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VIAJES
Habla Malcom McEwen, guru mundial de la agricultura sostenibler Es increíble la gente con quien te encuentras cuando viajas, especialmente en lugares como las montañas del Rif. Estábamos por allí investigando los problemas políticos y económicos de la hierba en el Rif, pero ese tipo de trabajo puede ser un poco estresante a veces, por lo que un buen tiempo de descanso en hamaca es bienvenido para ... Mmm, Hardella de Monkey Man, doble cero cero -el mejor-. El sol calienta, más de cuarenta grados. Una suave brisa y un perezoso balanceo en la hamaca. Antes de darme cuenta estaba en el país de los sueños. Entonces se produjo un ruido ensordecedor, una nube de humo y un destello de luz ¿Acaso estaba soñando? Me froté los ojos. Cuando el humo empezó a aclararse pude ver a un hombre flotando frente a mí: estaba sentado en la posición del loto, suspendido en el aire sobre un gran baúl de metal brillante. Sus cabellos grises estaban peinados en una cola de caballo y su barba lanuda le daba la apariencia de un antiguo explorador colonial. Vestía un traje tradicional paquistaní azul pálido, sus ojos brillaban con una chispa de humor y sonreía con una sonrisa maliciosa... Este es Malcom. Malcom McEwen es un autodenominado geotécnico itinerante y un místico Sufí con una licenciatura en Gestión de hábitat y suelos. Tiene muchos seguidores y adoradores como Rey del Compost en Youtube, pero ahora emplea la mayor parte de su tiempo dirigiendo investigaciones y consultando con granjeros en África y Asia del Sur. Lleva los últimos siete años liderando este estilo de vida nómada, con la misión de ayudar a los cultivadores a adoptar mejores prácticas y técnicas de gestión de recursos. También ha aprendido mucho viajando. Su página web Persephone Habitat and Soil Management ( www.phasm.co.uk) es un recurso gratuito y de consulta virtual para todo el que quiera desarrollar agricultura sostenible. En este momento en que hablamos, Malcom está ocupado investigando las implicaciones y oportunidades de la agricultura cannábica en el
norte de Marruecos; tiene varios puntos de vista interesantes, por lo que SSUK sacó partido de nuestro encuentro y le hizo la siguiente entrevista:
principio como el final de la escasez alimentaria, estas modernas prácticas han conducido a acelerar la erosión del suelo, a la polución del agua, a una alarmante
The Red One
la desaparición de comunidades rurales. Por tanto, aunque teóricamente la “Revolución Verde” haya contribuido a poner más comida en el plato, lo ha hecho a costa del medio ambiente y de los sistemas sociales rurales que dependen de él; un coste que ahora sabemos insostenible. ¿Puedes profundizar un poco más sobre el aspecto químico del tema? Claro. La agricultura del monocultivo se ha convertido en un generador de “desiertos verdes”, vastos campos desprovistos de todo excepto de una única variedad de planta. Cosa absurda, en nombre de la eficiencia algunos de estos desiertos verdes se extienden hasta el horizonte y más allá; los mantienen a base de aplicaciones regulares de fertilizantes derivados del petróleo, herbicidas y pesticidas. Los tractores controlados por GPS pasan y
Las montañas son totalmente inapropiadas para la mecanización y todavía se cultivan a mano. Soft Secrets:Antes de empezar a hablar de la agricultura cannábica en las montañas del Rif, ¿podrías darnos una idea de los problemas más importantes con los que estás luchando? Malcom: Sí, por supuesto. Desde la llegada de la “Revolución Verde” la agricultura se ha ido haciendo cada vez más dependiente de la mecanización y del uso a escala industrial de abonos artificiales, pesticidas y herbicidas. Anunciadas al
pérdida de biodiversidad y a la destrucción invasiva de hábitats. También han producido un montón de implicaciones sociales: los hombres montados a caballo han sido sustituidos por tractores controlados por satélite que empujan gradas de disco. Aunque esto puede haber mejorado la eficiencia de la producción a corto plazo, también ha generado desempleo y precipitado
repasan a través de esos desiertos verdes mientras pulverizan las cosechas con todos esos productos agroquímicos nocivos. Con el sistema de agricultura a escala industrial no hay espacio para la biodiversidad, por lo que el sistema necesita estas sustancias químicas apocalípticas para mantener los niveles de producción. La mayoría de los cultivos agrícolas, especialmente hierbas y cereales, requieren 250 kg de nitrógeno por hectárea y por año. Este nitrógeno se produce manipulando el nitrógeno atmosférico -un proceso que requiere gran cantidad de energía, razón por la cual la mayor parte de fábricas de fertilizantes de nitrógeno está situada muy cerca de refinerías de petróleo-. Esta forma de nitrógeno es altamente soluble por lo que, aunque eficaz para la nutrición de las plantas, se filtra fácilmente desde la tierra a fuentes de agua donde causa contaminación. Además, interfiere con el ciclo del carbono, acelerando la evolución del CO2 y erosionando las reservas orgánicas de la tierra. La pérdida de carbono orgánico del suelo tanto por los cultivos como por el uso de fertilizantes se considera un importante factor en los elevados niveles actuales de CO2 en la atmósfera, de los que nada menos que un tercio procede directamente de la agricultura. El uso de herbicidas y pesticidas también ha tenido consecuencias importantes al