Laberinto No.624 (30/05/15)

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Laberinto

David Toscana Derecho ajeno página 2 Philippe Jaccottet Poesía página 3 Gabriel Bernal Granados Sobre Evodio Escalante página 4 Edmundo Lizardi Adiós a Bibliorock página 8

N.o 624

sábado 30 de mayo de 2015

100 años de La metamorfosis

Diego José página 5 FIGURAS DEL RING EN PLENO COMBATE (1923)/ ERNESTO GARCÍA CABRAL

Ernesto El Chango García Cabral

La caricatura sube al ring Luis Torres Albarrán páginas 6 a 8

MILENIO


02 b sábado 30 de mayo de 2015

MILENIO

antesala DE CULTO

ESPECIAL

Derecho ajeno

Fats Waller

Un regalo para Capone

TOSCANADAS ESPECIAL

David Toscana dtoscana@gmail.com

E

sta semana en Irlanda se consultó a la ciudadanía para decidir si se aprobaban las bodas entre personas del mismo sexo. La mayoría votó que sí. Esto habla bien de los irlandeses, que pese a su fama de país católico, se quitó de encima la sombra de supersticiones heredadas al mundo por unos pastores que vivieron hace cuatro mil años. Lo malo fue que el gobierno de ese país les preguntara a sus habitantes si debía respetar los derechos humanos. ¿No pudieron ellos solitos tomar la decisión? Poca importancia tiene lo que piense la mayoría cuando se trata de respetar lo que una minoría prefiere o no prefiere en el amor. Cualquier gobierno que no otorgue los mismos derechos a los homosexuales que a los heterosexuales muestra una diferencia apenas de grado con aquellos países en que los primeros son perseguidos, encarcelados y lapidados. Cualquier ciudadano que en Irlanda votó “no” o cualquiera en otro lugar del mundo que simpatice con ese “no” es un inquisidorzuelo al que le gustaría tomarse una frívola revancha por aquel día en que llovió azufre. Un jefe de Estado que consulte la Biblia o el Corán antes que la Carta Internacional de los Derechos Humanos gobierna con idolatría. El mundo ha hecho guerras para deshacerse de esos fanáticos, pero también las ha hecho para ponerlos en el poder. México tuvo las suyas y por suerte prevalecieron los liberales. Si bien algunos presidentes no saben de historia. Este fanatismo no es exclusivo de países con tradición islámica. Es muy probable que los Estados Unidos elijan el año entrante a

Hugo García Michel b hgmichel55@yahoo.com.mx

un presidente que no distinga entre un huracán y la ira de dios. El parlamento polaco es títere del episcopado en todo lo que tenga que ver con homosexuales y la entrepierna femenina. En Rusia, Putin y el patriarca de la iglesia ortodoxa promueven la homofobia. Y los rusos responden a esa propaganda. Un referendo en ese país hubiera dado al “sí” apenas un cinco por ciento. En estos asuntos, el papa Francisco deja asomar una incipiente tolerancia que no llega a nada en concreto. En primer lugar porque se le amotinan los ancianos conservadores de su iglesia, y hasta es extraño que no lo hayan ya envenenado. En segundo lugar, porque le toca gobernar con una constitución que no acepta reformas a sus artículos. Yo sería papista si Francisco, en vez de ser un simpático coleccionista de camisetas de futbol, ordenara sacerdotisas y abriera su iglesia a los homosexuales y persiguiera a sus curas pedófilos; o de una vez que el famoso voto de castidad incluyera un machetazo, pues como dijo el jefe de todos ellos: “Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”. En fin, volviendo al asunto irlandés, ya va siendo hora de que todos los estados de México dejen de vivir en el pasado y den a sus habitantes derechos iguales. Y de pasada, que los más retrógradas abandonen para todo matrimonio sus prácticas obsoletas de exigir humillantes exámenes médicos y seguir recetando la estúpida epístola de Melchor Ocampo. Pero no esperen a que vote la gente. Tengan pantalones, integridad e inteligencia. Todo lo que nos haga avanzar hacia el respeto al derecho ajeno es civilización; cualquier paso atrás es oscurantismo. L

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n 1926, a sus escasos 21 años, ya era una figura muy popular en el jazz. En Nueva York era una estrella y en esos días, él y su orquesta realizaban una serie de presentaciones en el Hotel Sherman de Chicago. Todo parecía ir sobre ruedas hasta que al terminar una presentación fue interceptado en los camerinos por unos matones que lo encañonaron. Si les debía algo no podía saberlo, y tampoco se lo informaron. Le cubrieron la cara con un trapo, lo sacaron por la parte trasera del teatro, lo subieron a un coche y arrancaron con rumbo desconocido. No lo llevaron, sin embargo, a algún descampado para ejecutarlo. Cuando llegaron a su destino, lo metieron en el suntuoso centro nocturno East Cicero, le quitaron el trapo y en un vestidor le ordenaron que se acicalara. Tembloroso aún, acató la instrucción y una vez listo fue llevado al salón principal para que tomara asiento frente a un brillante piano e hiciera lo que sabía hacer. Todo era barullo en el lugar hasta que puso sus manos sobre el teclado y comenzó a tocar un rítmico swing. Cuando su voz surgió, todos se volvieron a verlo y a aplaudirle. Se sintió aliviado y sonrío a sus anchas para cantar como solo él sabía hacerlo, con esa alegría contagiosa que lo caracterizaba. Fue entonces que vio en la mesa más cercana a un sujeto bajito, con tipo de italiano, quien champaña en mano era el que más le aplaudía. Lo había visto en algunas fotografías de prensa y lo reconoció de inmediato. Un nuevo escalofrío lo recorrió de pies a cabeza, pero no permitió que se le notara. Aquel hombre de cabello envaselinado e impecable esmoquin blanco era el capo mayor de la mafia de Chicago, a pesar de tener apenas 27 años de edad.

Cuando el espectáculo terminó, el regordete músico de raza negra fue presentado al gangster, quien lo invitó a quedarse en la fiesta, que duraría tres días completos. Al final, recibió un fajo de dólares equivalente a lo que ganaba en un mes y fue llevado de regreso a su hotel. Fats Waller acababa de ser el regalo de cumpleaños de Al Capone. Nacido en 1904 en Nueva York, Thomas Wright Fats Waller fue uno de los músicos más influyentes de los primeros años del jazz. Con un estilo jubiloso y lleno de gracia para escribir e interpretar sus composiciones, junto a la simpatía que le daba su gordura, no solo era popular entre el público masculino sino también entre las mujeres. En sus dos décadas de carrera, se presentó en todo el territorio estadunidense y en Europa realizó muchas grabaciones e incluso participó en algunas cintas del naciente cine hablado. Es uno de los músicos favoritos de Woody Allen (temas suyos aparecen en las películas Interiores, de 1978, y Zelig de 1983). Entre sus composiciones más conocidas destacan “Lenox Avenue Blues” y la clásica “Ain’t Misbehavin”. Fats Waller falleció muy joven, en 1943, en Kansas City. Una neumonía se lo llevó a los 39 años, mientras viajaba en tren. L

EX LIBRIS

ALFILERES

Alicia Acid Flashback bEKO

Armando Alanís b alaniscanales@gmail.com

El león moría de tristeza en la selva: necesitaba el aplauso del público.

MILENIO b LABERINTO b Dirección: José Luis Martínez S. Coedición: Roberto Pliego, Iván Ríos Gascón Arte y diseño: Salvador Vázquez Mejía


sábado 30 de mayo de 2015 b 03

LABERINTO

antesala

También di eso... Pensar, sentir y contemplar el mundo en que vivimos resulta provechoso si intentamos ensamblarlo palabra por palabra POESÍA

Ida Vitale: poesía tónica ESCOLIOS ESPECIAL

Philippe Jaccottet

T

ambién di eso pacientemente... más pacientemente o con furor, pero también di, como desafío a los verdugos, di eso, inténtalo, bajo la estribera del tiempo. Sigue esperando que el último grito del fugitivo antes de desplomarse sea tal, sin ser escuchado, al ser débil, inútil, que se escape, al menos él si no su nuca, del espacio en que jamás se desvía la bala de la muerte, y que otra oreja que la tierra del todo abierta lo recoja, más arriba, no, más arriba no, en otra parte, ni siquiera en otra parte: que lo recoja quizá más abajo, como un agua que se hunde en el polvo del jardín como la sangre que se dispersa, extraviada, en lo desconocido. Última oportunidad para toda víctima anónima: que haya, no más allá de las colinas o las nubes, no por encima del cielo ni detrás de los bellos ojos claros, ni oculto en los senos desnudos, sino sin saber cómo mezclado con el mundo que atravesamos, que haya, impregnando sus menores parcelas, algo de eso que la voz no puede nombrar, de eso que nada mide, para que todavía se pueda amar la luz o solo comprenderla o, incluso, simplemente, ver cómo la tierra la recoge y no nada más su huella de ceniza.

ESPECIAL

P

oeta, ensayista y traductor, Philippe Jaccottet (Moudon, Suiza, 1925) estudió literatura en la universidad de Lausanne. En 1941 conoció a Gustave Roud, guía de toda una generación de escritores helvéticos, quien lo inició en el romanticismo alemán. Sus primeros poemas de juventud se distinguieron por la influencia rilkeana. En Italia conoció a Ungaretti; vivió en París de 1946 a 1952, donde trabó amistad con Ponge y Bonnefoy, totalmente alejado de los surrealistas y los existencialistas. De su poética destacan El ignorante (1956), Aires (1964), Cantos de abajo (1974), Pensamientos bajo las nubes (1983) y A través de un vergel (2000). Ha traducido a Goethe, Hölderlin, Leopardi, Musil, Rilke, Thomas Mann y Ungaretti, entre otros. Su obra ha sido premiada y traducida a varios idiomas. Desde 1953 vive en Grignan, un pequeño poblado francés.

Armando González Torres agonzale79@yahoo.com.mx

H

ace más de 65 años que se publicó La luz de esta memoria, el primer libro de la poeta uruguaya Ida Vitale. Desde entonces, esta autora ha sido una presencia tan activa como reservada en el panorama de la cultura hispanoamericana y ha ido escanciando una obra breve pero luminosa. Ampliamente apreciada por sus pares y un círculo selecto de lectores, recientemente ha sido enfocada por los reflectores de dos Premios, el Alfonso Reyes de México y el Hispanoamericano de Poesía Reina Sofía. En la poesía de Vitale y en esa prosa heterogénea y cantarina que sus editores denominan por comodidad ensayo, se observan diversas cualidades que, en muchos poetas, marchan de manera separada. Léxico de afinidades, por ejemplo, es un libro anfibio, un diccionario personal y caprichoso en el que Vitale va mezclando reflexiones filosóficas, evocaciones íntimas, prosas de ocasión, versos aventureros o aforismos. Como poeta, Vitale cultiva una lírica reacia a la confesión que, aun siendo profundamente personal, busca salir de sí y encontrar en el paisaje y en los otros una comunión sencilla y límpida. Es una poeta dotada y formada que posee lo mismo un oído facultado para cultivar las más variadas musicalidades que una visión precisa para enfocar y trabajar la imagen poética. De modo que, en ocasiones, Vitale practica una melodía grata y alegre, generalmente de versos cortos y virtuosamente encabalgados

(su magnífico Mella y Criba, por ejemplo); otras, trabaja con gran exactitud una escena, desnudando y depurando elementos, hasta que queda lo esencial de la imagen. A veces, canto e imagen se fusionan: “Puedo cantar/ en medio del más cauto, atroz silencio./ Puedo, lo descubro/ en medio de mi estrépito,/ parecer una callada playa/ sin sonidos,/ que atiende, suspensa,/ el grito permitido de un pájaro/ que llama a amor/ al filo de la tarde”. En la poesía de Vitale subyace, por supuesto, el soplo de la experiencia, pero esa experiencia trasciende las cuitas personales y se traduce en un halo sapiencial y de agradecimiento a la vida que resulta estimulante tanto en el sentido poético como físico: es una poesía que revela hechos inusitados del mundo y que, a la vez, ayuda a percibir y observar mejor su belleza y transitoriedad. A menudo la poesía de Vitale transcurre como un canto seductor que, de pronto, se resuelve en una imagen contundente y reveladora. “Quien se sienta a la orilla de las cosas/ resplandece de cosas sin orillas”. Gracias a su facultad para la contemplación fronteriza entre lo cotidiano y el prodigio, entre lo concreto y lo abstracto, entre la alegría y la nostalgia, entre lo pintoresco y lo inefable, Vitale descubre y explora un territorio propicio para la hierofanía. En sus más altos momentos, su poesía se vuelve un orbe imantado donde cada palabra adquiere una nueva intencionalidad, participa de sutiles metamorfosis y milagros y parece responder a un orden no solo poético sino cósmico. L

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MILENIO

literatura ESPECIAL

baudelaireanos del conjunto, por la mezcla que en ellos se encuentra de una ontología —liberada de prejuicios— y una meditación sobre lo impuro. Si en el poema sobre el sol de Las flores del mal, Baudelaire se contempla a sí mismo encarnando la figura del poeta, sentado a su escritorio y luchando contra los rayos agonizantes de la tarde en un soneto que se niega a ser escrito, en su soneto sobre el whisky Evodio Escalante se encuentra a sí mismo bebiendo su scotch sobre el mullido sillón de una tarde melancólica: El whisky que en las noches me acompaña Me hace pensar en ti más de la cuenta; Evoco esas mañanas de tormenta Que mi derrota fueron y mi hazaña. Mi verga alebrestada, cosa extraña, Se mantuvo feliz y muy atenta, Rápida a veces, otras veces lenta Sintiendo las delicias de tu entraña.

El poeta y crítico literario Evodio Escalante

Poesía: deporte avieso RESEÑA Gabriel Bernal Granados

N

o recuerdo la palabra en ningún diccionario. Abro el María Moliner y leo: “1 (culto). Vida de libertinaje o vicio. 2. Borrachera. 3 m. Hombre de vida licenciosa”. Es verdad, algo de eso recuerdo del diccionario encarnado en las expresiones de mi padre y de mi abuelo, que aludía, con la palabra “crápula”, a una persona poco honorable en lo moral, y enferma del espíritu en todo lo demás. Ser un crápula era un equivalente preciso de ser un canalla —aunque la palabra tuviera cierta connotación simpática—. El crápula no era del todo desagradable a ojos de los demás, no obstante que a ojos de sí mismo lo suyo comportara una devastación del individuo aqueo que contemplara, con cierto grado de lucidez, los hechos de este mundo. Así es, cuando menos en parte, el libro de poemas de Evodio Escalante titulado Crápula. El “crápula” que retrata el libro de Evodio, sin embargo, no es solo el individuo que frecuenta la embriaguez o el sexo desenfrenado para sobrellevar la condena de la existencia, sino el hombre lúcido que va notando sobre sí mismo una acumulación de capas de deterioro e inmundicia. El crápula de Evodio es, en efecto, el poeta baudelaireano que asocia la palabra lucidez a estas dos circunstancias: hacerse viejo, desechable, y almacenar en la conciencia una serie de fechorías inconfesables como parte fundamental de eso que denominamos sabiduría. El libro se divide en cuatro partes. La primera, “Sobre la piedra blanca”, gira en torno de su poema inaugural, el más “delicado” de todo el conjunto, según afirma su editor y comentarista José Ángel Leyva. “Sobre la piedra blanca” es un poema de 33 versos que va ganando en intensidad y en hondura conforme se acerca a su final. En mi opinión, no solo es eficaz por cuanto se refiere a su factura, sino útil por cuanto nos dice acerca de sus intenciones y propósitos: Evodio Escalante, autor de varios libros de crítica beligerante centrada en las irrupciones de algunos movimientos de vanguardia en México (Elevación y caída del estridentismo o La vanguardia extraviada) o en algunos escritores insulares de la primera y la segunda mitad del siglo XX mexicano (José Gorostiza, Jorge Cuesta y José Revueltas), se revela como un poeta diametralmente opuesto a lo que uno esperaría después del cotejo de una bibliografía semejante.

“Sobre la piedra blanca” es un poema melancólico acerca del deterioro y el sinsentido que acompañan, como amenazas, a la existencia lúcida. Sus mejores versos —sus hallazgos— encuentran ecos y se ven multiplicados en versos de otros poemas de esta misma sección liminar, como en la siguiente estrofa, que persigue la estela de Andrew Marvell y la del propio deseo, que se afirma, a lo largo de todo el libro, como una potencia insepulta: “Si me fuera dado acariciar su corazón,/ Lo tocaría con la piel de mis párpados”. Parecería, después de la lectura concentrada de estos poemas, que Evodio Escalante está buscando el ser de la poesía más allá de los litorales de la crítica, en la orilla contraria de lo que él mismo ha sido preponderante y públicamente como escritor a lo largo de casi cuatro décadas. Desasido de las garantías que podría otorgarle el logos radicalmente pensante al que ha apelado en sus libros de prosa, en estos poemas se abre a una serie de preocupaciones legítimas, que tienen en la edad, la promiscuidad, el amor y las ternezas los ejes centrales de su gravitación. El tema de la piedra aparece y reaparece a lo largo del libro como una metáfora de la tradición, en contra de la cual —y he aquí el motivo de mi asombro— Evodio Escalante no se pronuncia. Todo lo contrario: establece un diálogo con ella a través de algunos de sus representantes más visibles: Paz y Sor Juana, entre nosotros; y Pound, Cummings o Yeats, entre una nómina de poetas predominantemente inglesa. La segunda sección es la más sustanciosa y escabrosa del volumen. Se titula “El otro Golem”, haciendo alusión a un pequeño suicida despótico que todos llevamos dentro y que aflora en el momento decisivo de la vida: “A todos nos equiparon con un suicida propio/ Desde que fuimos concebidos”. El tono, pese a lo solemne y temerario de la ocasión, no deja sin embargo de ser bufonesco y cuadrado. Salvando esa primera tranca, que constituye apenas una reverberación de lo que vendrá después, aparecen algunos poemas notables, como “Noche de taquicardia”, “Asunto de postales”, “Figuras en el aire” y un soneto sobre “El whisky”. A partir de este momento, el libro da un giro de 180 grados y nos encontramos con un Evodio Escalante reconcentrado en los aparatos de la tradición, para desmontarlos con la curiosidad de un relojero y ver cómo funcionan. Estos sonetos —“Porfiado Orfeo”, “A una puta”, “La viuda negra”, “Estás habituado…”—, junto con “Crápula”, son los más

Si el poeta baudelaireano es un héroe que agoniza con los últimos rayos de la tarde, en el poema de Evodio Escalante el soneto crea el remanso preciso para hilar una meditación sobre el alcohol, los excesos, el deterioro y la muerte. En estos poemas hay decepción y vergüenza; pero también un reconocimiento y una confesión: el hombre que bebe su whisky y recuerda lo que fue en su juventud es también el crápula del poema central de este volumen, que reconoce haber “visitado los más turbios hoteles” y haber “ido a la cama con hombres, con mujeres,/ con perros, con gallinas/ Y hasta quizá con niños/ En la ardorosa claridad, en la noche aturdida”; el crápula —figura central de este poemario— es el poeta baudelaireano que expone las miserias de lo humano y las reconoce como parte de la propia existencia. La tercera parte —“Los delirios de Sor Juana”— recrea con ironía, a veces burlonamente, algunos motivos capitales de la obra y la biografía de la monja novohispana, a partir de dos sonetos y dos poemas de forma irregular que poco aportan al corpus sustancial de este libro. Su interés reiterativo quizá se encuentre en redondear una obsesión, y evidenciar una suerte de travestimiento en la figura de una monja cuya pulsión sexual es insoslayable para la comprensión de la fuerza y las regiones de sombra donde aún se mueve su poesía. La cuarta parte —“El imitador declara su nombradía”— insiste en la idea del plagio como fundamento de la poética de la modernidad. Pero también constituye un indicio —este énfasis— de la condición que el propio Evodio Escalante se asigna a sí mismo como creador. Considerarse un “imitador” o un eslabón menor en una cadena que ha conocido precedentes abrumadores, como Paz, Sor Juana y López Velarde, habla también de una falta de confianza en las propias posibilidades expresivas. Esta merma en la seguridad que debe acompañar a todo poeta genuino en la elaboración de sus registros quizá se dramatiza si se piensa que Evodio Escalante ha construido, a lo largo de años, una reputación de estudioso y de prosista eminemente crítico que muy de vez en cuando publica un libro de poemas (la antología Relámpago a la izquierda es de 1998 y este libro de 2013). Concebirse y consolidarse como poeta frente a los ojos de ese mismo público no debe ser sencillo. Pero Evodio Escalante es un poeta que cumple con creces la expectativa de ofrecernos, a puro golpe de página impresa, una serie de hallazgos genuinos —como los versos de ese mismo imitador que declara su condición dialógica de artista cuando dice: “Esto lo sé plagiando a cuatro patas con mi escafandra de vacío/ Y con un tanque de oxígeno exhausto de metáforas”— y una posición intransferible frente a la poesía. Para Evodio Escalante, como para su admirado Pound, no hay poeta si no hay una tradición que lo anteceda, y no hay poesía sin la posibilidad de su traslado a una lengua ajena. El poema en Evodio Escalante es precisamente esa forma de metástasis que va contaminando y corroyendo la propia retórica, hasta el punto de extinguirla. Y el poeta ofrece lo que encuentra como residuo luego de este proceso de exposición del propio ego a la luz incandescente de lo pasado y lo diverso. “Brota el amanecer”, escribe en un hai–kai con que cierra este volumen, “Rayos de luz sobre las flores”, construyendo, así, una imagen de belleza indudable. L


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LABERINTO

literatura LUIS SCAFATI

100 años estudiando al insecto La metamorfosis de Kafka mantiene su halo de libro infinito: una fuente de múltiples interpretaciones que siempre conducen a la sorpresa y el extrañamiento ante la proximidad de lo animal y lo humano ENSAYO Diego José

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acia mediados de la década de 1980, David Cronenberg atrajo la atención de los críticos y del público con su versión del relato de George Langelaan denominado La mosca (las mutaciones del cuerpo representan una de las obsesiones fílmicas del director canadiense). El impresionante proceso de transformación de Jeff Goldblum indujo al espectador a una morbosa fascinación que estimulaba tanto lo repulsivo como lo siniestro, recuperando un estilo de horror que hoy se explota poco. En este sentido, el cine, como ha señalado Slavoj Zizek, estimula lo oculto porque devela el poder fantasmático de las imágenes sobre–exhibiéndolas: “El inconsciente está expuesto”. Los medios visuales han sembrado una prolífica variedad de fantasías que reverberan desde las profundidades del miedo adquiriendo consistencia visual, pero acaso reduciendo su condición enigmática. Tal vez, por esta razón, Franz Kafka no quería que el insecto de La metamorfosis fuera ilustrado; al menos así lo expresó en una carta a su editor Kurt Wolff Verlag: “¡Esto no, por favor! No quisiera reducir su poder de influencia, sino solo exponer un deseo […], el insecto mismo no puede ser dibujado”. El tema de la mutación conlleva dos ramificaciones: la conversión del humano en lo otro (bestia, monstruo, criatura) y su correlato moral (el cuento de hadas, por ejemplo); o la asociación de formas ajenas que contraponen el orden natural transformándolo desde la estética (Ovidio, por supuesto; y mucho después el surrealismo). Si bien el personaje de La mosca sufre una alteración sustancial provocada por un accidente científico, ¿por qué muta Gregorio Samsa? Esta interrogante ha ocupado una cantidad de reflexiones a lo largo de un siglo y ha inspirado innumerables obras de ficción. La respuesta depende del enfoque de la lectura, puesto que varía si leemos La metamorfosis con la lente del humor o si empleamos una clave existencialista, psicoanalítica o marxista, a pesar de incurrir en exégesis antes de leer desde una perspectiva

literaria, como apunta Milan Kundera en Los testamentos traicionados: “La kafkología no busca en las novelas de Kafka el mundo real transformado por una inmensa imaginación; extrae mensajes religiosos, descifra parábolas filosóficas”. El humor tiene cabida desde la farsa y el absurdo en que se entreteje el relato; no hay que olvidar que el narrador de La metamorfosis subraya: “No obstante lo crítico de su estado, no pudo dejar de sonreírse”. Incluso, la gravedad en el tratamiento le otorga un haz de comicidad gratificante: “En ese instante se encontraba tirado en la alfombra, y ninguna persona que le hubiera visto en el estado en que se hallaba habría podido imaginarse que hiciera pasar al principal a su habitación”. El asunto es que los elementos circundantes al suceso de la metamorfosis resultan atractivos para elaborar casi cualquier exégesis: una familia castrante, un sistema opresivo y persecutorio de trabajo, la apreciación autodestructiva del personaje, el metafísico distanciamiento entre Samsa y su entorno. Una cualidad literaria que inaugura este relato es la contención expresiva para abordar lo siniestro, así como la conversión del horror, en tanto respuesta irracional frente a lo inesperado, en una racionalidad que acentúa su absurdo (a diferencia de Edgar A. Poe, por mencionar a uno de los principales referentes del género). La tensión narrativa, la sobriedad del narrador y la reflexividad penitente del personaje, producen un inquietante efecto único. Fabio Morábito ha dicho sobre la transformación de Gregorio Samsa que “Kafka acaba de abrir para la literatura una puerta salvadora, que podemos llamar la supresión del grito”. Entonces, entiendo que lo “kafkiano” radica en una suerte de negación del horror —o en la aceptación de su absurdo— que al identificarlo como real incrementa el reflejo de la pesadilla. “Samsa —dice Morábito— prefiere razonar. Cada nuevo razonamiento solidifica su metamorfosis hasta volverla real e irreversible”. Curioso; más bien, kafkiano: la racionalidad como estigma del horror. Sin embargo, resulta imposible no interpretar, porque La metamorfosis posee las cualidades de una fábula; es más, se trata de la primera fábula

negra de un siglo que se caracterizará por su irracionalidad histórica. Y como tal, sugiere un margen bastante abierto para moralizar: ¿por qué un insecto repulsivo? En el atractivo compendio Fragmentos para una historia del cuerpo humano (Taurus), Patrizia Magli recorre los distintos tratados en que se asocia la semejanza animal con la conducta. En su ensayo “El rostro y el alma” menciona que “Sobre la superficie completa del cuerpo se despliega el código del lenguaje moral”. Esta moralización de la fisonomía fue una práctica bastante convencional desde el mundo antiguo, como lo demuestra Aristóteles: “Todas las pasiones del alma se muestran vinculadas con un cuerpo, pues, cuando se producen, el cuerpo experimenta una modificación”. La obra homónima de Ovidio se estructura sobre parábolas en las que resulta inevitable construir una moral de la forma adoptada por el cuerpo. Durante la Edad Media, la interpretación de los rasgos heréticos condujo a muchos a la hoguera por suponerse que algunas facciones se identificaban con una animalidad demoniaca. En los siglos XVI y XVII, la fisonomía se integró a la historia natural. En los siglos posteriores, las apreciaciones sobre fisonomía comenzaron a relacionarse sobre todo con la naciente psiquiatría. Una parte común a estos estudios es la similitud de las líneas del rostro con la forma de los animales, de lo que se infería una relación semántica entre gesto y moralidad, que muy probablemente sirvió para incrementar los efectos retóricos de la fábula, en donde se personifica a los animales para fines moralizantes específicos. Pero la semejanza se limita a la atribución de vicios y virtudes; en cambio, la metamorfosis se adentra en el terreno de la transgresión: el alma es ocupada por una forma inferior a su propia naturaleza, transfiriéndole tanto rasgos estructurales como una posible proyección de fobias, pues como apunta Patrizia Magli: “El cuerpo, no siendo solamente la envoltura exterior del espíritu, sino también lo que lo simboliza, no es otra cosa que la animalización del alma, su imagen sensible y significante”. De ahí la interrogante sobre el relato de Kafka: ¿qué significa la metamorfosis de Samsa? Acaso la razón última deba hallarse en una intensa capacidad imaginativa que pone a prueba la ensoñación con la realidad, a través de historias que exaltan el corrosivo poder de la fantasía, como insistió Kundera: “Es muy difícil describir, definir, nombrar esta especie de imaginación con la que Kafka nos hechiza. Fusión del sueño y la realidad”. La fábula de Kafka ilumina e inquieta porque si bien la proximidad entre el animal y lo humano puede resultar seductora en cuanto metáfora, no lo es si reducimos la diferencia llevándola al extremo de lo imposible; incluso se nos presenta monstruosa como en el caso de Samsa, el insecto que piensa. El insecto humano que hemos diseccionado desde hace un siglo. L


LABERINTO

Ernesto García Cabral

La caricatura sube

Entre 1921 y 1968, el dibujante y pintor huatusqueño registró las glorias y miserias de los grandes mitos del boxeo mexicano y estadunidense. Sobre esos trazos que publicó en Novedades, Revista de Revistas y Jueves de Excélsior avanza este texto que se adelanta a los homenajes que se proyectarán en diciembre por los 125 años del nacimiento de El Chango Luis Torres Albarrán

H

ablar de Ernesto García Cabral es evocar imágenes de mujeres, desde las más glamorosas hasta las más humildes; de parejas bailando, lo mismo rumba que tango; de noches de borrachera o de alegorías clásicas o de Tin Tan en los carteles de sus mejores películas, pero también de imágenes de boxeo. García Cabral es —como decía Juan José Arreola— no solo el hombre que más ha dibujado en México, sino el que más ha dibujado a México. En 1918, a su regreso de París —adonde se había ganado una “beca” del gobierno de Madero por sus despiadadas caricaturas —, el Chango es contratado por Rafael Alducin para ilustrar portadas e interiores de Revista de Revistas. El semanario nacional, así como la página editorial de Excélsior. Inmerso en el trajín del diarismo —colaborará también para la revista Jueves de Excélsior y el periódico Novedades, a partir de 1922 y 1943, respectivamente—, Ernesto García Cabral dará testimonio de algunos de los grandes combates de todos los tiempos, así como del nacimiento de los primeros ídolos de México. Lo mismo que con cualquier otro de sus temas, su producción a propósito de peleas y peleadores abarca viñetas, apuntes del natural, historietas, imágenes publicitarias y retratos caricaturales, trabajados a partir de experiencias en vivo o mediante la consulta de archivos fotográficos y fílmicos. Su dramatismo e intensidad, en combinación con su promesa de fama y fortuna, hacen del boxeo un espectáculo irresistible para las multitudes durante la década de 1920 en Estados Unidos. En ese contexto, Jack Dempsey y Gene Tunney protagonizan dos enfrentamientos que no pueden clasificarse más que como choques de titanes: uno, bravo y rudo; el otro, metódico y calculador. En 1926, en Filadelfia, Tunney encuentra la manera de boxear a Dempsey durante diez rondas. A pesar de las acometidas de su rival, logra mantenerse a buen resguardo de los golpes y conecta precisos jabs para llevarse la pelea por decisión: hay un nuevo campeón mundial de los pesados. No obstante el descalabro, la gente ovaciona a Dempsey, lo que obliga a la revancha al año siguiente, en el Soldier Field, en Chicago. Durante los primeros seis episodios, los aficionados creen estar viviendo un déjà vu, pues Tunney evade los ataques de Dempsey y acumula puntos en las tarjetas de los jueces. Hasta que llega el dramático séptimo round. Con una derecha a la quijada, Jack pone a Gene contra las cuerdas para, luego de un gancho de izquierda seguido de una andanada de golpes, mandarlo a la lona por primera —y única— vez

Renta vs. lecciones de box

IMÁGENES Y ARCHIVOS EN EL MARCO DEL 125 ANIVERSARIO del nacimiento de El Chango —que se celebrará el próximo 18 de diciembre—, se agradece el generoso y paciente apoyo de Ernesto García Cabral Sans quien, junto con sus hermanos Vicente y Eduardo, localiza, rescata, conserva, cataloga, cura y difunde la obra del artista huatusqueño. Todas y cada una de las imágenes aquí reproducidas fueron tomadas de los archivos del Taller Ernesto García Cabral. Mayores informes acerca de la vida y obra de El Chango, así como de las actividades y festejos por venir, en www.cabral.com.mx, al correo tegcabral@hotmail.com o a los teléfonos 5550–9648, 044 (55) 3037–3131 y 01 (273) 734–0076.

en su carrera. La emoción en el graderío estalla, pero la confusión también. Por no retirarse de inmediato a una esquina neutral, el propio Dempsey propicia que el réferi retrase el inicio del conteo: los que debieron ser diez segundos terminan por convertirse en entre catorce y diecisiete; un brevísimo pero precioso descanso extra para Tunney, quien se levanta para volver a ganar por decisión en el que ahora se recuerda como “el combate de la cuenta larga”. Un año después, el 31 de julio de 1928, Gene Tunney se retira como campeón mundial de peso completo. Quizá por eso, el 5 de agosto Ernesto García Cabral le rinde homenaje en Revista de Revistas, en una caricatura en la que, muy trajeado, se le ve sonriente, con un saludo en la derecha y su sombrero en la izquierda. Hacia 1936, García Cabral vuelve a vivir de cerca la rivalidad de dos grandes del cuadrilátero. Soplan vientos de guerra y, a los ojos del mundo, el encuentro entre Joe Louis y Max Schmeling simboliza la inminente colisión entre Estados Unidos —la libertad, la democracia— y la Alemania nazi —la tiranía, la opresión—. La cita se cumple el 19 de junio de 1936. En el Yankee Stadium, El Chango sigue las acciones con especial atención —ha apostado 10 dólares a Louis—: “En los primeros rounds de la sensacional pelea, entre la melena platino de una star y el humo del habano que saboreaba un millonario, creí que el dinero estaba en mi bolsillo.


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de portada CARTONES: ERNESTO GARCÍA CABRAL

e al ring Pero después la decoración cambió totalmente. El alemán, astuto, inteligente y experimentado, se defendía como un sabio y a cada instante conectaba su derechazo pavoroso en la cabeza de Louis”. Antes del pleito —mientras Louis jugaba golf en lugar de entrenar—, Schmeling dijo a la prensa haber visto “algo” en el estilo de su oponente, una rendija mínima en su guardia. En el cuarto asalto, el alemán prueba su dicho: de un derechazo, el Bombardero Café se va al suelo por primera vez en su carrera. Con un Louis al que le resulta imposible recuperar la compostura, es cuestión de tiempo la llegada del nocaut, que finalmente sobreviene en el duodécimo episodio, ante la sufrida resignación de García Cabral: “Cuando vi a mi ‘gallo’ caer sobre la lona me puse blanco —aunque mis amigos no lo crean—, y entonces principié a despedir con la mayor ternura, y hasta con lágrimas en los ojos, a mi billetito flamante […]. ¡Y yo que presumía de sagacidad viajera! Mire usted que venir a Nueva York a ‘hacer el indio’ va muy bien con mi tipo, pero jamás con mis cuarenta y tantos años de astucia”. Acerca de su trabajo —que se publica el 2 de julio de 1936, un par de semanas después de la pelea—, a manera de despedida, El Chango escribe desde Nueva York: “Sobre la rodilla tracé unos apuntes para los lectores de Jueves de Excélsior. Con tinta de la plumafuente (sic) hice algunas sombras… Vayan a México con mis recuerdos cariñosos para los ‘cuates’ deportistas”. En México, al igual que tantos otros, Ernesto García Cabral sucumbe a la combinación en uno–dos de talento y carisma de Raúl Ratón Macías, el púgil por el que quizá se haya sentido la mayor idolatría, al margen de lo hecho por Rubén El Púas Olivares o Julio César Chávez. El 26 de septiembre de 1954, en una abarrotada Plaza México, el Ratón conquista el campeonato gallo de Norteamérica, al derrotar a Nate Brooks. El tiro estaba programado para celebrarse en el Toreo de Cuatro Caminos, pero el arrastre de Macías obliga a Luis Andrade, su manejador, a entrevistarse con Alfonso Gaona, empresario del coso de Insurgentes, quien finalmente acepta jugársela. No se equivoca: los boletos vuelan de las taquillas apenas se ponen en venta. Ernesto P. Uruchurtu, jefe del Departamento del Distrito Federal, sugiere televisar el combate —sin importar que en la publicidad previa se hubiera advertido que no habría transmisión—, y Emilio Azcárraga Vidaurreta accede. Un día después, en las páginas de Novedades, García Cabral se ocupa de lo sucedido, aunque no de la mejor manera: su cartón decreta nocaut… ¡pero de la reventa contra el público! El Ratón está ya en la antesala del título mundial. El 9 de marzo de 1955, por nocaut técnico en el undécimo, Macías se ciñe en San Francisco el cinturón de campeón mundial de los gallos, versión Asociación Nacional de Boxeo —con sede en Estados Unidos— a cuenta del tailandés Chamrern Songkitrat. Apenas tres meses después, el 15 de junio, el Ratón hace su presentación en Los Ángeles —sin título de por medio— contra Billy Peacock, a quien un año antes ya había noqueado en siete. En el tercer episodio, una derecha quién sabe de dónde le afloja la boca al de Tepito: derrota por nocaut y maxilar fracturado. Un par de días después, otra vez en Novedades, El Chango dedica su entrega al Ratón: “Ya no quiere queso, doctor”, susurra una bonita enfermera al médico de turno, mientras el vapuleado Macías convalece en una cama de hospital. La suerte le vuelve a sonreír al ídolo de la afición hacia finales de ese mismo año, cuando gana tres de tres, que se suman a las once victorias en fila —incluida una defensa de su campeonato contra el filipino Leo Espinosa— que cosecha a lo largo de 1956. Por eso cuando el 10 de febrero de 1957 retiene nuevamente su título, ahora contra Juan Cárdenas en la Plaza México, García Cabral no tiene reparo alguno para retratarlo, ahora sí, tal cual, como el Súper Ratón. 1957: el año del desplome de la avioneta que tripulaba Pedro Infante; el año del desplome del Ángel de la independencia, luego del temblor del 28 de julio; el año del desplome también de Raúl

Mujer en pera

Capitaliza el paso de su mirada por los encordados igual para vender que para hacer crítica política

Raúl Ratón Macías

Macías, a manos de Alphonse Halimi, el 6 de noviembre. Se trata de la pelea por el título universal de los pesos gallo. El mexicano es campeón por la Asociación Nacional de Boxeo de Estados Unidos, ganador de 32 de 31 pleitos; el franco–angelino es campeón por la Unión Europea de Boxeo, ganador de 20 de 21 pleitos. El día del encuentro, la expectativa es tal que, bajo el título “Determinación”, El Chango dibuja a un pequeño roedor que, envalentonado, encara a un gato grande: “Si no me hago SÚPER RATÓN —le dice Macías a la afición—, ¡haz de mí lo que quieras!” Y sí: a pesar de la derrota, la gente le refrenda su cariño al Ratón, haciéndolo su consentido por excelencia, lo mismo por su aspecto —más de estudiante que de peleador— que por su impecable comportamiento fuera del ring, en contraste con José Toluco López, en quien parece advertirse a un sucesor que, víctima de sus propios excesos, nunca terminará de cuajar como tal. Por encima de sus facultades —el Toluco da peleas de auténtico alarido, al grado de ser sacado en hombros de las arenas—, la irresponsable afición a la botella termina por hacer de él otra promesa malograda. Por eso, hacia 1962, García Cabral no duda en despacharlo al retiro, desde las páginas de Novedades: “Hacia el campeonato de la delincuencia”. Siempre atento a todo lo que ocurre a su alrededor, El Chango capitaliza el paso de su mirada por los encordados igual para vender que para hacer crítica política y social o para apostar por el humor: no hay conocimiento o motivo que no aproveche para meter un buen palo o arrancar una carcajada. Hacia 1929, las páginas de la revista Fantoche, fundada y dirigida al alimón con Manuel Horta, dan cuenta de su trabajo para la Cervecería Moctezuma: investido de réferi, un charro de camisa a lunares declara a una victoriosa botellita de cerveza Superior como “¡LA CAMPEONA DE LA REPÚBLICA!”.


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MILENIO

de portada CARTONES: ERNESTO GARCÍA CABRAL

Octavio Hernández Bibliorock

Al ritmo de un tijuaneo MEMORIA Edmundo Lizardi El escritor y periodista cultural Octavio Hernández —conocido como Bibliorock—, nacido en la Ciudad de México en 1959 pero radicado en Tijuana desde hace treinta años, murió el pasado lunes de un paro respiratorio. Comenzó su carrera en el periódico unomásuno y la continuó en Diario 29, filial de El Nacional en la ciudad fronteriza. Roquero, cronista, promotor cultural, productor radiofónico y editor, fundó publicaciones como la revista TijuaNeo y escribió, entre otros libros, Tijuana Mesopotamia, Crónicas y otros latidos y Cornucopia. Periodismo sonoro y anexas. El poeta y periodista Edmundo Lizardi, su amigo y compañero en Diario 29, lo recuerda de la siguiente manera:

C

Mujer futura

En 1941, en Jueves de Excélsior, un famélico XIX y de las revistas satíricas europeas de la Belle pelado se sostiene de las cuerdas en espera del Époque, lo que aprendió en la Academia de San embate del mastodonte, en cuyo guante derecho Carlos y en París, lo que captó de las vanguardias se alcanza a leer “NUEVAS CONTRIBUCIONES”. y el arte vernáculo nacional, todo está en esas Si el desenlace fatal no llega, es por la interven- portadas. Es uno de los momentos estéticos más ción del réferi: “Oiga, amigo, pare el brazo, no ve perfectos de una cultura gráfica nacional”. usted cómo lo ha puesto; ¡ya no aguanta el nuevo De aquellos años datan Campeón victorioso (1921), impuesto… Se muere al otro trancazo”. donde el Año Nuevo pone fuera de combate a un En 1948, en Novedades, un cobrador blanden- exhausto 1920; Figuras del ring: en pleno combate gue se apersona en el gimnasio y le espeta al (1923), que congela en el tiempo la viril coreografía instructor: “¡Debe usted seis entre dos pugilistas, y Boxeameses de renta!”. A lo que el dor (1931), encarnación de la fortachón contraataca: “¡He fiereza en el ceño fruncido y decido pagarle con lecciola musculatura de un hombre. nes de box, señor!”. Al año Mención aparte merece siguiente, en esas mismas Mujer futura (1925) en la que, páginas, una linda señorita se siempre transgresor —y siemafana en la pera rápida: “¿Por pre enamorado de ellas—, qué practicas el box, hijita?”, García Cabral traza la esbelta pregunta una viejecilla; a figura de una mujer con un lo que, sudorosa, responde: corte de cabello a lo garçon, “¡Porque ya comencé a tener rebotando en las puntas de los discusiones con mi marido!” pies mientras, a un tiempo, En 1968, de regreso en Jueves adelanta el jab de izquierda y de Excélsior, un severo Luis perfila un quiebre de cintura. Echeverría, en su papel de árbitro Cuenta la leyenda que Juan electoral desde la Secretaría José Arreola relataba que, en de Gobernación, conmina a alguna ocasión, un periodista algo así como un Babe PRI y importunó a Diego Rivera y un Kid PAN: “Aconsejo una José Clemente Orozco con pelea limpia, sin marrullerías Luis Echeverría como árbitro electoral la pregunta de quién era el ni golpes ‘bajos’ ”. mejor dibujante de México. Pero la dulce ciencia del aporreo también sirve Luego de un brevísimo conciliábulo, le responde inspiración a Ernesto García Cabral para hacer dieron al unísono: Ernesto García Cabral. Cierta arte. Casi todos los críticos e historiadores coin- o falsa, sirva la anécdota para decir que si García ciden —señala Rafael Barajas, en su texto para el Cabral se ocupa de los soberanos del músculo libro Ernesto García Cabral, maestro de la línea, no es por otra cosa sino por considerar al boxeo editado por RM— en que sus mejores trabajos son un deporte “de verdad”. Y para, a partir del fallo las portadas que realiza para Revista de Revistas de tan ilustres jueces, decretar a El Chango, por entre 1918 y 1932: “Todo lo que absorbió [García] decisión unánime, como el campeón indiscutido Cabral de la prensa ilustrada mexicana del siglo del trazo, también en el cuadrilátero. L

uando Toñita Beltrán, autora de la columna “Farándula” (D 29), habló por primera vez del Bibliorock nunca imaginó que estaba firmando el acta de bautizo de uno de los personajes señeros de las últimas décadas del ambiente cultural de la frontera bajacaliforniana. Tenía un suplemento semanal de rock en la sección cultural y de espectáculos, a mi cargo, y además colaboraba con la página diaria del periódico. Octavio iba y venía a Los Ángeles, donde participó en varias aventuras editoriales y en la organización de tocadas con otros compañeros de ruta, border boys, como Enrique Blanc. La primavera de 1991 fuimos en pareja a cubrir los conciertos del Coming Home, de Carlos Santana, a la monumental de Playas de Tijuana. El cuerpo de seguridad, todos gringos de peso completo y con un pobre español, nos impidieron el paso hacia el escenario, al ruedo. Ya me había resignado a ir a buscar un lugar en el atestado graderío, cuando el Bibliorock Hernández empezó a recetarles a los guardias del promotor Bill Silva un discurso sobre la soberanía nacional, lo que fue aprovechado por otros colegas, y oportunistas de rigor, para hacer causa común y finalmente lograr desbordar a los guaruras imperiales y, entre empellones y mentadas, colarnos hasta alcanzar la orilla del stage, donde ya el padre de Carlos había inaugurado la fiesta acompañado por el mariachi. Al cerrar el Diario 29, pasamos al otro lado de la frontera, a fundar el San Diego Hoy, primer diario en español de The America’s Finest City. Y se reiniciaron los recorridos por los días y las noches del sur de California, contagiado por la vitalidad, el placer, la pasión de Octavio por el trabajo dentro de la fiesta: una vocación totalmente desinteresada, que se bastaba a sí misma para convertir todo lo que tocaba en texto periodístico, en prosa voraz y feliz. Este hombre íntegro vivía siempre al día, por la libre, sin más respeto por el dinero que el estrictamente necesario para recargar la pila, saciar la sed y seguir en la brega, aferrado a TijuaNeo, su última aventura editorial, a pesar de los contratiempos económicos. Buen viaje, Octavio, tuve el placer de verte en el encuentro literario Lunas de Octubre, en La Paz y Los Cabos, la ciudad de Rosalba, tu “dama”, como caballerosamente llamabas al amor de tu vida, quien al enfermarse y tener que regresar al Puerto de Ilusión te dejó en la más profunda soledad, como me lo confiaste la última vez que nos vimos en el FeLiNo (Festival de Literatura del Noroeste), allá en Tijuana, en noviembre pasado. Como dice el poeta juarense, Miguel Ángel Chávez, “la cofradía de Lunas... llora a su Bibliorock”. L ESPECIAL


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LABERINTO

en librerías El motel de los antojos prohibidos

Pozos

Verónica Maza Bustamante Grijalbo México, 2015 349 pp.

E

l monero Antonio Helguera ilustra este compendio de 21 prácticas sexuales fuera del clóset (como reza el subtítulo), ordenado a la manera de gran turismo de motel: del check–in al room service, el menú de antojos incluye una enorme variedad reunida en Acomoclitismo, Acrofilia, Anastimafilia, Barosmia, Coprolalia, Coreofilia, Crurofilia, Dendrofilia, Dogging, Estigmatifilia, Iconofilia, Logofilia, Melolagnia, Microgenitalismo, Odaxelagnia, Pigmalionismo, Retifismo, Salofilia, Tricofilia, Vampirismo, Xenofilia. ¿Alguna duda, curiosidad o incitación? Primero léalo y luego lo practica.

El delfín de Kowalsky

José Ramón Ruisánchez Era México, 2015 145 pp.

L

os editores describen a esta obra en la contraportada: “libro híbrido a medio camino entre el ensayo y la crónica, entre el cuaderno de apuntes y relato de ficción. Constituye un recorrido intelectual a través de las lecturas del autor, al mismo tiempo que una profunda exploración de sus recuerdos personales, sus primeros acercamientos al ejercicio de la literatura, su descubrimiento de la belleza”. Y en efecto. El rompecabezas de Ruisánchez está ensamblado con evocaciones históricas, mitológicas, intelectuales y biográficas muy bien calibradas, cuyo ritmo incide en una lectura interesante.

Todavía

César López Cuadras Fondo de Cultura Económica México, 2015 176 pp.

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igura de la cultura y las letras sinaloenses, cuentista y novelista al que la mezquindad del Centro relegó a la “vida de provincia”, López Cuadras teje aquí una delicada trama en la que el periodismo es sinónimo de ejercicio delirante de la información: un profesor universitario es acusado de utilizar delfines —a las órdenes del ejemplar más solvente, el Pechocho— para transportar cocaína. López Cuadras ha dado con el paradigma en el que suele encuadrarse al narcotráfico: la fantasía más desbocada con tal de que rompa los límites de la capacidad de asombro.

Todo queda en casa

Gonzalo Rojas Fondo de Cultura Económica México, 2015 657 pp.

E

l poeta escribe: “Vengo, pero tal vez no haya llegado todavía, y esté volando aún por tantos y tantos cielos distintos. O entrando, de una vez y al mismo tiempo, a los parajes físicos y humanos más contradictorios […]. El que tenga la experiencia lo sabe: los viajes se hacen, como la vida misma, y es muy difícil —casi imposible— descifrarlos, o perderlos, en una descripción espacial o temporal que, por último, no les corresponde”. ¿Qué tal esta especie de exordio a los “Diarios de viaje” del tomo que reúne la prosa completa del vate chileno?

Óptica sanguínea

Alice Munro Lumen México, 2015 1072 pp.

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a escritora canadiense, ganadora del Premio Nobel de Literatura 2013, anunció hace poco que “colgaba la pluma”. Los relatos incluidos en el libro fueron seleccionados por la misma Munro. El volumen abre con una entrevista donde cuenta que al principio escribía historias con final feliz, pero tras leer Cumbres borrascosas “cambié mis ideas por completo y opté por lo trágico, y me gustó”. Por su extensión, Todo queda en casa es un libro para degustarse poco a poco; el primer cuento, “El amor de una mujer generosa”, sintetiza las cualidades de Munro como contadora de historias.

La ignorancia de los eruditos y otros ensayos

Daniela Bojórquez Vértiz Tumbona/ Conaculta México, 2015 93 pp.

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abemos de los trabajos visuales de Daniela Bojórquez pero ¿tenemos noticias de sus incursiones literarias? Este libro ofrece una oportunidad a modo para valorarlas. Reúne diez cuentos en los que impera una mirada lateral, descolocada, sobre el mundo, una mirada que se posa sobre las personas o los objetos como si fuera el lente de una cámara: ora distorsionando, ora fijando un instante para después darlo por olvidado. Tienen una textura sensorial que se hace más evidente en las atmósferas cerradas, casi carcelarias. La escritura, hay que decir, es un eco de las fotografías que apuntalan cada cuento.

El dragón de papá

William Hazlitt Ficticia México, 2015 200 pp.

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n esta segunda antología dedicada al escritor inglés, destaca el ensayo que le da título al volumen. “(El erudito) Como loro, repite a otros loros. Puede traducir una palabra a diez lenguas distintas, pero no sabe nada del significado en ninguna de ellas”, escribe Hazlitt. Sin embargo, el que quedará más en la memoria es el que abre el libro, “Sobre la relación entre los tragasapos y los tiranos”, cuyo tema es la relación prensa-poder. “Tragasapos” es una traducción literal de toadeaters, pero en realidad significa “lambiscón” o, en claro y directo español de España, “lameculos”.

Anular el voto

Ruth Stiles Gannett Turner España, 2014 82 pp.

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ublicado en 1948, este relato ilustrado por Ruth Chrisman Gannett, madrastra de la autora, señala el inicio de una trilogía que tiene a un niño y a un gato hablador y trotamundos como protagonistas. Ambos corren mil y un aventuras para rescatar a una cría de dragón que ha sido esclavizada por los habitantes de la fabulosa isla Mandarina. El relato tiene la forma de un encuentro con las especies más grandes del reino animal —rinocerontes, tigres, leones, gorilas, cocodrilos— y con los humores de la selva. Es más que recomendable para niños entre siete y nueve años, por encima del nivel elemental.

LOS PAISAJES INVISIBLES Iván Ríos Gascón ivanriosgascon.wordpress.com

E

l exhorto, la propaganda, el oportunismo mediático de las figuras más pedestres de la grilla, el despilfarro en un país de pobres, los embustes de campaña que se suscriben en la otra burla —firmar ante un notario—, la basura partidista que colma la metrópoli, el espotismo alucinante, en fin, la misma historia en cada proceso electoral. Votar, anular o abstenerse es un dilema espinoso en apariencia pero muy fácil de resolver, principalmente si usted es de los que todavía conservan la perspicacia y se toman la molestia de revisar la historia nacional, ya no digamos desde principios del siglo pasado sino mucho más acá, a partir de 1988, cuando a Manuel Bartlett se le cayó el sistema (de conteo de papeletas, no el político que sigue tan campante) y le alzó el puño a Salinas de Gortari mientras Cuauhtémoc Cárdenas armó un jaleo colmado de ofendidos para después quedarse en paz y fundar su partido de izquierda —que hoy es de todo menos de izquierda ya que incluso el propio Cárdenas devolvió su credencial— y, bueno, que cada quien saque sus conclusiones. El 7 de junio nos llaman a las casillas. Olvidemos Tlatlaya, Ayotzinapa, Tanhuato; olvidemos el 0.56% y las tarjetas Monex, las casas blancas o las mansiones de Malinalco; hagamos desmemoria de los periodistas asesinados, de los narcobloqueos en Guadalajara y otras regiones del país, de los desaparecidos y de la impunidad; echemos a la amnesia a la censura travesti y la censura a secas, a la corrupción que ya tiene su presunto Sistema Anti–ídem, al nulo crecimiento económico, el desempleo, los feminicidios, los sectores educativos y de salud en completa bancarrota y elijamos un logo, una franquicia, un personaje, que al fin y al cabo eso es lo único que nos queda en esta democracia defectuosa, tan lejos de Noruega o de Finlandia, tan cerca de Guyana y Paraguay. No sé, pero cada temporada de elecciones me da por recordar las cruzadas de Pasolini en contra de la impostura política, y las novelas La jornada de un interventor electoral, de Italo Calvino, y Ensayo sobre la lucidez de Saramago. Novelas

aciagas, irónicas, contestatarias. Calvino sobre trampas y delitos donde hasta las monjas hacen chanchullos con dementes, mutilados y agonizantes obligándolos a votar por el partido mocho, Saramago sobre masivas rebeliones ciudadanas a través de una hojita en blanco depositada en las urnas. Votar significa que aún creemos en los partidos y sus cuentos; es un voto simbólico, de confianza, que terminará como el eterno tropezón con la misma piedra. La abstención manifiesta desinterés, abulia o ignorancia, hay quienes ven en ella el síndrome del traidor, del antipatriota. En cambio, la anulación es un mensaje claro: asisto al proceso con el firme propósito de expresar que nadie está a la altura de las expectativas del México al que aspiro. Soy un número, sí, pero el que declara que gane quien gane no me gobierna, no lo elegí ni mucho menos le doy un ápice de fe ni de legitimidad, soy uno en la estadística de los que ya no creen en las instituciones ni en su Estado fallido, el que cumplió con el deber moral consigo mismo. Anular el voto es impugnar a la estructura que solapa aberraciones como el Partido Verde, al dispendioso andamio institucional del IFE y ahora INE y sus pomposos miembros, esos que de los Ugaldes a los Lorenzos dejan un anecdotario de abucheos, y también está el Trife para el que no hay transa suficientemente grave, a menos que las hagan los peligros para México y así, como en cascada, la anulación es una postura en contra del simulacro, el autoengaño de que todo está bien, que vamos por buen camino, es un ya basta de ser cómplices del patético mercadeo de ilusiones y espejitos. El México del siglo XXI merece otras opciones. Quizá como la de Los Indignados de España, una generación de políticos que no provengan de las castas (hay que ver cuántos candidatos están ligados a la ralea que por décadas ha esquilmado a la nación), figuras que propongan —y en verdad lleven a cabo— un proyecto que nos saque del lodo de violencia, miseria, impunidad y corrupción que tiene a la patria en condiciones parecidas a los tiempos de la Colonia oscurantista, retrógrada y represiva. Así que como no hay ninguna opción genuina e igual que en otras jornadas, volveré a anular mi voto. L


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MILENIO

cine ESPECIAL

El desarrollo de la historia es orgánico, en tanto que una cosa lleva a la otra de manera natural. Lo que parece una familia normal, poco a poco deja de serlo. Medeas aspira a adoptar un enfoque cinematográfico que proviene, en gran medida, de la estética; de impulsos sensoriales y emocionales. No quería caer en la narrativa convencional que prioriza la estructura causa–efecto. El filme imita y trata de mantener la calidad de las experiencias íntimas sensoriales, que a menudo son inexplicables. Por eso la historia se cuenta a través de gestos y matices, la poética de lo cotidiano. La historia nunca se impone en el personaje o en el espectador y, como tal, el espectador encuentra la historia mediante los personajes mismos. Uno de los temas de la película es la alienación y la forma en que intentamos romper con ella. Lo vemos en los hijos. Estoy profundamente interesado en la necesidad humana de conectar y en la frustración que genera no poder articularla de manera satisfactoria. Creo que este es el tema central de mi trabajo. Mis películas actuales exploran este estado mental. Mis personajes son incapaces de conectar con el mundo que les rodea.

E

individuo se transforma en algo monstruoso. Me centré en despojar al filme de cualquier prejuicio para acercarme a la verdad humana. Los personajes no se perciben como buenos o malos, correctos o incorrectos, sino como seres humanos multifacéticos con miedos, necesidades, ansiedades, deseos y móviles propios.

En este sentido, es interesante el contraste entre el personaje del padre como figura de autoridad en la familia y la mujer, quien se va despegando del resto. Es verdad. Se desconecta cada vez más y más. Al final de la película encuentro su lucha completamente devastadora. Eso me lleva a pensar en la desesperación como otro de los temas centrales de la película. El filme tiene como objetivo indagar en el tormento interior cada vez más paralizante y la sensación de desesperación de los personajes, quienes progresivamente se van desquiciando por la desesperanza, la negación y la pérdida. Al ser un filme de corte psicológico y sostenido en las emociones, ¿cómo fue el trabajo actoral, en especial con los niños? Me interesan los momentos cinematográficos que no pueden ser digeridos; me gusta hurgar en los instintos, no en el intelecto. Me atraen las interpretaciones impulsivas y viscerales que rechazan lo rígido, lo estereotipado y los arquetipos. Los ensayos con mis actores están estructurados como un taller donde nos enfocamos en la creación y la visualización de historias personales y el subtexto de sus respectivos personajes. Mi tarea es proveer el ambiente apropiado para llevar a mis actores a la crudeza interior de sus personajes y crear intimidad con sentimientos tales como la vergüenza, los celos o la impotencia.

¿Cómo nace Medeas? Siempre me han interesado las historias de filicidios, en particular el proceso mediante el cual el

¿Por qué darle una atmósfera hermética al filme? Mis decisiones, como coescritor y director, parten de la necesidad de manifestar mis percepciones y emociones de la manera más honesta posible. El filme busca retratar los mundos internos de los personajes, sus pensamientos. No estoy interesado en dar respuestas, quiero que el espectador las encuentre por sí solo.

Como arquetipo de mujer independiente, Medea ha seducido a Eurípides, Pasolini y ahora a usted. ¿Cómo traer el personaje al siglo XXI? Lo que más me fascina es la catarsis que uno puede experimentar al observar la sensación de extrema desesperación que motiva las acciones de los personajes. La Medea de Eurípides ofrece exactamente esto y creo que es un personaje contemporáneo ya que brinda una poderosa reflexión de la experiencia humana. L

Catalina Sandino protagoniza Medeas

Andrea Pallaoro

“La Medea de Eurípides es un personaje contemporáneo” El resquebrajamiento de una familia rural, la frustración y la ansiedad son la materia con la cual el director italiano erige una poética de la incomunicación ENTREVISTA Carlos Jordán gonzalezjordan@gmail.com

n una familia rural todo parece ir sobre ruedas. En torno al padre y marido giran la esposa y los hijos. Lo que en principio parece una rutina más que asumida por todos, empieza a desmoronarse gracias a las pulsiones internas de cada uno de los integrantes. Inspirado en Eurípides, el realizador italiano Andrea Pallaoro filmó Medeas, que tras el éxito en los festivales de Venecia, Nashville y Palm Springs se estrena en México.

HOMBRE DE CELULOIDE ESPECIAL

¿Por qué mueren las luciérnagas? Fernando Zamora @fernandovzamora

S

uelo defender a menudo la noción de que el cine es arte visual. Hay películas que sin embargo trascienden incluso el ámbito de lo visual y se adentran en la poiesis, ese principio originador de la palabra “poesía”. La tumba de las luciérnagas es de esta clase de películas; es poiesis, para comenzar, porque ofrece voz a lo que de suyo no tiene voz: hay un muchacho de unos catorce años, descalzo y vestido de hilachos, que ha quedado muerto recostado contra la columna de una estación de trenes en Japón. La gente lo evade con asco. Adivinamos que huele mal. “Morí un 25 de noviembre de 1945”, dice la voz en off. Es la palabra que enuncia lo que sería imposible decir. Habla un huérfano de guerra que ha muerto en Tokio y frente al que todos pasan negándose a ver. La tumba de las luciérnagas es poiesis porque brilla en el Festival de Anime que tiene lugar en México. Habla desde aquel espacio diciendo verdades que aparecen como el claro en un bosque; son verdades que iluminan un trozo de vida en apariencia inútil. La niña que espera a su hermano al otro lado de la vida y sus afectos, el tiempo que vivieron juntos, queriéndose y jugando mientras Estados Unidos bombardeaba su país y su ciudad son verdaderos

aunque no sean reales. La tumba de las luciérnagas es animación, pero todo en ella es Verdad. La tumba de las luciérnagas es poiesis porque a pesar de lo escabroso del tema, a pesar de lo manido del asunto en torno a lo insensato de la guerra y de lo seco de la tristeza de una vida que parece haber pasado sin sentido, esta muerte ficticia nos hace vernos a nosotros mismos arrojados como estos huérfanos en una existencia en la que todo parece sin porqué. Sin embargo, como a estos huérfanos, la belleza nos salva. Ya lo decía Dostoievski: solo la belleza salva. En la estética de las secuencias, en el ritmo de la edición y en la construcción del carácter de este muchacho que roba comida durante cada bombardeo, aparece de pronto un “para qué”, un “viva la vida”. No importa que a veces se muestre tan llena de dolor. Hay arte, técnica, un dibujo impecable. Lo mejor de la animación japonesa se mezcla con lirismo soviético. El pasado y el futuro; los sueños, el agua, las tormentas y los bombardeos se mezclan en una fábula en que brilla todo lo humano: el amor fraterno, el sacrificio y el perenne deseo de vivir; el sensual sabor de los melones y un montón de luciérnagas que brillan un instante y luego no brillan más. La muerte de dos huérfanos es poiesis porque el sufrimiento de Japón en esa guerra no tiene sentido ni porqué. La muerte de dos inocentes no

Hotaru no haka (La tumba de las luciérnagas). Dirección: Isao Takahata. Guión: Isao Takahata basado en la novela de Akiyuki Nosaka. Fotografía: Nobuo Koyama. Con las voces de Tsutomu Tatsumi y Ayano Shiraishi. Japón, 1988. tiene sentido ni porqué. Y sin embargo en ello radica el poder de la narrativa cuando se vuelve poesía: cada secuencia tiene un porqué, una razón descriptiva. En la brillantez de la estética hay sentido en lo que realmente es caos. La vida de estos huérfanos de guerra asombra como estas luciérnagas cuya belleza consiste en lo efímero de una existencia que brilla. Y es poesía. Y luego se calla porque no existe más. L


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LABERINTO

escenarios ESPECIAL

Desde mi casa del árbol con un mezcal en la mano Joaquín García, cantautor mexicano de folk en inglés, se presentó con su banda The Local Universe el 22 de mayo en el foro Indie Rocks! VIBRACIONES Hugo Roca Joglar hrjoglar@gmail.com

E

n el camerino, Joaquín García brinca. Lo asustó un sonido violento que salió de la guitarra. Estalló una de las cuerdas, la más aguda. Joaquín hurga en su funda, saca otra, se sienta en el piso y comienza a cambiarla. No tiene mucho tiempo; en cinco minutos comienza el concierto. Su música nace de la confusión y del miedo, de un corazón que lucha todo el tiempo (un tiempo de ritmo frenético) por salir triunfante de la angustia y tanto misterio, por sobreponerse a su condición inconclusa (marca de identidad de su generación: los nacidos después de 1985) y ascender hacia la claridad donde (¿será verdad?) lo esperan el amor y la calma. II La zona norte de la colonia Roma es sucia y por momentos apesta, sobre todo ahora: un viernes por la noche (mayo 22) de caliente y lluviosa primavera. Los vapores de alcantarilla se mezclan con los de comida callejera; en los agujeros de la banqueta el lodo cubre latas y servilletas. Entre la hedionda fealdad hay, sin embargo, algo profundamente atractivo: abundancia de mezcalerías. Atraen con luces amarillas y blancas que rodean árboles para trazar entradas. Atraen por sus pisos de madera, candelabros y sillones negros. Atraen porque su distribución (calles de Mérida, Querétaro, Guanajuato, Puebla…) une metafóricamente a la República por medio de un alcohol que sabe a humo y nace de la tierra. Atraen también porque reúnen a los jóvenes defeños hipsters menores de treinta. Ya no viven con sus mamás pero tampoco con sus parejas sino con “rumaits”, y este tipo de palabras tomadas del inglés forman parte de su habla cotidiana. Por ejemplo, reunirse en una mezcalería para beber y hablar se dice “jangear”. III En una de sus canciones (“Particles”), Joaquín García ofrece una guía para acceder al infinito: todas mis respuestas están en mi universo local

(“All my answers inside/ My local universe”). Y eso, la intimidad como mapa definitivo para encontrar rumbo y sentido, es su declaración de principios. The Local Universe (2014) se llama tanto su banda como su primer álbum de estudio (editado por Pedro y el lobo, única disquera de la ciudad que produce folk en inglés creado por mexicanos). Siete piezas largas llenas de símbolos en torno a la misma pregunta: ¿ser joven en el siglo XXI es una experiencia única, jamás sentida en la historia del mundo, o la misma repetición idéntica y aburrida de hacerse viejo que ha condenado a todos los humanos desde el inicio de los tiempos? IV El Indie Rocks! es el foro de moda entre los hipsters de la Roma. Ocupa la sala y el comedor de una antigua casona en la calle Zacatecas. Caben más o menos 500 personas. Hoy está lleno. El escenario, al fondo, está construido sobre una tarima de madera donde alguna vez hubo un altar. Las paredes son vitrales que reproducen vírgenes y santos. El mezcal lo venden a 65 pesos: no está mal. En la barra, dos jóvenes mujeres jangean. “¡Joaquín es el José González mexicano!” “Tampoco te la mames”. V Joaquín sale al escenario con su guitarra bajo el brazo. No saluda. Se para frente al micrófono y canta. El público lo escucha en silencio. Su música no se baila. Debe escucharse con seriedad y de pie;

inmóvil, con un mezcal en la mano. Casi nadie tiene más de 30 y casi todos conocen las letras. Las murmuran sin llegar a cantarlas. Joaquín, de cierta manera, los representa: jóvenes hipsters retratados en su música (en inglés) sobre búsquedas místicas que se ven interrumpidas una y otra vez por las tragedias de una generación cuya alma carece de fuerza y se agota a sí misma ante la primera adversidad sin siquiera oponer resistencia. Las canciones centran su narración en el inconsciente colectivo; exploran conceptos (“nacemos bajo una forma que no controlamos”) e insinúan panoramas (“una línea que no divida, que permita habitarla de ambos lados”); a veces, incluso, se niegan a individualizar a los personajes (ese hombre confundido, que no encuentra señales ni salidas, puede ser cualquier cocainómano amante del yoga). Es música que nace de palabras, donde las imágenes resultan más importantes que cualquier estructura o melodía. La voz, por lo tanto, tiene una función pictórica. La de Joaquín tiene algo del azul cenizo de Neil Young y el rojo encendido de Robert Smith. Es una voz morada con gris que ahora, para cerrar, pinta la historia (“It’s Been Said”) de un hombre que siembra un rompecabezas en la cama de una mujer muy bella; luego sube hasta su pequeña casa del árbol y desde la limpia ventana observa cómo sus amigos están solos, tristes y encerrados. También, protegido en las alturas, ve a la mujer (desnuda en su jardín) y descubre que todas las cosas que solían gustarle de ella (por hermosas y puras) son falsas y ya no le interesan. L

DANZA ESPECIAL

La valiente Valentina Argelia Guerrero makarova81@yahoo.com.mx

E

n la semana del 16 al 24 de mayo se realizó el XXX Encuentro Metropolitano de Danza Contemporánea en Monterrey, donde se apreciaron múltiples propuestas coreográficas así como diversos estilos en los ejecutantes. El encuentro se inauguró con un homenaje a su fundadora, la bailarina Valentina Castro. Aprovecho para rendirle yo también un reconocimiento, ya que es una maestra entrañable y ejemplar. Valentina Castro es de una personalidad tenaz, contrastante con la estatura pequeña que la distingue. Durante el homenaje narró algunos de los contratiempos que enfrentó en 1985 para poder difundir y fortalecer la enseñanza de la danza contemporánea en Monterrey, pero también en el resto del país. Se trata de una luchadora siempre a contracorriente, casi en soledad; una mujer quijotesca convencida de que la odisea de la danza requiere siempre del mejor de sus empeños, por lo que nunca le parecerá una locura. Incansable, entra a los salones de clase siempre bien peinada, con su largo cabello recogido, se quita rigurosamente sus zapatos antes de entrar a un salón de danza y planta su mirada oscura y profunda para platicar, bailar o enseñar. Siempre generosa y paciente, enseña pasos, estructuras y coreografías.

Es una bailarina que perteneció a la corriente nacionalista, pues estaba convencida de la riqueza que la cultura mexicana podía aportar a la danza moderna. Se sentía identificada con la coreografía social y de protesta pero también fue fundamental su distanciamiento cuando vio agotada esta corriente y señaló la necesidad de buscar nuevos caminos. Fue una bailarina pionera en abordar el feminismo y llevarlo al escenario. Siempre ha encontrado un obstáculo en la falta de apoyos o subsidios y por ello es un ejemplo para no abandonar las creaciones y llenarlas de un espíritu rebelde, independiente. “Mujeres de danza combativa”, texto escrito por Margarita Tortejada, narra las giras que hizo por Europa y Asia, resaltando el abandono oficial, y declara: “Eso fue nuestro triunfo, un triunfo de la danza mexicana que en México no valoraron. Nosotros los bailarines somos los que siempre hemos hecho las cosas”. Su visión nacionalista de la danza trascendió el cliché y el folclorismo; se encargó de transmitir la profundidad subyacente en las propias raíces. Comenta: “De la gira regresé con una visón de mí misma con más valor. Me sentía una artista con un arte que tenía que sacar adelante. Me sentía orgullosas de mi raza, de ser indígena, de mis facciones e indudablemente eso se ve en las obras: en la manera de bailar, de enfocar el arte, en la manera de entender las cosas y valorarlas”.

La bailarina Valentina Castro

La maestra es ya una leyenda de la danza contemporánea mexicana, una leyenda viva a la que además de homenajear, hay que ver, escuchar y seguir. Hoy en día tiene mucho qué decir, qué reflexionar sobre la danza mexicana y sus posibles rutas: “Pienso que los bailarines tenemos que encontrar la contemporaneidad mexicana sin perder de vista nuestras raíces, y pienso que los bailarines deben estar más comprometidos con su arte”. Se trata de una disciplinada y obstinada militante que ha entregado lo mejor de sí misma a la danza mexicana y a la formación de bailarines orgullosos de ser lo que son. Aplaudo a la valiente Valentina y agradezco su sacrificio por dar vida al arte, por haber trabajado siempre por una danza “del pueblo y para el pueblo”. ¡Que tu baile viva para siempre! L


12 b sábado 30 de mayo de 2015

MILENIO

varia ESPECIAL

ESPECIAL

Raspberry Vanilla Cupcake

Mexplaining Lit mexicana

I Feel Nice, Like Sugar and Spice

ARCHIVO HACHE

CASTA DIVA

Heriberto Yépez hyepez.blogspot.com

H

emos entrado a una nueva etapa de la literatura mexicana: Mexplaining Lit. “Lit” es la abreviación anglosajona de “literature” y, en lingo neoliberal, es lo que queda de la literatura cuando se le reduce a pseudo–mercancía promocional. Esto ocurre cuando se pone a la “lit” al servicio de intereses político–mercantiles. Recientemente, sinembargo. mx documentó cómo el British Council —encargado de promover intereses culturales británicos en el extranjero— patrocina eventos culturales como el Hay Festival para usar a la literatura como lavado de imagen. Patrick Timmons, un ex funcionario, confirmó al medio el nudo entre eventos culturales e intereses económicos británicos en México. Y en YouTube hay un video de 2011 en que Chris Rawlings, entonces director del BC– México, habla abiertamente del vínculo entre promoción de literatura y negocios transnacionales. Este 2015 es el año de México en el Reino Unido y viceversa (British Council/ Conaculta) que incluye la promoción de escritor@s mexicanos utilizables (para estos fines ideológicos) mediante invitaciones, campaña mediática, libros (Mexico 20) y una serie de iniciativas para Mexplicarlos a sí mismos y al mundo. Una de esas iniciativas es Mexico City Lit, diseñada para co– optar “lit” mexicana emergente. Como es usual, escritores mexicanos, por descuido, intermediarios o promoción, aceptan ser link, traducción, publicidad. Promocionan

por redes y webs y “apoyan” proyectos o figuras para cooptarlas (se den cuenta o no). Su objetivo: re–formatear “lit” mexicana al servicio de intereses financiero–políticos. Como reacción a esta manipulación apareció en redes sociales el neologismo mexplaining, que designa el intento de agentes extranjeros de explicar (aun a los propios mexicanos) qué es o cómo debe ser la literatura mexicana. Su método: fingir ser “indie” políticamente correctos y whateva funcione para cada situación, autor, target group o fase. Sus ejes son contratistas; sus fondos institucionales, sus presas. La “lit” y su clave: esconder para quién y para qué trabajan. Están co–optando talento joven o usuales escritor@s cooperativ@s y, de paso, buscan devolver poder a los viejos círculos de Ciudad de México. (El Club Krauze es gran aliado.) Ya empaquetaron un pre– canon que poco tiene que ver con la calidad literaria y mucho con su conveniencia al Global–Mecsicou. Otras tácticas para darle forma a “lit” mexicana van desde atacar a escritores contrarios hasta Mexplicar a lectores en inglés qué “lit” deben leer los mexicanos y qué “lit” mexicana, los extranjeros. En algunos años, la historia de esta campaña para moldear la “lit” mexicana será contada por algún investigador y será grotesca: los contratistas y funcionarios mexicanos y británicos dejan ver que se están riendo de los escritores al mismo tiempo que los Mexplican. El Mexplaining ya quedó como la palabra del 2015 literario mexicano. L

Avelina Lésper www.avelinalesper.com

M

i vecino toca la guitarra y canta todos los días el repertorio popero de la radio o el karaoke, nada complicado o que le exija pensar. Es uno de los millones de ilusos que creen que algún día una disquera va a explotar su nulo talento. Su constancia es un falso esfuerzo porque no mejora, ya descubrió que “la emoción y el estilo” son un estado de confort que encubre el escaso dominio de la técnica. No se escucha, porque esto lo obligaría a asumir qué hace y cómo lo hace, a ejercer la autocrítica, él no quiere aprender a cantar, quiere que lo consideren cantante. Entre las mil teorías que la psicología produce para vender libros, terapias y sistemas de educación, en la década de los ochenta, un periodo especialmente decadente, inventaron el término “autoestima”, que se convirtió en una vacuna contra la autocrítica, el análisis personal y la visión de la realidad. La autoestima creció en una industria de speakers, libros, películas, sectas que engordaron al ego, un adicto a que le digan que todo lo que hace está bien, que es perfecto y que nunca se equivoca, el narcisismo se extrapoló y “quererse mucho” se considera un valor social. Maestros, padres, tertulianos del coaching empresarial insisten en que decirle a la gente “eres genial”, “eres maravilloso”, y ese tipo de ficciones que el ego exige, los potencializa para alcanzar el éxito. No importa que la mediocridad de mi vecino sea evidente, que sea desafinado y toque mal la guitarra porque su novia y su mamá le dicen que es “maravilloso”. La autoestima envuelve al autoengaño, esta sobrevaloración genera satisfacción y placer, parte de su éxito radica en que es un placebo contra el fantasma de la depresión. El boom del estilo VIP coincide con la propagación de la autoestima, la autoayuda y la industria del feel good, tenemos tanto miedo al dolor, al fracaso, a la soledad, que la posibilidad de hacer arte sin esfuerzo y de que el éxito esté garantizado se propagó como una nueva religión. Esta conducta de evasión social ha permeado en la creación y la educación artística, todo lo que hacen los artistas VIP es arte porque vivimos “un cambio de paradigmas

y de percepción” enfatizando que un “alto nivel de exigencia inhibe a la creatividad”. Es el paraíso recobrado acabar con la disciplina del arte y que el curador y el académico sean “líderes que aplican metodologías en procesos de formación” para determinar que un agujero en la pared es arte. La descomunal autoestima de Sarah Lucas al exponer unos huevos fritos en una mesa en la Royal Academy, o la manzana en un pedestal de Yoko Ono en el MoMA, es más grande que el museo, definitivamente las dos deben sentirse “geniales”. ¿Y cómo no iba a ser? No es una rareza el vecino cantador, se empecina en su guitarra y en su torpe interpretación pero si decidiera ser artista VIP lo tendría ganado. El regalo de la autoestima es no conocerse a sí mismo, invita a quedarse en la acolchonada versión que el ego nos da de nosotros. Considerar, comprar y hacer obras del estilo VIP es entrar en esta industria–secta, es pertenecer a un grupo de optimistas ganadores, sentirse exitosos, que habitan en un mundo perfecto y feliz en donde es posible que una hilera de clavos sea arte. La crítica es un inútil antagonista, es un anacronismo enfermo buscar en la obra un camino de conciencia, de investigación de la psique y aceptar que las expectativas nunca coinciden con la odiosa realidad. Los speakers que hacen millones de dólares con sus conferencias y libros están más presentes en la teoría del arte que Heidegger, Bourdieu y Derrida, las cédulas, los sistemas de montaje y de comisión de obras responden por completo al lenguaje y metodologías de esta doctrina del autoengaño. No seamos fatalistas, debemos seguir los dictados psicológicos para ganar autoestima, estar a tono y aplicarlos al momento de valorar las obras VIP, así no provocaremos frustración: no ser muy críticos y encontrar su lado positivo contribuye a crear un mundo en donde todo es fácil, dulce como un cupcake. La vida es corta, el arte efímero, la habitación repleta de mazorcas en la Bienal de Venecia se pudrirá con todo el dinero que costó, pero la meta es el feeling good, drogar al ego. L


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