Laberinto No.841 (27/07/19)

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Suplemento cultural de MILENIO

LABERINTO ENSAYO

RESCATE

GUADALUPE ALONSO CORATELLA

LUIS CARDOZA Y ARAGÓN

Primo Levi, centenario de un sobreviviente

Conversación con Pellicer, Paz y Gamboa

Foto: La Stampa

Fotografía: Archivo digital Silvestre Revueltas

SÁBADO 27 DE JULIO DE 2019 AÑO 16 - NÚMERO 841

Gloria Gervitz: el poema de una vida Diego José/ FOTOGRAFÍA: ARCHIVO DE GLORIA GERVITZ


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ANTESALA

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CASTA DIVA

La utopía, esa pesadilla AVELINA LÉSPER www.avelinalesper.com

FOTOGRAFÍA THE NORTHERN RENAISSANCE

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l conocimiento en gran parte se construye con hábitos, con repeticiones que adocenan el pensamiento en una comodidad que no cuestiona, “demuestran su sabiduría memorizando”, dice Rafael el marinero narrador de la Utopía de Thomas Moro. El ideal de una realidad inexistente es una obsesión científica, detonador del progreso, es el destino de su trayecto. El ideal utópico es la proyección de una ideología, desde las primeras utopías, como la Biblia y el Paraíso o La República de Platón, llevan hasta el límite los preceptos de un sistema. La adaptación del conocimiento deformó el concepto “utópico” en adjetivo y axioma, lo utópico es perfecto y no es así, perseguir una utopía provoca la deshumanización, es una aberración de la justicia. En la Utopía de Moro, las ilustraciones son grabados de Hans Holbein, el mapa de esta isla ficticia es una copia de Inglaterra, con las anotaciones irreales de Moro. Los habitantes visten como ingleses del Renacimiento, para darle más veracidad, es un libro de viajes en el auge de los descubrimientos geográficos. Moro usa un recurso formidable, los narradores de viajes eran grandes mentirosos, lo podemos ver con los libros sobre la Nueva España, que ahora el patriotismo acusa de denigrantes, era parte de la tradición, mentir para vender, como sigue sucediendo, para eso es el arte, para eso son los libros, para inventar una realidad. La Utopía es un compendio de abusos y violaciones de los derechos humanos, un libro catalogado como ejemplo del Humanismo propone, justamente la deshumanización para alcanzar la felicidad. No es una ironía, como se acostumbra a leer, es una advertencia que se ha cumplido, todas las dictaduras han tenido pretensiones utópicas, el racismo eugenésico nazi, el comunismo, las aspiraciones maoístas, están prefiguradas en la novela. En el primer libro la discusión sobre el mejor castigo para combatir el robo, las propuestas violentas y las “benévolas” son igual de brutales, no hay salida, los seres humanos carecemos de vocación para la justicia, y la confundimos con venganza. Los grabados de Holbein de precioso dibujo, le dan credibilidad a la narración, si está dibujado el mapa, entonces existe, la complicidad del artista aportó ciencia a la mentira, el mapa hace tangible la propuesta de Moro. Los habitantes de la isla son felices y no hay problemas porque no existe la propiedad privada, todo, incluso las mujeres son de “uso” colectivo, las emociones no son un objetivo ni un obstáculo, simplemente no se plantean como parte de la existencia. El siglo XX puso en práctica muchas de esas ideas y de otras utopías y en todas, el ideal destruyó a los individuos.

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Grabado de Holbein, fragmento.

Leto, un verano de amor y rock. Dirección, Kirill Serebrennikov. Rusia, 2018.

HOMBRE DE CELULOIDE

Género y rock and roll

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FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA VLADISLAV OPELYANTS

iempre resulta difícil hablar de género en dramaturgia y, por extensión, en la dramaturgia fílmica, es decir, en el guión. Leto, un verano de amor y rock es una película de género, no solo porque corresponde con una pieza clásica sino porque cumple con una serie de tópicos propios de eso que llamamos hoy “cine de rock and roll”. Hay amor, fiestas orgiásticas, droga y, claro, rock. Esta obra rusa ganó el número nueve en el prestigiado Top 10 de las mejores películas de 2018 que anuncia cada año la revista Cahiers du Cinéma. Y es una pieza porque la lucha cósmica entre el bien y el mal no tiene lugar tanto en el exterior como en el interior del protagonista. Víctor Tsoy es un muchacho de origen coreano que vive a tope la contracultura en la ciudad de Leningrado. Estamos a principios de los años de 1980 y Víctor se siente un Mayakovski que elogia en sus poemas el alcohol, el sexo libre y la mariguana. Su torbellino interior comienza cuando, fiel a su destino de poeta maldito, se enamora de la mujer de su mentor y amigo Mayk, una suerte de Mick Jagger soviético que consigue discos de Dylan y Velvet Underground en el mercado negro de la ciudad. Víctor es un personaje real que vivió su juventud en tiempos de

Brézhnev, cuando el sistema, ya cansado, permitió a la juventud consumir esta música siempre y cuando cumplieran, roqueros y fanáticos, dos condiciones: los roqueros no debían cantar nada contestatario; los fanáticos debían escuchar siempre sentados y calladitos. Como si estuviesen frente a un pianista que interpreta un concierto de Shostakóvich. El asunto cobra un giro cómico si se compara con la euforia desbordada de festivales como Woodstock o el Lollapalooza. Aun así vale la pena dejar atrás los prejuicios, todo lo que sepamos de rock y aprender que esta música tiene en Rusia su propia historia; que enmascarando sus letras los soviéticos produjeron grupos tan notables como Kinó, Piknik y DDT (que sigue vivo y con buena salud). Decía que Leto, un verano de amor y rock cumple además, con los tópicos del cine de “género rock”. Hay momentos musicales en que el triángulo amoroso entre Mayk, Víctor y Tania se ve interrumpido

La lucha entre el bien y el mal tiene lugar en el exterior y en el interior del protagonista

por una estética que parece sacada de MTV. La cosa resulta chocante, pero cuando uno se acostumbra, puede disfrutar sin duda de esta que pareciera una típica película de rock hollywoodense pero ambientada en los últimos años del imperio soviético. Porque la ciudad avejentada y los obreros cansados ya de tanta lucha de clase contrasta bien con la vida de Víctor y sus amigos, estos hombres y mujeres que quieren una revolución dentro de la revolución, ir con todo contra el sistema. Una vez tragada la estética MTV se verá que lo más atractivo de Leto es la imagen. Porque a pesar de sus influencias, el videoclip ruso tiene también su propia historia y sus propios contrastes. La influencia del cine soviético, por ejemplo. En el enfrentamiento de Víctor contra el sistema encontrará que el Vietnam de todos estos jóvenes no es ni un país ni Brézhnev ni el politburó. El Vietnam de la contracultura de Leningrado está en el interior de cada muchacho lleno de un sueño inaprensible: ser como occidente sin traicionar a su patria. Es en el fondo la misma lucha que retrató Carrère en su novela de no ficción, Limónov. La lucha de una juventud que a pesar suyo tuvo que crecer y que hoy se encuentra en la madurez, sintiéndose nostálgica por todo aquello que en su tiempo parecía un horror.

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POESÍA

Qué tendría que haber guardado de tu sonrisa JEAN PORTANTE

Qué tendría que haber guardado de tu sonrisa encerrada en el armario de marzo la espina dorsal de la rosa no recolectada los restos del rocío sobre la almohada el parpadeo la dictadura del silencio los cipreses que se pliegan pero no se rompen. Allí donde el viento es más insolente que el cristal contra el que se golpea allí donde dos dedos no bastan para apagar una vela sucede que a veces una última locomotora hace temblar las pestañas que apenas separas. Qué guardarás cuando rosa seca en la mano desgranes la cantinela antaño reservada a las margaritas. Jean Portante, poeta franco luxemburgués, novelista, traductor de numerosos poetas iberoamericanos, italianos y alemanes al francés. El poema que presentamos será publicado en Colombia en el libro La reinvención de la sombra.

EX LIBRIS

Promoción de la lectura / EKO

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LOS PAISAJES INVISIBLES

FaceApp: el infiltrado IVÁN RÍOS GASCÓN

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@IvanRiosGascon

a noticia se hizo viral, las redes se encendieron con un pálido fuego: “FaceApp pone en riesgo la información de los usuarios”, y no pude reprimir una mueca de ironía porque sabemos que lo personal ya no es personal, nadie es insondable, nuestra información está en los cajones del gobierno (y de gobiernos); está inscrita en la banca, en tiendas y en empresas de servicio; se aloja en los registros de correo electrónico y mensajería; se recaba gota a gota o a raudales en los buscadores de internet y en cookies de sitios web; habita umbrías bases de datos que circulan de un lado a otro del planeta para despropósitos que es mejor no imaginar; integra la cartera comercial de, sí, las benditas redes (Facebook, Twitter, Instagram, y etcétera), y navega a la deriva por cañerías digitales sin escolleras. FaceApp, una aplicación creada en Rusia para editar retratos y “envejecer” el rostro, me remitió, a modo de paradoja, a un fragmento de la entrada del 20 de enero de 1984 de los diarios que el escritor húngaro Sándor Márai redactó en el exilio: “Lincoln dijo que cumplidos los cuarenta años cada hombre es responsable de su cara. En un sentido existencial eso es cierto: el hombre no es el que nace sino el que se hace. Sin embargo, a los ochenta, uno ya no es responsable de sus facciones: la personalidad y la conciencia discurren ajenas a las fuerzas que las conforman” (Diarios. 1984–1989). El párrafo de Márai es una breve lección filosófica en la que retumban los vientos del ascenso y la caída, del sosiego o de la neurosis, de los ciclos de alegría, tristeza, salud, enfermedad, dolor, convalecencias, y todo aquello que no solo transfigura el rostro sino el cuerpo entero: de la tercera edad lo importante no es el menoscabo físico sino cómo se llega y para qué. Mas eso es asunto que no atañe a la ociosidad contemporánea. Ahora poca gente (sea de veinte o de cuarenta o de ochenta años) es fiadora de su cara o de su nombre o de su identidad, y no porque siempre le hagan trampa sino porque le tiene sin cuidado preservarse, entrega a voluntad sus datos, su iconografía, no distingue la delgada línea entre los vicios privados y las virtudes públicas. En internet se concede a los formularios lo que sea o se comparte en plataformas. Jamás se leen los contratos de cabo a rabo y se admite cualquier cláusula ya que no se toman en serio por virtuales. A la casilla de aceptar de conexiones, aplicaciones y programas se le da el click que abre el portón del celular o la tableta o la computadora que imaginamos como aldeas cuando son urbes inabarcables, ya no hablemos de los armarios con esqueletos por decenas. Marchitar es asunto de conciencia y tiene un temperamento imposible de presentir en una imagen. Volvamos a citar a Sándor Márai: “La vejez se enfada con el frío como si fuera una ofensa, un mero accidente” (28 de enero de 1985). Y si algo tiene de indecoroso el affaire de FaceApp no es la presunta invasión a lo confidencial sino la pérdida de suspicacia ante los pasatiempos digitales. Caray, ¿quién habría conjeturado la época en que el retrato de Dorian Grey, pero al revés, iba a ser el infiltrado de lo oscuro?

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DE PORTADA

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La obra de Gloria Gervitz abre senderos a la reflexión poética y a la memoria de las emociones

Migraciones, el poema de una vida DIEGO JOSÉ djpoeta@yahoo.com FOTOGRAFÍA ARCHIVO DE GLORIA GERVITZ

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a obra de Gloria Gervitz, ese intenso y largo poema que es Migraciones, sugiere una otredad que permite nombrarnos desde lo próximo y lo distante, desde la memoria y la invención del pasado. Se trata de un poema que alude al tú, al yo, a ellos y a nosotros. Poeta mexicana, nacida en la Ciudad de México en 1943, descendiente del lado paterno de una familia de judíos de Ucrania que llegó a México en 1929 huyendo del exterminio de los Progromos. Su abuela materna era de Puebla y se enamoró de un joven judío polaco que llegó en tiempos de la Revolución. La obra y la trayectoria de Gloria Gervitz es reconocida este año con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Una obra que abre senderos a la reflexión poética y a la memoria de las sensaciones que constituyen la vitalidad humana. Gloria y yo intercambiamos varios correos como preludio para nuestra conversación. No la conozco en persona, la he leído. Así que esta mínima correspondencia

electrónica nos permite labrar un poco de cercanía. Me cuenta que reside en San Diego porque hace unos años conoció al amor de su vida y decidió por él dejarlo todo. Se casó en noviembre de 2018 y me dice que está viviendo la época más intensa, más creativa y más plena de su vida. Le escribo que releo con entusiasmo Migraciones. Tajante me pregunta sobre la edición que estoy consultando porque considera necesario que lea la última, me sugiere conseguir la de Mangos de Hacha que apareció a finales de 2017; le digo que tengo la edición del Fondo de Cultura Económica de 2002. En un correo posterior me comparte el último archivo de su poema, entiendo que se trata de un acto de confianza poética que recibo con profunda gratitud y admiración. Me dice que es la ultimísima versión y que así aparecerá en la edición que ya preparan en Chile con motivo del premio. Me dedico a leer con ahínco y devoción: culmino en un estado de plenitud, completamente atravesado por la voz del poema, observando su evolución orgánica. Entiendo por qué al hablar del poema, parece que Gloria se refiere a alguien que ha estado con ella toda su vida. Nos escribimos un par de veces más y concertamos la llamada telefónica para realizar la entrevista. Sin duda,

la poesía sigue tiempos distintos a la inmediatez que demanda el periodismo. Gracias a esa dilación podemos conversar como dos personas que se conocen. ¿En qué momento de tu proceso escritural o de tu experiencia de vida intuiste la revelación del poema único?, ¿cuándo decidiste que toda escritura es la escritura de un mismo poema? Llevo conviviendo cuarenta y dos años con el mismo poema. Lo inicié entre agosto y septiembre de 1976, y todavía, en las últimas semanas hice algunos pequeños ajustes. Hay una relación simbiótica entre el poema y yo. En estas migraciones nos fuimos transformando tanto el poema como yo. Fuimos creciendo juntos. Creciéndonos el uno con el otro. El poema ha estado conmigo y dentro de mí, como la vida misma en que vas viviendo cosas, así también con el poema. Lo considero una parte muy esencial de mi persona. Se entiende que en esos cuarenta y dos años hubo épocas, incluso largas, en que no escribía nada. Me di cuenta que en la poesía

“La voz del poema es una voz que recuerda, que invoca a la madre: le reprocha, le ruega”

solo puedes agarrarte de la poesía misma. En esas largas temporadas sin escritura, pensé que me había secado. Muchas veces me forcé a escribir y entendí que al hacerlo, a pesar del oficio, le faltaba alma y energía. Por eso aprendí a esperar que el poema viniera a mí. En ese sentido, nos pasaron dos cosas al poema y a mí: de mi parte, yo he estado siempre para él, esperándolo, abierta a que llegue; y el poema, más bien, me ha llegado cuando él ha querido. La vida es extraña. Mi época más creativa es muy reciente, entre 2014 y 2016 escribí más poesía que en todos los años anteriores, y he seguido hasta hace unas semanas, claro, cada vez más a cuentagotas. Estuve tan conectada con el poema en esos años que tuve la suerte y la lucidez de poder corregir algunas de las cosas que había escrito hace mucho, cosas que no decían ya nada y que no le agregaban nada al poema. Me tomó todo este tiempo poderlo ver. Hay toda una historia creativa y editorial detrás de la composición y la concepción de Migraciones. Descubrí mi voz hacia 1976 cuando empecé a escribir algo más reconocible como voz propia, eran los versos inciales del poema: “en las migraciones de los claveles ro-


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la historia de alguien que conservó todas las cartas que escribió en yiddish —el yiddish era la lengua que hablaban los judíos de Europa del este— y cómo esas cartas quedaron arrumbadas en algún cajón, o a lo mejor en una bolsa de tejido, porque no tenía las direcciones de aquellas personas para las que había escrito todas esas cartas. Una parte del poema es un homenaje a esas mujeres que no tuvieron la vida para hablar de sus sueños, que hicieron toda esta labor silenciosa que no se ve pero que hace que el mundo camine. Después el poema migró hacia otros territorios. Me llama mucho la atención esta prefiguración de los arcanos femeninos: la abuela, la madre, la hija. Incluso la palabra es un poder femenino en tu poesía. La voz que lleva el poema es una voz que recuerda, que dialoga con estas abuelas; pero la principal interlocutora del poema es la madre. Esta voz invoca a la madre: le reprocha, le exige, le demanda, le ruega. Uno de los ejes del poema es la madre. La voz del poema —que no es necesariamente la mía— es una voz que recuerda. Después el poema se va bifurcando hacia otras partes, hay otras migraciones interiores dentro de Migraciones.

jos donde revientan cantos de aves picudas/ y se pudren las manzanas antes del desastre/ ahí donde las mujeres se palpan los senos y se tocan el sexo/ en el sudor de los polvos de arroz y de la hora del té”. Entonces no me hacían mucho sentido esos versos, incluso ahora no estoy segura de qué quieren decir, pero tampoco me parece importante saberlo: me atreví a escribirlos porque los traía en el pensamiento, y has de cuenta que abrí una llave de donde empezaron ha surgir más y cada vez más imágenes… Me tomó mucho tiempo darme cuenta que en realidad estaba escribiendo un solo poema. Como bien sabes se publicaron varias partes de Migraciones en distintas épocas. La plaquette titulada Shajarit fue el comienzo, luego apareció Fragmento de ventana y así hasta que se fue conformando poco a poco. Antes pensaba que eran distintos libros de poesía. Pero con los años me di cuenta que había una voz que era la misma a lo largo de cada uno de los libros. El título Migraciones surgió cuando el Fondo de Cultura Económica decidió publicar en 1991 mi obra escrita. Entonces eran tres pequeños libros, en apariencia distintos, que se iban a integrar en uno. Me sugirieron ponerle un título diferente a aquellos que in-

cluía. Al anocher de ese día, de pronto supe, así como sucede con la poesía que sabes algo sin darte cuenta que lo sabes, se me reveló el título de Migraciones. Entonces no me imaginaba que iba a seguir con el poema todo este tiempo. Pero el título me pareció afortunado. ¿Cuándo empezó a moverse hacia la unidad que intuías con el título? En algún momento tomé muchos riesgos, como cuando llegué a publicar una edición en El Tucán de Virgina, que incluyó dos partes nuevas, una era Pythia y la otra que en algún momento se llamó Equinoccio y después Blues; estas dos partes me parecían al principio muy diferentes al resto. Pero con muchas dudas me atreví ha publicarlos juntos porque necesitaba reunir mis libros. De hecho Pythia marca lo que en inglés se denomina turning point, una especie de punto de quiebre en mi poesía… Pero me costó muchísimo tiempo darme cuenta de que se trataba de un solo poema. Quizá yo fui la más sorprendida ante este descubrimiento. Aunque sabemos que muchos poetas en realidad escriben un solo poema a lo largo de su vida, pero que lo publican y lo dividen en muchas partes, como es el caso de Saint-John Perse.

Adentrarse en ese continuum vital que es tu escritura representa una invitación para aproximarse a las distintas trayectorias del ser. El poema como migración individual e histórica. ¿En este fluir hacia uno mismo y hacia lo otro es posible pensar el poema como una forma de arraigo y a la vez de exilio? Hay muchas migraciones en el poema, migraciones hacia fuera y migraciones hacia dentro. Simplemente, pregúntate ¿cuántas veces migramos dentro de nosotros mismos en todos los sentidos? Pero en el poema hay migraciones reales que son reinventadas, hay una historia personal sin proponérmelo. Una parte de mi familia, del lado de mi padre, llegó en 1929 a México de Rusia, donde ahora es Ucrania. Mi papá tenía casi nueve años. Aunque nunca conocí a mi abuela paterna porque murió joven, desde muy niña me pregunté sin palabras qué habrá sentido esa mujer, cuántos miedos y cuántas ilusiones trajo consigo, todo lo que habrá sentido al despedirse de padres, hermanos y de su gente a la que sabía que no volvería a ver. Quise dar voz a esa mujer y a otras que no tuvieron ni el tiempo ni las palabras para hablar de todas esas nostalgias. Alguna vez llegué a oír

La escritora mexicana ha sido reconocida con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda

Se trata de un poema vivo que funciona o se ajusta como sucede con nuestra memoria, es decir, que nuestros recuerdos también se modifican al recordarlos. ¿Hay alguna intención en su movilidad o responde a un acercamiento intuitivo de los instantes y movimientos internos del poema? Tuve una revelación para la edición más reciente del poema que hizo Mangos de Hacha en 2017. Porque el libro estaba listo para irse a la imprenta y lo detuve. Para ese momento el libro contaba ya con nueve partes; pero, de repente, una semana antes, supe que todos esos subtítulos y sus epígrafes no aportaban, que toda esa organización se iba para afuera. El poema me estaba pidiendo que lo dejara fluir. En ese instante vi con claridad que era un solo poema y que esos subtítulos eran como diques que impedían el fluir del poema. En ese instante también descubrí que las mayúsculas eran una forma del miedo, porque si te fijas, las mayúsculas siempre imponen, son unos gendarmes, y dije: para fuera las mayúsculas y las comas que ensuciaban el poema. Quité todo lo que estorbara. Me tomé la libertad de incluir unos pocos epígrafes integrados dentro del poema, pero que al final del libro se reconocen los créditos. El poema necesitaba fluir. Y eso sucedió muy recientemente. Me tomó una vida dejar el poema como ha quedado. También me doy cuenta que no hubiera podido dejarlo como está hace diez o veinte años. Tuve que vivirme yo, llegar a este punto, a esta edad para lograrlo. Qué bueno que el poema y yo hemos vivido y que hemos llegado hasta aquí.

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MEMORIA

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En entrevista con Luis Cardoza y Aragón, Car y Octavio Paz hablan de la Guerra Civil españ

La cultura y el arte e LUIS CARDOZA Y ARAGÓN FOTOGRAFÍA BIBLIOTECA DIGITAL SILVESTRE REVUELTAS

El 16 de enero de 1938 el suplemento Dominical del periódico El Nacional, dirigido desde hacía un año por el escritor guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, de 37 años edad, reprodujo en extenso la conversación que el propio Cardoza sostuvo por esos días con tres de los asistentes mexicanos al II Congreso internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en Valencia, Barcelona, Madrid y París en julio de 1937. Recién desembarcados, los tres mexicanos compartieron algunas de sus experiencias y puntos de vista con respecto a la Guerra Civil española, el estado de la cultura en medio de la guerra y otros temas vinculados a México y su panorama cultural. Asistieron a la conversación el poeta Carlos Pellicer; el joven crítico de arte Fernando Gamboa, de 29 años de edad, quien poco después habría de ser el ejecutor principal de la política de asilo del presidente Lázaro Cárdenas para los refugiados españoles y organizador del desembarco del Sinaia en Veracruz, en junio de 1939, y el joven poeta Octavio Paz, de 24 años de edad, quien había sido invitado al Congreso a instancias de Pablo Neruda. Se esperaba también la participación en la entrevista del compositor Silvestre Revueltas, pero no pudo llegar por encontrarse enfermo. A 80 años del desembarco del Sinaia en Veracruz y el inicio del exilio español en México, recupero esta conversación a cuatro voces por su gran valor histórico. Edgardo Bermejo Mora

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e encuentra en México, recién llegada, la delegación de intelectuales mexicanos de izquierda que asistió al Segundo Congreso Internacional por la Defensa de la Cultura, celebrado en Valencia, Barcelona, Madrid y terminado en París, en julio del año que acaba de morir. Esta delegación fue integrada por Silvestre Revueltas, Carlos Pellicer, Octavio Paz, Fernando Gamboa, José Mancisidor, Juan de la Cabada, José Chávez Morado y María Luisa Vera. Carlos Pellicer, que este año nos dio el libro más interesante de poesía, Hora de Junio, y Octavio Paz, valor destacado de la poesía joven mexicana, fueron invitados especiales. Los demás miembros de la delegación mexicana pertenecen a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). Carlos Pellicer fue invitado a iniciativa de los poetas españoles. Y Octavio Paz, asistió por invitación directa que le hizo Pablo Neruda, uno de los organizadores principales del Congreso. (…) Luis Cardoza y Aragón: La pintura al fresco de Pablo Picasso en el Pabellón Español de la Exposición de París1 es una de estas obras oca-

sionales, nacida por la guerra, y, a pesar de haber sido pintada durante ella, posiblemente ofrece un gran interés, posiblemente es una obra importante dentro de la vida artística del gran creador español. (…) Fernando Gamboa: Es una obra singular a mi juicio. Ha tenido crítica muy contradictoria, pero siempre elogiosa. (…) Carlos Pellicer: A mí no me gustó el fresco del gran pintor. Me recuerda muchas cosas, entre otras los grafitos africanos. Me parece que hay una investigación desesperada, angustiosa. Octavio Paz: Europa sigue hablando de esta obra mural. Hasta Cocteau escribió un ensayo. Recuerdo que decía en un párrafo: “cuando el artista condena o satiriza a un hombre, es para la eternidad”. FG: Frente a La destrucción de Guernica desfilaron y seguirán desfilando docenas de miles de personas que visitan la Exposición de París. La obra de Picasso es, naturalmente, una de las grandes curiosidades. Magnífica propaganda y magnífica pintura. (…) ••• OP: A un kilómetro del frente de Madrid se llevan a cabo las mejores representaciones del teatro español. Tienen una importancia capital los espectáculos realizados con títeres, contemporáneos y clásicos, adaptación, etcétera. Entre los estrenos últimos tenemos una versión de Nu-

“A mí no me gustó el fresco del gran pintor (Guernica). Me recuerda, entre otras cosas los grafitos africanos”. Pellicer

mancia de Cervantes, hecha por Rafael Alberti, José Bergamín, Antonio Aparicio y Manuel Altolaguirre. Han escrito muchísimo para este teatro del frente. (…) LCA: Nos ha impresionado a todos, lo veo muy especialmente leyendo revistas europeas, el esfuerzo de la República para llevar la guerra sin descuidar ningún aspecto del genio y del patrimonio artístico de España. Publicaciones de todas clases, teatros, exposiciones, conciertos. OP: Han llegado los Romanceros de la Guerra Civil a México. Seguramente tú has visto publicados muchos de estos poemas. Y empiezan a venderse en librerías, y en revistas como Hora de España y Nueva Cultura. No sé si pueda leerse el diario La Voz, diario de los intelectuales que se edita en Madrid. El Mono Azul es actualmente el suplemento literario de este diario. Madrid es

el nombre de otra revista excelente. Acaba de circular el segundo número y el tercero está en proceso. La edita la Casa de la Cultura. María Zambrano cuida del número próximo. El gran poeta Antonio Machado, a quien la República encontró en la mayor pobreza, una de las voces líricas más altas de la Europa contemporánea, acaba de publicar un volumen de ensayos: La guerra, en el que su personaje, Juan de Mairena, discurre sobre temas diversos relacionados con el drama español. Algunos de estos ensayos se publicaron en Hora de España. En los ensayos de Juan de Mairena se siente siempre un fervor muy español, un cristianismo implícito, la unidad singular del espíritu castellano. CP: Antonio Machado es un comunero, un nuevo comunero. Eso es todo. OP: Antonio Machado ve en el fas-


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rlos Pellicer, Fernando Gamboa ñola, de la que fueron testigos en 1937

entre trincheras* De izquierda a derecha, José Chávez Morado, Elena Garro, Octavio Paz, José Mancisidor, Pla Beltrán, Fernando Gamboa, su esposa Susana y Silvestre Revueltas en el Congreso de Valencia, en 1937

cismo, como característica, un odio fundamental por todos los valores del espíritu, a pesar de su apoyo espiritualista. Ve en el fascismo un retorno a un paganismo sin trascendencia alguna. CP: ¡Qué lejos Grecia y Roma! OP: He quedado sorprendido de la actividad artística. Si antes de la guerra Jules Supervielle y otros grandes poetas consideraban la joven poesía española como la más interesante y robusta del mundo, ahora con la guerra la poesía española se ha enriquecido con una experiencia que empieza a fijarse en ella de manera bellísima y perfecta. No se ha empobrecido, no obstante el asesinato de Federico García Lorca. Surgieron nuevos nombres importantes. ¡Lo que vendrá después de la guerra! Un verdadero renacimiento con el triunfo popular. Hay una poesía nueva, original, con influencia de los maestros latinos, Virgilio, que se manifiesta en poetas como Serrano Plaja, como Emilio Prados… (…) LCA: ¿Qué nuevos libros se han publicado en las últimas semanas? OP: De Alberti acaba de publicar-

se De un momento a otro (Madrid, 1937). Este volumen encierra su poesía de temas revolucionarios, escrita a partir de 1932. Poesía de circunstancia la mayor parte. Pero de un poeta de gran fuerza. Algunas páginas de este libro son seguramente de las mejores de Alberti. Tan puras como las mejores de Sobre los ángeles. Es reciente también una antología: Poetas de la España leal. En este libro se encuentran las voces de los más grandes poetas españoles de hoy: Machado, Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Prados, León Felipe, Moreno Villa, Gil-Albert, Serrano Plaja, Miguel Hernández, Lorenzo Varela, Francisco Aparicio. Hemos mencionado ya el Romancero de la guerra civil, editado por Emilio Prados. De los combatientes se editó un volumen: Poesía en las trincheras, escrito por los soldados. ••• LCA: Me parece muy importante el hecho de que a Picasso, uno de los más grandes artistas contemporáneos, España le haya tenido siempre un poco alejado, sin apreciarle

o quererle como merece. Acaso por su postura se le consideraba como un desarraigado, como descastado, como afrancesado, dijéramos. Y tal hecho nos sitúa, súbitamente, en México, al considerar algunos de nuestros pintores que se les tiene como descastados, no mexicanistas, y algunos de nuestros poetas, y muchos de ellos, en mi opinión, de los mejores. FG: Esto nos llevaría muy lejos. Lo cierto, preciso, innegable, es que toda la intelectualidad española, los máximo pintores, músicos, poetas, escritores, están con la República, con el gobierno de la España leal. OP: Y no solo los intelectuales más valiosos de España, sino de Europa, incluyendo Alemania e Italia, y lo mejor de América Latina, del mundo todo. LCA: Lo de Picasso lo veo muy interesante, no porque me parezca extraña su adhesión al gobierno leal, sino por el contrario: infalible, cierta y profunda. Pero sobre todo porque con la lucha se ha comprendido mejor, y para muchos por vez primera, el españolismo extraordinario de Picasso. Y en esa lección algo debemos aprender para apreciar lo nuestro. Pienso en Orozco, en Siqueiros. CP: José Clemente Orozco y Diego Rivera me interesan más que los maestros contemporáneos de la pintura europea. Ya te conversaré de mi visita a la Galería Albertina, de Viena, para que se sepa, los que aún lo ignoran, lo que vale Orozco. OP: Luis Cernuda, para mí el mejor poeta de España en la actualidad, entre los poetas de la nueva generación, ha pasado meses en el frente. Serrano Plaja es ahora comisario en el Quinto Cuerpo del Ejército en Teruel. Le acompañan Lorenzo Varela y Sánchez Barbudo, secretario de redacción de Hora de España. Los artistas más exigentes, los más puros, han respondido perfectamente al llamado del pueblo. Serrano Plaja es el autor principal de la ponencia presentada colectivamente por los jóvenes poetas y escritores españoles al Congreso de Valencia. Creo

que es un ensayo excelente. FG: Cada brigada posee su periódico impreso y su periódico mural. Los comisarios son los animadores, los trabajadores intelectuales de esta labor de las trincheras. Pablo de la Torriente Brau fue muerto en el frente cuando desempeñaba su cargo de comisario. LCA: ¿Qué les parece la poesía joven de México en relación a la poesía joven de España? CP: No hay en México dos poetas jóvenes de la fuerza de Luis Cernuda y Rafael Alberti… aunque se enojen algunos muchachitos. OP: A propósito de lo circunstancial del noventa por ciento de la poesía española actual, quiero insistir, nuevamente, sobre la dignidad que posee esa poesía ocasional. LCA: Recuerdo haber leído en Hora de España un ensayo de Manuel Altolaguirre, sobre la poesía de los poetas más nuevos, de la poesía nacida en las trincheras. Altolaguirre regañaba a Miguel Hernández por la pobreza poética de algunas de sus estrofas. OP: Altolaguirre me dijo que muy pronto imprimirán un volumen inédito de Federico García Lorca, Poeta en Nueva York. CP: Se diría que (en esta conversación) nos hemos olvidado del más grande músico de México: Silvestre Revueltas. LCA: Lamento mucho no haberle visto. Será más tarde. Cuando se alivie. Sé que llevó un diario durante su viaje y permanencia en Europa. Revueltas escribe muy bien, muy inteligentemente. Tiene mucha ironía, ironía sana, esa agilidad mental y peculiar de los gordos con talento. Seguridad, certeza y decisión. OP: Triunfo positivo fue el de Revueltas. ¿Quién que le trate no admira su talento, su gran capacidad creadora, su temperamento que se manifiesta siempre? Una gran personalidad. Y auténticamente nuestro. CP: Un ángel gordo. Alguna vez le habrán de salir alas.

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*Título de la redacción. Versión editada del encuentro de Cardoza y Aragón con Gamboa, Pellicer y Paz; la versión completa puede consultarse en http://www.milenio.com/cultura/ laberinto Se refiere al Guernica, y a la Exposición Internacional de París en 1937.

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TERTULIA

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ENTREVISTA

PERSONERÍO

Buñuel y los títulos JOSÉ DE LA COLINA

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na tarde, en la casa de Buñuel, durante una de las entrevistas grabadas que Tomás Pérez Turrent y yo hacíamos al cineasta para el libro Prohibido asomarse al interior, hablamos de los títulos de las películas. “El título —nos dijo— puede dar riqueza a la película, estimular la imaginación. Los pintores surrealistas ponían a sus cuadros títulos que ‘no correspondían’. Por ejemplo: el cuadro mostraba a una mujer sentada en un jardín y el título era La bienaventuranza llegará el día en que mueran. El cuadro adquiría entonces una nueva significación, y ésta era extraña, pero no por fuerza arbitraria. En mi caso, si el título se me ha impuesto de pronto en el pensamiento, lo considero inmediatamente adecuado”. Era un motivo sugerente, uno de esos asuntos en torno a los cuales no había que fatigarse en sacarle las palabras a don Luis, y por esa nueva brecha de ataque nos colamos, comenzando por la ópera prima, es decir, Un perro andaluz. Don Luis recordó que por aquel tiempo, el año 29, Henry Miller le había enviado una carta de tres páginas en la que hablaba de lo mucho que la película le había impresionado y cómo deseaba discutirla con su autor. —Me decía que iba a estar en tal café a tal hora del día. Fui y estuvimos hablando una hora. No me habló de muchos detalles del film. En su mal francés me discutía el título. No debía llamarse Un perro andaluz, sino La perra andaluza, decía. Le dije a Buñuel que la discordancia entre el título y el argumento de la película sucedía muy particularmente en los últimos tiempos, por ejemplo en El fantasma de la libertad, un film que si hubiera tenido otro título hubiera funcionado igual. —No creo —dijo—, porque en el fondo hay algo. No puse el título arbitrariamente. Hay algo de libertad, porque en esa película hay un episodio en el que se grita “¡Vivan las cadenas!”, y eso lleva a lo contrario: “¡Viva la libertad!”. El fantasma de la libertad está inspirado en aquello del comienzo del Manifiesto comunista: Un fantasma recorre el mundo…” Y el motivo con que empieza y termina la película es la libertad. El hombre busca la libertad, que es como un fantasma de niebla; él cree alcanzarlo y abrazarlo, pero sólo le queda un poco de humedad en las manos… Se me ocurrió entonces, y empecé a decirlo con alguna reticencia, pues sabía qué reacio era don Luis a las interpretaciones de sus películas más allá de lo que en ellas es visible y audible, que el título El fantasma de la libertad podía abarcar su obra entera desde Un perro andaluz hasta Ese oscuro objeto del deseo: alucinados por ese fantasma de la libertad que más se aleja cuanto más se le busca, por ese objeto de deseo que oscuramente quieren que sea inalcanzable para que el deseo no termine, los personajes de Buñuel son trágicos en el sentido en que, tensos hacia aquello a lo que aspiran, se mantienen en perpetua agonía; y Buñuel, felicitándonos por nuestra trouvaille, nos dejaba hablar y sonreía. Todavía propuse una especie de título definitivo y global: Ese oscuro objeto del deseo: el fantasma de la libertad.

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Nudo de alacranes es el libro más reciente del escritor mexicano.

ELOY URROZ

“He querido que mis novelas sean transgresoras”

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HÉCTOR GONZÁLEZ gonzalezjordan@gmail.com FOTOGRAFÍA HGJ

n el nuevo thriller de Eloy Urroz no un hay misterio por resolver. De hecho, desde la primera página descubrimos que Fernando asesinó a Irene. Lo que sigue es la inmersión en las pulsiones y resortes del protagonista. Bajo esa tela se sostiene Nudo de alacranes (Alfaguara), una novela que en paralelo recupera el paso de D. H. Lawrence por Oaxaca. Ambas vertientes, dan por resultado un libro que más que conmover apuesta a la provocación. ¿Por qué recuperar la figura de D. H. Lawrence? En realidad, no me propuse recuperar su figura. Es un autor que me acompaña desde los 17 o 18 años. Me enamoré de sus ideas, de su forma de escribir, de su condición trashumante e iconoclasta. Siempre buscó un lugar mejor para vivir porque odiaba el puritanismo inglés. Exploró muchos lugares del mundo, estuvo en Australia, Sri Lanka, Italia, Nuevo México. En México recorrió Guadalajara y Oaxaca. Por todo eso me gustó como motor de Nudo de alacranes. Otro elemento empático es la intención transgresora de Lawrence y tuya. Tienes razón, siempre he querido que mis novelas sean transgresoras, pero no de manera gratuita y sí con una propuesta moral y filosófica. Desde la adolescencia he sido un transgresor, pero a esa edad fui un rebelde sin causa, a lo pendejo. Después te cultivas, lees, entiendes,

aprendes y encauzas todo eso en una visión del mundo que, al menos en mi caso, no suele estar en la misma corriente de lo que opina la mayoría. En el libro vemos sobre todo una transgresión moral que va de lo familiar a lo sexual. Cierto, el protagonista deja todo para irse con sus amigos en busca de una utopía a Oaxaca, el estado que más me gusta del país independientemente de que cautivó a Lawrence. Que Irene, la mujer de la cual se enamora Fernando, sea una prostituta también le da una dimensión simbólica, ¿no es así? Si hay simbolismo en mi literatura no es porque lo busque, incluso es algo que evado. Los símbolos surgen a pesar de uno mismo. Están en el inconsciente y forman parte de la atmósfera. En tu novela algunos elementos se tejen con un cuestionamiento moral, ¿es importante hacer este tipo planteamientos en una época donde predomina lo políticamente correcto? Me gusta pensar que todas mis novelas son profundamente morales.

“Hago un cuestionamiento a la sexualidad porque creo que el sexo es profundamente moral”

Cuando empecé a ser buen lector, a mediados de los ochenta, el objetivo era ser un autor flaubertiano, es decir promotor de la novela amoral. Otra vertiente es la del escritor joyciano, la objetividad absoluta, la novela de estilo y la cero interferencia del autor en el texto. Frente a esto existe la posición de autores como D.H. Lawrence para quienes todo es moral, no moralino, pero sí con una carga humana inevitable. Estos son los libros que más me gustan. Aquí hago un cuestionamiento a la sexualidad porque creo que el sexo es profundamente moral. Incluso creo que la forma de la novela es esencialmente moral dado que la escribe un ser moral. Sade o Gide lo son, te puede gustar su percepción o no, pero lo son. Lawrence habla de metafísica y no de moral, aunque en realidad son lo mismo. Él sabía que si la forma se supedita a la metafísica, la novela fracasa. Lo importante es hacerlo a la inversa. Hoy estamos en un momento de sacudimiento moral, ¿no te parece? Cuando Pedro Ángel Palou leyó el manuscrito me hizo ver que Nudo de alacranes era una novela políticamente incorrecta. Me hizo ver que podía ser misógina y machista porque una bola de cabrones mata a la mujer. Por supuesto, su comentario me animó aún más. Lo curioso es que yo me considero feminista. Después, pensando más seriamente su comentario lo vi de otra manera, porque Irene finalmente hace lo que sale de los ovarios.

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NARRATIVA, POESÍA, ENSAYO Rafael Buelna. Las caballerías de la Revolución

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EN LIBRERÍAS

27 DE JULIO 2019

La estación de las mujeres

El silencio de las mujeres

POESÍA EN SEGUNDOS

FCE: el horror VÍCTOR MANUEL MENDIOLA mendiola54@yahoo.com.mx

E José C. Valadés FCE México, 2019 168 páginas

Carla Guelfenbein Alfaguara México, 2019 144 páginas

Pat Barker Siruela España, 2019 343 páginas

Rafael Buelna fue un notable general durante la Revolución Méxicana, apoyando la lucha de Francisco I. Madero; desgraciadamente, su nombre ha quedado relegado. En esta biografía, Valadés, quien lo conoció durante su infancia (su padre hizo a Buelna su compañero de cuarto), realiza una justa reivindicación de su figura. Cambió la historia, al tomar dos decisiones importantes: casi fusila al sonorense Álvaro Obregón y le perdonó la vida al joven michoacano Lázaro Cárdenas.

Novela coral, tiene como protagonistas a cuatro mujeres (se menciona a otra más, que aparece intercalada en las historias). Margarita es una mujer chilena casada con un físico, que da clases en una universidad de Estados Unidos; cree que él la engaña con una alumna. Doris es la amante de Gabriela Mistral, y busca establecer su identidad lejos de la poeta chilena. Juliana es una pastelera que de niña vio a una muerta. Elizabeth es una rica heredera que escapó de su casa.

De la pluma de una ganadora del Man Booker Prize, esta novela se sitúa en el corazón de la guerra más célebre de la literatura. En manos de Pat Barker —discípula de Angela Carter—, la violencia masculina emanada del argumento de la Ilíada adquiere un tono renovado, pues elige contar la historia desde la óptica de quienes fueron, al mismo tiempo, víctimas y espectadoras del combate. “La guerra de Troya —afirma la autora— fue siempre la guerra de las mujeres”.

Sakura

Las leyes del Serengeti

Los judíos, el mundo y el dinero

Matilde Asensi La esfera de los libros España, 2019 414 páginas

Sean B. Carroll Debate México, 2019 340 páginas

Jacques Attali FCE México, 2019 560 páginas

La desaparición de un cuadro de Van Gogh y de su comprador, un millonario japonés, es el motor de este libro. Como si siguiera el pulso de un taiko, la escritora española narra el enigma que envolvió la desaparición del que alguna vez fue el cuadro más caro del mundo. Para ello, se vale de una enfermera, un galerista, un artista urbano, una pintora y un mil usos que emprenden una osada búsqueda por Japón. La flor del cerezo, sakura, cobija la historia como una alegoría de la belleza.

La búsqueda de respuestas sobre el funcionamiento de la vida ha costado ríos de tinta. Lo que distingue a esta propuesta es que se vale de recursos narrativos para contar la historia de los precursores de la ciencia que buscaron respuestas a preguntas universales. Si es cierto que el lenguaje de la biología evolutiva coquetea con la espinosa barrera del desconcierto, Sean B. Carroll es ingenioso para desmenuzar la lógica que regula el engranaje de la naturaleza en sus distintas escalas.

Como advierte el autor, la historia de las relaciones de los judíos con el mundo y el dinero es un tema delicado que ha provocado matanzas (la más recordada, la de los nazis). Pero si esto ha ocurrido se debe a que esta relación ha sido exagerada; anota Attali: “En este caso se corre el riesgo de sobreestimar la injerencia del dinero en la historia del pueblo judío, y la del pueblo judío en la historia del mundo”. Se hace un paralelo de la historia antigua con la reciente.

n el complejo y desigual desarrollo de la sociedad mexicana del siglo XX y principios del XXI, una de las instituciones más auténticas en la búsqueda de nuevos caminos y en la comprensión de nuestro pasado era el FCE. Como mostró Víctor Díaz Arciniega, en Historia de la casa, esta institución fue fruto de la Revolución. Su origen lo podemos remontar al año de 1921, cuando la Federación de Estudiantes de México organizaba, en medio todavía de la guerra civil, un Congreso Internacional donde concurrirían estudiantes y maestros, no solo de México sino de todo el continente. El encuentro fue presidido por José Vasconcelos y ahí estuvieron presentes Daniel Cosío Villegas, Jesús Silva Herzog, Arnaldo Orfila y Gonzalo Robles. Todos estaban poseídos por un espíritu utópico de inconformidad y transformación, a veces a lo Tolstoi, a veces a lo Zola —como ha contado Marcela Dávalos en Utopía sepultada—, pero también por la conciencia de que nada bueno puede ocurrir sin el conocimiento y con la convicción de hacer del saber sofisticado y riguroso un espacio abierto a cualquier mexicano. El objetivo no era volver mediocre y aceptable al pueblo de México con gustos fáciles y lecturas a modo. El sueño era la excelencia como un bien posible, efecto del trabajo y el talento, en una sociedad más justa y democrática. Trece años más tarde, en 1934, en la calle Madero, nace el FCE bajo la iniciativa de aquellos jóvenes y con el fin de dar al país dirección económica y brindar lecturas necesarias de alto nivel intelectual. El Fondo creció velozmente. En 1948, aparece la figura, hoy tan simbólica, de Arnaldo Orfila. Él le dio una nueva riqueza hasta que, con la publicación de Los hijos de Sánchez, chocó contra el autoritarismo. No obstante este tropiezo grave, la institución no perdió su carácter y logró consolidarse a través de José Luis Martínez, quien fue para sus sucesores un ejemplo a seguir. En los últimos tiempos, no faltaron voces que señalaban la necesidad de no perder el rigor intelectual en la selección de libros por la influencia de intereses creados o de grupo. Un avance en la actividad editorial del Fondo implicaba, por un lado, resolver este problema y, por el otro, devolverle la presencia nacional e internacional de sus mejores tiempos y aprovechar en el mercado la crisis editorial española. Con el arribo del nuevo gobierno surgió la expectativa de que un intelectual serio y abierto enfrentara estos retos. No sucedió así. La llegada del avinagrado Paco Ignacio Taibo II, con el remate de libros, el abandono de los derechos de autor, la absorción de las funciones de la DGP (el sector editorial quedó acéfalo) y Educal y, sobre todo, la idea de que una de las editoriales más importantes de Hispanoamérica editará libros de gusto rápido y fácil, ha comenzado a demoler uno de los patrimonios más sólidos de todos los mexicanos, pobres, ricos, clase media o personas sin clasificación posible. Otra vez el fantasma autoritario de la represión. Para el lector verdadero es una pesadilla.

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LITERATURA

27 DE JULIO 2019

“Escribo aquello que no sabría decir a nadie” Primo Levi nació hace cien años, el 31 de julio de 1919, este texto le rinde homenaje a su obra ajena al rencor

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GUADALUPE ALONSO CORATELLA alonsocoratella@me.com FOTOGRAFÍA DEPARTMENT OF JEWISH CULTURE & SOCIETY

unca rondó por su mente la posibilidad de ser escritor. Se había titulado en Química por la Universidad de Turín en 1941. Dos años después fue detenido, junto con un grupo de la resistencia antifascista. Al rendir su declaración frente a la milicia, no dudó al decir que era “ciudadano italiano de raza judía”. Fue enviado, entonces, a un campo de concentración en Fossoli, de donde habrían de deportarlo a Auschwitz en la primavera de 1944. Una vez allí, este joven de 24 años, despojado hasta del más humilde objeto que pudiera darle significado a la vida de un ser humano —incluso de su nombre, sustituido por un tatuaje con el número 174517 en el brazo izquierdo—, comprendió que “nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre. Porque a quien lo ha perdido todo, fácilmente le sucede perderse a sí mismo”. Primo Levi, nació en Turín el 31 de julio de 1919. Fue uno de los veinte judíos italianos que sobrevivieron, entre los 650 prisioneros del campo en Polonia. Lo consiguió gracias a su profesión. A poco más de un año de su ingreso, se le asignó a un proyecto para la producción de goma sintética donde se requerían ‘Especialistas’. Ser elegido significaba no solo la posibilidad de salvar la vida, sino contar con privilegios inaccesibles para el común de los presos. En este paréntesis a los largos y tormentosos meses de hambre, frío, enfermedad y maltrato sufridos desde su llegada, comenzó a delinear los primeros apuntes del libro Si esto es un hombre. Así narraría, más adelante, la imperiosa necesidad que lo obligó a escribir: “El dolor del recuerdo, la vieja y feroz desazón de sentirme hombre, que me asalta como un perro en el instante en que la conciencia emerge de la oscuridad. Entonces cojo el lápiz y el cuaderno y escribo aquello que no sabría decir a nadie”. Aquellos “apuntes garabateados” eran destruidos al final de cada jornada, cualquier rastro de estos pudo haberle costado la vida. “Pero escribí el libro apenas regresé —dice—, en unos pocos meses: a tal punto los recuerdos me quemaban por dentro”. Rechazado por los grandes editores, Si esto es

El autor de Si esto es un hombre fue uno de los pocos italianos sobrevivientes del campo de exterminio de Polonia.

un hombre se publicó hasta 1947 en una pequeña editorial, 2,500 ejemplares que no tuvieron resonancia. Finalmente, la casa Einaudi lo retomó en 1958. Este relato, el primero de la trilogía integrada por La tregua y Los hundidos y los salvados, es uno de los testimonios más conmovedores del holocausto. Un texto que sin gritar, eriza la piel. Al tiempo que revela la zona más oscura del ser humano, todo el mal del que es capaz hacia sus semejantes, se reserva cualquier juicio moral, rencor o deseo de venganza. Alejada del sentimentalismo, la narrativa poética de Levi hace pensar en esa extraña ecuación donde la belleza del lenguaje se pone al servicio de la descripción de la barbarie, tema al que se han referido autores como J. M. Coetzee o George Steiner. El mismo Levi lo explica: “Al escribir este libro he usado el lenguaje mesurado y sobrio del testigo, no el lamentoso lenguaje de la víctima ni el iracundo lenguaje del vengador: pensé que mi palabra resultaría tanto más creíble cuanto más objetiva y menos apasionada fuese; solo así el testigo en un juicio cumple su función, la de preparar el terreno para el juez. Los jueces sois vosotros”.

Porque conoció las pulsiones más abominables del alma humana e intuyó el peligro de que un hecho así se repitiera, Primo Levi, al igual que otros sobrevivientes como Jorge Semprún o Elie Wiesel, apostó por la literatura como vehículo de la memoria. “La historia de los campos de destrucción debería ser entendida por todos como una señal de peligro”. La vigencia de sus reflexiones es más que pertinente en el mundo actual, donde proliferan la xenofobia y el racismo, resurge la ultraderecha, se multiplican los brotes de neofascismo y crece el culto hacia líderes populistas. Ante este panorama, conviene destacar algunos párrafos del apéndice a la edición de Austral donde Levi responde a sus lectores. Sobre el odio a los judíos, apunta que “esta aversión, impropiamente llamada antisemitismo, es un caso particular de un fenómeno más vasto: la aversión contra quien es diferente a uno. En la mayoría de los casos, esta convicción yace en el fondo de las almas como una infección latente; no está en el origen de un sistema de pensamiento. Pero cuando este llega, cuando el dogma inexpresado se convierte en la premisa mayor de un silogismo, entonces,

al final de la cadena está el Lager”. Para Primo Levi “los Lager nazis han sido la cima, la culminación del fascismo en Europa, su manifestación más monstruosa; pero el fascismo existía antes que Hitler y Mussolini, y ha sobrevivido, abierto o encubierto, a su derrota en la Segunda Guerra Mundial. En todo el mundo, en donde se empieza negando las libertades fundamentales del hombre y la igualdad entre los hombres, se va hacia el sistema concentracionario, y este es un camino en el que es difícil detenerse”. Primo Levi escribió una decena de títulos que van del testimonio a la ficción, libros que no habría escrito de no ser por sus vivencias en Auschwitz. “A mi experiencia breve y trágica de deportado, se ha superpuesto otra mucho más larga y compleja de escritor-testigo, y la suma es claramente positiva; globalmente, este pasado me ha hecho más rico y seguro”. El “insensato y loco residuo de inconfesable esperanza” que lo acompañó en el campo de concentración, derivó, los últimos años de su vida, en una profunda depresión. Sin más historias que contar, Primo Levi murió en 1987, en su casa de Turín.

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ESCENARIOS

27 DE JULIO 2019

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IMÁGENES

El genio de Gabriel Figueroa ANDREA SERDIO

B Del 31 de julio al 11 de agosto se realizará el Festiva Internacional de Danza Contemporánea de la CDMX.

DANZA

Danzar mundos posibles

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ARGELIA GUERRERO makarova81@yahoo.com.mx FOTOGRAFÍA NITZARINDANI VEGA

a historia de la danza contempla varios momentos que reconfiguran la idea que sobre su esencia y función se ha constituido; así como de los elementos que la constituyen y complementan: impulso, fuerza, inmovilidad, movimiento, espacio, ritmo, músculos, diseño, etcétera. Los distintos manejos que de estos elementos se hace, determinan un estilo particular de danza y como tal se posiciona e interactúa con los espectadores. El ballet clásico ha sido el más paradigmático debido a su rigor por las formas, el virtuosismo que exige su ejecución, así como la naturaleza narrativa que lo coloca como un estilo más comprensible. Para el caso de la danza contemporánea la historia ha sido distinta y representa una configuración más compleja y establece también una relación complicada con el espectador. Pendiente, incluso, una denominación más apropiada. Por un lado, se encuentra la falsa idea establecida por los propios bailarines que dicta que el estilo contemporáneo exige menor rigor técnico; por otro, parece que en contrasentido de la forma narrativa, el factor expresionista y conceptual del estilo contemporáneo le convierte casi obligatoriamente en una danza hermética. Ambos postulados son falsos, pues como dice el crítico Alberto Dallal: “La danza, como la técnica, no adquirirá memoria; humanidad sino en la

medida en que permita la entrada a una significación que solo puede ser conformada por un espectador”. La danza contemporánea exige, además, abrevar de la mayor cantidad de elementos técnicos, escénicos y semióticos para hilvanar un discurso que refleje la complejidad de la sociedad contemporánea y sus individuos. La danza se erige como un factor importante de cohesión y acción comunitaria, en tanto nos permite conocernos a nosotros mismos y conocer a los demás. Requerimos, por lo tanto, bases para comprenderla, gozarla y difundirla. La danza contemporánea se ocupa de la realidad hoy y se constituye como recreación de los fenómenos de una colectividad. Refleja. Es por eso que los ejecutantes y creadores de danza llevan la tarea de romper la barrera elitista que convierte este arte en un discurso críptico cuyo texto se vuelve inasequible al espectador. Con esto tampoco sugiero voltear la inquietud creativa de los artistas y producir arte complaciente. Por el contrario, la complejidad de nuestra realidad hoy requiere de buscar nuevas formas de expresión para reflejar su naturaleza dinámi-

“El reto de los artistas requiere reconocer que el arte genera comunión”

ca. El arte ofrece las posibilidades para estas reflexiones complejas. Escribe Dallal: “las manifestaciones públicas, las concentraciones políticas, las protestas comunitarias, significan, más que una comunicación, una búsqueda de comunicación que obliga a entrar en una etapa realmente humanística”. Entonces el reto de los artistas parece grande, se requiere que el público se reconozca, que el arte genere comunión, que a través de la constante búsqueda propicie conocimiento y conciencia que se entreteja hasta hacerse colectiva. En próximos días, del 31 de julio al 11 de agosto se realizará la cuarta edición del Festiva Internacional de Danza Contemporánea de la CDMX, con la participación de más de 40 compañías de 20 países y 15 solistas que participan en el Concurso Internacional de Solistas con Trayectoria en el Teatro de la Ciudad, con 15 sedes distintas de la ciudad. La danza contemporánea requiere acercarse al espectador ávido de dar contenido y forma a las inquietudes propias de su tiempo. El festival abre las posibilidades de encontrarse y reflexionar con múltiples manifestaciones de la danza contemporánea que nos lleve a pensar seriamente sobre la naturaleza del arte contemporáneo y sus potencialidades filosóficas. Si, como dice el postulado zapatista “otros mundos son posibles”, el arte libera y abre múltiples puertas para imaginarlos, crearlos y compartirlos.

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ajo el cielo de México. Gabriel Figueroa arte y cine es el título del libro que redescubre las influencias y los alcances del fotógrafo que exploró como nadie los recursos de los grandes pintores de México para crear imágenes perdurables. Publicado por Fundación Televisa, Bajo el cielo de México es un amplio recorrido por la carrera de Figueroa, desde sus inicios en un estudio fotográfico, donde lo mismo hacía retratos que carteles publicitarios, hasta sus películas más aclamadas. Gabriel Figueroa nació en la Ciudad de México el 24 de abril de 1907. En el cine se inició haciendo fotos fijas en la película Revolución, de Miguel Contreras Torres. A ésta siguieron, entre otras, La mujer del puerto, Almas encontradas y Chucho el Roto. Figueroa viajó a Hollywood en 1935 para aprender los secretos del séptimo arte. Un año después debutó como camarógrafo en la película de Fernando de Fuentes Allá en el Rancho Grande, que marcaría la internacionalización del cine mexicano. El estilo de Figueroa se definió casi desde el principio. Las composiciones extremadamente cuidadas, los encuadres, los contrastes de luces y sombras, le dieron no solo identidad a él sino a la cinematografía nacional con películas como Enamorada, dirigida en 1946 por Emilio El Indio Fernández. Con El Indio formó la mancuerna más aclamada de la época de oro del cine nacional. Filmaron Flor Silvestre, María Candelaria, La malquerida, Salón México y muchos otros éxitos de crítica y taquilla. En todas ellas es patente el nacionalismo que a través de las imágenes exalta el cielo, las montañas, el campo y los pueblos de México. La estética de Figueroa deslumbró al mundo, pero no a Luis Buñuel con quien filmó películas como El ángel exterminador, Nazarín y Los olvidados. Sobre todo para esta última cinta, Buñuel no estaba de acuerdo con el preciosismo que Figueroa imprimía a sus tomas; él quería algo más austero, más auténtico. El resultado es igualmente asombroso. El prestigio de Figueroa lo llevó a trabajar con algunos de los mejores directores del mundo. Con John Ford filmó El fugitivo y con John Huston La noche de la iguana, por la que fue nominado al Oscar en 1965. Bajo el cielo de México reproduce fotogramas y fotografías de películas de Figueroa. En ellas están aquellas que se volvieron clásicas y los actores que se erigieron estrellas de un cine que en los cincuenta del siglo XX brillaba como pocos.

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LABERINTO

DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: SALVADOR VÁZQUEZ

27 DE JULIO 2019

http:// www.milenio.com/laberinto/Facebook: Laberinto Milenio/Twitter:@SCLAberinto

TOSCANADAS

La famosa lámpara DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com

Cuando abro los periódicos” escribió Rosario Castellanos en un poema, “es para leer mi nombre escrito en ellos”. Su nombre apareció en todos los del ocho de agosto de 1974, pero ella ya no los vio. La noticia relevante era la inminente renuncia de Richard M. Nixon a la presidencia de los Estados Unidos, mas comoquiera los diarios se dieron espacio para informar sobre el accidente mortal en Tel Aviv. Algunos medios decían que Rosario Castellanos había muerto en la sede de la embajada; otros que en su casa ubicada en Herzila, población contigua a Tel Aviv. Había sido el chofer quien la separó de esa famosa lámpara metálica que le dio la descarga mortal. Aún con vida, fue enviada a un hospital, pero murió en el trayecto a bordo de la ambulancia. Dos días después, era enterrada en la Rotonda de los Hombres Ilustres. “La ceremonia luctuosa, efectuada bajo fuerte aguacero, que en ningún

ROSARIO CASTELLANOS

La escritora mexicana murió el 8 de agosto de 1974.

momento restó solemnidad al acto, fue presidida por el Presidente Echeverría”. Supongo que electrocutada en casa, no habría tenido los honores de un entierro oficial y difícilmente habría llegado a la rotonda, pese a que su grandeza la alcanzó como escritora y apenas fue una regular embajadora. Sí, se dedicó a promover la cultura mexicana y daba clases en la universidad local, pero su nombramiento había causado que más de una ceja se alzara, pues Israel era un sitio de vivo conflicto, sumido en crisis militares. De hecho, el día de su muerte Israel había comenzado un bombardeo sobre Líbano y faltaba un mes para que terroristas palestinos mataran a once deportistas olímpicos en Múnich. La consigna dada por Echeverría a los diplomáticos fue que impulsaran los productos mexicanos en sus países. “O exportamos o moriremos”, había expresado el líder de los industriales de México ante el grupo de recién

nombrados embajadores. Los comentarios no se hicieron esperar. “¿Qué vamos a exportar a Israel”, decía un articulista, “¿poemas?” Mas otros celebraban el nombramiento diciendo que continuaría la excelsa tradición de otros escritores diplomáticos como Altamirano, Riva Palacio, Reyes, Nervo, Torres Bodet o Gorostiza. La misma Rosario Castellanos escribió sobre el principio de Peter tras su nombramiento: “Todo puesto será ocupado por un individuo incapaz de asumir la responsabilidad”. Tiempo después, cuando desde las embajadas se publicaron las oportunidades de exportación para productos mexicanos, se enlistaban alimentos, acero, materias primas, maquinaria o textiles; pero solo un producto desde la embajada de Israel: Guitarras. Y sin embargo eso está bien. El producto más noble y duradero que ha exportado México es su cultura. Y así debe seguir siendo.

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CAFÉ MADRID

El pintor de almas

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espués de atravesar a 42 grados centígrados el casco antiguo de Zaragoza, previa escala en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar (como tiene que ser en esta ciudad a orillas del río Ebro), uno llega a la Fundación Ibercaja empapado en sudor. Lejos de ayudar, los tragos de agua fresca contribuyen a instaurar la sensación de bochorno y, solo después de un largo rato, el aire acondicionado del lugar repone al visitante que, para entonces, ya se deleita con una treintena de cuadros firmados por uno de los pintores más populares de España: Julio Romero de Torres (1874-1930), inmortalizado en La morena de mi copla, un pasodoble que Manolo Escobar (q.e.p.d.) empezaba a cantar con ímpetu patriótico (“Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena/ con los ojos de misterio/ y el alma llena de pena”), para luego arrancarse el estribillo de las entrañas (“Morena, la de los rojos claveles,/ la de la reja floría, ¡la reina de las mujeres!/ Morena, la del bordao mantón,/ la de la alegre guitarra/ ¡la del clavel español!”). Romero de Torres, nacido en Córdoba (Andalucía) y madurado en las tertulias de artistas y escritores de Madrid, comenzó a pintar con un marcado carácter regionalista para luego adherirse a la estética simbolista y, finalmente, desembocar en un estilo personalísimo que conjugaba el sentir popular andaluz con la tradición del arte italiano del Renacimiento. Por medio de un dibujo preciso y de composiciones equilibradas, en las que utilizaba colores azulados, verdosos y, sobre todo, negros, dotaba a sus obras de un halo de poesía y misterio. En su

VÍCTOR NÚÑEZ JAIME periodismovictor@yahoo.com.mx FOTOGRAFÍA WIKIPEDIA.ORG

cuadros solía mostrar a la mujer andaluza en un primer plano, poniendo detrás paisajes amplios en los que a veces incluía elementos arquitectónicos o pequeñas figuras, que le gustaban al pueblo y no tanto a los críticos especializados. Los múltiples tipos de feminidad que dominan buena parte de la obra de Julio Romero de Torres exhiben a mujeres poderosas, fuertes, desafiantes, que encajan en el concepto

“Romero de Torres fue un cronista gráfico de su época, pintó la realeza y personales populares”

de femme fatale, algo que fascinaba a Europa en las primeras décadas del siglo XX, pero que en España parecía imposible aceptar. Son, en suma, mujeres que parecen llenas de melancolía, con un toque erótico en medio de paisajes oscuros, con una variedad cromática que no se aleja de la tenebrosidad. Entre ellas, dos son las más famosas: La chiquita piconera y La Fuensanta, dos sensuales morenas agitanadas. La segunda, con su cántaro metálico y su ropaje tradicional, estuvo plasmada en los antiguos billetes de 100 pesetas y, en 2007, fue subastada por más de un millón de euros. La primera, con sus zapatos de tacón, medias de seda, ligas anaranjadas y el hombro desnudo, fue la que inspiró aquella copla

Fragmento de La chiquita piconera, de Julio Romero de Torres, que inspiró La morena de mi copla, de Manolo Escobar.

que popularizó Manolo Escobar. Se llamaba Concha Cabezón y, en 2002, cuando tenía 97 años de edad, el Diario de León la encontró en un asilo de ancianos de la localidad de Riaza (Segovia). Estaba un poco seca y huesuda, pero con la mente y la coquetería intactas. Así lo demostraron los dos claveles rojos que tenía en una oreja, sus canas bien peinadas y sus tres collares en el cuello, como para complementar su belleza, con los que se arregló para ser retratada por el periódico castellano en el que, por si acaso, quiso dejar muy claro: “¡que sepáis que entre Romero de Torres y yo nunca hubo idilio de ninguna clase!” Esta exposición, que ahora alberga Zaragoza pero que lleva casi dos años recorriendo España, revisa la evolución del pintor, desde sus obras de juventud hasta la consolidación de su estilo. Los cuadros de las dos últimas décadas de su producción artística destacan por el proceso de desacralización de lo sagrado y la sacralización de lo profano a través de lo popular. Por eso se le conoce como “el pintor de almas.” Cuenta Mercedes Valverde, la directora del museo dedicado al artista en su Córdoba natal y autora del catálogo de la muestra, que Romero de Torres es “un cronista gráfico de su época, ya que pintó a la realeza y a los políticos, pero también a cantantes, bailarinas y chicas de variedades, de quienes fue gran impulsor, sin olvidarse de las mujeres del pueblo. Lo curioso es que todas están rodeadas de tinieblas”. La verdad es que, después de recorrer la exposición, uno quisiera meterse en las tinieblas de alguno de estos cuadros. Porque estaría muy bien olvidarse del furioso sol que padecemos estos días.

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