El
Boletín Boletín N°6 - Mayo de 2015
GMR023 V:00.12.14
imagen de San juan bosco en
la capilla de la casa provincial
REFLEXIÓN
A propósito del día del Padre
Un nudo en la sábana
En la reunión de padres de familia de una escuela, la directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos. Ella entendía que aunque la mayoría de los padres de la comunidad eran trabajadores, debían encontrar un poco de tiempo para dedicar y pasar con los niños. Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana. Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo y cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya estaba acostado. Explicó además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia. Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba reemplazar esa falta dándole un beso todas las noches cuando llegaba a su casa y para que su hijo supiera que él le había ido a ver mientras dormía, hacía un nudo en la punta de la sábana. Cuando mi hijo despierta y ve el nudo, sabe que su papá ha estado allí y lo ha besado. El nudo es el medio de comunicación entre nosotros. La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando comprobó que el hijo de aquel hombre era uno de los mejores alumnos de la escuela. Este hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse con otros.
Aquél padre encontró su forma, una forma simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía a través del nudo, todo el afecto de su papá. Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que olvidamos lo principal que es la comunicación a través del sentimiento. Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban para aquél hijo, muchísimo más que un montón de regalos o disculpas vacías. Es válido que nos preocupemos por las personas, pero lo más importante es que ellas sepan y puedan sentir nuestra preocupación y cariño por ellas. Para que exista la comunicación, es necesario que las personas “escuchen” el lenguaje de nuestro corazón, ya que los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras. Es por ese motivo que un beso, revestido del más puro afecto, cura el dolor de cabeza, el golpe de la rodilla o el miedo a la oscuridad. Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas palabras, pero saben distinguir un gesto de afecto y amor, aunque ese gesto sea solamente un nudo en la sábana. Un nudo cargado de afecto, ternura y amor.
“Vive de tal manera que cuando tus hijos piensen en justicia, cariño, amor e integridad, piensen en ti”
Cumpleaños y años de Servicio 1. Orlando de Jesús Velez Restrepo
1
Juan Esteban Vasco Rua 1 año
Guillermo Agudelo Echeverri 17 años 8. P. Ricardo Antonio Villanueva Constanza Cardona Escobar 4 años 9. Dayron de Jesus Muñoz Ospina
Fechas especiales 5. Día del Medio Ambiente 8. Corpus Christi 15. Sagrado Corazón 19. Día del Padre 22. Día del Abogado
La historia de...
P. Wilson Morales El Padre Wilson Morales nació un 6 de julio en
Tunja, en una familia humilde y numerosa que aparte de sus padres, tiene dos mujeres y seis hombres.
Desde su nacimiento dice estar consagrado a María Auxiliadora y quizá por eso su gran devoción a la Madre de los Cristianos. Pocos nacido, y, su mujer que era
días después de haber se enfermó de gravedad madre, que es una muy piadosa, al escucharle a los médicos muy posible que no sobreviviera, buscó rápidamente la manera de bautizarlo y ese día se lo entregó a M a r í a Auxiliadora, quien más adelante será quien lo ayude a permanecer en pie durante o t r a enfermedad. Su infancia y adolescencia transcurrieron estudiando en el colegio militar Nuestra
Señora de Fátima y allí inició su deseo de ser policía, pues además su padre y uno de sus hermanos hacían parte de esta entidad. Estando en últimos años de colegio realizó un curso en el comando de Tunja, con la Policía Cívica Juvenil, llegando a ser Brigadier Mayor. Parecía que su futuro estaba claro y que realmente sería policía siguiendo la tradición de su familia. Pero como él mismo dice: “los designios de Dios no son los mismo de uno” y muestra de ello es que a su colegio comenzó a ir el Padre Carlos Enrique Suárez, quien lo invitó a hacer parte del grupo vocacional que tenía. El joven Wilson no era completamente indiferente al llamado de Dios, pues también le gustaba hacer parte del grupo de amigos de Domingo Savio, de una parroquia y de otros grupos religiosos como la Renovación Carismática, pero seguía firme en su decisión de ser policía. El momento decisivo de su vocación fue un encuentro al que asistió en undécimo grado que se realizó en el oriente antioqueño en 1992; después de este retiro fue llamado para empezar su formación como sacerdote. Se convenció de que realmente este era su camino y recibió el apoyo de su madre y el de su hermano policía, pero su padre estaba un poco reacio a la decisión, aunque tiempo después le dio todo el apoyo y siente orgullo de padre por su hijo sacerdote.
Su formación del prenoviciado, noviciado y posnoviciado, transucrrió entre Rionegro y La Ceja y el tiempo de Tirocinio en el Hogar Jesús Adolescente de Buenaventura, el Colegio San Roque de Barranquilla y Ciudad Don Bosco en Medellín. Finalmente estuvo en el Teologado en Bogotá y realizó el apostolado en el barrio La Perla ubicado sobre los cerros orientales. De esta época recuerda que lo iban a cambiar de lugar de apostolado, pero la comunidad recogió firmas y envió una carta al Padre Armando Álvarez, en ese entonces Inspector, quien al ver el buen desempeño que estaba teniendo le permitió terminar allí el trabajo. En 2003 se ordenó como Sacerdote y fue enviado al Colegio San Roque de Barranquilla y al año siguiente pasó al Chocó para vivir su experiencia misionera. Allí, durante su segundo año, empezó a sentir que le faltaba el aire, a toser más de lo normal y a perder sus defensas rápidamente. Debido a su enfermedad fue trasladado a Medellín para hacerse un tratamiento. Su recuperación fue realmente difícil, estuvo al borde de la muerte o por lo menos de la postración. Pero todo tiene su lado bueno y el Padre Wilson reconoció en esta situación la oportunidad para aprender de Dios. Él le enseñó sobre la solidaridad con los enfermos y los pobres, pero, sobre todo, sobre el poder de la oración, la Eucaristía y el amor por la Virgen María. “Fue la oración la que me mantuvo vivo”, manifiesta, pues muchas personas oraron por él e incluso el mismo médico reconoció que su recuperación había sido un milagro, pues otras personas en esa misma situación quedaban postradas o incluso no sobrevivían.
“Me convertí en un testimonio de la misericordia de Dios” y aunque uno de los pulmones no funciona y el otro lo hace al 50%, ya lleva 12 años viviendo de esta manera. Durante este tiempo pasó por Cali, Ibagué y Medellín, donde estuvo en la Parroquia El Sufragio. Allí tuvo varias recaídas y sus defensas comenzaron a bajar nuevamente, entonces por recomendación médica, fue trasladado a la Casa Provincial donde se encuentra viviendo desde enero de este año, con una salud estable y donde se siente feliz porque además está apoyando las comunicaciones de la Inspectoría. Para él cada día es una oportunidad para agradecerle a Dios por la vida y para continuar aprendiendo de Don Bosco, quien como maestro enseñó a entrar en contacto con los jóvenes, con quienes no se tienen que hacer grandes cosas, sino que se les puede llegar desde lo sencillo, desde el testimonio.
La frase que más le gusta de Don Bosco
"No basta amar a los niños, es preciso que ellos se den cuenta que son amados."
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