MITOLOGÍA CLÁSICA EN EL ARTE MEDIEVAL Erwin Panofsky Fritz Saxl
MITOLOGÍA CLÁSICA EN EL ARTE MEDIEVAL Erwin Panofsky Fritz Saxl Traducción de Isabel Mellén
Vitoria-Gasteiz • Buenos Aires
Extraído de Metropolitan Museum Studies, Vol. 4, Nº 2 (Marzo, 1933). Copyright © 1933 por The Metropolitan Museum of Art, New York. Reimpreso con permiso. Obra editada bajo licencia Creative Commons 3.0: Reconocimiento - No Comercial - Sin Obra Derivada (by-nc-nd). -© de los autores, los herederos, 2015. -© de la traducción, Isabel Mellén, 2015. -© de la edición, Sans Soleil Ediciones, Vitoria-Gasteiz, 2015. Diseño de portada: Mikel Escalera www.mikelescalera.com Maquetación: Sans Soleil Ediciones Corrección de textos: Isabel Mellén ISBN: 978-84-942922-9-3 Depósito legal: B 1611-2016 Imprime: Printhaus (Bilbao) www.sanssoleil.es ed.sanssoleil@gmail.com
Nota editorial
Además de la evidente aportación que supone este texto al estudio del impacto de la mitología clásica en la Edad Media, creemos que presenta también un interés historiográfico que merece la pena subrayar por el contexto en el que aparece. En 1934, el célebre historiador del arte Erwin Panofsky tuvo que dejar la ciudad de Hamburgo para trasladarse a los Estados Unidos debido al ascenso de los nazis y a las presiones sufridas por su condición de judío. Antes de su viaje definitivo, realizó diversas estancias en universidades norteamericanas donde pudo presentar algunas de sus últimas investigaciones ante un público que recibió con entusiasmo su trabajo. La presente obra tuvo como germen una de estas famosas conferencias y le sirvió a Panofsky para allanar su posterior camino triunfal por tierras estadounidenses. Junto con su compañero y amigo Fritz Saxl –quien sucedería a Aby Warburg en la dirección del Warburg
Institute–, escribió en 1933 este texto en el que se proponían recoger los resultados de los estudios llevados a cabo en la Universidad de Hamburgo sobre la influencia de la mitología clásica en la Edad Media y, muy especialmente, los complejos vericuetos por los que el conocimiento de la Antigüedad se fue transmitiendo a los autores y artistas más importantes del Medievo. Pero para el investigador atento, que analiza en el texto las huellas que han ido dejando los historiadores al elaborar su obra, este breve estudio se tornará especialmente elocuente. Panofsky y Saxl se muestran convencidos del punto de partida metodológico a partir del cual inician su recorrido: “nuestro empeño en el presente ensayo será, mientras se examina un problema particular, demostrar los métodos de investigación desarrollados por Aby Warburg y sus seguidores” (15). Sin embargo, gracias a los estudios de investigadores contemporáneos y al resurgir del interés por la obra de Warburg, puede considerarse este texto como una pieza central para entender de forma crítica el desarrollo de la iconología post-warburgiana y el papel que tuvo Panofsky en el oscurecimiento de los métodos más ambiciosos del historiador del arte hamburgués. Sans Soleil Ediciones
Mitología clásica en el arte medieval1
Los primeros escritores italianos sobre historia del arte, como por ejemplo Ghiberti, Alberti y especialmente Giorgio Vasari, creían que el arte clásico había sido derrocado a comienzos de la era cristiana y que no revivió hasta que, durante los siglos XIV y XV en Italia, sirvió como fundamento de lo que es habitualmente llamado Renacimiento. Los motivos de este derrocamiento, como vieron estos autores, fueron las invasiones de los 1 Este artículo es una versión revisada de una conferencia impartida por primera vez ante el personal docente y ante los estudiantes del Departamento de Bellas Artes de la Universidad de Princeton. Resultó, sin embargo, del esfuerzo común de los dos autores, quienes en nuestra investigación fuimos asistidos por los estudiantes de Historia del Arte de Hamburgo. Además, me siento en deuda con la Sra. Margaret Barr por su participación en la redacción en inglés. E.P.
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pueblos bárbaros y la hostilidad de los primeros sacerdotes y sabios cristianos. Pensando como lo hicieron, estos primeros escritores se hallaban al mismo tiempo en lo cierto y equivocados. Estaban equivocados en tanto que el Renacimiento se conectaba con la Edad Media por innumerables vínculos, muchos de los cuales estaban implícitos en el propio nombre de Edad Media, el cual es un término renacentista basado en la vieja concepción italiana de evolución cultural. Las concepciones clásicas –literarias, filosóficas, científicas y artísticas– sobrevivieron a lo largo de la Edad Media y fueron especialmente fuertes después de la época de Carlomagno, bajo cuyo reinado había existido un deliberado resurgimiento clásico en casi todos los campos culturales. Estos primeros escritores estaban en lo cierto en tanto que las formas artísticas bajo las cuales las concepciones clásicas persistieron durante la Edad Media fueron completamente diferentes de nuestras actuales ideas sobre la Antigüedad, que no vieron la luz hasta el “Renacimiento”, en su sentido estricto de “renacer” de la Antigüedad, como un fenómeno histórico bien definido. Durante la Edad Media, en los países de la Europa occidental, fue inconcebible que un tema de la mitología clásica tuviera que ser representado dentro de los límites del estilo clásico, como sucedía en la pintura de Júpiter y Venus de Rafael en el techo de la Villa 10
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Fig. 1. Venus implorando a Júpiter, obra de Rafael. Villa Farnesina, Roma.
Farnesina (fig. 1). A pesar de que hay monumentos de arte bizantino, tales como las llamadas urnas de rosetones, con relieves de los trabajos de Hércules y otros temas similares (fig. 2)2, los cuales, en la medida en que representan temas clásicos bajo formas clásicas (o al menos pseudo-clásicas), sí son comparables al fresco de Rafael, encontramos que nada es equiparable a ellos en 2 Aún, Goldschmidt y Weitzmann, en sus recientes publicaciones sobre estas urnas, apuntaron que los grabadores de marfil bizantinos estaban lejos de entender realmente el tema de los grupos y figuras clásicos, que usaban generalmente como meros ornamentos, transformando finalmente todas las figuras en putti, como es el caso de nuestra figura 2 (Goldschmidt y Weitzmann, fig. 35). Para la figura 3, comparar con la nota 26. 11
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los países occidentales durante la “plena” Edad Media. Incluso en la Venecia del duecento, íntimamente conectada como estaba con Bizancio, un antiguo relieve de Hércules no podía ser imitado sin cambiar su temática mitológica (figs. 4, 5). La piel del león fue reemplazada por un ondeante cortinaje, el jabalí se convirtió en un ciervo, el aterrorizado Euristeo fue omitido y el héroe fue obligado a permanecer sobre un vencido dragón. Como el alma humana se simbolizaba a menudo con un ciervo, el resultado de estos cambios fue que el héroe clásico había sido transformado en el Salvador conquistando el mal y redimiendo las almas de los fieles. Con este ejemplo percibimos que el arte medieval occidental
Fig. 2. Hércules luchando contra el león. Talla de marfil de una urna de rosetones bizantina, siglo XI. Museo Nazionale, Florencia. 12
Fig. 3. Orfeo, de Bibl. Nat. Ms. Coislin 239, Bizancio, siglo XII.
Fig. 4. Hércules portando el jabalí de Cale- Fig. 5. Alegoría de la Salvación. Relieve del donia. Antiguo relieve inserto en la pared siglo XIII inserto en la pared de la iglesia de la iglesia de San Marcos, Venecia. de San Marcos, Venecia.
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fue incapaz o, lo que es lo mismo, fue reticente a conservar un prototipo clásico sin destruir con ello su forma original o, como aquí, su significado original. Una de las características esenciales de la mentalidad europea occidental parece ser el modo en el que ésta destruye las cosas y luego las reintegra en una nueva base –rompiendo con la tradición sólo para retornar a ella desde un punto de vista absolutamente nuevo–, produciendo entonces “renacimientos” en el verdadero sentido de la palabra. El arte bizantino, por el contrario, sin haber perdido nunca su conexión con la Antigüedad, fue incapaz de encontrar su camino hacia lo que podemos denominar un estilo moderno. Desde los siglos XIV y XV, se ha contentado con una mera asimilación de las realizaciones de Occidente a su propia tradición de evolución. Entonces podemos ver que lo que se puede llamar el problema del “fenómeno renacentista” es una de las cuestiones centrales de la historia de la cultura europea. Con éste como su punto de partida, el difunto profesor Aby Warburg de Hamburgo concibió la fructífera idea de dirigir su investigación científica a la manera en la que el pensamiento clásico había continuado a través de la era post-clásica. Para este fin erigió una biblioteca dedicada exclusivamente a esa materia. Con ello, más allá de confinarse a lo que es normalmente llamado Historia del Arte –lo que habría hecho su investigación 14
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imposible– encontró necesario ramificarse en muchos campos hasta entonces no tocados por los historiadores del arte. Su biblioteca, por lo tanto, abraza la historia de las religiones así como la de la literatura, la ciencia, la filosofía, el derecho y lo que generalmente podríamos llamar superstición, junto con sus diferentes corrientes de tradición. Nuestro empeño en el presente ensayo será, mientras se examina un problema particular, demostrar los métodos de investigación desarrollados por Aby Warburg y sus seguidores. Nuestro problema, entonces, es el papel de la mitología clásica en el arte medieval. Examinándolo podríamos no prestar atención a los innumerables ejemplos, como el relieve veneciano que hemos mencionado, en el que una figura de la mitología clásica ha sido privada de su significado original e investido con otro3. Podríamos,
3 Incluso si no contamos el fenómeno fundamental de que el arte paleocristiano tomó prestado sus más destacados tipos de modelos antiguos (asimilando a Cristo con los emperadores romanos, con los pastores alejandrinos, con los filósofos griegos o con los Orfeos helenísticos y desarrollando los tipos de los evangelistas a partir de los retratos de los autores clásicos), las transformaciones individuales análogas a aquellas observadas en el Hércules veneciano son demasiado frecuentes para ser enumeradas. Unos pocos casos interesantes fueron discutidos por Schlosser en “Heidnische Elemente in der christlichen Kunst das Altertums”, aparecido originalmente como un suplemento del Allgemeine Zeitung, 26, 27, 31 de octubre de 1894, nº 248, 249, 251 y reimpreso en Präeludien, 1927, pp. 9 y sig. 15
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OtrOs títulOs de la editOrial: - David Freedberg, Las máscaras de
por el contrario, considerar modo en el que los artistas AbyelWarburg (2013). medievales representaron las figuras mitológicas clásicas - Georges Didi-Huberman, Exvoto: como tales. De esta manera será necesario para nosotros imagen, órgano, tiempo (2013). distinguir claramente entre dos tradiciones diferentes de trabajo. En una, a la que referirnos como la - E.podríamos H. Gombrich, La evidencia de las “tradición representativa”, el artista medieval tenía ante imágenes (2014). sí una serie de versiones de esta temática particular que - Stephen Eisenman, de El efecto le habían llegado como unidadesF. integrales tema Abu y Ghraib (2014). forma. En la otra, la referida como “literaria” o “tradición textual”, el artista medieval tenía antedespertó, sí sólo elunele- Grupo Irudi, Cuando fante un todavía estaba ahí. La imagen texto literario que describía tema mitológico, para del rey en la Cultura Visual 2.0 (2014). cuya ilustración tenía que resolver nuevos tipos o formas sin tener ninguna- conexión visualKati conHorna. aquellos de Lisa Pelizzon, Constela época clásica. laciones de sentido (2014). - Graciela García, Arte outsider. La pulsión creativa al desnudo (2015). - Diana L. Eck, Darśan. La visión de la imagen divina en la India (2015). - Donna Haraway, El patriarcado del osito Teddy (2015). - Keith Moxey, El tiempo de lo visual (2015). - Thomas Keenan y Eyal Weizman, La calavera de mengele (2015). - Marta Piñol Lloret, Monstruos y monstruosidades (2015). 16
L a caída del Imperio Romano no supuso el fin de su rica mitología heredada de Grecia, a pesar de que así lo creyeron importantes pensadores de época renacentista como Ghiberti, Alberti o Vasari. La Edad Media, como ellos mismos la designaron, no se encargó de oscurecer su influjo ni se olvidó de los antiguos dioses paganos; la realidad, como lo demuestra este ensayo, fue mucho más compleja.
I
Erwin Panofsky y Fritz Saxl, figuras centrales de la historia del arte del siglo XX, se proponen desentrañar los vínculos que mantuvo y preservó el Medievo con la Antigüedad y, muy especialmente, el modo en el que la tradición mitológica penetró en el arte medieval hasta alcanzar las cotas de sobra conocidas de la época renacentista. Manuscriproblema es encontrar ejemplos de tos Nuestro miniados,primer tallas en marfil, relieves funerarios, esculla tradición Los encontramos, obviamente en turas y otrosfigurativa. medios desfilarán por las páginas de este libro plagado de de la supervivencia de los mitos abundancia, enejemplos representaciones de temas astronómigrecolatinos en el Medievo, mostrando ello unoesde los cos y astrológicos. Para el ser humanocon moderno una capítulos más fascinantes y desconocidos de la historia cuestión rutinaria hablar sobre las constelaciones como del arte occidental. Andrómeda, Perseo, Orión, etc., ya que hemos llegado a
identificar los diferentes grupos de estrellas con algunas figuras mitológicas. Esta práctica ha tenido lugar como resultado de una complicada evolución y en tiempos remotos era desconocida. El ser humano primitivo, de forma natural, eligió algunos de los grupos de estrellas más fácilmente reconocibles para lograr su orientación en tierra y en mar y, para recordarlos, les dio los nombres IBIC: ACK; HRKP4; VXFA de algunos objetos terrestres –animales o ACG; herramientas Isbn: 978-84-942922-9-3 o seres humanos sin connotaciones mitológicas– tales como la Osa, las Híades, el Carro, etc. Así lo hicieron
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