2004 05 ES

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Islas virtu ales

Soft Secrets

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Cannarias, el activismo trasatlántico Cultivadores del archipiélago se unen en una plataforma virtual Cannarias es la primera asociación cannábica que se ha articulado desde internet en las Islas Canarias, con el propósito de integrar en ella a los cultivadores y defensores del uso normal de la marihuana de todas las islas. Desde su web www.cannarias.com los asociados del archipiélago mantienen sus puertas abiertas a foreros de todo el mundo, en su afán de estrechar lazos con el activismo en defensa de nuestra querida planta. Por Gorgojo mgmpress@yahoo.es

Los primeros contactos entre los fundadores de Cannarias se produjeron en el foro de la Asociación de Internautas del Cannabiscafé (AICC), después de meses de ‘navegación’ por “el mejor espacio cannábico en castellano de internet”, del que muchos de sus miembros son también socios. Así, aprendiendo y compartiendo experiencias sobre el cultivo de la marihuana y sobre otras historias con los colegas de la AICC, los cultivadores canarios se fueron poniendo al descubierto hasta que celebraron la primera ‘quedada’ en Icod de los Vinos, en el norte de la isla de Tenerife, el mes de noviembre de 2003. En esa reunión se vieron las caras, por primera vez, los foreros de las islas y también de la Península. Sí, el antiprohibicionismo peninsular estuvo representado por AVE María y la AICC. Fue un éxito casi inesperado. Salieron de aquella acampada en las faldas del Teide con las ideas bastante más claras sobre cuáles son sus objetivos y arrancaron con esta asociación. Cannarias es un juego de palabras. El nombre de la asociación es producto de sumar Canarias con Cannabis, un nombre sencillo y directo y que se correspondía con la estrategia unificadora que tanto se busca en aquellas islas. Cuando empezaron a pensar en la necesidad de asociarse decidieron dar un pasito más allá y salir del ámbito isloteñista para abarcar todo el archipiélago. Cannarias se define como una asociación “muy heterogénea”. Se está formando con personas que comparten su interés por la normalización del cannabis y de sus usuarios y cultivadores, por encima de otras consideraciones políticas o ideológicas. Según sus portavoces, “somos de todas las edades, orígenes, trabajos y formas de pensar y por lo tanto de vivir, como creemos que debe ser, como somos, como algo normal, como queremos que se vea a la maría... Y que se lea, que se lea... (jajajaja)”. Para Cannarias es muy interesante es el nexo que facilita internet. “Para los que vivimos en estas islas es fundamental. Aquí, casi todo nos queda físicamente lejos. De hecho internet nos está permitiendo tener presencia de asociados en todas ellas, para colaborar con las asociaciones ya existentes y con el resto del movimiento antiprohibicionista. En el archipiélago canario, los índices de participación ciudadana y de actividad

asociativa son muy deficientes, por lo que cualquier iniciativa en el terreno de la normalización del cannabis necesita una buena base y una estrategia de comunicación ante la sociedad isleña bien estructurada. Cuantos más seamos...” . En estos momentos Cannarias recopila información para ampliar la documentación de su página www. cannarias.com, donde tiene abierto un foro, en el que, día a día, se suman nuevos y viejos conocidos e incluso cultivadores del Cono Sur de Ámerica, donde cada uno está aportando también su granito de arena, “que agradecemos sinceramente”.

Presión policial Respecto a la represión del cultivo y uso del cannabis y sus derivados en las islas, Cannarias sospecha que “aquí se persigue el cultivo más que en cualquier parte del Estado. Como en otras comunidades, depende de las medallas que cada Fuerza o Cuerpo de Seguridad necesita colgarse de tiempo en tiempo para mantener ‘satisfecha’ a la muy manipulada opinión pública y justificar así su lucha contra el narcotráfico. Así, las actuaciones policiales contra las grandes operaciones de tráfico se suplen con el acoso a pequeños camellos (alguno de ellos manifiestos confidentes), a consumidores y a cultivadores. Mientras las operaciones represivas al cultivo se trasladan a los medios de comunicación como brillantes trabajos policiales, las sentencias judiciales que exculpan penalmente a los acusados se ocultan a la opinión pública. En este aspecto, los cultivadores y consumidores de Canarias se sienten tratados como ciudadanos de tercera. “Mientras que en las principales capitales y ciudades peninsulares se fuma en la calle con cierta tranquilidad y permisividad, en las islas se percibe claramente la represión policial, con cacheos amenazantes, tortas gratuitas y actuaciones tan significativas como la de imponer una multa de 901 euros por posesión de 0,9 gramos de hachís. Así que si la ley no se cambia, la que hay es la que manda. Ese es el primer escollo al que nos enfrentamos, aquí y en la Península, con la triste Ley Orgánica 1/92, conocida como ‘ley Corcuera’. Si el Gobierno del PSOE no traslada claramente a sus delegados en Canarias esa filosofía de la tolerancia y el diálogo que tanto pregona, en estas islas tendremos que recordarles

su programa electoral y emprender las acciones necesarias para que se respete el derecho de autoabastecernos fuera del sistema del narcotráfico establecido”. “De momento nuestras relaciones con las autoridades locales están siendo correctas. Gracias al asesoramiento de la AICC a nuestra junta directiva, la tramitación de registro de la asociación cumplió escrupulosamente los plazos y los requisitos legales sin contratiempos. Incluso aceptaron el nombre de Cannarias, a pesar de su similitud con la denominación genérica de las Islas, un asunto en el que son muy puntillosos. Habrá que ver cuál será su reacción cuando tengamos mayor presencia social”.

Marihuana en la memoria Las Islas Canarias son una encrucijada geográfica y cultural entre tres continentes. Desde allí partían las expediciones hacia América, después de que Colón las señalara en sus mapas como último punto de aguada y avituallamiento para las naves castelanas y portuguesas que hacían la ruta de las Indias desde los puertos isleños de La Gomera, Tenerife y Gran Canaria. Esa ruta canaria fue la que probablemente llevó las primeras semillas de cáñamo al Nuevo Mundo, para disponer de sus indispensables derivados sin los que las reparaciones navales no serían posibles en las regiones conquistadas de ultramar. Más de cuatro siglos después, el cáñamo regresaba a los muelles canarios desde las posesiones coloniales europeas en África y América, en alijos pequeños y para un uso muy distinto del que se le daba en las carpinterías de ribera. Así se comenzó a fumar cannabis en las islas. Alrededor de los puertos de La Luz (Gran Canaria) y de Santa Cruz (Tenerife) y en barrios costeros como La Isleta y El Toscal se conseguían unas marihuanas de extraordinaria calidad, a pesar de que venían siempre cargadas de semillas. La disponibilidad de aquellas semillas generó la afición a su cultivo, del que sabían mucho estibadores y marineros canarios. El asentamiento a comienzos de los años

80 de varias colonias de hippies y naturistas en la zona norte de La Palma ha dado como resultado la estabilización en esa isla de sativas africanas que se siguen conociendo con el nombre genérico de ‘congo’, una hierba con un sabor y calidad escepcionales. Un fenómeno similar ocurrió en Tenerife con la llegada de un grupo de surferos californianos que se establecieron en Punta del Hidalgo. En la actualidad, la cultura cannábica y la disponibilidad de semillas de todos los orígenes a través de los bancos y cultivadores especializados permiten que los cultivadores isleños satisfagan todas sus necesidades, en un clima subtropical que logra cosechas muy potentes y abundantes en exterior. Más información en, www.cannarias.com

Pasión por las sativas Los humos más populares y buscados en Canarias siempre fueron los de las sativas. La latitud del arquipiélago se corresponde a la del sur africano del que proceden las razas puras más apreciadas. Las plantas de aquella zona (Durban, Leshoto, Mozambique, Angola, Nigeria, Senegal, Congo, Guinea, Tanzania) tienen una capacidad de adaptación y de producción sorprendentes. La gran variedad de microclimas canarios hace posible el cultivo de cualquier cruce, en cualquier época del año, con excelentes resultados. Entre las que ya se pueden considerar como autóctonas, después de tres o cuatro décadas de aclimatación, destacan las palmeras. En La Palma, la más verde de las Canarias, se logran flores con aromas que van desde el más puro hachís hasta las que huelen y saben a cítricos caribeños muy intensos. Con la proliferación de las tiendas de cultivo y de las publicaciones cannábicas, los cultivadores canarios de exterior y de interior han entrado en el gran circo de los híbridos, tanto propios como comprados a bancos de semillas, para seguir alimentando la pasión por una planta que todos ellos quieren sacar de una más que vergonzosa e interesada clandestinidad.


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