La nueva vida de Pinocho
LABERINTO
RESEÑA SILVIA HERRERA
Banipal: mirador de la literatura árabe moderna
Adonis: “El Nobel no es problema de los poetas”
EN EL BANQUILLO
Bibliografía
TEDI LÓPEZ MILLSComo el razonamiento es circular, las repeticiones serán inevitables. En Los libros de mi vida Henry Miller señala: “si lo que uno busca es conocimiento y sabiduría, mejor ir directo a la fuente. Y la fuente no es el erudito o filósofo, no es el maestro, sino la vida misma: la experiencia directa de la vida”. Confiesa que al cabo de un minucioso autoexamen se ha dado cuenta de que “uno debe leer menos y menos, no más y más”. Resulta paradójico y hasta abusivo lanzarse contra la lectura y los libros en un libro, pero mi curiosidad acepta la provocación, y sigo adelante para averiguar si habrá una respuesta a mi pregunta: ¿por qué, o a favor de qué, debería yo leer menos? Miller esgrime su argumento vitalista a lo largo de varias páginas: por encima de todo hay que vivir. Trato de entender el dilema: si la vida está afuera o siempre en otra parte, y no aquí conmigo: ¿cómo se llama lo que estoy haciendo o qué estoy haciendo? Se parece a una experiencia directa, una percepción simultánea, un cuadro que me incluye —y te incluye— como personaje y testigo. Hay múltiples actos, accidentes, mi albedrío inoportuno y el de los demás. Oigo un timbre que no reconozco, la bomba de agua, un taladro, alguien que sube por la escalera, el maullido de una gata en celo, el forcejeo de una llave que se atora en la cerradura. Recibo amenazas virtuales de un inquilino aficionado a la música de Luis Miguel. Nunca bajo la guardia. Pero siempre, invariablemente, me rescato y me refugio leyendo: por lo pronto, tu libro del Renacimiento, los Diarios de John Cheever, una biografía de Raymond Carver, Todo cuanto amé de Siri Hustvedt, Las ilusionesperdidas de Balzac, Frank: Sonnets de Diane Seuss, On Consolation. Finding Solace in Dark Times de Michael Ignatieff. A cada lectura le corresponde su día, su hora, su sitio: el escritorio, el sillón negro con su pila de cojines, la cama. Procuro subrayar y tomar notas. Me entero de que David Hume, ya muy enfermo, escribió Mipropiavida de una sentada, el 18 de abril de 1776. Luego puso en orden sus asuntos, mandó quemar documentos, liquidó a sus sirvientes y se despidió de sus amistades: Adam Smith, James Boswell, Samuel Johnson. O de que Cicerón huyó de Roma a su finca en la bahía de Ancio cuando murió su hija Tulia, en 45 a. de C. “Se encerró, dejó de dormir; vagó solitario por sus bosques, desgreñado, la cara cubierta de lágrimas”. Su amigo Servio Sulpicio le rogó en una carta que fingiera que lloraba por la república y no a causa de una hija. “¿Por qué el dolor personal te habría de agitar tan hondamente?” A veces mis articulaciones me obligan a ponerme de pie y estirarme. En el Canto XXIV de mi Comediaapócrifa es la noche del martes 22 de febrero de este año. Tú y yo estamos empacando la maleta que llevaremos al hospital. Metes Tinkers de Paul Harding en tu portafolio: “igual ahora sí lo leo”. En esa versión de nuestra historia tú regresas conmigo. No tengo por qué interferir en la trama: sucede a solas. _
HOMBRE DE CELULOIDELa resurrección de Pinocho
FERNANDO ZAMORA @fernandovzamora FOTOGRAFÍA NETFLIXDecir que Pinocho de Guillermo del Toro (disponible en Netflix) es la mejor adaptación de los personajes de Collodi resulta tan exagerado que hay que demostrarlo. Aun así, creo que la prueba más contundente será verla y confirmar que estamos ante una de las mejores películas del año. Un artista no puede obviar lo que se ha hecho antes de él. En el diseño de arte de Pinocho, Guillermo del Toro reconoce a todos aquellos que se propusieron ilustrar un clásico infantil. La fotografía al inicio, por ejemplo, recuerda otra extraordinaria adaptación de un libro para niños, Pedroyellobo, que dirigió Suzie Templeton en 2006 (disponible en YouTube). No se trata solo del paisaje nevado que cubre la pantalla, Del Toro nos sitúa, como Templeton, en una sociedad que está atestiguando guerras y el fin de un mundo. Solo desde ahí pueden ser reinterpretadas estas fábulas que forman parte de la cultura occidental. En la imagen encontramos, también, algo de Jan Švankmajer y, por supuesto, de Guillermo del Toro. Este Pinocho resuma con el imaginario de Ellaberinto delfaunoy es un poco budista, un poco cristiana y un poco agnóstica. Es el mundo de un hombre que se pregunta con algo de ansiedad si hay algo más allá de la vida.
El gusto de Del Toro por los personajes de Collodi trasciende incluso el cine y llega hasta las ilustraciones de los libros infantiles. Andrea Rauch y Valentino Baldacci escribieron un volumen hermosísimo que se publicó en 1983 y que se llama Pinocho y su imagen. Los autores italianos recopilan algunas de las ilustraciones más llamativas de la historia de Carlo Collodi desde que se publicó por primera vez en 1881. Del Toro pareciera haber investigado aquí y en otros libros hasta decidirse definitivamente por una imagen inspirada en la del artista gráfico Gris Grimly. La sencillez del muñeco permite a los creadores concentrar sus esfuerzos en hacer que amemos al protagonista por lo que es y no por lo que parece. Pinocho es querido por sus diálogos y gestos, por el modo en que, al lado de su padre, aprende a amar. Hay que notar que la obra se llama Pinocho de Guillermo del Toro Se trata, en efecto, de una adaptación muy libre que, sin embargo,
retoma algunos de los elementos que hicieron tan atractiva la historia original. Como se sabe, el cuento de Collodi está basado en el libro del profeta Jonás, quien fue devorado por una ballena, símbolo de la muerte. Y Jonás es una prefiguración de Jesús. En efecto, el director mexicano ha querido llenar su película con detalles que simbolizan a Cristo pues el niño de madera tiene que adquirir una dimensión moral para vivir realmente. Por eso vale la pena fijarse en ciertos símbolos que rodean a este títere que representa, además, la inocencia benigna del alma que puede morir y volver a vivir. No se trata solo del ángel que parece salido de la profecía de Ezequiel o de la piña invernal que representa a Jesús. La película está llena de detalles cristianos y budistas. Y por más que Del Toro no deja de burlarse de los curas, resulta evidente que siente mucho respeto por la tradición judeocristiana. Así que, aunque la película de Guillermo del Toro transita por rumbos muy distintos a los de Collodi, habla, como el cuento original, de un sacrificio. Por amor filial Pinocho renuncia a la inmortalidad. Pero la voz final de un grillo parece indicar que el director mexicano tiene en realidad esta esperanza: la de que quien ama no morirá.
El niño de madera tiene que adquirir una dimensión moral para vivir realmentePinocho de Guillermo del Toro. Dirección: Guillermo del Toro, Mark Gustafson. Estados Unidos, México, 2022.
Resulta paradójico lanzarse contra la lectura y los libros en un libro
POESÍA
Lloro por ti
MARAM AL-MASRI*Mujer llena de luna llena de ríos llena de árboles.
Lloro por el agua que fluye en tu interior por la tempestad que arrecia en tu pecho por el fuego que atiza tu imaginación.
Lloro por tu ternura tu compasión tu ingenuidad y tu locura de ser libre.
*Poeta siria radicada en París, autora de libros como Cereza roja sobre losas blancas y Te miro. En 1988 obtuvo el Premio Adonis del Foro Cultural Libanés a la mejor creación árabe. Este poema forma parte de Almas con pies desnudos (Círculo de Poesía, 2022), traducido por María Guillermo y Encarna Castejón.
Animalismos
ARMANDO GONZÁLEZ TORRES @SobreperdonarHace unos días, en una rueda de prensa en el Mundial de futbol, un gato se trepó a la mesa donde hablaba un miembro del equipo brasileño y, de inmediato, un asistente intervino para arrojar al suelo al felino. Este incidente provocó una demanda por maltrato de un foro de Protección y Defensa Animal contra la Federación Brasileña de Futbol, que podría culminar en una multa millonaria. El animalismo puede definirse como una serie de movimientos heterogéneos en favor de los animales, cuyas posturas van desde los llamados a limitar la crueldad hasta los más diversos tipos de activismo. La referencia fundamental del animalismo contemporáneo es la obra de Peter Singer, para quien la tradición antropocéntrica del “especismo”, es decir la propensión a instrumentalizar otras especies argumentando una superioridad intelectual y moral de los seres humanos, carece de bases éticas. Para Singer, la existencia de un sistema nervioso central en diversas especies implica una semejanza esencial entre seres vivos, que debería llevar a establecer una especie de contrato social entre especies, que incluye los derechos animales. El animalismo ha hecho visibles fenómenos como la brutalidad de la moderna industria alimentaria o la barbarie de ciertas prácticas, espectáculos o deportes que usan animales. Por lo demás, entraña un sano llamado a ejercer cotidianamente la empatía con los demás seres vivientes, a ensanchar las fronteras de la justicia y a conservar la biodiversidad. Con todo, las demandas del animalismo suelen tener un tono antisistema que condena mecánicamente el progreso; plantean dilemas irresolubles (desde médicos hasta económicos y filosóficos) y, a veces, entrañan un toque de absurdo y humor involuntario. Tengo la impresión de que muchas vertientes del animalismo, más que amor por otras especies, reflejan un marcado antihumanismo. Por lo demás, la postura animalista abunda en alegatos, pero escasea en relatos concretos sobre la afinidad entre animales y humanos. Al respecto, la literatura ha documentado, con mucha más hondura, la nobleza de los animales y la multiplicidad de relaciones que pueden entablarse con ellos. En la literatura, los animales no solo han desempeñado funciones alegóricas, sino que han representado existencias individuales, significativas e intrínsecamente valiosas. Así, desde el fidelísimo Argos, el perro de Ulises en la Odisea, hasta la conmovedora biografía canina del Flush de Virginia Wolff, pasando por Soy un gato, de Natsume Soseki, o el Platero y yo de Juan Ramón Jiménez existe una variada fauna incrustada en la imaginación literaria. Las peripecias de los perros de Jack London me conmueven y me llaman a la acción más que las prédicas de muchos filósofos animalistas pues, antes que disquisiciones abstractas, exponen similitudes y vivencias concretas, hacen experimentar verosímilmente la comunión con otros seres e indagan en la incertidumbre vital y la condena a la finitud que enfrentamos todas las especies. _
La literatura ha documentado, con mucha más hondura, la nobleza de los animales
En
entrevista exclusiva, Adonis
habla del poder de la poesía y de las demandas de las mujeres
“La poesía es como el amor: una chispa, una tormenta”
JOSÉ ANTONIO BELMONT FOTOGRAFÍA ARIEL OJEDAEsería su jabalí en estos días aciagos?
Ese jabalí se ha convertido en un símbolo cultural que mata a todos los creadores en el mundo de hoy; es la enfermedad que vivimos en la cultura.
¿Las letras le deben algo a Adonis?
l mito cuenta que Adonis murió atacado a traición por un enorme jabalí que no era otro que el mismo dios Ares, envuelto en celos por el amor de Adonis y Afrodita, seres de deslumbrante belleza.
En sus inicios en las letras, Ali Ahmad Said Esber, nacido en Al Qassabin, pequeño poblado al norte de Siria, tuvo a su propio jabalí en editores de periódicos y revistas, quienes rechazaron publicar sus textos. Este desdén a su obra inicial causó también un efecto fatal: la muerte literaria de Ali Ahmed Said Esber, quien nunca más vio su nombre plasmado en un texto porque desde entonces, a sus 17 años, Adonis es el poeta, el ensayista, el traductor, el creador.
Incluso desde hace mucho tiempo, Adonis dejó de ser un seudónimo o alterego; ya forma parte del nombre legal del poeta nacido “algún día” de 1930, pues en aquella época “las fechas no eran importantes sino lo que pasaba en ellas”. En su condición de creador, Adonis pudo elegir su nombre y día de nacimiento.
En su obra, Adonis, autor de Sombra paraeldeseodelsol (2012) y Principiodelcuerpo,finaldelmar (2020), ambas bajo el sello editorial Vaso Roto, refleja todos los aspectos del mito del dios con quien comparte nombre: creación, amor, muerte, belleza, traición, celos, violencia, religión… cuyos tópicos desmenuzó en una larga conversación con MILENIO durante la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, donde declamó algunos de sus más recientes poemas, siempre con la puntual traducción de su sobrino Jaafar Al Aluni, quien también aquí ofrece su apoyo.
Evocando el mito de Adonis, ¿cuál
¿El Premio Nobel de Literatura?
Yo le debo a todo, y la postura del poeta, del creador en general, es la posición de la persona que explora y que aprende siempre de las cosas. En ese sentido, yo le debo a todo, desde la cosa más simple hasta lo más superior, le debo todo lo aprendido: mi experiencia. El Nobel no es problema de los poetas, es problema del Comité y del jurado. La obsesión del poeta es cómo crear un poema y no cómo ganar un premio.
Usted ha contado que en sus charlas con Octavio Paz discutían de qué era capaz la poesía. Al cabo de los años, ¿lo ha descubierto?
Esa pregunta es muy antigua y la respuesta es variable según las circunstancias. ¿Qué se quiere decir con la palabra “capaz”? ¿Capacidad material o moral? Las palabras, el habla en general, no tienen una capacidad práctica. Si tuvieran una, la gente no les habría dado esa importancia y las habrían olvidado. Entonces, el lenguaje ha sido creado para crear la capacidad, y la poesía es capaz de crear esa capacidad en el ser humano porque, para el poeta, el poema es el único lugar en el universo donde se siente libre. Ese sentimiento es una capacidad.
Por lo general, hay dos tendencias en la poesía. Una reproduce o imita lo familiar, lo conocido, y otra crea un nuevo mundo, nuevas relaciones entre las cosas y las palabras. Una es creación y otra es reproducción. La primera es la tradicional, la ligada al poder, a la autoridad, y normalmente presenta lo común entre la gente. La segunda tendencia, la de la creación, la de la innovación y la de la invención, es la que provoca en el lector la capacidad de cambiar el mundo.
poder transformador mujeres en el mundo árabe amor: tormenta”
Esto me remite a su obra poética: “si nos alejamos de la poesía nos alejamos de nosotros mismos”… Esta pregunta me lleva un poco a seguir en la pregunta anterior, porque la poesía es esa capacidad de crear esa nueva visión que cambia al mundo y que provoca en el lector ese poder y esa nueva visión de cambiar el universo y las relaciones en este universo. La cuestión está o reside en el lector: ¿sabe, acaso, leer esa poesía? Porque la crisis que vivimos actualmente no reside en la poesía en sí misma, sino en la lectura. Se trata de una crisis de lectura, de lectores, porque la lectura, si no tiene un nivel sublime, un nivel superior, no cuenta, es estéril. De ahí podemos decir que la crisis que vivimos, la crisis cultural, la crisis de la poesía, no reside en la poesía, sino que es una crisis social porque siempre ha habido grandes poetas.
Ha dicho que la persona nace poeta o al menos tiene ese potencial, nada más hace falta pulirlo. ¿Quién es su poeta favorito?
Siempre me he hecho esa pregunta, siempre me pregunto quién es el mejor poeta para mí y en ese sentido todos los creadores son los mejores poetas. Creo que es muy académico decir que un poeta es mejor que otro.
Lo que sí tiene claro, de acuerdo a su obra poética, es que la poesía es amor. La poesía es como el amor: una chispa, una tormenta y una luz que llena el espacio. Estamos hablando en México pero yo, ahora mismo, estoy a la vez en Nueva York, Shanghai, en otro sitio. La soledad dispersa al ser humano, lo esparce, lo hace extendido en todo el mundo, y el amor que te hace el centro del mundo también te reparte por todo el mundo. Es como si fuese un árbol: arraigada en la tierra pero mirando hacia arriba y hacia todas las partes; tiene el tronco en la tierra pero sus ramas están extendidas en todas las direcciones, tanto la raíz como la copa, abajo y arriba, en todas las direcciones.
Acaba de participar con gran éxito en la FIL de Guadalajara. ¿Qué representan para usted actos literarios como éste?
En términos comunicativos, es un hecho muy importante porque une las diversas manifestaciones expresivas en un mismo lugar y también une a los creadores. Esto debe provocarnos para otra cuestión: de todos estos libros que están aquí, cuántos trasladan al lector a un nuevo mundo o cuánto influyen en él para que pueda crear un nuevo mundo o transformar este mundo en el que vivimos.
El título de su más reciente obra, Adoniada, remite a la Ilíada. ¿Qué buscó con esta referencia?
Siempre hay grandes obras que dejan influencia y dejan huella en cada persona y la Ilíada de Homero me habita del mismo modo que me habitan las grandes obras de Gilgamesh, de Virgilio. Para celebrar ese mundo antiguo, del nombre de Adonis quería crear la palabra Adoniada para pertenecer a ese mundo de creadores porque todos los poetas, todos los creadores, viven, desde el origen del mundo, en el mismo bosque, en el mismo jardín, más allá del espacio y el tiempo. El tiempo de Homero se ha acabado, pero Homero, el poeta y su poesía,
va más allá del tiempo y sigue viviendo entre nosotros. Así que el tiempo es parte de la poesía y no al revés.
Se dice que es una “autobiografía poética e intelectual”.
No es biografía en el sentido estricto de la palabra. Soy de los poetas que habla de los problemas personales, de los problemas íntimos, a través de los problemas universales, de los problemas de la gente, del yo poeta al nosotros. En segundo lugar, la poesía, para mí, forma parte esencial del pensamiento. Cada poeta importante ha sido y es un pensador y los ejemplos son muchos en el mundo antiguo. Octavio Paz pertenecía a este grupo de poetas pensadores. Octavio era muy buen amigo mío, y su poesía es un ejemplo de esa fusión y de esa unión entre pensamiento y poesía, y eso es Adoniada
Ha dicho que, como todos los poetas, sigue siendo un niño porque, si dejara de serlo, moriría. A sus 92 años, ¿en qué trabaja ahora Adonis?
La poesía, en este sentido, es como el amor, es un comienzo, y entendido el comienzo como un inicio, es una infancia. En la poesía nos renovamos a nosotros mismos, al igual que con el amor. El Tiempo, con mayúscula, no puede acabar con la poesía, al contrario, es ese espacio por el que la poesía se mueve libremente. Ahora estamos preparando una antología de casi 30 poetas árabes, mujeres que son de la calidad de Saniya Saleh, Zulekha Abu Risha y Rayaá Alem, escritoras que están dando a la poesía árabe una nueva dimensión.
¿Eso es lo que ahora lee Adonis?
Sigo a los jóvenes y sobre todo a las poetas árabes, porque me parece que están produciendo una poética importante en el mundo árabe, que puede ser la base de una nueva era poética. Antes leía de forma vertical, tomaba un poeta o escritor y leía su obra entera, pero hoy, con el paso del tiempo, depende si me gusta o no.
Esto me lleva a preguntar, ¿qué opina de lo que está pasando con el movimiento de las mujeres en Irán?
Lo que pasa en Irán es parte de una cultura predominante en el mundo e Irán forma parte de esa cultura y esto va ligado a la visión monoteísta del hombre y el universo. Esa cultura predominante, religiosa, ve a la mujer como un ser secundario, inferior al hombre. Me refiero a las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo y por supuesto el Islam, y hoy vemos ese problema en Irán porque gobiernan hombres religiosos. Todos debemos apoyar a la mujer en su lucha por la libertad, en Irán y fuera de Irán, debemos apoyarla y estar con ella y eso es lo más básico: liberar a la mujer de las cadenas del hombre y de la religión, no solo en Irán, sino en todo el Islam y en el mundo entero. Una sociedad en la que la mujer no es libre se convierte en una sociedad en la que el propio hombre no es libre. El hombre que se adueña de la mujer, que esclaviza a la mujer, es un esclavo. Pero hay que hacer una distinción muy importante: estoy en contra del régimen iraní en este sentido, estoy a favor de los derechos de la mujer, de que sea libre y de que decida su vida, pero esto no quiere decir que no debamos estar con el pueblo iraní en su lucha contra el imperialismo. _
El hombre que se adueña de la mujer, que esclaviza a la mujer, es un esclavoDel escritor sirio, nacido en 1930 y radicado en París, Vaso Roto ha publicado Zócalo, Sombra para el deseo del sol, Entre lo fijo y lo mudable y Adoniada
RESEÑA
Vitalidad mediterránea
Como en cada entrega, la revista Banipal ofrece un extenso recorrido por las letras del mundo árabe
Sí, existe un país llamado Arabia, pero éste no representa toda la cultura árabe. Como lo recuerda Joselyn Michelle Almeida en la editorial a Banipal.Revistadeliteratura árabemoderna(número 8, verano de 2022; fue fundada en 1998 y su nombre proviene de Asurbanipal, último rey asirio; su directora es Margaret Obank, su redactor en jefe es Samuel Shimon, y se edita en Reino Unido), si hay un espacio al que está ligada esta cultura es al Mediterráneo. Vale recordar las palabras del historiador francés Fernand Braudel, el gran especialista de este mar: “Viajar por el Mediterráneo es encontrar el mundo romano en el Líbano, la prehistoria en Cerdeña, las ciudades griegas en Sicilia, la presencia árabe en España… Es encontrar cosas muy viejas, todavía vivas, que se codean con lo ultramoderno”. Se sabe que los prejuicios contra los árabes fueron alimentados en España con la doctrina de la pureza de sangre y en los últimos años por Estados Unidos tras los ataques a las Torres Gemelas. Uno que es necesario eliminar de manera inmediata de nuestra mente es que la cultura árabe es cerrada. Nada más falso: si ha habido una cultura abierta, ha sido ella. Recordemos que los árabes se encargaron de mantener vivo el pensamiento griego; fueron ellos, al traducir a su idioma a sus grandes filósofos, quienes los mantuvieron vivos. Y basta leer la historia de la presencia árabe en España para enterarse de que ahí se impulsó la convivencia de su pensamiento con el cristiano y el judío.
Banipal da cuenta de esta apertura y de la diversidad de países e intereses que habitan su literatura. La estrella de este número es el célebre poeta Adonis (Ali Ahmad Said Esber), quien estuvo en la reciente FIL de Guadalajara. Se presentan dos capítulos de su más reciente libro, Adoniada, cuyo título, hace notar Almeida, remonta al lector a la epopeya griega, en particular a la Odisea. Pero además de Ulises, otros nombres se hacen
presentes en el poema, como Sinbad (“Sinbad navega en el mar de Ulises”, escribe el poeta). Pero el poema es también una reflexión sobre el tiempo que se agota: Tú/ que bajas los peldaños de la muerte/ hacia los ochenta años, con tu extraño rostro,/ qué te dicen los años, qué te dicen los pasos”. Inevitable ver Adoniada como el testamento de un enorme poeta.
He visto el río y los pinos: Ciencuartetas, de Ashur Etwebi, acompañadas con pinturas suyas, se ubica en el lado opuesto a la Adoniada. Para Almeida, la obra de Adonis cae en la épica mientras que las cuartetas de Etwebi son líricas. La concisión de la forma elegida por el poeta les otorga un carácter fragmentario, que hace que Almeida las considere
“casi cinematográficas”. El realismo de las imágenes adquiere, sin embargo, un simbolismo que les otorga fuerza: “La tempestad extiende sus manos por el aire/ el viento se agita en la balanza/ la oscuridad siempre está angustiada en las afueras/ los agricultores no han llegado al puente”. Y, como en el caso de Adonis, Etwebi dialoga con la literatura de Occidente: “Godot va camino de la plaza de la ciudad/ en su bolsillo hay una rodaja de higo y un manojo de banderas/ y alrededor de su cuello una cuerda de palma./ El mozo de cuadra defeca detrás del árbol”. Se sabe que la cuestión femenina resulta problemática en el ámbito árabe. Banipal les da un espacio a las mujeres rompiendo otro prejuicio. “Al-Qammair”, cuento de Ann El Safi, transcurre en Sudán y cuenta la historia de una joven que se ve obligada
a abandonar su hogar cuando su madre se casa de nuevo. Este hecho resulta una liberación, si bien antes su misma madre la había obligado a casarse con alguien que ella no quería, lo que muestra la sujeción que aún impera. “Me llamo Suleimani”, de Jamila Omairah, presenta el caso de un severo director de personal y producción que no les da tregua a sus subordinados, a quienes tiene en constante vigilancia. Como una venganza a su comportamiento, será víctima de un chantaje cibernético.
La transgresión de ciertos códigos impuestos por la tradición se hace igualmente presente. En “El puerco vuelve a Alcocer”, cuento de Hassan Abdel Mawgoud, encontramos la prohibición de comer cerdo. “Al fin lo he probado, al fin he cumplido mi sueño de degustarlo, de zampármelo bocado a bocado, de ingerir su caldo grasiento y caliente, cucharada a cucharada”, dice el protagonista. Otro ámbito —Madrid— y otra prohibición —tener una relación con una mujer no árabe— se encuentran en la novela A la sombra de Teresa, de la que se ofrece un capítulo. El protagonista va a vivir a Madrid en donde trabaja de contable en la embajada de su país. Para paliar su soledad, se dedica a organizar comilonas semanales. Una mujer de origen brasileño, Teresa, se vuelve una acompañante indispensable para llevarlas a cabo. Le enseña a preparar el té según las costumbres de su país y también a cocinar; inevitablemente, surge una relación condenada al fracaso: “Pensé en las sanciones sociales que me aguardaban si llevaba conmigo hasta aquellos conservadores confines del desierto a una chica brasileña de dudosos orígenes e intentaba insertarla en un ambiente social que da enorme importancia al parentesco, a la ascendencia honorable y a la pureza de sangre”.
Esta es solo una pequeña muestra de lo que es la literatura árabe, una literatura llena de vitalidad, que, como cualquier literatura, solo espera lectores que se acerquen a ella con mente abierta. _
NARRATIVA, ENSAYO
Monkey Boy
La visitante
El Chacal
Almadía México, 2022 373 páginas
Que la memoria es una materia dúctil es el principio sobre el cual se erige esta novela aclamada por la crítica estadunidense. El narrador, que podríamos confundir con el autor, se ve obligado a recordar mientras viaja en tren a visitar a su madre convaleciente. Los recuerdos son cicatrices pero también la mejor manera de enfrentar el desarraigo.
El relámpago y la bala
Ambientada en 1972, en las aulas de la UNAM, esta novela enfrenta a su protagonista a una extraña compañía teatral gobernada por un director que ejerce la crueldad como un arma dirigida contra las aspirantes a actrices. Pero lo que parece una medida disciplinaria no tarda en atraer al fantasma de una joven que se suicidó años atrás.
Tolstói ha muerto
Diego Petersen Farah Planeta México, 2022 216 páginas
De las modestas redacciones a los grandes estudios de televisión, del trajín entre las sombras al estrellato mediático, de las elecciones de 1988 a nuestra actualidad, esta novela arriesga un retrato de las ambiciones y cuentas políticas que alcanzan, y terminan destruyendo, al conductor de un noticiario matutino.
Por un dulce de nuez
UAM-El Salario del Miedo México, 2022 184 páginas
Anota el autor en la crónica introductoria: “Crecí en un lugar inhóspito, en el que la violencia se normalizaba y no he dejado de escribir sobre el tema”. Pero aunque la violencia está presente, no es la protagonista. Dividido el volumen en tres apartados, lo que en realidad ofrece Baena Crespo son retratos de gente poco común.
El periodista ruso emprende una tarea que durante más de un siglo ha despertado la curiosidad de lectores e investigadores: ¿por qué el autor de Guerraypaz decide abandonar a su familia para instalarse en un pequeño poblado? La pesquisa echa mano de documentos clasificados, informes policiales y diarios personales.
Universidad
2022 80 páginas
Además de sus tareas reconocidas, Sor Juana Inés de la Cruz se dedicó también a la cocina. A ella se le ha atribuido la selección de un recetario que pertenecía a su orden religiosa. En esta Interpretacióndelasrecetasdel Convento de San Jerónimo, Tovar y López-Portillo hace accesibles algunas de estas propuestas culinarias.
El placer de leer
Necropolitana México, 2022
Arquitectura fantasmal
ROBERTO PLIEGO robertopliego61@gmail.comLos lectores de Bernardo Esquinca tienen motivos de sobra para celebrar el regreso de Casasola, ese reportero de lo insólito que ha viajado al siglo XVIII, enfrentado a los Trece de la Noche y huido por acequias pestilentes solo para comprobar que el Mal tiene muchos rostros y un solo nombre.
Necropolitana (Almadía) sigue las intuiciones consignadas por Fritz Leiber en su libro Nuestra Señora de las Tinieblas: los estratos más antiguos de las ciudades concentran una energía capaz de ponerse a las órdenes de las fuerzas del caos y la destrucción. Casasola obtiene esta revelación después de viajar a los días anteriores al terremoto que ensombreció a la Ciudad de México en 1957 y volver a su presente amenazado: septiembre de 2017. Su nuevo rival: el Gran Arquitecto, el mismo a quien se debe el trazo de la capital novohispana y el mismo que desde su disputa con Hernán Cortés se ha empeñado en destruirla. Esta es la trama. Lo demás, la hechura, me parece aún más relevante.
Bernardo Esquinca imagina portales a través de los cuales sus personajes se mueven de un tiempo a otro, imagina seres diestros en las artes oscuras, imagina opúsculos tan aterradores como el Necronomicón, imagina medallas milagrosas y coreografías fantasmales, y, sobre todo, imagina una ciudad. Haríamos mal en creer que es la misma que se sobrepuso a Tenochtitlan a pesar de su Catedral y su Palacio de la Santa Inquisición y sus librerías de viejo y sus cantinas. Creemos reconocer los escenarios por donde Casasola se mueve y aun creemos estar frente al modelo original hasta que damos con el embrujo y nos descubrimos caminando a través de un artificio arquitectónico. Y es que, bajo el escrutinio de Bernardo Esquina, el cuadro original de la Ciudad de México deja de ser una atracción al gusto de perdedizos y turistas para volverse la imagen unánime del Purgatorio.
Es cierto que cada ciudad muere a su manera; es decir, a la manera en que su arrogancia y su desmemoria disponen. Necropolitana lleva haciéndolo desde su fundación, y no por la estulticia de sus gobernantes sino por el concurso de fuerzas ocultas que trascienden a los guardianes del orden. Es lo que Bernardo Esquinca quiere que sepamos, y, ya que es un gran hechicero, hemos de creerle. _
LABERINTO
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TOSCANADASBienaventurados los ricos
DAVID TOSCANALos lugares comunes dan buena oportunidad para moralizar. O quizá debo decir que para moralizar hay que recurrir a lugares comunes.
La famosa máxima de “No es más rico quien más tiene sino quien menos necesita”, es una baratija intelectual para amamantar mediocres.
En el Tecnológico de Monterrey hay una inscripción en piedra con palabras de Adolfo Prieto: “Todo el oro del mundo no significa nada. Lo que perdura son las buenas acciones que hacemos para nuestros semejantes”. No veo por qué contraponer una cosa con la otra. Es bueno tener oro. También son buenas las buenas acciones. Una buena acción sería regalar oro. Para eso hace falta tenerlo.
Las mismas notas canta Mateo cuando sentencia: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo?” O Sebastian
Brant, que en La nave de los necios escribe: “Mejor es tener buenas maneras que toda la riqueza de la tierra”.
Estas tres frases usan el superlativo de “todo el oro del mundo”, “el mundo entero” y “toda la riqueza de la tierra”. Bien dice Boecio con lógica infantil: “Si uno solo pudiera acumular en su mano todo el dinero del mundo, los demás hombres quedarían empobrecidos”.
Prefiero el sueño del rico y no soñar lo que sueña el pobre cuando leo a Calderón de la Barca: “Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza”. Es verdad que al morir, siguiendo a Manrique, “son iguales los que viven por sus manos y los ricos”, pero uno solo puede leer a Manrique cuando está vivo. Y comoquiera supongo que no será lo mismo mi féretro que el de la reina Isabel. Séneca es más decoroso en su prédica: “El sabio no ama las riquezas, pero las prefiere. ¿Qué duda cabe, además,
BICHOS Y PARIENTES
Reyes taumaturgos
Cuenta Marc Bloch —o, mejor: documenta Marc Bloch— la compleja e influyente imaginería del Rey mago, y le pone un nombre más preciso: Losreyestaumaturgos(lo tradujo Marcos Lara y se publicó en el FCE). No es la leyenda de la tradición cristiana, sino una superstición surgida en Francia, por allá del siglo XI, que creía en un poder sanador y sobrenatural de los reyes, capaces de sanar las escrófulas con su solo tacto. La medicina moderna entiende una “adenitis tuberculosa”, pero quién sabe qué cantidad de signos y síntomas recibieron el nombre de “escrófulas” en aquellos siglos. El caso es que la tradición del Rey sanador y milagrero se mantuvo desde por allá del año mil hasta el 31 de mayo de 1825, cuando a dos días de su coronación, Carlos X llevó a cabo, por última vez, la ceremonia del “tacto de las escrófulas”. En 1826, todavía aquel Victor Hugo que se asumía como espíritu de la Revolución, ante la ceremonia de poder y magia, exclamó: “Helo ahí, sacerdote y rey”. 800 años de milagrerías; Victor Hugo, muchos escépticos renacentistas, o espíritus libres como Montesquieu, dieron testimonio de buena fe. La permanencia de las supersticiones no depende de la educación, ni de la inteligencia, sino de otra cosa, terriblemente difícil de diagnosticar. Bloch no halla receta, pero pudo mostrar, como analogía, la mecánica de esa resiliente credulidad, inmune a las refutaciones.
El poder absoluto tiene facultad de decidir sobre la vida y la muerte. ¿Por qué no ha de curar? Justo ese poder sobre vida y muerte daba al gobernante su aura temible. Ya no. Nos mueve el miedo a su imbecilidad,
a su corrupción. Da miedo… no por su poder, sino por su debilidad moral e intelectual. Las sociedades liberales y democráticas actuales ya no logran transformar su desprecio en admiración. Y un punto más: no podemos evitar ver, en quienes aún profesan admiración por el gobernante o el poderoso, a seres o ingenuos o malvados que padecen o azuzan una pura superstición. Como sea, ignoran, de modo activo o pasivo, “la asombrosa fuerza de las ilusiones colectivas”. Pero saber de la existencia de ese mal, de ese error,
no nos inmuniza de los muchos contagios posibles. Digamos, por ejemplo, que todavía hay quienes creen (o fingen creer) que existen los gobernantes inmunes a la corrupción. Y que de su presencia dimana un aura que “descorrompe”. A veces, las supersticiones modernas son más ingenuas que el tacto de escrófulas. Al menos, las llagas, pústulas, jiotes y tumores son visibles.
Marc Bloch halla la ingenuidad en la averiguación: los escépticos renacentistas quisieron “investigar cómo curaban los reyes”, pero no se preguntaron “si curaban realmente”. “Esta facilidad de aceptar como real una acción milagrosa, aun cuando esté desmentida en forma persistente por la experiencia, se encuentra en todos los primitivos y hasta puede considerarse una de las características fundamentales
de que un hombre sabio tiene mayores ocasiones de desarrollar su espíritu en la riqueza que en la pobreza?”
Aquí el filósofo cordobés va en dirección contraria a la ordinaria sabiduría, así viniera de la diosa Tique: “¡De qué sirve el dinero al hombre vulgar si no tiene recto el espíritu! Solo puede precipitarlo en la perdición”.
Clemente de Alejandría pide que no se codicien los manjares de los ricos, pues “al poco rato son expulsados a la fosa”. Qué vulgaridad, mi querido Clemente. Nadie los codicia en la fosa, sino en el paladar.
Con afán condenatorio, Sócrates dice que “la riqueza produce el libertinaje, la pereza y el afán de novedades”. La religión hace eco a buena parte de la filosofía al asegurar que el dinero estropea el alma. La sociología explica que eso mismo ocurre por la falta de dinero. Los pobres no son tan bienaventurados como les asegura Cristo _
de la mentalidad llamada, justamente, primitiva”.
De modo que el libro de Bloch es no solo la piedra fundacional de la historiografía contemporánea sino una advertencia y, acaso, una premonición. Además de un historiador formidable, heredero de la profesionalización académica y la disciplina de archivos de Leopold Von Ranke, y discípulo de Henri Pirenne, Bloch fue un soldado: combatió en la Primera Guerra Mundial y se negó a aceptar su retiro durante la Segunda; peleó contra el nazismo, cayó preso y fue fusilado en 1944. Durante su cautiverio logró escribir algunas notas y reflexiones acerca del oficio de historiar: sin ficheros ni archivos ni libros. El fundador de la llamada “Escuela de los Annales”, sin acceso a documento alguno que no fuera su memoria, su lucidez, su entereza. El resultado es una obra maestra: Apología para la Historia o el oficio del historiador (también en el FCE, con ese título o como Introducción a la historia; recomiendo el de la colección negra, de Historia, y también el estudio de M. Mastrogregori, El manuscrito interrumpido de Marc Bloch, que se introduce en los vericuetos de un gran libro que estuvo a punto de no existir y al fin se conserva gracias a su amigo, el otro gran historiador, Lucien Febvre. Ambos, Bloch y Febvre, fundaron la revista Annales d'histoireéconomiqueetsociale).
Hay que leer Losreyestaumaturgos de muchos modos. Entre ellos, éste: las ilusiones colectivas hacen al poderoso, no al revés. La magia del monarca o del autócrata navega sobre un fideísmo que no logran refutar los hechos _
El poder absoluto tiene facultad de decidir sobre la vida y la muerte. ¿Por qué no ha de curar?