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CANNABIS MEDICINAL
YANET: UNA ACEITERA MONTEVIDEANA
EN LA COCINA DE LA MEDICINA URUGUAYA Aunque en Uruguay el cannabis medicinal es legal hace cinco años, los aceiteros artesanales no tienen un marco legal para hacer su tarea. De momento absorben la enorme mayor parte de la demanda de ciudadanos y ciudadanas que golpean su puerta para buscar aceite de cannabis. El único aceite legal en Uruguay es caro y solo tiene CBD. Además, se importa de Suiza. Hay embusteros por aceiteros, gente que solo quiere hacer dinero. Pero también hay otros aceiteros que no piensan en el dinero, sino en hacer un buen producto y ayudar al alivio. Yanet es una de ellas. No tiene problema en dar la cara porque tiene la conciencia tranquila. Demian Khalo
sabía las propiedades del cannabis, tampoco conocía ese “mundillo”, pero consiguió alguien que elaboraba aceite a más de 100 kilómetros de su casa. Y cuando llegó, el chico no tenía más. Hace casi tres años empezó a hacer contactos, a ir a los foros de cannabis medicinal que había en Montevideo y formarse en autocultivo, pero sobre todo, y en ese momento, de un cannabis de calidad para hacer ella misma las extracciones. Probó con una AK 47, la más alta en THC que consiguió en su ciudad. La segunda vez hizo la extracción de una Amnesia Kush, dos plantas fuertes. El alivio a muchos de sus dolores fue instantáneo. Desde entonces, Yanet es una de las aceiteras que destila un aceite de la mejor calidad posible para una herboristera como ella. La aceitera antes era repostera. Hizo masas de hojaldre durante 20 años, hasta que una tendinitis la puso en jaque con el oficio de la mitad de su vida. Esa inflamación del tendón también retrocedió. No fue la única patología que cantó retirada. “Ahora hago cosas que antes no las podía hacer. Tomo mate, como lo que sea, nada me hace mal”, asegura.
Yanet Carballo es herboristera y vive en Montevideo. Su caso es el de tantas otras personas que tienen graves patologías y la medicina convencional, su farmacopea, no encuentra una solución. Padeció fibromialgia. Todavía tiene que lidiar con el dolor de un aplastamiento de columna cuando cayó de una escalera. Medía 1,62 metros. Después del golpe pasó a medir 1,60. La quinta y sexta vértebra de Yanet están aplastadas.
Según su recuerdo padeció gastritis desde siempre. Con los años la gastritis se hizo erosiva y luego nodular. Al poco tiempo le encontraron formaciones calciformes y displasia, en resumidas cuentas: tenía un cáncer de esófago en puerta. Ya no trabajaba, se sentía muy mal y deprimida. Yanet integra un grupo de Whatsapp con personas que sufren fibromialgia. Y compartió el resultado de su biopsia. Una compañera le preguntó si se animaba a probar cannabis. Ella no
Viendo la demanda que existía, Yanet comenzó a elaborar aceite por pedido. Incluso pudo organizar varios cultivos satélites para abastecer una demanda ascendente. Una demanda que no puede absorber el cannabis medicinal que se vende en las farmacias, ya que tiene solamente CBD. Es un aceite importado de Suiza. El primer país en legalizar toda la cadena de producción del cannabis no puede darle aceite de calidad a los usuarios
que lo necesitan. Son miles de personas que acuden regularmente a los aceiteros como Yanet. Ella prepara los aceites y los prueba, sabe cuál es mejor para cada paciente. Usa variedades con alto contenido de CBD que mezcla, según la patología, con otros aceites altos en THC. Yanet dice haber atendido en alguno de los meses de mayor demanda a 400 usuarios. Niños, adultos, jóvenes, ancianos. Mucha cantidad de niños. Un aceite de una Bubba Kush frenó el crecimiento de un tumor cerebral en un niño, asegura la aceitera. El niño no se expresaba, hoy tiene expresión y se comunica. La aceitera busca cepas con más o menos THC y CBD, según el caso. “Vamos viendo la evolución de los niños y cómo son las crisis. Siempre trato de buscar otra cepa cuando hay un problema con un niño que empezó a tener convulsiones. A veces hago un poquito, cinco gramos para ese niño. O para la persona. No hago aceite genérico para todo el mundo”. Yanet hace el aceite a veces sin dormir. “Anteayer estuve hasta las tres y media de la mañana preparando la resina para un señor con cáncer terminal y le di para fumar. Con la que le hizo mejor efecto hicimos la resina”, dice contenta de haber ayudado a calmar esos dolores insoportables que ella conoce perfectamente.
Soft Secrets: ¿Cuántas genéticas pasaron por tus manos? Yanet: No sé, infinidad. Creo que casi todas las genéticas que hay en Uruguay las hemos probado. Aparte tengo gente que sabe mucho de las plantas y tengo muy buenos jardineros. Cuando tengo que acudir a ellos, que preciso para tal caso tal genética y no la tengo, llamo y pregunto si