“NI ORO NI PLATA” chos de los Apóstoles y refleja muy bien el propósito que lo guió hasta el final de sus días. A poco tiempo, el Cardenal Julio sufrió un infarto tremendo que le daño severamente el corazón. Yo era obispo auxiliar y fui a verlo a la clínica. Me miró a los ojos y con una voz muy débil me dijo que si el Señor quiere, aquí estoy para darle mi vida.
Parece mentira que nuestro querido Cardenal Julio ya no está con nosotros. Lo recordamos todos los días. Hemos vivido estos dos meses que han transcurrido desde su partida con nostalgia y mucho más ahora que recordamos los 80 años de su natalicio, motivo muy especial para hacerle un homenaje y repasar su pensamiento, mostrar su largo caminar como Servidor de Todos y su testimonio como hombre de fe.
Dios quiso que nuestro querido Cardenal viviera muchos años más y que se convierta en un regalo para Santa Cruz y para Bolivia, un don de servicio y de entrega, pues él dio su vida por esta Iglesia, por su pueblo y luchó incansablemente para hacer presente el Reino de Dios en esta tierra. El ha sido una bendición para nuestro país, ha sido el primer cardenal boliviano y yo creo que nuestro Señor está contento de ha- berlo acogido al lado de los justos, como debemos estar nos- otros, felices de seguir este camino.
Mons. Tito Solari C. Arzobispo emérito de Cochabamba
Hoy recuerdo como su fuera ayer cuando celebró su primera misa en Santa Cruz, después de haber sido nombrado como Arzobispo de la Arquidiócesis. Fue en 1991 y frente a una multitud que se había congregado en la plaza principal dijo “Yo no tengo ni oro ni plata, vengo a ofrecer esta vida y quiero donarla a la Iglesia de Santa Cruz” Fue una bella frase tomada de los He-
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