Fantasmas, apariciones y regresados del más allá - Alejandra Guzmán Almagro

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COLECCIÓN WUNDERKAMMER | 11


Obra editada bajo licencia Creative Commons 3.0: Reconocimiento - No Comercial - Sin Obra Derivada (by-nc-nd) © de la edición, Sans Soleil Ediciones, Vitoria-Gasteiz, 2017 © de los textos, Alejandra Guzmán Almagro, 2017 Diseño gráfico: Mikel Escalera Maquetación: Sandra Rodríguez García Corrección de textos: Isabel Mellén ISBN: 978-84-947354-2-4 Depósito legal: VI-673/2017 Imprime: Printhaus (Bilbao)

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ALEJANDRA GUZMÁN ALMAGRO



ALEJANDRA GUZMÁN ALMAGRO

FANTASMAS, APARICIONES Y REGRESADOS DEL MÁS ALLÁ

de la antigüedad a la época moderna

VITORIA-GASTEIZ • BUENOS AIRES



ÍNDICE

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Prólogo 13

Parte I: Los fantasmas de Grecia y Roma De almas, visiones y demonios 23 La superstitio romana 31 Temas, modos y formas 35 Textos

1. Homero, Ulises invoca a los muertos....................................... 2. Heródoto, El necrófilo............................................................ 3. Plinio el Joven, La casa encantada.......................................... 4. Luciano de Samósata, La casa encantada (segunda parte)....... 5. Suetonio, Poltergeist en palacio............................................... 6. Plutarco................................................................................. a. El fantasma de los baños................................................... b. El fantasma de César desafía a Bruto................................ c. El fantasma de Cleonice.................................................... 7. Lucano, La necromancia de Ericto ......................................... 8. Pausanias, Ejércitos espectrales................................................. 9. Julio Obsecuente................................................................... a. Batallas invisibles.............................................................

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b. Visión en el cementerio..................................................... 10. Apuleyo de Madaura, El fantasma asesino............................. 11. Pseudo-Quintiliano, El sepulcro embrujado.......................... 12. Proclo, La amante fantasma................................................. 13. Filóstrato............................................................................. a. La lamia de Corinto......................................................... b. Carta a un fantasma ....................................................... 14. Flegón de Trales................................................................... a. El fantasma y el hermafrodita........................................... b. La historia de Filínion.....................................................

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Parte II: Cristianismo y Edad Media Los primeros cristianos 83 El purgatorio y las artes diabólicas 89 Mirabilia y cultura popular 105 Textos 1. Agustín de Hipona, La casa encantada (tercera parte)............ 2. Nicéforo, Las firmas............................................................... 3. Pseudo-Prócoro, El fantasma de las termas.............................. 4. Agatías, La tumba persa......................................................... 5. Gregorio Magno.................................................................... a. El diácono Pascasio........................................................... b. Los cánticos post mortem.................................................. c. Cadáveres en fuga............................................................ 6. Beda el Venerable, La visión de Tortgith.................................. 7. Rodolfo Glaber.....................................................................

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a. Los caballeros fantasma..................................................... b. Una visión amenazante.................................................... 8. Cesáreo de Heisterbach......................................................... a. Los nigromantes............................................................... b. El monje pecador............................................................. c. Los zapatos de la concubina.............................................. d. Las damas blancas........................................................... 9. Hugo Eterianus​, El filósofo converso........................................ 10. Vincent de Beauvais, La esposa fantasma.............................. 11. Guibert de Nogent, El hijo bastardo..................................... 12. Gervasio de Tibury.............................................................. a. Los espíritus de las aguas................................................... b. El cementerio de Arlés...................................................... 13. Tomás de Cantimpré, El sacrificio........................................

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Parte III: Los inicios de la Edad Moderna La tratadística demonológica 147 Otros libros, otros públicos 155 La consolidación del terror 159 Textos 1. Pierre Gregoire de Toulouse, Galeazzo Sforza y la carta fantasma..... 2. Alessandro de Alessandri....................................................... a. La casa encantada (cuarta parte)...................................... b. Los dos amigos................................................................. c. Yo vi a un fantasma................................................................ 3. Antonio de Torquemada........................................................

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a. La casa encantada (quinta parte)...................................... b. El propio funeral.............................................................. 4. El brujo Torralba, Torralba y la pensión embrujada................. 5. Girolamo Cardano................................................................ a. La anciana vengativa....................................................... b. El duende ....................................................................... 6. Petrus Thyraeus, Clasificando fantasmas................................. 7. Martín del Río...................................................................... a. El notario corrupto........................................................... b. La poseída de Perú........................................................... 8. Noël Tallepied, La luterana.................................................... 9. Reginald Scott, Cómo conjurar a un fantasma......................... 10. Joseph Glanvill.................................................................... a. La deuda......................................................................... b. El vidente........................................................................ 11. Bernardino de Sahagún, Fantasmas del Nuevo Mundo.......... 12. León Alacio, El vyrulaka...................................................... 13. Agustín Calmet................................................................... a. Magia Posthuma.............................................................. b. Los cazavampiros............................................................. Conclusiones 209 Bibliografía 215 Índice de nombres y materias 223

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Para Teo, animus vitae



PRÓLOGO

Fantasma Del lat. phantasma y éste del gr. φάντασμα phántasma. 1. m. Imagen de un objeto que queda impresa en la fantasía. 2. m. Visión quimérica como la que se da en los sueños o en las figuraciones de la imaginación. 3. m. Imagen de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos. 4. m. Espantajo o persona disfrazada que sale por la noche para asustar a la gente. 5. m. Persona envanecida y presuntuosa. 6. m. Amenaza de un riesgo inminente o temor de que sobrevenga. 7. m. Aquello que es inexistente o falso. Real Academia Española

He leído y escuchado muchas historias de fantasmas. En la mayoría de casos, el interés por los relatos sobrenaturales de magia y criaturas extraordinarias ha surgido a raíz de mis investigaciones, en un marco tan académico como es el de la literatura y la filología clásicas, estudiando el vocabulario sobrenatural latino en la literatura antigua y su pervivencia; el léxico empleado para definir conceptos como bruja, magia y, sobre todo, fantasma. En otros casos, el acercamiento al mundo fantasmal procedía de una cierta inclinación, que viene de familia, hacia las historias sobrenaturales y los “cuentos de miedo”, alimentada sobre todo por intensas sesiones de cine junto a mis hermanos y por alguna que otra historia que mi madre recordaba de su infancia en un pueblo del sur de España. Por aquel entonces desconocía que los fantasmas (también los hombres-lobo, los monstruos y las brujas) venían de 13


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muy antiguo. Desconocía que la palabra Poltergeist, que da título a una de las películas más sublimes sobre fantasmas de la historia del cine y más presentes en mi personal imaginario del terror, se empleó por primera vez en los círculos luteranos de la Reforma y que aludía a un fenómeno muy popular en la Alemania del siglo XV, donde los duendes campaban a sus anchas devastando los hogares y las haciendas. Desconocía asimismo que el aspecto etéreo y las sábanas y los camisones blancos de apariciones como la que infestaba una casa en Amityville eran los mismos que los de algunas apariciones que fueron vistas en las casas de la Roma Imperial. Desconocía que el siniestro y furioso fantasma descrito en The Entity podía haber sido uno de aquellos demonios que aterrorizaron a las monjas de los conventos medievales. Constatar todo aquello, junto con otras certezas que fui sumando con el paso de los años, me animó a escribir un libro que recogiera algunas de las mejores historias de fantasmas que conozco y que, posiblemente, no son del todo conocidas al no ser las más famosas, dada su antigüedad o el difícil acceso a las fuentes de las que proceden. Al hablar de temas y motivos, tomo prestada deliberadamente la terminología propia de la crítica literaria. Por ejemplo, las narraciones sobre fantasmas han sido estudiadas desde la perspectiva del cuento, entendido como relato popular en donde cristaliza el sistema de creencias colectivas de un pueblo. Vladimir Propp, Claude Lévi-Strauss y otros, se ocuparon de estudiar la morfología de los cuentos con el fin de encontrar similitudes discursivas y fórmulas propias. La sistematización de argumentos de leyendas y mitos llevada a cabo por los folcloristas Antti Aarne y Sith Thomson, analizó temas universales, entre los cuales figuran clasificaciones de aparecidos. La filología o la historia han abundado en fenómenos como la muerte y los muertos en todas las épocas. Sin embargo, con esta recopilación, selección, relectura y análisis de los textos escogidos, me propuse trazar un recorrido a lo largo de los siglos buscando elementos comunes a todos los relatos. Y, a pesar de que hay mucho de “cuento” de miedo, algo de historia y un poco de 14


Prólogo

literatura, el propósito va más allá de las consideraciones formales y estructurales de los textos, para poder formular posibles definiciones y/o explicaciones de la experiencia de “ver un fantasma”. Por ello, opté por elaborar una antología de textos, porque el fenómeno de los fantasmas en la literatura ha sido profusamente estudiado en la literatura científica, pero siempre de forma compartimentada: por periodos históricos, por autores u obras, por países o culturas, etc. De hecho, existen magníficos trabajos sobre la Época Clásica o la Edad Media, sobre África o Asia, o incluso son particularmente abundantes sobre el mundo anglosajón contemporáneo, pero no hay apenas estudios serios en los que se aborde el fenómeno de los fantasmas atendiendo a su origen y a su difusión a través de la historia. En este sentido, el maravilloso libro de Robert Finucane, que cito oportunamente en la bibliografía, es una excepción. En gran medida, me animó a asumir yo misma la labor de unificar y sintetizar (al menos, a los fantasmas europeos) el hecho de asistir como conferenciante, en octubre del año 2015, a un congreso celebrado en la Universidad de Estrasburgo bajo el sugerente título de Voir des fantômes. Lo organizaban varios departamentos de aquella universidad y en él participamos diversos especialistas de literatura clásica –como yo–, de literatura moderna y contemporánea, de arte, historia y antropología, y a lo largo de las sesiones corroboré la teoría (aunque yo ya tenía esa certeza) de que existen ciertas fórmulas discursivas, no sólo literarias, que se repiten invariablemente en numerosas manifestaciones culturales en torno a los fantasmas; que hay fantasmas que aparecen en los textos griegos del siglo V a.C. y que reaparecen en el siglo XIX, casi de forma idéntica. Definitivamente, me animó la propuesta de Gorka López de Munain, quien se puso en contacto conmigo ofreciéndome la posibilidad de escribir algo al respecto. Sin embargo, enseguida me di cuenta de una dificultad importante: mientras que las historias de fantasmas son entretenidas, apasionantes e incluso terroríficas cuando se leen o cuando se escuchan, escribir sobre ellas es una tarea ardua y complicada, sobre todo si, 15


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como es mi caso, se pretende escribir desde el rigor absoluto de un académico que, no obstante, desea que su libro sea accesible a una cierta variedad de lectores. Porque escribir un libro sobre fantasmas y no ser ni entretenido, ni apasionante (no digo ya terrorífico) puede resultar un tanto frustrante. Por esta razón, el exceso de datos históricos, de crítica literaria o de análisis antropológico ha sido excluido. Como digo, este tipo de aproximación ya existe en otros libros, y los especialistas podrán encontrar la especificidad de cada enfoque en un buen número de estudios. Al contrario, yo he preferido ofrecer una selección de textos lo suficientemente ilustrativa para que funcionen como nexo entre autor y lector, con la finalidad de que sea este último quien extraiga las conclusiones que le parezcan oportunas y establezca los paralelismos que crea pertinentes. Este volumen contiene sólo una parte del fenómeno universal de los fantasmas. Ciertamente, la parte escogida no es insignificante, e incluso más de uno puede juzgarla pretenciosa: los fantasmas en la cultura occidental desde la Antigüedad Clásica al Renacimiento o, más concretamente, desde la Grecia del siglo VI a.C. (sin olvidar al arcaico Homero, con el que arranca la tradición fantasmal), pasando por Roma, por la Antigüedad tardía y la Edad Media, para concluir en las postrimerías del siglo XVII. Era indispensable comenzar en el ámbito que más conozco por oficio, la Antigüedad, ya que esa época proveyó de narraciones sobrenaturales a los autores cristianos posteriores y, de algún modo, configuró los universos fantasmagóricos que se sucedieron en el tiempo. En la Antigüedad se forjan algunos temas tan recurrentes como el de la casa encantada –el lector encontrará claros paralelismos entre el relato de Plinio y el de Antonio de Torquemada, por ejemplo–, el de los ejércitos espectrales avistados en el cielo y en los campos de batalla o el de la esposa fantasma. También hallará evidentes similitudes en la descripción de los espectros, en el escenario donde tiene lugar la aparición, en la alusión al sueño y a las horas nocturnas como espacio privilegiado para que ésta tenga lugar, e incluso en los mensajes con los que se regresa desde el Más Allá. 16


Prólogo

No cabe duda de que los relatos grecorromanos fueron el comienzo de la expresión literaria sobre los fantasmas (como sobre tantos otros temas), y a pesar de que existe numerosa bibliografía especializada y algunas antologías, quedaba un espacio por cubrir en la bibliografía en lengua española y una ausencia de trabajos que tomasen en cuenta la dimensión posterior que adquirieron los relatos clásicos. El intervalo temporal intermedio entre la Antigüedad y el último Renacimiento o Época Moderna aporta relatos propios y en él se desarrollan ideas que luego van a ser muy recurrentes: la omnipresencia del Diablo y la creación del purgatorio, el exorcismo como herramienta para combatir a los fantasmas o la importancia del bautismo en la salvación de las almas más jóvenes. A partir del siglo XV hasta el siglo XVII, los relatos de fantasmas entran en el discurso demonológico que evolucionó como consecuencia de las controversias religiosas entre católicos y protestantes, época durante la cual la llamada caza de brujas alcanzó su máximo apogeo. En el transcurso de esos siglos –llámense Siglo de Oro o llámense Barroco, aunque estos términos resulten demasiado restrictivos en este asunto–, la magia, lo sobrenatural y los fantasmas acapararon la atención de teólogos, historiadores, literatos y artistas. Además, el feedback entre el mundo intelectual y las creencias populares fue una constante que procuró la fijación de un imaginario del terror prácticamente global. Con la Ilustración, la época dorada de los fantasmas fue decayendo, aunque permanecieron muy arraigados en la cultura popular y todavía ocuparon digresiones teológicas, filosóficas y científicas. Cuando no fue objeto de condena y mofa, lo sobrenatural pasó a ser un elemento puramente estético, y aquellas formas de largo recorrido persistieron, latentes, para poder resurgir con fuerza en el Romanticismo y la novela gótica. De este modo, cuando en el siglo XIX tuvo lugar una nueva irrupción de los fantasmas en Occidente, desde el espiritismo hasta la psicología junguiana, pasando por el primer cine fantástico, aquellas formas fantasmales antiguas, fraguadas en la literatura clásica, en la predicación medieval o en los 17


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procesos inquisitoriales modernos ya constituían un fondo esencial para las nuevas narraciones. Los textos que presento en este libro son de índole variada. Pertenecen a diferentes géneros literarios y son producto de contextos narrativos desiguales; sus autores los redactaron con diferentes finalidades. Sin embargo, todos tienen en común el intento de comprender mejor el fenómeno de las apariciones, bien cuestionando su veracidad, bien corroborando su existencia. En lo que concierne al género literario al que pertenecen, he prescindido casi por completo de la literatura de ficción, sobre todo a la hora de seleccionar textos de la Edad Media y de la Época Moderna. El motivo es que las obras estrictamente literarias se hacen eco de las ideas y creencias existentes en el contexto en el cual son creadas; a veces se nutren de leyendas e historias populares y a veces están inspiradas por lecturas más o menos eruditas. La ficción literaria responde a creaciones (o recreaciones) originales y personales de cada autor, y están determinadas por una estética mucho más elaborada y artificial de los motivos que tratan. Además, en la mayoría de casos, las historias de fantasmas procedentes de la literatura de ficción son ampliamente conocidas. Aunque en lo que respecta a la Antigüedad ha sido relativamente fácil distinguir entre los géneros y descartar los textos estrictamente de ficción (si es posible hablar de ficción en la literatura clásica), era necesario recurrir a algunas narraciones ficticias para comprender mejor el alcance de las narraciones sobrenaturales en aquel momento histórico. He comenzado con Homero por su lejanía histórica y por ser el primero que nos habla de fantasmas en Occidente, pero he descartado a los trágicos griegos, o a Virgilio, por ejemplo. Los fantasmas de la tragedia o las apariciones virgilianas son manifestaciones literarias que reelaboran el motivo con una retórica poética alejada de la “historia de fantasmas” propiamente dicha. Precisamente por ser lo contrario, sí he incluido la novela antigua, que se nutrió en gran medida de cuentos y leyendas populares. Con relación a las épocas sucesivas, he procurado escoger los textos que responden a noticias más o menos reales (al menos eso 18


Prólogo

pretenden), o que se incluyen en obras prácticamente desconocidas para el lector contemporáneo. Son testimonios que demuestran que los espectros y espíritus ocuparon la teología, la filosofía, el derecho, la medicina o la etnografía. Al contrario, incluir a los fantasmas presentes en la ficción europea y aunar en una misma antología a los fantasmas en Shakespeare, en Cervantes o en Lope de Vega, hubiera derivado en un libro bien diferente sobre un tema ya estudiado abundantemente por quienes se dedican a ello. Finalmente, todos los textos fueron escritos originalmente en griego, en latín y en algunas lenguas modernas como el inglés, el francés o el español. En todos los casos han sido traducidos o adaptados al castellano por mí, aunque en alguno de ellos he recurrido a ediciones y a traducciones concretas. Ha sido el caso de algunos originales griegos a los que es difícil acceder, o de textos conservados en manuscritos inéditos. Cuando es oportuno, cito escrupulosamente la fuente o fuentes de las que me he servido. Como todas las tareas que he emprendido en el pasado y emprenderé en el futuro, escribir este libro no habría sido posible sin el apoyo incondicional de las personas importantes en mi vida, mi familia y mis amigos, y a todos ellos debo mostrarles mi agradecimiento más profundo por iluminar este mundo que a menudo resulta demasiado espectral. Doy las gracias a Jose Luis Melgosa por ayudarme con las correcciones del manuscrito y a Manuel Guzmán por leer el borrador con entusiasmo. También quiero agradecer a Walter Stephens la hospitalidad que me brindó en la universidad Johns Hopkins, en Baltimore, y sus preciosas lecciones sobre demonología en el Renacimiento; a María Jesús Zamora, a quien tuve la suerte de conocer justo a tiempo para renovar fuerzas intelectuales y a Marie Anne Polo, quien me acogió generosamente en París y me habló de fantasmas medievales. Vobis gratias ago. 19


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