Evangelizando mi territorio, marzo 2022

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EVANGELIZANDO

#Soymisionero

EDICIÓN No. 9 - Enero - Febrero - Marzo 2022

mi territorio

PROVINCIA MADRE MAZZARELLO FMA MEDELLÍN


Hemos iniciado nuestro tiempo de la Cuaresma que marca la ruta que dentro de la Iglesia y a nivel de la Congregación Salesiana queremos vivir desde la oración, el ayuno y la penitencia; así lo refiere el Papa Francisco en su insistencia por construir una sociedad más justa y más humana basada en los principios fundamentales de la justicia y la paz de la mano de la fe que hace posible el camino de santidad de todo bautizado. Por este motivo queremos iniciar este año 2022 movidos por la esperanza de que es posible crear escenarios de encuentro donde todo se haga por amor y nada por la fuerza; lema del Aguinaldo del Rector Mayor Don Ángel Fernández Artime para vivir desde la Espiritualidad de San Francisco de Sales el sentido de la Caridad. Es lo que evidenciamos en

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cada uno de los grupos que conformamos la Familia Salesiana en la Inspectoría de Medellín; nos preparamos para hacer creíble y visible este mensaje que cala muy positivamente en la historia y la fuerza que nuestro carisma salesiano ha impregnado dentro de la Iglesia en medio de la opción fundamental por nuestro niños y jóvenes más pobres y necesitados. Desde los diferentes acontecimientos que hemos vivido a nivel social y religioso en nuestro país y el mundo entero; queremos unirnos en oración para que la misión no cese y siga llegando a quienes más nos necesitan en los diferentes contextos de una Colombia que reclama jóvenes comprometidos y convencidos; que marcan la diferencia en cada lugar habitado por sus realidades y que a pesar de


tantas dificultades siempre están atentos a acompañar sin desfallecer. Es la realidad de nuestros grupos misioneros que queremos motivar para prepararnos en este Cuaresma y vivir una misión en Semana Santa: “Comunicar a Cristo hoy, para que sean mis testigos”.

evangelizar, a Sor Ángela Lucia por su trabajo arduo en la Construcción del Reino de Dios. Sigamos unidos en Oración y preparemos nuestro corazón para vivir el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en nuestros apostolados. Los invito para que nos conectemos con nuestra fe, a través de las redes: Instagram @misionessalesianascom visibilizando las diferentes experiencias con el #MisionerosEnRed.

Agradezco el compromiso y sentido de corresponsabilidad para llevar a cabo nuestra misión salesiana por parte de cada uno de los grupos misioneros, de la Familia Salesiana, grupos apostólicos que dan su aporte significativo y visibilizan esta realidad hoy. A la provincia Madre Mazzarello de las FMA en Medellín por plasmar a través de este boletín las diferentes experiencias misioneras como territorios para

E-mail: misionescom@salesianos.edu.co

En Don Bosco, P. Hernán Carmona. SDB

Este año cele am con g o l 150 añ del Instituto de las Hijas de María Auxiliad a y 50 añ de la Provincia Santa María Mazzarello

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TERRITORIO

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EXPERIENCIAS APOSTÓLICAS

Juliana Tobón Acevedo las lagunas amnésicas de nuestra realidad comprendiéndonos desde un plano más sútil, donde yo soy porque nosotras y nosotros somos, como lo propone la filosofía africana Ubuntu.

MISIONERA CMM La esencia misionera trasciende nuestra naturaleza mundana permitiéndonos salir al encuentro de las comunidades, sus creencias, narrativas y vulnerabilidades para reconocernos en las y los demás como frutos de una misma fuente divina y abstracta. Es una oportunidad para hacer memoria y emerger de

En el 2016, durante mi primera experiencia de misión en Santa Ana, visité una Colombia con relatos de minas auríferas, olvido, conflicto

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cruzado, de bosques frondosos y aire puro a la cual se llega corriente arriba por ríos secos pero torrenciales. Y luego me encontré con su gente, las abuelas cantoras de ritmos chocoanos, las y los niños corriendo descalza(o)s a nuestro encuentro, los padres ausentes y las madres trenzando en las aceras. Tal vez en otros escritos hubiera romantizado los ojos tristes intercambiándolos por auras de esperanza, pero ahora, luego de varias misiones, pienso en las miradas anémicas por los almuerzos de arroz, porque no había proteína y las cosechas no estaban buenas, pienso en las miradas que intentan disimular experiencias traumáticas que tal vez no serán sublimadas, pienso en las miradas desahuciadas. Y es que cuando relato de esta manera se remueve el corazón y nos recuerda que queda mucho por hacer.

Es así, como el fin principal, que he descubierto en mi experiencia a través de los ojos de las comunidades, reside en acompañar desde el juego y la escucha activa. Es simple porque en las cosas simples reside la filosofía de Jesús, el amor. El amor frente a la diversidad cultural, educativa. El amor logra derribar los muros que ha construido el miedo en poblaciones olvidadas. Pero el amor trasciende y se reivindica constantemente. Por lo tanto, aunque me encantaría contarles más de las riquezas y lo nutritivo que es visitar comunidades en zonas de misión, creo que aprovecharé estas líneas para motivarlos a que lo descubran y experimenten, no desde un modo turístico sino viajero, porque la y el viajera(o) se enamora de las comunidades, desarrolla un sentido de pertenencia y en su camino crea nuevos lazos para optimizar la calidad de vida de las poblaciones que visitó.

En otros años con otras mentes misioneras, visitamos las comunidades de Gilgal en el Urabá chocoano, Condoto a pocas horas de Quibdó y Manaure, el balcón del Cesar. Y el relato no es muy distinto, siempre había mucho por hacer y en todas parecía que en nuestras visitas como animadoras las y los más jóvenes soltaban carcajadas, sonrisas reales, desconectaban al igual que nosotras de las realidades amnésicas y éramos un solo ser. Algo similar sucede con las visitas domiciliarias. Cuando entras a una casa en las zonas de misión te interesas por la calidad de vida que poseen las personas, te encuentras con desigualdades sociales, periferias existenciales y enfermedades genéticas y/o derivadas de las condiciones del medio, por ejemplo, del mercurio que coloniza las venas de las selvas chocoanas.

En síntesis, la experiencia misionera fundada en la filosofía del amor se debe nutrir continuamente desde el compromiso de las organizaciones por priorizar la satisfacción de las necesidades básicas, en relación a la calidad de sus alimentos, atención en salud física y mental y en especial acceso a educación de calidad para luego pretender fines espirituales más elevados, como propone la pirámide de Maslow. Los sistemas de donaciones masivos que han sido creados son el comienzo de procesos formativos para emancipar a las comunidades, y entonces permitirles un mayor nivel de discernimiento en su camino de regreso a casa, de regreso a nuestra fuente divina.

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Carolina Puerta Miranda “NUESTRO TRABAJO ES LLEVAR EL EVANGELIO A LOS OÍDOS, Y DIOS LO LLEVARÁ DE LOS OÍDOS A LOS CORAZONES” MARÍN LUTERO. Somos misioneros del Señor, y juntos nos unimos en presencia y Espíritu para sentir su fuerza, reconocer su presencia en nosotros mismos y en los demás desde el anunciamiento, seguir su llamado para que desde mis acciones pueda sentir su grandiosidad en la acogida y formarnos desde el placer de vivir el don de servir desde el compromiso con los más necesitados, cultivando día a día la entrega generosa y la sensibilización. El servicio se ha convertido en la mayor virtud de dar sin esperar nada a cambio, más que el crecimiento espiritual que evoca la solidaridad, la capacidad de reconocer al otro desde mis principios y valores que contribuyen a un encuentro con el amor de Dios y el reconocimiento de quien más lo necesita. Desde mi experiencia misionera, ofrecí mi espíritu bondadoso que me permitía y nos permitía seguir contribuyendo a una formación pedagógica, humana y de corazón, que nos permitió reconocer la realidad, el sentido que nos da la vida, la fortaleza que nos da el brindar apoyo, el aprender de todo aquel que llega a nuestras vidas y

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sanar espiritualmente como confrontación en el encuentro con el otro, desde la misericordia y el cuidado que brindamos como salesianos como medio de protección y reflejo del llamado de Dios para darse al otro.

ayudar al otro es ayudarse. Sin esperar algún llamado más que el que tenemos como seres de convivencia. Somos convocados a formarnos como sujetos de bondad, ya que, por medio de este proceso, forjamos nuestro corazón como seres de luz que comparten el testimonio de vida y son semilla de esperanza para las nuevas generaciones e incluso para aquellos que conforman nuestras comunidades más cercanas, remitiéndonos a la palabra de Dios entendemos que es nuestra misión ser portadores del propósito de Dios para con la humanidad.(Mateo 5:14) “Vosotros sois la luz del mundo una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder."

La experiencia misionera vivida en Manare Cesar, se hizo presente para que desde la realidad, la resiliencia fuera el mayor de los elementos para mover la esperanza y reafirmar mi experiencia de vida, pues el diálogo y la evangelización humana permitió dar acogida a niños, niñas, jóvenes y familias; se trata de pedirle a Dios que juntos dispongamos nuestro corazón para llevar su mensaje a la comunidad, reconocer nuestra propia voz y cultivar la capacidad de escuchar al otro, en armonía, empatía y amor; comprender la importancia de ser sujetos de testimonio en nuestros contextos más cercanos y aquellos más vulnerables, reflejando en nuestros corazones la esperanza y hacer que los demás la cultiven y vivan en ella.

Somos niños, niñas y jóvenes movidos por la esperanza y sabemos que para alcanzar esa meta de ser portadores es necesario reconocer en nuestras vidas el rostro de Jesús que nos transforma, y nos invita servir desde la misión desde la dedicación amorosa y responsable a la vida de otros, a su crecimiento y a su camino hacia una plenitud compartida y solidaria para llevar sonrisas y alegría al poner en marcha nuestro espíritu misionero para contar lo que hemos visto y oído.

El cuidar, comprender y convivir éticamente se convierten en el elemento más importante desde la otredad, para así comprender que

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Sor Eblin Yanessi Ángel Perea - FMA Contemplar a un Dios con rostro indígena “una misión apasionante y a su vez, desafiante”. Soy FMA misionera Ad gentes en el Brasil entre los pueblos indígenas Xavante e Boe Bororo. Estas etnias se encuentran ubicadas en el Matogrosso brasileño tierras donde las Hijas de María Auxiliadora y los Salesianos de Don Bosco hace más de 125 años han entregado su vida a estos pueblos tan queridos y a su vez tan necesitados, no sin grandes sacrificios, pero firmes en llevar adelante la misión recibida de Jesús: anunciar el rostro amoroso de Dios Padre que ama a todos sin hacer distinción de razas ni de culturas. Llegué a Brasil hace un año y medio con el corazón lleno de amor y dispuesta a dar mi vida en medio de esta gente que me enseñan cada día el valor de lo profundo y del encuentro con la trascendencia a través de sus celebraciones, ritos, cultura, cosmovisión de la vida y su profunda espiritualidad. Al comienzo nada fue fácil porque realmente es una vida muy distinta a aquella a la que estaba acostumbrada. Nuestra casa misionera está ubicada junto a ellos en la Aldea San Marcos, para donde mires es selva, muchos árboles, ríos grandes y pequeños, quebradas, cascadas, es decir, nada parecido a la ciudad; un lugar que tiene un encanto especial para mí porque, cuando estoy en él, no extraño nada del ruido de las

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grandes y pequeñas ciudades. El aire que respiro es aquel que te regala la propia naturaleza, el ruido que existe es el cantar de los pájaros y de los gallos al amanecer, carreteras destapadas para ir a visitar las pequeñas aldeas donde viven “ellos” los privilegiados de Dios y compartir desde la sencillez, la Fe, con la celebración de la misa, la oración del Santo Rosario, un dulce, una galleta o simplemente tu presencia que habla de un Dios que se hace próximo, que se hace hermano.

El Espíritu de Dios siempre actúa y no deja nunca de hacerlo y sigue suscitando hombres y mujeres deseosos de compartir la vida con aquellos que son rechazados y en muchas ocasiones sus derechos son vulnerados por ser, vivir y pensar diferente. Trabajar con los pueblos indígenas siempre es y será un gran desafío, porque entrar con amor en su vida y en su manera de vivir, no es tarea fácil, requiere una apertura muy grande de mente y de corazón, entender su cosmovisión, respetar y aceptar sus manifestaciones culturales como su mayor riqueza. Desde una simple mirada evangelizas, con una mano extendida exaltas el valor profundo de lo humano, una palabra pronunciada con amor salva una vida caída y deshecha, enseñar es el mejor regalo que le puedes hacer a las nuevas generaciones, en esto resumo mi misión-vocación.

La experiencia de vivir en medio de una comunidad indígena me ha permitido contemplar a ese Dios con rostro indígena, Dios de la inmensidad y de la profundidad, Dios necesitado que clama ayuda. La misión es apasionante porque me ha enseñado a abrirme a lo diferente a saber que no existe una sola forma de ver la vida, a experimentar que más que el mucho hacer necesito fortalecer mi ser para dar a conocer el Dios que me habita por dentro. La inculturación del Evangelio es una tarea primordial de la Iglesia especialmente en contextos donde se manifiesta la fe de forma diferente a la Romana, donde cada expresión tiene un significado profundo con la certeza que allí están “Semillas del Verbo”.

Todos desde nuestro bautismo somos llamados a ser misioneros de esperanza y de alegría porque nuestra mayor riqueza es Jesús a quien anunciamos no sólo de palabra sino con la calidad de nuestra vida donada con amor y por amor.

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Valentina Escobar López La vida que cada uno va transitando, se va enriqueciendo de experiencias, sentires y aprendizajes que van construyendo nuestro propio ser, sin embargo, hay momentos y espacios que son más trascendentales para la vida del ser humano y que permiten adquirir nuevas perspectivas y diferentes maneras de vivir. La misión que he podido realizar en dos ocasiones se ha convertido en ese espacio que me permite retroalimentar como persona y a la vez replantear mi proyecto de vida bajo el llamado que Jesús me hace constantemente. La misión es un renacer, en un espacio y un respiro de la monotonía y la cotidianidad en la que se vive sumergido durante el año y brinda la oportunidad de reavivar las energías y de poder seguir luchando por la vida, que a pesar de las dificultades todo se va superando para ser personas con carácter y fuertes a las adversidades que se avecinan. Esta gran misión que se hace en aquellas comunidades que necesitan escuchar voces de aliento y que necesitan un impulso para continuar creciendo y viviendo en comunidad nos cargan de regalos que sin ser materiales llegan y tocan nuestras almas y más que nuestro granito de arena que nosotros como misioneros aportamos es más valioso las enseñanzas que nos brindan ellos, porque el tocar el corazón y el alma no lo hace cualquiera.

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Por último, puedo decir que estas dos experiencias que he realizado (Gilgal- Chocò y Manaure- Cesar), son el más vivo ejemplo del aguinaldo que el rector mayor nos hace para este 2022, ese hermoso y sentido lema “Todo por amor y nada a la fuerza” resumen mis vivencias, ya que, el amor es tan grande y tan genuino que permite el disfrute y el valorar cada minuto que se pasa con estas comunidades y que al final permite evidenciar sonrisas que son gratificantes para nosotros. Dejo en este último espacio y ¡un sencillo poema que en algún momento tuve la oportunidad de construir inspirado en mi vivir misionero:

Fe, es lo que nos ha impulsado nos conduce a lugares alejados donde la desesperanza a llegado pero las fuerzas han perdurado. Misioneros, hemos sido llamados ha caminar con Jesús de la mano llevando su palabra de amor a muchos territorios que necesitan del perdón. Cambios se han generado las vidas de las personas han brillado y los misioneros han formado un corazón grande que ha sido entregado.

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Sor Deysi Liliana Monsalve Sierra (FMA) La vida que cada uno va transitando, se va enriqueciendo de experiencias, sentires y aprendizajes que van construyendo nuestro propio ser, sin embargo, hay momentos y espacios que son más trascendentales para la vida del ser humano y que permiten adquirir nuevas perspectivas y diferentes maneras de vivir. La misión que he podido realizar en dos ocasiones se ha convertido en ese espacio que me permite retroalimentar como persona y a la vez replantear mi proyecto de vida bajo el llamado que Jesús me hace constantemente.

Esta gran misión que se hace en aquellas comunidades que necesitan escuchar voces de aliento y que necesitan un impulso para continuar creciendo y viviendo en comunidad nos cargan de regalos que sin ser materiales llegan y tocan nuestras almas y más que nuestro granito de arena que nosotros como misioneros aportamos es más valioso las enseñanzas que nos brindan ellos, porque el tocar el corazón y el alma no lo hace cualquiera.

La misión es un renacer, en un espacio y un respiro de la monotonía y la cotidianidad en la que se vive sumergido durante el año y brinda la oportunidad de reavivar las energías y de poder seguir luchando por la vida, que a pesar de las dificultades todo se va superando para ser personas con carácter y fuertes a las adversidades que se avecinan.

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Por último, puedo decir que estas dos experiencias que he realizado (Gilgal- Chocò y Manaure- Cesar), son el más vivo ejemplo del aguinaldo que el rector mayor nos hace para este 2022, ese hermoso y sentido lema “Todo por amor y nada a la fuerza” resumen mis vivencias, ya que, el amor es tan grande y tan genuino que permite el disfrute y el valorar cada minuto que se pasa con estas comunidades y que al final permite evidenciar


Johan David Ríos Ruiz ‘‘HACER MISIÓN ES ALGO DE TODOS LOS DÍAS’’ Quiero comenzar este artículo citando uno de los Evangelios más recordados en todos los tiempos, Juan 14: ‘‘En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis’’. Y es así. El Señor dispone, en cualquier momento y en todo lugar, una morada para alguien desamparado, con falta de alimento, de vestiduras, y sobre todo, de amor. Es ahí donde nosotros, como misioneros, comenzamos nuestra labor. Para ‘‘hacer misión’’ no es necesario estar lejos de casa o incluso dirigirse a lugares precarios u olvidados. La misión debe ser algo de todos los días. Hacemos misión cuando escuchamos a alguien desesperado, cuando damos una palabra de aliento, cuando animamos a alguien a ir a la Iglesia, cuando anunciamos la palabra del Señor y honramos su mandato con nuestros actos. Cuando hacemos todo eso y somos capaces de seguir compartiendo actos misericordiosos con los demás, somos misioneros de Jesús. Durante el 2021, en compañía de las Hermanas Salesianas de Medellín, tuve la oportunidad de realizar una misión en Santa

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Bárbara, muy corta en realidad, porque era una preparación para una experiencia mucho más extensa en Manaure, Cesar. Infortunadamente, por motivos laborales, no pude asistir a ese encuentro en el ‘‘Balcón del Cesar’’, y aunque estuve desanimado un tiempo por no contribuir a anunciar la Palabra en ese lugar del país, comprendí que la misión también se hace desde casa. Me comprometí durante esos días a ayudar mucho más a los demás y comprender sus necesidades, y sobre todo, a ponerme al servicio de la comunidad. Esto último, por ejemplo, llevo haciéndolo aproximadamente 11 años en mi Parroquia de origen en Copacabana, Antioquia. Una labor que me anima y me llena de alegría siempre. Soy un fiel convencido de que todos tenemos una misión en el mundo. ¿Qué tal si en la cotidianidad, logras encontrar eso a lo que el Señor te está invitando? Abre mucho más tus ojos y dispón todos tus sentidos para recibir el mensaje que Dios tiene para ti. ‘‘El Señor es misericordioso y compasivo, es lento para enojarse y está lleno de amor. No nos ha castigado conforme a lo que merecemos por todos nuestros pecados, porque su misericordia para los que le temen es tan grande como la altura de los cielos sobre la tierra. Ha arrojado nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente’’. Salmo 103.


Portadores

de luz La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero, sobre todo, es un “tiempo de gracia” (2 Co 6,2).

Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su propio Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y en la resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra.

Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: “Nosotros amemos al Señor porque Él nos amó primero” (1 Jn 4,19).

Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: “Nosotros amemos al Señor porque Él nos amó primero” (1 Jn 4,19). Él (Dios) no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede.

Él (Dios) no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede.

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Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su propio Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y en la resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. La Cuaresma es un tiempo oportuno para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él... Quien es de Cristo pertenece a uno solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás.

P. Francisco

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CALLEJEROS de la fe

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#SoyMisionero

salсiana San Juan Bosco tuvo un sueño profético que marcó toda su vida: él sería pastor y guía de los niños y jóvenes más necesitados. ¿A qué edad tuvo este sueño? a 9 años b 11 años c 15 años ¿En qué año Don Bosco, con María Mazzarello, fundó el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora? a 1890 b 1872 c 1790

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¿Qué Papa beatificó a Don Bosco? a b c

Papa Pío XI Papa San Juan Pablo II Papa Clemente X

La primera expedición misionera parte para ______ en el año 1875 y está formada por salesianos e Hijas de María Auxiliadora. a Colombia b México c Argentina

María Mazzarello tuvo una visión en un colegio con numerosas niñas y jóvenes y oyó una voz que le decía: “A ti te las confío”. a Verdadero b Falso

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