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Patios Digitales
El Oratorio: de la virtualidad, a la semi presencialidad y la deseada presencialidad
Durante la contingencia que enfrenta el mundo actualmente debido a la COVID-19, muchos centros de nuestra Bolivia querida han sido afectados; no solo nuestras escuelas, iglesias, centro de educación alternativa y obras salesianas; sino también todos y cada uno de nuestros hogares, nuestras familias y por qué no también, nuestra segunda familia, el oratorio.
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Muchos centros nos encontrábamos iniciando nuestras labores en los oratorios a comienzos del Año 2020, ya se tenían planificadas diversas actividades con nuestros niños y jóvenes; actividades que no pudieron ver la luz en la mayoría de los casos. Recordamos con nostalgia aquel día de marzo en el que tuvimos nuestra última actividad presencial en el Oratorio Don Bosco Central – Santa Cruz, justo fue sábado de “acuatorio”, nos divertimos todos ese día. Pero no teníamos pensado que sería el último de ese año, un 12 de marzo de 2020 se declararía inicio de la cuarentena por la detección del Virus dentro de territorio boliviano; todos creíamos que sería algo momentáneo, mas no fue así.
Todos las obras y oratorios cerraron actividades por el confinamiento obligatorio, pensando inicialmente en nuestras propias familias, la seguridad de los niños y jóvenes y pidiendo en nuestras oraciones que la situación mejoraría.
Ya viendo la luz de junio de 2020, no habían noticias acerca de si la situación iba o no a mejorar; por tal motivo algunos centros decidimos adaptarnos a la nueva modalidad (la virtualidad), a pesar de ser jóvenes que estamos con la última tendencia en la tecnología, habían ciertos aspectos que no comprendíamos al momento de usar las plataformas virtuales, por tal motivo y partiendo del deseo de continuar con nuestras actividades oratorianas, decidimos capacitarnos para las plataformas virtuales: Zoom, Google Meet, entre otras.
Con actividades virtuales, pero dejando un gran vacío en los corazones de nuestros animadores, porque nos encontramos tan acostumbrados a lo presencial, con las dinámicas, bans, talleres, animacantos, asistencia salesiana y juegos, que intentar replicar lo mismo nos resultaría difícil. Fue un inicio complicado, las conexiones a internet no eran las mejores, no todos los niños contaban con la disponibilidad de tener un aparato electrónico encendido todos los sábados de 15:00 a 17:00, así que tuvieron que ser tiempos reducidos porque tanto niños como animadores nos cansábamos de estar sentados frente a una pequeña pantalla.
Los juegos de masa a los que nos encontrábamos acostumbrados fueron reduciéndose a juegos como ahorcados, ruletas, preguntados, Kahoot, rompecabezas, entre otros con no más de 15 niños por grupos. Momentos en los que como animadores nos preguntábamos constantemente: ¿Estamos haciendo lo correcto? ¿Me estarán atendiendo? ¿Se estarán aburriendo? ¿Estará todo bien en casa?
Pasado un año, vimos que la situación mejoraba y empeoraba al mismo tiempo, siendo más proactivos por redes sociales, intentando llegar a

más usuarios a los que les saquemos una sonrisa y así se pregunten que es eso llamado “oratorio”. Es así como con la ayuda de nuestros acompañantes espirituales decidimos “lanzarnos al éxito” en TikTok (Red Social que se volvió muy famosa en estos tiempos), Instagram, Facebook, Youtube, entre otras. Con la asistencia de uno o no más de siete animadores al oratorio en el que puedan grabarse los TikToks, videos para Facebook, Remakes de Animacantos, entre muchos otros videos; con el propósito de poder mejorar nuestros ánimos y poder así llegar a más niños y jóvenes.
En la época navideña y con la ayuda de nuestro párroco decidimos lanzar el Oratorio Navideño de manera presencial, en el que solamente había cupo para 15 niños por cada grupo (eran 4 grupos), un número reducido de niños debido al distanciamiento social que debíamos de tener. La actividad fue un éxito, tanto así que había muchos padres y niños interesados que querer inscribir a sus niños, pero no pudieron efectivizarlo por el distanciamiento que debía de haber.
Este año y con un poco más de holgura, se planificaron actividades a seguir dentro del Oratorio y como llegaron nuevos jóvenes dispuestos a ayudar en los grupos como animadores, también volvieron algunos animadores antiguos a colaborar con las actividades que realizábamos, llamados e interesados por todo lo que se presentaba a través de las redes sociales.
El primer semestre del año algunos grupos decidieron optar por la semi presencialidad, en el que algunos sábados asistían al Oratorio de manera presencial y otros de manera virtual. Retomando así la alegría en la casa salesiana que por un año se encontraba en silencio rotundo y apagada por la ausencia de jóvenes y niños del oratorio. Es así como una pequeña luz se veía al final de un camino oscuro, una luz que nos daba las esperanzas de seguir adelante “nos movía la esperanza de un futuro mejor” y poco a poco, junto con el apoyo de los sacerdotes y acompañantes espirituales más grupos fueron optando por la semi presencialidad, volviendo a llenar de vida la Obra.
A pesar de que la COVID-19 seguía y sigue presente, las medidas de bioseguridad eran ley número uno en el oratorio, tanto así que los padres de familia, un poco temerosos al inicio, nos brindaron su confianza y su ayuda al ver que se cumplían con las medidas de bioseguridad.
Actualmente, todos los centros y obras salesianas aún tenemos el miedo de que la situación empeore, pero tenemos la esperanza de que con ayuda de Dios y la intercesión de María vendrán días mejores. Volver a la presencialidad es todo un reto, más aún cuando sabemos que no podemos realizar las actividades en masa que anteriormente realizábamos, porque siempre debemos de tener en mente que la distancia social, la desinfección de manos y alimentos es lo que debe primar, ante todo.
Aun cuando la pandemia termine y se vuelva a una nueva “normalidad”, siempre quedará una espinita en nuestros corazones por aquellas personas que perdieron la batalla, por aquellos familiares, amigos y seres queridos que ahora están descansando en el regazo de nuestro Dios; es un paso que no tiene vuelta atrás, es algo con lo que tenemos que seguir adelante y seguir planificando, mejorando e innovando actividades tanto formativas como de patio que debemos hacer llegar a los usuarios (nuestros oratorianos) con calidad y creatividad cada día.

FaBio aLanis suB-coordinador oratorio don Bosco centraL de santa cruz
