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A MIGUEL MÁRMOL …¡
“…durante las vacaciones escolares, por las tardes, mi tía Julia, nos leía libros, y también nos daba la oportunidad a las primas y primos, de hacer lectura, era un buen ejercicio para la lectura comprensiva. La tía nos regalaba libros y revistas, fomentó la lectura en sus hijas, hijos, sobrinas y sobrinos.
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En las vacaciones de 1973, escogió un libro de forro amarillo plastificado, para leerlo.
Y empezó por las tardes, aquellas lecturas de ese libro grueso.
Era fascinante escuchar aquella lectura, había pasajes emocionantes, otros de mucha tensión, a veces tristes, otros jocosos, pero en general el contenido del libro fue victorioso; yo tenía diez años, y el final del libro me pareció que era como el de los cuentos.
Con un final feliz…
- Mi tía Julia me preguntó a solas, ¿sabes quién es ese hombre del libro?
- Y respondí “no”...”