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CULTIVO EN EXTERIOR
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CÓMO COSECHAR CANNABIS EN OCHENTA DÍAS En primavera nos propusimos un experimento: plantar seis variedades autoflorecientes en el suelo, en dos espacios de exterior previamente abonados y cultivarlas sin añadir fertilizantes líquidos, sólo con los nutrientes ya presentes en el sustrato. Este es el resultado.
José T. Gállego
Teníamos ganas de probar varias genéticas autoflorecientes de Dinafem, nos habían hablado bien de ellas y hacía tiempo que no cultivábamos una tanda de automáticas. Desde 2008, cuando sembramos las primeras semillas autoflorecientes de la nueva ola, unas Lowryder, hasta ahora hemos realizado varias cosechas con estas genéticas. Los resultados han ido mejorando, de eso no hay duda, las variedades actuales son mayores, más productivas y más potentes, que las primeras. Sin duda, la calidad de las genéticas se ha afinado mucho a lo largo de estos años y queríamos ver hasta que punto podrían funcionar en un entorno de exterior, sembradas en el suelo y con pocos cuidados.
Evolución de las genéticas autoflorecientes
Todas las variedades autoflorecientes contienen genes de Cannabis Rudelaris, una especie cannábica autofloreciente que crece silvestre en Europa del Este, Rusia, China y en otros lugares de Asia central y del norte. La Rudelaris silvestre suele ser
Tras cuatro semanas en macetas, listas para el trasplante.
caso era una planta muy poco productiva, comparada con las variedades no autoflorecientes. Las autoflorecientes actuales permiten cosechas bastante mayores.
Crearon híbridos entre Lowryder y sus genéticas favoritas que luego fueron seleccionando y volviendo a cruzar, hasta estabilizar las nuevas variedades y lograr que todas las plantas fueran también autoflorecientes. Este proceso es largo y requiere varios cruces antes de obtener una genética homogénea y estable. Además, como las plantas autoflorecientes no se pueden mantener permanentemente en fase vegetativa, como sí sucede con las variedades de floración fotodeterminada, es imposible guardar los parentales originales (el macho y la hembra que se usaron para crear la variedad) para reproducir el cruce y generar nuevas semillas. Las variedades autoflorecientes están en permanente evolución, para cada generación de semillas se parte de la generación anterior, volviendo a seleccionar machos y hembras y cruzándolos de nuevo, entre ellos o con una nueva variedad para aportarle nueva psicoactividad y vigor. Este sistema tiene la desventaja de que nunca se puede
LAS SEMILLAS SE COMPRARON EN UN GROWSHOP, NO SE LAS PEDIMOS A DINAFEM NI INFORMAMOS QUE IBAN DESTINADAS A UN CULTIVO EXPERIMENTAL una genética alta en CBD y baja en THC, por lo que no es psicoactiva. Su floración automática es un rasgo muy interesante, cuyo potencial se conoce desde hace PXFKR \D 5RE & &ODUNH OR LQGLFDED HQ 0DULMXDQD %RWDQ\ HQ Ŝ5XGHODULV SRGU®D ser útil en criar variedades de maduración rápida, para uso comercial en climas templados”. Los primeros híbridos psicoactivos de Rudelaris los puso a la venta hace décadas Sensi Seeds, en las variedades Rudelaris Indica y Rudelaris Skunk, únicos cruces con Rudelaris disponibles durante muchos años. Rudelaris Indica da plantas pequeñas y autoflorecientes en su mayoría, pero de relativamente baja psicoactividad. Rudelaris Skunk, por su parte, es más potente pero, al igual que Rudelaris Indica, sólo la mitad de las plantas son autoflorecientes, mientras que la otra mitad acababan en septiembre u octubre. Estas variedades no se hicieron muy populares, aunque todavía se mantienen en el catálogo de Sensi Seeds, por si alguien quiere probarlas. La fiebre actual de las variedades automáticas comenzó hace cerca de una década con la aparición de Lowryder, una variedad del banco de semillas The Joint Doctor. Las primeras Lowryder fueron una revolución porque realmente eran todas autoflorecientes y estaban listas en sólo nueve semanas, tal y como aseguraba el catálogo. Lowryder era una variedad estable y homogénea, que se cosechaba en unos 60 días desde la germinación, daba plantas pequeñas, muy poco productivas y de escasa potencia, pero todas florecían automáticamente independientemente de cual fuera el fotoperiodo. Las Lowryder tenían el aspecto de pequeñas Índicas, con una cola principal y algunas ramas secundarias. El tamaño final oscilaba generalmente entre veinticinco y cincuenta centímetros, dependiendo del sistema de cultivo utilizado, la temperatura media y la cantidad e intensidad de la luz. La producción también podía ser muy diferente, según el sistema oscilaba entre los tres o cuatro gramos que daba una planta crecida en invierno en una ventana, hasta los treinta o más que podía llegar a producir una planta cultivada en condiciones óptimas. En cualquier
Recién trasplantadas al cultivo del jardín
La grandes cualidades de Lowryder no estaban en la producción, ni la potencia, sino en la autofloración, la rapidez de maduración (apenas sesenta días desde la germinación a la cosecha), la estabilidad y la homogeneidad que hacía que resultara ideal para hacer cruces. Esta es la principal razón por la que prácticamente todas las variedades autoflorecientes actuales descienden de Lowryder, los criadores de los distintos bancos de semillas emplearon esta variedad para introducir el gen autofloreciente en sus creaciones.
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