Grados, aristas EDUARDO ALONSO SAELIA APARICIO CARLOS CARTAXO CARLOS TMORI ABRIL - JUNIO 2016 COMISARIADA POR ESTHER GATÓN
Grados, aristas
EDUARDO ALONSO SAELIA APARICIO CARLOS CARTAXO CARLOS TMORI ABRIL - JUNIO 2016 COMISARIADA POR ESTHER GATÓN MICROEDICIONES HDT
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urante sus pruebas de resistencia, los pilotos de F16 se desmayaban en el aire. Los primeros modelos de estos acrobáticos utilizaban unos asientos situados en perpendicular al lomo de la avioneta de forma que, durante los loopings, la fuerza centrífuga hacía que la sangre del aviador descendiese hasta sus tobillos, dejándole sin riego en la parte superior del tórax y provocándole los mencionados síncopes. Posteriormente estos asientos se reclinaron treinta o treintaiún grados, un ángulo suficiente para situarles en una postura no paralela a estas fuerzas y así impedir su desmayo. Con otra frecuencia preocupante, los modelos De Havilland Comet -primer avión comercial a reacción, un hito en la Historia- estallaban en el aire. Tardaron años en descubrir que en las bajas presiones de las alturas, el delgado metal de fuselaje alrededor de las ventanas rectangulares y grandes del Comet comenzaba a agrietarse y finalmente causaba
una descompresión explosiva de la cabina y falla estructural catastrófica. La fatiga del material, de la que así se habla realmente, pudo ser paliada al redondear las aristas. Entonces, ya no se ven ventanas cuadradas en los aviones. Pocos grados y unas aristas son suficientes para desplomar un tremendo artefacto. No hay nada de sorprendente en esto. Tampoco hay nada de exagerado. En estas anécdotas está la conciencia de escoger un gesto [modificar un ángulo] para que todo –radicalmente- se salve. La exposición hecha para HdT tiene este empeño. O dicho de otra manera: Grados, aristas se hace recordando que enlazar cosas hechas por artistas, consiste en desplazar objetos. Las piezas de Saelia Aparicio, Carlos Cartaxo, Eduardo Alonso y Carlos TMori favorecen un entorno catastrófico en el que cualquier giro |del material, del color, del personaje o si quiera del sonido| trastoca su destino. Y lo trastoca fabricando distancia. Es decir, esperando un vacío. Alejarse consiste aquí en
insertarse en aquél espacio donde “ojalá todo se escalabre”. A continuación, como correctos prestidigitadores, presentamos los trabajos expuestos: Carlos Cartaxo es pintor. Lo es también cuando trabaja cortando y pegando unas maderas sobre otras, revelando con este sistema un ́empezar ́ en clave de constante (batalla contra el bastidor). De lo que se ha escrito sobre él sobretodo es pertinente esta referencia: “la vida de gloria de quienes crearon en el encierro, el mundo cabe en una habitación” [de la Torre, 2014]. Sin duda sus trabajos en madera necesitan permanecer infinitamente inacabados y además, exponer esa incompletud con una tonalidad totémica. Probablemente sea ese tono lo que remite a las tripas del taller. En ocasiones, al ́paraíso de la fabricación ́. En otra parte de la sala, una pieza suya decide camuflarse. Es un lienzo hecho alienígena que ya no espera recibir otra pintura que su capa de preparación. Quizás por
eso haya tomado una forma que lo hace pasar por la parte extraviada de un mueble de dudoso gusto. Es posible que, mediante esta capa de pintura preparatoria (preparatoria para nada), dicha parte espere disimular su descarado estado de inutilidad. ̈ Hay algo extremadamente tierno en la manera en que Eduardo Alonso se aproxima a la aeronáutica. Extremadamente serio. Alonso dibuja coloreando y eso significa que produce despacio. Sus máquinas voladoras aparecen como masas petrolíferas sobre el papel que, muy poco a poco, van desplegando las alas, estiran el morro, erigen los motores y finalmente se separan del plano, presentándose como una reproducción irreal de algo que tampoco quiso parecerse a lo que estaba imitando. Estos pseudo-aviones (STOL) no pueden ni volar ni servir de mucho a la investigación científica. Por lo tanto brotan para ser inmediatamente momificados en urnas de cristal. Como insectos. Efectivamente, podemos confiar en que el trabajo
consiste en la creación de aquella Colección de Sepulturas que Alonso quiere. ̈ Al contemplar sus foto-collages o su película, es loable pensar que TMori hace el macarra. Nos referimos a lo mucho que insiste en el fallo. Un abuso. De esta plasticidad podría elucubrarse que es grunge, trash o post-nineties. Aunque también hay quién diría que sus tracks padecen algún tipo de trastorno histriónico (que “están fatal”). No obstante, Una vida ordinaria sin duda contiene trama. Y sobretodo, parece que las acciones discurren en un pasado que aún persiste cerca de nosotros y a tiempo real: prevalecen los espectros. Es decir, imágenes sobre la verdad. O sobretodo, imágenes de verdad. A dicha sucesión de anécdotas el sonido les va destrozando poco a poco. Parece su termita. ̈ ¿Existe una razón distinta a las decepciones para ponerse a celebrar? Saelia Aparicio trae un guateque de insomnes sujeto en dos dibujos. Cuerpos y desperdicios
revoloteando. Sus imágenes consiguen lo que la glucosa a horas intempestivas: incapacidad para ver con nitidez, emergencia de capas que considerábamos subterráneas, desilusión y disturbios. Así, una escena grupal que se recoge con un sudario y el primer plano de un rostro enajenado, nos avisan de que su juerga sádica e indescifrable está teniendo lugar. Siempre un poco lejos de nuestro alcance. “Y esto me lleva a plantear alternativas igual de absurdas pero inesperadas” [Garrido, 2016] explicaba hace poco Aparicio sobre su sistema. La artista se estaba refiriendo al propio absurdo de lo que hemos convenido en llamar ́realidad ́. Sin embargo, cuando a día de hoy la febrilidad por inventar “alternativas” es un hecho, hasta haber convertido esta intención en una condición prácticamente ornamental, cabe reconciliarse con una historia que es casi la misma. La misma, pero aparece un poco torcida.
Grados, aristas 24/04-15/06/2016 www.gradosaristas.tumblr.com
El Huerto del Tertuliano C/ Rosario, nº 9 Fuente Olmedo 47418 Valladolid
Relación de imágenes: p.6. Carlos Cartaxo Sin título, 2016
p.21. Carlos TMori Una vida ordinaria, 1991-2016
p.7. Vista de la exposición, planta baja
p.22. Carlos TMori (detalle)
p.8-9. Eduardo Alonso Stol, 2015
p.23. Carlos TMori Sin título, 2016
p.10. Carlos Cartaxo Sin título, 2016
p.24. Carlos Cartaxo Sin título, 2016
p.11. Vista de la exposición, planta baja
p.25. Carlos TMori (detalle)
p.12. Carlos Cartaxo Sin título, 2016
p.25. Saelia Aparicio (detalle)
p.13. Vista de la exposición, entreplanta p.14. Saelia Aparicio Sin título, 2016 p.15-16. Vista de la exposición, primera planta p.17. Detalle de sala p.18. Vista de la exposición, primera planta p.19. Carlos Cartaxo (detalle) p. 20. Vista de la exposición, primera planta
p.26. Saelia Aparicio Sin título, 2016
Fotografías: Rubén Polanco Jose Ignacio Gil Carlos Cartaxo Esther Gatón Texto: Esther Gatón