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Inicio del proceso de Beatificación del misionero salesiano entre los Ashuar, Siervo de Dios Luis Bolla

Luigi (Luis) Bolla es de origen italiano, pero con corazón en la Amazonía. Nació el 11 de agosto de 1932 en el seno de una familia muy cristiana. Su ingreso al oratorio salesiano aconteció cuando tenía 12 años. Desde aquel momento su deseo de ser sacerdote ya se había hecho latente.

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No obstante, su misión estaría arraigada lejos de Italia. Según recuerdan reseñas, al poco tiempo de aquel ingreso sintió una voz que le decía: “Serás misionero en la selva entre indíge-

nas y les anunciarás mi palabra. Recorrerás muchísimo a pie”.

Aquello se hizo realidad. Luego de su primera profesión como salesiano en 1949, allá por 1953 con 21 años, partió como misionero a Ecuador. En octubre de 1959 fue ordenado sacerdote y de manera inmediata aprendió español y la lengua indígena “shuar”.

Proclamar el evangelio a los Achuar

Los Achuar, pueblo originario perteneciente a la familia jivaroana, ubicados en las fronteras entre Ecuador y Perú, fueron casi desde un comienzo el anhelo y dedicación de vida del padre Bolla. Por ellos quería entregar su vida. Fue así que viendo que la mayoría se encontraba en Perú viajó a ese país en 1984 para integrarse a la Inspectoría Salesiana Santa Rosa de Lima. Ahí, a través del Vicariato Apostólico de Yurimaguas, proclamó el evangelio y se hizo uno con sus hijos. No en vano a través de diversas imágenes, sin perder su identidad sacerdotal, se lo ve portando atuendos típicos y viviendo como ellos.

Bolla también trabajó intensamente por los Achuar, a quienes acompañaba fomentando la educación, la salud y el desarrollo humano. Por ello lo llamaron “Yànkuam”, que significa “Estrella que ilumina el camino”. Murió el 6 de febrero de 2013 en Lima.

Inició el proceso de beatificación

Tras haber recibido “la petición para iniciar el proceso de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios Luigi Bolla, Sacerdote profeso de la Sociedad de San Francisco de Sales (Salesianos)”,

el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Monseñor Carlos Castillo, ha emitido un Edicto, con fecha 12 de agosto de 2021, en el que invita “a los fieles que entreguen al Arzobispado de Lima los escritos del Siervo de Dios que eventualmente tuvieran consigo y manifiesten a la misma Autoridad Eclesiástica lo que pudiesen considerar en contra de las virtudes y de la santidad del Siervo de Dios”.

En este sentido, el Arzobispado de Lima invita a todos los fieles a proporcionar información y documentos útiles (cartas, escritos, etc.) referentes a la causa, para presentarlos al Tribunal Diocesano de Lima. El Edicto, se informará durante dos meses en la Catedral de Lima y se comunicará al Vicariato Apostólico de Yurimaguas (Perú), al Vicariato Apostólico de Méndez (Ecuador), y a la Diócesis de Vicenza (Italia).

“Si él no es santo, nadie es santo”

Es por esto que en estas horas vale la pena volver a recordar lo que había dicho hace en

2018 el sacerdote salesiano Ferdinando Colombo, presentado en ese entonces como director de la Asociación Salesiana “Obra del Sacro Cuore” y durante muchos años presidente de la ONG «Volontariato Internazionale per lo Sviluppo» (VIS). En una entrevista concedida a la Agenzia Info Salesiana (ANF) habló sobre Bolla e hizo referencia a los aspectos que más le habían impresionado de su figura.

“Era un salesiano que estaba impulsado por una clara motivación misionera, iluminada por el Concilio Vaticano II. Se mostró atrevidamente compartiendo la vida, muy dura por cierto para un occidental, en un pueblo amazónico. Días de trabajo en los campos de los Achuar, de los cuales se consideraba un huésped; largas caminatas por el bosque para visitar a unas cuantas personas; largas horas en reuniones de pequeñas comunidades para resolver problemas que fácilmente podríamos descartar como irrelevantes… Pero esta fue su manera de vivir su consagración a un pueblo, y esto permitió abrir un nuevo camino de evangelización”, contó.

Por último, ante la pregunta que surgía en ese momento si ‘Yánkuam’ era una estrella que

podía brillar en el cielo de la Santidad Salesiana, Colombo respondió:

“Como dice el P. Domingo Bottasso, uno de los salesianos que vivió con Yánkuam’: ‘Si él no es santo, nadie es santo’».

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