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Pastoral de la Amazonía

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Paraíso Salesiano

Paraíso Salesiano

¡Don Bosco está en Pando!

Un gesto de amor y un acto de fe

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En un sueño Juanito Bosco recibió la revelación de su misión en medio de los jóvenes. Y un poco toda su vida ha sido marcada por una serie de sueños.

También el Papa Francisco ha querido enmarcar el programa pastoral sobre la Amazonía en una serie de “sueños”, invitando a todas las Iglesias de América Latina a participar de esta aventura.

Nuestra Inspectoría ha adherido a esta invitación, que se ha hecho insistente a través de Mons. Eugenio Coter, Obispo del Vicariato Apostólico de Pando.

Así que en el año 2.020 el Inspector, el P. Javier Ortiz, acompañó al P. Pedro Nishizawa a Cobija, encargándolo de ver dónde y cómo empezar una obra salesiana en Pando.

Algo sobre Pando

Sabemos que Pando es el más pequeño de los departamentos de nuestro país y es bastante alejado y marginado. Nosotros, deseando conocerlo, empezaremos acercándonos a su capital, Cobija.

Cobija, la perla del Acre, es una ciudad ligada a Brasil, la une “el puente de la amistad”.

Lo primero que nos impresiona es su extraordinario crecimiento. En efecto hace 45 años - censo del 1976 - tenía sólo 4.800 habitantes. En el censo del 1991 ya llegó a 10.000. 10 años después pasó los 22.000 y en el último censo (2.011) registró 47.000 habitantes. Con las proyecciones se estima que actualmente haya alcanzado los 70.000 habitantes.

Esta cifra, la más baja de todas las capitales departamentales, representa sin embargo la mitad de la población de todo el departamento de Pando. Esto significa que afuera de Cobija, hay un Pando despoblado, pobre, con caminos de tierra, con comunidades aisladas y pequeñas, con un poco de ganadería, con bosques y bosques de castaña…

Otro dato que nos ubica en Pando es el número y la distribución de los estudiantes de inicial, primaria y secundaria. Son 35.000, de los cuales la mitad está en la capital.

La Iglesia en Pando

Con este marco procuraremos ahora comprender también la situación de la Iglesia. El Vicariato del Pando dispone para todo este Departamento sólo de cinco sacerdotes y tres comunidades religiosas, dos de las cuales se dedican a la enseñanza.

En cambio, es viva la participación de los laicos, que son responsables de las capillas y animan las celebraciones litúrgicas, asumen la formación de la catequesis y se preocupan de la los pobres.

Nos interesa la situación de los chicos y de los jóvenes.

Para conocer la situación de los chicos y de los jóvenes hemos hablado con los sacerdotes, las religiosas, con algunos profesores, autoridades, padres de familia, profesionales, responsables de la juventud y con los mismos jóvenes.

Hay chicos abandonados, huérfanos, chicos con capacidades especiales, jóvenes que han caído en la droga, en el alcoholismo, madres solteras a muy temprana edad, trabajadores… un poco como en todas partes, con la diferencia que aquí se nota más en los jóvenes la falta de iniciativa, de motivación, de creatividad. La naturaleza les pone todo a la mano y la cosecha de la castaña les da periódicamente el dinero necesario para vivir. Así que no tienen preocupaciones y no piensan en el futuro

Quizás, el nivel de pobreza hace que se acentúe la tasa de abandono o descuido de los chicos y adolescentes, ya que las madres solteras están todo el día trabajando.

A todo esto, hay que añadir la falta de atención por esta faja de población juvenil. De hecho, raras veces se ven canchas bien animadas y no se conocen entidades que se ocupen de los chicos y de los jóvenes, afuera de las escuelas y colegios.

Y lo más preocupante es el hecho que para toda Cobija, 70.000 habitantes, hay un solo sacerdote, sin religiosos, ni religiosas. Por lo tanto, la Iglesia en esta ciudad no muestra el rostro misericordioso del amor de Dios, con obras por los chicos abandonados, huérfanos, enfermos, discapacitados o por el cuidado de los niños, la acogida de los drogadictos y alcohólicos.

Claro que no falta el centro para la rehabilitación de drogadictos, ni la escuela para personas con cualidades especiales, ni el internado para los abandonados y para los huérfanos, pero faltan las personas que den su vida por ellos. Sin la presencia de la vida consagrada, falta en la Iglesia de Pando el testimonio del amor de Dios.

¿Cómo es posible hoy, con la disminución del personal, abrir una nueva obra?

Efectivamente los números no dan para abrir una obra nueva. Posiblemente tampoco disponemos de mucho dinero para esto. Pero el criterio que nos guía es otro. Queremos fijamos en la invitación del Papa y en la Providencia.

Además, Don Bosco no calculaba cuántos salesianos se requerían para abrir una obra, sino que se preocupaba de responder a las necesidades de los chicos o de los jóvenes a socorrer. No calculaba cuánto dinero era necesario para construir un templo, sino que contaba con la Providencia y actuaba, involucrando a los Cooperadores y a los bienhechores.

Con esperanza

Aprovechemos la invitación del Papa para colaborar en la pastoral de la Amazonia.

Involucremos a los jóvenes de nuestras casas para que participen en la aventura de la solidaridad y de la fraternidad con los más alejados.

Demos oportunidades a los laicos de ofrecer su aporte a las misiones con su servicio voluntario, con su colaboración económica o profesional y con sus oraciones.

Renovemos nuestra devoción a María Auxiliadora, imitando su fe y confiando que Ella estará en todos nuestros patios, enseñándonos a ser portadores del amor de Dios a los jóvenes.

Mons. Tito Solari, SDB.

PandO-BOlivia

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