estudio de cerámica. En la mayor parte del territorio se han podido plantear divisiones cronológicas basadas en el estudio de tiestos; en otros casos se han hecho reconstrucciones demográficas asumiendo que entre más numerosa sea una sociedad más basura, y más tiestos, tiende a producir; en otros casos

Carl Languebaek Decano Facultad de Ciencias Sociales Universidad de los Andes

se sabe qué comían, que importancia tenían los festejos, o incluso cuales las relaciones culturales de una sociedad a partir de fragmentos de cerámica. Por supuesto la cerámica no siempre se estudia de la misma manera, ni los arqueólogos se hacen siempre las mismas preguntas con respecto a ella. En líneas generales se podrían distinguir dos preocupaciones con respecto a la cerámica prehispánica: la primera tiene que ver con el origen de la tecnología; la segunda, con la forma como su estudio puede ilustrar sobre la naturaleza de la sociedad que la utilizaba, tanto desde el punto de vista de su adaptación al medio como de su ideología, su economía o su organización social. Por años, la invención de la cerámica ha sido uno de los temas más atractivos de la arqueología, aunque al principio por muy malas razones: el interés de encontrar el sitio con la alfarería más antigua daría gran fama al arqueólogo, aunque en realidad el investigador no aportara mucho al conocimiento de las condiciones en las cuales se introdujo la innovación. Con excesiva frecuencia se asumía que la tecnología cerámica se habría descubierto en unos pocos lugares del planeta y que desde esos sitios se habría introducido en otras sociedades por sus obvias ventajas tecnológicas. Hasta hace poco, antes del aluminio {12}

y del plástico, la cerámica, en efecto, era tan familiar que la vida sin ella causaría profunda extrañeza: la cocción de alimentos, el transporte de líquidos, y otras tantas actividades cotidianas parecerían imposibles o muy difíciles de realizar. Y sin embargo los humanos se las arreglaron bastante bien sin ella durante milenios. ¿Por qué razones la gente decidió utilizar cerámica cuando por tanto tiempo había presidido de ella? ¿Alguna sociedad intelectualmente desarrollada había descubierto sus ventajas y las habría transmitido a sus ignorantes vecinos? La respuesta de los arqueólogos interesados en los sitios con la cerámica más antigua parecía, en muchos casos, inclinarse a responder afirmativamente la última pregunta. Por fortuna la cosa parece bastante menos sencilla y las respuestas que han venido obteniendo los arqueólogos son mucho más interesantes. Colombia es un buen ejemplo: en este país, se han encontrado algunos de los sitios con cerámica más antigua en el Continente. En el norte del Departamento de Bolívar, desde los años 60 del sigloXX, Gerardo Reichel-Dolmatoff encontró sitios con cerámica similar a la de sitios muy antiguos en otras partes de América. Algunos sitios encontrados por él, y otros por investigadores posteriores ratificaron su propuesta: Monsú, Puerto Hormiga, Canapote, San Jacinto y varios más. Inicialmente


Vaso miniatura _Altura: 7 cms _Diámetro: 5 cms

Cultura Tairona

Reichel-Dolmatoff interpretó los lugares con cerámica antigua como pertenecientes a antiguos recolectores, pero luego fue enfático al afirmar que se trataba de la prueba contundente de que el norte de Colombia había sido un importante foco de desarrollos culturales unos 3000 años antes de Cristo. Su propuesta consistió en que la cerámica sólo tendría sentido en una sociedad relativamente sedentaria y por lo tanto por lo menos en parte dependiente de la agricultura. La relación cerámicaagricultura abrió una discusión importante: Colombia y en particular la Costa caribe habría sido uno de los lugares del Nuevo Mundo donde los indígenas dieron los primeros pasos sin los cuales el desarrollo de las “grandes civilizaciones”, como la maya, la azteca o la inca, habría sido imposible. Además, esos pasos se habrían dado cientos de años antes que en México y en Perú. Los más recientes estudios sugieren que la primera interpretación de Reichel-Dolmatoff es la más probable: la primera cerámica se habría utilizado en el contexto de una sociedad cazadora-recolectora que si bien utilizaba plantas, muchas de ellas no habían sido domesticadas. Es más: los estudios sugieren ahora que la cerámica ni siquiera fue necesariamente aprovechada para lo que hoy en día nos parecería su función más obvia: cocinar. No es que se sepa mucho del

tema; pero las características tecnológicas y las formas de esta cerámica insinúan que su función práctica de cocinar era lo menos importante. Por lo general la cerámica más antigua tiene un rango limitado de formas: la mayor parte corresponde a vasijas llamadas tecomates, globulares y de boca ancha, que no son las más apropiadas para cocinar. Se ha planteado, por el contrario, que era un medio de “comunicación” que cumplía funciones más sociales y culturales que estrictamente tecnológicas o económicas. Es una pena que a esta propuesta se llegue por descarte, porque en realidad no sabemos mucho sobre cual pudo ser la función de la cerámica en el contexto de esas sociedades de hace cerca de 5000 años. En todo caso, los resultados obtenidos en Colombia no serían extraños: en diversos lugares del Mundo la primera cerámica se asocia con sociedades que no habían adoptado la agricultura, que permanecían relativamente móviles y en las cuales la cerámica parece haber sido utilizada más como símbolo de identidad o etnicidad en medio de sistemas con creciente competencia política, que como una simple herramienta de trabajo. Un tema interesante es que por cientos de años, la cerámica más temprana se utilizó en un medio relativamente delimitado, quizá extendiéndose por el bajo Magdalena y zonas aledañas, pero no mucho más. Es probable {13}

que otros lugares con cerámica muy antigua existieran en Colombia, como se ha planteado, por ejemplo, para el caso de los Andes antioqueños. Pero lo cierto es que la tecnología cerámica no se difundió rápidamente a otras regiones. Su presencia se restringió a ámbitos territoriales concretos, un tema sobre el cual falta mucho investigar. Sólo hacia el 1000 años antes de Cristo parece que la tecnología cerámica comenzó a ser de amplia aceptación en la mayor parte de lo que hoy es Colombia. En las secuencias del suroccidente (Calima, San Agustín, Tierradentro) algunos años antes del 1000 a.C., la cerámica aparece en el registro arqueológico. Se trata de una cerámica muy diferente a la de los sitios más antiguos: por lo general predominan los cuencos y las ollas aunque en las tumbas se pueden encontrar ejemplares bastante elaborados. En la mayor parte de las regiones arqueológicas de Colombia, especialmente en las ya mencionadas, la cerámica más antigua no es ni mucho menos rudimentaria; de hecho, resulta extraordinariamente elaborada y a veces se asocia a magníficas piezas de orfebrería, por no mencionar entierros bastante suntuosos. No es raro encontrar que las vasijas que se encuentren en las tumbas correspondan a ejemplares únicos, quizá elaborados con el propósito exclusivo de ser utilizados como parte del ajuar funerario, o tal vez para ser usadas en vida por individuos especiales y en contextos que no


fueron domésticos. Con frecuencia, en fin, se trata de objetos únicos. Lo mismo ocurre en otras regiones de Colombia, aunque no necesariamente de forma idéntica ni exactamente al mismo tiempo. En la región de Santa Marta por ejemplo, algunos de los entierros más espectaculares, con cerámica muy elaborada y francamente única, asociada por primera vez a objetos de orfebrería, se encuentra mucho más tarde: hacia el 100 a.C.-500 d.C., en lo que se conoce como período Neguanje. En otro lugar de Colombia, el Altiplano Cundiboyacense, la cerámica más antigua, llamada Herrera, puede remontarse al siglo III o IV a.C., pero hasta ahora no se ha encontrado asociada con orfebrería y de hecho su presencia en contextos funerarios es relativamente pobre. Durante los períodos más tardíos parecen ocurrir en Colombia algunos cambios interesantes. La población aumenta enormemente, aunque a ritmos distintos dependiendo de cada región, y la organización social se hace cada vez más jerarquizada. La cerámica también sufre transformaciones importantes. Los casos mejor conocidos corresponden al Altiplano Cundiboyacense, pero también hay ejemplos importantes procedentes de la Costa caribe. En general, durante los períodos más tardíos, no hay duda de que la

cerámica cumplía una amplia gama de funciones: desde aspectos ceremoniales hasta la preparación y servicio de alimentos. En otras palabras: se trata de formas de cerámica cada vez más especializada. En muchos casos se reconoce el surgimiento de formas que se asocian claramente con el transporte o servicio de bebidas como jarras, copas y cuencos las cuales se asocian con festejos en los cuales se consumía chicha. Por supuesto los festejos y el consumo de chicha son muy antiguos, pero en los tiempos más tardíos tiende a ser común la aparición de restos de vasijas tan grandes que probablemente corresponden a nutridas ceremonias donde se alimentaba o daba bebida a mucha gente. No es raro encontrar que esa clase de vasijas se encuentre solo en ciertas partes de los asentamientos, a veces claramente asociadas a viviendas específicas, por lo cual se sospecha que parte importante del rol de los caciques consistía en organizar festejos comunales. También es común encontrar que las tumbas con objetos únicos y especiales de cerámica sean más escasas o incluso desaparezcan. Ahora, más que por el carácter especial de la cerámica con la que eran enterrados, los miembros de la élite parecen distinguirse por la gran cantidad de vasijas: no se trata muchas veces de vasijas diferentes a la que aparece en los demás entierros, pero si sorprende la enorme cantidad de vasijas que algunos entierros contienen. {14}

Como se puede apreciar, hay buenas razones para que los arqueólogos sean considerados tiestólogos. Es mucho lo que hemos aprendido de los fragmentos de cerámica, o de las vasijas completas, que encontramos en nuestras investigaciones. Es posible hacer un seguimiento de los cambios sociales y culturales más importantes a partir de la cerámica. Cierto, hace falta mucho para que la arqueología pueda ofrecer un panorama aceptable de la rica historia prehispánica de Colombia. Muchas otras fuentes de información, que hace unos años hubiesen sido inimaginables, están ahora a nuestra disposición: podemos reconstruir el medio ambiente a partir de polen, podemos saber de la dieta de los individuos a partir de sus restos óseos, entre otros aspectos. Pero nada parece indicar que la cerámica deje de ser nuestra compañera entrañable en la aventura de conocer el pasado. Por supuesto, qué tanto podamos aprender sobre el pasado no dependerá tanto de ella, sino de nuestra habilidad para hacer las preguntas más interesantes y de tener la actitud más crítica posible.


Antigüas migraciones y Contactos lingüistícos en el Caribe Colombiano

Los especialistas hablan de inmemoriales oleadas de pueblos trashumantes que, partiendo de Mesoamérica y de Suramérica, llegaron a los territorios que hoy se conocen como el Caribe colombiano. También de asentamientos afortunados que originaron un impresionante multilingüismo muy a tono con la diversidad biológica de la región. Aunque la cronología de la llegada de estos pueblos no es muy clara, algunos estudiosos plantean que los de habla chibcha fueron los primeros en llegar, logrando importantes adaptaciones al medio; luego los arawak, quienes aportaron a los anteriores elementos de su cultura; finalmente los karib quienes incursionaron en territorios tanto chibcha como arawak. De las estirpes originarias _Familia Chibcha. Constituida por un grupo de pueblos lingüísticamente diferenciados, que migraron del lado suroccidental de Mesoamérica y llegaron al Istmo de Panamá. Desde el Golfo de Urabá alcanzaron el valle del río Ariguaní, remontaron la Sierra Nevada de Santa Marta, de donde continuaron su recorrido hasta el Altiplano Cundiboyacense. _Familia Arawak. Los pueblos de habla arawak iniciaron un movimiento migratorio desde las cuencas de los ríos Amazonas y Negro. Al llegar al Orinoco se situaron

María Trillos Anaya Directora Museo de Antropología

en los raudales de Maipure dispersándose hacia el oeste desde donde pueblos de denominación caquetío llegaron al lago de Maracaibo y de allí a la península de la Guajira. Según los especialistas, estos pueblos se extendieron hacia las bocas del Magdalena, continuando hacia la Depresión Mompoxina. _Familia karib. Algunos estudiosos plantean que la llegada de los pueblos karib pudo operarse directamente del Amazonas hacia el Orinoco donde se establecieron algunas poblaciones, continuando el recorrido hacia el Lago de Maracaibo y de allí a la Serranía de Perijá. De donde se diseminaron por ambas vertientes de la Serranía, asentándose algunos en la región del Catatumbo de donde siguieron hasta la laguna de Zapatosa, alcanzando el curso del río Magdalena y luego el Cauca y sus afluentes. Para el siglo XVI, es posible que en la Región se hablara más de treinta lenguas, agrupadas en familias lingüísticas chibcha, arawak y karib. Para la época sus hablantes se habían constituido en cacicazgos, complejas organizaciones sociales que se distribuían por la diversa geografía caribeña. Poseían independencia política y económica, pero estaban unidos por las tradiciones lingüísticas y religiosas. {15}

De las lenguas extintas De las lenguas que se perdieron para siempre quedaron las noticias que consignaron en sus relaciones los primitivos cronistas e historiadores: vocabularios, catecismos, confesionarios y algunas gramáticas, todo ello si bien precioso para la investigación moderna, bastante deficiente para tener una idea clara de la estructura de estos sistemas lingüísticos. El considerable descenso demográfico de los indígenas del Caribe – siglos XVI al XX- propició la extinción de innumerables lenguas, lo cual dificulta la reconstrucción del mapa lingüístico de la región. Aunque los especialistas ubican a los malibúes y los zenúes en el conjunto de lenguas Karib y Arawak, debido a la escasez de datos con que se cuenta, por el momento es preferible dejarlas aisladas. _Familia zenú. Sus territorios originales se definían desde límites con los urabáes en el Golfo de Morrosquillo y toda la cuenca de los ríos Sinú, San Jorge y Nenchí hasta el Bajo Cauca. Por el norte limitaban con los Tolúes avanzando casi hasta el Canal del Dique. Por el nororiente (bajos San Jorge y Cauca) compartían terrenos con los malibúes. Ocupaban las jurisdicciones de Finzenú, en el actual valle del


Siglos XVI y XVII Pueblos, Familias y lenguas del Caribe Colombiano

Ecosistema

Grupo

Flia Lingüistica

Lengua/Dialecto

Península de La Guajira

Wairas +Cocinas +Caquetíos

Arawak

Guajiro

+Guanebucanes +Tayronas

Arawak

Arhuacos

Chibcha

Serranía del Perijá

+Tupes +Casacarás Yucos Socombas

Carib

Litoral Meridional

+Bocinguero +Calamaríes +Turbacos +Mahates +Malambos +Cipakuas +Cornapakuas +Tubaráes +Matarapas +Turipanas +Mazaguapos

Depresión Mompoxina

+Chimila +Dubeyes +Zendaguas +Xiriguanos +Sompallón +Pacabuyes +Soloas +Malebúes +Mompox +Tamalameque +Tecua +Cenufana

Sierra Nevada de Santa Marta

Sinú, Panzenú entre la hoya del San Jorge y bajo Cauca hacia la Depresión Mompoxina, Tolú, Golfo de Morrosquillo; y zenufana en el valle del río Nechí, bajo Magdalena y Depresión Mompoxina. Los jefes de estos cacicazgos combinaban la autoridad política con las funciones sacerdotales. _Estirpe malibú. Se les define como un pueblo, cuyas coordenadas comprendían de las bocas del Magdalena (Mocaná) a la laguna de Zapatosa (Pakabueye) y del Canal del Dique al Paso de Loba (Malibú). El nombre general para estas comunidades lingüísticas y los pueblos que agrupaba fue el de Malibú, quizá por corresponder al de un cacicazgo de nombre Malibú. Algunos especialistas afirman que este grupo corresponde a migrantes que llegaron desde las costas venezolanas, alcanzaron la desembocadura del Río Magdalena y luego se movieron hacia la Depresión Mompoxina. En conjunto suelen clasificarse como Malibú de las lagunas y Malibú del río. Los comparatistas definen el grupo como un filum integrado por mocanás del delta del Magdalena y regiones circunvecinas, malibú de la Isla de Mompox y Pacabuy de las lagunas de la Depresión mompoxina. Es posible que se tratara de lenguas distintas, pero emparentadas entre sí.

+Guanebucán +Tayrona +Guaspate +Guazuzu Guamaka / Sanha +Atanque Bintucua o Ica Cággaba Chimila Yuko +Casacará Yukpa Yukpa

+Malibú

+Mocana +Carex +Caricocox +Cospicue +Cocón +Mocaná +Zamba +Zamirúa

Chibcha

+Chimila +Zendagua

+Malibú

+Xiriguana +Paquebuy

+Zenufana

La Mojana Sabanas

+Zenúes +Zenufanas +Finzenúes +Panzenúes +Yapeles

+Zenú

+Yapel

Golfo de Morrosquillo y Urabá

Urabáes Cuevas Cuna

Chibcha

+Urabá +Cueva Cuna

Estribaciones Andinas

Fincenúes Zenúes Catíos Emberas

{16}

Zenú Catío Chocó


SIGLOS XVI – XVII: Vocabulario de las lenguas Malibú y Mocaná tahana

SIGLOXVIII: Léxico de las lenguas indigenas extintas

"árbol manzanillo" (con su sabia fabricaban veneno para flechas)

Arawak

Carib

Chibcha

Ají

Auyama

Ambira

Anón

Bahareque

Arepa

Barbacoa

Caimán

Bijao

Chigüiro

Curuba

enta

“veneno para flechas”

De las lenguas que aún sobreviven

Batea Bijao

Colibrí

Eneas

entai

“Sabia del Manzanillo”

Aún se hablan en la región 9 lenguas. En la familia indígena tradicional, los hombres desarrollan las actividades que determinan su presencia fuera del resguardo, mientras que las mujeres laboran hacia adentro de la comunidad. Este hecho determina que el manejo del español se dé más en los hombres y en los jóvenes, y el de las lenguas indígenas, en las mujeres y los ancianos, siendo aquellos por lo general bilingües de lenguas indígenas más español y estos monolingües de lenguas indígenas.

Cabuya

Guacharaca

Fotuto

Caney

Guadua

Guartinaja

Canoa

Guayuco

Hayo

Ceiba

Hicaco

Henequén

Güiro

Manatí

Jica

malibú

“Cacique, jefe”

mocana

“Lengua mocana”

man

“canoa” “chicha”

ytaylaco, yteylaco yntelas, ytaylas

“diablo”

tinchan

“Español”

entaha /enbuta

“manioca”(yuca)

mayun

“nariguera de oro”

cacarracacá

“pez pequeño que caza al cocodrilo”

mayhan/maihan

“sacerdote indígena”

cararia

“resina, diferente a la bija, que sirve para la pintura del cuerpo”

roucou

“bija / bixa orellana”

napo

“reunión para beber”

_Chibchas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Los especialistas tomaron el nombre chibcha para designar un conjunto de pueblos reconocidos como horticultores dedicados a la experimentación con plantas, a la apicultura y a la observación de los astros para el diseño de calendarios agrícolas adaptados al movimiento de las temporadas de lluvia y sequía de cada región. Son creadores de una rica cosmogonía que explica la creación del universo. La tradición oral fundamenta su existencia en una lengua madre hablada por los padres o creadores míticos. _Chibchas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Constituyen una rama bien definida y comprobada en la familia y según los {17}

Hamaca

Mangle

Maure

Huracán

Moján

Mazato

Iguana

Morrocotuda

Mucura

Jagüey

Morrocoy

Papaya

Macana

Múcura

Paujil

Pitahaya

Paja

Pita

Sebucán

Patilla

Poporo

Tabaco

Saíno

Sahíno

Tuna

Tiburón

Totuma

Yuca

Totuma

Tusa


SIGLOXXI: Pueblos y Lenguas Ancestrales Pueblo

Territorio AncestralL

engua (L) Materna (L1)

Wayuu

especialistas, algunas de sus lenguas hermanas tienen presencia hoy en Costa Rica y Panamá y Venezuela. _Koguian. Para los kággabas, damana para los wiwas e ikan para los arhuacos, consideradas respectivamente como lenguas maternas por cada grupo, son habladas hoy por la familia indígena tradicional. El damana, la lengua de los wiwas, es utilizada por un alto porcentaje de koguis, quienes la consideran su segunda lengua. Este uso parece estar definido porque entre wiwas y koguis se comparten algunos linajes y también por una especie de exogamia que permite la constitución de parejas wiwa-kogui. _El teyuan y el terruna shayama. Para los mamas de la Sierra Nevada, la lengua de los tayronas habría dado origen a estas lenguas rituales, en las cuales se expresa la cultura religiosa de kággabas y wiwas. Esencialmente orales y habladas básicamente por los mamas (médicos y sacerdotes), han estado históricamente consagradas a la transmisión de las normas de procedimiento colectivo condensadas en los mitos de origen. _Ette taara del valle del Ariguaní. Es la lengua de los ette ennaka. Desde tiempos inmemoriales han poblado los bosques tropicales delimitados por la vertiente sur de la Sierra Nevada de Santa Marta,

Península de la Guajira (Arawak)

Ika

Kággaba

Sierra Nevada de Santa Marta (Chibcha)

Wiwa

Ette Ennaka

Tule

Yukpa

{18}

Valle del Río Ariguaní (Chibcha)

Golfo de Urabá/Darién (Chibcha)

Serranía del Perijá (Caribe)

Ritual

L2

Wayunaiki

Español

Ikan

Español

L3

L.Oficial Ancestral

Wayunaiki

Koguian

Teyuan

Damana

Español

Koguian

Damana

Terruna

Koguian

Español

Damana

Ette Taara

Español

Ette Taara

Tule

Español

Tule

Yukpa

Español

Yukpa Yiwonki


Bastones líticos de mando _Distintos tamaños

Cultura Tairona

los ríos Magdalena, Cesar y Ariguaní. Su resguardo se compone de tres asentamientos: Issa Oristunna, Ette Buteriya y Narakajmanta, ubicados en inmediaciones de Bosconía, Gaira y El Dificil. _Tule del Golfo de Urabá y el Darién. Sus hablantes son conocidos con el apelativo de cunas. Históricamente han ocupado territorios fronterizos colombo-panameños. En territorio cuna del Golfo de Urabá y el Darien se dieron los primeros procesos colonizadores en Sur América, siendo los hablantes del cueva los primeros afectados. Los cuna sin embargo, han mantenido su lengua, su organización social y sus ritos religiosos, lo cual les ha permitido la supevivencia espiritual y material.

nezolano. Sus raíces pue-den provenir de Guayana, ya que está estrechamente emparentado con el locono. Los especialistas consideran el wayunaiki la lengua más dinámica de la familia y el idioma indígena más hablado de la región; cerca de un sesenta por ciento de la comunidad es bilingüe wayunaiki-español. Unos grupos se dedican al pastoreo de ovejas y otros a la pesca marina. Mantienen una actitud férrea de defensa de su cultura frente al mestizaje, ya que muchas rancherías están ubicadas en perímetros urbanos. Caribes del Perijá

Los estudiosos de esta lengua aprecian en ellas sistemas cosmogónicos alimentados por prácticas de tradición oral con estilos discursivos muy sofisticados que son transmitidos de generación en generación. El palabrero con el don de la palabra que lo caracteriza, es el encargado de mantener la armonía del grupo.

Se habla de una ingente población que ocupaba un ámbito muy amplio de la región. Se les define como navegantes, encargados del comercio entre los pueblos de las Antillas y el Caribe continental y de difundir los adelantos tecnológicos que desarrollaban los diferentes pueblos de la región. Su ánimo independiente y el valor que mostraron para defender sus territorios ocasionó una pérdida impresionante, quedando en la región solo los yukpas.

_Wayunaiki. Sus hablantes ocupan terri-torios limitados por el mar Caribe en las coordenadas norte colombiano –noreste ve-

_Yukpa yiwonki. Habitan en los Andes nororientales que demarcan la frontera entre Colombia y Venezuela, específica-

Arawak de la península de La Guajira

{19}

mente en las riveras de los ríos Maracas y Casacará en Colombia, y Zulia en Venezuela. Los grupos de ambas naciones mantienen lazos familiares y acostumbran visitarse en temporadas especiales establecidas a lo largo del año. El yukpa yiwonki, según los especialistas presenta variaciones dialectales. Es significativo el alto índice de monolingüismo de los yukpas en su lengua materna, lo cual se explica debido a que el contacto con la sociedad nacional se propició para los años ochenta del siglo pasado.


COLECCIÓN

Copa con pedestal bicónico _Altura: 14,4 cms _Diámetro: 12 cms

Cultura Zenú

Pesas de pesca _Distintos tamaños

Cultura Zenú

Vasija subglobular con base _Altura: 23 cms _Diámetro: 6,5 cms

Cultura Tairona


Figurinas Antropomorfa _Distintos tama単os

Cultura Mocana



Vasija mamiforme _Altura: 26,5 cms _Diรกmetro: 7,5 cms

Cultura Mocana


Collares en cerámica, hueso y piedra _Distintos tamaños

Cultura Zenú


Vasija Antropomorfa _Altura: 11,5 cms _Diรกmetro: 12 cms

Cultura Tairona


Plato con borde inciso _Diรกmetro: 19 cms

Cultura Momil


Vasija subglobular con vertedera _Altura: 23,6 cms _Diรกmetro: 20 cms

Cultura Tairona


Urna funeraria _Altura: 30 cms _Diรกmetro: 20 cms

Cultura Tairona


BIBLIOGRAFÍA _ORTIZ, S. E. (1995). Lenguas y dialectos de Colombia. En: Historia Extensa de Colombia. Academia Colombiana de Historia. Vol. I: Preshistoria. Tomo 3. Ediciones Lerner, Bogotá. Colombia

ANEXOS _Bibliografía _ Cronología de los sitios arqueológicos en el bajo Magdalena _Mapa 1 {primeros movimientos migratorios hacia el caribecolombiano} _Mapa 2 {Sitios arqueológicos del caribe colombiano 4000a.c. 960 d.c.}

Cuenco malambo _Altura: 12 cms _Diámetro: 20 cms

Cultura Malambo

_TRILLOS AMAYA, M. (1988). Ayer y hoy del Caribe colombiano en sus lenguas. Observatorio del Caribe. Cartagena de Indias. Colombia


Sitio Arqueologico Los Campanos San Jacinto 1 San Jacinto 1 San Jacinto 1 Monsú Puerto Chacho Puerto Hormiga Monsú Puerto Hormiga Puerto Hormiga Puerto Chacho Puerto Hormiga Puerto Chacho Puerto Chacho San Jacinto 2 Puerto Hormiga Puerto Chacho Monsú Monsú Rotinet Monsú Monsú Canapote Canapote Rotinet Canapote Canapote Barlovento San Jacinto 2 Barlovento Monsú Monsú Barlovento Las Caracuchas Malambo Barlovento Nueva Barranquilla Monsú Nueva Barranquilla Momil Momil

Fecha Código

A.P.

Sitio Arqueologico

Investigadores

B117190

8660±60

Pitt 0155

5940±430

B 20352

5700±74

Oyuela, 1987 y 1993

Pitt 0154

5665±80

Oyuela, 1993

UCLA 2149c

5300±90

Reichel-Dolmatoff, 1985

B 26200

5220±70

Oyuela, 1995

SI 153

5040±80

Reichel-Dolmatoff, 1971

UCLA 2149a

5000±70

Reichel-Dolmatoff, 1985

SI 152

4970±170

Reichel-Dolmatoff, 1965

I 445

4875±70

Reichel-Dolmatoff, 1965

GIF 8225

4830±100

Legros, 1994

SI 151

4820±50

Oyuela, 1995

GIF 8224

4800±70

Legros, 1994

GIF 8223

4730±80

Legros, 1994

Pitt 362

4565±250

Oyuela, 1993

I 1123

4515±90

Reichel-Dolmatoff, 1965

GIF 3226

4440±80

Legros, 1994

UCLA 2565g

4270±80

Reichel-Dolmatoff, 1986

UCLA 2149b

4200±120

Reichel-Dolmatoff, 1985

B 13347

4190±70

Angulo, 1986; 1988 y 1995

UCLA 2568a

4175±360

Reichel-Dolmatoff, 1985

UCLA 2568f

4170±100

Reichel-Dolmatoff, 1985

Y 1317

3890±100

Angulo, 1995

Y 1317

3890±110

Angulo, 1995

SI 6923

3800±120

Angulo, 1988

Y 1760

3730±120

Bischoff, 1972

Y 1760

3730±100

Bischoff, 1972

Y 1318

3510±85

Reichel-Dolmatoff, 1965

Pitt 361

3505±120

Oyuela, 1993

USGS W 739

3470±120

Reichel-Dolmatoff, 1986

TK 625a

3240±60

Reichel-Dolmatoff, 1985

TK 625b

3230±90

Reichel-Dolmatoff, 1985

USGS W 743

3140±120

Reichel-Dolmatoff, 1986

GrN 17665

3590±100

Van Zweden, 1998

M 1176

3070±200

Angulo, 1981

USGS W 741

2980±120

Reichel-Dolmatoff, 1986

B 120431

2840±80

ISA – Otero, 1998

UCLA 2149d

2800±80

Reichel-Dolmatoff, 1985

B 120429

2780±70

ISA – Otero, 1998

TK 131

2150±60

Reichel-Dolmatoff, 1974

GrN 6908

2125±35

Reichel-Dolmatoff, 1974

Momil Marta Marta Malambo Los Campanos Malambo Los Jagüeyes Mina de Oro Palmira Los Mangos Sitio 6 (El Salado) Nueva Barranquilla Malambo Sitio 6 (El Salado) Sitio 5 (Calenturas) Monte Sión Sitio 5 (Calenturas) Monte Sión Maria Jacinta Mina de Oro Tasajeras Sitio 5 (Calenturas) Cangarú Cecilio Loma de López Loma de López Monte Sión Sitio 6 (El Salado) Loma de López Sitio 5 (Calenturas) Palmar de Candelaria Patón Y86 Rotinet Monte Sión Patón Y86 Maria Jacinta Curtiembre Palmar de Candelaria San Juan La Isla

ISA-Siglo XXI, 1999 Oyuela, 1993

{30}

Fecha Código

A.P.

Investigadores

GrN 7298

2120±35

Reichel-Dolmatoff, 1986

GrN 11302

2080±140

Santos,1986

GrN 11224

2010±45

Santos, 1986

M 1175

1890±200

Angulo, 1981

B117189

1750±60

ISA-Siglo XXI, 1999

IAR - H5

1385±150

Angulo, 1988

IAN 90

1615±100

Angulo, 1978

M 1475

1490±100

Angulo, 1978

M 1302-1306

1450±110

Angulo, 1978

M 1178

1385±75

Bischoff, 1968

B117183

1320±40

ISA-Siglo XXI, 1999

B 120430

1280±60

ISA – Otero, 1998

M 1174

1270±150

Angulo, 1981

B117188

1160±40

ISA-Siglo XXI, 1999

B95491

1150±70

ISA-U. de A, 1996

SI 6920

1150±50

Angulo, 1988

B95492

1090±80

ISA-U. de A, 1996

SI 6919

1090±50

Angulo, 1988

SI 5410

1050±65

Angulo, 1983

M 1477

1020±100

Angulo, 1978

M 1308-1310

1000±105

Angulo, 1978

B117185

1000±50

ISA-Siglo XXI, 1999

UCLA 819-895

985±120

Murdy, 1986

IAN 89

960±375

Angulo, 1978

M 1312

945±100

Angulo, 1978

M 1311

905±100

Angulo, 1978

SI 6917

900±80

Angulo, 1988

B117187

860±40

ISA-Siglo XXI, 1999

M 1310

825±100

Angulo, 1978

B117186

750±40

ISA-Siglo XXI, 1999

SI 5415

740±60

Angulo, 1983

B 201487

680±50

ISA-INER_SAG, 2005

B 13346

670±90

Angulo, 1986

SI 6916

670±80

Angulo, 1988

B 201487

510±60

ISA-INER_SAG, 2005

SI 5409

415±55

Angulo, 1983

B126853

410±70

ISA-U- Andes, 1999

SI 5414

280±90

Angulo, 1983

SI 5413

275±50

Angulo, 1983

SI 5412

255±50

Angulo, 1983


{31}


{32}




El Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico es un espacio dedicado a la investigación del legado cultural de la Región Caribe y a la recreación de los rasgos espirituales y materiales de los pueblos que lo habitan , su misión fundamental es la conservación y custodia del legado de los pueblos originarios, representado en las colecciones arqueológicas que en él reposan y el desarrollo de procesos de reflexión para que su público interactúe de manera creativa, generando de esta manera procesos de valoración y revitalización del patrimonio cultural de la región, en aras de reforzar el sentido de identidad, la interculturalidad y el espíritu afable propio del SER Caribe.


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