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Vicente Rojo: la pintura como palabra
VÍCTOR MANUEL MENDIOLA mendiola54@yahoo.com.mx
Publicada en 1952, esta novela marca no solo un sonado redescubrimiento sino una vindicación de su autora, símbolo de la lucha antifascista. Su sencilla apariencia oculta una vívida profundidad: cohibida por su papel de esposa y madre, Valeria Cossati toma un cuaderno como depositario de sus insatisfacciones y de su deseo de ser otra.
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Mi vecino es un robot
Héctor Abad Faciolince
Alfaguara México, 2023 320 páginas
Un sacerdote bondadoso, culto, enfermo del corazón, que hace las veces de padre de familia y confidente sentimental en una casa temporal (habitada por dos mujeres y tres niños) protagoniza esta novela en la cual el escritor colombiano pone a prueba el optimismo de un hombre frente a la hostilidad creciente del mundo.
Robots
David Bowie, Win Wenders, Harold Bloom, Edward Said, Susan Sontag, son algunos de los 28 convocados a esta selección, un reflejo de la vida artística e intelectual de la última década del siglo XX y los primeros veinte años del siglo XXI. Son, de igual manera, referentes para comprender los cambios que ha experimentado nuestro tiempo.
La horizontalidad en las instituciones...
Quizá no para muchos, pero sí para algunos seguidores de la pintura mexicana, fue un redescubrimiento la exposición panorámica de la obra plástica de Vicente Rojo, Destrucciónde unorden, realizada a finales de 2022 y principios de 2023, en el MAM. Y todavía más: significó una auténtica revelación. Todos saben que el pintor de origen catalán forma parte de la llamada “generación de la ruptura”; todos comprenden que su lenguaje es casi absolutamente geométrico; y, asimismo, nadie ignora que su obra desarrolló, de una manera plena, un lenguaje plástico con una visión crítica del realismo social de la pintura enorme —quién lo duda—, pero oficialista e ideológica, de una buena parte del muralismo. Pero lo que no resultaba tan claro y evidente es que, bajo la asombrosa continuidad y el intenso talante imperturbable y monotemático (en varios aspectos de la composición), Rojo creó una obra no solo de excelencia —opinión general aceptada— sino de una originalidad excepcional —juicio menos común—. Alrededor de ciertas formas retóricas en las que predomina la figura de la repetición, bajo patrones precisos, inesperados y hermosos, Rojo inventó un universo infinito y perfecto y, además, produjo una insólita reflexión sobre el vínculo problemático y necesario que hay entre realidad y lenguaje; y, si bien esto es mucho más difícil de atisbar, entre las imágenes visibles y matéricas de la pintura y el espectáculo invisible de la poesía.
Revista de la Universidad de México UNAM México, febrero de 2023 164 páginas
La ciencia ficción ha ofrecido varios ejemplos de lo que es la inteligencia artificial: Yo,roboty 2001:odiseadel espacio, libros que han sido adaptados al cine, son acaso los más recordados. Sin olvidar este horizonte, los ensayos de este libro se centran en la circunstancia mexicana, que no deja de preguntar lo que significa ser humano.
Esos autómatas que han poblado los delirios y las pesadillas de escritores y científicos son los protagonistas de la más reciente edición de la revista dirigida por Guadalupe Nettel. Destacan los ensayos de Naief Yehya, Aura García Junco, Edmundo Paz Soldán, Roger Bartra y Alberto Chimal, que subrayan los lazos entre utopía y tecnología.
Sarah Corona Berkin (coord.)
Gedisa/ Calas México, 2022 328 páginas
Los autores de este libro reflexionan desde diversas áreas —ciencia y tecnología, educación y cultura, entre otras— sobre la igualdad en la generación de conocimiento. Sobresale la crítica a la imposición de métodos y sistemas de evaluación y a la exclusión de voces que trabajan a contracorriente del mainstreamacadémico.
En una síntesis poderosa, todavía de juventud, el pintor geométrico, en contra del aplanamiento realista del mundo y en contra de la negación de la libertad, planteó de golpe el tema fundamental de su creación: destrucciónde un orden y, a la vez, construcción de múltiples diferencias progresivas, casi como las variaciones de los códigos de la vida. De este modo, Destrucción de un orden no es el título de un cuadro. No es el lema de una exposición. Y si lo es, entonces es mucho más que todo eso: ese eslogan —una divisa auténtica— representa el enunciado interior de un cuadro o de una serie de cuadros, donde esta frase aparece y muestra cómo Rojo ha puesto, en su lienzo, unas palabras como forma integrante de las correspondencias esenciales de dibujo y color. Así, el pintor nos señala que el cuadro se muestra o exhibe, pero también habla y que, por todo ello, es lenguaje. La reciente exposición, que de alguna manera rindió homenaje póstumo a la grandeza del artista, plantea, de manera certera, la entrada a la comprensión de esta idea y al recorrido de su despliegue museográfico. A partir de ahí comprendemos que, aunque en la obra de Rojo hay un distanciamiento frente al uso ideológico de la pintura, hay, por otro lado, la afirmación de que pintura es, de modo inevitable, señal, comunicación, entendimiento y, por ello mismo, significación recóndita. En esta perspectiva, quien mira las regulares, obsesivas y grafológicas abstracciones de esta obra encuentra sentido en la presencia de la letra “A” o de la letra “T” o en las diagonales de la lluvia o, de manera más radical, en el diseño de alfabetos monstruosos o en el esbozo de caligrafías celestes. Es como si Vicente Rojo hubiese imaginado, para nosotros, el sueño de todas las escrituras. _