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Parte de Música
Suplemento dominical del
Nº 301 • Domingo 2 de octubre de 2016
Swing Latino
Cuando Machín decidió “pintar” los “Angelitos negros” de Andrés Eloy T/ Ángel Méndez F/ Cortesía
N
ació a comienzos del siglo pasado (1904) en la población de Sagua la Grande, una ciudad de la provincia de Villa Clara. Antonio era tan negro como su madre, Leoncia Machín, quien contrajo nupcias con el gallego José Lugo Padrón. Por esos tiempos no se utilizaba el estilizado concepto de “afro” y la verdad que no resultaba ofensivo que a uno le dijesen negro… a fin de cuentas, todo depende de la entonación y de quién y cómo se diga. Antonio Abad Lugo Machín fue uno de 15 hermanos. De niño trabajó en cualquier cantidad de oficios, desde vendedor de periódicos hasta mensajero. En muchas entrevistas Machín diría que había tenido una niñez muy feliz y que su familia “no era ni muy rica ni muy pobre. Su afición al canto se manifestó de muy joven. “Alternaba su trabajo de joven albañil con el canto en la iglesia, en los teatros y tras la pantalla del cine mudo de su ciudad. Llegó a unirse con grupos de músicos ambulantes que pasaban por su ciudad camino de La Habana. Cantaba en la iglesia y en cierta ocasión, con motivo de una fiesta benéfica, interpretó el Ave María de Schubert subido a una silla; ese día todo el mundo lo aplaudió. En algún
“Píntame
angelitos negros” (la canción) Pintor nacido en mi tierra con el pincel extranjero pintor que sigues el rumbo de tantos pintores viejos Aunque la virgen sea blanca píntame angelitos negros que también se van al cielo todos los negritos buenos Pintor que pintas con amor ¿Por qué desprecias su color si sabes que en el cielo también los quiere Dios? Pintor de santos de alcoba si tienes alma en el cuerpo ¿por qué al pintar en tus cuadros te olvidaste de los negros? Siempre que pintas iglesias pintas angelitos bellos pero nunca te acordaste de pintar un ángel negro
momento Antonio pensó en dedicarse al bel canto y la ópera, pero entendió que por su color habría quedado reducido al papel de Otelo. Machín llegó a España en 1939 para pasar unas vacaciones en la casa de su hermano, quien desde la década de los 20 vivía en Sevilla. Se halló con la dura realidad de la posguerra española y la consiguiente zozobra. En 1943 se casó en Sevilla con María de los Ángeles Rodríguez. En esa bella ciudad trabajó en distintas salas de fiestas, cobrando veinticinco pesetas diarias. El primer éxito que tuvo en España fue “Noche triste”, con los Mihuras de Sobré, orquesta que acompañó a Machín en sus primeros éxitos y de la que después se desligó. Otros de sus primeros éxitos fueron “Cómo fue”, “Moreno”, “Amor sincero”, etc. En 1947 llegaría su gran éxito en España: la “canción moruna” “Angelitos negros”, convertida en bolero merced a arreglo musical en la década de los sesenta.
LOS ANGELITOS DE ANDRéS ELOY Estudiosos del género consideran que este poema de Andrés Eloy Blanco es el verdadero himno en contra de la discriminación racial. Como poema, el texto fue publicado en vida de su autor e incluido luego en una recopilación póstuma (1959) titulada La Juanbimbada, que recogió muchos de sus poemas dispersos de distintas épocas de su vida. Pero Angelitos Negros realmente se hizo famoso a nivel mundial en forma de bolero. El poema fue musicalizado por el actor y compositor mexicano Manuel Álvarez Rentería, apodado artísticamente “Maciste”. El tema fue interpretado inicialmente por esa leyenda de la actuación que fue Toña La Negra y luego por el actor y dueño del bolero ranchero que fue el mexicano Pedro Infante en la
película Angelitos negros en México, en 1946, con la intervención de la gran Rita Montaner. Más tarde, le correspondería a Antonio Machín hacerla popular, no solo en España, donde estaba radicado, sino en toda América Latina. En su adaptación al ritmo de bolero se redujo la extensión de la poesía, quitándole el diálogo inicial y otros versos para hacerla más apropiada a la longitud de la obra musical. Extrañamente, mucha gente recuerda la canción en todo el mundo, pero pocos se detienen a pensar que estaba basada en el poema de Andrés Eloy. De la pieza se han grabado distintas versiones. Destaca la del dúo uruguayo Los Olimareños, en forma de pasaje llanero. Asimismo, sobresalen las realizadas por las cantantes estadounidenses Eartha Kitt (Eatha Mae Keith), que lo hizo en 1950 (al lado de Ces’t si bon) y la archiconocida Roberta Flack, quien la incluyó en su álbum de 1969 titulado First Take. Un dato curioso es que Machín, obstinadamente, negaba la autoría aztecavenezolana de “Angelitos negros”. Otros artistas que han interpretado la canción son Conchita Piquer, Nana Mouskouri, Niña Pastori, Celia Cruz, Lola Flores, Javier Solís, Manuel López Ochoa, Los Pasteles Verdes, Carlo Buti, Claudio Villa, Fausto Leali, Los Ángeles Negros, Julia Zenko, Imelda Miller, Buddy Richard, Emilio Solo y Chavela Vargas, entre muchos otros Caracas