Una mirada al mundo de los pescadores: Una perspectiva global

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Asuntos de extrema urgencia para atender la situación de la pesca y de los pescadores en el siglo XXI La pesca en Puerto Rico se encuentra en una situación precaria y la solución a sus problemas es difícil. No ha existido, en el país, un esfuerzo concertado para desarrollarla. Lo que hemos hecho, como pueblo, no se compara con lo que han hecho otros países. Asimismo, tampoco contamos con recursos pesqueros vastos en nuestras aguas para sostener ese desarrollo industrial. En términos de consumo de pescado, los corrales de pesca23 fueron un arte importante para el pescado fresco, mientras que la pesca artesanal fue una manera de complementar los ingresos y la alimentación de la gente de la costa. Sin embargo, nuestra fuente primordial de pescado lo fue el bacalao salado de Europa, Estados Unidos y de Canadá, especialmente de Terranova. En 1932, pescábamos 3.5 millones de libras (pescado mojado, con su cabeza y cola), mientras importábamos 32 millones de libras de bacalao, seco; pura masa de carne. He ahí la diferencia histórica.

Como país, dimos algunos pinitos al mejorar la infraestructura de la pesca y de las embarcaciones; sin embargo, hasta ahí llegó todo. Perdimos varias oportunidades y una de ellas consistió en desarrollar una pequeña flota comercial de palangreros que explotaran, de manera sustentable, los ricos recursos pelágicos que transitaban por nuestras aguas. Como se dice popularmente, “perdimos el barco,” a pesar de que algunos pescadores visionarios pidieron a gritos que el gobierno invirtiera en dicha flota. Fue un mal momento: el recurso ya declinaba a causa de la enorme presión de los palangreros y los empresarios pesqueros de Puerto Rico—que pudieron invertir el capital—estaban ya de capa caída con el colapso de sus incursiones por el Caribe. Otros empresarios encontraron mejores ingresos en avituallar los palangreros extranjeros y obtener ganancias de las capturas que les cedían a un costo bajo, para su reventa en el mercado local. La posibilidad de una flota local de palangreros se esfumó.

Los corrales de pesca eran un arte indígena y europeo, usado en Puerto Rico hasta 1953, fecha en la que fueron prohibidos. El corral es una empalizada o cercado que atajaba el paso de los peces en los ríos y en las lagunas costeras. Los peces quedaban atrapados en el corral o en unos corrales más pequeños, llamados chiqueros. Luego, eran sacados por medio de nasos y vendidos frescos.

¿Y ahora qué? ¡Difícil interrogante! La pesca en Puerto Rico se encuentra en una encrucijada que hay que atajar. Las cifras de capturas muestran una descenso en las capturas, que posiblemente se debe a una reducción en el número de pescadores y, tal vez, a la

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