Laberinto No.926 (13/03/2021)

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Suplemento cultural de MILENIO

LABERINTO HOMBRE DE CELULOIDE

CIENCIA

FERNANDO ZAMORA

GERARDO HERRERA CORRAL

La consagración de Ruizpalacios

De Yuri Gagarin a la Sputnik V Foto: Catatonia Films

Foto: Sputnik

SÁBADO 13 DE MARZO DE 2021 AÑO 17 - NÚMERO 926

Matos Moctezuma: No se puede inventar la historia Guadalupe Alonso Coratella/ FOTOGRAFÍA: ARCHIVO MILENIO


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ANTESALA

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EN EL BANQUILLO

Voces TEDI LÓPEZ MILLS

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o entiende la transición del pasado al presente y luego el salto directo a la república: como si bastara el río para evocar el agua. Los acertijos son trucos o atajos. Se rompe la cascada con su espuma cuando la menciono mientras reviso el escaparate de ofertas en mi pantalla. Las orlas blancas son el trasfondo de la imagen del cuerpo desnudo que flota bocarriba en el estanque prohibido por el padre de las niñas: ahí ahogan criaturas a cada rato y nadie se fija. Tampoco entiende el artificio de mi frase traducida de un palíndromo en inglés: “las ratas viven en ninguna estrella maldita”. ¿Cómo se dice indignación en esperanto? ¿Cómo se dice lo que se piensa? “Hallan cabeza desollada con manta intimidatoria”. “En Iztapalapa abandonan un león muerto y le echan cal”. Sigue en pie el muro de las consignas en el lote donde los arbustos se rozan con el ruido de los moscos que imagino sin remedio: Montaigne esunmisógino. Si se pasa del oráculo a las noticias debe intercalarse algún argumento con tintes históricos: “andando el tiempo a una con el habla mudaron además la forma de las letras”. Me tropiezo con hombres buenos y sensibles si no camino con cuidado. ¿Por qué no escribes sobre feminismo? A tus años y con tu experiencia… En una serie de lienzos, la dama y el caballero se envían mensajes de amor: Corazón doble. Mi mano en tus manos. Manantial de lágrimas. Dulces sortijas de oro. Son hieráticas las figuras porque son simbólicas. Tú también eres simbólico. Haces listas, tachas personajes, organizas grupos y repites, con cuánto tino, la frase de costumbre: necesitamos más mujeres y mejor si son jóvenes. Es lo de hoy. Hay que educar a la compasión, especializarla en la empatía que le corresponde por género o identidad. ¿Te han violado o al menos acosado? En mi pantalla la pornografía se divide en tres temas: “Final feliz”, “Depiladitas” y el clásico “Creampie”. Investigo para un examen de opción múltiple. ¿Dónde se colocará el punto máximo de dolor? ¿A quién se cancelará esta semana? Homero ya corre peligro: “Contiene cosas muy feas. Si se enseña de manera equivocada, glorifica la violencia, perpetúa la misoginia”. Telémaco calla a su madre Penélope. Creo que yo también callé a la mía. Leo solo escritoras, me señala una amiga que me dijo con ternura en los noventa del siglo XX: nunca serás una auténtica mujer si no te transformas en mami. El juego de las palabras no incluye lo que excluyen las palabras. Cómo nos tratamos entre nosotras es un asunto que estudio a escondidas por aquello de la nueva sororidad tan sonora. No logro agitar banderas oportunamente. “Masacre de once albañiles en Tonalá”. Nos quieren invisibilizar muriendo más ellos que ellas. A una señora la mataron de un balazo, pero no es parte de la gesta porque el crimen no fue sexual. La paridad en gabinetes, consejos, catálogos aún no aminora la cifra de feminicidios. Por lo pronto, el señor proclama colérico que él respeta mucho a las mujeres. Me iré borrando.

¿Cómo se dice indignación en esperanto? ¿Cómo se dice lo que se piensa?

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Güeros y los cortometrajes Verde y El último canto del pájaro Cú pueden verse en Filminlatino.

HOMBRE DE CELULOIDE

Una retrospectiva personal

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FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA CATATONIA FILMS

l arte ofrece orden donde suele haber caos. En ello radica la importancia del montaje en el cine, lo cual se verifica en un premio como el Oso de Plata a la contribución artística que acaba de ganar en Berlín el mexicano Alonso Ruizpalacios. Una película de policías fue premiada por sus innovaciones en el montaje que es, como decía Eisenstein, el arte mismo del cine. Una película de policías es, además, una nueva inversión de Netflix en talento mexicano, pero no va a estrenarse hasta otoño, de modo que vale la pena, por lo pronto, preparar nuestra retrospectiva personal de Ruizpalacios aguardando así, como como se debe, la llegada de Una película de policías. Güeros es la primera propuesta en esta pequeña muestra. Es una pieza que, de modo inteligente, reflexiona en torno a la fraternidad. La maestría de Ruizpalacios en Güeros estriba, primero, en el manejo de actores. Tenoch Huerta interpreta a Sombra, paradigma del joven mexicano que se ha quedado sin universidad a causa de una huelga que ni le va ni le viene. Sin nada que hacer, Sombra se la pasa bebiendo y fumando en su departamento hasta que aparece su hermano Tomás cargado de una culpa que, por cierto, aparece a todo lo largo de la obra de

Ruizpalacios. Tomás es interpretado por Sebastián Aguirre quien, gracias a que está magníficamente dirigido, consigue transmitir una suerte de desconcierto existencial que hace de Güeros una de las mejores películas nacionales en el rubro de “juventud atribulada”, de Bildungsroman. Y es que más allá de lo simbólico de una huelga que, en efecto, paralizó al país; y más allá del encuentro fortuito de estos hermanos que viven unidos por una canción que nunca escuchamos (la rola que hizo llorar a Dylan), hay química. Y mucho más: una fotografía espectacular, reflexiones profundas e hilarantes y, en suma, el arte de uno de los cineastas más prometedores en el panorama nacional. En muchos sentidos, Güeros es la culminación de las búsquedas artísticas de Ruizpalacios, un egresado del CUEC que comenzó a explorar temas personales (pero al mismo tiempo universales) desde que filmó su cortometraje El último canto del pájaro Cu. Si al final de Opus

Llena de recursos artísticos, nos regala paz y puede hablar del tema humano por excelencia: la muerte

Nigrum Yourcenar sugiere que nada puede decirse de lo que hay más allá de la muerte, Alonso Ruizpalacios se atreve a intentarlo. Y nos conduce más allá, hasta el océano que recibe a Ulises, su protagonista. Esta idea (la de conducir al espectador hasta lo inefable) podría parecer tan pretenciosa que resulte chocante. Y sin embargo el resultado es magnífico. Lleno de recursos artísticos, nos regala paz. Y el gozo de una pequeña joya que con tan bajo presupuesto puede hablar del tema humano por excelencia: la muerte. Pero, para estar atentos a la maestría de Ruizpalacios, es necesario conocer también aquello por lo que acaba de ser premiado en la Berlinale: el montaje. Por eso es necesario conocer Verde, la historia de un robo que pudo suceder. En ella el director se encuentra, otra vez, con algunos de sus temas recurrentes: la culpa, la toma de conciencia, la necesidad, más que de dinero, de paz. Con estas tres obras, el espectador está preparado para ver en otoño la película que acaba de ganar el Oso de Plata en Berlín. En esta discreta retrospectiva se excusa al espectador de ver Museo, claro, una película tan fallidamente comercial como los capítulos de series televisivas que ha tenido que dirigir.

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ESCOLIOS

POESÍA

Abandonos I JEANNETTE L. CLARIOND

Saliste corriendo por la playa como potranca desbocada. Tus gafas se quedaron flotando bajo la luna. Tomé el auto, y me fui al hotel. Al llegar me asomé por la ventana, pero no regresaste. Nunca regresaste. Aunque por la mañana nos dimos los buenos días como si nada hubiera ocurrido. Como si al correr lejos de mí, tu cuerpo lastimado lastimándome se hubiera ido para siempre. Regresaste con tu cuerpo llagado. Nunca la sangre había corrido con tal fuerza por la playa. Este poema forma parte de Abandonos, un libro en preparación.

EX LIBRIS

Diálogos con Platón/ EKO

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ANTESALA

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Épica del libro ARMANDO GONZÁLEZ TORRES

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@Sobreperdonar

a invención del libro es un hecho relativamente reciente en la historia de la especie humana que, sin embargo, cambia radicalmente su rumbo: con el libro es posible potenciar la memoria, acumular experiencias y conocimientos y prolongar la conversación más allá de las rondas de las generaciones. Así, los libros cumplen múltiples funciones: son mecanismos para atesorar, mejorar y transmitir saberes; para demostrar poderes; para ganar prestigio e influencia y, por supuesto, para regalar placeres, consuelos y libertades a su lector. Por lo demás, los libros pueden realizar funciones antagónicas: por ejemplo, ser un instrumento de conservación que permite fijar la palabra de autoridad, así como crear dogmas y cánones o, al revés, ser un artefacto subversivo que cuestiona el estado de cosas vigente e inspira disidencias. En el ya célebre El infinito en un junco, Irene Vallejo hace una crónica, entre la épica y la historia de la vida cotidiana, del surgimiento y asentamiento de este artefacto de socialización y conocimiento, que es el libro. Aunque el título remite al mundo antiguo, la autora traza una serie de coordenadas geográficas e históricas que permiten ampliar la visión y narrar, con una prosa en la que cada frase es esmeradamente cincelada, razonada y sustentada, muy distintas maneras de concebir el libro y la lectura a través del tiempo. Los primeros pasos del libro implican una combinación de avances técnicos (los soportes del papiro y el pergamino y el formato del código), sueños de grandeza (la aspiración de Alejandro a un imperio, una sociedad y una biblioteca planetaria), luchas por el poder (el afán de los Ptolomeos por la supremacía política y cultural) e intereses comerciales (el boicot de papiro que populariza el uso del pergamino). Vallejo aborda esas eras aurorales del libro con erudición, equilibro analítico y audaces analogías que vinculan lo arcaico con lo actual. Se trata de una historia multidimensional del surgimiento del libro: sus soportes materiales, sus apoyos políticos, sus funciones sociales y espirituales, sus mitologías, sus personajes pintorescos y sus mártires y sus villanos. Se habla del milagro de los libros, pero también de su fragilidad ante los estragos del tiempo y la naturaleza o ante los periódicos intentos de censura, manipulación o exterminio. La historia del libro, por otra parte, no escapa a las tercas inercias de muchas sociedades y, sin discursos victimistas, la autora detalla la marginación de las mujeres y los pobres en el acceso a este prodigioso invento. En este ensayo el libro no solo es un objeto, sino una suerte de personaje narrativo que sufre las más diversas vicisitudes, pero que también encuentra héroes providenciales y anónimos para preservarlo. Se emprende, entonces, una crónica de las tribulaciones, pero también un elogio de la fortaleza del libro y la lectura, que en las circunstancias más adversas siguen siendo un instrumento de humanización y liberación.

Irene Vallejo aborda las eras aurorales con erudición y audaces analogías

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DE PORTADA

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Eduardo Matos Moctezuma expone una visión de la Conquista que contradice los mitos que sostienen a la historia oficial

“Cortés en Tenochtitlan: entre la admiración y el deseo de triunfar”

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GUADALUPE ALONSO CORATELLA FOTOGRAFÍA ARCHIVO MILENIO

or su permanencia como por las investigaciones que ha generado, en la historia de la arqueología mexicana no se ha dado un proyecto similar al del Templo Mayor. Desde el hallazgo de Coyolxauhqui, hace 43 años, se cuentan más de 1250 trabajos entre reseñas, guías, tesis, catálogos y libros publicados. Así lo afirma Eduardo Matos Moctezuma, quien ha encabezado una investigación centrada en tres ejes: el Templo Mayor, la historia de la arqueología y la muerte de los mexicas. Quien fundara el Museo del Templo Mayor en 1987 no está seguro de tener algún parentesco con Moctezuma, el tlatoani. “No lo sé. El apellido no es común, somos pocos quienes lo llevamos. Los españoles lo convirtieron en un título nobiliario y se conserva bajo ese tenor. Aunque eso de que estaba predestinado al Templo Mayor por llevar el nombre, como lo creía el escritor Gustavo Sainz, jamás lo he pensado”. En los últimos meses, el miembro de El Colegio Nacional ha encabezado diversas iniciativas dirigidas a revisar la historia de la Conquista a 500 años de la caída de Tenochtitlan y Tlatelolco, sobre todo en relación a ciertos datos que persisten aun siendo incorrectos. “No es cierto que Cortés quemó las naves. Las encalló, las envaró, y después utilizó ese utillaje para hacer los bergantines en Tlaxcala y Texcoco. También es muy socorrido escuchar el término malinchismo, que proviene de la Malinche, a quien se le ha tratado como traidora al igual que a los tlaxcaltecas. No fue así. Marina era una mujer inteligente y preparada, hablaba varias

lenguas: el maya, el náhuatl, quizá el totonaca. Estaba entre las veinte mujeres que le regalaron a Cortés después de la batalla de Centla. Lo que hizo fue defender a su pueblo, igual que los tlaxcaltecas, que estaban bajo la amenaza de las huestes mexicas. El imperio mexica les imponía un tributo muy severo a otros pueblos indígenas: cargas de maíz y frijol, caracoles, pieles de jaguar. Había mucho rencor contra el imperio mexica y ese rencor encuentra salida cuando llega Cortés, quien les promete que ya no seguirán pagando tributos. Por otro lado, está la idea de que cuando llegan los españoles a Veracruz se cree que eran dioses. En caso de que así hubiera sido, pronto dejaron de creerlo. Moctezuma usa dos estrategias para alejar a los españoles. Estando Cortés en Veracruz, envía magos para que se alejen, pero también obsequios: plata, oro, plumas. Eso se repite a medida que Cortés avanza. Moctezuma envía varias embajadas a Tlaxcala, acompañadas de obsequios, pero la condición es que no sigan avanzando hacia Tenochtitlan. Los españoles llegan a Cholula, ocurre la matanza, y Moctezuma, viendo que no consigue disuadir a los españoles, cambia la estrategia y trata de hacerlo por la vía militar. No le resulta, porque los españoles son avisados por la Malinche y por Gerónimo de Aguilar sobre los peligros que les pone Moctezuma. Son varios aspectos, hay otros más que habría que analizar”. En el caso de la Conquista, la historia oficial responde a una conveniencia ideológica. En este sentido, aún prevalece la versión que surge en el siglo XIX, con sus mitos y distorsiones. Para Matos Moctezuma, “la historia en muchos países está llena de aspectos dudosos. Aunque hay discusión en cuanto a ciertos pasajes de la llamada Conquista e

incluso después, en el México independiente hay también aspectos a discutir. Se debe estudiar a fondo la información que nos proporcionan la arqueología y las fuentes históricas, que a veces se contradicen entre ellas, pero es lo que va a desbrozar el camino para llegar a algo más firme. Lo que no se vale es que se inventen cosas sin ninguna base porque en el siglo XIX se realzan personajes y se ataca a otros”. Hablamos de una civilización con un gran imaginario, una cosmovisión fascinante que se recoge en su simbología, en los mitos, en el arte. ¿Qué nos revela esto? El estudio de los mitos antiguos nos abre puertas insospechadas para entrar en su pensamiento. Tenían su propia visión del universo, de cómo estaba construido, del lugar que ocupaban los dioses, los hombres, los animales. Es una llave muy importante para conocer a estos pueblos porque permite ver cuál era el pensamiento mítico, como ocurre en muchos pueblos, por ejemplo, la fundación de Roma. Hemos oído que Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba, y sabemos que eso no es cierto, pero el mito gana presencia y está allí. Igual que aquí con el águila parada en el nopal. No menciono a la serpiente porque hay varias versiones. A mi juicio, es un símbolo que surgió después de que Tenochtitlan se libera de Azcapotzalco. Ixcóatl, el tlatoani, no quiere que la historia los haga ver como un pueblo sometido a Azcapotzalco sino como un pueblo que cuenta con el dios Huitzilopochtli. El águila parada en el nopal es Huitzilopochtli, el Sol, y de este modo tratan de hacer algo más glorioso: lle-

En términos generales hay una visión, a veces idealizada, del mundo prehispánico

gan al lugar que les indicó su dios, no a un islote al que los mandaron los señores de Azcapotzalco. ¿Qué lugar ocupó Tenochtitlan en el escenario de Mesoamérica? ¿Qué alcances tuvo como civilización? Mil quinientos años antes ya había aquí sociedades como los olmecas, que habían alcanzado un nivel de civilización. Hubo cantidad de sociedades, cada una con su lengua, con sus características arquitectónicas, con su manera de vida, que conformaban Mesoamérica. Ahí tenemos los sitios de la zona maya o a los teotihuacanos con una ciudad impresionante, planificada de manera asombrosa. Fue la ciudad más grande y eso ocurrió mucho antes de que existiera Tenochtitlan. Hay un fenómeno muy interesante: cómo, en diferentes medios ambientes, el hombre mesoamericano y también en otras partes del mundo ha podido controlar la adversidad. Tenemos al maya en la parte selvática o en toda esa península que tiene otras características. Tenemos al mexica en un medio lacustre como Tenochtitlan, que igualmente podrá dominar. En Oaxaca, Monte Albán, entre grandes montañas. Paquimé en el norte, en Chihuahua, una zona desértica. Y también en Egipto, en Mesopotamia, en China. Son las grandes civilizaciones de la humanidad que en cierto momento van a tener grandes avances, escritura, una arquitectura monumental, planificaciones, estratos sociales. Eran sociedades muy complejas. En el caso de Tenochtitlan, es de las últimas ciudades que se fundan. Tlatelolco es la última, en el año 1337 de nuestra era. En esos 3000 años anteriores a la Conquista, el territorio mesoamericano está plasmado de grandes civilizaciones, de grupos diversos que crean verdaderas ciudades y dominan su medio ambiente. ¿Con qué se encontró Cortés cuando entró a Tenochtitlan?


DE PORTADA

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El arqueólogo y fundador del Proyecto Templo Mayor.

Hay dos etapas. Primero, cuando lo aposentan en el palacio de Axayácatl, sale a visitar la ciudad acompañado de Moctezuma y otros señores. Luego viene la famosa Noche Triste, cuando la retaguardia de Cortés, con indígenas aliados, guerreros españoles, caballos, armas, se pierde en aquella batalla. Desde esta perspectiva, Cortés tiene una visión de la ciudad —él mismo lo resalta, lo mismo que Bernal Díaz del Castillo en sus escritos—, del mercado de Tlatelolco, que le impacta mucho. La segunda etapa es la militar, cuando ya tiene una estrategia para controlar

las entradas por las calzadas, controlar el agua con los bergantines, y concluye en Tlatelolco, el último reducto de la defensa indígena. Se mueve entre la admiración y el deseo de triunfar, de ganar prebendas ante la Corona, de salvar almas. Finalmente, el 13 de agosto de 1521 logra someter al pueblo mexica. ¿Cortés venía con un interés de conquista? Hay posturas que aseveran que venía a hacer el mestizaje. Creo que esa posición es de una inocencia inaudita porque tenemos antecedentes en los dos primeros viajes

de los españoles, antes de Cortés: ya se entablan guerras contra los naturales. Por eso Cortés se apertrechó bien en sus naves, para traer armas y todo lo necesario. Si no, hubiera traído flores para repartir, lo que no era su intención. Nada de que el mestizaje. Es una posición muy idealizada, además de totalmente irreal. Venía con fuerzas porque traía la consigna de encontrar oro, tierras nuevas para la Corona y, por lo tanto, ganar prebendas. Del aspecto religioso se iban a encargar los frailes. Las posiciones idílicas no se ven por ningún lado.

En el caso de Moctezuma, ¿qué lo caracteriza? De acuerdo con la documentación, era un hombre que estaba muy preocupado por su imperio. Al saber que llega gente extraña a las costas, usa dos estrategias para alejar ese peligro. Por un lado, se nos pinta a una persona apesadumbrada y eso también permea en su pueblo. Años atrás hubo pronósticos que vaticinaban una desgracia para el imperio. No era fácil su situación como gobernante. Sin embargo, trata de aprestar guerreros para que ataquen a los españoles. No lo logra porque Cortés, gracias a la información que recibe, se entera de lo que está preparando su enemigo y lo evade. Creo que Moctezuma es un hombre con una carga muy fuerte, que ve cómo se rebelan los que antes estaban sujetos a él. Hay que tomar en consideración todo eso. En un momento, Cortés lo hace prisionero en el Palacio de Axayácatl, donde habitan los españoles, y, finalmente, el mexica mismo lo destituye y nombra a su hermano Cuitláhuac, señor de Iztapalapa, como tlatoani. Creo que es una persona que lo debe haber pasado bastante mal. Es como dice Alfonso Reyes en su Visión de Anáhuac: “Moctezuma el doliente”. No podría existir un término mejor. ¿Los mexicanos hemos sabido conciliarnos con este pasado? ¿Qué hace falta trabajar en este sentido? En términos generales hay una visión, a veces idealizada, del mundo prehispánico. Se ha enaltecido a ese mundo en detrimento de lo español, de nuestra otra parte. El mexicano debe entender que está compuesto por esos dos grandes aspectos y que históricamente así se dio. Este momento, a 500 años de la Conquista, ¿nos permite revisitar la historia y profundizar más allá de las ideologías y la interpretación oficial? Hay que aceptar la historia como se dio, no podemos andar inventando. Ahora es muy socorrido decir, y no hay ningún dato para eso, que Tenochtitlan se fundó en 1321, todo para que se tenga una secuencia con 1521, 1821 y 2021, lo cual es una manipulación de la historia. El mayor número de fuentes señala que fue en 1325. Una ciudad no surge de la noche a la mañana, hay determinados aspectos que la sociedad, en este caso la mexica, tiene en cuenta. Quizá no es que haya surgido en ese momento, sino que ocurren determinadas cosas que son importantes para ese pueblo y por tanto finca ese momento para su arranque. Hay crónicas que permiten sustentar la hipótesis de que ese año ocurrieron ciertos fenómenos que llevan al mexica a manejar esa fecha como la de su fundación.

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CIENCIA

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DESMETÁFORA

Del primer astronauta a la primera vacuna En abril se cumplirán 60 años desde que Yuri Gagarin incursionó en el espacio inaugurando una nueva época

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n abril de 1961 Yuri Gagarin completó una vuelta a nuestro planeta a bordo de la nave espacial Vostok. El piloto soviético, con la no muy imponente estatura de metro cincuenta y siete, se convirtió en el primer ser humano en incursionar en el espacio al volar durante hora y media alrededor de la Tierra. De origen humilde, Gagarin sufrió la ocupación nazi cuando en 1941 un oficial alemán se apropió de la casa en que vivía con sus padres y hermanos. Se les permitió construir un cuarto de tres por tres metros en la parte trasera donde vivieron hasta el final de la invasión alemana a la Unión Soviética. Gagarin habría cumplido 87 años el 9 de marzo pero murió cuando apenas tenía 34 en un accidente aéreo también en marzo. El cosmonauta visitó nuestro país en octubre de 1963, con motivo de un congreso internacional de aeronáutica. Llegó a la Ciudad de México acompañado por Valentina Tereshkova, primera mujer que voló al espacio, y ambos fueron recibidos por el presidente Adolfo López Mateos. Se dice que el presidente John F. Kennedy le prohibió visitar Estados Unidos como reacción ante la gran popularidad que adquirió el cosmonauta en plena Guerra Fría. Pero esa no sería la única manifestación de aversión. En 2011 la ONU proclamó que el 12 de abril se celebraría como día internacional de los vuelos espaciales. Es también el aniversario del solitario vuelo de Yuri Gagarin, pero todavía el año pasado el periódico Los Angeles Times1 informó cómo es que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia expresó su incomodidad con el Departamento de Estado de Estados Unidos por no mencionar al cosmonauta Gagarin en su publicación de ese día sobre vuelos espaciales tripulados. En la publicación referida el Departamento de Estado del gobierno norteamericano recordó que habían transcurrido 59 años desde el primer vuelo espacial, pero sin dar más detalles. Antes de que Yuri Gagarin realizara la proeza que inició una nueva época en la conquista del espacio, los rusos habían colocado un satélite en órbita. El Sputnik surcó el cielo nocturno

GERARDO HERRERA CORRAL gherrera@fis.cinvestav.mx FOTOGRAFÍA SPUTNIK

El cosmonauta soviético (1934-1968).

desde 1957 y lo hizo durante la década de 1960. Desde entonces el primer satélite artificial ha dado nombre a lugares, programas, organizaciones y también a una vacuna que comparte no solo la denominación sino también el primer lugar en llegar a la sociedad como avance científico y tecnológico. La vacuna Sputnik V (en la que V significa Vacuna) se comenzó a probar en junio del año pasado y para agosto se anunció la aprobación rusa. Los rusos también fueron los primeros en poner en funcionamiento una estación espacial. En química han sido los primeros en lograr producir los elementos artificiales más pesados que existen: el teneso y oganesón —entre otros elementos sintéticos—. Llegaron a la Luna antes que nadie en 1959 con la sonda Luna 2, construyeron lámparas eléctricas antes que Thomas

Mientras volaba alrededor de la Tierra pronunció la famosa frase: “La Tierra es azul”

Alva Edison, entre otros muchos ejemplos que muestran que Rusia es un país con tradición científica y tecnológica aun cuando sus avances no siempre han sido bien recibidos en Occidente. En 1970, el ruso Svyatoslav Fyodorov inventó un procedimiento para tratar la miopía con cortes radiales en la córnea. El efecto que consiguió fue el de modificar la curvatura reduciendo la concavidad del ojo para hacer que enfoque en la retina y mejore así la visión lejana. La técnica pronto se hizo popular y el oftalmólogo se convirtió en pionero de la queratotomía radial sentando las bases para la cirugía refractiva que se práctica en la actualidad. En 1980, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (National Institutes of Health, NIH) patrocinaron un estudio para determinar los efectos adversos de la queratotomía radial. De esta manera, encontraron que el procedimiento podía ocasionar visión borrosa y dolor continuo. Además, el tiempo de recuperación alcanzaba los seis meses. Sin embargo,

el procedimiento es actualmente de uso amplio y rutinario en la mejora de la visión en todo el mundo. También la vacuna Sputnik V ha sido tratada con desdén por los norteamericanos. El instituto donde se desarrolló acaba de producir también una vacuna contra el ébola y otra contra el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS). Mientras tanto, recordamos que el 12 de abril se cumplirán 60 años de que, a las 6:07 de la mañana, Yuri Gagarin fue lanzado al espacio para una jornada de poco más de hora y media. Mientras volaba pronunció la famosa frase: “La Tierra es azul”. Cuando regresaba después de dar una vuelta a nuestro planeta fue expulsado por la nave a una altura de siete mil metros para aterrizar usando paracaídas lejos de la zona programada para la misión.

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1 https://www.latimes.com/espanol/ internacional/articulo/2020-04-12/ rusia-eeuu-ignora-a-gagarin-en-diade-vuelo-espacial


EN LIBRERÍAS

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NARRATIVA Volver la vista atrás

Independencia

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A FUEGO LENTO El día del perro

Los peones son el alma del juego México, 2021

Juan Gabriel Vásquez Alfaguara México, 2021 475 páginas

Javier Cercas Tusquets México, 2021 393 páginas

Caroline Lamarche Nórdica España, 2020 113 páginas

A partir de la figura de un director de cine que enfrenta un inimaginable 2016, Vásquez teje una novela que entrelaza con amargura y gran visión de campo el pasado y el presente, como si fueran el mismo rostro de la historia: la Guerra Civil española, el exilio en Colombia, la Revolución Cultural en China, los movimientos revolucionarios en América del Sur. El gran telón de fondo que es la política arropa ominosamente a los destinos individuales.

Vuelve el detective Melchor Marín, quien apesadumbrado por la muerte de su madre debe saber ahora quién está detrás del chantaje a la alcaldesa de Barcelona. Este Javier Cercas ha dejado atrás la indagación del pasado para construir un thriller de fuerte carga política. Desfila no solo un grupo variopinto e insólito de personajes sino una ciudad en la que los dueños del dinero hacen y deshacen como si fueran los únicos derechohabientes de este mundo.

A la manera de “Rashomon”, el célebre cuento de Akutagawa, esta novela, ganadora del Premio Goncourt 2019, confronta a un grupo de personajes que reaccionan de manera distinta frente a un mismo hecho: la carrera demencial de un perro a mitad de una calzada. Esa iluminación, en apariencia trivial, sacude las vidas de esos automovilistas. Caroline Lamarche consigue llevar al lector a un estado de ánimo en el que la existencia cobra sentido.

Cierra todas las puertas

El corazón de las tinieblas

Los viajes de Gulliver

Riley Sager Planeta México, 2021 496 páginas

Joseph Conrad Austral México, 2021 159 páginas

Jonathan Swift Austral México, 2021 448 páginas

Riley Sager es el seudónimo de un escritor especializado en thrillers y novelas de misterio y suspenso; Las supervivientes pronto se verá en el cine, mientras que esta será una serie de televisión. La protagonista Jules Larsen está pasando por un mal momento económico y sentimental en su vida, así que cuando le ofrecen pagarle por cuidar un lujoso departamento de un célebre edificio neoyorquino no duda en aceptarlo. Pero el edificio esconde sórdidos secretos.

Cualquier tiempo es bueno para leer, o releer, este clásico de la literatura universal, nacido del encuentro de Conrad con la espantosa realidad del Congo a finales del siglo XIX. No es una novela de aventuras sino una inmersión en las pulsiones más innobles del ser humano. El viaje es el pretexto y la evocación es la musa que pone en marcha el relato, un descenso incontenible hacia las zonas donde se oculta el terror existencial en su forma más atroz.

Por el episodio en el que el protagonista llega a Liliput, esta novela clásica ha quedado marcada como “literatura infantil” pero va más allá de esta clasificación. Aparecida en 1726 con el largo título de Viajes a varias naciones remotas del mundo. En cuatro partes. Por Lemuel Gulliver, primero cirujano y luego capitán de varios barcos, es una novela que satiriza a sus contemporáneos, en especial a la corte británica. Como curiosidad, entre sus páginas queda su condena de la sal.

Como turistas en un bazar ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.com

¿

Cómo acometer la reseña de Los peones son el alma del juego (Alfaguara) de Homero Aridjis? ¿Haciendo quizá la lista fatigosa de las demasiadas celebridades del mundo de la literatura, el cine, las artes plásticas, el teatro… que convoca?: Rulfo, Arreola, Paz, Monsiváis, Pacheco, Fuentes, García Márquez, Chumacero, Elizondo, García Ponce, Pita Amor, Elena Garro, Buñuel, Dennis Hooper, Enrique Rocha, Rock Hudson, Toledo, Nahui Olin, Leonora Carrington, Remedios Varo, Gurrola… ¿O haciendo solo el inventario de los barrios, cafés y calles por donde se mueve esa marabunta?: el Centro, La Merced. Coyoacán, la colonia Condesa, Chapultepec, la Zona Rosa, el Chufas, el Tirol, el Kiko’s, Reforma, Bucareli, Balderas, Río Nazas, Melchor Ocampo… ¿O convendría más hacer una selección de los autores y las obras mencionadas? La pregunta inicial no es retórica pues el talante narrativo de Los peones son el alma del juego es meramente acumulativo: sus 400 páginas tienen la forma de un bazar. El guía por la Ciudad de México en las décadas de 1950 y 1960, con sus protagonistas de la cultura y sus escenarios, es un joven instructor de ajedrez y aspirante a poeta. Es omnipresente pero no es Ixca Cienfuegos. No tiene su fuerza simbólica y carece de su naturaleza demiúrgica. Sin embargo, y por gracia caprichosa de su creador, abre todas las puertas, recibe la amistad y aun los elogios del Olimpo intelectual y hasta es un confidente imparcial de sus comidillas, rencores y secretos. Así llegamos a lo que parecen ser los motivos de Homero Aridjis. Antes que un retrato de atmósferas y personajes de una época, uno tiene la impresión de estar presenciando un ajuste de cuentas. De Juan José Arreola, por ejemplo, sobresale la imagen de un hombre acosado por cobradores a quienes se niega a darles la cara. José Emilio Pacheco no pasa de representar al convidado capaz de dar cuenta de la cena y la cerveza de su anfitrión: un compulsivo tragón. Fernando Benítez es un reyezuelo iracundo que sufre de cólicos y apenas mira a sus semejantes, y etcétera y etcétera. Como falta el impulso satírico, todo se queda en la indiscreción y el chismorreo. Por cierto: quien busque el ajedrez en Los peones son el alma del juego debería mejor dirigir su curiosidad hacia Martin Amis o Vladimir Nabokov.

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LABERINTO

DIRECCIÓN: JOSÉ LUIS MARTÍNEZ S. EDICIÓN: ROBERTO PLIEGO EDICIÓN WEB: ÁNGEL SOTO ARTE Y DISEÑO: JOSÉ LUIS MEDINA G.

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TOSCANADAS

Ah, raza DAVID TOSCANA

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iempre me ha gustado el lema de la UNAM: “Por mi raza hablará el espíritu”, pero me parece un verso caído de algún poema y no lo entiendo ni cuando el mismo Vasconcelos explica que pretendía “significar que despertábamos de una larga noche de opresión”. Llegué a imaginarlo como una amenaza que le dirige Cuauhtémoc a Cortés en su tormento, o que por mera gansada le puede espetar cualquier mexicano a un gachupín. En los conceptos de “raza” y de “espíritu” hay muchas vidas, y acaso para entender a Vasconcelos hay que leerlo. En sus “Notas de viaje” cuenta que visita Santos, la ciudad que Pelé volvería famosa algunas décadas después. Va a la Bolsa de Café y se sintió en “un palacio de las hadas, porque eso parecían las luminosas mujeres que comían en las mesas y paseaban por los terrados”. Luego baja a la playa, donde “desfilaron con sus tentaciones fugaces mujeres hermosas, semidesnudas”. Aun

JOSÉ VASCONCELOS

El creador del lema de la UNAM.

así, se da tiempo para filosofar que “el pensamiento cuenta también con otra aventura. Un día escapará de esta vida para ir a insertarse en un organismo menos torpe que el nuestro, y más afín del espíritu”. En el ensayo La raza cósmica publicado en la década de 1920 habla de raza y espíritu sin la experiencia de la historia por venir: “Una mezcla de razas consumada de acuerdo con las leyes de la comodidad social, la simpatía y la belleza, conducirá a un tipo infinitamente superior a todos los que han existido… La conciencia misma de la especie irá desarrollando un mendelismo astuto… Los tipos bajos de la especie serán absorbidos por el tipo superior… podría redimirse el negro y, poco a poco, por extinción voluntaria, las estirpes más feas irán cediendo el paso a las más hermosas”. Lo de Vasconcelos no es un eugenismo científico sino estético; propone su plan mendeliano porque, a

diferencia de su visita a Santos, plagada de luminosas hadas semidesnudas, asegura que “es repugnante mirar esas parejas de casados que salen a diario de los juzgados o los templos, feas en una proporción, más o menos, del noventa por ciento de los contrayentes”. Los feos también aman. Pero tomando líneas más avispadas y volviendo al lema de la UNAM, aquí hallamos buenos indicios: “Cada raza que se levanta necesita constituir su propia filosofía… ahora que se inicia una nueva fase de la historia, se hace necesario reconstituir nuestra ideología y organizar conforme a una nueva doctrina étnica toda nuestra vida continental. Comencemos entonces haciendo vida propia y ciencia propia. Si no se liberta primero el espíritu, jamás lograremos redimir la materia”. Muy bien. Pero sin dualidades, puesto que el hombre es espíritu que solo vive en la carne mientras viva la carne. Que por mi raza hable la raza.

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BICHOS Y PARIENTES

Wilson y la historia de ideas en ruinas

T

odos los libros se hacen viejos. Los más, caducan y ya; otros se enriquecen de su vejez y otros más, después de parecer vetustos, regresan con otro rostro, parecido al de las grandes ruinas históricas. Pienso en la reconstrucción digital de las esculturas o los retratos, que ofrecen una imagen que renueva la percepción y la estimulan; pero las esculturas a las que el resultado es con frecuencia horrendo: vulgar, ingenuo, kitsch. Acostumbrados al mármol y su palidez, de pronto ver a Artemisa con colorines o a Augusto ostentando sus colores originales, nos estropea muchas concepciones automáticas. No nos es posible el goce estético de quienes las conocieron en su policromía. ¿Toleraríamos que se reconstruyera el Coliseo romano como si no fuera una ruina, o juzgaríamos que hacer eso es una vulgaridad imperdonable? Algunos libros se vuelven viejos pronto y, luego, parecen resurgir como ruinas magníficas, tal cual, en tanto que ruinas. Obras viejas que hallan valor nuevo después de muertas. Es el caso de Hacia la estación de Finlandia de Edmund Wilson, una obra de historia de las ideas (subtitulado A study in the writing and acting of History) que se suele parangonar con la monumental obra de Gibbon o, como lo ha hecho Mario Vargas Llosa, con las grandes novelas de ambición épica, por “los caracteres que figuran en él —Renan, Taine, Babeuf, SaintSimon, Fourier, Owen, Marx y Engels, Bakunin, Lassalle, Lenin y Trotski— que, gracias al poder de síntesis y la prosa de Wilson, se graban en la memoria del lector como los personajes

JULIO HUBARD FOTOGRAFÍA SILVIA SALMI

de Los miserables, Los hermanos Karamázov o Guerra y paz”. La novela es el terreno que la antigua épica renta a la prosa, actual dueña del mundo. Y es que la épica resultó particularmente susceptible. No hay manera de que la Ilíada y la Eneida caduquen… pero hay cientos de grandes obras que no han logrado reponerse aún de su senectud. Dante todavía dudaba entre la grandeza de Virgilio o la de Lucano, y mientras la Eneida se mantiene medular, la Farsalia ahora mira el desfile desde las

La novela es el terreno que la antigua épica renta a la prosa, actual dueña del mundo

gradas. Hacia la estación de Finlandia es una épica en prosa, pero su estirpe va mejor con la tutela de Virgilio que con el recuento de datos y documentos de la historiografía. Wilson equivocó muchos juicios, fue candoroso y entusiasta respecto de Marx y Engels, del furioso Bakunin, y mira a Lenin y Trotski todavía con la esperanza de quienes fueron jóvenes socialistas en la década de 1930. Y se detiene ahí, sin advertir cómo una voluntad de bien y salvación, una vez adoptada, se transforma en Moloch y se alimenta de sufrimiento y abyección. Fue miope, o decidió no ver hacia los lados. Error personal, pero tal vez haya sido mejor. ¿Cómo no entusiasmarse con la llegada de Lenin a la Estación de Finlandia; cómo no lamentar el descomunal crimen que de ella surgirá?

El crítico literario y ensayista Edmund Wilson.

Lenin odió sobre todos a Eduard Bernstein, un revolucionario socialista que fue transformándose en socialdemócrata conforme los obreros iban ganando recursos económicos y jurídicos y mejorando su situación. En Rusia, la intransigencia zarista, en vez de dar lugar a las transformaciones, persiguió a sus críticos y adversarios. Lenin no toleraba ideas reformistas o conservadoras, ni soportaba los cambios de ideología. Pero nadie hubiera imaginado que la represión zarista sería un juego de niños comparada con la que vendría de la generosidad salvífica del nuevo santoral. Ahí se detuvo la épica de Wilson. Escribió un “Sumario” en 1940, y se pregunta: “¿Y entonces ya no queda nada del marxismo? ¿Ninguna idea marxista básica es todavía aceptable como verdadera?” Termina diciendo que “las fórmulas de los distintos credos marxistas, incluida aquella que es común a todos, el dogma de la Dialéctica, no merece más el rango de sacralidad que las fórmulas de otros credos. Para llevar a cabo una tarea semejante, necesitaremos un insomne ejercicio adaptativo que combine a la razón con el instinto”. Para leer la gran novela, o la épica, o la historia de las ideas de Edmund Wilson conviene abrir un doble registro, no solo de instinto y razonamiento sino en la percepción de la obra: admirarla en su majestuoso mármol blanco, o en su ruina, y desear, en un registro paralelo, que a nadie se le ocurra pintarla de colores chillones. La admiración de los socialismos marxistas comparte con las esculturas pintadas ese horror de la vulgaridad. Mejor sus ruinas que sus restauraciones.

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