Cuadernillo temático sobre el proyecto PAN Grupo Estudiantil de Trabajo con Participación de Egresados: Saberes Implícitos Bogotá, 2016
PAN Colección de cuadernillos temáticos Grupo Estudiantil de Trabajo con Participación de Egresados: Saberes Implícitos Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá Rector Ignacio Mantilla Prada Vicerrector de Sede Diego Hernandez Losada Director de Bienestar Universitario Sede Bogotá Óscar Arturo Oliveros Garay Coordinador Programa de Egresados Sede Bogotá Hugo Pardo Acosta Decano de la Facultad de Artes José David Lozano Moreno Director de Bienestar Facultad de Artes Álvaro Acero Rozo Coordinador de egresados Facultad de Artes Nayibet Silva
Comité Editorial y Autores Juliana Bernal Laura Calderón Lizeth González Margarita González Viviana Malagón Melisa Manrique Alejandro Moreno Ivan Patiño Andrés Sicard Grupo Estudiantil de Trabajo con Participación de Egresados: Saberes Implícitos implicitosaberes@gmail.com
BORONAS hace parte de la colección de 6 cuadernillos temáticos que muestran el resultado del proyecto de investigación creación “PAN” realizado en el semestre 2015 II. Este cuadernillo es la huella que ha dejado el trabajo, la exploración y la experiencia del proyecto PAN en cada uno de los integrantes del grupo estudiantil de trabajo, y que se quiere expresar y comunicar en las siguientes páginas.
Diseño gráfico Lizeth González Melisa Manrique Alejandro Moreno Impresión Digital Printco
PAN es una publicación del Grupo Estudiantil de Trabajo: Saberes Implícitos. Los textos presentados en la siguiente publicación expresan la opinión de sus respectivos autores y la Universidad Nacional de Colombia no se compromete directamente con la opinión que estos pueden suscitar.
[SABERES IMPLÍCITOS]
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Nuestros abuelos, padres, tíos y hermanos nos han hablado, nos han enseñado, pero qué tan conscientes somos de eso que hemos aprendido? de eso que hemos heredado… es parte del reto del grupo investigación; escudriñar en el tiempo y en las manos y cabezas del universo pan para entender cómo estos saberes han transgredido y sobrevivido al tiempo y al espacio y han continuado siendo materializados en forma del alimento diario. Un alimento que por tradición se le ha llamado artesanal, alimento que es hecho con las manos con manos que piensan, manos que miran y huelen.
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Saberes Implícitos
Gracias por alimentar este proyecto: En el transcurrir de este proyecto, todos nuestros resultados son la sinergia entre las palabras, los gestos, los momentos, la confianza al dejarnos ver la vida desde la panadería, desde sus casas, el taller, la mesa, y ahora nosotros queremos compartir lo construido con ustedes. Por eso queremos dar las gracias a todas las personas que con sus relatos construyeron PAN: a la Panificadora Malagón: Pedro Malagón, Gladys Cotrino, Catalina Malagón, Miguel Rodríguez, Marco Tulio Sarmiento, Margarita Ardila. A la Panadería Real Gitanita: Nelson González, Luis González y Enrique Pineda. En Santa Sofía, Boyacá a: Elvira Malagón, Gabino Gamboa, Manuel Fajardo, Marta Gamboa, Reina Piñeros, Delfina de Rodríguez. A Escena Cero por prestarnos los equipos para poder documentar este camino, a la Universidad Nacional de Colombia, al Programa de Egresados y la Dirección de Bienestar Universitario por apoyarnos, al profesor Andrés Sicard por su presencia y compañía incondicional y a cada uno de los integrantes del grupo Saberes Implícitos por construir con sus aportes y conocimientos PAN.
Boronas... es la forma de expresar c贸mo PAN ha alimentado a cada uno de los integrantes del proyecto, contando en relatos, trazos, e im谩genes un reflejo de lo vivido, y c贸mo las boronas, son los vestigios de la experiencia que vivimos, la huella de una acci贸n que queremos perpetuar por un tiempo indefinido en esta memoria.
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Andrés Sicard Boronas, mendrugos, fragmentos... ... que llamamos Pan.
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Boronas , Mendrugos, Migajas, Fragmentos, Pedacitos son todos ellos resultados de una cosa a la que llamamos PAN. Este tiempo de encuentro y convivencia al rededor del PAN amplia, reafirma, complementa el camino, el recorrido que convoca siempre que se invita a alguien a compartir el PAN. Acercarse a reconocer un oficio, explorar una técnica, indagar sobre un saber aprendido en la vida por vivencia alrededor de una experiencia nutre el alma y el sentido. La convivencia y la compartencia de saberes explícitos en una sesión de trabajo alrededor de hacer Pan, indujo a poner las manos en la masa, untarse de harina, poner en común memorias que salieron a flote ayudadas por recetas, recuerdos que poco a poco empezaron a emanar su olores a pasado y recuerdos de momentos llenos de sentido y cubiertos de dulces instantes desde los cuales afloraron saberes imprimados en el cuerpo, implicados en las historias de vida de quienes participamos del gesto, adquiridos desde la propia vida vivida. El color, el aroma, el gusto, el sonido de tanto recuerdo se puso en común permanentemente; no solamente en ese primer día donde en una casa, la de Margarita, estuvimos una tarde intentado hacer PAN. Lo vivido comenzó a tener lazos, a construir y reconfigurar familias, la de los panes, la de los parientes lejanos, las de los miembros de un grupo que se congregan alrededor del PAN. Acciones todas que inducen y conducen por sendas llenas de sorpresas y descubrimientos. Abordar una cosa llamada pan fue adquiriendo forma, tomando sentido, explicando saberes implícitos y culturales, familiares y documentales, locales y rurales, humanos y académicos.Trenzar cada voz y pensamiento ayudados, ya no por la cosa Pan, sino por el objeto PAN amplió la mirada, abrió el sentido, permitió el fluir de los saberes propios y ajenos, los locales que adquiridos con el tiempo fueron emergiendo progresivamente. Cada instante del recorrido convocados por PAN configuran cuerpo, devenires, un grupo, familias, la comunidad, el lugar, el sitio. Emergen pues por efectos del PAN un conjunto de saberes a veces técnicos, otras veces humanos, que construyen y se constituyen en nuevas maneras de hacer circular el saber y el conocimiento que porta el PAN OBJETO DE CULTURA.El abordarlo como objeto de estudio para un grupo de jóvenes
investigadores se constituye en la manera en que la fuerza de los SABERES-PAN contenidos en la Palabra misma ponen de presente que la CULTURA-PAN mantiene viva y dinámica sus maneras de circular entre el tiempo y los espacios. Se evidencian y reconocen entidades, como el panadero, el pansumidor, se habitan lugares como la panadería y la panificadora, se hacen presentes los aprendizajes y las enseñanzas, se hacen circular los saberes incorporados en las practicas, siempre prestas a pasar a quien las desee recibir y convertirse en medio de permanecía y repositorio vivo de una sabiduría y un sentido que trasmuta y transita libre. Participar del rito de la convivencia convocada por PAN enseña, nutre, alimenta y constituye una experiencia llena de historias y latires que discursos y verdades absolutas. Las definiciones se quedan cortas antes la profusión de sentidos vividos de una generación a otra. Con PAN se aprende que las cosas simplemente son una manifestación del saber, una huella en el presente que logra expresar la cultura que trasmitida por espacios de tiempo logra su materialidad no solo de materia, harina, agua, sal y especias, sino que se encarna y vive entre las personas y se instala en los lugares más diversos para ser pasada a otra generación. Los saberes implicados y explicados se constituyen pues en gestos de afecto, hacen grupo, crean sentimientos que logran volverse cuerpo y son una unidad. “No solo de pan vive el hombre” sino de toda palabra y gesto que sale y vuelve a ser parte de un todo que adquiere sentido para quienes han participado de esta celebración cargada de alegría. Se confirma la conmemoración, la remembranza, la alianza de ser testigos de como el pan se vuelva cuerpo y vive entre quienes lo disfrutamos en todas sus manifestaciones. Este encuentro con el PAN deja algunas expresiones y manifestaciones documentadas y expuestas para quienes estén interesados y se dejen convocar por él. Un conjunto de piezas gráficas, una exhibición que transita como lugar para evocarlo como objeto de cultura. Entender que PAN no solo es Comida, permite llegar a creer en el conocimiento contenido en él al ser Alimento que se proyecta, instala y vive en el universo de creencias y saberes que se mantiene vivos y se heredan y disfrutan cada día.
Es por ello que el pan esta listo para ser consumido, circulado, difundido, va más allá de ser subsistencia y se constituye en un saber implícito que esta destinado a repartirse y compartirse, se vuelve palabra, gesto y afecto, induce a la reunión y al abrazo. Propicia espacios de diálogo para compartir. Con Pan se reconoce la importancia del tiempo de leudar, fermentación para que el Pan crezca se llene de vacío, adquiera su gusto luego de pasar por las manos de quien le ha acariciado y amasado con cuidado par pasar al horno donde el fuego de los sentimientos le da le calor suficiente para que podamos todos disfrutar de tan cotidiano placer para los sentidos.
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Melisa Manrique Quise participar en Pan por la oportunidad de entender cĂłmo compartimos y entablamos relaciones alrededor del alimento. Por ponerme en los zapatos del panadero y del hijo de panadero. Por lo cotidiano del pan, por ser un objeto tan universal, tan de todos.
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La abuela fue durante la mayor parte de su vida la administradora de una casa donde todos, quienes fueran, eran siempre bienvenidos. Donde come uno comen dos y donde comen ocho comen diez. Cada que alguien entraba por la puerta ella se aseguraba de hacerle saber que en la cocina había pan, era casi como un saludo. Hace algunos años la abuela empezó a perder lucidez y la tarea de la administración de la casa pasó a la hija. Fue evidente que para ella, la abuela, no fue fácil pero se ajustó. Con el tiempo la angustia por saber si se había hecho el mercado, si el nieto había desayunado antes de salir o si el abuelo había ido a la cita médica, se desvaneció. Fue de gran ayuda que su memoria la traicionara, que el tiempo se volviera confuso, que ya no estuviera segura de la fecha o de la hora, que empezara a olvidar rostros, nombres y lugares. Sin embargo, cada tarde se acercaba a quien fuera que la quisiera escuchar y como si se tratara de una cuestión de vida o muerte, expresaba su última preocupación, la prueba de que sus afectos seguían intactos: -Mijito, imagínese que no hay pan.-
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Laura Calderón Lo que me motivó a participar en este proyecto fue saber quiénes estaban detrás del antojo que produce el olor a pan recién hecho.
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Iván Patiño ¡Quiero recibir el significado que otorga a los hombres Sin memoria el amo de las cavernas del sueño! ¡Quiero ser el jubiloso tambor que convierte en ritmo los impensables golpes de la vida! Para que yo y el creador estemos igualmente envueltos en el acto de llegar a ser Procesos que nos trasciende a ambos por que aporta a la realidad presente la luminosa consciencia que se esconde en el futuro.
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A. Jodorowsky
Hace unas dos o tres noches, me vi en medio de una de las panaderías que visitamos en este proyecto. Estaba frente a algunas vitrinas, manipulando con mis dos manos, la fotografía de un pan impresa en una lámina de cartón, haciendo una especie de escaneo por todo mi cuerpo; desde los pies hasta la cabeza, en todos las ángulos y direcciones posibles, como queriendo obtener una imagen de mi interior y capturarla en esa lamina. De pronto advertí la mirada extrañada de alguien que estaba junto a mí, y antes de darle tiempo para que me preguntara algo, sin disminuir la atención en mi actividad, le dije: “es para incorporar la energía de los panes”.
una forma de narrar la vida y de compartirla con los otros. El pan, el oficio de panadero, el servicio social y la responsabilidad con la herencia, es la superficie y lo apenas explícitamente reconocible de una memoria que se manifiesta, no obstante sin que podamos dar totalmente cuenta de ella. Sería entonces posible rastrear en la Real Gitanita o en la Panificadora Malagón no solo los paisajes cundiboyacenses o imágenes de casas viejas de un pueblo. Ambas comparten tal vez los aromas con una panadería en Gibraltar o las texturas de un pan en Katmandú. A fin de cuentas la humanidad es una sola.
Ocurría realmente lo contrario, quería más bien que la imagen de ese pan quedara grabada en mis huesos. Su mirada por su puesto se extrañó más y en seguida soltó una carcajada. Lo que vino después (o había estado antes), las otras partes de este sueño, están traslapadas con otros escenarios y las imágenes son difusas.
El pan es universal, nos lo dijo don Pedro. Una forma universal de narrar la propia singularidad. En mi sueño tal vez buscaba incorporar esa memoria colectiva, era a lo mejor una forma de hacer mío el pensamiento de otro, solamente a partir de sus imágenes, despojado de cualquier palabra o cualquier gramática. Qué me queda. Una mesa llena de pedazos, que se desprendieron cuando recortaba ese objeto que llamamos Universo Pan. Boronas esparcidas que podrían usarse en otra preparación y que representan el deseo de escudriñar historias familiares, relacionar ramas de árboles genealógicos, elucidar mitologías, comprender gestos y adivinar miradas. Pan significa algo más, y el oficio de panadero el motor que sostiene en funcionamiento todo aquello que hay detrás. Me queda también seguir construyendo el universo pan, interpretarlo, reescribirlo, similar a lo que ocurre cuando se narra un sueño. Implica una elaboración con base en imágenes la mayoría de veces nubladas y superpuestas, propio de las condiciones, sensibilidades y razonamientos de quien se enfrenta a una investigación o quien decide crear algo.
Se dice que en los sueños está implícita una lógica y que sus imágenes están cargadas de sentido. Por supuesto, despues de recordar las panaderías; la gente, los olores, los colores, los sonidos, este sueño lo relacioné directamente con una baraja que tarot que desde hace algunos días he estado explorando y tratando de leer. Del tarot no se conoce su origen en realidad, se cree que sus inicios están en los jeroglíficos del libro de Toth rescatado hace más de mil años de los templos egipcios. Sin embargo también se le conoce como el libro de todos los límites, arte humano que conduce al arte sagrado, y al desarrollo de una conciencia universal colectiva. En el tarot entonces se encuentran los misterios de la humanidad, y cada carta, o mejor, arcano que compone la baraja (Arcana en latín: Misterio o secreto) contiene un mensaje que dice algo de una condición actual y presente. En una frase (serie de varias cartas en una lectura) se revela la arquitectura del alma y se presentan al ser humano como arquetipos o imágenes fundamentales. Esto es, el vestigio de un Inconsciente colectivo, imágenes que están implícitas en la constitución subjetiva de cualquier persona en cualquier rincón del mundo. Tal vez en mi experiencia onírica intentaba aprehender esa fuerza que el arquetipo representa y que a su vez contiene la memoria de un otro. Justamente por ser colectivo. Mientras avanzábamos en este proyecto y cuando cada uno de nosotros daba forma a las materias que se nos presentaban, comienza a dar vueltas en mi cabeza la idea de que el PAN es más bien
En el tarot hay un arcano que parece un artesano. El Mago, la carta marcada con el número I; asociado al hacer, al trabajo, a la factura, a la técnica. Tiene en su mesa una serie de elementos que puede manipular a su antojo y una bolsa que podríamos imaginar inagotable. Está relacionado con el razonamiento rápido y la intuición, el talento y la astucia para el hacer.
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Alejandro Moreno Lo que me motivó a participar del proyecto fue la posibilidad de realizar una exploración fotográfica del oficio de la panadería y toda la riqueza visual que esta implica.
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En donde quiera que estoy
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Viviana Malagón Todavía no sé si el proyecto pan llegó a mí o yo lo busqué a él. Tengo la impresión de haberlo estado persiguiendo. Desde su comienzo ha sido un proceso intenso lleno de preguntas, recuerdos, retos académicos y familiares.
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De las boronas y mi familia Es curioso que uno de mis primeros recuerdos de infancia tenga que ver con el nombre de ésta cartilla; boronas. Todavía recuerdo cuando mis papás me dejaban entrar en los que para mí eran unos anchos y largos corredores rodeados de vitrinas llenas de pan, migajas y boronas. Hoy traigo a mi memoria el objeto, que ingenuamente pensé en esa época era una “escoba encogida para barrer” las boronas entre los rieles de las puertas de las vitrinas. Recuerdo concentrarme mucho en hacer bien ése pequeño trabajo, en empeñarme por desplazar sistemáticamente a un mismo punto lo que poco a poco se convertía en una abundante aglomeración de boronas. Crecer de éste lado de las vitrinas, (hacia adentro), nacer en el segundo piso de una panadería, crecer jugando con mis hermanas a “tener un negocio” y a “hacer la caja”, bajar por el pan al primer piso, bajar por el kumis en botella grande que me encantaba tomar en la cama de mis papás. Caminar descalza y sentir siempre el piso tibio gracias al calor constante que el horno nos regalaba desde la primera planta. Crecí así y no fui consciente de ello hasta mucho tiempo después. Un día como hoy a mis 26 años, trabajando desde la academia en lo que para mí ha sido siempre natural, es que medito y me reconozco a mí misma como hija de un panadero y con ello todo lo que eso implica; heredar la costumbre de despertar a las 5 de la mañana, tomarme un tinto hecho por mi mamá e ir a trabajar. Es natural. Es el ciclo normal. Tener siempre a disposición grandes cantidades de comida y la libertad de elección ha sido normal en mi vida. Hoy sé que es una abundancia privilegio del oficio y origen de mis papás. Desde hace unos años, pero quizá desde hace unos meses de manera más lúcida, empezaron algunas preguntas a habitar mis monólogos mentales y a permear mis conversaciones con los demás; ¿Qué sé de la panadería? ¿Qué debería hacer? ¿Reconozco el valor de la panadería? ¿Sus posibilidades? ¿Qué he aprendido de mis papás? ¿Qué sé hacer? ¿Estudié diseño y ahora qué? ¿Qué hago con eso? ¿Qué pasa si no veo el diseño como casi el resto de mis colegas egresados? Mis papás quieren irse a vivir al campo…. ¿Y la panadería? ¿Qué vamos a hacer mis hermanas y yo? ¿Cómo lo hacemos? Y bueno tantas más preguntas que animaron almuerzos, comidas, conversaciones incómodas, ilusionadas, enfadadas y nostálgicas con familiares y amigos.
Un día, casi revelador, en medio de una sesión del grupo de investigación, la conversación académica enfocada en los procesos de transmisión y herencia desembocaron en lo que para mí fue una corta y rápida terapia psicológica personal donde entendí que un nuevo capítulo se podía inaugurar. Echarle una mirada al oficio panadero con el grupo de investigación. Vislumbré un horizonte si bien no muy claro y nítido, pero sí lo bastante largo y profundo como para meterme de cabeza al proyecto y de cuerpo entero sin miedo. Descubrí con gran satisfacción que sólo tocar el tema del pan, inspiraba a mis compañeros a trabajar, leer a Debray o a Sennet me terminó de convencer. Entre más cabezas, narices y ojos participaran en éste proyecto, sentía que iba a ser mejor. Y el viaje empezó. Invitar a las cámaras de video y fotografía al que ha sido también mi hogar, a la panadería, a “La Malagón” no era habitual, implicó abrir muchas puertas, abrirse, escuchar a mi papá hablar de su vida frente a otros, escucharlo contar su historia, escucharlo convertir una receta de un pan en una enseñanza de vida, en una moraleja, verlo hacer pan a sus casi 70 años de manera fluida, y tener el privilegio de registrar al menos una gota de su sabiduría. Aunque nunca abandoné el horizonte académico, debo admitir que las entrevistas se volvieron conversaciones de familia, de vida, y no luché contra eso, ni lo quise negar como quien defiende a toda costa la rigurosa investigación científica como si fuera la única reconocida. Casi que Proyecto Pan se convirtió en el pretexto perfecto para explorar lo inexplorado de mi cotidianidad, todo aquello que quizá veo todos los días pero sólo hasta ahora observo con detenimiento y eso es quizá mi mayor recompensa. Un proyecto para entender el pasado de mi familia, de familias paisanas, de coincidencias, de historias, del campo, un proyecto para entender mejor mi lugar en todo este gran sistema. Ésas son hoy en día mis boronas. Boronas que he recogido de las historias de mis papás, pequeñas enseñanzas que busco capturar mientras construyo las mías propias, ésas pequeñas partículas de algo que un día pueda ser más grande. Porque eso es lo que aspiro, eso es lo que se viene. Una nueva generación que no olvida, y que mejor aún, mantiene la memoria viva de su origen para recrear a partir de ella.
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Juliana Bernal Entré a PAN con un mínimo conocimiento de lo que era el pan, de lo que había detrás de él, y terminé siendo una PAN-sumidora convencida al saber todo lo que significa este alimento cautivador.
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PAN significó entrar en un universo desconocido para mí, donde entré a ser una pansumidora como cualquier persona que se limita comer el pan, sin la necesidad de conocer lo que había por detrás de este alimento cotidiano del colombiano común. El PAN significó cultura, la construcción histórica y social de un pueblo tradicional de panaderos (Santa Sofía), el conocer el trabajo artesanal de la hechura del pan, la diversidad, la cotidianidad, el compartir, el repartir, el dar. Detrás del pan hay muchas cosas que valen la pena resaltar, ya que hace parte del día a día. Pero por otro lado, entendí por qué cada cosa que hicimos durante estos meses me hacía sentir el pan sin tenerlo al frente. Descubrí que de pequeña siempre me gustó el olor al pan al tener una panadería cerca a mi casa, ese olor característico de pan recién horneado al que casi nadie se puede resistir, un olor que me traía tranquilidad y paz al sentir abundancia. Al entenderlo desde la teoría, lo implícito, lo tradicional, me hizo saber y conocer todos los sentimientos que me despertaba ese aroma único.
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(…) Y el pan. Es una auténtica maravilla, es el sabor y el olor de la infancia
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Julia Navarro
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Margarita González Me interesó el proyecto desde el punto de vista cultural, llevándonos a entender cómo algo tan simple como el pan es tan importante en nuestra cotidianidad. Además me interesó conocer mejor el mundo de los oficios y ver cómo llega una persona a la experticia sin tener que ir a una escuela.
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Lizeth González El pan hace parte de mi vida, y en su constante presencia se ha invisibilizado un poco. Este proyecto me dió la oportunidad de aproximarme al oficio de mis papás, reconociendo su valor; algo que muchas veces no ví ni aprecié y que ahora me permite descubrir y reconectarme de otra forma con la panadería.
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PAN como experiencia me ha ayudado a expandir el panorama de la panadería. Surgió como una inquietud sobre el oficio, pero en la trayetoria fueron emergiendo experiencias de mi vida que revelan el valor de la panadería que han construido mis papás; es una búsqueda constante en las conversaciones que se han generado con mi padre, con el panadero; son las coincidencias y las diferencias que encontramos con Viviana entre una panadería y otra; es el asombro al escuchar al profesor Sicard hablar sobre el pan, son las expresiones de satisfacción de mis compañeros por el sabor, el olor y el proceso de este alimento; es volver a Santa Sofía; mirarlo con otros ojos, cuestionarme todavía porqué hay tanto panadero de allá, es una perspectiva nueva y casi romántica de lo que me ha acompañado toda mi vida y que muchas veces no miré. PAN ahora son las ganas de diseñadora por incidir en el negocio, por leer, aprender, por hacer pan.
La colecciรณn de cuadernillos temรกticos PAN se realizรณ usando las fuentes Corbel regular y bold, Helvetica Bold y Roboto Light. Se imprimiรณ en febrero de 2016 por Digital Printco Carrera 69i No. 70 - 43. Bogotรก - Colombia