Fanzine "Crítica, ¿pero para quién?" - Laboratorio de Crítica Cultural

Page 1

Perfiles, Crónicas, Entrevistas y Ensayos personales

1


X LABORATORIO DE CRÍTICA CULTURAL Crítica, LCC ¿pero para quién? Perfiles, Crónicas, Entrevistas y Ensayos personales

Balmaceda Arte Joven Valparaíso Mayo, 2022 2


Equipo Balmaceda Arte Joven: Directora Ejecutiva: Loreto Bravo Director Regional: Federico Botto Encargada de programación: Daniela Fuentes Productores: Eduardo Palacios / Margarita San Martín Comunicaciones: Loreto Vergara Diseñador gráfico: Gabriel Vilches Encargada de administración: Nicole Villarroel Encargada punto de información: Cinthia Paredes

#30AñosBAJ #AparecerParaSerJuntxs 3


PRESENTACIÓN

Por Federico Botto, Director Regional BAJ Valparaíso

4


Este año nos tocó planificar la 10ª versión del Laboratorio de Crítica Cultura. El contexto no es sencillo, el país ha vivido años convulsionados y nuestras juventudes han sido parte activa de las energías de cambio que requiere nuestra sociedad. Qué difícil tarea poder canalizar los múltiples sentimientos que nos inundan a todos aquellos que miramos expectantes los cambios del mañana. Desde BAJValpo y en el marco de la celebración nacional de los 30 años de nuestra corporación, quisimos hacer un último guiño a esta virtualidad que, si bien llegó para quedarse, cada vez se ve más lejana. De esta manera convocamos a jóvenes de todo el país a sumarse al desafío de poder desenredar a la crítica cultual respondiendo a la pregunta: Crítica, ¿pero para quién? Cada una de las sesiones de trabajo, buscó poner foco en una disciplina, en un ejercicio escritural, en una forma de explicar lo invisible a través de las ideas, de las palabras y desde los cotidianos. La crítica cultural es un espacio donde nos conectamos, donde logramos unir al espectador con la obra, donde logramos descifrar el discurso artístico, aquel pregón que pide y anhela generar una digresión en la zona de confort y que por medio de su obra generar dicha situación. Es un espacio de encuentro, de caos. Un espacio fundacional donde desde la interpretación de un discurso podemos establecer vínculos sólidos para colectivizarnos en la mirada. Qué importante es el rol del artista, pero también qué importante es el rol de quién lo puede conectar de maneras improbables con diversos públicos o audiencias. De esta manera, cuando nos acercamos a la crítica y al pensamiento crítico en particular, este nos permite transformarnos en nuestros propios artistas, en descifradores de nuestro contexto a través de una mirada reflexiva sobre el todo. Obtenemos así la capacidad de decodificar nuestro cotidiano en búsqueda de sentido.

En sus manos portan el testimonio de este laboratorio, de este ejercicio exploratorio que busca ser solo un evidencia de su tiempo, de una expresión de la mirada fresca de aquellas y aquellos jóvenes que decidieron embarcarse en este desafío. ¡Qué lo disfruten! 5


SU FORMA DE DECIR

Por Cristóbal Gaete, Coordinador LCC 2022

6


Mucho más amplio que lo constreñido del concepto de cultura habitual, resultan las temáticas del compilado de textos obtenidos este año, en su décima versión, en el Laboratorio de Crítica Cultural, facilitado por Balmaceda Arte Joven Valparaíso. En lugar de analizar espectáculos u obras, lxs autorxs observaron su alrededor ahora renovado por la aparente salida de la pandemia y la posibilidad de volver a vincularse. Carlos Rendón, Sofia Alarcón y Camilo Herrera eligieron escribir perfiles. El primero, quien abre este compilado, fue a dialogar con un sujeto nortino anónimo, la menor parte de un sistema extractivista que va de Arica a Magallanes. La segunda, elige a su querido animal, encargado de la compañía en una realidad alienante. El tercero, al cierre del fanzine, escogió un personaje, tan casual como contemporáneo, sometido por una como nunca, tan accesible pornografía. La crónica también tuvo su espacio con la escritura sobre eventos musicales muy opuestos. Por un lado, Eloísa Nieto aborda Lollpapaloza de una ingeniosa forma que nos acerca a la experiencia común, mientras Rodrigo García narra el último día de un sello que desaparece en la fragilidad de la independencia. Otrxs prefirieron el ensayo personal de carácter autobiográfico. Un descubrimiento sobre sí mismxs en momentos claves de su vida ofrecen a lxs lectores Génesis Salazar, María José Cifuentes y Javier Martínez. La primera lo hace con una sintaxis acorde a su divergencia; la segunda busca el episodio que rompe una vocación para hallar otra; el tercero, a partir de una expresión popular, escoge su modo de andar por la vida, hallando una perspectiva nueva para una situación conocida: un título universitario no garantiza nada; pero en vez de llorar, asume. Al centro de esta publicación lxs lectorxs encontrarán una sorpresa: el maileo entre Renata Ag y el escritor Carlos Cociña. ¿Una entrevista que espera el próximo intercambio? ¿Un diálogo epistolar, como muchas veces se realizó antes que todo fuera inmediato? Los formatos no alcanzan para este texto conjunto.

7


Todxs estos autorxs buscaron su forma de decir, tras escuchar a lxs invitados a esta versión del Laboratorio de Crítica Cultural: Carlos Ossa (Fundamentos de la crítica), Sebastián Pérez (Crítica de artes escénicas), Lucy Quezada (Crítica de artes visuales), Javiera Tapia y Marisol García (Crítica de música en el caso de estas últimas), además de otras sesiones de escritura guiadas por quien firma este texto. Un fanzine es un vehículo contracultural por naturaleza, libre y caótico, como el orden que se propone en adelante, tras estas palabras innecesarias. Un suspiro, antes de la invitación a chocar lo más fuerte que podamos con algo que se colisione con (tra) nuestras propias ideas.

8


9


Fotografía: Carlos Rendón

10


PERFIL Lipograma de blanco y negro

11

Por Carlos Rendón


Era de noche y en el estadio la tensión había tomado forma física en los rostros de la gente, en los gritos y en las banderas blancas ondeando desde las gradas. El reloj marcaba las 20:42 horas y el “Chico” Pérez comenzaba a avanzar por entre los rivales, transformado en bestia alba imparable, le da el balón a Espinoza, este con precisión magistral, se lo entrega de regreso en doble pared entre las piernas rivales, para dejar al goleador frente al portero rival y entonces la magia, el derechazo del albo transforma el balón en cometa inatajable. La victoria, ese grito de gol triplicado, casi el mayor logro en la escasa historia deportiva de Chile en copas interna-

El estadio se viene abajo y, entre esa marea de gente, Gabriel grita desde galería, los brazos en alto y las piernas sobre los hombros del padre. Es el día más feliz de la vida y, de cierta forma presiente, lo recordará para siempre. cionales.

Gabriel Barahona podría ser perfectamente la persona menos famosa de Antofagasta, como varios otras y otros en la región, trabaja en la minería en formato 7x7. Vida difícil, hasta peligrosa, pero bien pagada. Me invita a la casa en el sector norte, hogar de dos pisos y medio (el tercero está a medio hacer), amplio antejardín y a solo dos manzanas de la playa. Toco el timbre, nadie contesta. Miro a los lados, saco el teléfono y comienzo a escribir, “Gabriel, ¿cómo estay? Ya estoy acá”. Estaba por enviarlo, pero entonces lo veo aparecer al otro lado de la vereda, pack de cervezas en la mano derecha y bolsa de pan batido caliente en la otra. A Gabriel le podrían decir de todo, pero jamás mal anfitrión. –Vamos a hacer la previa, a las 18:00 empieza el partido. Aprovechemos de ponernos al día mientras tanto –me dice posterior al correspondiente abrazo. Camina con confianza por la casa, mostrándome el living, la cocina, las piezas y los primeros palos del, en alrededor de dos meses, tercer piso. Con la satisfacción del padre proveedor y eso no era realmente solo metáfora. –¿Eres papá, Gabriel? ¿Me estay? –Te lo prometo, hermano. Desde hace tres años, del Matías. Vive con la

12


Camila, no conmigo, pero nos vemos todos los fines de semana. Nos vimos ayer de hecho –se deja caer en el sofá marrón al centro de la sala–. Es medio raro decirlo, pero es lo más importante en mi vida, ¿cachay? –Pero y… –No, eso es distinto —ríe, mostrando la hilera de dientes perfectamente blancos adornándole el rostro manchado por el sol del desierto más árido del planeta—. Colocolito es la vida, hermano, la vida en sí. Siempre se consideró fanático, venía de familia. La historia hablaba de tíos lejanos marcando goles por el albo, no había testimonio real, pero Gabriel podía agarrarse a combos con tal de defender el mito. Y claro, estaba la experiencia divina de gritar el primer gol de Pérez en esa final legendaria y, posteriormente, las otras dos estocadas, cerrando el demoledor 3-0 sobre el Olimpia en esa noche inolvidable para los colocolinos, pero también para todos los amantes del deporte nacional. Habían ido desde Antofagasta solo a ver la final de la Copa Libertadores de América. El viaje lo tenía borroso, pero recordaba con certeza las 20 horas interminables, el hacinamiento, el olor a sobaco y la solidaridad intrínseca entre hinchas, identificados por las camisetas, los gorros o las banderas. Compraron la entrada tras hacer fila por horas, $2.500 pesos chilenos la galería. Jamás había ido a Santiago y le dio lo mismo ver los edificios comerciales, los sitios históricos y las plazas. Solo visitó el Estadio Nacional, a regañadientes, debido a la cercanía del estadio con el eterno rival. “Territorio enemigo”, prácticamente. La noche de la final, sin locomoción, caminaron hasta el hotel donde se alojaba con el papá, en medio del baile y la fiesta, los saltos y la algarabía. Se demoraron tres horas en llegar, pero no cambiaría nada de la experiencia. Era como si el país entero celebrara ese logro del deporte rey, rebasado solo por salir terceros en la Copa del 62 y por las dos Copas Américas de la generación dorada. –Pero lo del Colo es más importante –me dice en medio del relato–. Más heroico. La selección es otra volada totalmente distinta, donde hay otras platas y otra forma de ver el deporte. La Libertadores es la Libertadores, no hay más. No conocía a otra persona más fanática, no solo de Colo-Colo, sino en general. No era difícil inferir la pasión de Gabriel estando en esa casa. En la pared se destacaba el banderín blanco y negro con el logo del indio, como

13


si mirara desde ahí arriba toda la casa; todos los sillones estaban girados en diferentes grados para mirar a la tele, enorme LED tomándose la pared y en la mesa de centro, el cenicero, el control remoto, boletas por pagar y la caja de madera donde descansa el collar plateado del papá, con el logo de Colo-Colo. Gabriel, no se atreve a ponérselo, pero lo tiene ahí, así el viejo lo acompaña viendo los partidos, dice. –Pero estoy pensando en sacarlo si el Colo sale campeón de la Libertadores otra vez. Para completar el ciclo como dicen –señala con la mano hacia las escaleras–, te voy a mostrar mi pieza, tengo tremenda colección. Gabriel tenía ganas de mostrarme el clóset de casi dos metros de ancho dentro de la habitación. Si bien parecía normal, al abrirlo revelaba casi infinitas camisetas, todas del Colo-Colo, datadas aproximadamente del 98

“Esta es la del tetra”, me dijo, mostrándome la camisa blanca con el logo de cerveza Cristal en el pecho. “Y mira esta otra, tiene la firma del Mati Fernández”, señalándome rayas ininteligibles hechas con marcador. hacia adelante.

–Lo de ese weón era increíble –exclama con nostalgia, llevándose la mano a la frente, como desconsolado. Bajamos otra vez. Eran las 5:00 p.m., todavía faltaba rato para el inicio del partido entre Colo-Colo y Cobresal por el campeonato nacional. Gabriel aprovecha de mostrarme el resto de la casa, el patio algo dejado de lado, los dos baños, la bodega. “Tremenda casa, compadre”, le digo, para inmediatamente agregar: “está como grande para ti solo, ¿o no?”. Me dice algo ya imaginable: ahí antes no vivía solo, sino con la familia, tanto la Camila como el Mati. Se separaron hace años y, como la casa era de él, terminó ahí solo. Por eso tan grande, tan vacía, tan silenciosa. Pero no se siente mal, me dice. Sale constantemente con amigos y, como la casa es grande, varias veces termina con socios pasando ahí la noche. En ocasiones hacen asados para ver los partidos del Colo, de la selección, o simplemente “pa’ webiar”, como menciona sonriendo. –Y claro, también tengo mis cositas. Tendría polola otra vez, pero me jode el 7x7. Sea como sea, estoy la raja, todo bien hermano. Estoy con

14


Tinder, ¿cachay esa weá? Me presenta el perfil en la app y, sin ápice de recato, me comenta la historia detrás de las fotos. En la primera aparece delante del carro (camioneta Chevrolet 4x4 plateada, estacionada ahora en el antejardín), con las manos en los bolsillos. “Mira

esa cara de canchero”, me dice. En otra está en el gimnasio, mostrando los bíceps, con polera sin mangas y gorro tipo jockey, con el logo del Colo en el frente. En otra sale en la playa, flotando en el mar, y fi-

nalmente otra con el desierto de fondo y el casco de minero en la cabeza, tapándole la cabellera corta y negra, siempre bien peinada. No obstante, en vez de concentrarme en las fotos, me interesa más el perfil escrito. “Gabriel Barahona, 35 años. Soltero obvio, esperando la correcta. Tecnico en Mineria. Aca pa pasarla bien, wen carrete y wena vola pa las interesadas. Colo-Colo mi pasion, ni hay con las chxnchas”. –Pero Gabriel, ¿en serio importa eso del final? –Weón, eso le encanta a las minas –me dice con certeza–. Y la verdad así me ahorro malos ratos, si lo de la Camila pasó en parte por eso. –¿De verdad? –Sí, o sea, no ella, pero los viejos eran re fanáticos de la Católica y

Aparte, no sé cómo explicarlo, pero te miran mal si erís pelotero de chico, si vienes de la pobla. Y si te va bien, como a mí, les da más envidia siento yo y te miran más en menos todavía. siempre terminábamos peleándonos por weás.

Eso lo ha molestado toda la vida, me comenta Gabriel con seriedad. Le imponen cierto rol en la sociedad, lo estigmatizan por el origen, el liceo, la ropa o el acento y así ha sido como marca de nacimiento, tanto para él como para los amigos de la vida, también peloteros. La marginalidad de las patas peladas. Colo-Colo parece conectar con él –y con miles, millones de hinchas más– desde esa realidad compartida. –¿Y cómo ves al Colo ahora? –La raja, por fin estamos retomando la calidad. ¿Viste el partido de la

15


Fotografía: Javier Araya

16


17


Libertadores, contra el Alianza Lima? Si ya estamos a otro nivel, hermano. Con el profe la hacemos, ahora sí, tengo plena confianza. Nos sentamos ambos frente al televisor, él en el sofá café –el trono del living– y yo en el sofá chico, blanco, dando diagonal a la pantalla. El CDF presenta desde el cielo imágenes del David Arellano, estadio de Colo-Colo. A pesar de vivir en Antofagasta, Gabriel ha ido por lo menos veinte veces. Los gladiadores salen a la cancha. De reojo veo el rostro de Gabriel, ya no

Los ojos abiertos como platos, la cerveza en la mano, posición activa, no sentado en el sofá, sino apoyado, prácticamente en el borde. La gente es el mismo, está en trance.

en el estadio canta y vitorea. La cámara hace el paneo por los de camiseta blanca. Gabriel, sabiéndose experto en la materia, me va contando detalles. –Pavez es crack, está metiendo goles como loco. Y ese otro, Solari, bien habilidoso el weón, de ser chileno, yo lo pongo altiro en la selección. Y el del pelo así –hace espirales con las manos– es el Falcón, no le tenía fe pero me ha sorprendido. Comienza el partido y no deja de hablar, yo ya no soy el receptor. Habla

“¡Cómo tan ciego, árbitro!”, “¡Dale, por la derecha, tírate el centro!”, “Pero por la cresta, si es Cobresal nomás, cómo pifian tanto”. Aprovecho el partido para mirar las redes sociales, todavía con la pantalla, con los deportistas, con el técnico, con Dios.

pensando en lo de Tinder y me meto a Facebook para hacer algo de reporteo millennial. Entro al perfil de Gabriel, tiene la misma imagen del gimnasio como foto de perfil y de portada la camioneta recién comprada. Es bastante activo, escribe o comparte casi a diario y gran parte de los posteos son sobre Colo-Colo. Comparte memes contra los rivales, pone fotos viendo los partidos del “eterno campeón” desde la schopería con amigos o en la mina, si le toca jornada y debe ver los partidos desde el desierto. También selfies y, de paso, comentarios como: “Ganamos contra 12!!!” o “A sacar la cara por chile mñn! Los otros cero brillo hmno jajaja”. Me detengo, oigo gritar a Gabriel. –¡Gooool! ¡Bien, mierda! Levanto la vista, el grito se oye en toda la casa. Veo la pantalla gigante y el relator expresa con emoción el tanto de Amor a favor de Colo-Colo, mien-

18


tras el reloj marcaba menos de la mitad del primer tiempo. El partido avanza y yo parezco estar viendo otro de tenis, mirando de lado a lado, la pantalla y el Gabriel, el Gabriel y la pantalla. Lo veo golpear el borde del sofá con ira, reaccionando al pronto empate de Cobresal. 1-1, pero posteriormente alza los brazos en señal de victoria con el derechazo de Solari colándose en la red y el resto, historia. Las tarjetas rojas se transformaron apenas en anécdotas frente al marcador final, 2-1 a favor de los albos y así se encaramaban a la primera posición de la tabla. Miro a Gabriel, está como agotado, bebiendo la tercera chela de la jornada. En la tele había terminado el partido y también había terminado el partido interno, el de los gestos y los gritos, pero también el de la alegría total, el de la emoción sin precedentes.

–¿Viste? Si yo te dije. Nica los pechos fríos de la Cato ganan el penta, si papá regresó –me dice sonriendo, victorioso, brindando con la cerveza.

–Oye y si hay partido de Colo-Colo y tienes algo en la pega demasiado importante, charla del jefe o algo así, ¿cómo lo haces? –Veo el partido po, obvio –me responde casi al instante. Si esa la hago desde siempre. –¿Y si hay partido del Colo-Colo y, no sé, te sale la gran cita en Tinder el mismo día a la misma hora? –La invito a ver el partido y si me dice no, entonces no es la indicada –ríe a carcajadas, salpicando chela. –Ya, y ponle, final de la Libertadores, está Colo-Colo en el partido definitorio, está empezando y al mismo tiempo te llaman y te dicen “el Mati se accidentó”, imagínate algo grave –toco madera– y te citan al hospital, probablemente para toda la noche allá. A diferencia de las otras ocasiones, Gabriel permaneció en silencio mirándome a mí, posteriormente la cerveza y, al final, el banderín del Colo colgando en la pared del living. Silencio. No dejo de observarlo, la tensión crece. –Voy a ver al Mati po. Jamás tan desgraciado. Otra vez silencio. La está pensando. –Pero vería el partido en el teléfono –sentencia.

19


Fotografía: @palomafome

20


CRÓNICA In memoriam Por Paloma Muñoz

21


A la villa de polvo y cal En la intersección de Gabriela Mistral con Esmeralda nadie sale sin ser visto, ni entra sin querer que lo vean. Los ojos del barrio se iluminan de voyerismo inocente con cada rostro ajeno que traspasa el umbral de la población en busca de un familiar lejano o un intento de redención. Las casas a medio destartalar contrastan con los arbustos recién regados y el ciruelo que acaba de aflorar. Un grupo de hormigas devoran los nísperos que, por indiferencia o maldad, se asolean en el techo del vecino.

De vez en cuando un piedrazo nos despierta a todos pero, no te asustes, es el timbre de la casa. La sinfónica risa del “conejo” llama a los curagüillas y a los aburridos a comulgar cada día desde las 11.00 AM. Los recovecos de la población emanan resistencia: al paso del tiempo, a la sequía del Aconcagua y a la muerte de cada hogar. Los que llegaron primero se fueron de esta tierra antes de ver la calle pavimentada. Así, casi sin querer, Calera se convirtió en la ciudadela del eterno domingo, tan silenciosa y caótica como solo ella sabe serlo. Allí todos nos sabíamos pecadores, allí todos sabíamos nuestros pecados; así nos transformamos en comunidad. Cada uno se salva como puede, algunos se refugian en sus parroquias, otros renuncian a la salvación por una tarde más en el limbo; pero lo cierto es que los fantasmas infantiles, que se creen exorcizados, se adhirien a la piel de la memoria y como una costra que se ablanda tras una ducha, abandonan su letargo obligándonos a contar al mundo sobre ellos. Para nosotrxs, quienes fuimos extirpados de nuestras camas tras un embargo, una huida o un portazo; la vieja ciudad siempre será eso: un entramado insoluto que desobedece a la modernidad de los centros comerciales y sus largos pasillos de neón, aferrándose al recuerdo de la feria colmada.

Hoy, con los pies sobre cemento porteño, noto 22


Fotografía: @palomafome

que mi memoria está repleta de disonancia y, repasando las líneas que tracé por allá en 2003, cuestiono la veracidad de los recuerdos. La confusión de las líneas del tren oxidadas, por un lado y el puñado de autos brillantes por el otro; el río –que, aunque seco, es río– y los supermercados colmados de agua embotellada a 2x1.990; la nostalgia del silencio mientras la tele gritonea nuevas ofertas, nuevos medios de pago, nuevas deudas y la criatura entre la pila de juguetes a pleno sol, tirando del pantalón del tata diciendo “también este”.

23


Fotografía: Génesis Salazar

24


ENSAYO PERSONAL Devenir

25

Por Génesis Salazar Muñoz


Caminas, tropiezas, destella el suelo, observas, una moneda, la coges, día de suerte. El azar configura la escena y una se asume pieza del tablero, no de dios sino del caos. Caminas, un bache, tropiezas, al suelo, desastre, game over, mal de ojo. Nuevamente el azar y tú en el tablero. It’s just life baby, te dices, take it slow. El jueguito azaroso, cosa de todo mundo, empuja, coarta, remece. La vida, suscrita a lo incierto, da puntada sin hilo y una ata cabos sueltos. Echar la vista atrás es justo eso, urdir la nada, hacer poesía, mezclar tragedia con tiempo, cocinar con las sobras. Y claro, ¿cómo no? Hay momentos para crear significancias. Me toca pensar, hablar en prosa de mí, contar algo que ponga en jaque al lector, pero ¿qué digo? “Yo es otro”; no basta citar a Rimbaud, no hay as bajo la manga, habrá que hacer nexos, contar la historia de forma tal que parezca el destino.

Nací y crecí entre un par que de amor poco y deber mucho, ¿hermanos? Dos flacos altos, marchitos con el tiempo como cualquiera en pleno siglo, rewrite, suena a ficción. Nací en enero seis, yang de fuego, crecí con espíritu rebelde

como quien dice non serviam sin aire aburguesado, también de rasgo la curiosidad marciana de querer saber siempre y de saber siempre nada. Quise estudiar artes plásticas después de visitar a un tío que tras aprender a leer –a los treinta y cinco– me regaló una revista Atenea que su profe dejó en el taller por despistada o generosa. Era el módulo tres, yo tenía once años. Una vez en la casa, ojeo, leo a Mistral y a Parra, me atrapa El hombre imaginario. Salto en el tiempo,1095 días después, mi primera toma, mi primer faso, una pelirroja de apellido Herrera me enseña a cletear. Le gusta una mujer, termina la oración con: quizás es pasajero. Tiene miedo, es primera vez que cogemos el riesgo en las aceras, mientras, su hermano se acerca para escuchar un álbum, otro álbum, uno de tantos.

26


Fotografía: Génesis Salazar Practiqué teatro seis años y seguía ruborizada ante una mirada fija del sexo opuesto ¿Por qué? Ni idea, vuelvo a la infancia. No crecí con libros, ni viajes, ni conciertos; llegué tarde a cuestiones basales, nada que dibujar post retorno clases, eso sí, mucha radio, harta música cebolla, mucha calle, mucha tele, poesía en todas partes, mas no todo poesía. Regalona por busquilla, el azar o el destino –llámese como se quiera– me empujó a tropezar con las manos abiertas de cientos, de tantos, de miles que sin dudar hacían posible adscribir a la consigna de Rimbaud porque esto que soy es también ser un otro. Avanzo, 2016, renuncia, saber llegar y saber irse, morir un rato, igual que Bowie, seguir cogiendo desvíos. Se dice que era un lego, no hubo un Bowie definitivo; adhiero, me siento un poco así o más que un poco. Inanición para matar al falso self, revuelta, insurrección adentro, bien adentro, como Dante en la selva oscura. Vuelvo al presente, a eso que los astrónomos dicen no existe porque ya fue; porque, al final, todo es pasado. Tengo

la cabeza atestada de escenas de películas que cito con cualquiera cada vez que hablamos, saquito roto, la curiosidad marciana jamás se fue. Ojo piojo desde niña, cuento corto, un devenir.

27


Fotografía: Rodrigo García

28


CRÓNICA Hoy pienso qué veré morir mañana

Por Rodrigo García

29


El indie es así: nadie hace solo una cosa. El músico es fotógrafo, gestor, fan y sonidista. En mi caso arrendé los equipos de audio porque no se vive solamente del periodismo cultural. Así que unos pesos extras me llegan por la inversión que hice para una banda que nunca triunfó. El cliente fue el sello Carmín, quienes hoy tenían su última tocata: “Tercer Impacto”. Desde las once de la mañana estuve en el Manduca, un centro cultural que se esconde detrás de una fachada antigua y en mal estado. “Es como un pedacito de Valpo en Santiago, hasta huele a meado” dijo uno de los integrantes de Protozoo, una banda del puerto que tocaba ese día. Todos estaban en algo, algunos revisábamos el sonido, otros preparaban la comida, colgaban la malla Raschell para bajar el calor que llegaba en el patio del lugar y un selecto grupo estaba centrado en enrolar el caño que corrió de boca en boca; el coronavirus no existe. Once artistas estuvieron en el fin de este sello musical que, al igual que muchos otros, es más cercano a un grupo de amigos disfrutando de la música que a una empresa interesada en generar ganancias. Es

que nadie está ahí solo por plata, y quien lo esté, probablemente esté arriesgando mucho por lograrlo. Un ambiente distendido y de cercanía, donde las bandas se apoyan entre ellas. Donde un sonido o técnica imperfecta no conlleva un abucheo ni nada por el estilo, aquí es un espacio abierto a nuevos sonidos. Sin embargo, entre murmullos y risas, puedes escuchar la “teleserie” que se vive en esta escena. Luego de saludar y felicitar a uno de sus colegas, algunos músicos sienten la necesidad de señalar a las espaldas de sus compañeros los errores y “fomedades” de las otras bandas. Lo primero que voy a hacer es ir a una tocata Todos conversan con todos, pero la pandemia cambió los nombres por nicknames. Rostros que se conocen muchas veces en virtualidad, se encuentran en las tocatas por primera vez. Shironeko, jorgege, frop0n, loco.

30


nozco se mezclan con los nombres que aparecen en nuestros carnets. Durante la pandemia, los conciertos habían pasado a ser virtuales, donde los escenarios eran las piezas de cada artista y el público veía estos analgésicos festivales buscando revivir ese brillo de cada tocata que se había olvidado por el COVID-19. Lo que abrió una puerta interesante, conocer la intimidad de algunos artistas. Desde Ale Sergi, vocalista de Miranda!, haciendo tutoriales en una gran casa; hasta los músicos que no podían evitar ser interrumpidos en las tocatas virtuales por el ruido de su entorno. Discord, una plataforma basada en servidores en los cuales se puede chatear, hablar por audio y video, fue un espacio para crear comunidades virtuales en torno a la música. Servidores

como los de Chirimoya Triste, Profesor Rayado, Comunidad Everness, entre otros. En estos espacios se empezaron a acumular ideas y sueños de los panoramas que ocurrirían con la vuelta a la música presencial; “¿Organicemos una tocata?” “¿Estará muy paqueada a la vuelta?” “¿Cómo lo tendremos que hacer con los micrófonos?” “¿Tendremos que tocar con mascarilla?” Estas ideas quedaron guardadas a la espera que el COVID-19 se volviera “buena persona” y permitiera volver a reunirse de manera presencial. Poco a poco esas ideas comenzaron a volverse realidad, todo espacio era bueno para hacer música. El Parque Almagro se volvió un punto neurálgico durante un tiempo, hasta que lo “paquearon”. Pero cuando un espacio se cierra y otros dos nuevos aparecen. Moviéndose entre plazas, bares y centros culturales, esta escena encontró la forma de seguir existiendo a pesar de la precariedad.

31


Fotografía: Rodrigo García

32


Del arte no se vive Volviendo al evento, era una mezcla de alegría con tristeza, era darlo todo por una última vez. El sello Carmín nació en pandemia y murió por una mezcla de consecuencias, entre ellas, la funa de uno de sus integrantes que rompió las confianzas y conllevó el cansancio de los otros. Este no es el primer caso de un sello, colectivo o banda que se disuelve en un momento álgido para elles. Un rápido recuerdo nos lleva a sellos como Cazador, Piloto; bandas entre las que podemos nombrar a Planeta No, Amarga Marga y agrupaciones como el Colectivo del amor.

Esa precariedad que se romantiza en el mundo de las artes, crea la idea de una corriente “mainstream” y vendida, enemistada de algo más “contracultural” y revolucionaria. Mientras que en el resto de las profesiones se valora a quien cobra lo que corresponde, aquí se tensiona la posibilidad del acceso a la cultura contra una vida digna para los artistas. Cinco lucas por una entrada es caro, pero siempre hay plata pal jale.

Hoy estoy revisando las fotos que tomé ese día (además de arrendar el sonido, fui fotógrafo), con Covid por culpa de ese caño que corrió de mano en mano entre desconocidos que se encuentran por el amor a la música. Junto a eso, me enteré de que el medio en el que escribo sobre música llegó a su fin. Hoy pienso qué veré morir mañana.

33


Collage: Renata Ag

34


ENTREVISTA Siempre he querido escribir con poetas

Por Renata Ag

35


Querido Carlos, no sé bien cómo sea está conversación epistolar. Se supone que te iría a entrevistar a tu casa, pero ya no vives aquí. Me acabo de enterar que volviste al Biobío. No a Conce, sino al campo. ¿Cómo es la vista por ahí? He intentado comprar algo tuyo por años y siempre parece que llego tarde. Es como querer entrevistarte después de una pandemia. Algo similar. Aquéllos que nunca nos alejarán del primer valle o playa donde no supimos de nada, pero siempre estuvimos ahí. Intento conocerte, sacarte el rollo a través de tus poemas. Este fragmento de arriba es de A veces cubierto por las aguas, de una edición de internet hecha en el 2003. 39 poemas que van saliendo de forma azarosa. Cuando no todos veían internet como ahora. Cuando era algo avant-garde publicar por la web. No quiero leer tanto sobre lo que otros escriben de ti. Quiero saber qué preguntas hacerte para cuando llegue el momento de hablarte a distancia. ¿Qué te llamó la atención de internet para querer publicar por ahí? Paisajes inventados como experiencia sin memoria ni deseo.

Leo en tus palabras mucho de arquitectura, ciudad, llanuras. Me pareces un observador del exterior. Hasta ahora no leo tanta emoción. Mis ojos ven esto:

Hace mucho frío. No se sabe si es factible usar estas condiciones para fomentar las relaciones donde se privilegia la mirada posible. La Cruz del Sur actúa como referencia, aunque sabemos que lo que vislumbrado es pasado. Y es como una bofetada a lo que acabo de escribir. Ouch. Entramando temperatura exterior e interior, igual sigues observando. Me imagino dónde estás, ¿qué tan helado está un día de abril? Sobre vivir allá, ¿cuándo nació esa idea?

36


En la muerte la dignidad tiene que ver con estar en los últimos actos de la respiración, sin dejar ninguno al azar, y en el mismo momento inspirar el aire del otro espacio donde el caos es preciso. ¿Sigues pensando en la muerte así? Me gustaría saber tus pensamientos sobre la pandemia, el virus y las muertes que hemos tenido que vivir. ¿No te parece que el caos ahora también está más cerca de nosotros? A mí no me parece tan preciso, ¿qué adjetivo le pondrías tú? El sol está cayendo y el atardecer está dejando el cielo más claro de lo que estuvo en el día. Desconozco cómo va ir aconteciendo este diálogo. Tengo que confiar en mis instintos, estoy entrando a niveles imaginarios ¿entendí bien ese concepto? Lo leí ahora, 5/39 poemas leídos. ¿Serán

Ya llevaría más de un día hablando contigo si esto fuese cronometrado. Por suficientes las 432 palabras que llevo hasta aquí?

eso quizás, ya se me está olvidando que tú eres el emisor principal. Espero tu respuesta para seguir leyendo, adiós, Renata. Renata, buen día. Me sorprendió intensamente tu carta por el cuidado, y claridad de tus comentarios. Efectivamente hace poco más de dos años dejé Santiago para radicarme, en mi zona de origen, Biobío, algo al norte del río, en un espacio rural, a poca distancia del pueblo de Santa Fe. En relación a tu primera cita: Aquéllos que nunca nos alejarán del primer valle o playa donde no supimos de nada, pero siempre estuvimos ahí.

37


Fotografía: Cedida por Carlos Cociña

38


Un poema no es posible explicarlo pues como está, es su manera específica de estar. La hermenéutica del mismo

es más acerca del código, del lenguaje utilizado, y como el poema se inserta en el espacio en que es leído, visto o escuchado. Se carga con la historia, con la utilización que hace de la lengua quien construye en ese momento o reconstruye. El poema actúa como partitura, suficiente en sí misma, pero ocurre sólo cuando es ejecutada. Al tú citarlo, lo ubicas con los datos que en este momento manejas, que se refieren a lo que señalo en el primer párrafo, pero que ni siquiera estaban en la imaginación cuando fue elaborado. Sin embargo, la lengua lo permite, y en ese sentido lo transforma en posible: muchas, si no todas, las personas elaboran los modelos o paradigmas en la primera infancia, los que les permiten asentar su individualidad en el entorno. Entre esos está el de la lengua, el espacio, las relaciones afectivas, la conformación del espacio físico (habitación, olores, texturas, sonoridad, clima y geografía). Ese modelo puede modificarse, se modifica, pero actúa como referente, aun cuando se le niegue o aparentemente se olvide. Es ineludible, pero no necesariamente determina toda la percepción posterior, que se engrosa o adelgaza con toda nueva situación cotidiana o extraordinaria que se vive y sueña. El estar es una forma de no saber, una forma de percibir sin racionalizar o someterse al paradigma, que en esa vivencia se modifica y en ese sentido siempre estamos ahí. Respecto de INTERNET, puedo hacer algunas acotaciones. La literatura, el poema, o los escritos siempre han estado determinados por el soporte en que se inscriben. Puede ser la voz, arena, piedra, amate, papiro, corteza, arcilla, madera. Ese soporte puede ser fijo o desplegarse de distintas maneras. En ese sentido la decodificación se realiza no sólo con la vista, sino también con el tacto e incluso a través del olor. El soporte determina en cierto sentido la secuencia de lectura, los sectores de atracción y el punto de fuga. En los ámbitos y períodos donde la lecto-escritura prevalece o se privilegia, especialmente desde hace aproximadamente seiscientos años,

39


La expansión y multiplicación de los libros implicó un cambio radical, al crecer exponencialmente su circulación. expandida desde Europa, en la forma de libro en papel y tinta.

La determinación de la secuencia de lectura privilegia el desarrollo de un pensamiento lineal, donde se comienza y termina en determinados lugares, a la vez que lo que porta este conocimiento es transportable y acumulable. Este tipo de lectura promueve una forma de pensamiento y percepción. Cuando aparece la computación personal, más aún con internet, la forma de lectura y de mirar cambia, ya no es necesariamente secuencial y a la vez se pueden tener varias ventanas, simultáneamente, a las que acceder; por lo tanto, la linealidad es menos determinante. A su vez, el formato libro permite cierta unidad de la información que se cierra sobre sí misma. En internet, la navegación puede aparecer sin rumbo o más bien facilita el cambio de perspectiva y áreas de interés. Cuando se empieza a utilizar esta herramienta, se navega, en cierta medida con un horizonte difuso, donde por algo parecido al azar, el camino se puede bifurcar en forma constante. En un principio, en computación e internet, se tendió a adoptar el nuevo medio a la forma de acceder a la lectura y vista de acuerdo a como se hacía con los libros impresos, sin considerar las características del nuevo soporte. Es ahí donde aparece la posibilidad de vislumbrar cómo se puede ocupar el nuevo medio, considerando las múltiples perspectivas de este, considerando por ejemplo la posibilidad de incorporar el azar, de construir o manipular las unidades sin que necesariamente se siga una secuencia predeterminada. Esas fueron las posibilidades que se consideraron para construir un texto que utilizara algunas de las posibilidades del medio. Desde muy temprano, una de las preocupaciones persistentes fue entender o acceder a cómo se percibe, cómo un código, en este caso la

40


lengua, construye realidades, que no pueden reproducir, si no es con una creación de otra realidad que es la de la propia lengua. Es en esa situación donde la literatura tiene sentido. No es un espejo, muestra la construcción de ese espejo, con el lenguaje, que pertenece, se modifica y se construye por todos quienes lo utilizan y su desentrañamiento lleva la carga de experiencias de quien lo usa, como la de toda la comunidad, incluidos quienes lo utilizaron, utilizan y también quienes lo utilizarán. Por lo mismo, para estar en él, para habitarlo, no es extraño acercarse a los códigos arquitectónicos o biológicos, pues conforman el espacio y los tiempos de ese habitar. De la misma manera que pertenecemos a la naturaleza, pertenecemos al lenguaje, de una manera única, pero con todo y todos. Gracias por la entrevista Renata Saludos Carlos Cociña

41


Fotografía: Sofía Alarcón

42


PERFIL La vida según Cholo o Cholo según la vida Por Sofía Alarcón F.

43


Los domingos parten entre 6:30 y 7:00 de la mañana. Lava con especial cuidado su rostro, en especial por estos días, debido a la herida que tiene cerca de su oreja izquierda. Bosteza un poco, se estira, se levanta de una de sus tantas camas provisorias y baja la escalera en dirección a la cocina de la casa donde vive en calle Michelet. Bebe un poco de agua y vuelve a estirarse para quitarse los restos de sueño. Tal vez piensa en la ardua, pero reconfortante tarea de estar encargado del coro dominical. Se dirige hacia el pasillo y ahora sí el día parte enserio. Se para frente a la segunda puerta a la izquierda y usa su cuerpo para empujar con todas sus fuerzas. La puerta no se abre, lo intenta de nuevo. Una, dos, tres veces. La puerta no abre y sabe que es momento de utilizar sus cerca de cinco kilos para embestir la barrera blanca que lo separa de quien duerme del otro lado. Nuevamente, no hay caso. Desconoce la existencia del pestillo que cierra la puerta por dentro y en verdad poco le importa. Sabe que es momento de afinar sus cuerdas vocales e iniciar su tarea dominical de tenor: “miau, mewou, maaaaaaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuuu, kjjjjjjjjj,

Lamentablemente, la humana a quien maulla no está encargada de la repartición del alimento, solo le corresponde la repartición de atención y cariño. miaoooww”.

Cholo es la perfecta encarnación felina de lo que se supone es un Escorpio según la astrología: hermoso, demandante, con algún tipo de adicción y potencialmente irritable. De pancita primordial y un pequeño mechón blanco en el pecho, Cholo nació en 2016 en algún lugar de Cerro Cordillera. Poco se sabe de sus primeros años de vida, pero de lo que he podido rescatar, en base a los testimonios de Susana –mi compañera de casa y tutora oficial de Cholo– previo a ser adoptado, vivía junto a su hermana melliza Chola, en la casa aparentemente okupa que hay en calle Michelet, donde los habitantes de ese entonces llevaban su veganismo al extremo alimentando a los gatitos con una dieta basada en palta, tóxica para los felinos. Mi vínculo con este gato cascarrabias se remonta a fines de julio de 2018, cuando en la búsqueda de un hogar más estable vine a ver la casa

44


de Cerro Cordillera donde actualmente vivo. Susana me mostró el lugar, cuya particularidad era la presencia, en ese entonces, de seis gatos, lo que para mí era una razón más que suficiente para venirme a vivir aquí. Nos sentamos a conversar con Susana en la cama de una de las habitaciones en arriendo y Cholo no dudó en acercarse y mostrarme su panza. Aún recuerdo que el horóscopo que dio Pedrito Engel por esos días en un extinto matinal, decía que esa semana en particular formaría vínculos que durarían mucho tiempo. Casi cuatro años después, le conozco todas las mañas a este gato, que se ha vuelto considerablemente más demandante. Los domingos son especial evidencia de aquello: Cholo se ha vuelto una interesante combinación de predicador evangélico y líder sindical. El séptimo día hace sus espectáculos matutinos con el coro de gatos machos de calle Michelet –o más bien a estas alturas Michilet– conformado por él y Baco, el gato anciano, flaco, y medio cegatón que es casi una especie de padre adoptivo para Cholencio Antonio. Ambos maúllan durante un par de horas frente a mi puerta, pero es Susana quien les da la comida, porque en teoría son sus gatos y porque les regula el horario de alimento según sus propias actividades.

Quizás debido a las carencias en su infancia, Cholo tiene como luchas principales el alimento y el apapacho humano. De ubicarlo en el espectro político, Cholencio estaría

junto a Karl Marx y Britney en la extrema izquierda. Es líder del Síndicato N°1 de gatos de la Catsa de Michilet, conformado por Baco, Monroe, Bichi, Aukan, Chola y Mina, siendo esta última la secretaria de la organización y quien hace de público del coro de gatos machos las mañanas de domingo. El compañero Cholo siempre pide comida y si no hay, la exige hasta que le hagan caso y le vuelvan a rellenar el plato. Aunque toda su vida ha tenido dos focos de lucha, en el último par de años se ha sumado un tercero, que es el profundo rechazo al acoso que recibe por parte de Pandora, espécimen canino con problemas de apego ansioso que no duda en molestar a los gatos y cuya presencia ha supuesto una mayor falta de atención por parte de Susana hacia los felinos de la casa.

45


Fotografía: Sofía Alarcón

46


Ambos estamos de acuerdo en que Pandora es un animal insoportable. Sus “kjjjjjjjj” cada vez que la ve me lo confirman. Aunque Cholo nunca ha exigido demasiada atención hacia Susana –porque exige la de quien escribe esto– sabe que ahora los otros gatos pueden venir a pedirme cariño, por lo que ha aumentado sus rondas de vigilancia hacia mi persona: lo que en principio era venir un rato a echarse en la alfombra de mi habitación, pasó a ser de a poco una apropiación de mi cama y ahora una usurpación de las alturas del clóset, desde donde vigila la progresiva monotonía de mis días. El gran hermano de Orwell no se compara al nivel de vigilancia de Choberto, quien intencionalmente y por casualidad ha sido testigo de mudanzas, lecturas de tarot inciertas y madrugadas de trabajos universitarios atrasados, en los que era un integrante más. Incluso, fue testigo y una especie de juez de mi última ruptura amorosa en la que, debido a la falta de atención, manifestó su enojo con varios “mauuuuuuujjj” y después juzgó mis lágrimas con su mirada de i don´t give a fucking fuck. ¿Tú qué opinas del poliamor, Cholo? ¿Te cae mal Daniel Jadue como

¿Sabías que eres el gato más hermoso que ha pisado este mundo? A todas mis preguntas responde con una mirada de indiferencia. Está pendiente de que Baco a mí?

abandone su plato para comerse su alimento especial, al igual que Chola, con quien Cholencio no tiene tan buena relación. Ella, de ojos amarillos, tiene cierto parecido genético con él, como lo es el pelaje negro, el mechón de pelo blanco en el pecho y el rostro redondo; pero es de personalidad opuesta: rehúye de la atención, no exige comida y quizás de ubicarla en el extremo político estaría en algo así como la centro derecha, una especie de señora RN tipo Karla Rubilar, pero más tímida. Ambos hermanos compartieron las carencias de infancia, pero corrieron mejor suerte que sus padres. No se sabe quién es la mamá de los mellizos, pero se sabe la identidad del padre, un gato callejero negro, cabezón y de ojos verdes que circula por las calles de Cerro Cordillera bajo y a quién se le conoce como Cholo Padre, que ha ido dejando hijos no reconocidos por el cerro y hasta en ciertos lugares del plan.

47


A veces Cholo Padre se acerca a la reja de la casa donde viven los mellizos, como si supiera que sus hijos viven ahí. Una mañana una serie de maullidos extraños por parte de Cholo llaman mi atención y de alguna forma sé que grita porque sabe que tiene algún vínculo doloroso con el gato maltrecho de la calle. Todos los gatos del sindicato se acercan y observan el escándalo, pero la mirada de los hermanos es distinta, es una mirada que indica pena. Cuando el gato se aleja, el resto de adherentes del sindicato sigue con su rutina felina, pero Cholo adelanta su siesta, arrullándose al lado de su padre adoptivo, Baco. Cholencio sabe que el día en que Baco parta de camino a su próxima vida –no sabemos cuál de las siete o si esta es la última– él se convertirá en el real macho alfa de la casa. Veo al gato viejo y me pregunto si él llegará igual de cagado a su vejez. Solo imaginarlo me hace pensar si podré estar con él hasta el fin de sus días. Técnicamente no es mi gato, pero es como si lo fuera. Una vez en medio de una intoxicación con un queque de marihuana le pregunté a Susana si lo podía adoptar cuando deje de vivir aquí. Entre tanta droga no recuerdo que me contestó, solo recuerdo que Cholo estaba ahí maullándome enojado, pero hace un par de semanas la Su me preguntó si lo podía cuidar si es que ella se moría. Cholo observa desde el banquillo del rincón de la cocina mientras lavo la loza. Está pendiente de la lata que hay sobre un mesón. Para él todas las latas de conserva son sinónimo de festín, pero para su mala suerte esto solo resulta ser una lata de palmitos. Se va refunfuñando disgustado y empuja la puerta de mi pieza para refugiarse ahí de la Pandora que apenas lo ve empieza a acosarlo. Lo dejo estar ahí. A veces le pregunto en secreto si se irá a vivir conmigo algún día. Mientras ronronea, pone su pata sobre mi mano y yo lo tomo como una respuesta afirmativa. A veces creo que los maridos pasarán y que quizás algún día aparecerá uno realmente estable, pero mi compromiso más duradero siempre será con el líder sindical felino de ojos verdes. Mientras pienso en eso, él está atento a un plato donde hay migas de Crackelet sabor sal de mar, sus favoritas. Dejo que se las coma. ** En memoria de Baco, quién dejó esta vida la tarde del 29 de abril de 2022.

48


49


Fotografía: María José Cifuentes

50


ENSAYO PERSONAL Una monkey on fire Por María José Cifuentes

51


Una mujer que recién comienza a conocer la adultez, rueda sin frenos por las escaleras del metro de Santiago. ¿Cómo fue que la inevitable fuerza de gravedad se volvió su enemiga en las escalas que conectan el nivel de la boletería con la del andén? Sucedió en abril de 2016, llevaba dos meses en Actuación en la UC. Es un privilegio que muchos sufren por conseguir, por una aceptada, decenas de personas talentosas eran rechazadas en las audiciones de ingreso. A mí me emocionó, pero había algo en ese triunfo que se sentía ajeno. Y más lejana de la carrera me sentí cuando, en un confuso incidente sucedió una tragedia muy teatral: terminé rodando cuesta abajo por las escaleras del metro Santa Isabel, de la línea 5. No recuerdo más, tal vez sea un mecanismo de defensa, eso dicen cuando una no recuerda. Diagnóstico en urgencias: esguince en el pie. Un esguince feo. El horóscopo chino hablaba cosas sobre un mono. Recuerdo estar lesionada haciendo ejercicios imposibles. Desde el comienzo de la carrera venía notando que mi cuerpo no era compatible con la disciplina, aun así, intentaba callar el dolor porque la carrera no permitía detenciones. Cuando intenté explicar lo que me había pasado en el metro, la ayudante del profesor de actuación me miró y, entre medio de un suspiro, soltó: “es el año del Mono de Fuego, cuídate”, luego se fue. Para

alguien que solo sabe que su signo es Géminis y que tiene alguna otra cosa en un signo de fuego, entrar a entender el horóscopo chino estaba en un nivel avanzado. En Google, “El mono de fuego será un año en el que cualquier cosa puede suceder, almacenar o planificar será complejo, todo fluirá de maneras intensas. Pesarán más los esfuerzos egoístas y personales que las acciones de grupo. Por supuesto el fuego (cuerpo + poder) será el elemento dominante este año.”

Después de eso el mundo que había escogido a los diecisiete años comenzaba a darme la espalda y a mostrar su cara más dura. Estar lesionada

52


Fotografía: María José Cifuentes en una carrera así es ser una paria, un cuerpo lesionado solo retrasa al resto. No sirves. ¿En

qué clase de lugar no te permiten algo tan humano como enfermar? Con todo en contra, me retiré de ahí y nunca más volví a pisar un teatro. Sin embargo, esa caída comenzó a significar cosas diferentes con el tiempo.

Con esa caída perdí una parte de la inocencia infantil y descubrí que no solo en una carrera artística se tiene prohibido enfermar, que es solo una parte de todo un sistema que funciona creyendo que somos seres que no sufren, que funcionan perfecto, que no se caen por las escaleras. Da lo mismo si el mono es de fuego o de madera, ningún horóscopo por sí solo puede parar este caos, si no existe la voluntad de reconocernos como humanos, con la totalidad que eso significa. Esa sí que es la máxima tragedia.

53


Fotografía: Eloísa Nieto

54


CRÓNICA Parrilla de Festival Internacional en Santiago (para dos)

Por Eloísa Nieto

55


El domingo nos juntamos con Thomas en el último vagón del metro. El

Antes de nuestro encuentro le comenté por Whatsapp que ya veía a todos los cuicos de Alcántara bajando a Cerrillos para ir a Lolla. Dudé toda vagón superior, le decíamos.

la semana si es que era una buena idea gastarme ochenta lucas, sabiendo que no volvería a tener pega hasta principios de abril. Desde que soy chica que no escatimo en gastos cuando se trata de ir a algún concierto.

Llegamos. Veinte minutos nos costó atravesar el Parque Bicentenario para escuchar las últimas tres canciones de Marcianeke. Había mucha más gente de la que pensábamos. –La gente lo quiere harto –decíamos. –Una amiga en Talca me contó que Marcianeke está súper mal porque no tiene amigos reales y todos se juntan con él por interés –me dijo. –Qué pena, ojalá no se mate –dijimos. Acto seguido prendí una cola de pito y vimos como el público vacilaba Dímelo má. Nosotros en verdad no lo escuchábamos. Pero creíamos que era de suma importancia verlo actuar. Los bajos atravesaban todo mi cerebro, un perfecto carrete de tres de la madrugada llevado a las cuatro de la tarde a todo sol. Ahí me di cuenta de que los encargados de vender cerveza dentro del público eran cabros como uno, porque dejaron de vender para poder bailar con el resto. Los planes de Thomas para el último día de Lollapalooza, era ver a King Gizzard, su banda favorita de toda la vida. Incluso se compró una pastilla de éxtasis solo para ver ese show. La banda canceló tres días antes. Yo me encontré feliz porque eso significaba que íbamos a estar juntos toda la jornada, y que me iba a acompañar a ver a Doja Cat, artista que se formó y se dio a conocer dentro de la cultura de internet, igual que nosotros. Las dos horas de tiempo muerto las gastamos en volver a los escenarios principales, buscar comida y no conseguirlo, e ir a los baños químicos.

56


Fotografía: Eloísa Nieto

57


–Qué barsa que es la gente –dijimos. Mientras veíamos a grupos de descriteriados acostados en las alfombras verdes – que no llegaban a ser pasto sintético– que se encontraban al frente del escenario, minutos antes de que partiera el espectáculo. Quienes recién nos estábamos integrando al público cada vez nos apretábamos más y más, formando una pared humana que bordeaba a quienes aún no atinaban a pararse. La pasti nos pegó en lo que partía el concierto. La gente no dejaba de gritar. La razón por la que estábamos más felices era porque a pesar de la cantidad de gente, logramos defender nuestro espacio personal. Entre medio de las canciones, Thomas me afirmaba que estaba profundamente enamorado de quien se encontraba cantando en el escenario. A pesar de que no vi nada, limitándome a la pantalla que teníamos más cerca, la pasamos tan bien que sus canciones las seguimos escuchando hasta dos semanas después del concierto. Terminaba Doja. Fuimos a ver a Strokes. A mí los Strokes me gustan desde pendeja. Desde que tocaba Reptilla en el Guitar Hero 3. Ya no los escucho como antes, pero sentí que era algo que me debía a misma. –Igual sé que son como el pico– le dije a Thomas, una semana antes de que nos encontráramos en el festival. Antes de que partieran me comentaba que el Julian Casablancas venía de los círculos más privilegiados de Estados Unidos, que los Strokes eran puros pendejos con plata jugando al rock. Nunca me dediqué a indagar de los orígenes de la banda, pero me hizo todo el sentido del mundo. Partieron media hora tarde. –Cuico culiao –dije. Como unas diez veces.

El resto del público me veía gritarle y a mí me dio la impresión de que me daban la razón. Tocaron con desganas, omitieron canciones, el vocalista balbuceaba entre medio de ellas. Era todo lo que me esperaba que pasara. Canté todas las canciones.

58


Con Thomas hablamos de varias cosas; de nuestra infancia, de la performance de los artistas, de lo que íbamos a hacer después porque andábamos con ganas de seguir webeando, y de que fue una tarde redonda. Yo quedé con la sensación de que esas ochenta lucas fueron una inversión para el pie de conseguir un nuevo compañero de conciertos. –Vayamos al Primavera Sound– dijimos.

59


Fotografía: Carla Bravo

60


ENSAYO PERSONAL Nudismo

Por Javier Martínez

61


Que “sin la pedagogía vay a estar muy en pelotas frente al mundo y te va a costar aún más” era lo que más me decían. Pero eso era un poco lo que quería. Sacar la licenciatura fue parte de la inercia de ya estar en una segunda carrera, más que realmente sentirme cómodo con lo que estudié. Pero quizás siempre se le puede encontrar incomodidades a lo que se estudia. Y esas incomodidades también permiten pensar en soluciones. Quería hacer muchas cosas, y trabajar de profe no me iba a dar el tiempo o la organización que yo necesitaba. Y a medida que se acercaba mi último semestre, se hacía cada vez más evidente lo mucho que había evitado el tema, hasta que decidí botarla. Ese último semestre fue bastante agradable ya que pude hacer mi tesis con pocos ramos, y además tuve tiempo de trabajar para poder financiar esas otras cosas que quería hacer.

Fotografía: Carla Bravo

62


Al final es todo cosa de balance y enfoque, pensé. Quizás si me iba a dejar “en pelotas”, como me decía la gente, pero tal vez eso no era necesariamente malo. Al final lo que estudié es algo a lo que se le da forma haciéndolo, y es por eso que el estar “en pelotas”, me ha permitido también tratar de buscar una forma de vestir que me guste. Y aunque eso ha significado tener que pasar todo el día cortando pasas en una cocina, o parado en un patio de comidas de un mall sin hacer nada, supuestamente supervisando el uso de un dispositivo que no necesita supervisión. Me gusta sentir que de a poco estoy buscando la forma en la que me quiero exponer definitivamente al sistema. Porque a mí lo que me daba ansiedad, era no calzar con esa forma de exponerse a la que me obligaba mi título. Pero ahora me siento cómodo sabiendo que la persistencia y el enfocarse siempre llegan a algún lado, y que puedo diseñar de a poco mi vida como literato o músico o lo que sea. Quizás ahora entiendo que me da lo mismo la forma de vestir con la que me vea el sistema por mí título, porque sé que puedo definirla yo, y el estar en pelotas termina cuando uno empieza a querer vestirse solo.

63


Ilustración: @bastolosb

64


PERFIL Sumo sacerdote de la paja Por Camilo Herrera

65


¿Has conocido a un adicto al porno? Yo tengo un amigo de un amigo, que, en un carrete, después de un bigoteado merlot, nos contó que había comenzado una terapia, que entre otras cosas, buscaba tratar su adicción al porno. Inhabilitado por un hedonismo insaciable, el amigo de un amigo comenzó el relato de su día a día, enfatizando que era un esclavo de su verga y que se encontraba condicionado a organizar su vida en busca de intimidad. La necesidad lo podía asaltar en cualquier momento y lugar. El amigo de un amigo nos contó que en la sociedad hay disparadores que nos enferman y que se dio cuenta que tenía un problema cuando ya no quería salir los fines de semana porque prefería quedarse en su casa, viendo porno. El amigo de un amigo cree que todo comenzó cuando su polola lo pateó, que fue durante el duelo del amor que se fue forjando su adicción. Explica que el vacío de la ruptura fue llenado por un Excel, donde tiene un listado que ha construido a lo largo de su adicción, organizando según cualidades físicas y rangos etarios el nombre de actrices de la industria pornográfica, listado que consulta cuando el estímulo es embestido por el disparador disruptivo de la televisión o sus redes sociales o cualquier cosa que induzca el morbo, morbo, morbo. Ese es el problema, enfatizó con vehemencia, no solo no puedo salir, también me he vuelto un exhibicionista porque no siempre encuentro un lugar escondido cuando la necesidad se hace tormento, de hecho ahora, en lo que va de este encuentro, ya me fui a masturbar una vez ¿Lo creerían? ¿Se dieron cuenta? Si ocurrió, no nos habíamos dado cuenta. Es el amigo de un amigo y mientras conversábamos de lo mal que está el Wander, él estaba escondido, mirando su Excel y escogiendo cuál de todas sería la musa de su imaginación.

Me masturbo entre cinco y diez veces por día, lo que podría calcularse como una paja por hora del día, de la que destino media hora a solo pensar con qué imágenes me voy a masturbar, y si estoy fuera de mi casa, 66


dónde me puedo encerrar (en el mejor de los casos) para poder hacer eso que debo hacer. No solo es físico, es

todo un ritual asociado a conductas y objetos, no se trata de solo masturbarse, se trata de orquestar el anonimato breve que me dará el espacio ¿Se entiende? A veces me puede calentar un cigarro, una palabra, un gesto, cualquier cosa puede disparar en mí una espiral ascendente que busca, de alguna u otra forma, su maldita resolución, siempre en el porno, el porno, el porno. Repetía, repetía y repetía. El amigo de un amigo dijo que, si bien estaba enfermo, sabía que era un energúmeno repulsivo, que nos contaba esto porque era una junta de hombres (?), que había confianza para poder comentar su situación, la que aún era una especie de secreto. Yo no soy un acosador –nos dijo en un momento– pero sí una mente enferma: una vez vi un vídeo donde un ex adicto al porno daba su testimonio, sus palabras coincidían con algunas de mis sensaciones; él también había llegado a contextos donde el exhibicionismo constituía un problema, pero además, en ese testimonio él decía que el momento más agudo de su adicción, fue cuando su mente comenzó a sexualizar a familiares, vecinos, gente de todo tipo, su cabeza había transformado a todo ser viviente en objeto erotizable y eso le provocaba más morbo, más excitación. Yo

no he llegado a eso todavía, dijo el amigo de un amigo, pero sí siento que en los recovecos de mi cerebro, hay una viscosidad que va descomponiendo mi capacidad de interactuar con otros. Me he vuelto un ser limítrofe. Su testimonio y la verborrea con la que fue revelando detalles, instaló una sospecha en el ambiente, como si estuviéramos compartiendo junto a un delincuente, ladrón o cucaracha del bajo mundo. El amigo de un amigo decidió irse del carrete a eso de las cuatro de la mañana, cuando salió por la puerta no pudimos contener la risa y de alguna manera, no sé por qué, recriminar a nuestro amigo por invitar a su amigo, criatura insólita y bizarra. Deben haber pasado unos veinte minutos de la partida del mas-

67


Ilustración: @bastolosb

68


turbador, cuando decidí emprender rumbo al paradero junto a dos de los contertulios que habían asistido al encuentro. A las cuatro y media de la madrugada comprenderán que no hay gente caminando por las calles de Quilpué, y de vez en cuando, verás algún vehículo trasnochado, pero las calles están solitarias y las luces no iluminan a nadie. Al llegar al paradero lo estaban iluminando a él, que se encontraba sentado en un piso de plástico abandonado detrás de un basurero de esos verdes, grandes, escondido y mirando su celular. No quisimos acercarnos ni gritarle nada, pero a lo lejos se podía observar que la pantalla le iluminaba el rostro, que tenía los pantalones –aún– puestos, que sostenía un cigarro en sus labios y que probablemente estaba en pleno proceso de discusión interna para escoger qué actriz sería la protagonista de esa paja desoladora en el amparo cómplice de la helada quilpueína.

69


FICHAS BIOGRÁFICAS: Carlos Rendón Bejarano Por la mañana periodista, por la tarde gestor cultural y por la noche escritor. Todo el día un obsesionado con escribir y con ser leído, desde que escribió su primera novela a los diez años. Esa, sí, mejor que no la lea nadie. Tiene una colección bastante decente de menciones honrosas que planea recopilar y publicar algún día. Ha hecho pegas de reportero, editor, traductor, redactor de proyectos, entre otros, buscando siempre aprovechar el potencial interminable de la palabra escrita y su interacción con el lector, al punto de que puedo decirte que estás leyendo el texto más fácil que hice para este Laboratorio de Crítica Cultural. El más difícil está ahí, dentro, esperando.

Paloma Muñoz Las palomas son de los pocos animales que han logrado adaptarse exitosamente al entorno urbano. Creada con partes iguales de cemento, polvo y agua de mar; entre quillotana, calerana y playanchina.

70


Génesis Salazar Muñoz No tengo para ofrecer palabras hermosas que caen con todos sus pies en el suelo. Recojo la belleza callosa de una fisura. Renuncio a gustar aunque quisiera porque no tengo para ofrecer más que desvíos, cuestiones lateras que se prefieren pasar por alto o atender de vez en mes por cualquier cosa menos propia voluntad. Visto la diferencia de quien por fuera es cualquiera y por dentro ninguna, es la herencia del linaje paria que enseña a no besarle el culo a nadie. En esta infancia lemebelezca, el destino o el azar, posa ante mí una revista Atenea que –herencia de un tío reo– dispara mi curiosidad marciana a los once años. Por busquilla, de ahí en adelante –o quizás mucho antes que eso– no paro de explorar soportes para contar historias.

Rodrigo García No me gustan las autobiografías, siento que es un ejercicio artístico lo más cercano a mostrarse para generar interés en que alguien consuma el producto artístico que hicimos. El Tinder del arte; dependiendo de lo que escribas sobre ti, la gente se interesara en tu trabajo. Si seguimos con la metáfora del Tinder, me imagino que con más de alguna persona llegaré a hacer Match, pero solo quedara en eso. En una idea de lo que podría haber pasado, si es que alguno de los dos nos hubiésemos atrevido a dar un paso más. También estarían los clientes premium, esos artistas que cuentan con todo lo que necesitan para llegar a su público objetivo. Donde la autogestión es una palabra alejada y el sueldo es más cercano a una mesada. Así que prefiero dejarles mi descripción de Tinder: Veinticuatro años, tengo Tinder para buscar perfiles raros y ver en que están mis conocides.

71


Estoy pololeando, así que no ando buscando nada, en volá una amistad. Gestor, mediador y charlatán de las artes Siempre elijo a charmander Tengo 9 tatuajes Toco en una banda que se llama Pasaje Submarino IG: @Loco.nozco ¿Haremos Match?

Renata Ag Si me dieran a escoger entre una gran historia o una gran persona, todavía elegiría la segunda soñando con la primera. Por eso, quizás, no puedo dejar historias sin finales y me cuesta todavía aceptar guiones abiertos. Quizás el estudiar cine me hizo más detallista a los acontecimientos, aunque siempre vi las coincidencias con mucho entusiasmo. Nací el 2 de mayo al igual que Catalina la grande, Lilly Allen y David Beckhman. Crecí entre Santiago, Conce, Ñipas, Viamão y Porto Alegre. Y eso no quiere decir exactamente que viví en esos lugares, solo los habité un rato. He trabajado en festivales, organizaciones sin fines de lucro y en un proyecto de moda que busca alternativas para la forma en que nos vestimos.

72


Sofía Alarcón F. En 2021, el Registro Civil contabilizó a 1.444 hijas de padres carentes de creatividad que decidieron bautizar a sus hijas como “Sofía”. En 2020, fueron 2.208. En 2019, fueron 2.957 las criaturas inscritas con ese nombre. A lo mejor creyeron que el significado del nombre que supone “sabiduría” les va a facilitar la vida a sus hijas y quizás también a ellos. A lo mejor creyeron que el nombre les va a brindar más estatus social o inteligencia a sus hijas. Quizás creyeron que sus hijas podrán pasar por cuicas o que con ese nombre sus hijas serán tan sabias que tomarán las decisiones correctas en los momentos oportunos. No manejo las cifras de las Sofías inscritas en Chile en 1995 y mucho menos cuántas fueron inscritas en Copiapó. Sé que a mí me bautizaron así por descarte, porque mi abuela no quiso que me pusieran Nacides como a ella.

María José Cifuentes Esta persona es dispersa a morir, abarca mucho intentando apretar mucho, aunque no termine apretando tanto. Si la vida pudiese vivirse olvidando este sistema neoliberal, tal vez se dedicaría a la Historia del Arte a tiempo completo, a los gatos o a las teterías con onda Pinterest. Las malas lenguas dicen que estudia periodismo, pero tal vez sea un invento de la prensa y nada más. También se dice que tiene el diablo adentro, al menos eso sale en su fecha de nacimiento: 6/6/96. Me gusta creer que soy un libro, de esos grandotes, que tienen mucho conocimiento dentro, muchas historias que vale la pena recordar. Vendría faltando el seguir rellenándolo, lo bueno es que seguimos teniendo salud.

73


Eloísa Nieto Siempre he sido la más chica entre mis amigues, quizás por la ternura que eso implica siempre me ha gustado escribir de y para elles. Me gusta mostrárselos sin ninguna pretensión más que el gesto cariñoso del recibimiento, como cuando en las películas gringas cuelgan los dibujos de les niñes en el refrigerador. Al igual que en mi arte, las historias que cuento no pueden despegarse de mi cotidiano; en lo que comí de desayuno, en lo que me encontré en la calle, en lo que me dijeron cuando me despedí del carrete para irme a mi casa. Me gusta rendirle homenaje a lo que siempre me acompaña.

Javier Martínez Supuestamente deberíamos vestirnos libres de imposiciones, ¿no?

Camilo Herrera Marihuanero habitual como resabio pandémico. Leo y a veces, solo a veces, escribo. Nací en el cerro que mi abuelo fundó con sus hermanos, Chorrillos. Negro y marxista y como muchos románticos, sigo sin superar las vicisitudes de García Madero, que, de cierto modo, es vivir estancado en la adolescencia. Mis estados de ánimo están sujetos a los resultados del Wander. En una riña le pegué a un cuico y casi me fui en cana, me salvó mi irreprochable conducta anterior.

74


ÍNDICE Presentación / Federico Botto Su forma de decir / Cristóbal Gaete

4

Lipograma de blanco y negro / Carlos Rendón In memoriam / Paloma Muñoz Devenir / Génesis Salazar Muñoz Hoy pienso qué veré morir mañana / Rodrigo García Siempre he querido escribir con poetas /Renata Ag La vida según Cholo o Cholo según la vida / Sofía Alarcón F. Una monkey on fire / María José Cifuentes Parrilla de Festival Internacional en Santiago / Eloísa Nieto Nudismo / Javier Martínez Sumo sacerdote de la paja / Camilo Herrera

11 21 25 29 35 43 51 55 61 65

Fichas biográficas

70

6

75


X LABORATORIO DE CRÍTICA CULTURAL – LCC 2022 Crítica, ¿pero para quién? Balmaceda Arte Joven Valparaíso Mayo, 2022 Edición y coordinación LCC: Cristóbal Gaete Corrección de estilo: Claudia Jara Bruzzone Diseño y diagramación: Eduardo Leblanc & Camila Chocobar Portada y contraportada: Collage Eduardo Leblanc Expositores invitados: Carlos Ossa (Fundamentos de la Crítica Cultural), Sebastián Pérez (crítica Artes Escénicas), Marisol García (Investigación Musical), Javiera Tapia (Crítica musical) y Luzy Quezada (crítica de artes visuales)

Los derechos de los textos pertenecen a lxs autorxs

#30AñosBAJ #AparecerParaSerJuntxs www.baj.cl/lcc 76


77


78


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.