Boletín de Nazaret

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Ejemplar bimestral 15 Noviembre Diciembre 2016

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En

Portada

Tema espiritual 3 Para mi la Vida es Cristo y el morir una ganancia.

Tema Familiar 6 Navidad desde los misterios Gozosos

Ya nació Jesús allá en Belén, ya nació como un gran pobre Rey, ya nació el Señor ya vino a reinar en ti y en mí. Déjalo, déjalo entrar en ti, ábrele tú mismo el corazón y Él vendrá hasta ti tu pesebre un niño tendrá al fin Navidad tiempo en que el Rey nació, Navidad dura en mi una eternidad pues Él vive en mi corazón

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Lic. D.G. Rafael Reinerio

Diseño Editorial


Para mi la

Vida es

Cristo y

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Ganancia una

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Pbro. Victor Ortega Covarrubias Y Aaron Coroiv

Reflexionar cada Noviembre sobre el sentido de la conmemoraciĂłn de la Fiesta de los Fieles Difuntos, es la oportunidad de recordar con amor y respeto a aquellos quienes se nos adelantaron en el camino de regreso a la casa de Dios Padre; porque mientras su recuerdo viva con nosotros, su legado se mantiene vivo y pareciera que no han muerto del todo. Asimismo, debemos encontrar cabida para aquellos que no encontraron luz en su camino por esta vida, y hoy, despuĂŠs de muertos se hallan en el purgatorio.

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¿Y qué es el purgatorio? El Catecismo de la Iglesia al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos Católica 123 nos dice: “se trata de un estado de vida por medio de la gloria del Padre, así también nosotros donde se obtiene purificación de los elegidos”, es decir, vivamos una vida nueva. Porque si nos hemos hecho una se adquiere lo que faltó para alcanzar la madurez en misma cosa con Él por una muerte semejante a la suya, el amor, de alguna manera el desapego del egoísmo. también lo seremos por una resurrección semejante” De manera coloquialmente comparativa, podemos (Rm 6, 4-5). decir, que el purgatorio es similar a una incubadora, La vida y la muerte se compenetran. Morir la vida de en ambos casos: los nacidos o los muertos alcanzan la Cristo es morir como Cristo y con Cristo. Pero también madurez que les falta para vivir esa vida a la que han significa haber vivido la vida de Cristo. En otras palabras, sido llamados. si quieres morir su muerte tendrás que vivir su vida. ¿Por qué referimos maduros en el amor y desapegados Para el que carece de fe y esperanza la muerte es una del egoísmo?, porque nadie que muere preocupado por tragedia. En cambio el verdadero cristiano se goza de los bienes de la tierra está maduro para morir, tampoco si morir porque es la última oportunidad de expresar su la persona alimenta resentimientos, rencores, envidias, fe, su esperanza y su amor. o perdones no dialogados; todo esto endurece el Sí hermano tú y yo debemos de dejar de sentir miedo corazón, lo convierte en una roca y será mucho el por la muerte y más bien ocuparnos hasta el último peso a la hora de morir. Todas esas aliento de vida a vivir como cargas innecesarias pesarán tanto Jesús quiere, confiados en la y ocuparán mucho espacio que Misericordia de Dios Padre, según imposibilitarán atravesar como lo describe el Evangelista Mateo, Fuimos, con Él lo dice el Evangelio, esa puerta en el cual explica que se tomará sepultados por el angosta para llegar al Reino de los en cuenta cuanto fue lo que Cielos. bautismo en la muerte, a amamos en esta Vida: Pondrá las Por esa razón y en virtud de que ovejas a su derecha y los cabritos fin de que, al igual que un muerto no puede orar por a su izquierda. A los de la derecha Cristo fue resucitado sí mismo, en el purgatorio, es dirá: “Vengan benditos de mi propicio que se dé la comunión Padre”, reciban la herencia del de entre los muertos en la oración de parte de los vivos, reino preparado para ustedes por medio de la gloria un acto transparente de caridad y desde la creación del mundo. del Padre, así también ejercicio de una excelente obra de Porque tuve hambre y me dieron misericordia espiritual. de comer, sed y me dieron de nosotros vivamos una Orar por los fieles difuntos además beber, fui forastero y me dieron vida nueva. de una ocupación saludable es hospedaje, estuve desnudo y me un fomento de nuestra propia vistieron, enfermo y encarcelado esperanza como lo cita el y fueron a visitarme. Y dirá a los Evangelio de Juan 11, 25-26 Jesús de la izquierda, “apártense de mí, le respondió: Yo soy la resurrección. El que cree en mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y aunque muera vivirá, y todo el que vive y cree en mí no sus ángeles”, porque en ninguna de mis necesidades morirá jamás. ¿Crees esto? me atendieron. Los “malditos” intentarán el soborno Ahora bien hermanos, hablemos de aquellas personas de la inadvertencia, Señor, ¿cuándo te vimos en alguna que no están preparadas y le temen a la muerte, ¿Por necesidad y no te tendimos la mano? Él les quitará la qué será que etiquetan a la muerte como la mayor máscara: “En verdad les digo, que cuando lo dejaron desgracia para un ser humano? Te has dado cuenta que de hacer con uno de estos más pequeños, también todo ser vivo muere en la ignorancia y no consciente conmigo lo dejaron de hacer” (cfr. Mt 25, 31-45). de ese proceso; en cambio sólo el ser humano, muere La Invitación es poner manos a la obra: Vivir Intensamente muriendo, es decir, dándose cuenta de su proceso final. por Cristo, con Cristo y en Cristo, con oración por las El bautismo nos hace participar del misterio de vida, necesidades de los vivos y por el eterno descanso de muerte y resurrección de Jesús: “Fuimos, con Él los Difuntos. “Pues para mí la vida es Cristo, y el morir sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, una ganancia” (Flp 1,21)


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Navidad Desde los

M ister ios

G oz o so s

Pbro. Victor Ortega Covarrubias Y Aaron Coroiv

A partir del Adviento y conforme se acerca Navidad, se percibe como cada año, ese cálido halo de luz que nos invita a recordar con alegría la gloriosa venida de Jesús al Mundo.

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Conforme la fecha se aproxima, hay que reflexionar que Jesús viene de nuevo en camino, para disponernos a abrirle nuestro corazón y estar deseosos de que llegue el Pastor para apacentarnos y congregarnos. Cuando los Ángeles anunciaban a los pastores que la Paz al mundo había llegado se referían a Jesucristo, porque Él es la Paz, la Plenitud, el Amor y la Vida. Por ello, los invito a continuación, que a partir de los Misterios Gozosos, interiorizaremos cada escena evangélica narrada, y desde allí reflexionemos la Navidad.


PRIMER MISTERIO: LA ANUNCIACIÓN DEL ÁNGEL A LA VIRGEN MARÍA.

SEGUNDO MISTERIO: LA VISITACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA ISABEL.

“El Ángel dijo a María: ‘Concebirás y darás a luz a un hijo, y le pondrás por nombre Jesús’. Y la Virgen dijo al Ángel: ‘Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho´” (Lc 1, 26-38).

“María partió sin demora, y al entrar en la casa de Isabel, la saludó, Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó en voz alta: “Bendita eres entre todas las mujeres. Feliz tú que creíste, porque sin duda se cumplirá lo que te prometió el Señor” (Lc 1, 39-45).

Una de las preguntas que debemos reflexionar muy sinceramente en Navidad es: ¿Qué tanto estamos dispuestos a ser obedientes por cumplir la voluntad de Dios Padre, a ejemplo de nuestra Madre Santísima María? ¿Por qué pedimos constantemente justicia a Dios y en muchas ocasiones evitamos hacer su voluntad? Pidamos pues por lo tanto, que así como por el anuncio del Ángel, Jesús se encarnó en María, que durante la Eucaristía sacramental Jesús se encarne en nosotros, para que podamos dar Vida a nuestros semejantes, quienes indefensos claman por la Misericordia de Dios a través de sus hermanos y especialmente en esta época.

La Santísima Virgen María, apenas concebido el Hijo de Dios por el Espíritu Santo, lo llevó servicial a la casa de Zacarías e Isabel. Entró ahí para llevar la luz, el gozo y la gracia. Y así fue como esa familia recibió bendiciones, al recibir tan gran visita. Seguidos por ese ejemplo, vayamos guiados por el Espíritu Santo al Encuentro de los más necesitados, para cubrirlos con el amor de Aquél que es Todo y se hace todo en todos, cuidando de hacernos pequeños y humildes para que sea ese Niño, Divino Rey quien crezca y se haga presente en muchas familias como la de Zacarías, Isabel y Juan, llevándoles bendiciones y buenas noticias que se convertirán en milagros según su fe.

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TERCER MISTERIO: EL NACIMIENTO DE JESÚS.

CUARTO MISTERIO: LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO.

“Mientras se encontraban en Belén, le llegó a María el tiempo de ser madre; y dio a luz a su Hijo, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue” (Lc 2, 7)

“Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. Simeón dijo a María: “Este niño será causa de caída y de elevación de muchos en Israel; será digno de contradicción, y a ti una espada te atravesará el corazón”. (Lc 2, 22-24. 33-35).

Ahí estás Señor aparentemente frágil y pequeño en el humilde pesebre, aunque realmente con el Poder de quien fue enviado por Dios como Salvador del mundo. Te damos gracias porque con tu nacimiento nos has revelado la fidelidad de Dios Padre a sus promesas, te pedimos ayuda para que como tú Jesús recién nacido, seamos fieles a las promesas de nuestro bautismo. Te suplicamos que nos enseñes a contemplarte, con asombro y felicidad en ese humilde pesebre, reconociéndote como Dios y Salvador. Porque recordándote recién nacido, es recordar que eres Dios a quien debemos adorar, a quien debemos ofrecerle nuestra humilde ofrenda como en Belén el día de tu nacimiento.

Pidamos a Dios Padre que nos fortalezca con el Espíritu Santo y nunca nos cansemos de presentarle a Jesús al prójimo que aún no lo conoce. Para que cada hombre especialmente los más necesitados, igual que Simeón reconozcan y honren a Jesús como Salvador del Mundo.


QUINTO MISTERIO: EL NIÑO JESÚS ES PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO. “Al verlo, sus padres quedaron maravillados y María le dijo: ‘Hijo mío, ¿Por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados´. Jesús le respondió: ‘¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme en los asuntos de mi padre? Ellos no entendieron lo que les decía” (Lc 2, 41-50). En toda época es necesaria la oración, no dejemos de orar en Navidad, por aquellos que ya no se maravillan con nada, que viven presos en la soledad y el dolor. Elevemos nuestra oración por ellos, para que sientan el consuelo de saberse Hijos de la Gran Familia de Dios. Oremos de corazón por nosotros mismos, para no dejarnos envolver con lo que el mundo ofrece durante esta época en derroches y desordenes, por el contrario, a imagen de ese Niño Jesús en el templo, hay que ocuparnos solo en las cosas de Dios Padre que son las que verdaderamente importan.

Para finalizar hermanos, reflexionemos que Dios quiso desde su nacimiento revelarse primero que todo, a los más humildes, a los pastores, pidamos entonces que nos enseñe a amar a los hermanos menos afortunados. Pidamos que nos haga dignos también de arrodillarnos ante su pesebre con un hermoso traje de fiesta, pero no un traje de este mundo, si no revestidos de esa túnica de la gracia, contemplando sin prisa ese humilde pesebre donde todo comenzó. Que por la Misericordia de Dios Padre tengamos siempre presente la razón de la venida de Jesús al mundo. Que el vano poder mundano y la riqueza material no tengan ningún valor para los que nos esforzamos a caminar con Jesús. Señor, que no caigamos en la provocación con grandes celebraciones y excesos, si no que, con humildad y devoción, celebremos tu Nacimiento con entrega absoluta a Ti.

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