San Teófimo | No. 148

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Desde Rectoría El Seminario en Casa Y Tú, ¿Qué Haces Por La Casa Común? El Señor Siempre Ha Obrado en Nuestra Historia Sumak Kawsay

Consejo Editorial

www.seminariodemonterrey.org /Seminario.de.Monterrey Seminario_Mty

Rector/ Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Coordinador Dept. Comunicación/ Pbro. Darío Fco. Torres Rodríguez Director Editorial/ Héctor Morales Montes Consejo Editorial/ Pbro. Darío Fco. Torres Rodríguez/ Lic. Adriana Martínez del Río Equipo de Redacción/ Pbro. Luis Eduardo Villarreal Ríos /Pbro. Rodolfo A. García Martínez/Luis Carlos Solís Garza/Patricio Rico Villarreal / Diseño/ Lic. David Almaguer Hernández Fotografía/Alexis de Jesús Hernández Fuentes Tiraje: 13,000 ejemplares Impreso: Enfoque Gráfico


REC TO RÍA

La esperanza en acción

Muy estimados hermanos y hermanas: Les saludo con afecto en la alegría del Señor que ha resucitado, esperando que en este tiempo, la resurrección del Señor sea nuestra esperanza y nuestro gozo. Les presentamos una edición más de nuestra revista , donde se desarrollan algunas reflexiones referentes al medio ambiente y al cuidado de nuestra casa común. Es evidente, que en los últimos tiempos hemos sido testigos de los estragos que vivimos debido a la contaminación, que nosotros mismos, hemos ocasionado. Quiero invitarlos a tomar conciencia y responsabilidad de esta urgente contingencia ambiental: el cuidado de nuestra casa común, el cuidado de nuestro planeta. El Papa Francisco en su encíclica “laudato si” nos exhorta y nos anima a poner sumo cuidado en la casa común, en la casa de todos; por lo tanto, nos compete a todos, cuidar el don de la creación que Dios en su inmensa bondad nos ha dado, para que los hombres tengamos una vida plena, y que al contemplar las maravillas de la creación, podamos contemplar la grandeza y la hermosura de nuestro Creador. Así mismo, quiero animarlos a cultivar el don de la esperanza, la fe y la caridad. Sabemos que vivimos tiempos difíciles, en los cuales hemos sido azotados fuertemente por la pandemia del COVID-19, pero pronto este mal tiempo pasará y podremos reunirnos de nuevo para reiniciar la vida cotidiana y así, todos podamos cuidar de nuestro entorno y cuidar unos de otros. Que nuestra Señora del Roble nos proteja y nos reanime para ser testimonio vivo de la resurrección del Señor. Dios les bendiga y sigamos unidos en oración.

Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Rector

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Entérate

El Seminario en casa

Experiencia de la formación en familia por el COVID-19 La idea de permanecer en casa de nuestros padres durante la contingencia fue para muchos seminaristas un tanto desconcertante, significaría necesariamente adaptarnos a algo que para nosotros ya no era ordinario, además de comenzar un tiempo de formación en familia. Este cambio no ha sido para nada sencillo. He tenido momentos en los que despierto con muchas ganas de hacer un sinfín de cosas, pero también en los que el ánimo no da para más. No puedo negar que en ocasiones me he sentido desesperado, con muchas ganas de salir; pero con el tiempo, además de descubrir lo importante que es cuidar mi salud y la de mis seres queridos; he aprendido que también es momento de hacer un alto en mi vida, guardar silencio tanto exterior como interior y reflexionar sobre lo que acontece, ver cómo Dios obra en medio de todo esto y cómo lo hace misteriosamente en mí y así, aceptar su voluntad con mucho amor.

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En mi pequeña Iglesia doméstica hemos tenido diversos momentos de oración por aquellos que han dedicado incansablemente su esfuerzo por el bienestar de todos, el personal de salud, las autoridades civiles, fieles laicos, religiosas, sacerdotes; hemos visto la misa por medio de las redes sociales; rezado el Rosario; incluso vimos juntos la bendición Urbi et orbi impartida por el Santo Padre. Aunque no era común, que participaramos juntos en los oficios de Semana Santa, ésta vez nos propusimos adornar un poco la estancia. Mi hermana y yo realizamos el lavatorio de pies a nuestros padres como signo de agradecimiento por el amor y servicio que nos han brindado toda nuestra vida, acompañamos a Jesús preso y oramos con Él. Doy gracias a Dios porque la Resurrección de su Hijo nos ha traído muchísima esperanza. Si Jesús ha cumplido su promesa de permanecer con nosotros siempre ¿por qué temer? Confío en que Él nos acompaña a lo largo de este camino y que por la intercesión de María Santísima saldremos juntos de esto, pero también le pido que a todos nos conceda fortaleza para enfrentar algo que nos ha sacado de la cotidianidad de nuestra vida, nos ha confrontado con nosotros mismos y nuestra realidad, y nos ha hecho ver lo superfluo de las cosas y lo verdaderamente valioso, la salud, el abrazo sincero de aquellos a quienes amamos y la unión inseparable con Dios.

Luis Carlos Solís Garza Segundo de Filosofía

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Vida e Historia

¿Y TÚ, QUÉ HACES POR LA CASA COMÚN? En esta época de pandemia, tiempo de resguardo, miedos y también de oportunidad para la reflexión sosegada, nos invade una certeza: el modo como habitamos la Casa Común es dañino para su naturaleza.

los elementos físico-químicos y ecológicos, como hacen los demás organismos vivos.

Consideremos cómo el planeta se estremece ante el maltrato que le damos, cómo nos viene avisando que no podemos continuar nuestros modos agresivos hacia él, lastimando el sistema-vida de manera excesiva e incorrecta.

Otra perspectiva que debemos asumir es la de los astronautas que pusieron su pie sobre la Luna. Al tomar la célebre foto del Planeta Azul suspendido en el espacio, contemplaron su formidable aspecto y descubrieron que no existe diferencia entre «Tierra y Humanidad», pues ambas forman una entidad única y compleja.

Al hablar de sistema-vida queremos decir que la Tierra no sólo tiene vida sobre ella, sino que ella misma está viva. Es decir, nuestra Casa Común emerge como un régimen que regula

Perdiendo de vista esta unidad indisoluble, la especie humana olvida que somos Tierra, y que si saqueamos sus recursos naturales, ensuciamos su aire y su suelo, contaminamos sus aguas, nos

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Tan lejos ha llegado la voracidad y el afán de poseer, ganar y explotar que hoy la Tierra se siente cansada de que sus límites hayan sido traspasados, pues se le ha sacado más de lo que ella puede dar. Entonces se perciben los síntomas de su enfermedad y su pérdida de equilibrio: la fuerza creciente de los huracanes, los terremotos, las prolongadas sequías y las inundaciones nunca antes vistas; también la liberación de microorganismos como el sars, el dengue, la chikungunya y ahora el covid 19 o coronavirus.

Preguntémonos si la pandemia de hoy es un aviso de lo que nuestro único planeta es capaz de liberar para defenderse. Sin caer en visiones catastrofistas o apocalípticas, ¿será que nosotros, pequeña porción de la Tierra, podremos desaparecer? Por ello es pertinente la pregunta que titula este artículo. Dejémonos cuestionar: ¿somos factores que fortalecen o entorpecen el sistema-vida de nuestra Casa Común?

Pbro. Luis Eduardo Villarreal Ríos Coordinador de la Comisión Arquidiocesana del Medio Ambiente

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ACTIVIDADES MARZO - ABRIL


Conoce

El Señor siempre ha obrado en nuestra historia Han pasado ya 85 años desde que el Seminario de Monterrey se vio en la necesidad de enviar a sus seminaristas a vivir la formación sacerdotal desde sus propias casas. Hoy nuevamente está sucediendo. La cuarentena que atraviesa el mundo entero debido a la propagación del virus llamado covid-19, ha impactado de muchas formas que no creíamos posible ver con nuestros propios ojos. Parece increíble, pero es cierto. Esto que comenzó como una medida preventiva de salud, hoy ha evolucionado en una magnitud inconcebible que nos tiene pasmados y en espera de la buena noticia que todos añoramos escuchar. Ante esta situación, el Seminario de Monterrey, buscando lo mejor para sus alumnos, decidió hace unas semanas jugar una carta que hacía muchísimo no aparecía sobre la mesa: enviar a sus

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seminaristas a vivir la formación sacerdotal desde sus propios hogares. Esto no había sucedido desde 1914, cuando el ejército constitucionalista persiguió cruelmente a la Iglesia por motivos políticos. En Nuevo León, estando Antonio I. Villarreal como gobernador, se actuó con violencia, destruyendo confesionarios y algunos templos; y ocupando a la fuerza colegios católicos, entre ellos el Seminario de Monterrey. Fue entonces que los seminaristas abandonaron las instalaciones del Seminario para resguardarse en sus propias casas y estar seguros. El libro La aventura de los 200 años lo dice así: “Los 30 alumnos con que entonces contaba el Seminario se refugian en sus propias casas en espera de la próxima reapertura”. Así, son ellos quienes vivieron por primera vez la experiencia de la formación desde casa, asistiendo


a clases en algunas parroquias y templos del centro de la ciudad, como lo fue en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, donde Mons. Juan José Hinojosa impartió clases de latín.

del año en que los seminaristas no estuvieron. Esta información fue confirmada 10 años después, en 1934, por el arzobispo José Guadalupe Ortiz y López.

Luego, se tiene registro de que el Seminario de Monterrey se mudó por un tiempo a la diócesis de Castroville, Texas, hasta que a finales de 1917 y principios de 1918 se estableció nuevamente en Monterrey, en una casa aledaña a la calle Hidalgo.

Dos años después, en 1926, durante la persecución cristera, se suspendió por ley el culto religioso y se cerraron obligatoriamente todos los templos. Fue entonces que el Seminario se vio nuevamente en la necesidad de instalarse en los hogares, aunque esta vez no en los propios de los seminaristas, sino que ahora en la casa de algunas personas que generosamente ofrecieron sus hogares para ello. Se tiene concretamente el registro de una casa que albergó a los seminaristas entre 1927 y 1929 (calle Hidalgo #548), lugar donde continuaron hasta 1935, cuando finalmente se fueron a residir al Templo San Luis Gonzaga, lugar en donde se reto-

Más tarde, en 1924, el entonces arzobispo de Monterrey, Mons. José Juan de Jesús Herrera y Piña, declaró al Papa XI en su visita ad limina apostolorum , que los seminaristas de Monterrey pasaron algunas temporadas de su formación en el anexo del Templo del Roble, donde también los sacerdotes tomaron sus ejercicios espirituales en los momentos

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Llamados para servir

mó formalmente la formación sacerdotal del Seminario de Monterrey. Hoy nuevamente todos los seminaristas estamos viviendo la formación sacerdotal desde nuestras propias casas, aunque en un contexto completamente distinto ante el cual la paciencia, la prudencia y la oración son fundamentales. Sin duda alguna, es alentador conocer un poco la historia de nuestro Seminario en este tiempo difícil que atravesamos no sólo como Iglesia, sino como humanidad. El Señor siempre ha obrado en la historia, nos habla y busca constantemente. Parece que hoy más que nunca nos pide dirigir nuestra mirada a Él, para valorar tantas cosas que dábamos por ordinarias en la vida, y así recordemos quiénes somos: sus hijos predilectos, a quienes tanto ama.

Patricio Rico Villarreal Tercero de Filosofía

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Fuentes: Libro La aventura de los 200 años. Treviño Guajardo, Pbro. Lic. Jesús. (2020). Seminarista en casa. [En persona].


Vida e Historia

Sumak kawsay Escribo la noche en que quizá en Italia lleguemos a 150 mil casos de coronavirus y pasemos los 19 mil muertos. Es Pascua. No sabemos cuándo terminará la contingencia. Vienen a mi mente 9 religiosas que murieron en una sola comunidad, hermanas de una de mis compañeras de estudio; y el párroco donde sirvo en Navidad y Pascua, que recién fue dado de alta del hospital. Cada número tiene un rostro, un nombre, una familia. Cuando me invitaron a escribir sobre “la Amazonia y el coronavirus”, me hice muchas preguntas sobre cómo abordar ambos temas juntos, de si era posible y cuánto poco podría decir de valioso en pocas líneas. Así que decidí hacerles una introducción, un breve mapa para hacer juntos una lectura de ambos acontecimientos: uno eclesial que nos llevó al documento «Querida Amazonia» y otro, la pandemia por «SARS-CoV-2», un acontecimiento disruptivo que podría cambiar la historia de su generación, o no. Cada uno deberá leer ambos acontecimientos desde su propia vida y, como nos dice san Ignacio, tratando de “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”.

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Querida Amazonía

«Querida Amazonia» no es sólo un documento. Es ante todo un acontecimiento eclesial que tiene como marco, el pontificado de Papa Francisco y los otros documentos y acontecimientos que han sucedido en estos años; desde el 2017, cuando convocó al Sinodo con el objetivo de “individuar nuevos caminos para la evangelización de aquella porción del Pueblo de Dios, en especial de los indígenas” (Angelus, 15.10.17), se fueron realizando otros muchos pequeños eventos que desembocaron en el documento, no sin tensiones ni diferencias, en las que muchos, agentes de pastoral y medios de comunicación, se concentraron y distrajeron. Entre las cosas más valiosas de esta experiencia fue descubrir y poner en práctica un proceso sinodal que implicara a todos. Después de la publicación del Instrumenum Laboris en Roma, una gran parte del trabajo lo hizo la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en muchos pequeños lugares: parroquias, centros de misión, asambleas regionales extendidas por las 7 Conferencias Episcopales que abarcan el Amazonia. Casi 300 eventos (asambleas territoriales, foros temáticos, seminarios, etc) donde participaron casi 87 000 personas fueron la fuente del Documento preparatorio hecho por expertos (4 de Roma, 4 del Amazonas) que al final, ya en el 2019, dividió el documento Pre-sinodal en 3 partes: La voz del Amazonas, Ecología Integral: el grito de la tierra y de los pobres, Iglesia profética: retos y esperanzas. Todo este camino, desde Manaos a Roma, pasando por Estados Unidos , tuvo en el corazón dos grandes cuestiones: la misión de la Iglesia y la Ecología integral a la luz de Laudato si con un enfoque pastoral e incidencia socio-política. Este largo camino nos llevó a re-descubrir la unidad en una gran diversidad eclesial y a re-comprender cómo el destino de una pequeña región del planeta, es el destino ecológico de todo el planeta. Un mensaje resumido en cuatro sueños (social, cultural, ecológico y eclesial) que podrán leer en el documento final. El documento desde el inicio pone rostro a sus convicciones (ver No. 15), pero que no se puede leer sin Evangelii Gaudium, Laudato Si’, Christus vivit e incluso Episcopalis Communio; desde todos ellos se da sentido a este Sínodo, pero también a otros eventos por ahora pospuestos, como: Economy of Francesco y el Global Compact on Education.

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SARSCoV-2

El tema de la pandemia no va a terminar pronto, la crisis sanitaria puede volverse una crisis social (pensemos en temas como el empleo, la educación, la salud mental, el bienestar, la cohesión social entre políticos, empresarios, académicos; el autoritarismo político o la desigualdad en el acceso al sistema médico) y México está en múltiples posiciones según se le mire, a veces con ventaja, a veces con desventaja. Al sentir-pensar todas estas cosas, quisiera hacerles tres invitaciones, con la intención de que las tengan presentes en su caminar como personas ciudadanos-de-un-mundo-que-sufre y como miembros de una Iglesia que quiere caminar de un modo específico: 1. “Vivir bien” como nos enseñan el Evangelio y los pueblos amazónicos que tienen una visión integral del ser humano, del ecosistema, de la vida. Cuídense integralmente, sean santos y sanos, pongan su mirada en el seguimiento de Cristo, pero también en su madurez personal, en su lugar en el mundo y en el diálogo con la sociedad. Sean creyentes con una espiritualidad de ojos abiertos; dense cuenta que algo social puede volverse físico, emocional o viceversa. Todo cuenta, nos afecta o beneficia, y en esa cadena, es importante vivir bien, para servir mejor. 2. Vamos a cuidar de la tierra y cuidar de los pobres. Puesto que “todo está conectado” (LS 16) como lo ponen en evidencia la pandemia y la destrucción extractivista del Amazonas; estos son tiempos en los que hay que tener una mirada holística; una mirada con ecología integral del mundo y del ser humano que nos lleve no sólo a la defensa sino la promoción de los pueblos y el respeto a la casa común. Hay una crisis socio-ambiental que no hemos querido voltear a ver que siempre termina por afectar a la tierra y a los más pobres: incendios en el Amazonas, en California o Australia. Pero también nuestra organización económica, nuestro consumo, la vigilancia tecnológica, los sistemas políticos, que provocan desequilibrio socio-ambiental a cambio de un cierto equilibrio económico que es injusto y que al final hace a Dios invisible

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para muchos. En cuanto creyentes nos toca profundizar mucho más la «ecoteología» y el aporte eclesial que podemos dar al entero sistema social: la promoción de la solidaridad y el bien común, de la cultura del encuentro y de la cultura de paz y la “amistad social” como la llama nuestro obispo. 3. Vamos a planear caminando. Certezas no tenemos ahora, estamos explorando terrenos desconocidos como Iglesia y como sociedad; ni los jefes políticos saben cuáles decisiones tomar, ni los pastores saben cómo abrazar estas nuevas circunstancias. Tanto «Querida Amazonia» como la pandemia, nos invitan a encontrar y abrir nuevos caminos a la evangelización. Necesitamos que sean caminos que se caractericen por ser contextuales (en territorio y tiempo) y sinodales (valorando especialmente la inclusión de todos en los procesos), en los que escuchar a todos sea un paradigma pastoral y nos guíen a una Iglesia menos clericalista y más ministerial. Es un tiempo de crisis pero es también una gran oportunidad; ojalá tengamos los ojos abiertos para lograr la conversión pastoral (Evangelii Gaudium), ecológica (Laudato Si’) y cultural (Querida Amazonia) a la que nos invitan los signos de los tiempos de hoy. Vamos a caminar juntos (Episcopalis Communio) con la Iglesia y otras iglesias, con el mundo y como hermanos. El título del artículo se los dejo de tarea, no está difícil encontrarlo en la web.

Pbro. Rodolfo A. García Martínez Colegio Mexicano en Roma

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"El Señor nos interpela y en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual.” Papa Francisco Bendición Urbi et Orbe.

SEMINARIO MENOR

Prolongación Corregidora #700 Nte. San Pedro, Garza García. Tel. (81) 1160-1313

CURSO INTRODUCTORIO Tel. (826) 268-5820

SEMINARIO MAYOR Tel. (81) 1161-5757

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