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MARIHUANA MEDICINAL
California
Carlos Martínez
EL SUEÑO AMERICANO EN UN DISPENSARIO Miércoles 6 de noviembre del año 96. Bill Clinton era elegido presidente de EE.UU. y en California se aprobaba la Ley de Uso Compasivo que acepta el cannabis con fines terapéuticos, reconociéndole propiedades paliativas para diferentes enfermedades y cuadros terminales. De esa fecha histórica ya han pasado 15 años y la discusión está lejos de terminar. A la tensión entre pacientes y el Estado Federal, se suma un actor gravitante: los dispensarios de cannabis que están en el centro de esta disputa antiprohibicionista. Varios policías encapuchados de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) revisan minuciosamente estantes, gavetas y estaciones de trabajo en el dispensario California’s Best Meds de San Diego, decomisando lo que había adentro. La misma suerte le tocó a otros dos locales que proveen de forma legal marihuana para usos médicos. Es una imagen que se coló por los noticiarios como tantas otras. Pero es, sin duda, una señal clara de la dura batalla que está dando el Estado norteamericano contra la utilización de marihuana con fines medicinales y su venta o distribución a través de los dispensarios.
¿Pero cómo se llegó a vender marihuana legalmente en pleno corazón de la nación prohibicionista por excelencia y que año tras año gasta millonarios recursos en perseguirla por todo el mundo? La respuesta va de la mano con la propuesta 215 o, como también se le conoce, Ley de Uso Compasivo de California, que fue promulgada por los votantes el 6 de noviembre de 1996 y que elimina sanciones delictivas por el uso personal, posesión y el cultivo de marihuana con propósito medicinal por parte de los pacientes que tienen prescripción médica. La propuesta 215 es tan importante dentro de la lucha antiprohibicionista que, no solo sentó un precedente en el país que durante 13 años prohibió el alcohol, también logró inspirar a miles de votantes para que aprobaran leyes que permitían el uso medicinal del cannabis, dando como resultado que 16 Estados norteamericanos protejan los derechos de los que consumen con fines terapéuticos. La Ley de Uso Compasivo de California abrió el camino para que un estatuto legislativo, con el poco glamoroso nom-
bre de SB420 y que se hizo efectiva el 1 de enero de 2004, ampliara la Propuesta 215, permitiéndoles a los pacientes formar “colectivos” o “cooperativas” de cultivadores medicinales, además de instaurar un sistema voluntario de tarjetas de identificación. La SB420 también establece pautas o límites a la cantidad de marihuana que pueden poseer y cultivar los pacientes autorizados. Fue con la llegada de la SB420 que los dispensadores de marihuana medicinal entraron al juego no sólo como un lugar de abastecimiento de cannabis; también lo hicieron en el terreno político, donde la discusión obligó a pronunciarse al en ese entonces candidato a la presidencia Barak Obama, señalando que no perseguiría a los consumidores con fines médicos. Sin embargo, hoy el gobierno federal que lidera Obama, a través de la DEA, continúa en el tradicional carril de la prohibición, poniendo entre sus objetivos el prolongado trabajo realizado por los dispensarios californianos en apoyo a usuarios que sufren de dolencias crónicas o terminales, clausurando y persiguiéndolos más que ningún otro mandatario norteamericano en la historia. Desde la vereda contraria al gobierno federal, la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes sobre Marihuana (NORML, en inglés) ha señalado que “por mucho tiempo, el Estado federal no interfirió aunque tuviera el poder de hacerlo.
En los últimos 15 años, los Estados han tenido libertad de implementar sus proyectos de ley sobre marihuana medicinal, por eso es inaceptable la ofensiva extrema que han lanzado ahora y nosotros lo llevaremos ante la corte federal porque necesitamos una respuesta política”.
Negocios son negocios Sin lugar a dudas, la marihuana medicinal en EE.UU. es muy lucrativa, aportando sólo en California la no despreciable suma de 2.000 millones de dólares anuales, según un informe elaborado en 2008 por el diario The San Francisco Chronicle. En la tierra del libre mercado y de las oportunidades, están viendo con otros ojos lo que está sucediendo en la industria del cannabis y existen parlamentarios que ya se pronuncian acerca de lo ventajoso que sería recaudar impuestos relacionados a las ganancias obtenidas