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Oportunidad para comunicarnos
Han transcurrido 29 años desde 1994, fecha en la que participó por primera vez el FMLN como partido legalmente inscrito, y durante esos 29 años se han desarrollado muchos procesos electorales en El Salvador.
Antes de la firma de los Acuerdos de Paz, la oligarquía y los militares, marcaban los procesos electorales con fraudes que daban por ganadores a sus candidatos. Además siempre utilizaron a la Fuerza Armada como instrumento para garantizar la victoria de la oligarquía, la burguesía y de los intereses del imperialismo, y de sus mismos intereses como aparato represivo.
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Pero con los Acuerdos de Paz la dinámica electoral cambió de alguna manera, ya que no solo los partidos de derecha iban a participar sino también el FMLN comenzaría a participar como un Partido político surgido de los Acuerdos de Paz, pero con una trayectoria de lucha histórica.
Precisamente en esa década de los años 90 se discutía en el seno de la izquierda a nivel internacional la trascendencia de ver los procesos electorales como otra forma de lucha. En el caso de El Salvador, la guerra recién terminaba y había que continuar en el escenario político. Para el FMLN significaba continuar la lucha histórica, a través de otras formas de lucha. El objetivo de desmontar la dictadura militar se había logrado con la guerra y con la negociación, que finalizó con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992.
En 1992, (Hándal Hándal, 2007) explicaba que existen distintas formas de lucha para alcanzar el poder, las cuales no se contraponen sino más bien se combinan. Durante la transición de la guerra a la paz, las formas de lucha políticas y sociales se convirtieron en prioritarias. Entre ellas (Hándal Hándal, 2007) “la lucha política electoral pasa así a tener un peso decisivo desde ya en la solución del problema del poder, en particular, del poder temporal…”, es decir de las estructuras administrativas políticas y militares del Estado.
El FMLN ha participado en elecciones desde 1994 hasta hoy día. Aunque el Partido Comunista de El Salvador, tuvo su primera experiencia en 1932 y posterior a la caída del General Maximiliano Hernández Martínez, acumuló otra experiencia electoral aún a pesar de las circunstancias en aquel momento.
Pero para el FMLN, los procesos electorales deben tener además de un significado político electoral, que implica alcanzar el poder; un significado político e ideológico que haga la diferencia en su relación con la gente con el pueblo y por consiguiente a la hora de gobernar, también.
Vale la pena recordar algunas ideas planteadas por Schafik Hándal sobre lo que deben significar las elecciones, particularmente para las y los revolucionarios del FMLN.
En 1995 en el V Foro de Sao Paulo, ante la pregunta de si por vía electoral es posible alcanzar el poder y gobernar haciendo realidad las transformaciones revolucionarias; (Hándal Hándal, 2007) dijo:
“Nosotros tenemos que recorrer esta vía y debemos recorrerla bien. Hay que llegar a dominar todo lo que tiene que ver con esta forma de lucha y dominarla profundamente.”
El FMLN ha dado una batalla en todos los procesos electorales para ganar espacios de poder ya sea en las Alcaldías, en la Asamblea Legislativa, el Parlamento Centroamericano o en la presidencia; (Hándal Hándal, 2007) “en función de la defensa, consolidación y profundización de las transformaciones estructurales ya iniciadas tanto en el sistema político e institucional... a partir de la firma de los Acuerdos de Paz.”
Se necesita el poder político para hacer posible las transformaciones a favor de la gente, y eso únicamente se logra ganando alcaldías, diputaciones, etc.
Hoy la historia pueda dar cuenta que con la llegada del FMLN, al escenario político electoral en 1994, se inició una época de cambios en diferentes sentidos, sobretodo en la forma de gobernar en las alcaldías, gobernando con participación de la gente, escuchan- do y buscando soluciones a las necesidades y los problemas que tenía y tiene la gente.
Los resultados se pueden comprobar con toda confianza, porque se lograron hacer. Se logró un aumento en el presupuesto de las alcaldías. Se hicieron obras de infraestructura que cambiaron el rostro de los municipios: calles, casas comunales, tuberías de aguas negras, tuberías de agua potable, tendidos de energía eléctrica, complejos deportivos, parques, etc. Se impulsaron programas y proyectos sociales en educación, salud, recreación, trabajo, deporte, etc.
Se ordenaron y mejoraron los servicios municipales por los que paga la gente. Se reformó el Código Municipal. Y uno de los cambios fue la visión sobre la participación de la gente en la toma del poder y en la toma de decisiones. Se incorporaron mecanismos de participación, de contraloría y transparencia ciudadana. Se impulso la organización y la movilización de la gente en la lucha por sus reivindicaciones y por sus derechos. Se acompañó a la gente en sus luchas de calle.
El FMLN creó y puso en práctica mecanismos de participación y organización de la gente, situación que antes de los Acuerdos de Paz, era totalmente diferente. Esto obedece a la firme convicción que se tuvo y se tiene sobre la idea que es en el pueblo donde radica el poder para participar en la toma de decisiones. Pero además de señalar brevemente para que se quiere el poder, para que se quiere ganar en los procesos electorales, (Hándal Hándal, 2007) explica que los procesos electorales son además:
“…una gran oportunidad para la comunicación de las propuestas revolucionarias a la gente, y un gran escenario para la lucha de ideas contra el capitalismo neoliberal y por una sociedad justa. Son, a la vez, un gran instrumento de movilización y organización del pueblo, y de consolidación de las alianzas antineoliberales, fuente de acumulación de fuerzas y de construcción del poder popular, enrumbados hacia el cambio de la correlación y hacia la revolución.”
Teniendo en cuenta que los procesos electorales son una oportunidad para hablar para comunicarse con la gente, este momento es determinante para hablar sobre el retroceso político, social y económico que existe en el país después de cuatro años del gobierno actual. El gobierno actual ha desconocido los logros de los Acuerdos de Paz, se ha burlado de ellos. A partir de esta situación las y los salvadoreños se encuentran en una situación de vulnerabilidad frente a la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil. Cualquier salvadoreño o salvadoreña, puede ser detenida y encarcelada sin el debido proceso y sin el derecho de auxilio por parte de las instituciones del Estado.
Este es el momento para hablar con la gente sobre el alto costo de la vida, sobre el encarecimiento de la comida; nunca antes había costado una libra de frijol $ 1.25; nunca antes había sido lujo comer huevos y tortillas.
Este proceso electoral es la oportunidad para conversar con la gente sobre otros problemas que ha empeorado el gobierno actual como el desempleo, el crecimiento de la pobreza, la violación sistemática de los derechos humanos por parte del Estado, la persecución y enjuiciamiento político a los opositores al gobierno, el Estado de excepción, el cierre de espacios de información, el recorte de presupuesto a las alcaldías, la corrupción y el nepotismo, las campaña de miedo y mentiras, la falta de desinterés por la educación y la salud, la privatización de los bienes del Estado, el fraude del Bitcoin, etc.
El enemigo ha violado la constitución y se prepara para ganar fraudulentamente en el próximo proceso electoral, entonces se debe trascender y aprovechar este proceso electoral para trabajar con la gente, comunicar las ideas y las propuestas revolucionarias, pero además hablar sobre el retroceso que hay en el cumplimiento de los Acuerdos de Paz y la situación de riesgo que se vive a diario en El Salvador. Este momento debe aprovecharse para concientizar y organizar a la gente alrededor de sus reivindicaciones, de sus necesidades y problemas; este es el momento para la movilización en defensa de sus intereses.
Entonces, aún en este contexto de represión y persecución política, un proceso electoral más, sigue teniendo la validez como forma de lucha y representa la oportunidad para hablar, concientizar y organizar a la gente.
Bibliografía
Schafik, H. (2011). Legado de un revolucionario: del rescate de la historia a la construcción del futuro. San Salvador: Instituto Schafik Hándal.
Schafik, H. (2007). La lucha política electoral desde una perspectiva revolucionaria. San Salvavdor: Instituto Schafik Hándal.