Laberinto No.1042 (03/06/2023)

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San Francisco celebra la obra de Diego Rivera

Suplemento cultural de MILENIO LABERINTO
Guillermo G. Espinosa/ FOTOGRAFÍA: SFMOMA (EXTRACCIÓN DEL PANEL CENTRAL DE UNIDAD PANAMERICANA EN EL CITY COLLEGE OF SAN FRANCISCO) SÁBADO 3 DE JUNIO DE 2023 AÑO 19 - NÚMERO 1042 HOMBRE DE CELULOIDE FERNANDO ZAMORA
Blanchett: bestia y ángel Foto: Focus Features EL ATLAS DE PANDORA IRENE VALLEJO Ébano vivo Ilustración: Román
Cate

EN EL BANQUILLO

Capítulo 2

Una de las secciones más extensas del cuaderno de Marina tiene título: “¿No le da miedo perder lectores?”, y consiste en una serie de bosquejos poéticos antecedidos por un epígrafe en apariencia anónimo: “Los verdaderos poetas inventan definiciones autoritarias de la poesía que se asemejan misteriosamente a la que ellos escriben”. Anoto aquí el primer texto: (Díscoladandodeti/tefijasteen lasreverencias/decualquiermodo.)//Dimesi lodigocomodebo//Montera/Mollera//Grescasdiviso./Alsesgomedemoro.//Sucasodeortigaquetrasciende./Sumalmenorquecorusca./ Tantoazoguealsoslayo.//Moruna/Tontuna// Lacáscaraespiral/serecrea/porsilasdudas/ oblicuando/comosinada.//¿Dequétediohablaremosahora?

Al pie del poema se lee “ejercicio 1: Díaz Mirón, 1853-1928”. Son 30 páginas con múltiples tachaduras y notas. Por ejemplo: “Repite conmigo: no hacíamos otra cosa más que pastar. Repite conmigo: hemos madurado gracias a los pastizales”. Debajo de uno de los tachones se descifran algunas frases: “la están tirando a loca, que ya no la tiren a loca… por laderas desciende a tumbos como si cargara costales de piedras de río, grises y porosas… el nudo en la garganta desaparecerá conforme se amortigüe la causa”. Hay números, letras, dibujos de un mismo perfil, palabras que parecen acertijos o incluso amenazas: ¡Mucho cuidado con laplumaroja!¡Ojo con las alas del insecto! ¿Qué hago aquí? La pregunta es literal. Magdalena le comenta a Marina en una de las entrevistas de Lanovelainconclusa que nunca se casó “para no estar toda la vida eduque y eduque a un hombre”. Imagino el tono agudo y el dedo índice en el aire. Yo a diario me defiendo de la barbarie que voy cultivando a solas. Cuando cruje muy levemente la duela en el departamento donde vivo no es porque alguien se desplace, sino porque la madera vieja se acomoda o desacomoda. Los pasos afelpados de mis gatos son sonidos, luego sensaciones y, más tarde, formas convenientes de la nostalgia. Magdalena le dice a Marina que no olvide recordarle la historia del escritor desnudo y sus “dichosos” calcetines blancos. Sé que Marina se apellida Andere y, si entiendo bien sus burlas, odia el erotismo literario: las metáforas devotas del cuerpo ausente. Sé también que desconfía de las inteligencias que “carecen de espejo retrovisor”. Los domingos mi vecina miss Yulie lava sus ventanas con una escoba. Talla los vidrios sucios y su marido —que trabaja en la fiscalía— los pule con una telita de franela. Es “toalloso el olor del matrimonio,” según Martin Amis. Su personaje en La información llora en la noche y supongo que moja la almohada con sus lágrimas, pues así suele ocurrir por simple lógica. En lo que llamo “mi futuro” procuraré que sean buenas mis intenciones y borraré las tramas que se desvíen hacia la farsa y boten como basura la tragedia inicial que habría sido intensa. Aún no logro subir las escaleras sin bajarlas: siempre se distrae mi espíritu con su posible caída. Me preocupa quién soy cuando no pienso. _

HOMBRE DE CELULOIDE

Poder y vocación

Es necesario ver Tár(disponible en Claro) tomando en cuenta dos consideraciones. Primero: esta es una película de misterio. ¿Quién vigila a la conductora desde el inicio del filme? ¡Robot!, espeta Tár, a quien desprecia. Porque para ella, el mundo está hecho de sentimientos y poder. Un poder que utiliza para amedrentar o seducir. Desde este punto de vista hay que advertir que Todd Field, director de Tár, no ofrece una respuesta puntual. ¿Quién destruye a esta mujer? Podemos intuirlo, pero no lo sabemos. Hay cinco o seis personas que la odian mortalmente, incluida, claro, su mujer. En cambio, solo hay dos personas que la aman de modo incondicional, la hija de su esposa y un viejo que le advierte con la sabiduría de numen griego: ten cuidado Tár, vivimos en un mundo tan terrible en contra de los depredadores sexuales que me recuerda la época en que desnazificaron Alemania. Vamos, responde ella frívolamente, no vas a comparar un acto de seducción con ser nazi, ¿o sí? El hombre la mira con cariño y preocupación.

Todd Field es un guionista extraordinario. Su película Secretos íntimos (de la que hablamos aquí) produjo a una Madame Bovary del siglo XXI, una mujer dispuesta a tirar al mundo por la borda en honra

al amor, pero ¿es eso amor? Al inicio de Tár, la conductora explica que la Quinta sinfonía de Mahler es una oda al amor nuevo. ¿Qué piensa de esto la esposa de Tár? Es importante seguir al misterioso personaje que todo el tiempo está enviando textos e imágenes en esta película. Ahora bien, quien sea que está destruyendo a esta directora ¿lo consigue? El guion de Field resulta tan bien construido que tampoco esto queda del todo claro y, sin embargo, uno puede meditar la película durante mucho tiempo. Y disfrutar también de la actuación de Cate Blanchett. Hay quien dice que no hay aquí otra cosa interesante que su mirada sabihonda y coqueta; el movimiento de sus manos, la forma en que se mete un tranquilizante y sube al podio para acosar o despreciar.

La segunda consideración importante antes de ver (o volver a ver)

Tár es esta: ¿de qué está hablando el director? Puede que se piense que la respuesta es, como en el caso de la música, algo personal, algo que a cada uno nos apela en torno a este

tiempo en que se saldan cuentas de modo violento con quien, como Tár, usa su poder para encamar a las personas que desea. De la respuesta que demos a esta cuestión se desprende la interpretación de un final que ha roto la cabeza de más de un cinéfilo. En una secuencia se alude a Apocalipsis de Coppola: Tár pregunta en un río de las Filipinas si es posible nadar. No lo recomiendo, contesta el guía. Hay cocodrilos por aquí. Los cocodrilos sobreviven, murmura ella. Mi interpretación es esta: Tár tiene un don que ha transformado su vida en vocación. Buena o mala, hay en ella un llamado que va a levantarla ahí donde esté. Desde este punto de vista, el final es un acto de redención. Ella sobrevivirá y este tal vez sea el mensaje de Field porque quien tiene, como Lydia Tár, el don de la música va a hacer música, sea con Mahler o con la partitura de un videojuego. A pesar del odio justificado que Lydia Tár ha sembrado a lo largo de su vida, ella sobrevivirá pero no solo porque es como un cocodrilo (un ser primitivo y violento) sino sobre todo porque tiene el don de la música. Es aquí donde la protagonista resulta paradigma del ser humano: entre la bestia y el ángel ella está atrapada, como todos nosotros, en este mundo: entre la miseria y la vocación. _

-02- 3 DE JUNIO 2023 ANTESALA
FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA FOCUS FEATURES
La protagonista resulta paradigma del ser humano: entre la bestia y el ángel
Tár. Dirección: Todd Field. Estados Unidos, 2022.
TEDI LÓPEZ MILLS
En lo que llamo “mi futuro” procuraré que sean buenas mis intenciones

POESÍA

Despatriada

GIOCONDA BELLI

No tengo dónde vivir. Escogí las palabras. Allá quedan mis libros mi casa. El jardín, sus colibríes las palmeras enormes las apodadas Bismarck por su aspecto imponente. No tengo dónde vivir. Escogí las palabras. hablar por los que callan entender esas rabias que no tienen remedio. Se cerraron las puertas dejé los muebles blancos la terraza donde bailan volcanes a lo lejos el lago con su piel fosforescente la noche afuera y sus colorines trastocados me fui con las palabras bajo el brazo ellas son mi delito, mi pecado

ni Dios me haría tragármelas de nuevo. Allí quedan mis perros Macondo y Caramelo sus perfiles tan dulces su amor desde las patas hasta el pelo.

Mi cama con el mosquitero ese lugar donde cerrar los ojos e imaginar que el mundo cambia y obedece mis deseos. No fue así. No fue así. Mi futuro en la boca es lo que quiero decir, decir el corazón, vomitar el asco y la ranura. Queda mi ropa yerta en el ropero mis zapatos mis paisajes del día y de la noche el sofá donde escribo las ventanas.

Me fui con mis palabras a la calle las abrazo, las escojo soy libre aunque no tenga nada.

Publicamos este poema, que no se ha recogido en ningún libro, con motivo del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana que recibió la escritora nicaragüense, hoy en el exilio.

EX LIBRIS

ESCOLIOS

El poder del mito

ARMANDO

GONZÁLEZ TORRES @Sobreperdonar

El escritor estadunidense Joseph Campbell (1904-1987) fue un estudioso de las mitologías comparadas, un renegado de la academia y un difusor de extraordinario ingenio, erudición y elocuencia que, gracias a clásicos como Elhéroedelasmilcaras, alcanzó la celebridad de una figura pop. Campbell observa el mito como una forma de la imaginación al servicio del ser humano, un enlace del individuo y de la sociedad con el cosmos que cumple varias funciones: instrumento de saber, medio de cohesión social, ceremonia de adiestramiento vital o artefacto de exploración interior. Campbell asume que los mitos son inherentes a la condición humana, que responden a arquetipos hondamente instalados en la psique y que, en las más diversas y remotas culturas, pueden encontrarse analogías y relatos semejantes. De ahí ese retrato polifónico y entrañable del héroe, que busca encontrar, en las más distintas tradiciones, paralelismos en la naturaleza de este personaje, en las etapas de su aventura, en el tenor de sus hazañas y en su papel liberador, revelador y curativo. Con esta afirmación de las afinidades de la imaginación mítica, en un tiempo de monólogos etnocentristas, Campbell ofrecía un espacio de unión entre culturas e ideologías aparentemente impermeables.

El poder del mito (Capitán Swing, 2016) es la transcripción de un documental televisivo con el periodista Bill Moyers, rodado entre 1985 y 1986, en el que el legendario mitólogo abunda sobre el ayuno de mitos en la cultura actual y sobre la manera en que este instrumento puede ayudar a lidiar con algunos de sus malestares. Para Campbell, el mito cumple un papel crucial en la construcción de la civilización y en la época contemporánea, cuando tiende a encajonarse en el inconsciente, también puede auxiliar a nadar en esas aguas procelosas de la vida en las que muchos se hunden. Porque el mito no solo es el encantador atisbo de una edad infantil de lo humano, sino un poderoso instrumento para comprender. El mito reproduce experiencias, pruebas y dilemas que enfrenta cualquier individuo (el desamparo de la infancia, las encrucijadas de la juventud y la madurez, la inevitable decadencia y la inminencia de la finitud) y ofrece paradigmas y alternativas de conducta. Si bien el mito tiene similitudes hay también una evolución de sus formas y su función en diferentes circunstancias sociales, desde las hordas de recolectores y cazadores hasta las sociedades modernas pasando por las culturas agrícolas y las primeras grandes civilizaciones. Por eso, la necesidad de familiarizarse con este relato, con sus formas de interpretar la naturaleza y el cosmos y con sus portadores, que van desde el antiguo chamán hasta el artista contemporáneo. Con espontaneidad, sabiduría vital y humor, Campbell diserta sobre la omnipresencia del mito y el sustrato mitológico de la política y la cultura y nos recuerda que, aunque a veces parezca vacío y desértico, el mundo, como sugería un sabio presocrático, rebosa de dioses. _

-03- 3 DE JUNIO 2023
La danza del cuerpo cautivo/ EKO ANTESALA
Campbell lo ve como un enlace del individuo y la sociedad con el cosmos

En 1940, Diego Rivera píntó uno de los siete murales estadunidense. Hoy se exhibe en el Museum of Modern Diegomanía en San Francisco

GUILLERMO G. ESPINOSA/ SAN FRANCISCO FOTOGRAFÍA SFMOMA

sus 53 años, Diego Rivera pasaba por un tenso momento. Se había divorciado de Frida Kahlo, era sospechoso de haber participado en un atentado contra el líder revolucionario ruso León Trotsky y permanecía escondido en algún lugar de la Ciudad de México. Su vida, sin embargo, estaba a punto de dar un nuevo giro a principios de 1940, cuando logró escabullirse del país para viajar a San Francisco.

En el curso de unos meses, se reencontraría con sus amigos californianos y volvería a casarse con Frida. Pintaría un mural exento de polémicas políticas y lograría sintetizar en una pieza rectangular de casi siete

Ametros de altura y 22 y medio de base, con profunda visión de futuro y raigambre histórica, los elementos culturales de las civilizaciones indígenas mesoamericanas y la realidad industrial de América del Norte: La unión de la expresión artística del norteyelsurdeestecontinente, también llamado Unidad Panamericana.

Con honores, el San Francisco Museum of Modern Art (MoMA) montó la obra en su galería monumental en junio de 2021, en un esfuerzo combinado con el City College of San Francisco, propietario del más grande y último de siete murales que Rivera pintó en Estados Unidos. Hasta abril de este año, unas 200 mil personas habían acudido a observar esta obra, que antes de ser fijada en su sede temporal fue estudiada con tecnología vanguardista para prevenir daños durante el traslado y exposición que culminará en marzo de 2024.

El momento ha sido excepcional para mostrar el mural, un ensamble de diez paneles portátiles que su autor pintó ante el público en un evento llamado Art in Action, durante la Golden Gate International Exposition de 1940. El College lo desinstaló de su Teatro Diego Rivera porque tiene previsto construir un recinto exprofeso en su campus, situándolo a la vista pública desde la avenida Frida Kahlo. En el centro iconográfico de Unidad Panamericana hay una imagen parcial de Coatlicue, diosa de la Tierra, transformándose en máquina: una mano que en su contraparte es un rotor, sobre una base de piedra con motivos mexicas que deviene válvula de acero. Debajo de todo ello, una cabeza mitad

cráneo y rostro vivo en la otra fase, simbolizando el pasado y el futuro. En la parte superior, panorámicas a vuelo de pájaro de Tenochtitlan y San Francisco.

En este lienzo desapareció la exaltación del socialismo y sus ideólogos, un rasgo que caracterizó la obra de Rivera en su primera estancia en Estados Unidos, de 1930 a 1933. En su lugar introdujo los conceptos de unión y colaboración contra el totalitarismo, más cerca de la política de Buena Vecindad del presidente Franklin D. Roosevelt (1933-1945), sustitutiva del ominoso Destino Manifiesto estadunidense del siglo XIX.

La especulación en torno a la vida personal de Rivera reemplazó también a la controversia política. El muralista había llegado solo a San Francisco, divorciado de Frida el 6 de noviembre de 1939, tras un interludio amoroso de ella con León Trotsky, en Coyoacán. Es difícil eludir los detalles de la vida íntima de Rivera cuando él mismo dejó entreabierta la puerta de su alcoba. En su autobiografía, escrita en colaboración con Gladys March, una

-04- 3 DE JUNIO 2023 DE PORTADA
Es un ensamble de diez paneles portátiles que su autor pintó ante el público

Art Francisco

periodista que siguió su trayectoria desde 1944 hasta su muerte en 1957, Rivera confiesa haber sido blanco del interés de mujeres jóvenes, no solo de Frida, a quien le aventajaba 21 años.

En Unidad Panamericana retrata a cinco de ellas. Tres fueron pintoras que tuvieron al menos una relación de trabajo con él: Mona Hofmann, de 30 años; Emy Lou Packard, de 26; e Irene De Bohus, de 27. También aparece la modelo hidalguense Nieves Orozco y la esposa de la estrella de cine silente Charles Chaplin, la actriz Paulette Goddard, de 30 años, vistiendo una inusual falda corta para aquella época y tomándole cariñosamente la mano a Rivera. Cuestionado en aquellos días acerca de esta escena, su respuesta fue proverbial: “Representa un cercano panamericanismo”.

Sus contactos con artistas y coleccionistas angloamericanos comenzaron a establecerse en la década de 1920, en parte por intermediación del embajador Dwight Morrow, millonario financiero y socio de J. P. Morgan, que convenció al guanajuatense

de pintar en los muros del Palacio de Cortés en Cuernavaca y convirtió su casa en el estado de Morelos en un lugar de encuentro entre las élites mexicana y estadunidense.

Rivera llegó a San Francisco por invitación de Timothy Pflueger, un prestigiado arquitecto que fue a buscarlo a la Ciudad de México en 1926, cuando el muralista estaba emplazado en Palacio Nacional. Cuatro años después viajó al norte para dejar su impronta en un muro de la Bolsa de Valores del Pacífico, bajo el título AlegoríadeCalifornia; en la California School of Arts con Realización de un fresco mostrando la construcción de una ciudad; y en la mansión de una mecenas donde residió, pintando Florecimiento de almendros

El aprecio por la obra de Rivera en San Francisco excede cualquier límite. En 2018, Cultural Heritage Imaging (CHI), organización dedicada a documentar bienes culturales del mundo, hizo un estudio computarizado de Unidad Panamericana, mediante fotogrametría. Este registro electrónico permite observar cada pincelada, el relieve producido por el yeso y los pigmentos, imperceptibles a simple vista.

El fin último es garantizar a la gente el disfrute del arte universal, por lo que vía internet (standford.exhibits. edu/rivera), es posible enterarse de cómo Rivera pintó sobre el yeso húmedo, día a día, lo que en la técnica del fresco se conoce como giornatta

Para el registro fotogramétrico, CHI envió un equipo técnico al College antes de que el mural fuera enviado al MoMA para su exposición. El resultado: la creación de un “ortomosaico” constituido por 8 mil 100 millones de puntos de color y un “modelo de elevación digital” de sus 150 metros cuadrados de superficie. Esta megaimagen

en relieve ha servido para detectar acumulaciones de polvo y cuarteaduras sobre el yeso, facilitando la rehabilitación.

“Para nosotros fue una alegría pasar tanto tiempo con la obra de Diego Rivera. No mucha gente puede estar tan cerca de un mural como este y disfrutamos verlo y apreciar su técnica magistral”, afirma Carla Schroer, directora de CHI.

No es esta la primera obra de Rivera transportada de un sitio a otro. En 1986, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central fue llevada a un museo propio, un año después de que el edificio donde se exhibía colapsó a causa de un terremoto.

La diferencia es que Unidad Panamericana fue pensada como una obra transportable. En el plan original se previó fijarla en la biblioteca del College, pero esto no sucedió por restricciones presupuestales derivadas de la Segunda Guerra Mundial. Entonces debió almacenarse 21 años hasta que fue instalada en el Teatro Diego Rivera, de donde fue extraída en 2021 para la exposición en el MoMA, con apoyo técnico de ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México. Infortunadamente, por un tiempo volverá a guardarse, puesto que el nuevo edificio en el campus universitario no está aún listo.

Las obras de Rivera en esta urbe —“Ciudad del Mundo”, la bautizó Frida— son una suerte de objeto de culto, a pesar de algunos inconvenientes. Realizando un fresco estará lejos del acceso público temporalmente, porque el San Francisco Art Institute, que hasta 1961 tuvo el nombre de California School of Fine Arts, cerró sus puertas en julio de 2020. En compensación, esta pintura fue registrada por CHI en fotogrametría y estará próximamente visible en internet. Acceder

a las otras dos piezas riverianas es también complicado: Florecimiento de almendros está en un dormitorio femenino de la Universidad de California en la vecina localidad de Berkeley y AlegoríadeCalifornia se ubica en un club privado.

No obstante, la estrella de Rivera sigue brillando. Un grupo de amigos californianos de Unidad Panamericana patrocina sus cuidados, y lo más notable es que tiene un protector de oficio. Will Maynez, mexicanoamericano de tercera generación, con formación en artes plásticas, le dedica devotamente cinco días a la semana desde 1996. A sus 76 años, acompaña entusiastamente los cuidados de la obra, reúne documentación y testimonios, dicta conferencias, administra un sitio web y guía visitas contando historias y manteniendo vivo este legado.

Es “el lado izquierdo” del mural, las imágenes sobre el arte, la ciencia y la creación material indígena, lo que principalmente inspiró a Maynez para divulgar el mensaje cultural de Rivera. “Es un regalo que el cosmos me envió”, dice el también autor de dos obras teatrales: Entrevista a Frida Kahlo y Rapsodia en Azul. An American in Mexico; esta última versa sobre la amistad de Diego y Frida con el músico George Gershwin, a quien conocieron en la casa del embajador Morrow.

La herencia de Rivera, que fue un políglota, es transfronteriza. En 1934, una veintena de artistas que tuvo contacto con él en su primera visita llenó de murales la Coit Tower, en el área céntrica sanfranciscana. Su labor fue resultado de la gestión de un discípulo del guanajuatense, George Biddle, que logró convencer a Roosevelt de adoptar una política similar a la diseñada por José Vasconcelos en 1922, siendo secretario de Educación del presidente Álvaro Obregón, orientada a financiar murales que retrataran la cultura americana.

La consecuencia de todo eso es que la urbe entera está hoy cubierta de murales. Una artista de origen anglo que adoptó el muralismo y el arte chicano, Susan Kelk, es reconocida como “una leyenda” en este campo. Aun siendo una mujer mayor, sube a los andamios, pinta, aconseja y organiza. En el barrio Misión, origen del pueblo novohispano de San Francisco en el siglo XVIII, abunda el arte público. “Son como flores”, describe Maynez.

Refugio de Rivera en 1940, San Francisco ha hecho del pintor uno de los suyos y vive en perenne diegomanía. El MoMA exhibió el año pasado 150 de sus obras, confirmando también la fascinación del muralista por la civilización americana. La puesta en escena de una ópera en español, ElúltimosueñodeFridayDiego, de Gabriela Lena Frank con libreto de Nilo Cruz, ha consagrado aún más este auge riveriano.

Después del primer atentado contra Trotsky en 1939, el pintor fue equivocadamente señalado como responsable del ataque a su casa en Coyoacán, por lo que optó por el autoexilio, según su relato autobiográfico. “Sigilosamente me alejé de México y me fui a San Francisco”. Ocho décadas después aún sigue aquí. _

-05- 3 DE JUNIO 2023 DE PORTADA
La unión de la expresión artística del norte y el sur en este continente, también conocido como Unidad Panamericana
murales de su ciclo Modern

Ébano vivo

El pasado europeo que alentó el esclavismo revive ahora frente a las oleadas de inmigrantes y exiliados

Deseamos —cómo deseamos— pertenecer, ser aceptados. Queremos que nos acojan, pero, en cuanto nos sentimos integrados, empezamos a excluir a otros. La argamasa de las alianzas es, demasiadas veces, la enemistad compartida. Las identidades nacen con una opinión muy favorable de sí mismas, pero crecen con una mirada hostil hacia los diferentes. Tú conociste muy temprano ese desprecio: en el patio de niños como en el redil de adultos, marginar al frágil refuerza la solidez del clan.

Nuestra historia refleja esta paradoja del humanitarismo selectivo: colaboración dentro de la tribu, salvajismo fuera. En su trilogía El mar, Pío Baroja retrató una de sus formas extremas: la trata. Recurrió a recuerdos familiares, ciertas dosis de ficción y abundantes documentos verídicos. Escogió el género en apariencia ligero de la novela de aventuras para mirar allí donde la literatura no quería asomarse, constatando lo rentable que fue para Europa deshumanizar a millones de africanos raptados para el tráfico. Las inquietudes de Shanti Andía nos lleva a bordo de El Dragón, barco negrero —así lo llaman ellos mismos, sin tapujos— propiedad de una sociedad francoholandesa, al mando de un vasco llamado Zaldumbide. “En el fondo, el capitán era más avaro que cruel. Su única preocupación era reunir dinero”. Repetía su frase favorita: más allá de la línea, todos son enemigos. Compraba hombres y mujeres a cambio de fusiles, pólvora, aguardiente y baratijas. A bordo, los nombraba como mercancía inanimada. Bultos de ébano. Fardos. Surtido. Género. Al llegar a destino, más de la mitad

había servido de pasto a los tiburones. Aun así, el negocio era rentable. Ante todo —solía decir Zaldumbide—, seriedad comercial. La indagación sobre esta barbarie continúa en otra novela, protagonizada por el capitán Chimista y el joven Embid, semblanza de Los pilotos de altura y sus bajezas. En la misma época que describe Baroja, narró su vida Juan Francisco Manzano, cubano nacido en la esclavitud durante el periodo colonial. Se atrevió a firmar como poeta en una sociedad que le prohibía no solo publicar sino incluso leer y escribir. “El esclavo es

un ser muerto”, clamó Manzano. Su Autobiografía es el primer testimonio en español de esta muerte en vida, redactado a petición de un grupo de ilustrados que en 1836 organizó una colecta para comprar su libertad. Según el historiador Hugh Thomas en su Historiadeltráficodesereshumanosde1440a1870, el movimiento abolicionista decimonónico centró su denuncia en la atrocidad de las rutas comerciales. Nadie podía defender las expediciones que viajaban a África con la misión de secuestrar a gentes libres, matar a gran parte en el proceso y vender a las supervivientes. El hacinamiento despiadado de los pasajes se usó para sacudir conciencias. En opinión de Thomas, la esclavitud se abolió gracias al empeño de individuos concretos, como Montesquieu

o el turolense Isidoro Antillón, asesinado quizá por manifestarse contra los traficantes. El sistema esclavista nutrió las entrañas mismas de una sociedad que se jactaba de ser la flor y nata civilizada, pero ejercía su humanismo con ciertas personas más que con otras. Y esa mentalidad no murió con la prohibición.

Ahora, cuando oleadas de exiliados y migrantes llaman a las puertas, olvidamos convenientemente aquel pasado de explotación. Los mares que nos bañan vuelven a teñirse de trata y muerte. En Apuntes paraunnaufragio, el italiano Davide Enia desvela el Mediterráneo que no queremos mirar. Lo que todos saben y fingen no saber. Los reglamentos que obstaculizan rescates. La externalización de la brutalidad fronteriza en manos de autocracias sobornadas. “Cuando sucede una gran catástrofe, la costa se ve invadida de féretros y televisiones. Después, todo prosigue como de costumbre. Naufragios de lanchas atestadas y desatendidas. En Lampedusa, las manos callosas de los pescadores, los relatos de cadáveres encontrados sistemáticamente al izar las redes”. Hoy como ayer, humanitarismo selectivo. La palabra “humano” proviene del latín humus —tierra—, raíz de “humildad”. Sin embargo, siempre negamos nuestro territorio y deshumanizamos precisamente a los más humildes. _

© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, S. L. © Irene Vallejo.

Y, además, en nuestra edición digital: Gerardo Herrera Corral: Materia y Energía oscuras • José Juan de Ávila: Entrevista con Lawrence Brownlee • Ivett Peña Azcona: Cine en Los Cabos • Armando Alanís Pulido: Te escucho en algunas de mis palabras • Ricardo Venegas: Entrevista inédita con Ricardo Garibay • Patricia Gutiérrez-Otero: La poética de un maestro • Alma Gelover: ¿Quién es Elizabeth Finch?

• Ángel Soto: Entrevista con Dahlia de la Cerda • Carlos Prospero: Leer es reescribir • Fernando Solana Olivares: El camino del bosque

• Mauricio Montiel Figueiras: Los animales • Carlos Rubio Rosell: Entrevista con Hernán Díaz

-06- 3 DE JUNIO 2023 LITERATURA
IRENE VALLEJO ILUSTRACIÓN ROMÁN EL ATLAS DE PANDORA
Nadie podía defender las queexpediciones viajaban a África para secuestrar a gentes libres

Ojo de gato

NARRATIVA, ENSAYO

Lo que no tiene nombre

Cartas

Una de las novelas que mejor definen a la escritora canadiense. A través de su protagonista, una pintora con aura de intransigente, nos asomamos a la vida cultural de Toronto en un arco que va de las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial a la década de 1980. La historia avanza al ritmo de la memoria y el rencuentro con viejas amistades.

La llave de la inmortalidad

Piedad Bonnett

Alfaguara México, 2023 130 páginas

¿La literatura puede cerrar las heridas provocadas por el suicidio de un hijo?

Si algo puede hacer, es transformar el duelo individual en una experiencia colectiva sobre el sentido y la fragilidad de la vida. Esta es la sensación que deja este testimonio en el que conviven la extrañeza ante lo innombrable y la inteligencia para hacer preguntas.

La maldición de Tutankamón

La obra del autor de MataderoCinco se aprecia de otra manera una vez que se leen estas cartas dirigidas a familiares, amigos, editores, académicos, críticos y aun detractores. Son no solo un vasto mural que se extiende desde la década de 1940 hasta principios del siglo XXI sino un pasaje a las mieles y penalidades de la creación literaria.

La atracción de la vida

Misoginia superdotada

Ariel México, 2023 352 páginas

La tesis de este ensayo no puede ser más provocativa: en sus primeros tiempos, el cristianismo adoptó las prácticas rituales de los griegos, que asociaban el consumo de ciertas drogas con el conocimiento de una elevada realidad espiritual. El divorcio posterior con esas prácticas marcaría el predominio de la burocracia eclesiástica.

Varias han sido las causas por las que un faraón menor —por edad y por no haber realizado grandes obras— ha alcanzado tanta fama. La principal es que su tumba, descubierta hace cien años, ha sido la más completa que se ha encontrado en tiempos recientes; otra causa es que el hallazgo tuvo una gran cobertura periodística.

Erich Fromm  Paidós México, 2023 98 páginas

En estos días en que hay tantas “ofertas de vivencias”, como las llama Rainer Funk en la introducción, es inevitable que el lector confunda las joyas con la paja. Lo cierto es que los aforismos y opiniones del autor de El arte deamartienen un contenido más valioso. Funk explica que la filosofía de Fromm se fundamenta en la “biofilia”.

Egocéntrico, misógino, cínico, altamente capacitado para el insulto, paranoico, sociópata, aunque buen marido y padre de familia: así es el narrador —se llama Leovigildo— cuya voz resuena, como una sirena a mitad de la noche, en ElvirusdeloestedelNilo(An Alfa Beta), la novela más reciente de Hugo Valdés. Una obsesión ocupa a ese narrador con la mente en llamas: infligir el mayor daño posible a Susanna —“la hija o hermana o novia de alguien, pero también mi bestia negra, una mancha, una erupción que debe cesar”—, una de sus antiguas empleadas, y de la cual solo sabemos que aspira a un inmerecido reconocimiento artístico y a un cargo en la burocracia cultural. De lo demás —su estudiada soberbia, sus ataques de veleidad, su belleza— hay que desconfiar pues llega hasta nosotros infectado por la perspectiva del narrador. Estamos así frente a una novela que solo quiere la imaginería de las grandes construcciones verbales. Y vaya que lo consigue. El virus del oeste del Nilo consigna unos cuantos hechos. Su poder de atracción se encuentra sobre todo en la puesta en escena de un tono que solo aparece en el horizonte de los buenos estilistas: una mezcla de refinamiento expresivo y superioridad moral, estandartes con los que Leovigildo inflama y manifiesta su odio, del que, por cierto, ignoramos sus orígenes. No se trata entonces de explicar el desarrollo de una pulsión semejante a un trance hipnótico sino de ganarse la simpatía de un hipotético lector también proclive a menospreciar a las mujeres y, en contraste, agrandar sus presuntas virtudes. Con lo que Hugo Valdés ha dado, no sin antes emprender un arduo trabajo de escritura, es con un monstruo intelectualmente superdotado. ¿Pero acaso el odio no ha alcanzado en muchas ocasiones un alto nivel de sofisticación?

Para probable menoscabo de muchos, El virus del oeste del Nilo pertenece al universo de la novela y no a la provincia inane de las diatribas sociológicas. Su protagonista es un maestro de la manipulación y la perversidad y por eso deberíamos identificarlo con la estirpe de los hombres del subsuelo, no siempre acostumbrados a guardar silencio. Si su voz atrae tempestades y demonios se debe a que su naturaleza es empecinadamente literaria. _

-07- 3 DE JUNIO 2023
A FUEGO LENTO
El virus del oeste del Nilo México, 2022 Kurt Vonnegut Ediciones B México, 2023 528 páginas Margaret Atwood Salamandra España, 2023 510 páginas
www.librotea.com El placer de leer
Brian C. Muraresku Crítica México, 2023 519 páginas

DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S.

EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO

EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO

TOSCANADAS

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DAVID TOSCANA

En cierta obra titulada El escándalo de Grecia contralassantasimágenes, atribuida a Calderón de la Barca, uno de los personajes dice: “Antes que llegue el sereno, es importante que un cordial se recete, que como dice Avicena, Marcial, Tito Livio, Averroes, Virgilio, Horacio y Licurgo…”, y entonces viene una frase en latín.

Don Quijote dice en cierto pasaje: “Y así lo ha de hacer y hace el que quiere alcanzar nombre de prudente y sufrido, imitando a Ulises, en cuya persona y trabajos nos pinta Homero un retrato vivo de prudencia y de sufrimiento; como también nos mostró Virgilio, en persona de Eneas…”.

En unos versos de Lope de Vega, dialogan Apolo y Caronte. Mencionan a Sófocles, al “divino Homero”, se dice que Virgilio está en el infierno porque “infamó la castidad de Dido”, que “de Ovidio soy amigo”, y hay espacio para

CALDERÓN DE LA BARCA

hablar de poetas como Anacreonte, Persio y Juvenal, entre otros.

En nuestros clásicos hallamos numerosas referencias a los clásicos grecolatinos.

En la literatura rusa ocurre que los autores tratan a sus contemporáneos o a muertos recientes como referencias clásicas, siempre suponiendo que el lector los ha leído. Para mostrar la ignorancia de una mujer, Chéjov la hace mencionar la novela Oblómovadjudicándosela a Turguéniev.

En una escena de viaje en ferrocarril, un joven besa a cierta chica, y dice: “No la beso a usted, encanto, sino al sufrimiento humano. ¿Recuerda a Raskólnikov?”.

Para cualquier lector era clara la alusión a la famosa escena de Crimenycastigo

Otro de sus personajes dice: “Esta noche, por ejemplo, me consolaba todo el tiempo al pensar: ¡Ah, qué razón tiene Tolstói, qué cruel razón! Y eso me aliviaba. ¡De veras, hermano, un gran escritor!”. Dostoyevski, en Los demonios: “¡Oh, no ocurre así con Pushkin, con Gogol, con Molière, con Voltaire, con esos creadores

BICHOS Y PARIENTES

que realmente tienen algo nuevo que decir!”, y Pásternak en DoctorZhivago: “Se respira una atmósfera a lo Pugachov, tal como la interpretó Pushkin, o algo parecido al Asia de las descripciones de Aksákov”. En Vidaydestino, hay una discusión sobre literatura en la que alguien demerita a Chéjov, y: “No se atreva a decir nada contra Chéjov —dijo María Ivánovna—. Lo amo por encima de todos los escritores”. Así es con los demás autores. Resulta difícil hallar una novela rusa que no hable de otros autores rusos. En cada una de estas referencias, el traductor o editor suele agregar alguna nota. Hoy día es más común que la literatura acuda al cine y no a la propia literatura. Acabo de leer esta frase en una novela: “Tal vez con un tiro en la cabeza si la película es de Spike Lee o de los hermanos Coen o de Tarantino o de Guy Ritchie. O de tantos si nos ponemos a pensar”. Y no supe qué pensar. Es aquí donde yo necesito una nota al pie. _

Emulsiones de Vasconcelos

Doy de pronto, por accidente, con la recopilación de cinco programas televisivos de unas “Charlas mexicanas con José Vasconcelos”, y se me reúnen y revuelven en la cabeza un montón de cosas. Es Vasconcelos y no podría sino resultar complicado.

Los programas fueron transmitidos en 1957. No existían cintas de grabación: alguien grabó la pantalla de la tele con una cámara de cine, y los programas se conservan por chiripa. Ya habíamos visto fragmentos en el magnífico documental de Clío, y, constato después, en otros canales de YouTube. Pero nunca juntos, como en esta recopilación de un canal desopilante: “Cristo Rey DDFC”, ni más ni menos, y no hay sino gratitud por haber reunido el material. La derecha más tendida, ultramontana, reclama a Vasconcelos en su ancestralidad. Es cosa errática, postiza y, sin embargo... algo hay, sobre todo al final de su vida. Mucho antes, el todavía joven Vasconcelos alimentó la vena que derivaría en una feroz izquierda sudamericana: el partido APRA, peruano, iniciado por Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui (que después se separaría para fundar el Partido Socialista, cuyos meandros darían en Sendero Luminoso), fue en origen una bandera vasconcelista. Abuelo de derechas, bisabuelo de izquierdas revolucionarias. En medio, el creador de la más ambiciosa apuesta de educación, conocimiento y cultura que se haya conocido en América: la UNAM (Vasconcelos propuso la emulsión absurda de una universidad de élite y de masas, y lo logró), la SEP, las bibliotecas.

Para acercarse al completo entuerto que fue Vasconcelos, abundan los documentos e intentos de exégesis. Recomiendo los de Enrique Krauze: CaudillosculturalesdelaRevolución mexicana; más a fondo, el capítulo de Redentores, y las páginas que le dedica en su mejor libro: Spinozaen elParqueMéxico. Y una muy buena conferencia de José Joaquín Blanco, Vasconcelos, el mito revisado. Y si sigo con las recomendaciones, se me acaba el espacio... Son muchas, y ninguna definitiva, porque su objeto de estudio, Vasconcelos, es una

completa maraña. No sabemos qué hacer con él. Ni leerlo, por miedo, ni olvidarlo, también por miedo. Habrá que atreverse a publicar unas Obras Completas(completas), sin arredros: dijo lo que dijo y no se puede digerir todo aquello en un mismo quimo. Quien vaya por banderas, acabará en la jarciería. Él siempre se creyó plotiniano. Pero los discípulos de Plotino siguen un ascenso de claridad creciente hasta la evidencia del Uno. Vasconcelos es un popurrí profético, un río revuelto que ni tiempo tuvo para construirse un estilo literario —y quiero decir que tal vez ésta fuera su mayor virtud literaria, como dice Blanco—. Continúo: en otros, clarísimamente en Alfonso Reyes, hay una malicia literaria que deslumbra desde dos focos: el estilo y la estrategia (excepto en su libro de estrategias literarias: El deslinde).

En cambio, Vasconcelos está clavado por el pacto del filósofo y se mete a decir la verdad, aunque sea ficticia o reconstruida en una memoria minuciosa y quisquillosa, que vuelve poco soportable hasta el modo del amor a su madre. El más ferviente deseo ascético persigue al escritor goloso y lujurioso. Otra emulsión imposible. Vasconcelos percibe juntos su apoteosis y su ocaso. Wagneriano y cristiano (como dijo también Blanco), la imposibilidad del Uno lo acosó toda su vida y, desde su obra, nos acosa a quienes osemos leerlo, y sobre todo en aquellas páginas de su vejez: En el ocasodemividay el póstumo Laflama Los programas de la televisión (1957), salvados por azar, se transmitieron en vivo, y se nota todavía la novedad del medio, sin los cotos formales a que estamos acostumbrados. La publicidad de Casa Madero denota la viva relación, todavía, de Vasconcelos con Madero y todo el maderismo democratizador. Los invitados son Alfonso Junco, un católico hispanófilo, serio y aburrido; el simpático y pícaro Andrés Henestrosa, en el primer programa, y sustituido en los siguientes por Jorge Carrión, un marxista serio y necio, que suele incurrir en el muy común y marxista error de juzgar moralmente la historia y, peor, partiendo desde el veredicto (“el único virrey bueno es el virrey muerto”).

Lo habían advertido varios. Se lo escuché a Octavio Paz y al mismo Andrés Henestrosa, lo escribió Enrique Krauze, pero simplemente no lograba figurármelo. Y es que es otra emulsión: el señor amargado y soberbio, el rabioso Vasconcelos, era una gran conversador _

3 DE JUNIO 2023
LABERINTO
ARTE Y DISEÑO: JOSÉ LUIS MEDINA G. JULIO HUBARD FOTOGRAFÍA ARCHIVO CASASOLA
Es un popurrí, un río revuelto que ni tiempo tuvo para construirse un estilo literario
Notas clásicas y contemporáneas

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