editorial
Por: Constanza Moya l editorial@sanpablo.com.co
El papa Francisco,
servidor y evangelizador a sido elegido el nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia católica: Francisco. El cardenal Jorge Mario Bergoglio es el primer Papa latinoamericano en la historia de la Iglesia y el primer Pontífice perteneciente a la Compañía de Jesús. El papa Francisco es un hombre sencillo, hijo de un matrimonio de italianos de clase media, que se ordenó sacerdote en 1969. Luego de una brillante trayectoria pastoral y como profesor de teología fue nombrado Arzobispo de Buenos Aires en 1998.
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Se ha destacado siempre por su austeridad y sencillez, rasgos que se manifestaron fervorosamente en su primer saludo a los fieles que se congregaron en la Plaza de San Pedro para saludarlo. Allí, en el balcón desde donde impartió la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), luego de dar su saludo inaugural como Sumo Pontífice, se le vio cercano y fraterno. Con una actitud humilde, solicitó al mundo mucha oración por su predecesor, el papa
emérito Benedicto XVI, e, igualmente, pidió a la multitud orar por él para que Dios lo bendijera y le diera sabiduría para guiar los destinos de la Iglesia. Este gesto de humildad, lo hace consecuente con el nombre que eligió para su papado, Francisco, el santo de los pobres, quien escuchó del Señor: “Renueva a mi Iglesia”, y, del mismo modo, manifiesta una visión de su ministerio basado en el servicio. El Papa hizo énfasis en la relación pueblo-obispo y obispopueblo, lo cual se puede interpretar como la actitud que caracterizará su tarea como el Vicario de Cristo: la unidad de la Iglesia que es cabeza y cuerpo. Fue realmente un gesto pastoral. Nos sorprendió la rapidez de la elección del papa Francisco, pero también su nombre, sus palabras y su invitación a la oración. Francisco de Asís fue el santo de la alegría, de la sencillez, de la pobreza, del diálogo, de la inclusión y de la paz, ¿será éste el legado espiritual que asuma ahora nuestro papa Francisco? ¡Que Dios bendiga al nuevo Papa!
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Con aprobación eclesiástica. Las opiniones expuestas en los artículos publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores.
Homilía del Santo Padre Al día siguiente de su elección como Sumo Pontífice, el papa Francisco ofició su primera misa en la Capilla Sixtina, con la presencia de los cardenales que participaron en el cónclave. Compartimos aquí el texto de la homilía pronunciada por Su Santidad en esta ocasión. Para orientación de nuestros lectores, la primera lectura fue tomada del profeta Isaías (2, 2-5); la segunda lectura, de la Primera carta de Pedro (2, 4-9) y el evangelio de san Mateo (16, 13-19).
Caminar, edificar, confesar En estas tres lecturas veo que hay algo en común: es el movimiento. En la primera lectura, el movimiento en el camino; en la segunda lectura, el movimiento en la edificación de la Iglesia; en la tercera, en el Evangelio, el movimiento en la confesión. Caminar, edificar, confesar. Caminar. “Casa de Jacob, vengan; caminemos a la luz del Señor” (Is 2, 5). Ésta es la primera cosa que Dios ha dicho a Abrahán: Camina en mi presencia y sé irreprochable. Caminar: nuestra vida es un camino y cuando nos paramos, algo no funciona. Caminar siempre, en presencia del Señor, a la luz del Señor, intentando vivir con aquella honradez que Dios pedía a Abrahán, en su promesa. Edificar. Edificar la Iglesia. Se habla de piedras: las piedras son consistentes; pero piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de Cristo, sobre la piedra angular que es el mismo Señor. He aquí otro movimiento de nuestra vida: edificar. Tercero, confesar. Podemos caminar cuanto queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, algo no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, Esposa del Señor. Cuando no se camina, se está parado. ¿Qué ocurre cuando no se edifica
contenido EDITORIAL
El papa Francisco, servidor y evangelizador
PREGUNTA AL TEÓLOGO
Las funciones sacerdotales de Jesús
BEATO ALBERIONE
La vocación al sacerdocioes voluntad divina
INTROSPECCIÓN
En el tiempo de la libertad
ACTUALIDAD
La sucesión de pedro
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COMUNICACIONES
Redes sociales: Portales de verdad y de fe; Nuevos espacios para la evangelización
SALUD
Bioética: Calidad de vida
CATEQUESIS
La nueva evangelización según dominique rey: 9 puertas, 6 actitudes, 8 cambios.
ACTUALIDAD EN LA IGLESIA Los gestos del papa Francisco
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sobre piedras? Sucede lo que ocurre a los niños en la playa cuando construyen castillos de arena. Todo se viene abajo. No es consistente. Cuando no se confiesa a Jesucristo, me viene a la memoria la frase de Léon Bloy: “Quien no reza al Señor, reza al diablo”. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio.
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2013
Caminar, edificar, construir, confesar. Pero la cosa no es tan fácil, porque en el caminar, en el construir, en el confesar, a veces hay temblores, existen movimientos que no son precisamente movimientos del camino: son movimientos que nos hacen retroceder. Este Evangelio prosigue con una situación especial. El mismo Pedro que ha confesado a Jesucristo, le dice: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Te sigo, pero no hablemos de cruz. Esto no tiene nada que ver. Te sigo de otra manera, sin la cruz. Cuando caminamos sin la cruz, cuando edificamos sin la cruz y cuando confesamos un Cristo sin cruz, no somos discípulos del Señor: somos mundanos, somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor. Quisiera que todos, después de estos días de gracia, tengamos el valor, precisamente el valor de caminar en presencia del Señor, con la cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, derramada en la cruz; y de confesar la única gloria: Cristo crucificado. Y así la Iglesia avanzará.
Dirección Y COORDINACIÓN: P. Wilson Zuloaga, ssp Consejo de redacción: P. Martín Sepúlveda, ssp / P. Arnoby Álvarez, ssp P. Favio Marín, ssp / Constanza Moya OTROS Colaboradores: P. Jorge Melo, ssp / P. Jorge Cortés, ssp William Gerardo Segura, pbro. / Ariel Álvarez Valdés. AUTORES: EDITORIAL: Constanza Moya / INTROSPECCIÓN: Rafael De Brigard Pbro / ACTUALIDAD: Hernán Alejandro Olano García / SALUD: Jr. Freddy Granados / CATEQUESIS: P. J. Ginés / ACTUALIDAD EN LA IGLESIA: Carolina Salamanca / SECCIÓN ESPECIAL ECLESIAL: Joaquín Sedano / GUÍAS HOMILÉTICAS: William Gerardo Segura / LITURGIA: P Wilson Zuloaga, ssp / TESTIGOS DE LA FE: P. Aristelio Monroy, ssp / EN LIBRERÍA: Constanza Moya / CULTURA: Luciano Manicardi / BIBLIA: Ariel Álvarez Valdés Publicidad: María José Molina Trujillo / e–mail: publicidad@sanpablo.com.co Diseño & diagramación: Luis Gabriel Niño Devia / e–mail: estudiografico@sanpablo.com.co
Deseo que el Espíritu Santo, por la plegaria de la Virgen, nuestra Madre, nos conceda a todos nosotros esta gracia: caminar, edificar, confesar a Jesucristo crucificado. Que así sea.
SECCIÓN ESPECIAL ECLESIAL ¿Cómo se desarrolló el Cónclave?
GUÍAS HOMILÉTICAS P. William Gerardo Segura
LITURGIA
El año litúrgico (IV)
TESTIGOS DE LA FE
La Madre Laura Montoya: Una santa de nuestro tiempo
31 34 48 50
Suscripciones: periodicos@sanpablo.com.co Impresión: Taller San Pablo, Calle 170 Nº 8G–31, Bogotá, D.C. - Colombia
EN LIBRERÍA CULTURA
Madurez de la fe, madurez de la Iglesia
BIBLIA
¿El mundo fue creado dos veces?
PIDO LA PALABRA CORREO DEL LECTOR
54 56 60 65 66
pregunta al teólogo
Por: Rodrigo Díaz Gómez, Pereira
funciones sacerdotales de Jesús Las
Cuando se afirma que Jesús es sacerdote, sabiendo que el único texto bíblico que así lo presenta es la Carta a los Hebreos, ¿cómo podemos entender cuáles son sus funciones como sacerdote, sabiendo cuál es el sacerdocio que se practica hoy en día en la Iglesia católica?
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Vida pastoral no 150 - abril / junio - 2013
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uando se habla de Jesús como sacerdote, debemos entender que Jesús cumple sus funciones sacerdotales en este orden: En primer lugar, fue sacerdote y cumplió sus funciones perfectamente porque se ofreció a sí mismo en el ara de la Cruz. En su sacrificio se distinguen los siguientes elementos: la inmolación pasiva y la oblación activa, además purifica a su Iglesia mediante el baño de agua. Jesucristo fue verdaderamente sacerdote y cumplió perfectamente las funciones sacerdotales para con Dios y para con los hombres. Dice la Sagrada Escritura: “Lo ha jurado Yahvé y no ha de retractarse: ‘Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec’” (Sal 110, 4).
Diccionario mínimo [Inmolación] Es la acción por la cual la víctima se separa de todo uso humano y se destruye.
[Ofrecimiento] Es el acto por el cual la víctima es inmolada para reconocer y atribuir a Dios el culto debido por la criatura. Fines del sacrificio: Petición, satisfacción por las culpas cometidas o por la penas debidas y acción de gracias.
[Ministro legítimo] Sacerdote legítimamente constituido. Destrucción de la víctima- para expresar nuestra disposición de consagrarnos y consumirnos en honor de Dios.
Entre otras funciones podemos destacar que: –Fue mediador entre Dios y los hombres. Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también… (1Tm 2, 5). –Hizo ruegos y súplicas a Dios. El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente… (Hb 5, 7). –Ofreció a Dios dones y sacrificios. …Cristo nos amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma (Ef 5, 2).
–Cristo sacerdote se ofreció a sí mismo a Dios en el ara de la Cruz como verdadero y propio sacrificio cruento. Debemos entender que el sacrificio es el ofrecimiento de una víctima sensible hecho a Dios solamente por un ministro legítimo mediante la destrucción real de la víctima en reconocimiento del supremo domi-
nio de Dios y de nuestra sumisión hacia Él, y para impetrar perdón a Dios después de nuestra caída. La víctima del sacrificio puede ser animal u hombre, o al menos era la costumbre, de tal forma que Jesús, como hombre, se ofrece a sí mismo en sacrificio expiatorio para la redención de la humanidad.
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beato
ALBERIONE
a los sacerdotes
Por: BEATO SANTIAGO ALBERIONE
Hablar sobre la vocaciรณn al sacerdocio o a la vida religiosa, implica necesariamente una identificaciรณn del llamado de Dios en nuestra vida, y esto se hace de diversas maneras.
beato alberione 8
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l padre Alberione afirma: “La vocación necesita encontrar un clima, una atmósfera adecuada; respirar un aire conveniente para la propia salud espiritual y para poder seguir la llamada de Dios”.
Toda vocación proviene de Dios; Él es el dueño del llamado, es Él quien llama y el hombre responde. Es necesario encontrar con firmeza la voluntad de Dios en las diversas circunstancias de nuestra vida. Dios llama a través de múltiples instrumentos y corresponde al hombre identificar en ellos dicho llamado. Refiriendose a la vocación sacerdotal, el beato Santiago Alberione dice que:“El Señor es el autor de cada vocación; es su divina voluntad la que asigna a las almas el camino para alcanzar el cielo; es Él quien llama, aunque sea con medios múltiples y diversos; es Él quien prepara las gracias correspondientes; es Él, el dueño del campo y de la mies, quien invita a los trabajadores a la siega. Jesús es Buen Pastor porque llama a las almas, las
nutre de sí mismo: en cuanto Verdad nutre la mente, en cuanto Camino nutre la voluntad, en cuanto Vida nutre el corazón”. La vocación parte del amor de Dios, y la respuesta a ese llamado se concretiza en el amor al prójimo de parte nuestra. Ninguna vocación puede ser real, si no se evidencia por el ejercicio auténtico de la caridad a los demás. “Es egoísmo refinado amar sólo a quien nos ama, a quien nos estima o a quien nos trata con delicadeza. El mejor modo de amarnos a nosotros mismos, y el testimonio de nuestro amor a Dios es amar a los demás”. Es justamente allí, en el amor al prójimo, como hacemos evidente que Dios nos ha llamado para el servicio a nuestros hermanos desde la acción ministerial del sacerdocio o de la vida consagrada. Una vida testimoniada en el amor es evidencia plena de que somos elegidos de Dios para seguir su ruta y marcar el camino de la salvación a la humanidad.
“¡Cristianizar al pueblo! Ordinariamente las vocaciones vienen de las familias y de las parroquias donde es profundo el espíritu de fe y de piedad; donde las costumbres son sanas y el número de niños es elevado. Tal ‘es la obra de las obrasʹ, según el papa Pío X”.
beato alberione
Desde esta perspectiva de amor–vocación, el beato Alberione afirma finalmente en sus exhortaciones a los sacerdotes, hablando acerca de la vocación, que es importante:
enero / marzo - 2013- Vida pastoral no 149
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introspección Por: Rafael de Brigard Merchán, Pbro.
En el tiempo de la libertad
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l mundo occidental, mucho más que el oriental, ha sido inmerso en las últimas décadas en la prueba de la total libertad, al menos aparentemente. Como un huracán imparable, el viento de una libertad sin límites ha llenado todos los espacios, ha levantado cubiertas que se consideraban impenetrables, ha abierto ventanas hasta hace poco celladas y ha hecho volar como simples plumas sueltas miles y miles de páginas y códigos en los que estaba establecido el deber ser del mundo. No pocos, después de la ráfaga de viento de la libertad, han querido volver a reponer las cubiertas, cerrar las puertas y sellar las ventanas, pero es en vano. Se cierra una y se abre otra y nadie parece realmente interesado en que el estado de restrición vuelva a limitar la vida humana. La religión tampoco ha escapado de este viento huracanado. Como tampoco ha sido ajena a intentos de volver a sellar las entradas y sobre todo las salidas. A veces se ha querido reconstruir el mundo aquel sellado y sin mucha libertad acudiendo a valoraciones extremas de la tradición, dándole un valor y una importancia desmedida a viejas lenguas y no menos a las tareas lingüísticas como si fueran la fuente de la fe y la verdad. Sectores de creyentes añoran los tiempos de lo obligatorio en todo sentido, dejando muy de lado cualquier cosa que haga referencia a la autonomía del individuo. Hay un fabuloso miedo a la libertad pues siempre se sospecha de ella. En este vivir del recuerdo se sueña con los iluminados que serían capaces de dirigir a las multitudes con palabras que no se controvierten, sino que se obedecen a rajatabla. Pero la realidad va caminando en otro sentido. Desde luego que esto de la libertad total tiene más de ilusión que de realidad. Pero el espíritu de ella es el que domina la época que nos ha sido dada para vivir. Y este espíritu es el que ha puesto a prueba absolutamente todo lo que existe de humano y quizás de divino sobre el planeta Tierra. No todo lo sembrado en los tiempos de lo obligatorio es capaz de germinar en los campos de la libertad idealizada. Y es inútil querer trasplantar de un terreno al otro. Lo que se impone es una ardua tarea de sembrar unas plantas vigorosas que sean capaces de resistir y de gozar con los
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vientos que le son propios a la libertad y que nunca cesan de soplar con fuerza. Sólo árboles de tronco grueso y robusto, de frutos grandes y bien adheridos a las ramas, con un follaje que resista las diversas estaciones y sepa mutar con ellas sin morir en el tránsito de una a otra, perdurarán en los tiempos de la libertad absolutizada. Con timidez, pero con claridad conceptual, el segundo concilio Vaticano fue visionario en este sentido. Fue tímido, pues la Iglesia se estaba diciendo a sí misma que los tiempos de las puertas y ventanas cerradas habían llegado a su fin y que la muralla había sido parte de su propia pedagogía y tranquilidad. Pero Josué rondaba la muralla hace mucho tiempo. Y, sin embargo, el concilio actuó con honestidad y se atrevió a hablar de la libertad, incluso de la libertad religiosa y eso que todavía se sostenía que "fuera de la Iglesia no había salvación". Así llevamos cincuenta años tratando de vivir la fe, de sembrarla y de recoger sus frutos en un ambiente de libertad desbordada. No ha sido fácil, pero tampoco hay vuelta atrás. No faltan los que quieran reconstruir la murallas, revivir viejas lenguas, enredarnos en declinaciones y traducciones, darle carácter divino a personas humanas. Pero es inútil pues el Espíritu también está feliz aleteando encima de este aparente caos. Aquí parece estar la clave: tratar de seguir los movimientos del Espíritu, al cual ninguna muralla es capaz de detener. No porque así sostenía el cardenal Ratzinger que la caída de la cortina de hierro fue sin duda una obra del Espíritu. El futuro de la vida espiritual no está en crear nuevas estructuras, en escribir más códigos, en obligar a más personas a hacer y crear más cosas. No. En los tiempos benditos de la libertad, así sea bastante desbordada, el reto es hacer que los hombres y las mujeres amen de verdad esa condición, la de ser libres y por tanto, también, la posibilidad de encontrarse con Cristo, liberador por excelencia. Y el amor verdadero por la libertad ha de conducir a la construcción del bien, el único ámbito en que ésta se conserva en estado excelente. Leí recientemente que lo que hay que defender es la libertad, más que la verdad, pues esta florece en aquella maravillosamente.
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actualidad Por: Hernán Alejandro Olano García
La elección del Papa (acrónimo de Petri Apostoli Potestatem Accipiens, el que sucede al apóstol Pedro), se rige por la constitución Universi Dominici Gregis expedida por Juan Pablo II, y el Motu proprio Constitutione Apostolica expedida por Benedicto XVI en 2007, que recogen la praxis milenaria sancionada por normas canónicas precisas dadas para el cupo del colegio cardenalicio, que si bien tiene 120 cupos, actualmente está integrado por 118, de los cuales 1 de Oceanía, 11 africanos, 11 de Asia, 14 norteamericanos, 19 latinoamericanos y 62 europeos.
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icha elección, previo un desfile desde la capilla Paulina del Palacio Apostólico, se desarrolla en la capilla Sixtina, pero los cardenales residen durante la sede vacante en la domus santa Martha, pero previamente se desarrolla la denominada congregación particular con el camarlengo y tres cardenales, uno por cada orden (diagonal, presbiteral y episcopal) y, la congregación general, con todos los cardenales para preparar la elección, para lo cual deben prestar juramento, obligación y promesa de mantener un escrupuloso secreto de todo lo que ocurra en el cónclave. Ese juramento también lo prestan el maestro de celebraciones litúrgicas pontificias, los dos médicos, los dos religiosos, el secretario de la asamblea, los dos ceremonieros, un sacerdote y los que estén adscritos a los servicios de comedor y limpieza.
Cabe indicar que de los electores, 56 fueron creados por el propio Benedicto XVI, por tanto, fue la primera vez que participaron de un cónclave. Y que la norma de elección dispone que ninguno de ellos, ni por vía epistolar, telefónica o por cualquier medio de comunicación puede tener contacto con el exterior. De acuerdo con el presupuesto anual, el Vaticano ha destinado grandes sumas para la mejora de su sistema de telecomunicaciones, así como para los gastos de la restauración de bienes culturales y las pólizas de seguros de los tesoros artísticos depositados en sus museos; otra cifra se destina a cubrir las actividades del Pontífice y a servicios como la Radio Vaticana, y sus emisiones para los cinco continentes en 40 idiomas. En cifras consolidadas, durante el 2011 el Vaticano recibió 308 millones de euros, pero gastó 326 millones, así que un reto del Pontífice es también, como Jefe del Estado Vaticano, fortalecer la economía de esa pequeña gran nación. El Vaticano comenzó a publicar los informes financieros anuales desde el año 1981, cuando el Papa Juan Pablo II se dispuso a desafiar las percepciones que ese Estado era rico.
En general, a partir de la renuncia se da la figura del nihil innovetur, es decir, que no se puede innovar en nada, razón por la cual, si en la mañana en que el Papa hubiere renunciado, lo hubiese hecho antes de la proclamación pontifical de la canonización de la madre Laura, dicha canonización hubiera quedado en suspenso hasta un nuevo consistorio de proclamación de santos en el nuevo pontificado. La renuncia de Benedicto XVI está regulada por el Código de Derecho Canónico y, por tanto, rige el canon 332, al igual que el 335 de nihil innovetur y el 412 sobre el impedimento en sede episcopal cuando por cautiverio, relegación, destierro o impedimento, el obispo, en este caso, el obispo de Roma, esté imposibilitado para cumplir con su función episcopal. En el caso de Beneabril / junio - 2013- Vida pastoral no 150
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actualidad dicto XVI, por falta de vigor de fuerza y Espíritu, razón expresada por el Papa en su dimisión o abdicación, se cumplió a cabalidad, de acuerdo con la constitución política del estado Vaticano, expedida en el 2000. El Papa es el soberano de ese Estado. Recordemos que las fórmulas por aclamación o por compromiso para la selección del Pontífice fueron abolidas y, por tanto, se desarrollaron las votaciones. Está prohibido hacer pactos pre-electorales, prometer votos o realizar reuniones de pactos. Como características de la renuncia encontramos el libertat Fiat, es decir, que se debe hacer libremente y, el rite manifestationis, es decir, expresarla, aunque basta con eso, pues no requiere ser aceptada por nadie, es un acto realizado en plena conciencia, meditado, examinado y ponderado por quien deja el cargo, atendiendo la seriedad del acto y proponiendo además la fecha y hora a partir de la cual comienza la sede vacante, que es el período que va desde la efectiva dimisión hasta que se produzca la fumata blanca en la chimenea de la Sixtina y el camarlengo pronuncie la bella fórmula annuntio vobis gaudium magnum; "Habemus papam", es decir, es anuncio con gran alegría: "Tenemos Papa".
Cabe advertir que durante la sede vacante, cesan los cargos en los dicasterios de la curia romana salvo el del camarlengo, el penitenciario mayor, el vicario de la diócesis de Roma y el arcipreste de la basílica vaticana, no ejercen ninguna función ni el secretario de Estado, ni los jefes de los dicasterios, ni los cardenales prefectos ni los presidentes arzobispos.
La elección del pontífice supone también unos efectos económicos en las finanzas vaticanas, por cuanto la mayoría de los ingresos dependen de las donaciones de los fieles, bien a través de las limosnas, del diezmo o de la campaña anual para las misiones y del óbolo de san Pedro (Sb 12, 18-19).
Como este episodio no se producía desde hace 608 años, no se había aún redactado por Juan Pablo II esta fórmula que se encuentra en el punto 86 de la Universi Dominici Gregis: “Ruego, también, al que sea elegido que no renuncie al ministerio al que es llamado por temor a su carga, sino que se someta humildemente al designio de la
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voluntad divina. En efecto, Dios, al imponerle esta carga, lo sostendrá con su mano para que pueda llevarla; al conferirle un encargo tan gravoso, le dará también la ayuda para desempeñarlo y, al darle la dignidad, le concederá la fuerza para que no desfallezca bajo el peso del ministerio”.
Benedicto XVI ha pasado a tener todas las prerrogativas existentes para los obispos eméritos, de acuerdo con el documento de la Congregación para los Obispos "Il vescobo emerito" del 2008, y por lo menos, en teoría, podría haber sido elegido en la Sede de Pedro.
¿Qué viene ahora para Benedicto XVI? En lo que a él respecta, como lo expresó en su renuncia, su futuro es el servir, de todo corazón a la santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria, una vida eremítica como la de Celestino V, que renunció con ese fin en el año 1294. Benedicto XVI, humildemente volverá a utilizar su nombre, pero muy seguramente, de aquí hasta su futuro deceso, recibirá todas las consideraciones de quien ha ejercido el primado de la Iglesia católica. Podríamos concluir diciendo que el Papa ha renunciado a la potestas de su oficio, pero ha recuperado la autoridad de ese gran teólogo que es Joseph Ratzinger.
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i ó n
P or q u é c r e o Creo en la vida eterna
Creo en Dios Padre
Creo en el Espíritu Santo
Creo en la Iglesia católica
Creo en la resurrección de los muertos
Creo en el perdón de los pecados
Creo en la comunión de los santos
Por medio de preguntas y respuestas, esta colección nos brinda la información esencial acerca de la fe católica.
DISPONIBLES EN RED DE LIBRERÍAS SAN PABLO Y LIBRERÍA VIRTUAL
Creo en Jesucristo
ntes de presentar su dimisión al pontificado, Benedicto XVI dejó listo el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año, que Vida Pastoral quiere compartir con sus lectores. La Jornada, que este año se celebra el 12 de mayo, fecha de canonización de Laura Montoya Upegui, celebra además la Ascensión del Señor. Dejamos, pues, el Mensaje para esta Jornada, donde el Sumo Pontífice enfatiza la importancia de saber manejar las redes sociales.
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“Queridos hermanos y hermanas: Ante la proximidad de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2013, deseo proponeros algunas reflexiones acerca de una realidad cada vez más importante, y que tiene que ver con el modo en el que las personas se comunican hoy entre sí. Quisiera detenerme a considerar el desarrollo de las redes sociales digitales, que están contribuyendo a que surja una nueva "ágora", una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad. Estos espacios, cuando se valorizan bien y de manera equilibrada, favorecen formas de diálogo y de debate que, llevadas a cabo con respeto, salvaguarda de la intimidad, responsabilidad e interés por la verdad, pueden reforzar los lazos de unidad entre las personas y promover eficazmente la armonía de la familia humana. El intercambio de información puede convertirse en verdadera comunicación, los contactos pueden transformarse en amistad, las conexiones pueden facilitar la comunión. Si las redes sociales están llamadas a actualizar
Mensaje del santo padre Benedicto XVI para la XLVII jornada mundial de las comunicaciones sociales Domingo 12 de mayo de 2013 esta gran potencialidad, las personas que participan en ellas deben esfor-
zarse por ser auténticas, porque en estos espacios no se comparten tan solo ideas e informaciones, sino que, en última instancia, son ellas mismas el objeto de la comunicación. El desarrollo de las redes sociales requiere un compromiso: las personas se sienten implicadas cuando han de construir relaciones y encontrar amistades, cuando buscan respuestas a sus preguntas, o se divierten, pero también cuando se sienten estimuladas intelectualmente y comparten competencias y conocimientos. Las redes se convierten así, cada vez más, en parte del tejido de la sociedad, en cuanto que unen a las personas en virtud de estas necesidades fundamentales. Las redes sociales se alimentan, por tanto, de aspiraciones radicadas en el corazón del hombre.
La cultura de las redes sociales y los cambios en las formas y los estilos de la comunicación suponen todo un desafío para quienes desean hablar de verdad y de valores. A menudo, como sucede también con otros medios de comunicación social, el significado y la eficacia de las diferentes formas de expresión parecen determinados más por su popularidad que por su importancia y validez intrínsecas. La popularidad, a su vez, depende a menudo más de la fama o de estrategias persuasivas que de la lógica de la argumentación. A veces, la voz discreta de la razón se ve sofocada por el ruido de tanta información y no consigue despertar la atención, que se reserva en cambio a quienes se expresan de manera más persuasiva. Los medios de comunicación social necesitan, por tanto, del compromiso de todos aquellos que son conscientes del valor del diálogo, del debate razonado, de la argumentación lógica; de personas que tratan de cultivar formas de discurso y de expresión que apelan a las más nobles aspiraciones de
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comunicaciones quien está implicado en el proceso comunicativo. El diálogo y el debate pueden florecer y crecer asimismo cuando se conversa
y se toma en serio a quienes sostienen ideas distintas de las nuestras. "Teniendo en cuenta la diversidad cultural, es preciso lograr que las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro, sino que aspiren también a enriquecerse con ella y a ofrecerle lo que se tiene de bueno, de verdadero y de bello" (Discurso para el Encuentro con el mundo de la cultura. Belém, Lisboa, 12 mayo 2010). Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente inclusivas: de este modo, se beneficiarán de la plena participación de los creyentes que desean compartir el Mensaje de Jesús y los valores de la dignidad humana que promueven sus enseñanzas. En efecto, los creyentes advierten de modo cada vez más claro que si la Buena Noticia no se da a conocer también en el ambiente digital podría quedar fuera del ámbito de la experiencia de muchas personas para las que este espacio existencial es importante. El ambiente digital no es un mundo paralelo o puramente virtual, sino que forma parte de la realidad cotidiana de muchos, especialmente de los más jóvenes. Las redes sociales son el fruto de la interacción humana pero, a su vez, dan nueva forma a las dinámicas de la comunicación que crea relaciones; por tanto, una comprensión atenta de este ambiente es el prerrequisito para una presencia significativa dentro del mismo. La capacidad de utilizar los nuevos lenguajes es necesaria no tanto para estar al paso con los tiempos, sino precisamente para permitir que la infinita riqueza del Evangelio encuentre formas de expresión que puedan alcanzar las mentes y los corazones de todos. En el ambiente digital, la palabra escrita se encuentra con frecuencia acompañada de imágenes y sonidos. Una comunicación eficaz, como las parábolas de Jesús, ha de estimular la imaginación y la sensibilidad afectiva de aquéllos a quienes queremos invitar a un encuentro con el misterio del amor de Dios. Por lo demás, sabemos que la tradición cristiana ha sido siempre rica en signos y símbolos: pienso, por ejemplo, en la cruz, los iconos, el belén, las imágenes de la Virgen María, los vitrales y las pinturas de las
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iglesias. Una parte sustancial del patrimonio artístico de la humanidad ha sido realizada por artistas y músicos que han intentado expresar las verdades de la fe. En las redes sociales se pone de manifiesto la autenticidad de los creyentes cuando comparten la fuente profunda de su esperanza y de su alegría: la fe en el Dios rico de misericordia y de amor, revelado en Jesucristo. Este compartir consiste no solo en la expresión explícita de la fe, sino también en el testimonio, es decir, "en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él" (Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2011). Una forma especialmente significativa de dar testimonio es la voluntad de donarse a los demás mediante la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana. La presencia en las redes sociales del diálogo sobre la fe y el creer confirma la relevancia de la religión en el debate público y social. Para quienes han acogido con corazón abierto el don de la fe, la respuesta radical a las preguntas del hombre sobre el amor, la verdad y el significado de la vida ―que están presentes en las redes sociales― se encuentra en la persona de Jesucristo. Es natural que quien tiene fe desee compartirla, con respeto y sensibilidad, con las personas que encuentra en el ambiente digital. Pero en definitiva los buenos frutos que el compartir el Evangelio puede dar, se deben más a la capacidad de la Palabra de Dios de tocar los corazones, que a cualquier esfuerzo nuestro. La confianza en el poder de la acción de Dios debe ser superior a la seguridad que depositemos en el uso de los medios humanos. También en el ambiente digital, en el que con facilidad se alzan voces con tonos demasiado fuertes y conflictivos, y donde a veces se corre
el riesgo de que prevalezca el sensacionalismo, estamos llamados a un atento discernimiento. Y recordemos, a este respecto, que Elías reconoció la voz de Dios no en el viento fuerte e impetuoso, ni en el terremoto o en el fuego, sino en el "susurro de una brisa suave" (1R 19, 11-12). Confiemos en que los deseos fundamentales del hombre de amar y ser amado, de encontrar significado y verdad ―que Dios mismo ha colocado en el corazón del ser humano― hagan que los hombres y mujeres de nuestro tiempo estén siempre abiertos a lo que el beato cardenal Newman llamaba la "luz amable" de la fe. Las redes sociales, además de instrumento de evangelización, pueden ser un factor de desarrollo humano. Por ejemplo, en algunos contextos geográficos y culturales en los que los cristianos se sienten aislados, las redes sociales permiten fortalecer el sentido de su efectiva unidad con la comunidad universal de los creyentes. Las redes ofrecen la posibilidad de compartir fácilmente los recursos espirituales y litúrgicos, y hacen que las personas puedan rezar con un renovado sentido de cercanía con quienes profesan su misma fe. La implicación auténtica e inte-
ractiva con las cuestiones y las dudas de quienes están lejos de la fe nos debe hacer sentir la necesidad de alimentar con la oración y la reflexión nuestra fe en la presencia de Dios, y también nuestra caridad activa: "Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe" (1Co 13, 1). Existen redes sociales que, en el ambiente digital, ofrecen al hombre de hoy ocasiones para orar, meditar y compartir la Palabra de Dios. Pero estas redes pueden asimismo abrir las puertas a otras dimensiones de la fe. De hecho, muchas personas están descubriendo, precisamente gracias a un contacto que comenzó en la red, la importancia del encuentro directo, de la experiencia de comunidad o también de peregrinación, elementos que son importantes en el camino de fe. Tratando de hacer presente el Evangelio en el ambiente digital, podemos invitar a las personas a vivir encuentros de oración o celebraciones litúrgicas en lugares concretos como iglesias o capillas. Debe de haber coherencia y unidad en la expresión de nuestra fe y en nuestro testimonio del Evangelio dentro de la realidad en la que estamos llamados a vivir, tanto si se trata de la realidad física como de la digital. Ante los demás, estamos llamados a dar a conocer el amor de Dios, hasta los más remotos confines de la tierra. Rezo para que el Espíritu de Dios los acompañe y los ilumine siempre, y al mismo tiempo os bendigo de corazón para que puedan ser verdaderamente mensajeros y testigos del Evangelio. "Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación" (Mc 16, 15) .
Pensamientos sobre la
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“La fe es la compañera de vida que nos permite pe percibir con una mirada siempre nueva las maravillas que Dios hace por nosotros”. BENEDICTO XVI
nteresante el planteamiento que hacen algunos autores en el contexto de la medicina, donde nace el concepto de Bioética, e iluminan la realidad actual comparándola con el mito de Frankenstein, este monstruo creado en un laboratorio científico y formado por retales de cuerpos humanos, tiene su origen en una obra literaria de Mary Godwin Wollstonecraft (1797-18519), en algunos ambientes más conocida como Mary Shelley, ya que posteriormente adoptó el apellido de su marido, el poeta romántico Percy Bysshe Shelley, y que tituló a Frankenstein como el moderno Prometeo” (1818).
I
Y en la obra de Mary Shelley, el doctor Frankenstein actúa como un Prometeo moderno, se rebela contra su dios, desafiándolo al dar vida a la materia inerte y a obviar las leyes de la naturaleza. La astucia y la inteligencia del doctor buscarán el desarrollo del progreso humano y para ello deberá pagar un alto precio, quedando al final como un héroe en su rebelión científica y como un ser patético a su destino final. Su inmediato arrepentimiento al ver su obra terminada le diferencia del Prometeo mitológico, pero su lenta agonía en el dolor de ver destruidos a sus seres más queridos es similar al suplicio que devora las entrañas del titán encadenado 1.
1
Cf. http://idd0073h.eresmas.net/public/artic11/artic11_03.html
Con toda razón nos debe cuestionar hoy esta referencia bibliográfica pues tendemos a formar y crear al ser humano a nuestra manera, tráfico de órganos y la manipulación genética que se desvían del camino del bienestar y la calidad de vida de todos los seres humanos. Lamentablemente los intereses humanos van en contravía, o por lo menos van por caminos distintos por los cuales la bioética nos quiere encarrilar o reintegrar, obviamente sin desmeritar todo el bien que se hace y que ofrecen estos adelantos.
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Aldo Maria Valli
salud Siendo así que la bioética abarca un campo muy amplio y toca o es tocada por todas las ciencias a la hora de interactuar en un comité de bioética o sencillamente cuando quiere mostrarle a las otras ciencias salidas diferentes para no terminar con la vida o manipularla de acuerdo a nuestros intereses o necesidades, ya que todos gozamos de los mismos derechos y deberes y toda obra humana tiene sus pro y sus contra de acuerdo a su ubicación espaciotemporal, cultural, y las formas de comunicar su lenguaje. Teóricamente podríamos encontrar muchas definiciones acerca de bioética, sin embargo, más que saber intelectual buscamos mirar hacia el interior de cada uno de nosotros y tomar conciencia de cuál es la implicación en la vida diaria y la práctica que hago de la calidad de vida conmigo, con el cosmos y con los demás seres vivos que me rodean. Gilbert Hottois hace un ensayo de delimitación temática en el marco de la bioética y de la relación directa e indirecta de las demás ciencias y saberes con la misma, ya que un concepto no podemos encadenarlo ni darlo por terminado, como diría Adela Cortina en uno de sus libros de Ética, pues todo va evolucionando y más hoy en día cuando todo marcha a pasos gigantes en cuestiones de investigación y ciencia. La delimitación se puede agrupar de la siguiente manera:
En el contexto de la naturaleza:
En el contexto de la biomedicina: en cuanto a la persona humana, medicina de conveniencia (de confort, de deseo): procreación asistida por médico (desde la contracepción hasta la clonación); experimentación humana; diagnóstico; pruebas; consejería genética; eutanasia; cuidados paliativos; obstinación (ensañamiento) terapéutica(o); trasplante de órganos y de tejidos; definición del inicio y del final de la vida humana; (in)disponibilidad del cuerpo humano…
especies y ecosistemas destruidos, amenazados, perturbados; biodiversidad; experimentación con animales; derechos de los animales; desequilibrios de la biosfera: contaminaciones, efecto invernadero, capa de ozono degradada; desarrollo sostenible y principio de precaución; organismos genéticamente modificados (transgénesis, clonación)… todos estos asuntos también afectan a los humanos en diversos grados, por ejemplo: los alimentos genéticamente modificados, xenotranplantes.
En el contexto social (político, jurídico, económico): política de la salud y asignación de recursos limitados; informatización y bases de datos personales; patentabilidad de lo viviente no humano y humano; analizar y gestionar la precepción pública de los problemas, de los riesgos y de las promesas; legislar o no sobre cuestiones que también dependen de la ciencia individual en una sociedad pluralista (desde las decisiones acerca de la procreación hasta la elección al final de la vida); regulación estricta por parte del Estado o
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iniciativa privada para el ofrecimiento y la explotación de las técnicas biomédicas (por ejemplo, las pruebas genéticas); articular en el campo biomédico las exigencias no convergentes de la libertad individual, los intereses particulares, la solidaridad, la justicia y la igualdad; tercer mundo, desigualdad biomédica planetaria, enfermedades huérfanas…2. El llamado urgente y lógico que encontramos detrás de cada ser viviente y no viviente que es atropellado o manipulado nos debe chirrear en los oídos ya que si hacemos caso omiso de todos estos maltratos tarde o temprano nos sentiremos imbuidos en el tsunami devastador de nuestra vida que no tiene reversa ni escapatoria.
En el plano cristiano Podemos recordar aquel pasaje del Éxodo 3, 1-15 donde e Dios le dice a Moisés que se quite las sandalias de sus pies porque el lugar que pisa santo es. Miremos de qué cosas debemos desprendernos para contribuir con el bienestar y la calidad de vida del mundo entero, de la humanidad. Miremos qué tan consciente soy del lugar que me corresponde compartir con mis hermanos y más aún con las generaciones futuras, qué tan sagrado es mi hermano, la tierra que piso, el aire que respiro, el agua que bebo, la vida que comparto…, de que tanto el indigente como el presidente tienen la misma dignidad y los mismo derechos y deberes. Porque hay momentos en los que quisiéramos acabar con los indigentes y los amigos de lo ajeno, y otros más, sin embargo, hay algunos que no roban celulares sino millones y aún así los seguimos eligiendo para que nos gobiernen y nos dirijan en las diferentes entidades como la salud, la educación… En un libro de Sófocles, del siglo cuarto, Epicteto es un personaje 2 HOTTOIS, Gilbert. ¿Qué es la bioética? Bogotá, Kimpres, 2007. P. 20
que queda convertido en Parias y éste decide irse a pelear en la guerra de Troya, sin embargo, de camino al pasar por un templo religioso siente curiosidad y entra al templo, con tan mala suerte que la culebra que custodiaba el templo lo mordió causándole una llaga cancerosa. Los gritos de Epicteto interrumpieron la ceremonia religiosa y salieron los soldados y lo agarraron y los llevaron a la isla de Patmos. Pasado el tiempo descubrieron que los soldados no podían ganar la guerra sin el arco mágico de Epicteto y se vieron en la obligación de ir hasta la isla a recuperar el arco mágico de Epicteto. Y acá donde viene lo curioso de la historia porque los soldados viendo la necesidad del arco, puesto que ellos sí sabían lo importante que era el arco mágico para no seguir sufriendo, llegaron modestamente a dialogar con Epicteto, cosa que el general del ejército no hizo, ya que éste llegó regañando e insultando a
Epicteto. Por tanto, los “intereses” de Dios son el amor, el perdón, la caridad… que aprendamos a vivirla y reflejarla en medio de nuestros hermanos. Ahora, ¿cuáles serán los intereses de nuestros políticos, de nuestros mandatarios, de nuestros sacerdotes, de nuestros profesores, de nuestros artesanos, de nuestros taxistas?...Quiénes somos nosotros para juzgarlos…, sin embargo, tú y yo como cristianos e hijos de un solo Padre, sí podemos preguntarnos y darle la respuesta a Aquel Ser trascendental con el que compartimos las cosas más sublimes de nuestra vida y de nuestra interioridad: ¿Cuáles son nuestros intereses? ¿Cómo tratamos a las demás personas, como sagradas o como meros objetos, al mejor estilo servilleta o billete de dos mil pesos que sólo los utilizamos, o nos prestan un servicio, meros objetos ambulantes? Eso también es calidad de vida y me parece que se vive actualmente en algunos sectores de nuestra sociedad. abril / junio - 2013- Vida pastoral no 150
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catequesis
Tomado de “Religión en libertad.com”. www.religionenlibertad.com
Nuevos movimientos, grupos pequeños, itinerarios de acogida, mucha escucha, salir a la calle, una conversión pastoral completa... así es una diócesis de Nueva Evangelización.
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ominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, visitó Toledo del 11 al 13 de enero y expuso su visión de la Nueva Evangelización como pastor de una diócesis que ha acogido en pocos años unas 50 nuevas realidades eclesiales y busca salir a las calles a evangelizar y formar evangelizadores. De sus tres extensas exposiciones, sintetizamos algunas ideas.
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Las 9 puertas para evangelizar Dominique Rey se refiere a 9 ámbitos sociales donde tiene lugar el anuncio de Jesucristo y la posterior formación en la fe. Son 9 "puertas a las que tocar", lugares a los que ir.a. nos toca por territorio y la compartes con gente muy distinta a ti. Juan Pablo II decía que la parroquia tiene que ser el centro de la nueva evangelización.
4. Las nuevas realidades eclesiales 1. La Familia Es el primer lugar donde se engendra la fe y se aprende a vivir en cristiano según el testimonio de los padres. El párrafo 14 de "Evangelium nuntiandii" dice que en una familia consciente todos los miembros evangelizan y son evangelizados.
2. La educación Sin ella no hay crecimiento ni maduración ni cambio de mentalidad y cultura. Capellanías, internados, residencias de estudiantes... tienen mucho que hacer para evangelizar. Muchos jóvenes son analfabetos en lo religioso. Las escuelas católicas han de evangelizar, enseñar y educar, todo junto. Para eso, en cada centro educativo "debe haber un núcleo duro de cristianos que den orientación cristiana en esa escuela, para que sea católica de verdad". Sin "núcleo duro" es católica sólo de nombre.
3. La parroquia Tiene un territorio, un pastor dependiente del obispo y una comunidad en torno a los sacramentos. Acompaña a la persona desde el bautismo hasta el entierro. Forma con la catequesis a niños y adultos. No la elige cada uno, sino que
No deben despreciarse ni dejarse de lado. Juan Pablo II y Benedicto XVI insistieron siempre en su fuerza renovadora. Como las órdenes religiosas, comunidades que fueron roturadores, pioneras, también ellas renuevan toda la Iglesia. El pastor debe estar atento, "ayudarles, acompañarles, quizá corregirles". El obispo recuerda que el mismo Benedicto XVI pidió no estar demasiado atado a planes pastorales hechos de normas. "Permitan al Espíritu Santo que actúe a su gusto; una pastoral planificada puede asfixiar las nuevas iniciativas, estad atentos a lo que surge, a lo imprevisto".
5. Diaconía Es la caridad, el servicio a los pobres. La diaconía verifica con actos reales, concretos, la autenticidad de la fe.
6. La piedad popular A menudo se da en lugares especiales, en santuarios, lugares de acogida que deben servir para evangelizar la religiosidad. "Nuestra sociedad es consumista pero también hay gente en búsqueda espiritual. Hay que re-evangelizar esta piedad popular a la que acuden buscadores".
a Cannes, "que es una ciudad llena de sectas y de gente guapa del cine". Unas 10.000 personas en verano visitan esta islita donde sólo hay un monasterio y una atmósfera distinta a Cannes. "Allí lanzamos el festival del Silencio, llevamos a los cineastas a la isla, a que estén un día desconectados, y así en un mundo de agitación mediática tienen un día de oración o silencio": así, lo más moderno y lo más tradicional se encuentran.
7. Los medios de comunicación social e Internet "La red invade la vida de muchos, especialmente de los jóvenes. Allí no hay intimidad sino ´extimidad´, porque exponemos todas nuestras cosas en la red. Pasamos de la información a la conversación, cada internauta es hoy un ´comunicador mediático´. La Iglesia, como Internet, está universalmente conectada. Hasta el Papa usa Twitter. Pero ojo, cuidado con la adicción. El Evangelio no llega en el espectáculo ni se mide por las audiencias".
8. El arte y la cultura La Iglesia pide una pastoral de la inteligencia. Transformar la cultura, evangelizarla, requiere de fe y razón, no de mero sentimentalismo ni tampoco de nostalgias del pasado.
9. La vida social Ocio, deporte, trabajo y vida asociativa. "La evangelización puede transformar todo nuestro mundo, humanizarlo, dar una ecología de la persona humana. El evangelio no es una contracultura, sino que entra en la cultura, la impregna desde dentro y la limpia de las patologías que la afligen".
Un ejemplo: en la diócesis de Toulon, hay un monasterio en una isla frente
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catequesis
Seis actitudes pastorales evangelizadoras Son ideas que han de hacer cambiar las rutinas y hábitos de nuestra parroquia, grupo, apostolado, etc., para hacerlos más evangelizadores.
1- Hay que llegar a las personas donde se encuen-
tran, en lo físico y en lo cultural. "Se crean nuevos barrios lejos del centro, mientras nuestras iglesias están concentradas en el centro. Vemos barrios sin iglesias. En EE.UU cuando surge un nuevo barrio enseguida se prevé espacio allí para capillas. Nosotros también hemos de prever, ir. Y hemos de escuchar qué preguntas se hace la gente y qué problemas tienen las personas".
2-
Atender qué reprochan nuestros contemporáneos a la Iglesia. Algunos reproches son ilegítimos e ideológicos; otros tienen su legitimidad. No se equivocan muchas veces si se quejan de que usamos un lenguaje complicado, de falta de acogida, de déficit de comunicación…
3-
Diversificar: no a la pastoral monolítica. Debe haber distintas puertas de acceso a la fe y a la comunidad. Los alejados, los que tienen sólo relación puntual… pueden preferir invitaciones a actos muy puntuales (una jornada, una mañana, un viaje), en vez de que les ofrezcan itinerarios muy largos y complicados. En estos actos se puede proponer una nueva conversión. Y los cristianos comprometidos deben ser ayudados a ser evangelizadores. "Pasemos del cristianismo de tradición al de adhesión y compromiso".
4-
El kerigma y el primer anuncio debe estar en el corazón de la pastoral ordinaria. Los católicos deben salir de la sombra del campanario, salir a evangelizar. Juan Pablo II decía: "La parroquia debe buscarse a sí misma fuera". "Nada de pastoral de ventanilla, salir al mundo". Las puertas de la parroquia deben abrirse a todas las experiencias humanas.
5- Abrir la parroquia y las comunidades a la diaco-
nía, el servicio a los pobres. "Hay pobres por la crisis y por la ruptura familiar, la pobreza afectiva, la soledad. Esos pueden ser lugares de encuentro con el Evangelio".
6-
Aceptar una conversión pastoral. "Nada de esto es posible sin una mirada hacia dentro, sin concienciarnos. Hay que pasar del público cautivo al anuncio fuera. Hay diócesis que se preocupan por la evangelización: hay sacerdotes que se visitan unos a otros para aprender nuevas formas, experiencias. No hay una única forma y en estos intercambios se aprende mucho".
Cómo tratar a la gente e integrarla en la comunidad 1- La acogida es algo central. Con ella mostramos
nuestra caridad y diaconía. La acogida incluye tener capacidad de escucha, mostrar gratuidad y ofrecernos con disponibilidad. Sin esto, no somos acogedores.
2-
La escucha de las demandas de los fieles. "Unos vienen pidiendo sacramentos, exequias, etc… Otros sólo quieren la catequesis de los niños. Otros tienen cierta religiosidad: quieren bendecir objetos. Otros quieren ayudas materiales. Otros sólo necesitan hablar con alguien. Hay que ver cómo evangelizar cada una de esas demandas. A menudo en las parroquias sólo creamos actividades para los muy habituales, no proponemos nada a estas personas que vienen buscando otras cosas".
3- Atender el itinerario de la persona. "Implica perso-
nalizar las relaciones, saber que cada uno está en una etapa o en un camino distinto. Hay métodos que dan resultado, cosas ya probadas. Por ejemplo, los Cursos Alpha, con una comida y testimonios y lenguaje accesible, no recitando el Catecismo. Son 8 o 10 sesiones. También funcionan las células de evangelización parroquial: pequeñas células en casas, abiertas a gente que no iría a la iglesia pero que son invitadas a esta reunión semanal en la casa. Tenemos una parroquia con decenas de células. Se pueden crear también círculos bíblicos, comunidades y movimientos de pequeña fraternidad, etc… No basta con decir: "¿Quiere ser cristiano?, pues vaya a misa". Está bien ir a misa pero mucha gente no hará eso por sí sola.
4-
Los círculos de compromiso. Hay que reconocer los cuatro tipos de trato que alguien tiene con la iglesia. – El parroquiano ordinario y practicante. – El de temporada: va si no llueve, son intermitentes. – Los de misas, bautizos y comuniones. – Los que no tienen ningún contacto con la Iglesia. Y hay que desarrollar formas de llegar a todos ellos y aumentar su fe, formación y compromiso.
5- Acoger los dones, carismas y capacidades de cada
fiel. "El pastor debe ayudar a cada uno a desplegar sus carismas para que crezcan en fe y se vayan integrando en la comunidad. Al recién llegado o alejado hay que inscribirlo en una pequeña comunidad o grupo adecuado para él con un camino de iniciación cristiana que le dé un auténtico encuentro con Cristo. Es una estructura pequeña personalizadora, que permite lo espontáneo, como es, por ejemplo, la oración en un grupo pequeño". Un cura no puede acompañar personalmente a 300 personas, no puede ser director espiritual cercano y disponible para todos.
6- Formación continua: para clero, laicos, feligreses... 26
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7- Participación: "Hagamos cosas juntos, llevemos a la gente pasiva a que usen sus capacidades".
8-
Momentos para proclamar la fe y el Credo; explícitamente. "Sí, lo hacemos en la Eucaristía dominical, pero hay que expresarlo en más momentos. En Toulon hemos bajado la edad de confirmación: antes era con 15 años; ahora con 10 u 11. Pedimos que sea la comunidad la que establezca momentos para profesar su fe ante todos, en voz alta: durante una peregrinación en Lourdes, por ejemplo. Hacemos que proclamen el Credo en público, como en la Vigilia Pascual, ante los hermanos".
Dominique Rey también respondió algunas preguntas de los asistentes. Sobre evangelizar a inmigrantes y musulmanes
personal y con la conversión permanente! Eso crea el estado de ánimo que hace que los cristianos sean creíbles y audibles".
Sobre los cristianos en la política "El cristiano por definición debe estar comprometido con la política en el sentido noble del término. El gobierno de la urbe debe buscar la solidaridad, la subsidiariedad, la defensa de la vida y dignidad humana desde la concepción hasta la muerte. En Toulon hemos lanzado un observatorio sociopolítico para formar la conciencia de los cristianos. Intentamos dar voz a la Iglesia en los medios de comunicación, ahora contra el matrimonio homosexual y la entrega de niños a parejas del mismo sexo.
Sobre las zonas rurales y los cristianos muy dispersos
"Tenemos comunidades cristianas evangelizadoras de Brasil, Chile, Colombia, etc., nos ayudan a evangelizar a los inmigrantes de esos países en nuestra diócesis. También tenemos unos pocos musulmanes conversos. Y un seminarista que viene del protestantismo. En Toulon, el 15% de los habitantes ya son musulmanes. Nuestro método con ellos es: caridad y coherencia de vida, y proponer la inteligencia de la Fe, proponer la razón y la sabiduría. Hay musulmanes que impresionados por la caridad reflexionan sobre el cristianismo y entonces ven su razonabilidad. Tengo una comunidad que trabaja la presencia directa entre musulmanes. Es arduo, no tenemos decenas de conversiones. Pero ya pasan cosas: cada año tenemos 8 o 10 musulmanes que se convierten.
"En nuestra diócesis tenemos pueblecitos al norte de 300 habitantes y menos, y además son socialistas, radicales. Son parroquias demasiado pequeñas, el cura solo no puede. Hay que unir allí a los cristianos en torno a monasterios y comunidades. En un clima de desertificación, una comunidad de vida y oración, de tipo monástico o similar, puede dar aliento a los cristianos. Los curas diocesanos nos dicen que para ellos es fundamental poder alimentarse también ellos en este terreno pastoral tan ingrato y árido. Si la parroquia es muy pequeña, creamos también “polos misionales”, un trabajo colectivo donde los curas trabajen y reflexionen juntos".
Sobre la adoración evangelizadora
"Tenemos unas 50 comunidades nuevas en Toulon, algunas más monásticas, otras carismáticas, otras de espiritualidades más clásicas. Cada año ordenamos a 8 o 10 sacerdotes y la mitad son de alguna de esas comunidades. Antes de acogerlas hay que verificar la autenticidad del carisma, ayudarles a madurar, a integrarse en un territorio concreto, que no estén solos sin conectarse con los demás. Los carismas no se yuxtaponen, no han de estar sin contacto: no, al contrario, deben tratarse y colaborar. Si una comunidad sólo ayuda a sus miembros es que eso no es eclesial, es que no están al servicio del evangelio. En el seminario todos aprenden a respetarse, conociéndose. Así, han de funcionar como una sinfonía".
"La experiencia demuestra que donde hay adoración permanente se genera evangelización. Hay que buscar la fórmula pastoral para ello: que se rece en la adoración por la evangelización de la parroquia, por el apostolado. Los mismos adoradores generan fecundidad misionera. Están, por ejemplo, los Misioneros de la Santísima Eucaristía, que el padre Justo, entre Francia y España, promueve".
Sobre "el puerta a puerta" eficaz: ¡rezando! "A veces yo mismo salgo a la calle, a evangelizar. O voy puerta a puerta. Pero todo empieza antes, ¡con la oración
Sobre el papel de los nuevos movimientos y comunidades
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Actualidad en la Iglesia
Por: Carolina Salamanca
s cierto, la elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio como el nuevo sucesor de Pedro nos ha sorprendido. También es cierto que en varios aspectos marca un nuevo camino: es el primer Papa latinoamericano, es el primer Papa jesuita, es el primer Papa que elige el nombre Francisco. Pero es igualmente cierto que se puede entrever una continuidad con el pontificado de Benedicto XVI en cuanto a la “realización” de las propuestas del Concilio Vaticano II para la Iglesia contemporánea.
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De acuerdo con el periódico alemán Die Zeit, el cardenal Joachim Meisner afirmó que la elección sorprendió a algunos cardenales, pero al final de la votación todos se sintieron alegres por ella: “En verdad nos ha sido dado este Papa y en verdad lo hemos recibido muy bien. Este Cónclave ha mostrado que no hemos sido nosotros los cardenales, sino alguien más quien ha llevado la dirección”. Con esto, Meisner alude a que en la elección de un Papa se manifiesta la voluntad de Dios para su Iglesia.
La proclamación del Año de la fe, en el quincuagésimo aniversario del Concilio Vaticano II, como “ocasión para volver a Dios, para profundizar y vivir con mayor valentía la propia fe, para reforzar la pertenencia a la Iglesia, ‘maestra de humanidad’, que, a través del anuncio de la Palabra, la celebración de los sacramentos y las obras de caridad, nos guía a encontrar y conocer a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre” (BENEDICTO XVI, Audiencia General 17/10/2012), señala el camino que se vislumbra para la Iglesia: acercamiento de los fieles a la Palabra, para tener una fe madura, lo cual supone un énfasis en pastoral y nueva evangelización. Y en este sentido podemos afirmar que el camino iniciado por el Concilio fue fortalecido doctrinal y teológicamente por Benedicto XVI y que en los últimos años de su pontificado le dio un giro hacia la evangelización de corte pastoral y de relación cercana de los fieles con sus pastores, como es evidente en sus escritos sencillos, inteligentes y accesibles. Ahora, a partir de la trayectoria del cardenal Bergoglio, podemos intuir una adhesión y continuidad al camino trazado por su antecesor: por un lado, ha mantenido la línea del magisterio en lo referente al aborto, la eutanasia y el matrimonio homosexual, pero de un modo tal que acoge al otro sin discriminarlo ni juzgarlo. Por otro lado, el gesto de humildad de la renuncia de Benedicto XVI al reconocer su falta de fuerzas para llevar la barca de Pedro es retomado por Francisco desde el comienzo de su ministerio cuando hace tres peticiones: antes que nada, una oración por su antecesor; luego, mantener viva la relación Obispo-pueblo, como itinerario de fraternidad, amor y confianza, en la oración de los unos por los otros; y finalmente una oración del pueblo por su Pastor para que la bendición de Dios lo acompañe. Este gesto de humildad del Papa encaja con su trayectoria de compromiso con la justicia y la igualdad social, su
lucha contra la pobreza y la discriminación, su crítica a las mafias y a la ostentación de poder. Y es en este punto donde se puede reconocer el pensamiento y el carácter del cardenal Carlo Maria Martini, también jesuita, quien fuera el contrapunto de Benedicto XVI. En los escritos y propuestas de Martini se descubre un alejamiento de los protocolos, en una intención de acercarse al pueblo, de vivir con él y en él. Hoy Francisco rechazó el uso de los zapatos rojos y asistió a Santa María la Mayor a pie. Así pues, con estas dos vertientes en su pensamiento, el Papa Francisco habla a todas las Iglesias: ha sido una elección con la cual la Iglesia católica confiesa su universalidad, promueve la unidad de las naciones, la apertura y acogida de todos. Benedicto XVI ha hecho énfasis en la Iglesia como cuerpo místico de Cristo; Francisco parece inclinarse por la Iglesia como pueblo de Dios: ambas declaraciones del Concilio Vaticano II… La homilía del cardenal Sodano en la Santa Misa “Pro Eligendo Romano Pontifice” nos ayudaba a comprender la misión que Cristo ha confiado a Pedro y a sus sucesores: un mensaje de amor (cf. Is 61, 1-3), un mensaje de unidad (cf. Ef 4, 11-16), un mandamiento de amor (cf. Jn 15, 9-17). En verdad, como decía el cardenal Meisner, ha sido Jesucristo quien a través del Espíritu Santo ha suscitado este nuevo Pastor para su Iglesia.
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Actualidad en la Iglesia
Biografía • Nace en Buenos Aires el 17 diciembre de 1936. • Se gradúa como Técnico químico, pero luego decide hacerse sacerdote y entra al Seminario de Villa Devoto. • Entra al noviciado de la Compañía de Jesús el 11 marzo de 1958 y estudia humanidades en Chile. • En 1963, regresa a Buenos Aires, y se gradúa en filosofía en la Facultad de Filosofía del Seminario de San José. • Entre 1964 y 1966 es profesor de literatura y psicología en Buenos Aires. • De 1967 a 1970 estudia teología en la Facultad de Teología del Colegio de San José. • El 13 de diciembre de 1969 es ordenado sacerdote. • El 22 de abril de 1973 hace los votos perpetuos. • El 31 de julio de 1973 es elegido provincial de la Compañía de Jesús en Argentina. • Entre 1980 y 1986 es rector de la Facultad de Filosofía y Teología y párroco de la parroquia del Patriarca San José, en la diócesis de San Miguel. • En marzo 1986 viaja a Alemania para culminar sus estudios doctorales y luego va a ciudad de Córdoba como director espiritual y confesor.
• El 20 de mayo de 1992 Juan Pablo II lo nombra Obispo titular de Auca y Auxiliar de Buenos Aires. • El 3 de junio de 1997 es nombrado Arzobispo coadjutor de Buenos Aires y el 28 de febrero de 1998 como Arzobispo, tras la muerte del cardenal Quarracino. • En octubre de 2001 fue Relator General adjunto a la 10a Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. • De noviembre de 2005 a noviembre de 2011 fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
Juan Pablo II lo creó cardenal en el Consistorio del 21 de febrero de 2001, del Título de San Roberto Bellarmino. Es miembro: • De las Congregaciones para el Culto Divino, y la Disciplina de los Sacramentos; para el Clero; para los Institutos de Vida Consagrada, y de la Sociedad de la Vida Apostólica. • Del Pontificio Consejo para la Familia. • De la Pontificia Comisión para América Latina.
Obras • 1982: Meditaciones para religiosos. • 1986: Reflexiones sobre la vida apostólica. • 1992: Reflexiones de esperanza. • 1998: Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro. • 2003: Educar: exigencia y pasión. • 2004: Ponerse la patria al hombro. • 2005: La nación por construir. • 2006: Corrupción y pecado. • 2006: Sobre la acusación de sí mismo. • 2007: El verdadero poder es el servicio. • 2012: Mente abierta, corazón creyente.
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sección especial eclesial
El cónclave
institución cargada de historia
una
El instrumento encargado de regular el acceso al primer puesto jerárquico de la Iglesia católica ha sido objeto de continuas revisiones y mejoras a lo largo de los siglos. Joaquín Sedano*
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xisten pocas instituciones jurídicas tan puntuales, como el cónclave, que acaparen, al mismo tiempo, el interés de la opinión pública de un modo tan generalizado. El cónclave es un mecanismo electivo peculiar, que persigue distintos objetivos. Por una parte, procura que la elección del romano pontífice se realice con cierta celeridad, para evitar los perjuicios lógicos de una sede vacante durante demasiado tiempo. Para ello se organiza la reunión de los electores en un mismo lugar y bajo un régimen en cierto modo ascético. No menos importante es garantizar, frente al exterior, el secreto del proceso electoral. Esta circunstancia protege en cierta medida la libertad de los electores que, de este modo, pueden votar en conciencia, libres de intromisiones de agentes políticos o mediáticos.
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sección especial eclesial
El funcionamiento del cónclave, tal como lo conocemos hoy en día, es el resultado de un largo proceso. No es de extrañar que el instrumento encargado de regular el acceso al primer puesto jerárquico de la Iglesia católica haya sido objeto de continuas revisiones y mejoras a lo largo de los siglos. Ofrecemos a continuación una breve síntesis de los principales jalones en la evolución de esta institución.
Un poco de historia Durante el primer milenio cristiano, el Papa era elegido mediante el difuso y tradicional procedimiento de la elección hecha por el clero y el pueblo de Roma. Este sistema sufrió las injerencias del poder imperial (tanto de Occidente como de Bizancio) y de la aristocracia romana con distintas intensidades según las épocas. La figura del cónclave empieza por vez primera a vislumbrarse cuando en 1059 Nicolás II reserva la elección pontificia a los cardenales. Aunque la medida no triunfa de inmediato, pone las bases fundamentales del desarrollo posterior de la maquinaria de elección del pontífice. Con el comienzo del segundo milenio, pocos serán los papas que no legislen sobre este extremo. 32
Vida pastoral no 150 - abril / junio - 2013
Sistema de elección En 1179 Alejandro III establece la necesidad de dos tercios de los sufragios para la elección del Papa. Esta mayoría cualificada podía dar lugar a elecciones muy dilatadas en el tiempo (en ocasiones tras más de un año de negociaciones), de ahí que se llevara a la práctica el "secuestro" de los electores bajo llave (de ahí el término cónclave) para forzar la elección del nuevo Papa. Este sistema fue puesto en práctica por primera vez en 1216. En 1241 el senador de Roma encierra a los cardenales electores en las ruinas carcelarias del complejo de Nerón; y en 1268 Alberto de Montebono recluye a los cardenales en el palacio papal de Viterbo.
En 1275 Gregorio X fija el lugar del encierro donde fallezca el Papa, indicando que se espere a los cardenales hasta un máximo de 10 días, regulando la dieta alimenticia de los electores y prohibiendo la consulta al exterior. En 1562 Pío IV concreta la limitación de los sistemas electorales admitidos a cuatro formas: la inspiración (acto de aclamación extraordinario), el compromiso (delegar en un número limitado de cardenales), el escrutinio y el acceso (que permite a cualquier cardenal que lo desee, al final de un escrutinio, 'acceder' a otro candidato). La bula Aeterni Patris (15 de noviembre de 1621) de Gregorio XV recoge normas ya sustancialmente recibidas del pasado, pero sistematizadas y desarrolladas de un modo más perfecto: detalla las formas de entrar en el cónclave, se elabora un ceremonial, prohíbe que los cardenales puedan votarse a sí mismos y procura circunscribir y limitar los casos que podrían dar lugar a una elección nula. Las naciones católicas no permanecen ajenas al sistema de elección: por razones de política, tanto internacional como eclesiástica, interfieren en el cónclave con la interposición de vetos diri-
gidos a uno u otro candidato. La oposición de un veto (técnicamente conocido como exclusiva) contra un candidato por parte de soberanos católicos no podía ser ignorada sin exponer al electo al desdoro o a la marginalidad política. Desde el siglo XVI la exclusiva gana terreno, sobre todo por parte de la corona de España. Y a lo largo de todo el siglo XVIII el cónclave refleja equilibrios políticos en fase de transformación.
Situaciones de emergencia Durante el tiempo de las revoluciones los papas tratan de prevenir diversas situaciones de emergencia: Pío VI establece que en una situación extrema de sede vacante, la mayoría absoluta de los cardenales esté habilitada para dirimir cualquier eventual indecisión o dilema sobre el modo de celebrar el cónclave. Para Pío IX el concilio se disuelve ipso facto por la muerte del pontífice y determina que si el Papa muere fuera de Roma, el cónclave tendrá lugar allí donde se logre reunir la mayoría del colegio cardenalicio. Por su parte, León XIII estableció que en caso de secuestro del pontífice, éste sea considerado muerto por inaccesibilidad. El sistema de elección del romano pontífice se consolidó en el siglo XX, sobre todo a partir de la constitución apostólica Vacante Sede Apostólica (1904) de Pío X, que viene a suponer una codificación de todo el derecho anterior al respecto. En 1946 Pío XII añade que en sede vacante cese el secretario de Estado, los jefes de las congregaciones e impone, entre otras medidas, nuevos juramentos sobre el secreto (haciendo referencia a los medios de comunicación telegráfica, telefónica, fotográfica y cinematográfica). Por la vía de los hechos, Juan XXIII acaba con el tope de 70 cardenales fijado en 1586 por Sixto V. Pablo VI confirma que sólo los cardenales menores de
80 años tienen derecho a elegir al romano pontífice y establece un máximo de 120 cardenales electores. La regulación vigente de la elección del romano pontífice está contenida en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996 y con leves modificaciones realizadas por Benedicto XVI en 2007 y pocos días antes de su renuncia al pontificado.
El cónclave de 2013 El cónclave que ha llevado a la elección del papa Francisco I comenzó el 12 de marzo, en la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico Vaticano, con el “Extra omnes” notificado por el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, monseñor Guido Marini, tras el juramento de los 115 cardenales electores. Ese mismo día, hacia las 7:41 p.m., hora de Roma, apareció la primera fumata negra. A las 11:38 a.m. del día siguiente apareció una segunda fumata negra, y, finalmente, a las 7:06 p.m., después de la quinta votación, apareció la fumata blanca, signo de la buena noticia esperada por el mundo católico: "Habemus Papam: cardenal Jorge Mario Bergoglio, que ha tomado el nombre de Francisco".
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Guías
Homiléticas P. William Gerardo
Segura Sánchez
Del santo Evangelio según san Juan
Domingo Abril 7 de 2013 II DOMINGO DE PASCUA Hch 5, 12-16 / Sal 117 / Ap 1, 9-11.12-13.17-19 / Jn 20, 19-31
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. (...) Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar” (20, 19-31).
LA COMUNIDAD DA TESTIMONIO DEL SEÑOR RESUCITADO
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a liturgia, invita a dar testimonio de la presencia viva de Jesús, el Resucitado, en medio de la comunidad, en la fiesta de la Divina Misericordia, dejándonos alcanzarlá por el poder de la Palabra y el Espíritu del Resucitado.
guías homiléticas
El testimonio aumenta el número de los llamados
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Es de todos conocido que las palabras convencen, pero el testimonio de vida arrastra a las personas que se trasforma por los hechos, que dicen más, que expresan un origen y un centro vital desde el cual se vive. Los apóstoles dan testimonio firme y decidido de la acción del Resucitado en sus vidas y en la comunidad. Su testimonio, por que han creído en la Palabra del Resucitado y han sido invadidos por la fuerza del Espíritu Santo, está dando fruto y en los habitantes se ven atraídos por sus palabras, sus obras y su testimonio de vida. Muchos abrazan la fe en el Señor, acuden para ser liberados y curados de sus males, otros se mantienen en la clandestinidad. Si la comunidad se deja tocar por la fuerza de Dios en Cristo Resucitado y la acción del Espíritu Santo, se constituye en testimonios y los creyentes ya no son por tradición o herencia, sino por convicción profunda, por que se han encontrado no con una idea de Dios, sino con la misma persona de Jesús resucitado, que invita al amor a los hermanos. La comunidad se vuelve misionera, el amor se comienza a practicar por todos lados y los más necesitados gozan de los bienes de Dios.
El Cordero degollado, Jesucristo, vive por los siglos La descripción de la presencia de Dios ha sido siempre un problema para el ser humano, las imágenes que tenemos a disposición no logran expresar la grandeza del misterio revelado. El autor del Apocalipsis recurre a un lenguaje apocalíptico para expresar la grandeza de Jesucristo, el Cordero degollado. Él mensaje en su libro está cargado de esperanza y consuelo para los cristianos; exVida pastoral no 149 - enero / marzo - 2013
Palabra del Señor
presa la nueva condición del Resucitado con palabras que dan ánimo, alegría; devuelven a los orígenes y dan sentido a toda la existencia: estuve muerto y ahora, estoy vivo para siempre; abren paso a la esperanza que vencer a la muerte: Yo tengo las llaves de la muerte y del más allá. Sí, el que padeció la muerte ahora vive para siempre. Él es testigo cualificado de una intervención de Dios en la vida del Cordero, Él es el canal de comunicación que Dios utiliza para transmitir su Buena Nueva de la redención, de la destrucción de la muerte y el pecado, de la vida resucitada. La victoria final no fue de la bestia, ni del dragón, ni del anticristo, ni de la gran Babilonia, ni del Imperio Romano y sus emperadores. No, la victoria es del Cordero que estuvo muerto y ahora posee la vida resucitada que no se acaba.
El Resucitado fortalece la fe Cuando un evento es muy importante para la vida de las personas, porque marca el inicio de una nueva etapa, y se da un cambio radical en la orientación en la forma de concebir la vida. La resurrección del Señor Jesús, el enviado del Padre, es el evento más importante de la comunidad cristiana, por eso hace memoria de Él cada domingo y lo celebra grandemente en el tiempo de la cincuentena de Pascua. El Evangelio de Juan nos testimonia las apariciones del Resucitado en medio del grupo de los Apóstoles. El primer día de la resurrección Él se apareció al grupo de los once, pero no están todos, lo mismo vuelve a hacer ocho días después con la presencia de los once y se le revela a Tomás con su cuerpo glorioso, que ahora vive para siempre. La proclamación de la fe de la Iglesia. se fundamenta en el testimonio de los apóstoles, es lo que nos quieren comunicar con certeza las lecturas del tiempo pascual. El Señor va manifestando a sus discípulos su nueva existencia, su condición de resucitado, es el crucificado, pero ahora resucitado con el ofrecimiento de sus dones: la paz, el Espíritu Santo, el perdón y una fe fortalecida.
Domingo 14 de abril de 2013 III DOMINGO DE PASCUA Hch 5, 27-32.40-41 / Sal 29 / Ap 5, 11-14 / Jn 21, 1-19 Del santo Evangelio según san Juan Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar”. Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: “Vengan a almorzar”. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿Quién eres?”, porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. camino” (21, 1-19).
Palabra del Señor
EN LA LITURGIA PARTICIPAMOS DE LA VICTORIA DEL CORDERO
Dar testimonio del Señor con valentía Ser testigo de una acción o palabra y mantenerlo con valor y coraje es algo que compromete la existencia, porque implica poner en juego la propia vida, o de ser acusado de falsedad o mentira. Pero ése no es el caso de los apóstoles, porque su testimonio es en favor del Dios de la historia, el mismo que resucitó a Jesús de entre los muertos, y que a lo largo de los siglos ha realizado obras grandes en favor de su pueblo. Ellos son testigos de una buena noticia que los jefes de los judíos quieren hacer callar a toda costa. Sin embargo, al contar con la fuerza del Resucitado, no están dispuestos a callar, pues su testimonio no es sólo su experiencia, sino la misma voz del Espíritu Santo, el testigo por excelencia de la resurrección de Jesús. La certeza de su testimonio la respalda el Espíritu, que asiste a quienes se mantienen fieles a la manifestación del poder de Dios incluso si esto lleva al padecimiento, como efectivamente sucede, pero esto no los puso tristes, más bien felices de padecer en nombre del Señor Jesús.
Al Cordero inmolado el honor y la gloria por los siglos Jesús, el Hijo único y eterno del Padre, ha realizado la obra de la salvación con la entrega de su propia vida, pero el Padre le resucitó y le otorgó la vida que no perece. Juan, es testigo de una liturgia celestial, que se celebra en medio de una multitud de ángeles que reconocen la majestad del Cordero inmolado,
Jesucristo. Los títulos que le atribuyen al Cordero las criaturas del universo son de grandeza y dignidad: poder, riqueza, sabiduría, fuerza, honor, gloria, alabanza... De Él se dice que vive por los siglos. El tiempo pascual nos llena de gozo cada domingo con la liturgia que nos invita a participar uniéndonos a las voces de todas las criaturas. Vivamos intensamente nuestra liturgia de reconocimiento y alabanza al que fue inmolado, el Cordero degollado, que conserva las señales de la pasión y que vive por los siglos. La escucha de su Palabra, la comunión de su Cuerpo y Sangre nos hacen partícipes de tan grande alabanza y honor.
La Palabra y el pan de vida nos acompaña La fidelidad entre las personas implica un asunto muy serio que requiere ser confirmado una y otra vez. Si por algún motivo una de las partes fracasa, la otra, en vista de la fidelidad misma, se mantiene firme en su proposito. Eso es lo que Jesús realiza cuando da testimonio de fidelidad a los suyos que han vuelto a su antiguo trabajo. Él les va a buscar una vez más, les indica dónde pueden pescar después de un día infructuosa, y además, les prepara el alimento y los sirve, como todo un amigo fiel que ha abandonado las antiguas infidelidades. El Señor resucitado se les manifiesta como el fiel a toda prueba y con todos sus poderes. Nos impresiona silencio y respeto de Jesús con el grupo de sus discípulos, no les reprocha, si no que se interesa por su situación. Él renueva su llamado a Pedro, le asegura en su tarea de fortalecer a todos los que a lo largo de los siglos fracasarán en su fidelidad, y si lo ha hecho con ellos y con Pedro, también lo hará con cada uno de nosotros, pues su amor es fiel por los siglos de los siglos.
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a Palabra de hoy ofrece al creyente argumentos respaldados por el testimonio de los Apóstoles para mantenerse firme en la confesión de la fe y la comunión del pan; es la certeza del fin la muerte y el pecado y el gozo de la vida nueva.
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guías homiléticas Domingo 21 de abril de 2013 IV DOMINGO DE PASCUA Hch 13, 14.43-52 / Sal 99 / Ap 7, 14-17 / Jn 10, 27-30 Del santo Evangelio según san Juan En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y Él es superior a todos. El Padre y yo somos uno” (Jn 10, 27-30).
Palabra del Señor
EL PASTOR BUENO DA LA VIDA POR SU PALABRA DE SALVACIÓN
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a fiesta del Buen Pastor no sólo invita a orar por las vocaciones que el Espíritu suscita en la Iglesia, sino que además nos hace sentir personas elegidas por Dios y rescatadas por la sangre del Cordero.
La Buena Nueva llega a los paganos Cuando una persona o comunidad recibe un encargo, hace todo lo posible para que la misión se cumpla de la mejor manera, aun cuando los destinatarios no estén abiertos a ella, o los celos y envidias o las diversas situaciones obliguen a dirigir la buena noticia a quienes no eran los destinatarios elegidos. Dios lleva adelante su proyecto de salvación a lo largo de la historia y de los modos más diversos. Él, desde el principio, pensó en llevar la salvación a todos, pero su pueblo no lo había entendido así, y se dispersaron. Fruto de la resurrección de su Hijo, había que comunicar su Palabra a todos los pueblos. Pues bien, Pablo y Bernabé se ven obligados a abandonar el rebaño judío y dirigir la Palabra de Dios a los paganos, quienes se alegran, la acogen y glorifican a Dios. La Palabra de Dios es el mensaje que se ha dado el pastor para que apaciente a las ovejas del redil, pero éstas pueden rechazarla, como efectivamente ha sucedido en la historia de la evangelización. Entonces el pastor no se deja vencer, va en busca de otros territorios abiertos a la escucha de la Palabra.
La victoria del cordero nos conduce a la vida Cada vez es más difícil encontrar quién oriente hacia una meta segura, hacia la felicidad. La fe cristiana orienta nuestra mirada hacia uno que sabe de dolor redimido, sufrimiento superado y muerte vencida. El que está en el trono, el Cordero degollado es el anuncio de la salvación que no tiene fronteras, abarca a todos los que abran su mente, su corazón y sus oídos a la escucha 36
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de la Palabra de Dios. El vidente del Apocalipsis, testigo de la revelación de Jesucristo, describe la salvación que Dios ofrece en dimensiones ilimitadas. Se habla de una multitud de pueblos y lenguas, naciones y razas. Por ella el pastor, Cristo, ha derramado su sangre; nos conduce a fuentes de agua viva, donde se terminará todo llanto, donde la muerte pierde su dominio de forma definitiva, donde la vida del Señor victorioso será su descanso, su bienestar, su protección y su salvación. El nuevo servicio que se presta al Cordero es de alabanza, de proclamación de su gloria, de vida eternizada, de pastos que sacian hasta la plenitud en la vida que no tiene fin. Junto con todos los salvados caminemos hacia la vida de la mano del buen Pastor.
Cristo, Buen Pastor, da la vida eterna No es fácil dar la vida por alguien, además de que una cosa es decirlo, otra realizarlo y estar verdaderamente preparados para ello. Ese don de dar la vida por alguien no se les da a todos, aun cuando cuidar la vida de quienes amamos es ya una forma de darla. Jesucristo, el victorioso sobre la muerte y el pecado, el que ha resucitado para ya no morir jamás, así puede hacerlo, y lo hizo. Ahora fijémonos en algunas de las características del Buen Pastor: no abandona a sus ovejas, conoce a cada una por su nombre, nadie las arrebata de su mano; al ser Él la Vida, garantiza vida segura. Desde esta maravillosa comunicación entre el pastor y sus ovejas, éstas estarán muy atentas a oír su voz, a reconocerle y seguirle, a buscar y encontrar un lugar donde la vida está garantizada. El pastor que san Juan nos presenta, está unido a uno que tiene todo poder, y se lo ha entregado al Hijo, el Padre. Quien se deja encontrar por la Palabra del Hijo, descubre el fundamento de su existencia, el sentido de su vida.
28 de abril de 2013 V DOMINGO DE PASCUA Hch 14, 21b-27 / Sal 144 / Ap 21, 1-5 / Jn 13, 31-33ª.34-35 Del santo Evangelio según san Juan Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos” (Jn 13, 31-33a.34-35).
Palabra del Señor
LA COMUNIDAD CRISTIANA VIVE DEL AMOR QUE HACE NUEVAS TODAS LAS COSAS
La comunidad es el centro de la actividad evangelizadora Qué agradable es cuando nos reunimos en torno a alguien para escuchar la narración de sus experiencias después de un largo viaje o una jornada de trabajo exitoso. El corazón se llena de gozo, las experiencias del otro se asumen casi como si fueran propias, la vida se llena de motivación y sentido. Precisamente san Lucas narra cómo los misioneros enviados por la comunidad de Antioquía, al regresar del largo y sufrido viaje, reúnen a todos y les cuentan las maravillas que el Señor, por medio de ellos, ha realizado entre los paganos. La gran noticia gira en torno al tema de la salvación y cómo a éstos se les abrió la puerta de la fe. Es necesario que entendamos, como comunidad que vive de la fe, que la misión no es un asunto personal ni privado, sino que nace de la Palabra de Dios que se comunica, y de la comunidad misma que envía. Pero con conciencia clara de que quien realiza las grandes acciones no es el misionero, ni la comunidad, sino Dios por medio de ellos. La misión en la Iglesia es fundamental para la evangelización, pero ha de hacerse con gran apertura a la acción del Espíritu y desde la comunidad.
La nueva vida construye la nueva comunidad La comunidad envía y acoge a los misioneros, pero ha de sostenerlos en las tribulaciones, en los momentos de adversidad. Sabemos que no es fácil hacer experiencia de un tipo de comunidad con esas dimensiones consoladoras, pero es tarea siempre abierta en la construcción de
las relaciones cristianas. El vidente del Apocalipsis nos permite contemplar la morada de Dios con los hombres, la nueva Jerusalén. En ella todo es novedad, ya no habrá más muerte, ni duelo, ni penas, ni llanto, pues allí el Señor enjugará todas las lágrimas. Es un mensaje que anima la esperanza y da fuerza para la lucha cotidiana contra el mal y la muerte, al presentar el nuevo ámbito divino liberado del poder de la muerte, donde reina la vida y en el que seremos introducidos gracias al Cordero de Dios que limpia y purifica los pecados. La maravilla de tal ciudad nos hace vibrar, la Palabra de Dios mantiene su fidelidad, y asegura que todo pasará, pero el cumplimiento llegará para quienes se dejan tocar por la acción purificadora de la Palabra, del Cordero, del que se sienta en el trono con poder y gloria, del Señor de la vida y la eternidad.
El amor es la identidad de la comunidad cristiana La auténtica vida en comunidad sólo es posible cuando se pasa de la comprensión material a la espiritual, no se trata sólo de vivir juntos, compartir experiencias, comer juntos. No, en ella es necesario el vínculo del amor de unos por los otros. Jesús habla de un mandamiento que fue querido por Dios desde la creación: la comunión en el amor de donación y entrega recíproca. Por eso también en el Evangelio se habla de novedad, justo cuando Jesús en la cena se despide de los suyos dejándoles un testamento de amor entregado y un modelo de amor, cuyo paradigma es su misma forma de amar: “Que se amen los unos a los otros, como yo los he amado”. Esa forma de vivir será la identidad de los discípulos y de la Iglesia. Los cristianos de los primeros siglos eran identificados precisamente por la forma como se amaban. También hoy seremos reconocidos como seguidores de Jesús en la medida en que seamos capaces de formar comunidades que sean expresión de ese amor que viene de Cristo. enero / marzo - 2013- Vida pastoral no 149
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aber renacido de las aguas del bautismo en medio de la comunidad eclesial, consiste vivir en comunidad expresando con gestos concretos el mandamiento del amor que libera de la muerte e introduce en la morada de Dios.
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guías homiléticas Mayo 5 de 2013 VI DOMINGO DE PASCUA Hch 1-2.22-29 / Sal 66 / Ap 21, 10-14.22-23 / Jn 14, 23-29 Del santo Evangelio según san Juan La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean” (Jn 14, 23-29).
Palabra del Señor
EL ESPÍRITU SANTO ACTÚA EN LA VIDA DE LA IGLESIA
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l misterio de Pentecostés, su función educativa, formadora e interpretativa del Espíritu del Padre y del Hijo en la vida del creyente y de la Iglesia, nos reúne en torno a la mesa de la Palabra y del Pan partido.
La comunidad se forma de la comunión La vida y marcha de la comunidad no depende sólo de la buena voluntad de sus miembros, hace falta un ente, que coordine y oriente las decisiones, para que la comunión sea una realidad, y así evitar la dispersión y la división. En el caso de la comunidad cristiana es necesario contar con la presencia y asistencia del Espíritu Santo. Cuando eso no se da, se corre el peligro de, en nombre de Dios, ser causa de división. La comunidad de Antioquía envía a Pablo y a Bernabé, junto con otros miembros, a la Iglesia de Jerusalén, para aclarar las cosas con los Apóstoles, quienes, después de escucharlos, envían una carta a la comunidad animándola a vivir su fe, disculpándose por lo importuna visita de quienes nunca fueron enviados a aquella Iglesia hermana. La carta la encabeza un hermoso texto: “El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las necesarias”. Es el testimonio de la vida de la Iglesia que, organizada con sus líderes y bajo la acción del Espíritu, se deja guiar y conducir por la senda de la paz.
Cristo y los apóstoles sostienen la comunidad La comunión de los miembros que forman la comunidad genera un ambiente de santidad, porque experimenta la presencia de Dios en medio de ella, alcanzando una nueva dimensión, que es la vivencia de la presencia viva del Espíritu y de sus sólidos fundamentos, los apóstoles. Así se presenta la nueva Jerusalén, la ciudad santa que des38
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ciende del cielo, en la que el Cordero degollado, Cristo, es la luz que la ilumina. La ciudad posee una maravillosa arquitectura en todos sus detalles. Una ciudad abierta, que supera la estrechez, por eso el simbolismo de las puertas abiertas en todas las direcciones y cimentada sobre los doce apóstoles e iluminada por el Cordero vencedor. Realmente una visión de triunfo del Cordero, que ha vencido todos los enemigos de la comunidad y reina en medio de ella para que todos los salvados pertenezcan sólo al Señor, su Dios. La comunidad que se deja guiar por el Espíritu del Resucitado, que tiene sus fundamentos en la enseñanza de los apóstoles del Cordero, puede hacer frente a todas las posibles adversidades, y salir victoriosa en medio de las tribulaciones y persecuciones.
El Espíritu Santo aclara la Palabra de Dios en la Iglesia Con frecuencia se discute en la Iglesia la función propia del Espíritu Santo. El Evangelio de Juan nos dice que una de ellas es la de recordar todo lo que Jesús nos ha dicho. Pero no se trata de un recordar solamente, sino de un actualizar el sentido de las palabras de Jesús en cada momento histórico. El Espíritu, en cuanto enviado por el Padre en nombre de Jesús, será quien recordará y hará saber el sentido de las palabras pronunciadas por Jesús, palabras que revelan el querer y la voluntad del Padre. La celebración de la Ascensión de Jesús y el envío del Espíritu Santo nos invitan a esperar con alegría al Espíritu de la verdad, el revelador del misterio de Dios en Jesús, que ha inspirado la totalidad de la Tradición viva de la Iglesia, y nos revela, cada vez más, el misterio redentor del Hijo en medio de la comunidad creyente. Saber abrirnos a su luz y a su verdad es criterio cierto de la verdad, de la comprensión de la Palabra de Dios escrita y contenida en la Sagrada Escritura.
Mayo 12 de 2013 ASCENSIÓN DEL SEÑOR Hch 1, 1-11 / Sal 46 / Ef 1, 17-23 / Lc 24, 46-53 Del santo Evangelio según san Lucas En aquel tiempo, Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto. Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto” (Lc 24, 46-53).
Palabra del Señor
JESÚS SE ELEVA AL CIELO PERO ANTES NOS BENDICE
La presencia de Dios es la meta de los creyentes La mirada dirigida al cielo es, para el ser humano, una expresión de inmensidad, de grandeza, que abre perspectivas más allá de las propias limitaciones. La inmensidad del cielo es una forma de decir cuánto se ama a una persona. San Lucas en el libro de los Hechos da testimonio de la experiencia de la Ascensión del Señor a los cielos. El Señor que había sido enviado por el Padre a cumplir una misión, la ha completado, y en presencia de sus discípulos se eleva al cielo. Ahora retorna al lugar de donde había salido, pero al retornar lleva consigo la realidad de la naturaleza humana asumida y redimida. Sólo queda por cumplir la promesa del Padre con el envío del Espíritu Santo. Ahora la nueva condición del ser humano, redimido, liberado de la muerte y del pecado, es aspirar hacia los bienes de arriba para gozar con Cristo de la eternidad de Dios. Para ello muy pronto contará con la presencia y fuerza del Espíritu que el Padre en nombre del Hijo enviará a la vida de la Iglesia. Entonces recibirán la fuerza para abandonar Jerusalén y anunciar por todo el mundo las maravillas de la redención, la belleza del mensaje del Evangelio de Cristo.
La vida humana está llamada a la plenitud Los cristianos hablamos del poder de Dios, pero para comprender de qué hablamos hemos de dirigir la mirada hacia Jesucristo, el Hijo de Dios y su misterio pascual, su pasión, muerte y resurrección. Es el poder de Dios que no sólo levanta a Jesús de la muerte, sino que lo hace sentar a su derecha. Pablo, en su escrito a Éfeso, habla del
poder de Dios que resucitó a Cristo de entre los muertos y le ha conducido a la plenitud de la vida en cuanto Hijo y resucitado, que está sentado a la derecha de Dios en el cielo. Ahora, glorioso y victorioso, ha recibido poder y autoridad sobre todo el universo, y sobre todo lo que abarca este mundo como el futuro, todo está sometido únicamente a Él en cuanto Señor. Así sucede en los que participamos de su misterio por la inmersión en las aguas del bautismo, mediante la cual somos hechos una sóla cosa con él, no sólo en su muerte y resurrección, sino también en su gloria junto al trono del Padre. La vida de los que creemos en el poder de Dios está llamada a esa dimensión de plenitud, y es lo que el tiempo de la Pascua ha tratado de hacernos comprender y vivir.
La vida y el mundo están bajo la bendición del resucitado Cuando los cristianos nos referimos a la vida de Dios y la vida más allá de la muerte, le llamamos vida bienaventurada, plena, liberada de la muerte y del pecado. Todo ello hace referencia a un gesto muy querido en la Sagrada Escritura, la bendición de Dios. San Lucas, en su Evangelio, presenta la escena de la ascensión del Señor a los cielos, acompañada de ese signo divino por excelencia: la bendición. La bendición acompaña la obra de la creación desde las primeras páginas de la Biblia, Dios bendice su creación, bendice la pareja humana y bendice el día de descanso, el sábado. Lucas había comenzado su Evangelio proclamando la gloria de Dios y la paz a los hombres de buena voluntad, ahora lo termina bajo el signo de la bendición. Jesús regresa al Padre, pero no sin antes volver a hacer el signo de la complacencia de Dios en la obra de la creación, que ya no podrá ser destruida por el mal, sino que permanecerá bajo el signo indeleble de la bendición del Resucitado. Quien así lo entiende, puede, como y con los apóstoles, regresar a la vida cotidiana lleno de gozo y en alabanza a Dios. enero / marzo - 2013- Vida pastoral no 149
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a Ascensión del Señor a los cielos invita a contemplar al Hijo de Dios que lleva consigo nuestra naturaleza humana redimida a participar de su gloria. Esta solemnidad habla al corazón humano sobre un lugar más allá de lo puramente humano, lo íntimo de Dios.
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guías homiléticas Mayo 19 de 2013 PENTECOSTÉS Hch 2, 1-11 / Sal 103 / Co 12, 3-7.12-13 / Jn 20, 19-23 Del santo Evangelio según san Juan Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar” (Jn 20, 19-23).
Palabra del Señor
ES TIEMPO DEL ESPÍRITU, ES EL TIEMPO DE LA IGLESIA MISIONERA
B
ajo la guía e impulso del Espíritu Santo, la Iglesia sale de sí misma al encuentro del pueblo para dar testimonio de la acción de Dios en Jesús, superando el temor y anunciando el perdón.
Llenos del Espíritu para contar las maravillas de Dios Como cristianos desearíamos gozar de la plenitud del Espíritu Santo, sus dones y sus frutos. De hecho, todos lo hemos recibido en los sacramentos de la Iniciación cristiana, pero no siempre le hemos dejado actuar con todo su poder, dinamismo y creatividad. Ciertamente la presencia del Espíritu en la vida de la comunidad se hace sentir, se puede ver y captar. Tanto más viva sea la comunidad en cada uno de sus miembros, más se hace evidente su acción en favor de los suyos. Pero eso sí, no es una presencia para vivirla de forma intimista, como privilegio personal, sino presencia que todos pueden apreciar, a todos convoca, a todos sorprende. El Espíritu se derrama sobre todos y los capacita para ser testigos de sus maravillas. Delante de una comunidad guiada por el Espíritu, los demás se han de preguntar ¿qué pasa? Y la respuesta será: somos testigos de la acción de Dios en Jesucristo, de su dinamismo constructor de vida comunitaria. La comunidad que se deja conducir por el Espíritu se vuelve misionera por naturaleza, los otros serán atraídos no por grandes discursos, sino por el testimonio de un amor que abarca a todos, santifica a todos y capacita para buenas obras.
Bautizados en un mismo Espíritu para formar una sola Iglesia Quienes formamos la comunidad creyente en el poder de Dios desplegado en la persona de Jesucristo, hemos sido sumergidos en las aguas del bautismo, en el misterio de la muerte y resurrección del Señor, pero ¿tenemos conciencia de lo que ello significa para la vida de la Iglesia? Pablo nos recuerda que la acción del Espíritu Santo en la 40
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comunidad se refleja y se hace viva en las diversas formas de expresión y para su edificación: diferentes dones, diferentes servicios, diferentes actividades; pero todas estas cosas provienen del único y mismo Espíritu, y están todas destinadas al bien común. Si hemos sido bautizados en un mismo y único Espíritu, es para formar un solo cuerpo, la Iglesia, en su diversidad y unidad. No es querer del Espíritu de Dios la división, la ruptura en la fe. Al celebrar la solemnidad de Pentecostés, hemos de dejar al Espíritu que, con su fuerza y dinamismo, nos abra a las grandes dimensiones de la Iglesia, unidos a los que en cualquier lugar del mundo invocan su nombre, y en su nombre se reúnen, para formar la comunidad de los que proclamamos su misterio pascual.
El Espíritu nos capacita para anunciar la obra de la salvación El envío de una persona con una misión particular o en representación de alguien, significa que se va con la misma autoridad de quien le envía y en nombre de ella, es una gran responsabilidad para la cual se debe estar capacitado. Jesús habiendo sido enviado por el Padre al mundo y habiendo cumplido su misión, se presenta a los apóstoles y los envía “como el Padre le ha enviado a Él”, pero a la vez les capacita para que vayan y realicen las mismas obras que Él ha realizado y con el mismo poder. Ellos son capacitados con la misma fuerza que Jesús fue dotado por parte del Padre. La misión debería tener el mismo resultado que el de Jesús. Además, se les concede el poder para perdonar o retener los pecados de quienes los confiesen. Quienes han recibido y se han experimentado perdonados, han de salir, “ir” (son enviados en su nombre) a comunicar la acción liberadora de Dios en Jesús; han de convertirse en instrumentos de reconciliación, en servidores del perdón con la fuerza del Espíritu Santo, en anunciadores y promotores del don de la paz de Dios que ellos han recibido del mismo Resucitado.
Mayo 26 de 2013 SANTÍSIMA TRINIDAD Pr 8, 22-31 / Sal 8 / Rm 5, 1-5 / Jn 16, 12-15 Del santo Evangelio según san Juan En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. Él me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes” (Jn 16, 12-15).
Palabra del Señor
EL MISTERIO TRINITARIO SE REVELA COMUNICADOR DE SALVACIÓN
La Sabiduría encarnada revela el misterio al ser humano Cuando se piensa en el misterio trinitario de Dios, se hace difícil imaginar cómo el Dios en quien creemos firmemente, es un único Dios en tres personas distintas. Las categorías de nuestro pensar se quedan cortas, pero eso no significa que el misterio divino sea inalcanzable a la razón humana acompañada de la fe. La Revelación nos ofrece los argumentos y testimonios creíbles de quienes se han encontrado personalmente con el Hijo que ha revelado el misterio de Dios en su persona. Llama la atención la personificación que se hace de la Sabiduría que habla de sí misma como una persona que posee y da la vida, existente desde antes de la creación del mundo y presente en el momento de la creación. La narración está hecha de tal modo que expresa el diálogo de la divinidad que crea para compartir la delicia de su misterio con los seres humanos. El texto nos recuerda la preexistencia de la Palabra eterna de Dios (Jn 1, 1-3) que en la historia asumió nuestra naturaleza y se encarnó en la persona de Jesús. El misterio adquiere un lenguaje humano al encarnarse para dialogar de tú a tú con el ser humano, para comunicar lo que existía desde antes de la creación del mundo.
El amor recibido en el bautismo es amor trinitario El misterio del bautismo, en el que recibimos el amor de Dios que es derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu del Padre y del Hijo, es la promesa que cumple y revela la verdad. El bautismo da a los cristianos participa-
ción en la vida divina, en el misterio de Dios que el Hijo, al encarnarse, ha revelado, y la justificación por la fe en quien le ha enviado, el Padre. San Pablo recuerda que la acción justificadora de Jesucristo nos ha puesto en paz con Dios, nos ha abierto el acceso a la fe y a la participación en su gloria. Avanzamos por las sendas de la vida ciertos de que nuestra fe nos conduce hacia la meta de la salvación, la vida de Dios es nuestra, y un día la alcanzaremos y viviremos en plenitud y podremos entrar definitivamente en la maravillosa gloria de Dios, ese día seremos, liberados de la muerte y el pecado para siempre. El misterio del ser humano alcanza su máxima expresión bajo la gracia del Espíritu Santo.
La Trinidad revela al género humano su salvación Cuando la comunión entre personas llega a su punto máximo, ya no existen misterios, ya no hay nada personal, todo está al servicio de la comunión, dispuesto para llevar a muchos a la participación en los bienes que se poseen. La comunión, al interno de la Trinidad, es tal que lo de una persona está a disposición de la otra, y una se lo comunica a la otra para que llegue al ser humano y éste alcance la plenitud del sentido de la creación y la redención. Los bienes verdaderos que posee Dios al interno de las relaciones de las tres personas divinas son compartidos entre sí, una persona puede disponer de los bienes de la otra y compartirlos abiertamente. Lo del Padre es del Hijo, y lo del Hijo es del Padre, y lo del Hijo lo dispone el Espíritu para comunicarlo a los creyentes en Jesús como enviado del Padre. Así que los bienes divinos trinitarios se nos otorgan a quienes creemos que Jesús es el enviado del Padre con la fuerza del Espíritu. Realmente la solemnidad de la Trinidad nos conmociona en lo más íntimo del ser, tanto amor eterno que no se reserva sólo a Dios sino que se comparte generosamente con el ser creado por Dios a su imagen y semejanza: el ser humano. enero / marzo - 2013- Vida pastoral no 149
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l misterio escondido por siglos es ahora revelado a los creyentes por el Espíritu en nombre del Padre y del Hijo, y la forma de hacerlo es al interno de la comunidad, a quien se le ha confiado los misterios y la economía de la salvación.
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guías homiléticas Junio 2 de 2013 CUERPO Y SANGRE DE CRISTO Gn 14, 18-20 / Sal 109 / Co 11, 23-26 / Lc 9, 11b-17 Del santo Evangelio según san Lucas Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta”. Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, para que ellos los distribuyeran entre la gente (Lc 9, 11b-17).
Palabra del Señor
LA FRACCIÓN DEL PAN, NOS COMPROMETE A SER PAN DE VIDA
C
elebrar el Cuerpo y la Sangre de Cristo nos compromete a darle sentido a la Eucaristía, a la fracción del pan, a compartir la propia vida con la comunidad, en especial, con los más necesitados de la sociedad.
El pan y el vino es memorial de salvación Al comenzar la historia de Dios con su pueblo, mediante la alianza con Abrahán, se empieza a dilucidar lo que será una constante a lo largo de esa historia de diálogo entre el Dios creador y el ser humano: la participación en un banquete y el sentido profundo de la comida en los rituales que se prescribirán y las alianzas que se darán una y otra vez hasta la alianza definitiva. El misterioso personaje Melquisedec se presenta con una ofrenda a Dios y bendice a Abrahán. Lo que él ofrece es pan y vino, los dones que luego serán signo perpetuo del memorial del pueblo de la Nueva Alianza. Llegada la plenitud de los tiempos en la persona de Jesús, Él será comparado a este sacerdote, pero desde luego le supera por mucho. De Jesús sabemos su origen al ser engendrado por el Padre, su ofrenda será también superior, pues Él nos dará su cuerpo y sangre como don de vida eterna. La ofrenda del pan y el vino nos coloca en la línea del memorial, del ritual de salvación y de la acción de gracias, dados a Dios por sus obras salvíficas en favor de su pueblo y del ser humano.
La celebración del memorial actualiza el misterio de salvación La celebración de la Cena pascual no es sólo el cumplimiento de una misión, o la etapa previa al final de la obra redentora de Jesús. Ella es memorial perpetuo de la alianza sellada con la sangre del Cordero que se inmola para dar vida eterna a quienes en adelante tomen parte en el misterio de la fe de los creyentes. Lo 42
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que Pablo dice haber recibido sobre la comunión es lo que nosotros cada día, y en especial el domingo, actualizamos, el memorial de la muerte y resurrección del Señor, de la nueva alianza sellada con la sangre de Cristo. Una y otra vez, dice Pablo, lo actualizamos en la Eucaristía, después de la consagración, proclamando renovadamente el sentir de la Tradición apostólica: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor, Jesús”. Ése es el testimonio apostólico; ésa es la Tradición atestiguada y divinamente inspirada; ése es el sentir de la Iglesia. Al hacerlo cada vez, y en este día en especial, renovemos con fe firme y decidida la proclamación del sentido de nuestra fe: la muerte y resurrección del Señor. El misterio se hace accesible a los ojos que se abren con fe al Señor.
Dar con generosidad hace que abunde el alimento La Cena Pascual es un misterio que se multiplica por el amor. Eso sí, para que la multiplicación se dé, es necesario asumir la responsabilidad de saciar el hambre físico y espiritual de los hermanos. Jesús reta a los discípulos a no enviar a la gente con el estómago vació y después de realizar el signo con los cinco panes y los dos peces, la narración lucana termina con esas maravillosas palabras que describen lo abundante del gesto: “Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos”. Ante la actitud reductiva de los Apóstoles, Jesús se muestra sobremanera providente, “porque para Dios nada hay imposible”. Cuando está de por medio la generosidad del ser humano, por muy reducida que parezca, las cantidades se multiplican tanto al repartir como al recoger las sobras. Aprendamos esta lección del pan partido, cuanto más lo partimos más abundante se nos vuelve, más personas se benefician y más grande es la saciedad.
Junio 9 de 2013 X DOMINGO ORDINARIO Éx 3, 1-8a.13-15 / Sal 102 / 1Co 10, 1-6.10-12 / Lc 13, 1-9 Del santo Evangelio según san Lucas Entonces dijo Jesús: “Joven, yo te lo mando: levántate”. Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre. Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: “Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo”. La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas (Lc 7, 11-17).
Palabra del Señor
CON EL SEÑOR LA VIDA HA TRIUNFADO SOBRE LA MUERTE Y EL PECADO
La profecía hace presente al Dios de la vida La presencia de un extraño en casa es algo que sorprende, ya sea para bien o para mal. El profeta Elías, del que habla el texto del Primer libro de Reyes, experimenta esa situación, pero acude a su Dios poderoso, suplica, ora, realiza acciones con el fin de que Dios le devuelva la vida al hijo de la viuda que ha muerto mientras él permanece en casa de ella. Luego de esas acciones le trae buenas noticias a la madre viuda, al devolverle a su hijo vivo, cuando ya ella lo daba por muerto. Elías, que conoce de las acciones y del poder de Dios, acude al Señor que tiene poder sobre la vida y la muerte, suplicándole por la vida del niño. La palabra y las acciones del profeta confirman su procedencia de Dios y su pertenencia a Él, le confirman como uno que hace presente al Dios poderoso sobre la muerte y el pecado. El profeta, con su proceder ante la muerte, se confirma como perteneciente al Dios de la vida, con su visita a la viuda, pone de manifiesto que Dios visita a una mujer, que no sólo es viuda y pobre, sino pagana, al no pertenecer al pueblo de la alianza.
El testimonio de los apóstoles es nuestro fundamento La autenticidad de la revelación de Dios cuestiona seriamente a más de uno. La Iglesia profesa que la palabra de los apóstoles es Palabra de Dios transmitida y divinamente inspirada. Dios ha elegido a personas para revelar y comunicar su querer a la Iglesia y en la Iglesia.
Pablo, el último de los apóstoles, como él mismo se llama, hace un recuento de su pasado en el judaísmo y su tiempo de perseguidor de la Iglesia, pero no se queda ahí lamentándose, sino que recuerda también que ese mismo Dios al que persiguió le había elegido para una gran misión, para anunciar a los gentiles que Jesús está vivo, que ha resucitado de entre los muertos para nuestra salvación y justificación. Pablo al igual que el profeta Elías también tiene buenas noticias en relación con uno que estaba muerto y ahora vive y nos lo presenta, el Hijo único de Dios. Jesús es también uno que ha sido levantado por el Dios de la vida. El creyente está llamado a comunicar la buena noticia de que la muerte no tiene la última palabra, que ha sido vencida por Jesús.
La Palabra de Dios se hace vida ante la muerte Qué gran noticia para una madre recobrar a su hijo vivo, cuando ya lo llevaba a enterrar. La admiración es impresionante, las reglas de la naturaleza se ven contrariadas, los sentimientos encontrados, el corazón desbordado. Es una noticia para divulgar por toda la región, Dios está de parte del ser humano, rescata su vida, destruye el poder de la muerte. Jesús realiza una acción semejante a la de Elías, al devolver la vida al hijo de una viuda. Sin embargo, Jesús, a diferencia de Elías, realiza la acción con una orden dirigida al muerto: “Joven, yo te lo mando: levántate”. La reacción de la gente es llenarse de temor y glorificar a Dios, acción correcta delante del Dios de la vida en la persona de Jesús. Pero nosotros tenemos todavía una mejor noticia que comunicar, pues Dios ha resucitado a su Hijo de entre los muertos para nuestra salvación. Nuestra misión como Iglesia es comunicar a todos, llenos de estupor, admiración y gozo, que el Señor está vivo, que nuestra herencia es la vida que Él nos ha traído y garantizado. enero / marzo - 2013- Vida pastoral no 149
guías homiléticas
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l acercarnos a los textos bíblicos de este domingo, descubrimos que todos tienen en común el anuncio de que la vida está en pie, que la muerte no tiene la última palabra, que la Buena Nueva de la resurrección de Jesús es el anuncio de la acción de Dios en favor de los que creen en Él.
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guías homiléticas Junio 16 de 2013 XI DOMINGO ORDINARIO Sm 12, 7-10.13 / Sal 31 / Gl 2, 16.19-21 / Lc 7, 36-8, 3 Del santo Evangelio según san Lucas En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas bañaba sus pies; los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume. Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: “Si este hombre fuera profeta sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora” (Lc 7, 36–8, 3).
Palabra del Señor
EL AMOR Y LA HUMILDAD OBTIENEN EL PERDÓN DE LAS CULPAS
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l tema del perdón de los pecados en la liturgia nos invita a tomar conciencia de la obra reconciliadora de Dios en Cristo, para caminar en esa novedad de vida, actuando con gran amor para que así obtenga el perdón y la paz.
Arrepentirnos del pecado y reconocernos como taL La confesión de los pecados es un proceso difícil, porque sobrepasa las fuerzas del ser humano, y las palabras no expresan todo lo que se quiere decir, o porque es todo un conflicto reconocerse responsable de las malas acciones cometidas. Sin embargo, el texto del Segundo libro de Samuel lo presenta de forma sencilla, basta con reconocer que “¡he pecado contra el Señor!”, para que Dios acepte nuestra realidad y nos dé su perdón. De muchas formas afirmamos que la misericordia de Dios es infinita, que no tiene medida, que triunfa sobre la justicia. Pero a la hora de presentarse ante el Señor y reconocerse pecador, las cosas tienden a complicarse. La justicia de Dios, en el caso del rey David, amenaza con que la muerte por espada no se apartará de su casa, pero el reconocimiento del pecado por parte del rey le otorga el perdón de sus pecados, y le libera de la muerte. La Palabra del Señor que hemos escuchado hoy nos anima a reconocer el propio pecado y a decir esa sencilla pero generosa invocación: “¡He pecado contra el Señor!”, con corazón contrito.
La intervención de Dios se convierte en centro de la vida El perdón de las muchas faltas no se obtiene por el cumplimiento de leyes externas, sino por un reconocimiento de que en Jesús, el Hijo de Dios, se recibe el perdón de los pecados. Quien se encuentra en su vida con la persona de Jesucristo y le hace vida en su existencia, puede no sólo experimentar el perdón, junto con la gracia de la reconciliación, sino llegar a
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decir con Pablo: “Vivo, pero ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí”. En Cristo hemos recibido la justificación y el perdón de los pecados. El ser humano, liberado de la ley y vivo para Dios, puede reconocer que en el sacrificio de la cruz ha recibido, por la fe, la vida del resucitado, que le amó y se entregó por él. Llegado a este punto, el cristiano experimenta maravillosamente la gracia de la salvación recibida por fe en la reconciliación. Será necesario cuestionarnos a la luz de la Palabra de Dios sobre el origen y la fuente de nuestra vida y manera de vivir la fe que hemos abrazado en el bautismo. Debemos mirar, con sincero corazón, si no hemos hecho inútil la gracia de Dios por cumplir las obras de la ley (obras externas).
El amor supera el pecado El amor es la condición para experimentar el perdón y escuchar las palabras absolutorias de Jesús: “Tus pecados te son perdonados”. La mujer sin nombre que entra misteriosa en la casa de Simón, el fariseo, durante la comida ofrecida a Jesús, nos muestra hasta dónde puede llegar la fantasía y la creatividad en el amor que busca el perdón. Ella ha realizado su propia liturgia del perdón, con sus gestos cargados de sentido y significado, que ha sido aceptada por Jesús. Ella, a su manera, expresándose con toda su feminidad, ha mostrado que era capaz de amar mucho, por eso también obtiene el perdón de los pecados con una fórmula de absolución y de paz. El fariseo Simón, por el contrario, ha demostrado una gran insensibilidad y falta de atención a su huésped, faltando a la expresión del amor, del arrepentimiento, de la hospitalidad, al preocuparse en juzgar tanto a la mujer como una pecadora pública, y al mismo Jesús, a quien no considera ni siquiera como profeta. Si quiere aprender a amar debe aprenderlo de aquella mujer…
Junio 23 de 2013 XII DOMINGO ORDINARIO Zc 12, 10-11; 13, 1 / Sal 62 / Gl 3, 26-29 / Lc 9, 18-24 Del santo Evangelio según san Lucas Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Ellos contestaron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los antiguos profetas que ha resucitado”. Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Respondió Pedro: “El Mesías de Dios”. Él les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie (Lc 9, 18-24).
Palabra del Señor
LA CRUZ ES UNA NECESIDAD EN LA VIDA DEL SEGUIDOR DE JESÚS
Dirigir la mirada hacia el traspasado para alcanzar la salvación La mirada es una de las cualidades humanas que permite captar lo bello de la vida. Muchas de las cosas llegan a nosotros pasando por el filtro de la mirada. Pero hay situaciones que impactan a la mirada, como la contemplación de las injusticias, la miseria y muchas más. Tanto más si se trata de contemplar el dolor humano en toda su crudeza, injusticia o muerte ignominiosa. El profeta Zacarías anuncia un día de dolor, de llanto intenso, de contemplación insoportable al “mirar al que traspasaron”. No obstante, esa mirada es a la vez de salvación, de purificación de los pecados e inmundicias. Es la contemplación del misterio de la muerte del Redentor. El misterio de la muerte y de la cruz queda transformado en acto redentor del Señor, que con la muerte de su Hijo otorga el perdón de los pecados, la reconciliación. Es necesario que los cristianos dirijamos la mirada hacia la cruz, para contemplar al Crucificado, meditar su misterio de redención, y comprender lo que significa un Dios clavado en la cruz por nuestra salvación.
Revestidos de Cristo por el bautismo Los cristianos tenemos el don del sacramento del bautismo, que accedemos a muy temprana edad gracias a la fe de nuestros padres; pero quizá no hemos comprendido los alcances de tan admirable sacramento. El rito del sacramento del bautismo incluye la inmersión en el agua, que simboliza el ser sumergido en la muerte redentora de Cristo, ser sepultados con Él y ca-
minar en vida nueva. Pablo profundiza en el significado del bautismo y lo explica como un revestirse de Cristo. Eso quiere decir que por el sacramento del bautismo se rompen las barreras puestas por los seres humanos en las relaciones entre personas, se borra el pecado que aprisiona al hombre en la muerte, nos hace hijos y hermanos, porque todos somos uno en Cristo Jesús. Por tanto, la verdadera y definitiva unidad del género humano se ha dado en la persona de Cristo por el bautismo, misterio que inserta en su muerte y en su cruz, pero también en su resurrección y en su nuevo estilo de vida. Acerquémonos, pues, al misterio de la redención con fe viva y gozosa.
Jesús es el Mesías que destruye el poder de la muerte El misterio de la muerte y resurrección del Mesías, Cristo Jesús, incluye el ser entregado en manos de los hombres que lo harán sufrir, lo condenarán y lo ejecutarán. El proyecto salvífico de Dios amenaza con ser un fracaso total, la ruina de una vida. Jesús, después de reconocer la veracidad de la respuesta de Pedro que lo identifica como el Mesías de Dios, se toma la tarea de hacerles comprender (aun cuando no lo lograron comprender, sino después de la Pascua) qué tipo de Mesías es Él. Les insiste en que tiene que sufrir mucho, ser rechazado, entregado a la muerte y finalmente resucitar. Jesús mismo no oculta, en ningún momento, la realidad de la cruz y del padecimiento por la salvación del género humano. Del mismo modo, el seguidor de Jesús ha de saber aceptar y cargar la cruz de cada día. La gran diferencia es que si Cristo murió en la cruz y resucitó de entre los muertos, el seguidor correrá la misma suerte, la muerte no es su trágico final, sino la vida resucitada, la misma que recibió en el bautismo, la que le hizo una sola cosa con el Señor resucitado. enero / marzo - 2013- Vida pastoral no 149
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os textos bíblicos anuncian una muerte, hablan crucifixión, de cruz que se eleva en lo alto para ser signo de salvación para los que le acojan con fe y escuchan la Palabra que anima y da sentido a la existencia.
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guías homiléticas Junio 30 de 2013 XIII DOMINGO ORDINARIO 1Re 19, 16b.19-21 / Sal 15 / Gl 5, 1.13-18 / Lc 9, 51-62 Del santo Evangelio según san Lucas Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?”. Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió (Lc 9, 51-62).
Palabra del Señor
DECIDIRSE A SEGUIR A JESÚS POR EL CAMINO DE LA CRUZ
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l seguimiento del Señor, de una forma decidida, invita a dejarlo todo y a seguirle por el camino de la cruz, sabiendo que en Jerusalén aguarda también la vida verdadera, la de Dios, la de la resurrección del Hijo de Dios.
Dejarlo todo, ponerse en camino y seguir al Señor Seguir a una persona implica el riesgo de dejarlo todo y, tal vez, terminar sin nada. Todavía más si se trata de un desconocido o de alguien de quien se sabe algo sólo de oídas, pero ese es el reto del seguimiento, ponerse en camino detrás de una persona para aprender de ella un estilo de vida y una manera de ver el mundo. Así lo entendían las personas en tiempos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Dios llama a personas y éstas responden poniéndose en camino o rechazando la invitación. La vocación de Eliseo, por mediación del profeta Elías, está marcada más bien por la disponibilidad, la despedida y el abandono definitivo del oficio hasta ese momento realizado. Es un cambio total de la vida, requisito indispensable para seguir al Señor bajo otra forma de servicio. Toda vocación está ligada a un desprendimiento, a un abandonar una situación para iniciar otra, muchas veces totalmente nueva y desconocida. En la vocación que proviene de Dios mismo para estar a su servicio, se trata de un abandono de lo que daba seguridad para iniciar un camino con el Señor.
La vocación a la libertad es vocación al amor al prójimo Hay llamados específicos a un estilo o estado de vida, tal es el caso del Orden sacerdotal, de la vida religiosa, el matrimonio o la soltería; pero para todos vale la vocación universal del cristiano a una vida bajo la guía del Espíritu Santo, no bajo la ley. Pablo aborda el tema de la vocación cristiana, pero lo hace desde una perspectiva más amplia: la vocación a la libertad. Este llamado 46
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tiene su origen en la acción liberadora de Cristo por medio de su misterio pascual, y ha de ser conservado con integridad, pues se corre el peligro de recaer en la esclavitud bajo pretexto de satisfacer los propios intereses, o abandonar el precepto central del amor al prójimo, dejándose dominar por el desorden egoísta. Por tanto, el punto de referencia parece ser el prójimo, más exactamente, el amor a éste. Pablo entiende la libertad como aquella característica cristiana por la cual se es capacitado para amar a todos y en especial al más próximo. La libertad es libertad para amar, no para hacer lo que cada uno quiere pasando por encima de la responsabilidad cristiana del otro, al cual se le debe el amor.
Firmemente decididos a ir hasta las últimas consecuencias Cuando una persona toma una firme decisión, todo su ser se ve afectado, porque la vida se orienta en una dirección específica, aun cuando eso conlleve una cierta dosis de sufrimiento y dolor. Seguir a una persona decidida es algo que no admite esperas innecesarias, o se le sigue ahora o se le deja marchar, pero la meta llama y el camino es largo. Jesús toma la firme decisión de ir a Jerusalén; no es algo fácil, pues implica un éxodo, un salir, un ir al encuentro de la muerte, padecer a manos de los hombres (éstos le condenarán a muerte y le crucificarán), ésa es su vocación en cuanto Señor que da la vida. El seguimiento de Jesús implica la ruptura con todo y con todos para vivir en la itinerancia (no tener un lugar donde reposar), en la firme decisión de hacer la voluntad de Dios. Al ser llamados a la vida cristiana los creyentes asumimos el riesgo del seguimiento del Maestro, de Jesús que no desea más que llegar al lugar de la gran decisión, el de la muerte, pero será ese lugar también el de la vida resucitada, el de la muerte destruida, la vida renovada en la libertad de los hijos de Dios en Él.
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liturgia
Por: P. WILSON ZULOAGA
EL AÑO LITÚRGICO (IV) LA PASCUA
El llamado Tiempo Pascual es un período de 50 días que va desde el domingo de Resurrección hasta la Solemnidad de Pentecostés.
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s el tiempo litúrgico más importante del año para los católicos, pues en el conmemoramos el principal acontecimiento de nuestra fe que está fundamentada en la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, pues ya lo dirá san Pablo: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe” (1Co 15, 14).
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¿Qué significa Pascua? La palabra PASCUA significa PASO, y contempla en nuestra fe el PASO de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, de la esclavitud del mal a la libertad operada por el bien. De hecho, la celebración pascual cristiana católica está tomada de la celebración pascual judía pero adaptada a nuestros ambientes en el ejercicio de nuestra fe, dado que los judíos celebran en la Pascua la liberación de la esclavitud en Egipto, es la celebración del PASO del Mar Rojo del pueblo israelita sacado por Dios de Egipto “con mano poderosa y brazo extendido” (Dt 5, 15; 26, 8). Ocho días antes de celebrarse la solemnidad de Pentecostés, la Iglesia conmemora el acontecimiento de la Ascensión como la última manifestación de Cristo en la Tierra ante sus Apóstoles, antes de que éstos reciban el Espíritu Santo para salir a predicar el Primer Anuncio, conocido también con el nombre de Kerigma. La solemnidad de la Ascensión nos deja ver que Jesús, por sus propios méritos, se eleva Él mismo al cielo, es decir, va al encuentro definitivo con su Padre celestial, va a ocupar su lugar en la trascendencia, para enviarnos después el Espíritu Santo que dará a los Apóstoles la fortaleza necesaria para anunciar el Evangelio. La Ascensión es el sello final y definitivo de la Resurrección de Cristo, con este sello queda autenticada la firma de la Resurrección.
Como la pascua es un periodo de 50 días, de ahí que se le llame cincuentena pascual, durante este tiempo hay varias fechas litúrgicas importantes antes de Pentecostés, pero nos centraremos principalmente en la mayor de ellas: la Ascensión de Nuestro Señor al cielo.
PENTECOSTÉS Si hay una fiesta conmemorativa que podamos llamar “La fiesta de la Iglesia” es justamente la solemnidad de Pentecostés. El acontecimiento en sí ocurre cuando los discípulos están encerrados por miedo a los judíos. Ya Jesús se les ha aparecido varias veces después de su Resurrección, pero ellos aún tienen miedo de las persecuciones de los judíos y del poder del Imperio Romano. Pero como lo que Dios promete lo cumple, el día de Pentecostés Él les envía el Paráclito, es decir, el Espíritu Santo que les llenará de fortaleza para salir a anunciar el mensaje de Cristo a todos los pueblos y naciones de la tierra. Sólo cuando ellos, los discípulos, reciben el poder del Espíritu, se llenan de
valor, y sin importar las consecuencias que ello les traiga, se lanzan a las calles, van al Templo de Jerusalén, y allí comienzan a predicar la Buena Nueva consiguiendo miles de adeptos que se les unen y creen en Cristo. Por eso mismo se considera el día de Pentecostés como el Nacimiento oficial de nuestra Iglesia, pues allí es donde se cumple la labor misionera que le ha sido encargada a nuestra Santa madre Iglesia. Con la Solemnidad de Pentecostés concluye el Tiempo Pascual y se retoma nuevamente el Tiempo Ordinario, que en esta segunda parte, como ya hemos visto, comienza el lunes siguiente a Pentecostés y concluye el sábado anterior al I Domingo de Adviento del Año Litúrgico siguiente, es decir, en la última semana del Año Litúrgico que corresponde a la semana de la Solemnidad de Cristo Rey.
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testigos de la fe
P. Aristelio Monroy Hurtado, ssp
El 12 de mayo de este año, Colombia cuenta con el privilegio de tener una santa de nuestro territorio, oriunda de nuestras tierras, paisa, colombiana a mucho honor, y llena de toda una historia digna de ser contada. En estas líneas, apenas compartimos un fragmento bien interesante del libro: “Y Dios entró a la selva” del padre Aristelio Monroy, sacerdote paulino, que nos deleita con un abrebocas de la vida de quien es hoy proclamada: santa Laura Montoya Upegui.
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Se me atravesó una religiosa
A
unque la historia que le voy a narrar a mi amable lector, puede situarse en cualquier lugar y en cualquier fecha y aunque la escribo en la mitad de 1997, creo que es bueno situarla en la ciudad de Quito en el año 1995.
Invitado por las Hnas. Lauritas, participé en una ceremonia en la cual algunas aspirantes hicieron su ingreso al Noviciado. Me pareció oportuno, en el ámbito de esa celebración, preguntar a las nuevas novicias como habían llegado a conocer la Congregación que las recibía; una de ellas con gran sencillez, nos contó que por aquellos tiempos no sabía exactamente qué hacer con su vida, pero sentía cierta inquietud por la vida consagrada, quería hacerse religiosa, pero no tenía claro a qué comunidad ingresar. En esas estaba cuando cierto día, mientras iba por la calle, “se me atravesó una religiosa que me llamó la atención, la seguí y así llegué a la casa de las Hermanas Lauritas y hoy inicio mi noviciado”. Así le sucedió a esta simpática joven. Pero a usted, amable lector y a mí, creo que nos pasó lo mismo. ¿Por qué? Pues porque a los dos, en estos momentos de nuestra vida, se nos atravesó la Madre Laura Montoya, – una mujer común y corriente; – que por algunos años fue maestra de escuela; – y que la última etapa de su vida vivió como religiosa. Y a quien hoy se conoce como fundadora de las Hnas. Misioneras de María Inmaculada, comúnmente conocidas en el Ecuador como “Hnas. Lauritas”. Y usted y yo lector, vamos a seguirle los pasos a esta mujer porque: – ella tiene una vida muy interesante, – hizo cosas que quizá ni usted ni yo haríamos, pero que de pronto nos animan, y hasta cambiaríamos la ruta de nuestra vida. Todo es muy posible, porque estoy escribiendo especialmente para los jóvenes del siglo XX y más del siglo XXI, que necesitan modelos a quien imitar y personas grandes y admirables que le muestren caminos nuevos para hacer algo útil y bueno con su vida.
En Jericó de Antioquia nació la Madre Laura Dicen los biógrafos que en Medellín, “después de una agonía larga y penosísima enfermedad murió la Madre Laura a las 7:00 p.m. del 21 de octubre de 1949, a los 75 años. Su muerte causó conmoción en Colombia entera, aún en el exterior y hasta en las remotas selvas, desde donde las cartas de los indios llegaban empapadas en lágrimas.
Un gran poeta antioqueño nos dice:
“En aquel tiempo y en una fecha que se aprendió de memoria la montaña, en Jericó de Antioquia, nació la Madre Laura”. Todo porque aquel momento, Madre Laura aparecía como la gran Fundadora de una Congregación religiosa: Las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, que se dedicarían con éxito a evangelizar a los indios. Para todos era una mujer extraordinaria que triunfó como mujer donde muchos hombres habían fracasado, en las selvas, bautizando indígenas, y por eso, para todos, la Madre Laura era “una santa”. Cuando la Madre Laura murió en Medellín, ya se conocía bastante su obra, pues dejaba 96 fundaciones en Colombia, 17 en el Ecuador y 2 en Venezuela, era por eso apenas normal que todos se empezaran a preguntar quién era la Madre Laura. La vida de Laura Montoya, se puede dividir en dos grandes períodos; cuarenta y dos años de su vida seglar, en el mundo, treinta y tres de vida religiosa. abril / junio - 2013 - Vida pastoral no 150
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testigos de la fe
La Canaria La geografía y la historia de su tierra marcarán muy bien la vida y el temperamento de Laura Montoya. Un buen día, su madre comprende que Laura de alguna manera debe estudiar, para ello regresa del pueblo de Amalfi y la matricula en el colegio del Espíritu Santo, en Medellín. Como vivienda en ese tiempo correspondió una casa de huérfanos que dirigía una tía suya. La misma Laura se encarga de contarnos que a este colegio asistían jóvenes de la clase alta y que ella, como era pobre, llegaba al colegio vestida como un payaso, pues un aprendiz de zapatería le fabricaba unos zapatos más grandes que los pies, deformados y maltratados y como si fuera poco, la tía le cosía unos vestidos con moda antigua y con telas que las personas buenas obsequiaban al orfanato para hacer cortinas, y así fue que un buen día Laura llegó al colegio con un vestido de color limón amarillento, que le ganó el apodo de “la canaria”, que entre burla y chanza le pusieron sus compañeras. Llegó la época de los exámenes y la situación de la pobre huérfana no mejoró: los resultados de los exámenes fueron decepcionantes, los informes de la maestra muy negativos y la decisión de la madre fue sacarla del colegio. Este período de su vida lo resumo en dos frases: una de Laura: “El corazón más solo era mío”; otra de su tía, que al saber que en la Normal donde estudiaría después le iría bien, dice: “Milagros de mi Dios, porque la muchacha era cretina”.
Una terrible calumnia El colegio de la Inmaculada caminaba a velas desplegadas, todos lo apreciaban y las dos responsables, Leonor
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y Laura, se emulaban permanentemente en la práctica de la virtud. Desgraciadamente Leonor murió muy joven y Laura tomó las riendas del colegio que siguió formando y recibiendo el aprecio de las autoridades y de los padres de familia de las alumnas, hasta cuando lamentablemente cayó en desgracia y tuvo que cerrarlo. La triste historia fue ésta: La estudiante Eva Castro, del colegio de la Inmaculada, dirigida por Laura, decidió casarse, pero ya al llegar el momento del matrimonio y de improviso manifestó su incertidumbre para casarse, los familiares sin más atribuyeron el hecho a la influencia de la directora Laura Montoya. Un hermano de la estudiante, escritor y novelista, tejió con el hecho, una novela que tituló “Hija espiritual”, en la cual argumentó contra la enseñanza religiosa y las prácticas y costumbres realizadas y enseñadas en el colegio. Los padres fueron sacando a sus hijas del colegio y, ante el desprestigio general, a Laura no le quedó otro camino que cerrarlo. Aconsejada por el Obispo y un sacerdote, Laura escribió un artículo titulado “Carta abierta” en la que aclaró los hechos y estableció la verdad, pero el mal y el desprestigio ya eran realidad y el colegio estaba cerrado. Estamos en 1906.
Años más tarde, el autor de la novela, Alfonso Castro, cuando ya Laura había demostrado la calumnia y hecho brillar la verdad dijo: “Aquello de la novela fue un disparate de mi juventud, Laura Montoya era una mujer noble y virtuosa”. Así, como en páginas anteriores vimos la influencia que en la vida de Laura tuvo la geografía de su tierra, es bueno recordar aquí el ambiente social que corrió durante gran parte de su vida, desde su nacimiento, influyó grandemente en los hechos de su vida. Colombia estaba gobernada por la Constitución de Rionegro (1863), una Constitución que causó muchos males, pues, bajo el pretexto de una mayor libertad, desencadenó guerras civiles, anticlericalismo. Un presidente trajo del extranjero a los protestantes para que organizaran la educación anticatólica en el país y se llegó a decir que “fusilar obispos colombianos sería un acto de higiene y decencia pública”. Estas circunstancias explican el contenido de la novela “Hija espiritual” y el asesinato del padre de Laura.
¡Y DIOS ENTRÓ A LA SELVA…! El 4 de mayo de 1914, en la Historia de las que hoy conocemos como las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena (Misioneras Lauritas), es una fecha digna del recuerdo y la emoción que da el pensar en sus inicios, es la fecha de su fundación, de su nacimiento como Congregación Religiosa. Efectivamente fue ese 4 de mayo de 1914, cuando unas señoritas capita-
neadas por Laura Montoya Upegui salieron de Medellín, capital del Departamento de Antioquia, en Colombia, con destino a un pueblo pequeño, casi desconocido para la mayoría de los colombianos, que se llama Dabeiba, y hacia allí dirigían con un título bien preciso: “Maestras de los Indígenas”. ¿Qué había pasado, qué había sucedido en la vida de Laura que estaba tan inquieta y tan decidida a ser monja de Carmelita de clausura? La historia se puede resumir en pocas líneas: después de aplicar su acostumbrado método, de consultarlo con el Señor, en la oración y meditación, y con su director espiritual y después de obtener los permisos necesarios de las respectivas autoridades, Laura hacía lo que Dios le pedía, que a cambio de ser una religiosa contemplativa, su vida la debía dedicar a la evangelización “de los salvajes”, que andaban por las selvas y a quienes todos creían que eran unos “puros animalitos”. Y a propósito de las palabras usadas, debemos tener presente: que si deseamos entender bien la obra misionera de Laura Montoya, debemos conocer y estudiar con alegría, el lugar geográfico en el que vivió: el Departamento de Antioquia y su capital Medellín (Colombia) en que le tocó actuar, de la misma manera que la historia de la Iglesia católica en ese tiempo, pues si desconocemos las características de su raza, de su familia, la situación histórica en que se desarrollaron todos los acontecimientos de su vida y sus obras, lo mismo que la situación de la Iglesia en Colombia, correríamos el peligro de no entender la obra de Laura Montoya y quedarnos quizá tan solo con una pobre y triste caricatura, a cambio de una biografía llena de vida, de milagros realizados por Dios y por María Santísima, en favor de cuanto Laura iba haciendo para conformarse a lo que Dios le iba pidiendo.
de monte? ¿Se resuelven ustedes a que los indios en cualquier momento, nos atropellen o nos hagan huír a los montes y tengamos que amanecer entre las malezas de las selvas? ¿Se someten a vivir bajo una tienda de campaña, todo el tiempo necesario para trabajar con los indios? ¿Se someten a tener que volver, huyendo de la ferocidad de los indígenas y aguantar la rechifla en Medellín? ¿Se someten a que digan que nos vamos a ocultar delitos y a vivir libremente? ¿Se someten a ir a trabajar sin ningún fruto? ¿A cocinar? ¿A que los indios las desprecien? ¿A confesarse con cualquier sacerdote con tal que esté unido al obispo? ¿A que tengamos que salir pidiendo limosna? ¿A fin, todo lo sacrifican por la salvación de estas pobres almas y así darle a Dios la mayor gloria que pide de nosotras? Solo una, dice Laura, me preguntó si allí encontramos leche, porque ella no podía vivir sin tomar este alimento. Le contestó: puede que no tengamos más que leche y puede que jamás la tengamos. Quédese en su casa en donde no le faltará. Pedir estas cosas a señoritas de época de Laura, era pedir algo heroico, era solicitar, que había que dejarlo todo, para consolarse con las manos de Dios.
Pues bien, una vez que Laura Montoya comprendió que debía dedicarse a trabajar en favor de los indígenas, se dedicó a prepararse para estar lista, cuando Dios le indicara que había llegado el momento para ello; con algunos amigos hizo varias excursiones a tierras de los llamados “salvajes”; le advirtieron que no tenían vestido, que deambulaban por las selvas, pero ella explicó que buscaba almas y no cuerpos, y que los buscaría allí donde vivieran. Además, empezó a interesar a sus amistades por la obra a favor de los indios y ellos correspondían obsequiándole todo aquello que creían necesario: dinero, vestido, telas espejos y mil cosas más.
¡Y también… tú!
¡Unas condiciones de miedo!
Creo que también esto es lo que Laura Montoya sigue solicitando a toda joven que hoy desea seguirla en la gran obra de la evangelización de las indígenas.
Cuenta Laura, en su autobiografía, que en 1914 empezaron a presentárseles algunas señoritas que deseaban participar en la empresa de evangelizar a los indios; a esas señoritas Laura les preguntaba: ¿Se someten ustedes al hambre? ¿Se someten en caso necesario, a comer lo mismo que comen los indios o raíces y hojas
Y tú, amable lector, ¿qué opinas de todo lo que preguntó Laura Montoya? Las respuestas que se den a las preguntas son importantes, porque ellas ayudan a comprender si verdaderamente lo que nos guía es la búsqueda de la gloria de Dios, o simplemente una veleidad o un sencillo capricho momentáneo.
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en librería DE ABRIL A JUNIO LEEMOS.. Matrimonio homosexual
EL RECOMENDADO ES... LA ALEGRÍA DE LA FE Benedicto XVI
Estas páginas son un reflejo de la espiritualidad y pensamiento de Benedicto XVI, quien, siguiendo el hilo conductor del Credo, se dirige a creyentes y no creyentes de una sociedad en la cual el eclipse del sentido de Dios, la secularización y el relativismo, la fractura entre el Evangelio y la cultura, la cerrazón de la ciencia y de la mentalidad moderna a la racionalidad de la fe han puesto en jaque el conocimiento y la práctica de la doctrina cristiana. El Santo Padre, a partir de una profunda y a la vez sencilla explicación del Credo, expone las verdades fundamentales de la fe cristiana y presenta al hombre moderno como alguien que tiene una gran necesidad de Dios. Un eje esencial de la argumentación de Benedicto XVI, en la mayoría de sus escritos y exposiciones doctrinales es la razón. Por esta fundamentación y manera de comprender la fe ha sido objeto de múltiples críticas, las cuales son respondidas por el Pontífice con una elevada teología puesta en palabras sencillas. En efecto, en este libro invita a los lectores a descubrir que la fe también se nutre de la razón y, desde este supuesto, realiza sistemáticamente una bella elucidación y argumentación del Credo. El hombre no es producto casual de la evolución porque, si así fuera, su vida estaría privada de sentido. Para él: “La razón estaba en el principio, la razón
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creadora divina” (p. 17). Entonces, la verdad de Dios Padre Creador que confirmamos en la oración del Credo es explicada racionalmente y tiene su asidero en el Evangelio de Juan. Así, todas las verdades siguientes que conforman nuestra fe son impecablemente expuestas y sustentadas por Benedicto XVI, de una manera tal que pueden ser comprendidas por todos los creyentes. El libro del Sumo Pontífice es, además, un llamado a ponernos de parte de la razón, de la libertad y del amor, dado que este último es el que nos da la fuerza y el valor para entender y asumir nuestra fe cristiana. No en vano ha dicho Benedicto XVI: Dios es amor, y en el encuentro íntimo con Él puedo amarme a mí mismo y amar a los demás. Se trata entonces, de un bello e interesante escrito, para quienes tienen dudas y para aquellos que desean sustentar y confirmar los fundamentos de su fe.
El gran rabino de Francia, Gilles Bernheim, en un tratado cuidadosamente documentado y profundamente conmovedor, ha mostrado que el atentado, al que hoy estamos expuestos, a la auténtica forma de la familia, compuesta por padre, madre e hijo, tiene una dimensión aún más profunda. Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres. Cita una afirmación que se ha hecho famosa de Simone de Beauvoir: «Mujer no se nace, se hace» (“On ne naît pas femme, on le devient”). En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» como una nueva filosofía de la sexualidad. Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía. La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear. Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creada por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado. Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna. Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: "Hombre y mujer los creó" (Gn 1, 27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta aho-
LA VERDAD DEL PAPA Aldo Valli
ra ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad. La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente. Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia. Bernheim muestra cómo ésta, de sujeto jurídico de por sí, se convierte ahora necesariamente en objeto, al cual se tiene derecho y que, como objeto de un derecho, se puede adquirir. Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser. En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre.
Aldo Valli, quien ha estado muy cerca del Vaticano y del Papa, explica en su libro el porqué de los ataques a la Iglesia y a Benedicto XVI, con respecto a los casos de pedofilia de algunos sacerdotes y de otros asuntos que han afectado seriamente la institución eclesial y, de paso, la fe de los creyentes. De manera clara y sucinta expone la posición del Papa frente a las distintas controversias que se han suscitado en torno a diversos temas. El autor señala que Joseph Ratzinger ha puesto en el centro de su magisterio algunos puntos que han causado escozor en muchos, pero que reflejan una doctrina sólida que riñe con los intereses de poderes fuertes que tratan de mantener y ostentar riquezas y privilegios. Por ejemplo, habla del relativismo moral frente al cual Benedicto XVI ha tratado de luchar afirmando que existe una verdad absoluta con inevitables y decisivas consecuencias. Punto, por punto, caso, por caso, Valli se dedica a explicar las razones del proceder del Papa y dilucida grosso modo su pensamiento. Cuenta cómo Benedicto XVI se ha vuelto peligroso para muchos y, de alguna manera, deja esbozadas las posibles causas de su dimisión. Presenta a un Pontífice que, no obstante su parquedad y poca inclinación a la popularidad, alcanzó gran credibilidad precisamente por su racionalidad y la eficacia de su palabra. Vale la pena traer a colación un párrafo
del libro para que el lector conozca directamente el ritmo del escrito de Valli y la manera como este autor nos presenta a uno de los Papas más polémicos de todos los tiempos: “La cuestión de los sacerdotes pedófilos se ha considerado, como lo es, de hecho, una ocasión formidable para debilitar al Papa que habla sin temor de la verdad, que alerta contra el uso distorsionado de la libertad, que condena las finanzas reducidas a un riesgo en el que juegan los ricos a expensas de los pobres, que razona abiertamente sobre la interioridad humana haciendo comprender, por ejemplo, cómo detrás del empobrecimiento de la idea del amor yace una visión filosófica que quisiera hacer al hombre un poco menos hombre ligándolo a la tiranía del instinto” (p. 130). En fin, se trata de un libro que, por un lado, trata de hacer justicia con la figura de un gran teólogo y “humilde trabajador de la viña del Señor”, y que, por otro, se adentra en la oscura vivencia que atraviesa la Iglesia en estos momentos a causa de los muchos escándalos que la agobian.
Tomado del Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a la curia romana con motivo de las felicitaciones de navidad, diciembre de 2012
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cultura
Por: LUCIANO MANICARDI
madurez de la iglesia* Crecer hacia la plena madurez de Cristo n el capítulo cuarto de la Carta a los Efesios, el autor pone en estrecha relación la parénesis hacia la madurez cristiana (eclesial y personal) con un discurso sobre el origen, la identidad y la finalidad de la unidad de la Iglesia. Surgida del don del Espíritu realizado por Cristo resucitado y subido al cielo (Ef 4, 7-10), la unidad se anticipa a los esfuerzos de la Iglesia y del cristiano, que deben solamente “conservar” (Ef 4, 3) esa unidad que es fruto del Espíritu Santo. Esta actitud de custodia no es estática ni conservadora: supone la apertura al Espíritu y al dinamismo de crecimiento1 hacia una plenitud que, teniendo su medida en la estatura de Cristo2, pone al creyente y a la Iglesia en una situación de tensión y de camino incesante. La conciencia de la “imperfección” respecto a quien es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia, es decir, Cristo (Cf. Ef
E
1 Cf. Ef 4, 15-16: “Movidos por un amor sincero, creceremos en todo hacia Cristo, que es la Cabeza, de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión, por la colaboración de los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro, para el crecimiento y edificación en el amor”. 2 Cf. Efesios 4, 13: “Hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta el hombre perfecto, hasta alcanzar la medida que corresponde a la plena madurez de Cristo”.
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1, 22-23; Col 1, 18), es constitutiva de la madurez eclesial. Cristo, que es la verdad3, excede a la Iglesia, que confiesa la verdad, vive en la verdad, pero no la posee, y la puede convertir en ídolo. La madurez está en armonía con la humildad; y la verdad rima con la humildad, tanto que en Efesios 4, 15 está unida indisolublemente al amor. Así que la madurez deviene equilibrio y armonía entre verdad y amor. La madurez a la que Pablo exhorta es histórica, es la “madurez posible” para quien vive en el espacio de lo que es parcial e imperfecto (1Co 13, 9-11), en la conciencia de una perfección que se alcanzará sólo en el éschaton (Flp 3, 12-14). Ahora bien, la unidad es parte constitutiva de una Iglesia madura, adulta. Laceraciones y divisiones internas, envidias y celos, son signos de una comunidad inestable y atravesada por la inmadurez. Así mismo, las divisiones entre las Iglesias son signo no sólo de pecado, sino también de inmadurez, de inadecuación respecto de su carácter de cuerpo de Cristo. La madurez cristiana concibe la unidad de la Iglesia como don por acoger y como tarea por realizar.
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Cf. Jn 14, 6; Ef 4, 21: “La verdad está en Jesús”.
La perfección a la que está llamado el cristiano Lejos del narcisismo de la omnipotencia infantil y de la inmadurez de quien rehúye la responsabilidad refugiándose en la delegación de poder, la madurez es la actitud de quien sabe recibir, pero también dar. No por casualidad, una característica de la madurez cristiana, tanto en el plano personal como en el eclesial y comunitario, es el amor. El cristiano maduro no es el que no tiene defectos, el que es perfecto en sentido moral o religioso, sino el que encuentra la medida de su plenitud humana y espiritual, es decir, su “perfección” (teleiótes), en Cristo, en el ágape, que es el “vínculo de la perfección”4. En Colosenses 4, 12, el cristiano está llamado a ser “perfecto en todo querer de Dios”, es decir, a asumir como propia, en plena libertad, la voluntad del Señor. La madurez cristiana no muestra la “voluntad de Dios” como un dato inmutable y predeterminado que debe ser “encontrado” con mayor o menor fortuna por el creyente, sino que su discernimiento implica el compromiso consciente del hombre, su reflexión, su voluntad, su libertad.
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Sýndesmos tês teleiótetos (Col 3, 14).
La voluntad de Dios no es un sistema de normas establecido de una vez por todas, sino que siempre es nueva y distinta en las diferentes situaciones; por eso siempre es necesario buscar de nuevo cuál es. El corazón, la razón, la observación y la experiencia deben todos participar en esta búsqueda (Dietrich Bonhoeffer). Una predicación que inculque una imagen estática y prefijada de la voluntad de Dios corre el riesgo de dejar en la inmadurez y de no hacer responsable al creyente. En otras palabras, la perfección de la que habla Pablo consiste en la madurez, en salir conscientemente de la edad infantil incluso en el plano de la fe, edad infantil caracterizada, según Efesios 4, 14, por inestabilidad, imprevisibilidad, manipulabilidad y falta de personalidad: “Así ya no seremos niños a merced de las olas, transportados de aquí para allá por cualquier viento de doctrina, engañados por los hombres con esa astucia que arrastra a error”. Pablo escribe: “Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Pero hecho hombre, lo que era de niño lo he abandonado” (1Co 13, 11). El verbo usado aquí por Pablo para “abandonar”, katargéo, significa “abolir”, “destruir”, “aniquilar”, “condenar a muerte”, e indica una decisión, un acto en el cual el individuo ha empeñado su propia voluntad y su propia libertad. Creo, por tanto, que la madurez de la que habla Pablo encuentra su contenido en las dos realidades: la de la libertad y la del amor. Ahora bien, a nivel comunitario, la madurez se mide por la capacidad de articular la diferencia y la pluralidad en la unidad eclesial, de tener un justo equi-
Por una
MADURA DISPONIBLE EN RED DE LIBRERÍAS SAN PABLO Y LIBRERÍA VIRTUAL
Cultura librio entre lo que es común y lo que es individual. En efecto: "Él mismo (el Señor resucitado) dispuso que unos fueran apóstoles; otros, profetas; otros, evangelizadores; otros, pastores y maestros, para organizar adecuadamente a los santos en las funciones del ministerio. Y todo orientado a la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto (eis ándra téleion), a la plena madurez de Cristo (lit.: ‘a la medida de la estatura de la plenitud de Cristoʹ)" (Ef 4, 11-13). La expresión “hombre perfecto” se refiere a la etapa cumplida por el hombre adulto, como se deduce de un texto de Filón de Alejandría, en donde el autor enumera las varias fases de la vida: “El recién nacido, el bebé, el niño, el muchacho, el adolescente, el joven, el hombre perfecto [ho téleios anér]”. Toda comunidad cristiana está llamada a salir de la edad infantil hasta llegar a ser adulta. Y una Iglesia adulta es, ante todo, aquella en la cual las personas cuentan más que las estructuras. El Resucitado no dona ministerios, una estructura, una organización, sino personas. Comunidad madura no debe confundirse con comunidad eficiente y organizada, sino que es una comunidad en la que el otro es reconocido como persona5.
5
FILÓN DE ALEJANDRÍA. De Cherubim, 114.
Madurez eclesial Comunidad madura es aquella que se comprende como cuerpo, no como máquina (cuyas piezas son reemplazables) ni como hacienda (en la que lo esencial es la funcionalidad y la eficiencia), y en el cuerpo todos los miembros, incluso los más ocultos o humildes, son importantes. Comunidad madura es aquella en la cual los diversos componentes eclesiales no rivalizan entre sí, no se ponen a competir, no hacen comparaciones, no ostentan clasificaciones de mérito, no se permiten obrar unas en contra de las otras, sin ellas o por encima de ellas, sino que obran de acuerdo unas con otras: "Muchos son los miembros, pero uno solo es el cuerpo. No puede el ojo decir a la mano: ‘No te necesitoʹ, ni la cabeza a los pies: ‘No necesito de ustedesʹ. Más aún, aquellos miembros del cuerpo que parecen más débiles son los más necesarios" (1Co 12, 20-22). Una comunidad madura sabe reconocer la importancia que la presencia de miembros débiles, sea por enfermedad o por pobreza, significan para ella. El débil es sacramento del amor salvífico de Dios narrado por la debilidad y por la impotencia del Crucificado. Efesios 4, 11 habla de personas que desarrollan tareas de servicio de la Palabra en la comunidad cristiana: la centralidad de la Palabra de Dios es lo que unifica los servicios del apóstol, del evangelizador, del pastor, del maestro. Estos ministerios están en relación con la transmisión del Evangelio, no con la estructuración jerárquica o con el orden de la
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comunidad; por tanto, están al servicio de la vida concreta que brota de la Palabra de Dios, del Evangelio. Es decir: una comunidad madura sabe reconocer las prioridades y ordenar su propia vida alrededor de lo que es verdaderamente esencial y vital: la Palabra de Dios y la vida espiritual que de ella brota. Respecto a los ministros recordados, no se dice que Cristo “ha constituido”, sino que “ha dado”: no estamos en un espacio institucional, sino de relación, de don y de gratuidad. Y sobre todo se recuerda que los ministerios sirven para hacer crecer la madurez de los creyentes, no a mantenerlos en un estado de minoría de edad, de dependencia, de inferioridad. Allí se considera el ejercicio adulto de la autoridad (auctoritas) como capacidad para hacer crecer (augere) al otro. Además la diaconía de estos ministros expresa sólo parcialmente la gracia que ha sido dada “a cada uno de nosotros” (Ef 4, 7), es decir, a cada miembro de la comunidad, a todo bautizado. La comunidad madura tiende a suscitar la responsabilidad de todos y de cada uno, obviamente en el respeto de las capacidades y de las limitaciones, de las posibilidades y de los dones personales. Para que la Iglesia como tal sea “sierva” es necesario que la dimensión del servir no sea restringida a alguno, sino que sea para todos: “Todo cristiano es un servus servorum Dei (cf. 2Co 1, 24; Mc 10, 42-44; 1P 5, 3)” (Romano Penna). La capacidad de llegar a ser sujeto de servicio para los demás, sin quedarse como meros destinatarios de los servicios de los demás, es indicio de madurez, es indicio de una Iglesia que repudia, por una parte,
el clericalismo autoritario y, por otra, la pereza de la delegación de poder y de la falta de responsabilidad. Los ministerios de servicio de la Palabra y de edificación comunitaria aquí recordados tienen el objetivo de educar la identidad cristiana de todo bautizado para que éste tome en sus manos, con plena subjetividad, su propia vida cristiana para actuar con dedicación su propio ministerio “para utilidad común” (1Co 12, 7). Y aquí hay que recordar que todo gesto vivido con gratuidad y con amor en el espacio eclesial es capaz de construir comunidad; por eso es un precioso diaconado que edifica el cuerpo de Cristo. Todo gesto y toda palabra del creyente pueden edificar o destruir la comunidad: he aquí, pues, que el autor de la Carta a los Efesios (4, 2) especifica algunas actitudes del amor que edifican la unidad de la comunidad. Se trata de la humildad, de la mansedumbre, de la paciencia (o “grandeza de ánimo”), de la suportación (entendida como capacidad de ayudar al hermano, de abajarse para asumir sobre sí el peso del hermano y llevarlo hasta que él mismo sea capaz de caminar con sus propios pies). La madurez humana y espiritual sabe que el amor es una fatiga6, un trabajo, un empeño pesado que requiere fidelidad y perseverancia.
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En 1Tesalonicenses 1, 3, Pablo habla de la “fatiga del amor”.
La madurez eclesial se basa en el conocimiento de Cristo y en la fe en Cristo (Ef 4, 13): es en Cristo en quien la Iglesia encuentra su unidad y su madurez. No es cuestión de estructuración o de organización eclesial, sino de relación con el Señor vivo, de vida en Cristo por medio del Espíritu. Es obvio, pues, que el llegar a la unidad de la fe y del conocimiento de Cristo no indica una unidad doctrinal o dogmática, sino “el acto existencial que permite crecer y madurar en la verdad” (Gérard Rossé). Es importante el énfasis en el “decir la verdad en la caridad” (Ef 4, 15) como característica de una Iglesia madura. A menudo en la Iglesia no es fácil decir la verdad: libertad reducida, desconfianzas, servilismos, voluntad de complacer, miedos, desdicen de la parresía evangélica, de esa franqueza que lleva a decir la verdad sin temores reverenciales. Al mismo tiempo, la relación cristiana con la verdad está contramarcada por el amor, gracias al cual solamente la verdad no es blandida como un arma contra alguien, sino que está al servicio de la vida de todos los hombres, por los cuales Cristo murió; no es un resplandor enceguecedor, sino una luz dulce y suave que ilumina el camino por recorrer. El largo camino hacia “la medida que corresponde a la plena madurez en Cristo” (Ef 4, 13). *Tomado de: Por una fe madura. Editorial San Pablo, Bogotá, 2013.
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Cada año ofrecemos fundamentos bíblicos-teológicos, así como litúrgicos y pastorales, que capacitan a los catequistas en el ejercicio de su labor evangelizadora en la Iglesia. Inicia: 20 de mayo de 2013 Finaliza: 15 de noviembre de 2013
biblia Por: ARIEL ÁLVAREZ VALDÉS.
En el principio, un problema uien lee la Biblia sin estar prevenido, se encuentra ya en la primera página con un gran problema: al comenzar el libro del Génesis no sólo halla dos veces el relato de la creación del mundo, sino que además de manera contradictoria.
Q
En efecto, el capítulo 1 del Génesis narra la historia tantas veces oída cuando éramos niños en el catecismo, según la cual al principio de los tiempos todo era caótico y vacío hasta que Dios resolvió poner orden en esa confusión. Antes de ponerse a trabajar, al igual que cualquier operario, lo primero que hizo fue encender la luz (Gn 1, 3). Por eso en el primer día de la creación nacieron las mañanas y las noches. Luego decidió ubicar un techo en la parte superior de la tierra para que las aguas del cielo no la inundaran. Y creó el firmamento (Gn 1, 6). Cuando vio que el suelo era una mezcla barrosa, secó una porción y dejó la otra mojada, con lo cual aparecieron los mares y la tierra firme (Gn 1, 9). Sucesivamente con su palabra poderosa fue adornando los distintos estratos de esta obra arquitectónica con estrellas, sol, luna, plantas, aves, peces y reptiles. Y por último, como coronación de todo, formó al hombre, lo mejor de su creación, al que moldeó a su imagen y semejanza. Entonces decidió descansar. Había creado a alguien que podía continuar su tarea (Gn 1, 11-2, 3). Ésta le había llevado seis días. Y todo lo había hecho bien.
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Otra vez lo mismo Pero cuando pasamos al capítulo 2 del Génesis viene el asombro. Parece como si nada de lo anterior hubiera ocurrido. Estamos otra vez en un vacío total, donde no hay plantas, ni agua, ni hombres (2, 5). Dios, nuevamente en escena, se pone a trabajar. Pero esta vez el que aparece es un Dios muy distinto al del relato anterior. En lugar de ser solemne y majestuoso ahora adquiere rasgos mucho más humanos. Vuelve a crear al hombre, pero no a la distancia y con el simple mandato de su palabra, casi sin contaminarse, sino que lo modela con polvo del suelo, sopla sobre su nariz, y de este modo le da la vida (2, 7).
Se detalla luego, por segunda vez, la formación de plantas, árboles y animales. Y para crear a la mujer emplea ahora un método diferente. Hace dormir al hombre, le extrae una costilla, rellena con carne el hueco restante, y moldea a Eva. Entonces la presenta ante el hombre y se la entrega por compañera. Llegado a este punto uno se pregunta: ¿por qué si en Génesis 1 tenemos ya el mundo terminado, en Génesis 2 hay que crearlo de nuevo? ¿Es que acaso hubo dos creaciones en el origen de los tiempos?
Y se contradicen Pero el problema no es sólo ése. Si hacemos una comparación entre ambos capítulos veremos una larga lista de contradicciones que dejan al lector pasmado. Por empezar, ambos textos llaman a Dios de diferente manera. Mientras Génesis 1 lo designa con el nombre hebreo de Elohim, en Génesis 2 se lo llama Yahvé Dios. El Dios de Génesis 2 es descrito con rasgos humanos. El no crea, sino que “hace” las cosas. Sus obras no vienen “de la nada” sino que las “fabrica” sobre una tierra vacía y árida. En cambio el Dios de Génesis 1 es trascendente y lejano. No entra en contacto con su creación sino que desde lejos la hace aparecer, como si todo lo creara de la nada. Mientras Dios en Génesis 1 crea el mundo sólo con su palabra (por eso repite constantemente: “Dijo Dios... y así fue”), y al sonido de su voz van brotando las creaturas del universo, en Génesis 2 Dios debe trabajar manualmente. Como un alfarero, moldea y forma al hombre (v. 7). Como un agricultor, siembra y planta los árboles del paraíso (v. 8). Como un cirujano, opera al hombre para extraer a la mujer (v.21). Como un sastre, confecciona los primeros vestidos a la pareja porque estaban desnudos (3, 21).
Entre el agua y el desierto Pero hay más diferencias. Mientras en Génesis 1 Dios crea el mundo en seis días y en el séptimo descansa, en Génesis 2 sólo le lleva a Dios un día todo el trabajo de la creación. En Génesis 2, al comienzo Yahvé crea únicamente al varón; y recién cuando cae en la cuenta de que está solo y necesita una compañera adecuada, le ofrece primero los animales por compañeros y, finalmente, la mujer. En cambio, en Génesis 1 Dios desde el principio hizo existir al hombre y a la mujer en pareja, como compañeros inseparables. En Génesis 1 los seres son creados en orden progresivo de menor a mayor, es decir, primero las plantas, luego los animales, y finalmente los seres humanos. En cambio en Génesis 2 lo primero en crearse es el hombre (v. 7), después las plantas (v. 9), luego los animales (v. 19), y finalmente la mujer (v. 22).
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biblia Mientras Génesis 1 sostiene que antes de la creación del mundo sólo había una masa gigantesca de agua, Génesis 2 dice que antes de que se creara el mundo sólo había un inmenso desierto (v. 5). En Génesis 1 la finalidad que Dios le asigna al hombre en el mundo es: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; manden en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Gn 1, 28), es decir, un magnífico programa de progreso y señorío sobre el mundo, mirando al futuro. En cambio, en Génesis 2 dice que “Yahvé Dios tomó al hombre y lo dejó en el jardín del Edén para que lo labrase y cultivase” (Gn 2, 15), o sea, un proyecto mucho más humilde y modesto.
El segundo es primero Haciendo esta lectura comparativa, nos damos con la sorpresa de que la Biblia incluye una doble y a la vez contradictoria descripción de la creación. Los estudiosos llegaron a la conclusión de que las dos narraciones no pudieron haber sido escritas por la misma persona, y piensan que pertenecen a autores diversos y de épocas distintas. Como sus nombres no llegaron hasta nosotros, ni podremos saberlos nunca, llamaron al primer texto “sacerdotal”, porque lo atribuyeron a un grupo de sacerdotes judíos del siglo VI a.C. Y al segundo, fechado a fines del siglo VIII a.C, “yahvista”, porque prefiere llamar a Dios con el nombre propio de Yahvé.
¿Cómo es que se escribieron dos relatos opuestos? ¿Por qué terminaron incluidos ambos en la Biblia? El que contiene las tradiciones más antiguas es Génesis 2, aunque en la Biblia aparezca en segundo lugar. Por eso tiene un tono tan primitivo, espontáneo, vívido. Durante mucho tiempo fue el único relato que se contaba en el pueblo de Israel sobre el origen del mundo. Por lo que se puede ver, su autor era un excelente catequista que sabía poner al alcance del pueblo en forma gráfica las más altas ideas religiosas.
Con un estilo pintoresco e infantil, pero de una profunda observación de la psicología humana, cuenta la formación del mundo, del hombre y de la mujer como una parábola oriental llena de ingenuidad y frescura.
Los aportes vecinos Para ello el yahvista se valió de antiguos relatos sacados de los pueblos vecinos de Israel. En efecto, las civilizaciones asiria, babilónica y egipcia habían compuesto sus propias narraciones sobre el principio del cosmos, que hoy podemos conocer gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas en Medio Oriente. Y resulta sorprendente la similitud entre estos relatos y el de la Biblia. Todos dependen de la concepción cosmológica de un universo formado por tres planos superpuestos: a) los cielos, con las aguas superiores; b) la tierra, con el hombre y los animales; c) el mar, con los peces y el mundo subterráneo. El yahvista recogió estas concepciones científicas de su tiempo, y las utilizó para insertar un mensaje religioso, que era lo único que le interesaba.
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La gran decepción Sin embargo, dos siglos después de haberse compuesto este relato sobrevino una catástrofe en el pueblo judío, que alteró toda su vida y su fe. Corría el año 587 a.C. y el ejército babilonio al mando de Nabucodonosor, que estaba en guerra con Israel, tomó Jerusalén y se llevó cautivo a sus habitantes. ¡Y al llegar a Babilonia fue la gran sorpresa! Los primeros cautivos comenzaron a arribar a la capital y se encontraron con una ciudad espléndida, con enormes edificios, magníficos palacios, torres de varios pisos, acueductos grandiosos, jardines colgantes, fortificaciones y lujosos templos. Ellos, que se sentían orgullosos de ser la nación bendecida y engrandecida por Yahvé, no habían resultado ser sino un modesto pueblo de escasos recursos frente a Babilonia. Incluso el mismo templo de Jerusalén, que ellos lo tenían como la mejor obra sobre la tierra, no era sino un pobre aposento, comparado con el impresionante complejo cultual del dios Marduk, de la diosa Sin y de su consorte Ningal que los israelitas encontraron en Babilonia. Jerusalén, orgullo nacional, por quien suspiraba todo judío, era una ciudad apenas considerable en comparación con Babilonia y sus murallas, mientras su rey, ungido de Yahvé, nada podía hacer frente al poderoso monarca Nabucodonosor, brazo derecho del dios Marduk.
Para salvar la fe La situación no podía ser más decepcionante. Los babilonios habían logrado un desarrollo mucho mayor que los israelitas. ¿Para qué habían confiado tanto en Yahvé durante siglos y se habían abandonado esperanzados en Él, si el dios de Babilonia era capaz de dar más poderío, esplendor y riqueza a sus devotos? Aquella catástrofe representó para los hebreos un duro golpe a su fe. Pareció el fin de toda esperanza en un Mesías. Y las promesas de Dios, de defender a Israel y transformarlo en el pueblo más poderoso de la tierra, se mostraron vanas. ¿Tal vez el Dios de los hebreos era más débil que el dios de los babilonios? ¿No sería ya hora de empezar a creer en un dios más poderoso que Yahvé, que pudiera proteger con más eficacia a sus súbditos y les otorgara mejores favores que los magros beneficios obtenidos suplicando al Dios de Israel? Se desmoronó, así, la fe de los israelitas en su Dios que parecía no haber podido cumplir las promesas; y el pueblo en crisis comenzó a pasarse en masa a la nueva religión de los conquistadores, con la esperanza de que un dios de tal envergadura mejorara su suerte y su futuro.
biblia
Creer en tierra extranjera Ante esta situación de abatimiento del pueblo judío durante el cautiverio babilónico, un grupo de sacerdotes, también cautivo, reaccionó y se dio cuenta de la necesidad de volver a catequizar al pueblo. Ahora bien, la religión babilónica que estaba deslumbrando a los hebreos era dualista, es decir, admitía dos dioses en el origen del mundo: uno bueno, encargado de engendrar todo lo positivo que el hombre observaba en la creación; y otro malo, creador de las imperfecciones y desgracias de este mundo y del hombre. Además, allí en la Mesopotamia pululaban las divinidades menores a las que se le rendían culto: el sol, la luna, las estrellas, el mar, la tierra. Israel en el exilio empezó también a perder progresivamente sus prácticas religiosas, especialmente la observancia del reposo del sábado, su característico recuerdo de la liberación de Yahvé de Egipto.
espacio dentro del hombre que fuera jurisdicción de una divinidad del mal. Finalmente, se lo presenta a Dios trabajando seis días y descansando el sábado, para mostrar a los hebreos que ese día eran tan sagrado que hasta Dios descansaba, de modo que ellos también debían observarlo.
Un Dios actualizado El nuevo relato de la creación confeccionado por parte de los sacerdotes era, pues, un renovado acto de fe en Yahvé, el Dios de Israel. Por eso la necesidad de mostrarlo solemne y trascendente, distante de las creaturas, a las que no necesitaba ya moldear de barro, pues le bastaba su palabra omnipotente para crearlas a distancia. Cien años más tarde, alrededor del 400 a.C., un último redactor decidió componer en un solo libro (lo que sería después el Génesis) las diferentes tradiciones de la historia de Israel, desde el origen del mundo. Y se encontró con los dos relatos de la creación. Resolvió entonces conservar los dos. Pero mostró su preferencia por Génesis 1, el de los sacerdotes, más despojado de antropomorfismos, más respetuoso, y lo puso como pórtico de toda la Biblia. Pero no quiso suprimir el antiguo relato yahvista, y lo colocó a continuación, no obstante las aparentes incoherencias, manifestando así que para él, Génesis 1 y Génesis 2 relataban en forma distinta la misma verdad revelada, tan rica, que hacían falta dos relatos distintos para expresarla.
Dos son poco Nace un capítulo Los sacerdotes cautivos en Babilonia comprendieron que el viejo relato de la creación (= Gn 2) había perdido fuerza. Era necesario escribir uno nuevo donde se pudiera presentar una vigorosa idea del Dios de Israel, poderoso, que rebosara supremacía, excelso entre sus creaturas. Comienza así a gestarse Génesis n 1. Por eso, lo primero que llama la atención en el nuevo relato es la minuciosa descripción de cada elemento de la creación (plantas, animales, aguas, tierra, astros del cielo) a fin de dejar en claro que ninguno de esos seres eran dioses, sino simples creaturas, todas subordinadas al servicio del hombre (v. 17-18). Contra la idea de un dios bueno y otro malo en el cosmos, los sacerdotes repiten constantemente, de un modo casi obsesivo a medida que va apareciendo cada obra creada: “Y vio Dios que era bueno”, o sea, no existe ningún dios malo creador en el universo. Y cuando crea al ser humano dice que era “muy bueno” (v. 31), para no dejar así ningún
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En una reciente encuesta en los Estados Unidos, se constató que el 44% de los norteamericanos sigue creyendo que la creación del mundo ocurrió tal como lo dice la Biblia. Y muchos, ateniéndose a los detalles de estas narraciones, se escandalizan ante las nuevas teorías sobre el universo, la aparición del hombre y la evolución. Pero el redactor final del Génesis nos enseñó algo importante. Al reunir en un solo relato ambos textos, que incluso eran antagónicos, mostró que para él este aspecto “científico” no era más que un accesorio, una forma de expresarse. El redactor bíblico ¿se turbaría si viese que hoy sustituimos esos esquemas por el modelo mucho más probable del Big Bang y el de la formación evolutiva del hombre? Por supuesto que no. La misma Biblia, al yuxtaponer pacíficamente dos diferentes modelos cosmogónicos, ha dejado sentada su relatividad. Los detalles “científicos” no pertenecen al mensaje bíblico. No son más que un medio sin el cual ese mensaje no podría anunciarse. El mundo no fue creado dos veces. Sólo una. Pero aún cuando lo relatáramos en cien capítulos distintos, no terminaríamos de agotar el profundo mensaje religioso que implica esta obra amorosa de Dios.
Pido la palabra LA VIDA DETRÁS DE LAS PALABRAS Por: Roquel Iván Cárdenas (Semper Gaudens) Correo electrónico: sempergaudens@gmail.com
La Esfinge monstruo de cabeza con mujer, garras de león, cuerpo de perro, alas de águila y cola de dragón, preguntó a Edipo: "¿Qué ser anda a cuatro patas por la mañana, a dos al mediodía y a tres al atardecer?". Edipo le contestó: “El hombre, porque cuando niño anda a cuatro patas, cuando es hombre a dos y en su vejez lo hace con la ayuda de un bastón”. La Esfinge, vencida por esta respuesta, se lanzó por un precipicio y Edipo fue proclamado rey de Tabas1. Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró. Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. Al ver el centurión, que estaba frente a Él, que había expirado de esa manera, dijo: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15, 37-39)2. El "rey" del fútbol, Edson Arantes do Nascimento, "Pelé", nació en Brasil, 23 de octubre de 1940, en Três Corações (Minas Geraes). En su pueblo natal se lo conocía como Dico. Para el mundo del fútbol es el gran Pelé. Cautivó desde que tenía 15 años a los seguidores del fútbol y a quienes admiraban la calidad y la habilidad en el deporte, y rápidamente lo contrataron en el fútbol profesional3. Fácilmente podemos construir, destruir, aclarar, enmarañar y confundir nuestras ideas, nuestra vida y la de los demás, pues “gracias a Dios” somos los únicos que tenemos la capacidad y la habilidad para hacerlo en cuestión de segundos; algunos optimistas se dedican a
PENAGOS, Luis. Gramática Griega. Sal Terrae, España, 1972, p. 6 Tomado de la Biblia de Jerusalén (Mc 15, 37-39). 3 http://www.educar.org/educacionfisicaydeportiva/copadelmundo/biografias/Pele.asp 1
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despilfarrar y malgastar el tiempo, sufriendo ellos mismos por la felicidad, los problemas y aciertos de los demás.Y aunque esto suene a filosofía barata, pues incluso se puede considerar como malgasto de tiempo el pensar y escribir, tiempo que podría aprovecharse haciendo ejercicio…, que para otros sería otra forma de perder el tiempo, encontramos en los tres párrafos iniciales tres conceptos diferentes de lo que ha sido, es y puede ser el concepto de rey; pues ante los ojos de cada público ser rey afecta y tiene su repercusión ya sea de forma intelectual, religiosa o futbolística. Para la filosofía griega, por ejemplo, es mucho más importante el honor que el dinero y los bienes materiales, porque la dignidad y la virtud eran el centro de su vida, más aún, eran la vida misma, puesto que no les interesaba perder la vida con tal de morir virtuosamente. Cualquiera podría responder a la pregunta de la Esfinge, de una forma sutil y sagaz, sin comprometer la vida. Sin embargo, hay preguntas y respuestas que van más allá de lo vanamente mirado por nuestros ojos, ya que hay miradas que matan, desvelan, ... desnudan, que comprometen... muchas veces complicamos nuestra vida y la de las demás con las miradas. La Esfinge nunca esperó esa respuesta, como Edipo no pensó en ser rey de Tebas pos su elocuencia y profundidad conceptual. Frente a la respuesta la Esfinge prefiere morir y no sentirse derrotada y confrontada ontológicamente con aquello que era más que la vida misma. Todos los seres somos capaces de responder las preguntas de la vida; algunas veces los que menos prometen son los que responden asertivamente los interrogantes existenciales. Hay diferentes reinados, incluso folclóricos como el reinado del banano... Participamos en concursos y competencias... hacemos fila y nos peleamos con tal de aparecer en programas "amarillistas" y denigrantes de la "tele", que tengan que ver con la fama y la publicidad, que nos hacen reyes. En efecto, todos estamos llamados a ser reyes, pero reyes de la virtud, de la honestidad, de la verdad... que son las que proporcionan felicidad y llenan de motivos para enfrentar la vida con descisión. Actualmente no basta con decir que sabemos, hay que demostrarlo, con hechos y acciones en todas las dimensiones de la vida. No es el deber sólo de nuestra madre Iglesia, salpicada por una serie de situaciones, e instituciones, porque el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Señores. Vida Pastoral Reciban un atento saludo desde Cali, donde leemos satisfactoriamente la revista Vida Pastoral. La presente tiene por objeto compartir con ustedes la inquietud que nos ha causado la renuncia de Benedicto XVI a su pontificado y las diversas manifestaciones de parte de muchos laicos y de los medios de comunicación que confunden la verdad. Nuestro aporte es para que se pueda entender, de parte de los fieles católicos, la importancia que puede tener para nosotros esta difícil decisión tomada por Su Santidad, ya que el pueblo católico no
estaba preparado para este acontecimiento que quedará escrito en la historia de nuestra Iglesia. Nos gustaría, como es de suponer que por su profesionalismo lo harán, que publicarán algo al respecto para aclarar las dudas e inquietudes de muchísimos fieles que todavía permanecen confundidos ante tan grande y difícil decisión. Mil gracias.
Grupo de oración SEMILLAS DE FE. Cali, Valle.
Respuesta: Muy apreciados laicos de SEMILLAS DE FE: Reciban un cordial saludo en Cristo Maestro y Pastor, Camino, Verdad y Vida de la Humanidad. Es muy grato para nosotros recibir sus inquietudes y saber que siguen muy diligentemente los escritos de Vida Pastoral, trabajo que realizamos con agrado para la gloria de Dios. Tal como ustedes lo plantean, en el presente número habrán de encontrar diversos puntos y enfoques frente a la renuncia de Benedicto XVI a su pontificado. Como católicos, está bien que nos preocupemos por la suerte y el futuro de nuestra Iglesia, y les exhortamos a seguir en oración para que el nuevo Sumo Pontífice pueda dirigir con diligencia, sabiduría y prudencia, los hilos de nuestra hermosa Iglesia Católica. Un abrazo fraterno en Cristo.
*Vida Pastoral se reserva el derecho de realizar ciertas correcciones en el correo del lector para claridad y comprensión de los mensajes.
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HONDURAS • Tegucigalpa – Arzobispado, Avenida Cervantes – Bajo Palacio Arzobispal, 3ra. Calle No. 1113, Tel.: 2226782 Fax: 2238790, E-mail: libreriahonduras@sanpablo.hn • Tegucigalpa – Multiplaza, C. Cial. Mall Multiplaza 2do nivel Local 205, 206 Tel.: 2312507, E-mail: libreriamallmultiplaza@sanpablo. hn • San Pedro Sula, C. Cial. Galerías del Valle 2do nivel - Local 216-217, Tel.: 2312416, E-mail: libreriamallgalerias@sanpablo. hn • Tegucigalpa, Centro comercial City Mall , Tel.: 22623215 - Local 201 libreriacitymall@sanpablo.hn
PUERTO RICO • San Juan, Av. De Diego 555 – Puerto Nuevo, San Juan P.O Box 00920 Tel.: 7877813351 / Fax: 7877936802 E-mail: libreriapuertorico@sanpablo.pr • San Juan, Urb. Caribe Bori 1606, San Juan P.R. 00926, Marginal carret #1. Tels.: 787 4028717 7874028713 • Universidad Central de Bayamón CEDOC., Tel.: 7874028717
EL SALVADOR • 1a. Calle Poniente y 59 Av. Norte No. 3103, Colonia Escalón, Tels.: 22605646 / 22605647, E-mail: libreriaelsalvador@sanpablo.com.sv • Galerías, Centro Comercial Galerías Escalón, Local 358 Tercer Nivel, Tel.: 2245-0869, E-mail: libreriaescalon@sanpablo.com.sv • San Miguel, Centro Comercial Metro Centro, Local 46B, Frente al Cinemark Tel.: 2668.0306, E-Mail: libreriasanmiguel@sanpablo.com.sv NICARAGUA • Managua, Carretera a Masaya Km 4½ , Tel.: 22706171 - Fax: 22705668 E-mail: librerianicaragua@sanpablo.com.ni • Managua Nicaragua - Plaza España, Centro Comercial Güegüense, Plaza España frente al supermercado la Colonia, Tel.: 22660996 E-mail: libreriaplazaespana@sanpablo.com.ni PANAMÁ • Librería San Pablo - Westland Mall, Local PB-B6 - Pasillo N. 3 Planta baja, E-mail: libreriawestlandmall@sanpablo.com.pa • El Dorado, Boulevard El Dorado Av. 17B Norte, Apartado 0819-02969 El Dorado, Tels.: 2603738 / 2604862 - Fax: 2606107 E-mail: libreriapanama@sanpablo.com.pa
REPÚBLICA DOMINICANA • Santo Domingo, Av. 27 de febrero No. 414, sector Quisqueya Tel.: (809) 5631148, Fax: (809) 6833587 Cel.: (809) 4815960, E-mail: libreriasantodomingo@sanpablo.do
ESPIRITUAL
Consciente de que sólo el amor por la verdad logra empujar la inteligencia humana a horizontes inexplorados, él se convirtió en compañero de viaje de todos los hombres para conducirlos al encuentro con Cristo, plenitud de la verdad y sentido último de la vida. Nos Invita a ponernos bajo la protección de María y a convertir la oración en un profundo respiro de la vida cristiana. Éstas son las enseñanzas de un Papa destinado a permanecer por un largo tiempo en nuestro corazón.
DISPONIBLE EN RED DE LIBRERÍAS SAN PABLO Y LIBRERÍA VIRTUAL
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