Memoria Balmaceda Arte Joven Valparaíso - 15 años

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MEMORIA


Balmaceda Arte Joven Dirección Ejecutiva Loreto Bravo F. Dirección regional sede Valparaíso Federico Botto C.

Coordinación de publicación Federico Botto C. Edición y corrección de textos Adelaida Neira D. Patricio González R. (Buril Ediciones) Investigación, entrevistas y redacción de textos Gonzalo Pedraza P. Daniela Fuentes P. Fotografías Nelson Campos R. Ximena Fuentealba N. Karla Gutiérrez A. Cristhian Fonseca R. Daniela Fuentes P. Gabriel Vilches C. Archivo BAJ Valparaíso Diseño y diagramación Gabriel Vilches C. Impreso por Impresos GSR Valparaíso, abril 2017

Proyecto financiado por el Fondo de Cultura del Gobierno Regional de Valparaíso año 2016


Índice P R E S E N TA C I Ó N

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CAPÍTULO 1

15 años y contando

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CAPÍTULO 2

Más que talleres artísticos

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CAPÍTULO 3

Herramientas para volar

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CAPÍTULO 4

Una casona con las ventanas abiertas

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CAPÍTULO 5

Una casa que camina y se conecta

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CAPÍTULO 6

BAJ Valparaíso, un equipo vivo

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NUESTROS ALIADOS

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in duda, en estos quince años de existencia, Balmaceda Arte Joven (BAJ) Valparaíso se ha destacado por realizar un trabajo orientado a potenciar el talento de las y los jóvenes, alentando la vocación artística, y generando espacios para la expresión de su creatividad y el crecimiento personal. Ello, por medio de la experimentación y el trabajo colectivo desarrollado en talleres, clínicas, charlas, ciclos musicales, espacios de exposición y a través de sus compañías estables. Compartimos con BAJ la búsqueda por generar un acceso igualitario a la cultura, porque el origen y la condición social de las y los jóvenes no pueden determinar sus posibilidades, a la vez que queremos profundizar el sentido de justicia que debemos cultivar como país. Aspiramos a que el arte y la cultura sean parte de la cotidianeidad de los jóvenes, de su desarrollo integral como personas, y por eso creemos decididamente en el fomento de la educación artística como herramienta para transformar sus vidas.

Nélida Pozo Kudo Directora del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de la Región de Valparaíso

Queremos también que estos jóvenes sean protagonistas de los procesos formativos y que nos ayuden a generar estos cambios de paradigma. No queremos una sociedad únicamente de consumidores de cultura. Anhelamos una sociedad de ciudadanos y ciudadanas culturales, donde su participación y su opinión crítica sean vitales. BAJ Valparaíso es una institución que ha hecho una contribución importante en vías de lograr estos cambios que pretendemos alcanzar, y esperamos que siga jugando un rol relevante en el desarrollo cultural y artístico de este país. Esto, desde ya se ha reflejado en las muchas experiencias, procesos y obras que hemos visto, fruto de estos quince años de trayectoria. La meta es lograr un desarrollo como país donde la cultura, la educación, la creatividad y el conocimiento sean bienes sociales compartidos por todos los ciudadanos y ciudadanas. Mis felicitaciones a las y los directivos de BAJ Valparaíso, a su equipo, a los artistas, profesores, estudiantes y a todos quienes han sido y son actualmente un aporte en esta institución, que esperamos siga sosteniendo una importante presencia en la Región de Valparaíso.


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epasar y revisar los quince años de historia de Balmaceda Arte Joven Valparaíso nos obliga a detenernos en los procesos y en los actores que han sido parte de esta corporación. Tras dar esa mirada en el tiempo, es posible constatar cómo su existencia ha colaborado en la construcción de la identidad local, al mismo tiempo que destaca su condición de reservorio del acervo cultural de los jóvenes en nuestra región. Hoy me toca encabezar BAJ Valparaíso, pero sólo como la cara visible de un gran equipo, del que fueron parte otros colegas y directores que nos precedieron, con quienes hemos construido juntos este proyecto. En estos años, el trabajo desarrollado por la corporación la erige y consolida como un espacio de promoción y catalización del pensamiento crítico, a través de la educación artística destinada a jóvenes de nuestra región. Tenemos la convicción de que la experiencia artística amplifica y enriquece nuestra identidad, tanto individual como colectiva, así como incrementa nuestra sensibilidad hacia el entorno y el goce de vivir. Y es esa vivencia en torno al arte la que despierta el valor de nuestro derecho a la cultura y la creación libre, democrática y participativa. Sabemos que cumplimos un rol como agentes territoriales; nuestra vocación pública así lo determina y como tal hemos buscado continuamente contribuir en los territorios y en las comunidades donde desarrollamos nuestras actividades. Es así como durante estos últimos años hemos implementado un proceso de descentralización de nuestras instancias formativas y de extensión, además de instalar una línea curatorial anual. Con este fin queremos darle un relato a nuestro rol de agentes, propiciando la creación joven entre nuestras paredes y en distintas latitudes de la región. La presente memoria busca generar y compartir un relato polifónico. Las voces provienen de profesores, jóvenes, creadores y autoridades, así como también de nuestro equipo actual y pasado. De este modo transitamos entre los aprendizajes, desafíos y anhelos que esta comunidad ha ido hilvanando en un entramado de vivencias. Es esto lo que ha permitido fortalecer nuestra identidad como institución y la relación que establecemos con nuestro entorno. Queremos agradecer al innumerable grupo humano que estuvo dispuesto a compartir sus experiencias en torno a este proyecto, BAJ Valparaíso, y a todos nuestros aliados públicos y privados, sin cuya colaboración nada de esto se podría llevar adelante.

Federico Botto Director regional Balmaceda Arte Joven sede Valparaíso


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CAPÍTULO 1

15 años y contando


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El rumbo de Balmaceda Arte Joven Valparaíso C Misión Proporcionar, a nivel nacional, espacios de formación y fomento artístico de calidad para jóvenes y público en general, promoviendo el acceso y la participación democrática, la libertad de creación y el pensamiento crítico.

uando nos preguntamos por el rumbo tomado por Balmaceda Arte Joven (BAJ) en todos estos años, surgen respuestas de diversa índole. Como toda institución, la trayectoria de BAJ está determinada por su misión y visión, las que determinan ciertos principios y constituyen una carta de navegación que ordena el trabajo diario en sus distintas sedes a lo largo del país: Antofagasta, Valparaíso, Región Metropolitana, Los Ríos y Biobío. Ahora bien, plantearse la pregunta de qué es BAJ y qué busca ser, admite una respuesta (o más de una) que no se responde en unas pocas líneas, sino que requiere de un ejercicio de autorreflexión constante, y la proposición y revisión de puntos de vista diversos. Si consideramos que las instituciones las hacen las personas, para redactar esta memoria –que recoge los quince años de la trayectoria de BAJ Valparaíso– quisimos


Ser uno de los principales referentes a nivel nacional e internacional en creación joven, a través de la formación y fomento del arte en un espacio de vanguardia.

Loreto Bravo, directora ejecutiva de BAJ a nivel nacional desde 2016, nos relata cuál es el punto de partida del rumbo que ha tomado la institución en sus diferentes sedes a lo largo de Chile: “El eje fundante de BAJ es proveer espacios, dar lugar a la formación artística de calidad fuera del sistema escolar, o incluso entrando al sistema escolar, pero con metodologías no escolarizadas”.

“Creo que hay una ceguera, una mirada estereotipada de los jóvenes [...], y yo me pregunto: ¿por qué no es posible verlos creando como uno los ve en los talleres de BAJ?”

A la vez, a modo de diagnóstico, Loreto identifica una necesidad o vacío respecto del cual BAJ se hace cargo y que es común a las cinco regiones: “la falta de espacio, de reconocimiento, de valoración de los jóvenes como ciudadanos creativos, lo compartimos; me parece que es un tema nacional, y probablemente también, independientemente de que sean jóvenes o adultos, viejos o niños, la debilidad del reconocimiento del derecho a la educación artística o el derecho a experiencias estéticas diversas”.

A lo anterior, Loreto agrega las dificultades de acceso a una educación artística, las que no se explicarían únicamente como consecuencia de la segmentación social, sino que aluden a que “la dificultad de acceso al arte, a la experiencia artística, es universal, porque esa ausencia en

Loreto Bravo

Directora ejecutiva de BAJ (2016 a la fecha)

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Visión

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adentrarnos en conocer qué mueve a quienes viven o vivieron el proceso de pertenecer a esta corporación desde la toma de decisiones, para lo cual conversamos con los integrantes de su equipo. A la cabeza de BAJ están quienes no sólo gestionan y planean estratégicamente el desarrollo de las actividades, sino que también ponen en acción las ideas y principios fundadores de BAJ –en constante construcción y renovación–, propios de su misión y visión.


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“Buscamos generar, más que una pedagogía, una metodología pedagógica que garantice ese pensamiento crítico y que, por consecuencia, fomente la experimentación. Una manera de promover la catalización o la expansión de ese pensamiento es que esta reflexión se dé a partir de inquietudes, de la invitación a hacerse preguntas.” Federico Botto

Director regional BAJ Valparaíso (2014 a la fecha)

la experiencia educativa de los jóvenes es el reflejo de la carencia del paradigma educativo imperante… Las artes, las experiencias estéticas, las formaciones artísticas están fuera del paradigma educativo hegemónico. Y aunque en la reforma está entrando, sigue estando en la orilla; no está en el corazón todavía del paradigma educativo reformado”. Federico Botto, director regional de BAJ Valparaíso desde el año 2014 hasta la fecha, complementa la visión de Loreto haciendo hincapié en la condición de vulnerabilidad a la que estarían expuestos hoy los jóvenes, pero no entendida exclusivamente como una cuestión socioeconómica. Justamente, el trabajo de BAJ se fundaría en ampliar el


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horizonte de lo que se entiende por ella: “Hoy los cánones estructurados contra los cuales se enfrentan los jóvenes en los procesos de educación formal, hacen que el ser joven sea vulnerable, por lo que se amplía esa dimensión de la vulnerabilidad económica a la cultural, a la territorial. Al final, esa juventud hoy en día está siendo vulnerada por esta coartación que le entregan dentro de la educación tradicional”. Loreto reconoce un elemento que le parece clave, y que le da sentido, vigencia y legitimidad a BAJ, y en diálogo con Federico reflexiona: “Además de la vulnerabilidad que tú mencionas, creo que hay una especie de ceguera, una mirada estereotipada de los jóvenes que es bien generalizada […], y yo me pregunto: ¿por qué no es posible verlos creando como uno los ve en los talleres de BAJ?”. Es ahí, en opinión de Loreto, que BAJ está de una u otra manera cuidando algo sumamente importante: “el incremento de capital simbólico de los jóvenes en el lenguaje del arte. Ahí están los fanzines de literatura, los registros de los cierres de talleres de las distintas regiones, cada cual con sus distintas expresiones. Hay ahí un acervo que se construye, que dice relación con ver a jóvenes creando, poniendo en acción pensamientos, ideas, pulsiones, deseos y oficio”. Por su parte, Federico destaca un aspecto central respecto del modelo que BAJ busca definir: “Siempre se ha perseguido plasmar la lógica de este artista educador, que cuando entra al aula construye de manera participativa, y es ahí donde todo este acervo cultural que uno va levantando de los jóvenes, se va dando desde el acceso más la participación, porque el acceso por sí solo no les vale a ellos para poder construir lo que tienen que hacer, sino que deben tener acceso con participación. Al final, ese espacio es un espacio que nosotros logramos resguardar”.

Loreto Bravo y Federico Botto Directora Ejecutiva de BAJ y Director Regional de BAJ Valparaíso

Modelo pedagógico de BAJ Si bien son tres los elementos que caracterizan el modelo pedagógico implementado por BAJ –participación, experimentación y creación–, existe un cuestionamiento por parte de Loreto en cuanto a que BAJ ha hecho más de lo que ha podido reflexionar y sistematizar al respecto, lo cual identifica como una debilidad institucional. En ese sentido, y desde la lógica de las pedagogías, Loreto no está de acuerdo en “oponer la creatividad y la experimentación con la noción de pedagogía”. Ella es proclive a “pensar que BAJ está abonando en su búsqueda metodológica hacia una pedagogía crítica, una pedagogía que le da validez a la pregunta, y a partir de la


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pregunta o a partir de la propia ignorancia construye la propia experimentación”. En relación con esto último, Federico considera que “es difícil hablar de un acceso y una participación sin que ésta genere la experimentación”. Cree que lo que está haciendo el modelo de BAJ, o la búsqueda del modelo que la corporación está tratando de implementar, se acerca “más que a generar una pedagogía, [a] una metodología pedagógica que garantiza el pensamiento crítico y que por consecuencia conlleva a la experimentación”. Reconoce Federico que la única manera de desarrollar un pensamiento crítico o de expandirlo, es mediante la experimentación de nuestras propias inquietudes. Remarca que “ahí es donde la pregunta cobra sentido”, referida al acto de cuestionar. Y continúa explicando que a esa pregunta se llega por medio de los elementos que cada uno tiene, “que están facultados por esta metodología pedagógica de BAJ que libera o expande o cataliza esa reflexión”. Loreto relaciona esto con la reflexión necesaria sobre la validez y el lugar de la experimentación en el modelo de formación de BAJ, así como con la validación de las experiencias personales; vale decir, la validez de la subjetividad en la experiencia de conocer. Pone como ejemplos la experiencia de talleres como los de Arte y Género, Arte y Activismo. “Ahí donde se ponen en juego hoy día las identidades juveniles: sexuales, étnicas, socioeconómicas, cuando entras a los talleres y los jóvenes están reflexionando a partir de este sí mismo y se encuentran con otro, y uno dice éste es un taller de arte, y claro, finalmente, en la capacidad de simbolizar sobre esa experiencia subjetiva en materiales que son de las artes, es que cobra sentido todo el proceso, y también puede venir el oficio, también hay adquisición de oficio”, explica nuestra

directora ejecutiva. De ahí que para ella “el punto de partida es la autorreflexividad y, consiguientemente, la búsqueda de lenguajes, de respuestas y el encontrarse con otros”.

Para Loreto, BAJ es un espacio de inclusión social que debe enfocar sus esfuerzos en potenciar algo que es inherente a la juventud: el deseo de libertad. De ahí que señala: “Es por esa misma razón que el centro de toda labor en BAJ son los jóvenes, y su principal labor es potenciar lo particular y único que hay en esta etapa de la vida mediante la educación artística”. Una pregunta que surge con frecuencia es por qué BAJ se enfoca únicamente en los jóvenes. Al respecto, nuestra directora ejecutiva comenta: “Para responder eso habría que ir un poco atrás en la historia. Yo creo que en el momento en que nace Balmaceda 1215 –así se llamaba en ese entonces–, el año 1992, había una carencia enorme de cobertura y políticas públicas para la juventud. En ese momento de transición política se necesitaba dar respuesta a una demanda de espacios que pudieran contener las ansias masivas de libertad propias de los jóvenes en esos primeros años de la transición, y las artes son idóneas para eso”.


Propone una reflexión en torno al uso y significación que le entrega la ciudad contemporánea a sus espacios públicos urbanos.

La colectividad en devenir LINEA CURATORIAL 2016 Busca abrir un canal de reflexión sobre el fin, las posibilidades y problemáticas que rodean el actuar colectivo en nuestra sociedad y territorios.

Pero, ¿cómo se originan los temas planteados y las problemáticas recogidos por BAJ Valparaíso, contenidos en su línea curatorial? ¿Por qué éstos y no otros? En esta elección, Federico señala que es central asumir la importancia de que la línea curatorial no sólo sea pertinente a la realidad territorial, sino endémica a ella. En ese sentido, apunta: “Para nosotros es vital que las temáticas propuestas busquen potenciar la conexión de la reflexión y la creación de los jóvenes con su realidad inmediata mediante la inclusión de temas atingentes al territorio y sus habitantes”. Desde la percepción de Loreto, otro de los caracteres diferenciadores de BAJ Valparaíso se genera a partir de su visión particular de la cultura: “Esta sede ha aportado a romper una mirada canónica de las artes. Romper, por ejemplo, con ciertas distinciones disciplinares. BAJ Valparaíso ha tenido esa capacidad de aportarnos a la reflexión una concepción de arte y cultura más como sustrato que como campo disciplinar”. A partir de su mirada personal –asumiendo su “mitad” porteña–, agrega que para ella lo central es que este aporte

está ligado íntimamente al territorio: “Acá es imposible separar la expresión de las artes de la forma de habitar la ciudad, o diría del estado anímico porteño: rabioso a veces, súper orgulloso en general de su territorio. Hay un ethos crítico en Valparaíso que está en su ADN”. Esto último lo explica como una actitud porteña que se expresaría en la pregunta: “¿De qué se trata para oponerme?”, y eso, señala, “obliga a un tratamiento de los materiales del arte y la cultura que es muy exigente”. En la visión de nuestra directora ejecutiva, BAJ Valparaíso le ha aportado a la corporación un elemento de pragmatismo, que dice relación con la mirada que ha sabido levantar, con la experimentación que ha sido capaz de desarrollar, y lo grafica con la pregunta sobre la economía creativa que ha podido formular. “Eso ha sido muy marcador para BAJ en su conjunto. De hecho es muy habitual que los directores regionales llamen a esta región para preguntar cómo se está haciendo algo que sólo está ocurriendo acá”, explica. ​ Ante la pregunta por los desafíos de la sede Valparaíso, Loreto asegura que se hace necesario ampliar su mirada de la región. Comenta que BAJ Valparaíso tiene la identidad

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LINEA CURATORIAL 2015

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Espacio público en devenir


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de Valparaíso muy fuertemente “introyectada”. Cree que esta sede regional puede aportar mucho –que es un desafío común a todas las sedes– a la propia búsqueda de la corporación desde su propia misión. En este sentido, su desafío particular es “entender más cuál es la ruralidad de la región, no sólo administrativamente, sino qué es la V Región como ecosistema cultural. ¿Qué no sabemos de la región más hacia el norte?, ¿qué no sabemos de lo transversal que hay de mar a cordillera de la región? BAJ tiene que saber más de este ethos cultural de la región, liderado por la sede regional de Valparaíso”. En relación al reto de la sede regional que él dirige, Federico califica de “desafío maravilloso el descubrir la necesidad de descentralizarse instalando procesos en el resto de las comunas. Haber partido por las comunas que están aquí cerca ya nos da esa garantía de decir podemos hacerlo y podemos expandirnos a toda la región”. Cree necesario para este fin “empezar a hacer que la región se conozca y se descubra a través del diálogo artístico de sus jóvenes en los distintos territorios, de manera de poder ir generando este intercambio en una región tan diversa, y que finalmente ha sido tan golpeada por el centralismo nacional”. Sobre este punto manifiesta que “la geopolítica con Santiago es un mal del cual nosotros siempre alegamos, pero a su vez también hemos pecado como Gran Valparaíso de ejercer la misma geopolítica con la región”. Para revertir esta situación, nuestro director regional estima que esto efectivamente se hace a través del desarrollo de un plan estratégico que se ha venido desarrollando desde el año 2014 en comunas distintas a Valparaíso, tanto a través de talleres como de itinerancias e instancias de intercambio, principalmente a partir de “descubrir la necesidad de descentralizarse, instalando procesos más que hitos específicos”.

“Hemos visto que las inquietudes, necesidades, búsquedas y herramientas de los jóvenes no son las mismas en Valparaíso que en Puchuncaví, por ejemplo. Por ello, resulta sumamente enriquecedor movilizar procesos diversos que, si bien son disímiles, se pueden conectar a través de instancias de intercambio o creación colectiva, como el Festival VOLAR! o la Semana en Reversa.” Como proyección institucional, Loreto no duda en plantear un rol político clave para las sedes regionales de BAJ: el de “incidir en las políticas públicas en general y de educación artística en particular”. Ve a BAJ “como una entidad gravitante en el plano de la educación” y dice que “los directores regionales son los portavoces de lo que haya que hacer en sus respectivas regiones; por lo tanto, la articulación que realicen las diferentes direcciones regionales con sus propias redes de incidencia en estas políticas, es fundamental”.


El desarrollo que a la fecha ha tenido BAJ en la Región de Valparaíso ha permitido construir metodologías y reflexiones profundas sobre su quehacer. Sin embargo, durante los primeros años las condiciones en que se desarrollaban las actividades en la casona de Santa Isabel 739 (Cerro Alegre, Valparaíso) eran muy diferentes a las de hoy en día. A modo de poner en contexto, quisimos conversar con algunas de las personas que participaron en dicho proceso, así que fuimos a buscar relatos que aportaran a visibilizar un punto de partida y las definiciones sobre las cuales comenzó el trabajo.

Los diferentes testimonios de quienes conformaron el equipo fundador de Balmaceda Arte Joven en Valparaíso, coinciden en resaltar el privilegio de haber contado con un espacio como el actual y también en notar la precariedad con que se partió. Rodolfo Cepeda, productor de dicho equipo, nos cuenta: “Llegué cuando no había nada. Éramos la directora Vania Figueroa y yo; nos sentábamos en la escalera, hablábamos y había eco. Eran puros sueños. “El piso estaba roto, veías pasar corriendo a los ratones. Lo único que había eran pupitres a maltraer. Pero estaba este espacio, maravilloso, todo por hacer, un lujo para la cultura en la región.”

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La fundación y los primeros años

Rodolfo Cepeda en los primeros años de apertura de la sede BAJ VAlparaíso (noviembre 2001)

La fundación institucional de la sede Valparaíso pasó por un diálogo permanente con la sede central de BAJ en Santiago, cuyos interlocutores principales fueron Alejandra Serrano y Vania Figueroa, directora nacional y regional, respectivamente. Nos cuenta Rodolfo: “En ese momento se tuvo que definir algo central; este proyecto tenía que estar adaptado a las particularidades de nuestra ciudad, del territorio de Valparaíso; no podía ser sólo una extensión de lo que había en Santiago. Hubo muchas conversaciones, pero esa idea primó. El rol que juega Vania Figueroa es clave en defender esa idea”. Para el arribo de BAJ a la ciudad fue fundamental la labor realizada por el Gobierno Regional de Valparaíso, que facilitó en comodato la casona ubicada en Santa Isabel 739. El apoyo de esta institución resultó central en la instalación de BAJ, e incluso no sólo se limitó a la cesión del inmueble. Rodolfo remarca esta colaboración: “Esta casa se la podrían haber pasado a cualquiera, a los adultos mayores, al Sename, pero no, se da al ámbito


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cultural, a Balmaceda. Llamábamos para decir: ‘Faltan no sé cuántas sillas y mesas para tal evento’, y al día siguiente, no sabíamos cómo, había un camión afuera con las sillas y mesas. Ése fue un apoyo fundamental”. En dicho periodo, quien estaba a la cabeza del Gobierno Regional era Gabriel Aldoney, actual intendente de Valparaíso. En su visión, el apoyo brindado a BAJ nació de la evaluación de su primer periodo de gestión como intendente (1997–2000). Así lo expresa: “Hace quince o dieciséis años, una de las falencias que se detectó en la región era el desaprovechamiento de una capacidad muy relevante en el campo de la cultura, y la inexistencia de organizaciones ciudadanas –y, digámoslo claramente, también de parte del Estado–, para poder enfrentar de manera adecuada una política pública que permitiera un acceso mayor a la cultura”. Cuenta que el proyecto lo atrajo por varias razones. “Lo que se observó allí es que había una experiencia de trabajo

Rodolfo Cepeda Equipo BAJ Valparaíso (2001-2005)

que avalaba a Balmaceda para poder iniciar actividades de este carácter, y que había un equipo joven que comprendía el interés que tenía el Gobierno Regional en la materia, que en el fondo era acercar la cultura a la ciudadanía”. Para él fue relevante, además, que ese equipo comprendiera un aspecto de su visión que considera central: el trabajo de acortar brechas entre ciudadanía y cultura, y que se hiciera tanto con los artistas como con el público. De ahí que BAJ Valparaíso se enfocó, según cuenta, en aquellos que tenían “aptitudes para el desarrollo de actividades creativas, y también en personas demandantes de servicios culturales”. En su visión, BAJ Valparaíso podía cumplir con este objetivo y ésa fue una de las razones para ceder en comodato la casona de Santa Isabel: “Es importante que las actividades de la fundación sean gratuitas, dado precisamente que el objetivo que buscamos es que estas iniciativas no tengan una orientación hacia determinados sectores capaces de financiar esto, sino que efectivamente lleguen a toda la población”. Por este motivo, “la primera gestión que


se hizo, aprovechando la existencia de un edificio que el Gobierno tenía disponible en Cerro Alegre, fue que éste fuera traspasado a la Corporación Balmaceda 1215”, comenta Aldo. Contando con una infraestructura apropiada, en el primer año de andar de BAJ Valparaíso se sumarían dos personas más al equipo inicial: María Antonieta Caballero y Enrique Saldes. Ellos, junto a Vania Figueroa y Rodolfo Cepeda, llevarían el timón de este buque durante sus primeros cinco años de existencia. “Fuimos los primeros en muchos aspectos: en ofrecer cosas gratis, principalmente, lo cual acá era muy raro en ese momento”, relata Enrique. También se refiere a todo lo que significó levantar desde cero el proyecto: “Producíamos, escogíamos a los profesores, íbamos a los liceos a ofrecer talleres, y también acarreábamos los amplificadores para los eventos, montábamos las exposiciones...”. Agrega: “Teníamos que ser la cara visible, la imagen corporativa, la vinculación con el medio y terminábamos también pasando el paño con cloro en los baños. Entre sube y baja perdí la mitad de los cartílagos, pero eso después me llevó a tener una formación súper bonita”.

Enrique cuenta una anécdota que ejemplifica el ánimo que primaba y, sobre todo, los desafíos de esos años: “Uno de los primeros hitos, para un cumpleaños de Balmaceda, no recuerdo si el primero, trajimos a La Floripondio a tocar al Teatro Mauri, cuando recién se estaba arreglando; debe haber sido por el 2002. Sin guardias, sin vallas, sin baños, nada. Imagínate nomás lo que fue... Un cumpleaños de monos con navaja. Por fortuna salió todo bien y no pasó nada. Había mucho entusiasmo y mucha intuición al principio, pero pronto surgió la necesidad de formalizar y profesionalizar el trabajo que hacíamos. Ahí fue cuando tuvimos que aprender a hacer de todo, pero a hacerlo bien, con nivel”. Desde un comienzo, según reconoce el equipo fundador, la médula de los talleres y las diversas actividades que se organizaban en BAJ Valparaíso fueron sus potenciales beneficiarios. “Algunos de los cabros venían con uniforme, con cara de pollos, asustados, y acá podían explorar todas las áreas artísticas”, relata Rodolfo, “y nuestra misión era darles talleres de calidad y espacios dignos, pero también había un tema de apoyo en la formación. Llegamos a ser consejeros de ellos”. “Terapeutas, orientadores incluso”,

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Primeras actividades Registro del taller de danza (diciembre 2001)


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agrega Enrique, con cierta ironía, pero más bien con cariño: “En esos años era así: chico que estudia arte, chico problemático en la casa, eran casi sinónimos. Hoy eso ha cambiado mucho; ya estamos acostumbrados como sociedad a que eso no es así, y BAJ quizás ha jugado un rol en ese cambio de percepción”. Tanto Enrique como Rodolfo reconocen con orgullo que el profesionalismo, la disciplina y la seriedad eran parte del sello inicial que buscaron darle a la docencia: “Si llegaba un cabro tarde, para afuera, era así de simple, charchazo. Cariñoso eso sí, no para que doliera, sino para darles a entender que esto era un trabajo serio, que no era chacota, que en el arte necesitas control, orden. Y los cabros se sentían queridos, contenidos”. La cercanía era una de las características centrales de la relación que establecían con ellos: “Les transmitíamos que no se podía faltar, nunca, a ninguna clase, porque te perdías. Eran privilegiados. Entonces, si veías que alguien flaqueaba, había que decirle que existía una larga lista de personas esperando afuera por entrar en ese lugar, o si veías a alguien que no estaba dando lo mejor, bueno, ahí estabas encima”, cuenta Rodolfo. Y estaban atentos. “Si un cabro aparecía en más de un taller, o llevaba ya varios talleres de literatura, por ejemplo, lo seguíamos de cerca. O si llegaba un profe y nos decía: ‘Ojo con esta cabra, es buena’, ahí estábamos”.

Políptico exposición Galería BAJ Valparaíso Grabados por los Derechos Humanos La muestra incluía obras de Roberto Matta, José Balmes, Roser Bru y Eugenio Dittborn entre otros (agosto-septiembre 2002)


En la visión del equipo fundador, la voluntad inicial del proyecto era clara: “Si piensas en el cabro que vino en tercero medio a ver una obra, después hizo talleres y hoy es profesional... la tarea está hecha. Ése era el espíritu”, comenta Enrique. Y concluye:

“Acá existe la posibilidad de reconocerse y descubrirse, algo que claramente no te permite la educación formal, incluso hasta el día de hoy. Eso es lo realmente maravilloso que tiene el proyecto de Balmaceda. Hoy, todavía no logro visualizar otro lugar como éste”. Enrique Saldes Equipo BAJ (2001–2005)

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Y también ocurrieron algunos hitos quizás desconocidos u olvidados: “Montamos una exposición exclusivamente dedicada a los derechos humanos con cuadros de José Balmes y Roberto Matta”, recuerda Enrique.

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El proyecto, comenta Enrique Saldes, rápidamente atrajo la atención: “Al principio no sobraba la gente, pero luego al año ya empezó a haber listas de espera y audiciones, a pesar de que en un principio la programación era muy estructurada y podíamos sólo preocuparnos de lo básico, que era cubrir las áreas de formación que había”. También BAJ en esos años comenzó a cobijar y apoyar diferentes proyectos culturales que se estaban gestando en Valparaíso: “Los primeros Rockódromos, el primer Festival de Performance, Perfopuerto y La Radioneta, en sus inicios, también estuvieron acá, sólo por nombrar un par”.


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25 C A P.1 1 5 A Ñ O S Y C O N TA N D O Publicaciones y piezas gráficas BAJ Valparaíso (2001-2016)


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“Arbolización de un árbol muerto” Instalación del taller de artes visuales dictado por Gabriel Holzapfel (noviembre 2016)

Pasando la posta Continuidad y desarrollo de BAJ Valparaíso

Con el paso de los años, y en particular desde 2011, si bien se mantuvo esta visión inicial del proyecto, el trabajo se profundizó y adquirió mayor complejidad. BAJ Valparaíso tomó un nuevo rumbo que se basó principalmente en generar un trabajo de innovación en acciones pedagógicas más inclusivas y en integrar nuevas áreas de trabajo. En particular, se planteó la necesidad de generar un giro y dar mayor relevancia a las distintas voces de la ciudadanía en el diseño de la oferta de la corporación, considerando además que las instancias de formación artística no formal a comienzos de 2011 escaseaban en la región. Cristián Venegas, director de BAJ desde 2011 hasta 2014, nos cuenta que en su gestión persiguió potenciar una

modalidad vinculante de trabajo. “Más que un área en particular, lo que buscamos en su momento fue generar conexiones entre las distintas áreas artísticas, para así fortalecer el intercambio y la convergencia creativa. Adicionalmente, abrimos una línea vinculada a la gestión y producción cultural, como una forma de entregar soporte a los jóvenes para apoyarlos en la generación de sus proyectos culturales. El proyectar e inaugurar un espacio de trabajo colaborativo (Espacio Cowork) fue una apuesta en tal sentido, que vemos que hoy da los frutos esperados.” Por su parte, la encargada de programación de BAJ Valparaíso entre 2011 y 2013, Paola Ruz del Canto, toma la palabra sobre los desafíos que enfrentaron con Cristián


Paola Ruz del Canto Encargada de programación BAJ Valparaíso (2011-2013)

Este método de enfoque del trabajo de BAJ Valparaíso y los insumos generados, que comenzó en 2011, dio frutos concretos durante 2012 y 2013. “Ese año [2012] significó un momento de crisis profunda a nivel nacional, ya que estalló el movimiento estudiantil”, comenta Paola, “y para nosotros en particular también, pues durante el gobierno del presidente Sebastián Piñera se redujo nuestro presupuesto. Quisimos ver en esto una oportunidad más que otra cosa, y tuvimos que reformular todo. Buscamos la forma en que se pudiera pensar a BAJ como una comunidad, y que finalmente la casa les perteneciera a todos”. “Una manera para hacernos cargo de lo que estaba ocurriendo fue pensar, el 2013, en hacer un ‘Balmaceda en toma’, partiendo de la base de que éste es un lugar donde se imparte educación gratuita y no formal. Eso fue gatillado por una reflexión interesante: pensar que los espacios vivos son aquellos que son coorganizados, coprogramados,

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y el equipo en esos años: “En ese entonces ocurría que se recibía la programación desde Santiago y no se podía hacer mucho más que proponer fechas y ciertos cambios”. En ese escenario, para ellos fue central “empezar a innovar, buscar incluir a más gente, por ejemplo, y para eso hicimos una serie de encuestas y grupos focales, no sólo con los participantes de los talleres, sino también con la gente que trabajaba acá. Así, por primera vez reunimos una cantidad interesante de insumos para poder ver con más claridad cómo íbamos y sobre todo adónde íbamos. Además, en ese momento Balmaceda cumplía diez años, era un momento clave de la institución. Este trabajo metodológico perduró y luego se profundizó en el tiempo, y fue clave para tomar decisiones a futuro”. Federico Botto, director actual de BAJ Valparaíso, confirma el traspaso de esa posta: “Hasta hoy, 2016, ese material sigue recogiéndose año a año y es fundamental en la toma de decisiones”.


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no sólo por el equipo, sino también por quienes están tomando el taller [...]. Buscamos ensayar un cambio en esa lógica en la que sólo desde un lado se programa y se ejecuta. Entonces, por una semana pusimos a disposición la casa, generamos reuniones para tomar acuerdos y fijar un cierto presupuesto con el que podíamos aportar. Fue un desafío mayor, se necesitó un grado importante de resiliencia a nivel de grupo; me refiero al grupo de trabajo interno, para que todas las actividades fueran en la línea de lo que estaba ocurriendo afuera.”

Desde 2014 en adelante, bajo la dirección de Federico Botto, el trabajo de la corporación en la región ha continuado en su trayecto de profundización y complejización, agregando procesos diversos y actividades asociadas y un equipo más numeroso, que ha permitido potenciar la programación y agregar una gran cantidad de actividades al quehacer diario de BAJ Valparaíso.

A nivel de iniciativas y procesos, y más allá de los talleres y clínicas característicos de BAJ Valparaíso, hasta la fecha se mantiene la Semana en Reversa, el Festival VOLAR!, el Laboratorio de Ideas y Proyectos Culturales para Jóvenes (LIPCJ), el Laboratorio de Crítica Cultural (LCC), la convocatoria para exponer en la Galería de Artes, la Compañía Estable de Danza y el Seminario de Economía Creativa & Territorio, instancias en las Cristián Venegas Director BAJ Valparaíso, 2011–2014 que profundizaremos más adelante.

“La innovación creativa es clave en lo que pasa en esta sede en particular, la manera diferente de hacer las cosas, y poner eso de un laboratorio de experimentación permite ser una sede única en Chile que va marcando tendencia.”

En 2015 se integró a la programación de BAJ Valparaíso el Programa de Incubación del Espacio Cowork, enfocado en potenciar proyectos culturales desarrollados por jóvenes con el fin de tener impacto en el territorio, y el Laboratorio de Producción Musical (LPM), espacio que ya lleva dos versiones y que busca entregar herramientas de profesionalización para músicos emergentes. A nivel de circulación, durante 2015 se creó, en conjunto con la Industria Musical de Valparaíso (IMUVA) y Músicos Independientes de Valparaíso (MIV), Sonidos de Casa,


Como veremos a lo largo de esta memoria, el tránsito de BAJ Valparaíso en estos quince años ha permitido un desarrollo e innovación constantes en la construcción de metodologías, instancias y reflexiones diversas sobre su quehacer. Ello, ya sea desde el punto de vista del derecho a la educación, de la ciudadanía creativa, del rol de la experimentación metodológica, de la capacidad para simbolizar sobre la experiencia creativa, de la generación de identidad local, o del trabajo en el territorio y la incidencia en las políticas públicas. Tal como expresa Federico Botto:

“Todo en BAJ Valparaíso gira en torno a los jóvenes, a lo que ellos pueden aprender y, en el mismo nivel, a lo que ellos nos pueden enseñar”.

“Tiempo real” Intervención del taller de performance dictado por Francisca Tuñón (noviembre 2016)

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una serie de ciclos musicales cuyo principal fin es potenciar la circulación de música emergente regional. En la misma línea nacieron los Encuentros con la Obra, actividad en la que los artistas que exponen en la Galería de Artes se reúnen con el público (principalmente estudiantes secundarios) para compartir reflexiones en torno a sus respectivas exposiciones y generar instancias práctico–creativas en relación a aquéllas.


CAPÍTULO 2

Más que talleres artísticos


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Taller Del Residuo a la Intervención Artística Taller de artes visuales dictado por el artista visual Gabriel Holzapfel (2º semestre 2016)

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os talleres artísticos y sus participantes son el corazón de las actividades que realiza BAJ Valparaíso. Y es que el interés de los jóvenes en participar en dichos talleres fue la real motivación que dio nacimiento a esta corporación. Sin desmedro de otras funciones que cumple BAJ Valparaíso, no hay duda de que lo más reconocido por parte de quienes han transitado por los pasillos y salas de nuestra casona durante estos quince años, han sido los talleres. Tenemos la satisfacción de que, hoy en día, cuando un joven de la región manifiesta un interés inicial –muchas veces indefinido– por el arte o por alguna actividad asociada a la creatividad, suele dirigirse a BAJ Valparaíso. Quizás algún amigo le comentó de nuestro espacio, tal vez se enteró de que aquí se realizan talleres gratuitos, a lo mejor escuchó que las actividades son de calidad y entretenidas; quizás buscaba algo que hacer durante las vacaciones, o lo mandó la mamá o algún profesor, o


Una de las razones principales de la atracción que provoca BAJ Valparaíso, es la calidad de sus talleres y de las otras actividades que realiza. Tanto los talleristas como los asistentes se han referido a nuestro “prestigio”. Éste es un

En relación a la calidad de los talleres de BAJ, la destacada fotógrafa y directora del Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso (FIFV), Verónica Soto, señala: “Hay una necesidad muy grande de formación artística gratuita con las características que ofrece Balmaceda. Lo que yo percibo es que en general los talleristas son personas que tienen bastante trayectoria, que están consolidadas en sus disciplinas artísticas, tanto en su obra como en su capacidad docente. Siempre percibí ese buen nivel”.

Taller de Cartel Hechizo Hazlo Tú Mismo Taller de artes visuales dictado por el artista visual Pablo Suazo (vacaciones de invierno 2016)

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intangible que se gana muy de a poco, paso a paso, y que responde a un conjunto de labores ejecutadas con rigurosidad y continuidad a lo largo de los años, sobre la base de un compromiso por lo que hacemos y de una convicción de su relevancia.

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acompañó a alguien simplemente por curiosidad y entró a la casona a ver qué pasaba ahí dentro… En todos los casos, ésta puede ser la oportunidad para encontrarse con un espacio donde el joven podrá canalizar un interés personal o desarrollar un talento que no ha podido desenvolver en otra instancia, como el colegio o la escuela. Sea cual sea la circunstancia, llegan muchos más jóvenes de los que pueden integrarse a nuestros talleres y, claramente, nos gustaría que todos pudieran participar. Ésta ha sido la constante desde el inicio.


Semana en Reversa Ciclo de actividades en que los asistentes a los talleres tienen la oportunidad de integrarse en un taller diferente al que cursan en el año. Los participantes conocen e intercambian experiencias, exploran nuevos conocimientos y generar redes de colaboración e intercambio.

VOLAR! 2015: Presentación de Taller Danza Urbana Taller dictado por el bailarín Felipe Lira (2º semestre 2015)

En la programación de nuestros talleres, tanto en la elección de los temas que se abordan como de quienes los imparten, nada se deja al azar. En todo momento prima un trabajo profesionalizado y organizado, guiado por principios claros y tangibles: la educación artística de calidad, el fomento del desarrollo personal mediante procesos de aprendizaje colectivos significativos, la generación de un pensamiento crítico centrado en una línea curatorial, la libertad de expresión, la integración social y el énfasis en la experimentación artística. En un inicio, talleristas que estuvieron cerca del proceso, como Rosario Salas, gestora cultural, músico y locutora radial, y Marcelo Novoa, poeta y editor literario de reconocida trayectoria, coinciden en señalar que la programación y producción de los talleres pasaba por el tesón de un equipo que estaba, literalmente, en todos los frentes. “En esos años iniciales, si te invitaban era una suerte de honor”, comenta Marcelo, quien agrega que el trabajo de programación “consistía en realizar un mapeo de los artistas más reconocidos en sus disciplinas”. A partir de la gestión de Cristián Venegas, el año 2011, se especializó el trabajo de programación: “Hicimos un cambio significativo, ya que antes de realizar una convocatoria para


Las distintas actividades que se llevaban a cabo por entonces, se programaban sobre la base de un trabajo que partía por el análisis de la información recabada para seguir luego con la elección de los temas y los talleristas. Paola Ruz, encargada de programación entre 2011 y 2014, en relación con el procedimiento llevado a cabo tanto interna como externamente a través de su vinculación con la escena porteña, destaca: “Siempre se buscó que se acercaran aquellas personas que estaban interesadas en generar crítica desde la labor artística que estaban realizando”. La metodología presente en la gestación de los talleres consistió, en sus palabras, en “profundizar en los procesos reflexivos de los artistas cuando estaban creando una obra, para ver qué mecanismos, qué métodos podían ser útiles para conseguir un objetivo particular; y aplicamos esas didácticas, por decirlo de algún modo, al diseño de los talleres”. Continúa Paola: “Buscamos privilegiar el proceso de formación, de reflexión y de creación por sobre el resultado. Desde ahí surgen, por ejemplo, instancias que perduran hasta el día de hoy como la Semana en Reversa y el Festival VOLAR!, que nace de la convocatoria ANIDAR”. Cuando Paola dejó el cargo para encabezar la coordinación regional de Proyecto Trama, fue sucedida por Elodie Chabaud, encargada de programación de BAJ Valparaíso desde 2014 hasta hoy. Alineada con la dirección de Federico Botto, representa otra etapa en el trabajo de programación, centrado ahora en el diseño integral de una línea curatorial para todas las actividades de la casona.

Desde 2012, es un festival donde se presentan los trabajos de los asistentes a los talleres del año en curso. Desde 2015 se ha extendido a otras comunas como Viña del Mar, Quillota y Quintero.

Convocatoria

ANIDAR En 2012 se realizó por primera vez ANIDAR, una convocatoria conjunta para los talleres, la compañía de danza, las propuestas para la galería y residencias artísticas, con un foco en el cruce de disciplinas y actividades complementarias, con el objetivo de que los asistentes pudieran formar redes y compartir experiencias diversas.

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Festival VOLAR!

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recibir propuestas para talleres, dimos vuelta la situación e investigamos tendencias, temáticas y prioridades de los jóvenes, para luego de eso armar temáticas y buscar monitores acordes a esta programación. Por otro lado, un foco clave fue fortalecer la asociatividad de la escena creativa emergente de Valparaíso con instancias de conversación, de articulación, lo que permitió generar una potente red de colaboración para nuestra programación”.


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Taller de Música Cuerdas que Hablan Taller de improvisación en guitarra eléctrica dictado por el músico Felipe Medina (vacaciones de invierno 2016)

“Para nosotros, el diseño de la programación surge siempre desde un aspecto crítico y social, desglosándose en diversas temáticas que pueden cruzarse: hablamos de género, medio ambiente, ciudad, territorio, colectividades, aspectos macro sobre los cuales buscamos generar reflexión, temáticas de sociedad a vincular e interpretar a través de la educación artística. Es así como llegamos a la temática del año 2015: el Espacio público en devenir, y a la de 2016, La colectividad en devenir”, cuenta Elodie. Esta modalidad de trabajo curatorial permite que las actividades puedan conectarse con lo que está ocurriendo en la sociedad, y a la vez pretende ser representativa y justa con la escena artística local.

Como explica ella: “Buscamos que cada actividad pueda complementar el proceso formativo y experimental de los chicos. Esto, con la particularidad de que siempre sea con un profesor diferente, con el fin de generar vínculos cercanos con la escena actual y sus principales actores. Buscamos renovar constantemente los espacios, y ser justos con una ciudad como Valparaíso, que tiene una gran cantidad de universidades y centros de formación y personas que salen a la luz permanentemente, bien preparados y con propuestas muy interesantes. Por eso, casarnos con un solo profesor nos parece injusto con otros y con una escena en constante renovación. Eso nos lleva a estar despiertos y a observar permanentemente qué está pasando en la ciudad y en la escena. Conseguir esto en siete disciplinas a la vez, es un gran desafío”.


El trabajo territorial es también un aspecto que destaca dentro del quehacer de BAJ Valparaíso. Es así que, desde la dirección de Federico Botto, se han venido fortaleciendo vínculos a nivel programático, particularmente con las comunas de Quillota, Quintero y Puchuncaví. Estas alianzas, como revisaremos más adelante, se traducen tanto en la realización de talleres como a través de itinerancias, la circulación recíproca de exposiciones, y la posibilidad de proponer en conjunto a talleristas y espacios aptos para el desarrollo de actividades significativas.

Presentación del Taller de Música Rockea el Escenario Taller de composición musical dictado por Giovanni Montero en Quintero (1º y 2º semestre 2016)

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Para Federico Botto, actual director de BAJ Valparaíso, esto permite además generar experiencias de aprendizaje significativo que fomentan el pensamiento crítico y la experimentación: “Para nosotros es central que los chicos que asisten a las actividades de BAJ puedan reflexionar a través del arte sobre la construcción de un futuro, sobre el devenir. Buscamos potenciar la experimentación a través de la renovación permanente de contenidos y las especialidades que se escogen”. Siendo coherentes con tal búsqueda, la modalidad de evaluación de los talleres es libre: “También está el hecho de no exigir desde el comienzo un resultado, un producto final. Si bien lo incentivamos, no es una exigencia; buscamos que se generen registros, pero esto está más ligado al proceso de profesionalización, como ocurre por ejemplo con el Laboratorio de Producción Musical”, recalca Federico.


Freddy Ojeda junto a participantes del Taller de Fotografía De la Obscuridad a la Luz (1º semestre 2016)

Con Balmaceda, sí La mirada de los talleristas

En el relato de la experiencia de quienes han participado diseñando e impartiendo talleres en BAJ, surgen varios conceptos centrales. La libertad y el apoyo para diseñar el taller son algunos de ellos; esto se traduce, en concreto, en la posibilidad que ofrece el equipo de BAJ Valparaíso de trabajar en conjunto para potenciar las propuestas. Los talleristas entrevistados coinciden también en que han podido experimentar dentro de sus disciplinas, así como hacer cruces con otras, de manera fluida con los asistentes en los espacios, muchas veces siguiendo didácticas personales adaptadas a una línea curatorial que fomenta la reflexión. En este sentido, destaca también el énfasis puesto en el fomento de un pensamiento y un discurso crítico, y el ambiente especial, contenedor y cercano que se logra

generar con los participantes de los talleres, cuestión que la gran mayoría considera relevante en su trabajo. Resalta el hecho de que ninguno de los artistas entrevistados dudó en ofrecer o aceptar realizar un taller en BAJ –todo lo contrario–, lo que habla por sí solo del clima propicio al que nos referimos. Marcelo Novoa, reconocido editor literario porteño, dictó talleres de literatura durante los años 2002, 2009 y 2014. Es por ello que tiene un punto de vista particular sobre la evolución de la sede regional como centro de formación artística: “Algo que rescato de la trayectoria de BAJ Valparaíso como institución, es no haber perdido el espíritu inicial que se generó en la casona los primeros años; esa mística de casa chica en donde la cercanía, la calidez y la contención priman. No haber pasado al edificio


“A lo largo de estos quince años –continúa Marcelo Novoa–, BAJ Valparaíso ha cumplido con su objetivo. Cuando tú vienes te encuentras con un ambiente cálido, acogedor, que te protege, te contiene. Además te permite cruzar disciplinas y experimentar, algo que ha estado desde siempre y que le hace muy bien a la formación de los chicos.” Marcelo reconoce también que en la corporación se da la posibilidad de generar un trabajo artístico especial: “Se logra producir una mística interesante. Los chicos tienen un interés personal y lo aprovechan, y eso BAJ lo canaliza bien. En otras instancias, quizás más académicas o formales, siempre te topas con alguien que va a perder el tiempo en las clases; eso acá no pasa”.

Verónica Soto junto a participante del Taller de Fotografía La Identidad de la Mirada (2º semestre 2015)

Verónica Soto, quien impartió un taller el año 2015, complementa el testimonio anterior: “Es un valor que perciben los estudiantes y que tiene que ver con la cuestión humana, con mirarse a los ojos, con percibir tonos emocionales y generar intercambio. Hay una cosa que se relaciona con la emoción y la intención, y eso se traspasa. Y, justamente, cuando uno recuerda sus experiencias de aprendizaje más significativas, se da cuenta de que son aquéllas en las que el profe tenía una impronta que nos conmovía, que tocaba nuestra fibra”. Dicha impronta se logra gracias a la confianza que deposita BAJ en sus talleristas, integrando la flexibilidad a los programas y abriéndose a la experimentación en las clases, orientadas a la vivencia más que a la generación de productos o de resultados. Así lo expresa Rosario Salas,

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corporativo, por decirlo de algún modo, con la frialdad que eso conlleva. Además, eso me parece muy propio de Valparaíso: acá no necesitamos cambiarnos de casa a un edificio más grande para ser mejores. No es la ropa la que nos hace ser quienes somos. Respetar esa característica, tan propia de nuestro territorio, me parece muy rescatable, y felicitable”.


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Certificación del Taller Cuerpo Emocionado Taller de Teatro Físico dictado por el actor Franko Ruíz (2º semestre 2015)

quien impartió varios talleres entre 2001 y 2005, y quien sigue ligada a BAJ Valparaíso a través de una alianza entre su programa “Otra música popular chilena”, en la radio UCV, y Sonidos de Casa, el ciclo musical organizado por la corporación, en conjunto con IMUVA (Industria Musical de Valparaíso) y MIV (Músicos Independientes de Valparaíso). Así nos cuenta Rosario: “Recibí un llamado para participar, y me dieron todas las libertades para trabajar mi tema, que era la composición musical”. Una experiencia similar vivió Verónica Soto: “En BAJ nunca te hacen sentir bajo la lupa de la sospecha. El único pie fue decirme ‘haz un trabajo autoral’, y de ahí para delante trabajé con bastante flexibilidad en lo que yo iba proponiendo. [Ante eso] siempre la respuesta fue ‘veamos cómo lo hacemos’, y eso es muy importante, porque cuando

desarrollas proyectos te das cuenta de que sus resultados son disímiles a lo planeado, pues la realidad es dinámica y emergente”. Stefany Duarte, actriz y dramaturga, quien dictó un taller de Iniciación a la Actuación Realista el año 2016, complementa esta idea con lo siguiente: “Hay una metodología que está en permanente cambio y adaptación. Y, en nuestro caso, en un momento se decidió que los mismos asistentes fueran sus dramaturgos”. En estos procesos, tal como señala Franko Ruiz, director de teatro y docente, quien ofreció un taller de Teatro Físico, un aspecto central es la posibilidad de un constante cuestionamiento sobre qué es lo que se hace en la sala: “Con los participantes uno tiene un objetivo y se van dando cosas que aparecen en el camino. Allí es muy importante escuchar, el diálogo, y se evalúa en conjunto


Dicho modelo pedagógico, tal como señala Federico Botto, se alinea justamente con la idea de potenciar el pensamiento crítico a través de las artes. En ese sentido, BAJ Valparaíso lo que hace es seleccionar a talleristas destacados en su labor artística y proponerles una línea curatorial sobre la cual trabajar, aspecto en el que coincide Rodrigo Benítez: “En estos tiempos es imprescindible hablar del derecho al arte –no sólo como una política cultural–, y que los talleres no dejen de generar pensamiento, conciencia y acción crítica. Me parece muy importante que la línea curatorial aborde esto”.

si lo nuevo que se propone en la sala queda o no. Para mí es muy importante ofrecer un espacio humano que sea cómodo, acogedor, donde se propicie un trabajo en el que uno pueda reconocer al otro. BAJ tiene esas condiciones metodológicas y de infraestructura”. La diferencia de los talleres que ofrece BAJ Valparaíso respecto de la educación formal –ajustada a programas estáticos, regida por modelos de evaluación y orientada a “logros”– es otro punto que también destacan los talleristas. Así lo puntualiza Verónica Soto: “La educación formal es sumamente rígida y tiene muchos protocolos que traban los procesos, lo que BAJ en cambio sí permite. Según mi experiencia, interpreto que BAJ entiende así la formación; allí saben que la experiencia y lo que emerge de ella, lo que no está planificado, son la materia prima de

Freddy Ojeda, otro destacado fotógrafo porteño, quien dictó el taller de Iluminación Fotográfica el año 2016, aporta con su mirada: “A pesar de que el taller que dicté era muy técnico, igual se dio el elemento crítico de cuestionarse qué significa hacer fotos. Esto, a partir de un trabajo con los asistentes en torno a la curatoría propuesta por BAJ, y por las constantes preguntas en conjunto sobre el valor de las fotografías hechas en el taller”. Desde su área, tanto Marcelo Novoa como el escritor Cristóbal Gaete, reconocidos referentes del panorama literario porteño, a la hora de fomentar el pensamiento crítico consideran relevante el dar a leer a ciertos autores u obras que conecten con los intereses de los asistentes, que les hablen un nuevo idioma, al mismo tiempo que en su lenguaje. Para Cristóbal se trata de “traficar” libros, en el sentido de mover en los jóvenes lecturas que no están a su alcance, de presentarles a autores que no llegarían a sus manos de otro modo. Para Marcelo ocurre algo muy similar: “Lo crítico lo estimulo en los talleres mediante la ampliación de las lecturas. Si llega un chico punk al taller

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la creación artística. Las cosas más valiosas son aquellas que surgen de improviso, que no están planificadas y que brotan como revelaciones”, concluye.


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Natalia Berbelagua en una de las clases del Taller de Microcuentos (junio-julio 2015)

de poesía, y su aproximación es básicamente a través de letras de canciones, tú le muestras a Pablo de Rokha y se hace una conexión que es impagable. Le abres el mundo”. Natalia Berbelagua, otra escritora referente de la escena literaria de Valparaíso, ha tenido una experiencia parecida con sus talleres, en los que busca combinar experimentación y pensamiento crítico: “Lo central fue diseñar un taller original, con contenidos sólidos de técnica, pero siempre llevados al oficio. Al poner un sello en la experimentación se consigue que las clases también sean un aprendizaje para uno como docente”. La crítica también se potencia, según añade Natalia, “con la discusión permanente, hablando sobre la crisis de los formatos en la literatura y el arte en general. Por ejemplo, para ‘Balmaceda en toma’, el año 2013, hicimos una actividad cercana al teatro y la performance; invitamos a gente del medio artístico y le dimos un recibimiento no muy agradable, con preguntas medio incómodas. Fue una gran experiencia, y la idea era generar contenidos e ideas propias mediante el desagrado”.

Estos procesos, abiertos a la reflexión y la experimentación, implican un trabajo intenso por parte de los artistas que ofrecen los talleres. Rosario Salas considera que “como profesor había que dar mucho más de lo que se pide en un taller normal. Los chicos venían con cargas emocionales fuertes, a veces hacíamos incluso terapia de grupo con ellos. Conversábamos entre todos, y la contención que se generaba era importante. El arte, en ese sentido, es ideal para canalizar eso”. Stefany Duarte cuenta que en las sesiones de su taller de Actuación Realista se enfrentó con emociones fuertes: marginalidad, desamparo, dolor, rabia y fracaso. Desde allí, señala, emergen las reflexiones en conjunto y, luego, el discurso crítico que se fue trabajando en conjunto con el equipo de Balmaceda. Dictar talleres en BAJ Valparaíso, entonces, se transforma en una experiencia tanto para los docentes como para los alumnos. Franko Ruiz señala que en el proceso de su taller de Teatro Físico pudo aprehender un enfoque particular de trabajo, que destaca por la reciprocidad: “Con el grupo se


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generaron enriquecimientos mutuos. Se dio un ejercicio desde lo personal hacia lo colectivo, un aspecto rizomático que tiene que ver con establecer un contacto con los elementos de la escena para que el trabajo tuviera sentido”. Verónica Soto también destaca este aspecto: “El aprendizaje en BAJ es colectivo. Yo traigo unos saberes, los alumnos traen otros, y en ese cruce ocurre el conocimiento”. Freddy Ojeda coincide y agrega: “Cuando planteo un ejercicio, sé que ese ejercicio también es para mí; pido opiniones en la medida en que doy las mías y me abro al cuestionamiento”. Dichos procesos, tal como destacan los talleristas, se ven marcados por la constante colaboración: “Al no haber calificaciones, no hay competencia. Entre muchachos que tenían bastante experiencia y otros nóveles en este arte, se generaban procesos horizontales muy interesantes”, cuenta Verónica. Otro aspecto llamativo es la cantidad de artistas que asistieron a talleres en BAJ Valparaíso en su primera mitad de vida (2001–2008) y han permanecido cerca hasta el día de hoy, ya sea dictando talleres o participando en

Guillermo Galindo (MalaImagen) dictando el Taller de Humor Gráfico Por qué, Para qué y Cómo (junio 2015)


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otras actividades. Sólo por nombrar a algunos, entre muchísimos otros exponentes en sus disciplinas: Cristóbal Gaete, referente de la escena literaria actual de Valparaíso; Rodrigo Benítez, destacado director e intérprete de danza; Pascuala Ilabaca, destacada músico, compositora y acordeonista; Luchín Salinas, cantautor y compositor con una interesante proyección en la escena nacional; Franko Ruiz, director de teatro y docente; Stefany Duarte, actriz, directora teatral y dramaturga. A Franko Ruiz lo marcó profundamente haber sido discípulo de la bailarina y coreógrafa Carmen Beuchat en BAJ Valparaíso: “La maestra. Fue mi primera aproximación al trabajo que se hacía acá, en los comienzos del 2005”. Y lo que en un inicio fue una relación de aprendizaje, al igual que en el caso de Rodrigo, luego se formalizó y se proyectó en el tiempo: “La relación con BAJ ha ido progresando cada vez más, y eso se agradece. Me ha permitido construir una trayectoria. BAJ te abre el campo creativo y también el perfeccionamiento. Acá se me dio la oportunidad de acoger un proyecto y mantenerlo en el tiempo. En 2015, por ejemplo, nos adjudicamos un Fondart con el apoyo del equipo de BAJ (para montar la obra Se vende, precio conversable)”. Desde la vereda de la docencia en BAJ, estos artistas también destacan la proyección de los chicos que asisten a los talleres. Rosario Salas nos cuenta que de esos años, recuerda en especial a Matías Saavedra, quien para ella “fue un estudiante ejemplar. A otro que recuerdo por su proyección es a Alan Reale, actual guitarrista de Los Jaivas”. Marcelo Novoa relata un caso especial: “En 2014 hicimos un taller muy específico de literatura retrofuturista y se logró algo interesante, ya que los chicos lograron a partir

de ese trabajo cierta autonomía. Sacamos Cetáceo Negro, un fanzine producido por ellos que ahora es un blog, y a través de ese trabajo los participantes han sido invitados a encuentros internacionales. Participaron, por ejemplo, en una celebración mundial del día del steampunk y fueron uno de los doscientos expositores, desde aquí, desde Valparaíso”. Es posible conjeturar diversas razones para explicar esta filiación que perdura en el tiempo. Una de ellas puede ser la calidad de la instancia que ofrece BAJ; otra, las redes construidas a través del tallerista y los compañeros, y por supuesto que la experiencia en su conjunto es otra explicación. Algo central que subyace –y quizás lo más importante–, según lo manifiestan diversas personas que han pasado por BAJ Valparaíso, es que aquí han visto una posibilidad de desarrollarse personalmente, de construir una identidad y un pensamiento ligado al territorio de Valparaíso que resultó determinante en sus vidas, y que luego pudieron replicar en sus trabajos y en la construcción de sus trayectorias. Todos estos elementos se identifican en el siguiente relato de Rodrigo Benítez: “Yo empecé como asistente a los talleres; desde los inicios, y a medida que me fui profesionalizando en mi área, me fui vinculando de distintas maneras con la institución. Impartí talleres, fui ayudante, y terminé dirigiendo la Compañía de Danza durante dos años, 2011 y 2012”. Agrega que, para él, “BAJ siempre es un lugar en donde hay redes y contactos, es una fuente de trabajo, de vinculación laboral; con la gente con la que me relaciono acá se van dando continuidades, es un espacio que permite construir cosas. Mi relación con la casona durante estos quince años me ha abierto infinidad de caminos, sobre todo de desarrollo personal y profesional”.


45 Participante del Taller de Teatro Iniciaciรณn a la Actuaciรณn Realista, dictado por la actriz Stefany Duarte (1ยบ semestre 2015)


CAPĂ?TULO 3

Herramientas para volar



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Ensayo de montaje Devenir Compañía de Danza Estable 2015 (Dir. Iván Sánchez)

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i bien la profesionalización de las artes en BAJ Valparaíso se ha venido desarrollando desde el año 2002, cuando comenzó el funcionamiento de la Compañía Estable de Danza –una de las instancias con más trayectoria de la corporación regional, hoy dirigida por la destacada bailarina Louise Cazy–, es posible afirmar que en los últimos años ha existido una tendencia a potenciar una profesionalización del trabajo artístico, ampliándose a diversas áreas. Actualmente, la sede cuenta con múltiples espacios específicos para ello: el Laboratorio de Crítica Cultural (LCC), que se imparte desde 2013; Espacio Cowork, fundado en 2014; y el Laboratorio de Producción Musical (LPM), estrenado en 2015, además de la mencionada Compañía Estable de Danza. Estos espacios comparten un grado distinto de infraestructura y/o de complejidad en el diseño de las actividades, que los diferencia de los talleres regulares e intensivos y los vuelve muy solicitados por parte de los jóvenes. A estos espacios, que ofrecen la posibilidad de proyectarse en las artes, llegan únicamente quienes

han demostrado un interés y participación sostenidos por algún tiempo. En el caso de la Compañía Estable de Danza –y últimamente en el LPM– han sido frecuentes los castings que han tenido una muy buena convocatoria. Tales audiciones son, según reconocen quienes han estado a su cargo, un momento de inflexión para muchos de los asistentes de los diferentes talleres regulares de música o danza de BAJ que “se lo quieren tomar en serio”. Como comenta Lito Celis, coordinador del LPM en su versión 2016, se trata de “una oportunidad donde realmente pueden responder a la pregunta de si están hechos para esto o no”. Lo mismo ha ocurrido con las instancias de profesionalización más recientes, enmarcadas en el LCC y en el Espacio Cowork. Desde 2013, el LCC ha contado con una importante cantidad de postulantes, entre los cuales se selecciona a alrededor de treinta anualmente. Para Espacio Cowork, a su vez, cada año se multiplican los proyectos postulantes; en su tercer año de funcionamiento, 2016, en sus salas no sobra el espacio, pero sí las ideas.


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Compañía Estable de Danza Más que movimiento El elenco de la Compañía Estable de Danza tiene una larga historia en BAJ Valparaíso. En sus catorce años de historia, sus montajes han itinerado a lo largo de Chile y se han presentado en múltiples escenarios, festivales, establecimientos educacionales y espacios públicos. A la fecha, muchos de sus participantes han desarrollado prominentes carreras en el área de la danza. Son ellos mismos quienes señalan que, en conjunto con destacados proyectos y compañías de trayectoria, esta agrupación ha

jugado un rol determinante para generar un cambio en el panorama de la danza en Valparaíso. Creada en 2002, durante sus dos primeros años la compañía fue dirigida por Rocío Rivera, intérprete, coreógrafa, docente de reconocida trayectoria nacional e internacional, y codirectora del Festival Internacional Danzalborde. Rocío reconoce que, a lo largo de estos años, “la danza ha ido ganando espacio en Valparaíso, y actualmente se la ve como una de las prácticas presentes y permanentes en la ciudad”, panorama diferente al que reinaba cuando comenzó la Compañía BAJ Valparaíso. Si hay algo que ha caracterizado a esta compañía, ello ha sido el alto nivel de sus directoras y directores. Después de Rocío, sería el turno de Carmen Beuchat, “la Maestra”, ícono nacional de la danza contemporánea. Carmen formaría a generaciones completas de coreógrafos e intérpretes en el periodo entre 2005 y 2010, y uno de sus alumnos, Rodrigo Benítez, pasaría luego a dirigir la compañía durante 2011-2012.


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Ensayo de Compañía Estable de Danza 2015


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Rodrigo remarca al principio de su relato el involucramiento que es necesario para pertenecer y permanecer en el elenco de la compañía. “El lenguaje del cuerpo es íntimo y a la vez debe ponerse en escena, y eso necesariamente lleva a poner un compromiso mayor con tus compañeros. Hay una necesidad grupal de que todos estén en sintonía, y eso debe mantenerse y proyectarse en el tiempo. No cualquiera puede estar acá”, concluye. Marcela Rendic, quien dirigió la compañía durante las temporadas de 2013 y 2014, reconoce que todo partió al mandar sus antecedentes; despues recibió una propuesta temática de parte de BAJ. “Vieron mi currículum y en base a eso me propusieron mezclar teatro y danza”, cuenta. Es así como en sus dos años de directora pudo trabajar con el elenco temas y problemáticas con una fuerte vinculación territorial, pero desde su propia óptica. Además, Marcela considera que la calidad del trabajo realizado se debió en gran medida a los integrantes del elenco: “Ellos fueron

la puerta para entrar en la memoria y la identidad de Valparaíso, los que nos llevaron a los cerros, nos permitieron entrar a Valparaíso desde una posición poco estereotipada, desde la pobreza, desde cuerpos frágiles, maltratados, con muchas historias que necesitan salir”. Luego de Marcela, en 2015 fue el turno de Iván Sánchez, codirector de Danzalborde, quien desarrolló el montaje Devenir, en sintonía con la reflexión propuesta por BAJ Valparaíso, que por primera vez integraba una línea curatorial que sirviera de marco para su programación: el espacio público en devenir. “¿Cómo los cuerpos pueden ser contenidos en un contexto social y público? ¿Cuánto de eso público es privado?”, Iván recuerda preguntas fundantes para su propuesta. Respecto de ese montaje, señala: “Contuvimos esas preguntas y esa información en la relación que establecimos con una cuerda roja que contenía los cuerpos y que se fue movilizando a través del espacio, construyendo su propia dinámica”.


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El montaje fue fruto de un proceso de prácticas y creación desarrollado durante cuatro meses (desde mayo hasta agosto de 2015), el cual demandó de los intérpretes un arduo trabajo corporal y reflexivo, en busca de elaborar un lenguaje físico para la obra. Cabe destacar que la composición coreográfica tuvo una estructura permeable a los contextos y espacios donde se presentó, organizándose su duración y escenas tanto para su presentación en sala como para la intervención en espacios no convencionales o públicos, potenciando la relación con los asistentes. Fue así que Devenir fue estrenada en plena plaza Aníbal Pinto de Valparaíso, en el marco del Festival VOLAR! 2015. Luego de esa presentación, que irrumpió en el espacio público llamando la atención de los transeúntes e incluso deteniendo el tráfico, el montaje fue exhibido en diversos establecimientos educacionales de la región, con muestras que incluían prácticas con los asistentes, así como instancias de diálogo para compartir claves de lectura de la obra. Estas presentaciones mediadas, como señala Federico Botto, tienen que ver con el enfoque de BAJ Valparaíso respecto de “potenciar la educación artística, poniendo en circulación la creación emergente hacia públicos jóvenes de la región, con especial atención hacia escolares de enseñanza media de establecimientos públicos”. Este proceso, añade, “propicia nuevas experiencias para estudiantes y para toda la comunidad educativa, revalorizando la danza contemporánea como recurso pedagógico y como agente de trasformación personal y social”. En el año 2016, la dirección de la compañía pasó a manos de la destacada bailarina Louise Cazy. Sobre la premisa de que “la danza es una forma de autoconocimiento”, y en relación a la línea curatorial 2016 de BAJ –“La colectividad en devenir”–, Louise trabajó en conjunto con los integrantes


Así surge el montaje SOMOS, una invitación a explorar un encuentro de cuerpos dispuestos a construir en conjunto. La obra “se basa en la identidad de cada uno de sus bailarines. Cada uno es igual de importante, cada uno tiene algo que ofrecer y compartir con su danza. Esto es lo que ponemos en valor aquí”, sostiene la directora. Sobre el proceso de creación, recuerda que la obra “surgió de un intenso trabajo de investigación basado en el cuerpo, el movimiento, la mirada y la presencia. Al final, SOMOS es un regalo de presencia y de autenticidad, somos movimiento y somos danza”. La obra se estrenó el 19 de octubre de 2016 en el teatro del Centro de Extensión Duoc-UC Valparaíso (Edificio Cousiño). Tras aquella muestra, se presentó en el mismo lugar en el marco del Festival VOLAR! 2016; en el teatro del Parque Cultural de Valparaíso; y, al igual que como se hizo con Devenir, en diversos establecimientos educacionales de la región, tendiendo en cada ocasión un fuerte vínculo entre los bailarines y los espectadores, procurando que estos últimos tuvieran una participación activa en la obra. Dichas presentaciones son programadas por BAJ Valparaíso en alianza con diversas organizaciones y establecimientos, como parte del programa anual de itinerancias de la compañía dentro de la región. Estas redes, tal como señala Marcela Rendic, son fundamentales para la promoción de la compañía y su proyección: “Han desarrollado un trabajo de muchos años, y eso se nota. Me brindaron la posibilidad de todo lo que fuera necesario:

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del elenco en torno a cómo construimos un territorio y una identidad colectiva donde surgen nuestras semejanzas y nuestras diferencias. “La compañía en BAJ abre un espacio para la exploración personal y artística. Eso permite trabajar de manera distinta, más cercana a un elenco diverso en sus orígenes”, comenta Louise.


SOMOS Montaje de Compañía Estable de Danza 2016 (Dir. Louise Cazy)



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espacio, redes, difusión, prensa y también mediación, algo fundamental para la danza”.

cómo hacer dialogar estas distintas realidades y ponerlas a disposición de un trabajo que se construye en conjunto”.

Otros aspectos que, en opinión de sus distintos directores, permiten que el trabajo de la compañía haya conservado su prestigio y una proyección en el tiempo, son la infraestructura con la que se cuenta para ensayar y la flexibilidad en los principios del diseño de las propuestas de montajes. “A diferencia de otros lugares, acá pude escoger el tema, desarrollarlo con el equipo de BAJ y luego encontrar al elenco adecuado. Es un proceso completo en el que sólo se echa de menos más tiempo para trabajar. A mí me permitieron una flexibilidad total”, precisa Marcela.

Todos estos elementos –una historia de connotados directores y directoras, libertad para diseñar montajes, un nivel elevado de exigencia y de compromiso de parte del elenco, el énfasis en la disciplina y la constancia, y el aporte de las redes, la difusión y la mediación de BAJ– configuran el trabajo de la Compañía Estable de Danza durante estos quince años, y de alguna manera definen y proyectan el rigor profesional que la caracterizan. Marcela Rendic concluye: “Por lo que conozco, la posibilidad de participar en un espacio así, con estas condiciones, no existe en otra parte más que en Valparaíso”.

En ese sentido, el principal factor diferenciador que distingue el trabajo de la compañía, según coinciden sus directores, son los valores que la estructuran. “El rol principal que cumple BAJ en esta instancia tiene que ver con el énfasis en transmitir los valores de la constancia, la disciplina y el compromiso, fundamentales en este caso en particular, dado que se trata de un elenco”, comenta Louise, en concordancia con los relatos de Rodrigo Benítez y Marcela Rendic. “Por mucho entusiasmo que haya, las condiciones para pertenecer parten por establecer un compromiso absoluto con el trabajo que se realiza”, reconoce Rodrigo. Marcela agrega que “es un factor clave y gatillante de la calidad del trabajo de la compañía y los montajes que resultan de él”. Es así que la motivación de los integrantes, su perseverancia y talento son elementos nucleares de la compañía, tal como su diversidad. Así lo destaca positivamente Louise: “Está el hecho de que los chicos provienen de áreas diferentes de la danza y de diversos rangos etarios. Para mí, lo principal es poder darles el mismo lugar a una chica que viene de segundo medio y a una recién titulada de danza de la universidad; el principal desafío como directora es

Louise Cazy Directora de Compañía Estable de Danza (2016-a la fecha)


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Pensando la creación artística local El Laboratorio de Crítica Cultural (LCC) es una iniciativa que realiza BAJ Valparaíso desde 2013, impulsada en sus inicios a través de una alianza con el Festival de las Artes de Valparaíso (FAV) y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), con el objetivo de promover un espacio innovador de apreciación artística y reflexiva. Desde sus primeras versiones, el LCC ha buscado generar una plataforma para la profesionalización de jóvenes que sean agentes de creación de contenidos asociados a las manifestaciones artísticas de la región. Se trata de una actividad anual, que tuvo su cuarta versión en enero de 2016. El LCC surgió como una instancia formativa para conocer, reflexionar y acercar a los jóvenes al mundo de la crítica artística, sus alcances y sus metodologías de desarrollo.

En sus cuatro versiones se han abordado diversas herramientas comunicacionales que han permitido a sus participantes realizar ensayos, críticas y relatos en torno a la apreciación del arte en diversas ramas: literatura, artes visuales, teatro, danza, cine y música. Destacados periodistas y críticos culturales de reconocida trayectoria han puesto en práctica sus puntos de vista y las herramientas que utilizan en su trabajo en las distintas versiones del laboratorio. Entre ellos, Javier Ibacache, Catalina Mena, Marcelo Contreras, Álvaro Bisama, Pablo Torche, Julio Osses, Andrea Jeftanovic y Alejandra Delgado, sólo por nombrar a algunos. Desde el punto de vista de Isabel Ibáñez, coordinadora del FAV durante la primera versión del LCC, “la intención

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Laboratorio de Crítica Cultural


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Participantes del IV Laboratorio de Crítica Cultural visitando Espacio Gálvez (enero 2017)

inicial de ese espacio fue instalar capacidades críticas en los jóvenes”. En palabras de Cristián Venegas, director de BAJ Valparaíso durante ese periodo, “la idea inicial del laboratorio estuvo ligada al empoderamiento ciudadano y a acercar la crítica, con lo complejo que puede ser en algunos aspectos, a un ejercicio de reflexión que fuera abordable. Quizás debido a lo innovador del espacio, el foco inicial fue, precisamente, la instalación de capacidades”. Tal como apunta Marcelo Contreras, destacado periodista musical, “la crítica tiene que ver con la disección de una obra” y por ello busca “entregar los elementos que permitan discernir si esa obra cumple o no con ciertas expectativas”. Del mismo modo, Javier Ibacache, crítico de artes escénicas de larga y destacada trayectoria, añade que, además de generar reflexión, la idea es “plantear un modelo práctico de crítica y escritura a los participantes”. Desde la óptica de Álvaro Bisama, reconocido y premiado escritor nacional, la instalación de capacidades pasa por

motivar a los participantes a “leer y reconstruir los textos y plantearse desde un comienzo que el texto te miente, que oculta la verdad. Eso, en Chile, lleva a cuestionar a la sociedad completa”. Para Catalina Mena, periodista especializada en crítica de artes visuales, además de permitir legitimar la subjetividad y lo personal en la crítica cultural, el LCC “se da en un escenario en que no ha habido un replanteamiento suficiente de los elementos para abordar la producción de las artes visuales en la actualidad”, reconociendo a su vez también que “existen muchas personas escribiendo desde diversos lugares, lo cual otorga mucha más libertad”. Tanto el enfoque del LCC como su metodología han ido transformándose de acuerdo a la sistematización de las experiencias desarrolladas en cada versión. Es así que el año 2015, para la tercera versión, los módulos del LCC se programaron con la idea de especializar a los participantes en distintas áreas de crítica cultural. Federico Botto, quien ya era director de BAJ Valparaíso en ese entonces,


señala que “esto permitió lograr una profundización de los contenidos, brindando herramientas para que los participantes pudieran especializarse en sus reales áreas de interés”. De esa experiencia, Pablo Torche, escritor y crítico literario, señala que en el LCC pudo trabajar el análisis de los textos y a través de ello “revelar sentidos profundos de lo social, lo humano, y pasar de la contingencia y la moda para ver con mayor profundidad las obras”. Julio Osses, periodista especializado en crítica de música, rescata de esta instancia que “permite retomar la labor pedagógica que quizás la crítica había perdido, de mediar entre el fenómeno musical y el espectador”, y destacó que durante su participación en el LCC buscó transmitir entre los asistentes el “nunca dejar de intentar entender el objeto analizado y estudiarlo permanentemente”. En 2015 se integró al LCC la periodista Alejandra Delgado, quien hasta la fecha está a cargo de la revisión y edición de

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Participantes del III Laboratorio de Crítica Cultural visitando Casa Plan (enero 2016)


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los textos resultantes. A través de un módulo práctico, los participantes escogen actividades o una muestra artística local para luego realizar una crítica, poniendo en práctica lo aprendido durante la semana de duración del laboratorio. Durante el año 2016, el LCC contó con destacados expositores como Andrea Jeftanovic, Claudio Vergara, Ernesto Garratt y Ernesto Muñoz. En su cuarta versión, el laboratorio presentó una novedad que ha sido muy bien recibida por parte de los participantes: todo el material elaborado se publica en un sitio web (www.baj.cl/lcc), el que a lo largo del año se actualiza con críticas sobre obras artísticas que se exhiben en la Región de Valparaíso. A esto se suma, tal como cuenta Federico Botto, “la generación de dos alianzas importantes. Una, con cuatro medios locales que replican las críticas generadas, ampliando de este modo el espectro de personas que se pueden ver beneficiadas por esta mediación, y también una alianza con distintos espacios culturales para permitir el acceso a nuestros jóvenes críticos a obras que están en


Estas alianzas, a nivel de difusión, fueron realizadas con La Juguera Magazine, Intemperie, Puerto Teatral y Valpovisual, medios de comunicación que durante el año 2016 publicaron los textos redactados por los participantes según su disciplina de interés. En sintonía con lo señalado por Ernesto Muñoz, estas alianzas vinieron a reforzar la idea de que “la búsqueda de la crítica en una sociedad contemporánea debe considerar nuevos medios, ya que los medios tradicionales han quedado desplazados por las redes sociales. Es importante analizar estos fenómenos, sobre todo en el laboratorio, donde se está buscando trabajar con medios digitales alternativos”. Poder cerrar el ciclo formativo con publicaciones en una web propia y en otras plataformas de difusión cultural especializadas, en palabras de Esteban Silva, uno de los participantes de la cuarta versión del LCC, permitió desarrollar un trabajo de crítica “redondo” y “en sincronía

Como hito del cierre de esa cuarta versión del LCC se realizó, además, un conversatorio cuyo tema era el “Estado actual de la crítica cultural en la Región de Valparaíso”. Éste contó con la participación de Pablo Molina Guerrero, editor de Valpovisual; Pamela Díaz Lobos, encargada de contenidos e investigación de la plataforma Puerto Teatral; Alejandra Delgado, directora de La Juguera Magazine; y el moderador fue Juan Yolin, escritor y curador independiente. Dicha instancia, en palabras de Federico Botto, “permitió reforzar la reflexión en torno a los objetivos de la crítica cultural. Y no sólo esto, sino también evaluar las metodologías y estrategias que debemos levantar, considerando la realidad regional, para acercar la crítica al público y desarrollar contenidos significativos que logren potenciar tanto el desarrollo artístico local como la formación de audiencias”.

Participantes del III Laboratorio de Crítica Cultural en módulo de Edición de Textos (enero 2016)

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con la escena local”, lo que sugiere que la intención inicial del laboratorio, de instalar capacidades, ha sido en buena parte lograda cuatro años después.

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cartelera, lo que busca dar un realce a la crítica regional y a las obras que se presentan en la escena”.


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Laboratorio de Producción Musical Entropía Agrupación participante del LPM (Festival Volar!, noviembre 2016)

La instancia más reciente de profesionalización que ofrece BAJ Valparaíso es el Laboratorio de Producción Musical (LPM). Impulsado el año 2015 y con dos versiones hasta la fecha, este programa busca desarrollar y/o potenciar habilidades técnicas y administrativas en bandas emergentes de la Región de Valparaíso. En su primera versión, BAJ Valparaíso se unió a Escuelas de Rock, invitando como coordinador al músico y productor Lautaro Rodríguez, quien tomó con entusiasmo este desafío: “Había realizado procesos similares en otros lugares de Chile y el extranjero, como Uruguay, pero fue muy motivante realizar este laboratorio en Valparaíso, sobre todo por el nivel de las bandas participantes. Siento que me pude nutrir de cada una de ellas, encontrándome con una parte diferente de mí como docente”.

Música hecha en serio En cuanto a la metodología, Lautaro señala que, tras la invitación, “con BAJ diseñamos en conjunto un modelo que fuera útil para traspasar herramientas. Creo que si bien el verdadero aprendizaje en las artes se hace a través del andar, acá me encontré con un ambiente propicio para traspasar herramientas de manera natural a través del compartir experiencias, mano a mano, en torno a lo musical. Siento que esta instancia les permite a los músicos jóvenes acortar camino, conociendo nuestras caídas y aprendiendo de ellas”. Lito Celis, músico, productor y docente a cargo del LPM durante el año 2016, comparte esta idea: “En el laboratorio buscamos plantear una hipótesis previa para ponerla a prueba. Es más cómodo para mí, en mi manera de entender las pedagogías, trabajar en base a preguntas. La hipótesis


Nicolás Bollmann, guitarrista de Fanfarrabias, agrupación participante del LPM 2016, comenta que “se agradece el tiempo que se da Lito para conocernos a nosotros y nuestra realidad, y darnos consejos que realmente nos sirven. De hecho, tocamos la semana pasada y muchas personas nos comentaron que, después de estos dos meses, se nota un avance de nosotros como banda, lo que valoramos mucho”. “Acá hemos visto conocimientos concretos, más allá de la teoría o el papel”, expresa Mario Fernández, baterista de La Manada, agrupación participante del LPM 2016. “No es por alabar a BAJ, aunque se lo merecen, pero acá hemos visto cosas que nos han ayudado en lo concreto e inmediato, que nos han obligado a sentarnos a conversar y a replantearnos estrategias. Esto, además de los contactos que hemos obtenido y la difusión que nos han dado: tuvimos la oportunidad de ir a la radio, de tocar en Sonidos de Casa y en el Festival VOLAR! ¡Gracias a Balmaceda!”

Último Andén Agrupación participante del LPM (Sonidos de Casa, diciembre 2016)

Otro aspecto en el que el LPM se centra es en la difusión, asumiendo desde un principio el nivel destacado de los seleccionados. “La idea es encauzar a músicos y bandas, que son muy buenos, pero que aún no saben cómo difundir su música, para entregarles herramientas profesionales para que puedan hacerlo”, señala Lito. Si bien se considera central la propuesta estética de las bandas en cuanto a su sonido, para Lito también son relevantes otros elementos. “Es importante evaluar si podríamos vestirnos mejor, qué imagen proyectamos, cómo potenciamos la música que hacemos. También el trabajo pasa por preguntarse dónde no está mi público.”

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es preguntarse cuál es el público y dónde está. Y es un camino largo; implica para ellos [los músicos participantes] preguntarse por qué un público, por qué deberían escucharme como banda, dónde están los lugares y espacios para mi música, dónde podríamos sonar mejor”.


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Con todo esto, en las sesiones del LPM la inasistencia es nula. “Acá hay mucha más responsabilidad que en otras partes; los chicos se sienten reconocidos y contenidos. Tenemos diez bandas y vienen todos sus integrantes; en total 47 personas en la sala. Este año no ha faltado ninguno”, cuenta Lito. Y es cierto, en cada sesión del LPM se siente la energía de los participantes. Corroborando las palabras del docente, asombra ver que un día en que Chile juega un partido de eliminatorias para el Mundial, todos están presentes puntualmente: “El partido se perdió, pero acá todos ganamos”, dice uno de los asistentes. Dicho entusiasmo tiene que ver, principalmente y como comenta Ignacio Contreras, vocalista y guitarrista de TerrAnave, con el espíritu del que ha logrado impregnarse el LPM. “Esto también es para el alma. Venir es un verdadero golpe anímico”, expresa, valorando el hecho de que en cada clase se potencie el sentido de laboratorio: “Hay mucha conversación e intercambio con otras bandas, lo que, más allá de los estilos, sirve para aunarnos y unir fuerzas. Da gusto compartir con personas motivadas, que además buscan comenzar a hacer las cosas de manera profesional.” A las palabras de Ignacio se suman las de Diego López, clarinetista en La Manada, quien señala que “ha sido una experiencia altamente motivante y renovadora; lo vemos como un impulso. Poder obtener conocimientos de producción y formar parte de este grupo humano nos ha permitido avanzar hacia la generación de un arte completo. Desde el hecho de poder conversar después de las clases y compartir anécdotas, hasta poder armar eventos en conjunto”. Como los señalados más arriba, los comentarios positivos abundan entre los participantes: “Yo creo que el LPM recoge una necesidad que está en el aire; en esta ciudad hay mucha música y creación, y pocas instancias de

Participantes en sesiones teóricas del LPM (septiembre 2016)

Herederos del Verso Agrupación participante del LPM 2015 (Festival Volar!, noviembre 2015)


Sumando experiencias, “BAJ es definitivamente un semillero”, expresa con convicción Lautaro Rodríguez y agrega:

“Acá se dan instancias muy bonitas, reales, en torno a la formación, la circulación y la generación de redes. En Sonidos de Casa, por ejemplo, convergen músicos que participan en los talleres o en el LPM, y eso es algo que no se da en otras partes, y creo que forma parte de un trabajo súper valioso que está realizando BAJ en pro de la escena y que ha logrado generar una especie de organismo que tiene vida por sí solo”. El LPM, en este sentido, se ha convertido “en una chispa que hace avanzar la vida natural de los proyectos musicales de la región, generando un entorno de profesionales ligados al área que nutre a sus participantes”, añade Lautaro. Es así que profesionales como el destacado productor musical Cristián Heyne; la periodista e investigadora musical Marisol García; el cantante, instrumentista y letrista Francisco “Pancho” Sazo; y el compositor Javier Barría, entre otros, han sido algunos de los expositores del laboratorio durante estas dos versiones.

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profesionalización”, agrega uno. Otro destaca el hecho de que se ha generado una instancia que combina la “buena onda” con el sentido crítico y la exigencia: “Acá nos incomodan donde nos tienen que incomodar, lo que permite que podamos entender cómo funciona realmente el negocio de la música”. Un tercero se anima a plantear que incluso el laboratorio se está “haciendo cargo de una problemática social”.


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Espacio Cowork Trabajo en red desde y para el territorio

El trabajo vinculado con la gestión y la producción cultural es otra de las áreas que se ha buscado profesionalizar en BAJ Valparaíso. Es así que el año 2014, bajo la dirección de Cristián Venegas y con apoyo de Corfo, se fundó Espacio Cowork, un lugar para el trabajo colaborativo que desde sus inicios buscó potenciar la generación y gestión de proyectos culturales de jóvenes creativos de la región. Cabe destacar que Valparaíso es la única de las sedes regionales de BAJ que cuenta hoy con una instancia de estas características. A la fecha han participado cerca de setenta proyectos, varios de los cuales poseen una favorable proyección a nivel regional. En palabras de Daniela Cubillos, coordinadora del programa en BAJ Valparaíso, en Espacio Cowork “se busca que los proyectos puedan generar redes, mejorar y fortalecer sus procesos

de trabajo asociativo, logrando en conjunto avanzar por objetivos comunes para presentar ideas innovadoras para la ciudad y la Quinta Región”. En sus tres años de funcionamiento, Espacio Cowork ha tenido un importante desarrollo, visibilizándose hoy como un proyecto amplio que, además de potenciar la generación de alianzas en el ecosistema creativo de la región, entrega herramientas técnicas a artistas y gestores que se encuentran insertos en el desarrollo de la economía creativa de la zona. Para ello, además del espacio de trabajo –que ofrece a sus beneficiarios una sala equipada con doce puestos de trabajo, computadores, impresora, sala de reuniones y casilleros–, desde el año 2015 Espacio Cowork cuenta con un


Programa de Incubación para los proyectos participantes, además de conversatorios, seminarios y encuentros dirigidos tanto a sus beneficiarios directos como al público general. El trabajo que realiza Espacio Cowork con el Programa de Incubación, en conjunto con los proyectos beneficiarios, se basa en tres pilares: la colaboración, el conocimiento compartido y la generación de redes. “El principal objetivo que nos planteamos como equipo ha sido motivar a que cada proyecto que ingrese pueda fortalecer sus áreas de trabajo, generando una red de colaboración con la cual poder apoyarse al momento de establecer alianzas que les permitan trabajar juntos”, señala Daniela Cubillos.

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Participantes del Programa de Incubación Espacio Cowork 2015


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Federico Botto, quien ha liderado este proceso en conjunto con Daniela, comenta que este programa comenzó a ejecutarse luego de identificarse “la necesidad de entregar a gestores y artistas con iniciativas culturales, herramientas concretas que les permitieran consolidar y sostener sus proyectos a lo largo del tiempo y en nuestro territorio”. Federico añade que “el sello que hemos construido se basa fundamentalmente en generar un espacio que se estructura y se perfila para que nuestros beneficiarios mejoren sus ideas y se constituyan en un aporte a la ciudad y a la comunidad de Valparaíso, logrando en la mayoría de los casos que se generen proyectos sostenibles en el tiempo”. Entre los proyectos participantes en Espacio Cowork se encuentran Lumífera, emprendimiento que busca vincular tecnología, arte y educación; la compañía independiente de videojuegos Niebla Games; la productora de servicios teatrales Teatro V; la feria de diseño, artes y oficios El Amor de Petra; la sala de títeres, marionetas y teatro de objetos El Árbol; la productora de contenidos audiovisuales Tijera Producciones; el medio de comunicación La Otra Voz; el sello de música independiente Sello Recolector; y eventos tales como el Festival de Cine de Estudiantes Secundarios FESCIES y el Festival de Cine de Los Cerros de Valparaíso, entre otros.

Lumífera Producciones Proyecto incubado en Espacio Cowork (2015–2016)


Uno de los invitados a participar como asesor del programa, Álvaro Lazo, experto en marketing, cuenta que su trabajo con los emprendimientos “fue un descubrimiento. Había muchos proyectos y grupos humanos interesantes, y una gran diversidad”. El enfoque de sus asesorías estuvo puesto en “generar marketing desde el afecto”, y destaca en particular la profundidad con la que pudo trabajar con los participantes en Espacio Cowork: “Me pude involucrar en proyectos maravillosos, en sesiones intensas que me permitieron llegar muy adentro del funcionamiento interno de los emprendimientos. Se generaron experiencias muy enriquecedoras”. Otro de los asesores que trabajó con los participantes es Álex Paredes, profesional con vasta experiencia en

Participantes de Sala Pascal 79 Proyecto incubado en Espacio Cowork (2015)

Álex destaca, desde su visión, tres elementos mediante los cuales Espacio Cowork aporta a la escena cultural en la Región de Valparaíso: “Primero está el espacio de trabajo, el cowork mismo; luego, el networking, el trabajo de redes, que ayuda a no estar solo, un factor determinante; y también está el fomento del buen uso de herramientas de gestión y administración”. Puntualiza que Espacio Cowork “puede ser clave para aumentar la posibilidad de pasar el ‘valle de la muerte’ de los emprendimientos, es decir, que no mueran antes de sus tres primeros años de existencia”.

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formación y asesorías a emprendimientos creativos, quien destaca la oportunidad que tuvo para trabajar en un plano conectado con las necesidades reales de los participantes. Cuenta que en lo personal le “aportó un know how importante sobre cómo abrir un camino a una matriz de sostenibilidad”. Al igual que Álvaro, Álex asegura que uno de los puntos altos del trabajo en Espacio Cowork tiene que ver con la continuidad que pudieron generar con los emprendimientos: “En algunos casos continuamos en contacto, en el ejercicio de las asesorías, incluso hasta el día de hoy”.

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El formato de trabajo que realiza Espacio Cowork con los proyectos considera diversas modalidades de asesorías a lo largo del programa, las que incluyen clases magistrales, asesorías particulares y asesorías grupales. Estas actividades buscan desarrollar y fortalecer aspectos tales como modelos de negocios, administración, contabilidad, financiamiento público y privado, estrategias de marketing, captación de nuevos públicos, ley de donaciones culturales y asesoría legal.


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Maureen Berhó y Cynthia Conrads Participantes de Espacio Cowork (2015-2016)

En palabras de los beneficiados Para Maureen Berhó, cofundadora de Niebla Games, un emprendimiento dedicado al desarrollo de juegos de mesa y videojuegos, proyecto participante en Espacio Cowork el año 2015, “el principal apoyo de Espacio Cowork consistió en que nos dio una mirada general de las falencias que teníamos, principalmente en el área de administración y gestión de un emprendimiento en industrias creativas. También fue valioso poder ver las falencias compartidas por los proyectos y, personalmente, la asesoría en preparación de pitch me sirvió bastante”. Otro de los aspectos centrales que reconocen varios de los participantes es la ayuda que presta Espacio Cowork para visibilizar problemas internos de funcionamiento de los

emprendimientos. “A nosotros en el sello nos sirvió como grupo para afinar discursos, herramientas, puntos de vista que de repente son tácitos. Entramos al Espacio Cowork en una instancia de relativa crisis y nos cayó como anillo al dedo, nos sirvió mucho”, cuenta Matías Mancisidor del sello Recolector. Cynthia Conrads, directora general de Lumífera, proyecto que participa desde 2015 hasta la fecha, explica que el rol de Espacio Cowork y sus diversas instancias de trabajo ha sido determinante en varios sentidos. “En general, me ayudó a perfilar la idea del proyecto, a sistematizarla, a sintetizarla, a estructurar la propuesta. En ese proceso, las asesorías fueron fundamentales. También para definir roles.” Asimismo, enfatiza tres aspectos respecto de los cuales su proyecto se vio potenciado: “Primero, en lo administrativo, el comprender la relevancia que eso tiene para el proyecto; en la parte comunicacional, tanto interna como externa; y luego en la parte logística, productiva. Esos tres pilares se armaron gracias al Espacio Cowork”.


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Otro caso de asociatividad es el de Antonella Marín, directora de Teatro La Musa, y Alejandra Huerta, de Alerta Studio, quienes se conocieron en Espacio Cowork y hoy trabajan conjuntamente en sus proyectos. En particular, Antonella y Alejandra coinciden en destacar la utilidad del espacio de trabajo, ya que no cuentan con una oficina particular, así como la constante colaboración que allí se potencia, que les permite trabajar a diario junto a otros creativos. Para Alejandra, esto ha resultado provechoso, dado que lleva poco tiempo viviendo en Chile, y la oportunidad de asociarse ha sido importante en un sentido personal y profesional: “Me ha servido para conocer gente ligada al mundo creativo; desde acá se generan muchos contactos”. Para Antonella ocurre algo similar: “El trabajo de gestión y producción te obliga a estar en contacto con personas todo el tiempo, y eso acá se da: es la colaboración espontánea que se genera por compartir un espacio en donde trabajan personas ligadas al arte”. Otro aspecto destacado de Espacio Cowork es la amplia programación anual que ofrece, abierta para todo público. Los denominados ConversArte, instancias de conversación

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A raíz de estos diversos apoyos, Cynthia manifiesta además que su emprendimiento se pudo proyectar al trabajo con otras instituciones mediante la relación que estableció con BAJ a través de Espacio Cowork. “Se dio que estaba el proyecto TRAMA en una instancia que buscaba vincular a creativos con la comunidad científica, y ellos nos recomendaron y terminamos trabajando con Explora de Conicyt, y desde allí pasamos a trabajar con la Dibam, en el mismo ánimo de explorar la tecnología desde una dimensión creativa.” Cynthia también pudo generar trabajo asociativo, ya que aquí conoció a Camila Garrido, directora de Teatro V (proyecto incubado desde 2015), quien hoy se desempeña como productora en Lumífera.

Antonella Marín Directora de Teatro La Musa, proyecto incubado en Espacio Cowork (2015–2016)


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sobre temáticas ligadas a la economía cultural y la escena creativa regional, se han consolidado en los últimos cuatro años como espacios clave para reflexionar en conjunto, realizar diagnósticos, identificar desafíos y posibles vías de desarrollo para la escena creativa regional, y para potenciar la generación de redes. Con dieciocho versiones hasta la fecha, algunos temas abordados en las charlas han sido el financiamiento colectivo y el crowdfunding, herramientas jurídicas para la gestión cultural, mercado local para el desarrollo artístico, buenas prácticas en proyectos culturales, y estrategias de marketing y circulación para áreas como la literatura y la música. GuiArte es otra iniciativa que hoy organiza Espacio Cowork. Se trata de un ciclo de sesiones cuyo principal foco reside en apoyar proyectos culturales que buscan financiamiento de fondos públicos y/o privados. Estas sesiones comenzaron como una jornada en la que se invitaba a un panel de expertos a evaluar y comentar un número determinado de proyectos participantes. Con seis versiones hasta la

fecha, los GuiArte se estructuran en una charla informativa inicial y en sucesivas jornadas de apoyo y seguimiento a los participantes y sus proyectos. Algunos de los temas que se han abordado son la postulación al Capital Semilla de Corfo, la formulación de proyectos para los Fondos de Cultura del CNCA y el cómo obtener financiamiento colectivo a través de IdeaMe, entre otros. Francisco Saldes, productor general de Canto Atemporal y representante de MIV, en el relato sobre su experiencia de participación en Espacio Cowork coincide en que uno de los principales aportes de éste a sus proyectos es su valor como espacio de generación de redes, no sólo a través de las asesorías, sino también mediante la participación en las instancias de GuiArte y ConversArte. Para él, el rol principal de estas instancias “es de intermediación, fundamental en el nexo entre creación cultural y acceso a la creación. Para conocerse y reconocerse en un grupo humano en base al concepto de trabajador cultural”.


Desde un inicio, Espacio Cowork se ha planteado el desafío de generar constantemente redes de colaboración con otras instituciones para potenciar su quehacer en el territorio. Ejemplo de ello es el apoyo que recibe por parte de Corfo, órgano que no sólo actúa como la principal fuente de financiamiento para sus diversas actividades, sino también como un socio estratégico que ha permitido potenciar el desarrollo de Espacio Cowork hacia las tendencias, necesidades y oportunidades que ofrece la Región de Valparaíso. Otra instancia la constituye el foro La Otra Vía, organizado por Espacio Cowork en conjunto con Caja Cerebro y en alianza con Proyecto Trama, Laboratorio Cultural y Corfo, con el apoyo de Dinamarca 399. Este foro tuvo como principal objetivo reflexionar colectivamente, explorando y visibilizando nuevas formas de financiación que permitan fortalecer la sostenibilidad de los emprendimientos creativos.

La Otra Vía Cristián Venegas, Álvaro Lazo, Bárbara Negrón y Matías Awad (abril 2015)

El encuentro INICIA es otra actividad destacada que organiza Espacio Cowork, esta vez en alianza con IF Valparaíso 3IE. El evento contó con el Seminario sobre Ecosistemas Creativos “Vías para la sostenibilidad” y con la Academia de Aceleración de Proyectos, iniciativas en busca de apoyar a emprendedores y gestores de

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Siguiendo con los ejemplos, cabe mencionar el Encuentro Internacional de Cooperativas en Cultura, organizado por Proyecto Trama en alianza con Espacio Cowork, con apoyo de Corfo y la colaboración de un número relevante de actores de los sectores público y cultural. Durante dos días se llevaron a cabo en Valparaíso una serie de actividades informativas y reflexivas en torno a las cooperativas en el sector cultural, tales como paneles de intercambio de experiencias nacionales e internacionales; actividades de articulación, como el lanzamiento del Manual de Gestión para Cooperativas en Cultura elaborado por Trama; y, por último, actividades formativas gratuitas que abordaron aspectos técnicos, tales como la conformación de una cooperativa, aspectos legales y laborales, entre otros.

C A P. 3 H E R R A M I E N TA S P A R A V O L A R

Alianzas colaborativas


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proyectos creativos para mejorar su gestión a través de la innovación en sus procesos productivos y organizativos. En palabras de Daniela Cubillos, esta iniciativa surgió para “ayudar a que los emprendimientos puedan validar sus ideas de trabajo, fomentando que prototipen y generen pruebas de ensayo y error para sus ideas, de manera de hacer sostenible en el tiempo la esencia de sus proyectos”. Mauricio Cifuentes, coordinador de IF Valparaíso 3IE, destaca el valor del trabajo colaborativo entre organizaciones, necesario para generar estos eventos: “Entre organizaciones podemos hacer proyectos de gran aliento y demostrarle a los emprendedores que no están lejos de una realidad internacional”. En la línea de conectar tanto proyectos como también la realidad creativa local con el escenario internacional, surge el evento más emblemático y ambicioso de Espacio Cowork: el Seminario Internacional de Economía Creativa & Territorio. Con cuatro versiones hasta la fecha, este proyecto reúne a destacados invitados

nacionales e internacionales que, además de realizar talleres, se presentan en diversos paneles para analizar – en conjunto con los asistentes– experiencias y casos que permitan avanzar hacia la generación de una economía creativa sustentable y conectada con la identidad territorial y sus habitantes. Año tras año, el evento se ha desarrollado en el Edificio Cousiño, Centro de Extensión de Duoc-UC, convocando a una gran cantidad de asistentes. Cada uno de los paneles, además, fue transmitido en vivo a través de streaming, potenciando aún más su cobertura. Algunos de los invitados al seminario han sido Jordi Juanós Amperi, cofundador de la agencia española de comunicación social El Pez que se Muerde la Cola; y Paola Posligua, parte del equipo de la Subdirección de Difusión Tecnológica y Entorno para la Innovación de Innova Corfo. En palabras de la directora de Laboratorio Cultural, Fabiola Leiva, este evento “ha puesto en relevancia la

III Seminario Internacional de Economía Creativa y Territorio Panel “Experiencias y Proyectos Creativos Nacionales” (2014)


Teniendo en consideración todo lo anteriormente mencionado, Loreto Bravo, directora ejecutiva de BAJ, expresa que Espacio Cowork es “uno de los principales aportes de la sede de Valparaíso a BAJ nacional, al hacerse cargo del área de la economía creativa”. Sumándose a esta idea, Álex Paredes enfatiza lo siguiente: “Es notable que BAJ se haya atrevido a incorporar marketing en cultura. Y no de cualquier manera, todo fue muy profesional de parte del equipo, una organización dedicada que resultó en un ambiente muy propicio para trabajar temas a veces complejos para la cultura, como el marketing o los aspectos comerciales de los emprendimientos”.

V Seminario de Economía Creativa & Territorio Panel “Circulación Ciudadana: Revolución Urbana y Colectiva” (2017)

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importancia de la economía creativa en el desarrollo del territorio, lo cual antes no se había hecho. Ha funcionado como un hito en el que confluyen distintas visiones, no sólo a nivel de emprendimientos, sino también evaluando cómo ese emprendimiento contribuye al desarrollo económico de la ciudad, potenciando las alianzas con otros sectores, no sólo con el cultural”.


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Participantes de Espacio Cowork en dinámica “Tejerredes” (enero 2017)


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CAPĂ?TULO 4

Una casona con las ventanas abiertas


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Gracias por Obra Concedida 1º Muerstra de Arte Interescuelas [EntreObras] (noviembre 2016)

BAJ Valparaíso ha ofrecido a lo largo de sus quince años de historia una constante labor de apoyo a la difusión y mediación de la creación emergente. En este andar ha existido, asimismo, una evolución en el modo de plantear estos ejercicios, pasando desde una necesidad inicial por representar el trabajo local y generar curatoría en base a criterios de calidad, hasta el día de hoy, en que la difusión, la mediación y la formación de audiencias es cada vez más preponderante.


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Un espacio que habla

En sus casi quince años de trayectoria, la Galería de Artes Visuales ha sido una de las instancias de BAJ Valparaíso que más ha mutado, tanto a nivel de curatoría y selección de obras, como en las modalidades de mediación y circulación de éstas. La antes llamada Sala de Exposiciones de Balmaceda 1215 se fundó junto a la sede regional de BAJ el año 2001, ocupando hasta la fecha la habitación que está en el primer piso de la sede, entre el Punto de Información y la Sala de Conferencias.

dentro de un concepto común”. Como comenta Rodolfo Cepeda, productor de BAJ Valparaíso entre los años 2001 y 2005, “en esa época el trabajo de los montajes era caro y difícil, y los hacíamos con lo que teníamos a mano. La iluminación, por ejemplo, era un tema complejo”.

Durante sus primeros siete años de vida, el espacio recibió propuestas de artistas visuales emergentes bajo un grado relativo de libertad técnica y temática. Así se lee, por ejemplo, en la convocatoria de 2004: “Se recibirán propuestas en cualquier técnica (fotografía, objetos, pintura, grabado, etc.), bidimensionales, que se agrupen

En este primer periodo del trabajo de curatoría en la galería, entre 2002 y 2009, la selección de las obras pasaba por criterios preestablecidos. En las convocatorias se buscaba propuestas que destacaran en “originalidad, riqueza conceptual, factibilidad e impecabilidad técnica”. Se planteaba, asimismo, la lógica de un jurado que

Curatoría y selección de obras

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Galería de Artes Visuales BAJ Valparaíso


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escogía, en base a esos criterios, obras tanto de artistas de la región como a nivel nacional para ser presentadas durante la temporada anual. El jurado estaba compuesto por Vania Figueroa, directora de la sede regional de Valparaíso; Ximena Zomosa, coordinadora del área de artes visuales de BAJ Santiago, y un tercer integrante por definir en cada convocatoria. Entre los jóvenes que expusieron en la galería entre 2002 y 2009 figuran muchos artistas que hasta la fecha se mantienen activos en la escena de las artes visuales local y nacional. Sólo por nombrar algunos: en 2005, Carlos Silva y María José Valenzuela presentaron Hechos de taller, muestra que resultó fruto del taller integrado de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Arcis Valparaíso. Ese mismo año estuvo presente Gonzalo Reyes con Dimensiones abstractas, y en 2007 la artista Cristina Olguín presentó la instalación Ensillismamiento. En 2010 ocurrió un primer cambio en la modalidad de trabajo curatorial y de selección de obras. Por iniciativa de Ximena Zomosa se invitó al colectivo Acción Sudaca, de la Facultad de Artes Visuales de la Universidad de Chile, a participar en la coautoría de la línea curatorial y en la organización de la convocatoria. “La interacción con colectivos de artistas resulta ser una consecuencia de nuestro sostenido trabajo en el campo de las artes visuales emergentes”, señaló ese año Ximena en una entrevista. Desde el mismo colectivo consideraron que ése había sido “un gesto de confianza y verdadera colaboración con lo que significa Balmaceda”. De este modo, por primera vez la curatoría y la selección de obras se realizaron desde líneas conceptuales y con curadores invitados. Las obras que pertenecerían a la programación del año 2010 fueron escogidas entre Acción Sudaca y BAJ en conjunto, y en base a una línea curatorial

Biblioteca de oro indisoluble Laboratorio In Situ de Macarena Ivani (mayo 2016)


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llamada “El insoportable simulacro”, cuyos conceptos centrales exploraron las nociones de “ver para creer, lo despiadado y el trabajo dignifica”. Esta modalidad representó un cambio sustancial en la programación de la que ya había comenzado a llamarse Galería de Artes Visuales BAJ Valparaíso, y el trabajo de los años siguientes se centraría precisamente en la colaboración con colectivos artísticos. En 2014 ocurrió otro hito relevante. Ese año se invitó a definir la curatoría de la galería a Pia Michelle, una plataforma independiente de artistas contemporáneos con una destacada trayectoria en la Región de Valparaíso, dirigida en ese entonces por los artistas visuales Javiera Marín, Pablo Saavedra y Soledad León. Para los curadores, el objetivo fue convertir la galería en un “espacio de respiro”, en donde la obra pudiera dejar de intentar impresionar a otro y, por el contrario, poder explorar su propio lenguaje en la interacción con ese otro.

Ese año, el llamado se hizo a jóvenes artistas contemporáneos o a trabajadores de otras disciplinas con preocupaciones estéticas, para que presentaran propuestas de intervención o exhibición en torno a la siguiente pregunta: “Se necesita artista contemporáneo, ¿el qué hacer o el quehacer?”. En el origen de la pregunta, el colectivo estableció una problemática: la búsqueda de usos diversos para el espacio expositivo, impulsando y repensando el modo de operar del artista creador al momento de enfrentarse y ocupar uno de estos espacios, y su labor frente a los acontecimientos y necesidades de su contexto. Uno de los proyectos seleccionados para la galería durante 2014, #Laotracara, de Amaranta Espinoza, trabajó con particular agudeza estos elementos en su propuesta. Una de las particularidades de la obra es que se instaló tanto físicamente en la sala de exposiciones, así como también invitaba a desarrollar una intervención personal que


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ocurría dentro de ella. Ésta consistía en intervenir una moneda de cien pesos, propia de un visitante, y hacer circular el resultado mediante la difusión en los medios sociales, en afiches pegados en la calle, y la moneda misma intervenida en el comercio formal e informal. En palabras de su autora, “se trataba de una obra en constante proceso, que se completaba en la interacción con el público y la comunidad”. Otra de las muestras de 2014, la instalación Desidia, desarraigo y abandono, de Kristian Prieto, tomó como referencia el análisis de una mediagua como espacio habitable temporal/definitivo. La instalación daba cuenta de una crítica sobre la desvalorización de los cuerpos sociales damnificados, a raíz del incendio que ese año asoló a Valparaíso. De este modo, la obra buscó conectar el espacio de exposición con la problemática contextual en que se enmarcaba –en este caso Valparaíso–, con la significación y relación que establece la instalación y la galería con las necesidades de su entorno próximo. Desde 2015 en adelante, las convocatorias, el trabajo con los artistas y la mediación de la galería, tal como las otras actividades de BAJ Valparaíso, se ligan a una línea curatorial central definida para el año. Elodie Chabaud, desde 2014 encargada de programación de la galería, nos cuenta lo siguiente: “Buscamos generar una bajada de la línea curatorial para las convocatorias y la mediación. Es lo que nos permite visibilizar las temáticas que trabajamos y ponerlas en discusión, en debate, lo que posibilita comunicar el discurso y la mirada crítica que planteamos sobre las cosas, moviendo las fronteras del público”.

& ZEITGEBERS Exposición de D ii A, dúo compuesto por los artistas Renato Órdenes San Martín y Javiera Hiaut-Echeverría (junio 2015)


Un proyecto destacado del año 2015 es Espacio divisorio, de Rodrigo Molina, artista emergente de la ciudad de Los Andes con una promisoria proyección en la escena. Sus obras se sitúan en pensar el espacio público desde su materialidad, mostrando desde ella misma las posibilidades y consecuencias que genera en nosotros como habitantes y participantes de espacios, y del vínculo social que establece. En este sentido, plantea una reflexión crítica con respecto a la línea curatorial del año, desde una definición de espacio público percibido más como una zona neutra –en la que cada uno transita y permanece sin desarrollar ningún lazo con terceros–; de este modo cuestiona y busca reflexionar sobre un posible devenir deteriorado de lo público.

Mediación Si bien BAJ Valparaíso ha realizado desde un inicio y de manera constante una gran diversidad de acciones de educación artística para sus actividades de extensión, hasta el año 2012 no se había preparado un programa de mediación para los trabajos expuestos en la galería. Según cuenta Ximena Zomosa en una entrevista, la convocatoria de ese año tenía una particularidad: “Los montajes ganadores tendrán un programa de mediación

cultural y educación artística. Nos interesa que artista y público dialoguen, no queremos que la obra se encierre en su lenguaje”. Esta iniciativa ha continuado desarrollándose desde entonces, y es así como las actividades de mediación han ido tomando mayor relevancia en el quehacer del espacio galería, y a partir de 2015 constan en un programa que resulta como bajada de la línea curatorial del año. Esto ha permitido desarrollar los contenidos planteados en la curatoría de modo reflexivo y crítico, desde el contacto directo con el trabajo de los artistas. Para el espacio galería hoy existen dos modalidades de postulación: presentación de un proyecto individual o grupal de exposición, o bien, Laboratorio Creativo In Situ; y dos modalidades de mediación: encuentro con la obra y visitas guiadas. En primer lugar, las modalidades de postulación implican para el artista la posibilidad de diseñar sus propuestas en base al grado de involucramiento con el público. Se destaca en este sentido la modalidad Laboratorio Creativo In Situ, la cual ofrece la oportunidad para que artistas visuales, cuyo interés sea enfatizar en su propuesta el proceso de creación, puedan trabajar durante el periodo de “exposición” en la galería, de manera libre y abierta al público. De este modo, el artista podrá ocupar el espacio en forma diaria, trabajando en la producción de una obra para luego exhibir su avance o término de ella al cierre del periodo de trabajo. Esta modalidad de postulación apela a valorar las obras en su integridad, considerando su proceso de construcción como etapa que merece, al igual que su resultado, ser visible en un espacio expositivo. Un ejemplo de este tipo de trabajo in situ es la muestra Biblioteca de oro indisoluble, de 2015, cuya creación

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Para la programación de 2015 se planteó la línea curatorial “Espacios públicos en devenir”. Las propuestas fueron seleccionadas según tres criterios: que fuesen innovadoras, emergentes y que exploraran nuevas formas de montaje. Desde entonces se les da preferencia a las propuestas relacionadas con la línea editorial presentada para el año, y también se seleccionan obras de los talleres realizados en el año en curso; en algunos casos también se invita a artistas, dada la conexión de sus obras con las preguntas y problemáticas planteadas en la curatoría.


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fue abierta al público. En este trabajo se planteó que la participación y experimentación con sus “visitantes”, como los llama Macarena Ivani, su autora, era lo central del trabajo, que consistía en intervenir una serie de libros de lectura obligatoria resumidos, que formaron parte de su historia escolar a lo largo de su educación básica. La mediación de la obra fue parte central del diseño del proyecto, y para la autora abrió la posibilidad de trabajar su temática de forma activa. “Esta modalidad me permitió trabajar directamente en las visitas guiadas con ellos. Además tuve la oportunidad de trabajar en un taller para crear libros objeto, como parte de la búsqueda de la experimentación con mi temática”. En palabras de Claudia Correa, del Liceo Técnico Industrial de Valparaíso, una de las instituciones que participaron del proceso, “lo positivo de estas instancias es que el artista está presente, por lo que los jóvenes pueden hacer preguntas e involucrarse directamente con lo que la autora quiere transmitir con su obra”. En segundo lugar, en relación con las modalidades de mediación, se destacan las visitas guiadas a la obra con su creador allí presente. Esta actividad consiste en una invitación abierta al público y a colegios, liceos y otros centros de formación de la región para que asistan al espacio galería y tengan la posibilidad de ampliar sus horizontes de percepción de las obras presentadas a través de un trabajo de mediación diseñado previamente por el mismo autor y BAJ Valparaíso. Daniela Zumarán, profesora de la Escuela Atenas de Olmué, participó en una de estas actividades junto a sus estudiantes, visitando la muestra Cuidar las matas de Nicholas Jackson, presentada en 2016. La profesora cuenta que para ella resultó “interesante que los niños tuvieran la opción de poder conocer al artista, hacerle preguntas, internarse más en su trabajo y conocer también otros aspectos de él, por ejemplo, cómo era cuando estudiante. Los niños se


Renato Órdenes, junto a los ya mencionados Macarena Ivani y Nicholas Jackson, es otro de los artistas recientes que han pasado por el proceso de mediación en BAJ Valparaíso. Los tres coinciden en valorar positiva y críticamente el trabajo que se hace en BAJ. Nicholas Jackson considera en su perspectiva que “la mediación debiera ser un debate sobre el riesgo. Tú medias para que se levanten prejuicios, para que como espectador puedas formar parte de la obra poniendo tu opinión en juego. Sin un debate en que esté en riesgo tu percepción, la mediación no está completa”. Renato Órdenes, por su parte, cree que es central que “la mediación no traduzca la obra, o al artista”. Javiera Marín y Pablo Saavedra, de la plataforma Pia Michelle, así como Amaranta Espinoza y Macarena Ivani concuerdan en la relevancia que le otorgan al hecho de que la mediación forme parte integral de la obra, tensionando los límites de la percepción del arte y generando contenidos críticos y reflexivos en un “involucramiento pleno e indisoluble entre el que percibe y lo percibido”, según cuenta uno de ellos. En el transcurso de estos quince años, la Galería de Artes Visuales BAJ Valparaíso ha evolucionado con un ánimo innovador y experimental, tanto en los requisitos de las convocatorias, las modalidades de exposición, los criterios de selección de las obras, como en los procesos de mediación, en busca de replantear constantemente, como parte del ejercicio mismo del arte contemporáneo, la creciente interpelación al espectador y la expansión y experimentación con los límites de la percepción artística.

Territorio Exposición de Tania López (octubre 2015)

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quedan con la idea de que cada uno es un proyecto y que sus ideas las pueden concretar”.


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Sonidos de Casa y la difusión de la música emergente Inaugurado en 2015, Sonidos de Casa es un ciclo de conciertos musicales con frecuencia mensual, que se realiza gracias a una alianza entre BAJ Valparaíso, MIV e IMUVA, asociación gremial que agrupa a los sellos Mescalina, Acople Records, Recolector y Música del Sur. Este evento cuenta además con el apoyo de la carrera de Sonido de Duoc-UC Viña del Mar, la cual en cada sesión garantiza una amplificación de nivel profesional, y cuya difusión es apoyada por la plataforma digital El Martutino y el programa radial “Otra música popular chilena”. El foco del ciclo está puesto en difundir la música emergente de la Región de Valparaíso. Busca ampliar el circuito de difusión, generando una plataforma alternativa que sea grata y, por sobre todo, cercana al público. “Como una tocata en el patio de tu casa”, según señala Luchín Salinas, destacado músico del cerro Barón que participó en

el primer ciclo de 2015 y que en 2016 estrenó un segundo disco. Junto con los directores de los sellos y otros músicos, Luchín reconoce un aspecto fundamental de los eventos: “Se conoce a gente muy buena, hay interés genuino, lo que se agradece”. Matías Saavedra, músico y cantautor, actualmente residente en Canadá, participó en las primeras versiones de Sonidos de Casa. Su relación con BAJ Valparaíso es de larga data, ya que asistió en 2003 a un taller de composición con Rosario Salas, instancia que reconoce como muy relevante para su carrera. Su punto de vista es valioso, dado que ha participado en acciones de difusión de su música desde los comienzos de BAJ; entre éstas, en 2002, una presentación en el Teatro Municipal de Viña. Matías la recuerda así: “Había mucha gente y fue parte de un cierre de taller. Fue bonito, porque ni siquiera me dedicaba aún a la música.


Sobre todo valoro a las personas que conocí, y en general toda esa experiencia me llevó a pensar en que hacer canciones era un camino viable. BAJ me abrió ese espacio de desarrollo personal y marca el inicio de lo que yo ahora hago. Después de eso pasé directamente a estudiar música en la universidad. ¡Qué mejor sala de clases!”. Después de 2003, Matías volvería a tocar en varias ocasiones en BAJ Valparaíso, y la última sería precisamente en Sonidos de Casa. Este músico valora en especial el aporte de estas iniciativas. “En Valparaíso siempre falta espacio para difusión de la música. Siempre ha faltado. Sin embargo, yo he podido todos estos años vivir de la música. El apoyo de BAJ en este sentido es fundamental, porque siempre se agradecen las instancias, pero sobre todo las personas que uno conoce; eso no se olvida. Amigos que van quedando.”

Matías Mancisidor, director del sello Recolector, coorganizador y curador de Sonidos de Casa, valora la iniciativa desde diferentes puntos de vista. “BAJ da un espacio, una ventana a disposición y de calidad en términos sonoros. Es un espaldarazo a las bandas emergentes que tienen propuestas profesionales y música con buena crítica, pero sin una masa de público que los sustente. Es un apoyo importante para una banda.” Señala que, en la experiencia de las bandas de su sello, no es menor la relevancia de estas instancias para una banda emergente que ya ha mostrado sus cartas. “Les da un empujón en esa etapa, que es cuando más lo necesitan. BAJ es audaz en el sentido de la curatoría que hace.” Agrega que Sonidos de Casa les brinda facilidades a ellos –en cuanto sellos musicales– para proponer, no sólo en relación a bandas, sino también en cuanto a lógicas de programación y curatoría. “Se ha dado esa lógica de vincular a personas o bandas con más trayectoria con otras desconocidas, para que exista la posibilidad, por ejemplo, de compartir público. Eso es valioso para el sello, las bandas y el público”, concluye Matías.

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Tephiret Presentación en Sonidos de Casa (julio 2016)

Luchín Salinas también tiene una historia ligada a BAJ Valparaíso. En 2002 participó en un taller de percusión afro y, tal como Matías, reconoce que fue fundamental en su carrera: “Me ayudó mucho a romper el estereotipo social de la escuela–universidad–trabajo–familia. Eso hizo que me costara entender el carácter profesional que podía tener un trabajo artístico. Acá se me abrió esa posibilidad de pensar diferente, y muchas otras. Pero, principalmente, sembró algo; eso es lo fundamental, porque hasta el día de hoy me hace mucho sentido. Y gratis, ahora lo veo como un regalo”. Sobre Sonidos de Casa, el músico coincide con Matías Saavedra: “Es un espacio donde, además de mostrar el trabajo, ocurren otras cosas. Es de buena calidad y se da un ambiente relajado e íntimo. Y es con aporte voluntario, algo que facilita mucho el acceso”.


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Los Rivera Presentaciรณn en Sonidos de Casa (abril 2017)


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CAPĂ?TULO 5

Una casa que camina y se conecta


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Participante del taller Introducción a la Producción Musical Profesional Taller de Música dictado por Lito Celis en Casa de la Cultura de Quillota (1º semestre 2015)

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urante estos quince años, BAJ Valparaíso ha logrado transformarse en una corporación que, más allá de sus dependencias, ha pasado de ser una “casa de la cultura” a un espacio vivo, abierto y que transita por la región, relacionándose activamente con diversos espacios y actores. Esto se traduce no sólo en la generación de alianzas con proyectos, instituciones y organizaciones socioculturales de diverso origen territorial, sino también en el desarrollo constante de actividades formativas, de difusión y circulación de obras en distintas comunas. Además de sus actividades en la casona de Cerro Alegre, actualmente BAJ Valparaíso ofrece talleres artísticos estables en Puchuncaví, Quintero y Quillota. Tanto la elección de estas comunas como el acercamiento surgen y se construyen en base a procesos reflexivos y colectivos. Como señala el director regional de BAJ, Federico Botto:


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“Como sede, en primer lugar identificamos aquellos lugares que actualmente cuentan con una escasa o nula oferta cultural para los jóvenes. Lo siguiente es identificar una contraparte que conozca las necesidades e intereses de ellos, y que cuente con una trayectoria de trabajo en el lugar. Una vez conectados, la reflexión se realiza en torno a las demandas de los jóvenes, sus inquietudes, y aquellas herramientas artísticas que puedan ayudar a resolverlas, así como potenciar sus talentos creativos”.

Estas alianzas, consolidadas dentro del plan estratégico de BAJ desde el año 2014, en la actualidad forman parte de la propuesta de valor de BAJ Valparaíso. Así lo reconoce el intendente regional Gabriel Aldoney, quien el año 2001 y desde el Gobierno Regional de Valparaíso, como se mencionó en el capítulo 1, participó activamente en la cesión de la casona a la corporación: “Es destacable la amplitud de la actividad de Balmaceda, pero no solamente en cuanto a las expresiones culturales, sino también respecto al interés que ha ido demostrando en abarcar otros territorios distintos a la comuna de Valparaíso”. A quince años de su fundación, Aldoney evalúa positivamente el trabajo de BAJ en la región: “Creo que el aporte que ha hecho en acercar la cultura a la ciudadanía ha sido bastante exitoso. Somos una región con realidades distintas; lo que vivimos y observamos a diario en comunas

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Semana en Reversa Taller de Teatro Introducción a la Actuación Realista junto al Taller de Música Rap Educativo en Casa de la Cultura de Puchuncaví (1º semestre 2016)


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como Valparaíso forma parte de una realidad importante para la región, sin duda, pero muy específica y singular del territorio en que está emplazada esta comuna o las comunas aledañas. Pero al interior de la región se ven realidades muy distintas, y, por lo tanto, el que se ejerzan planes, programas y actividades que puedan traer esa riqueza cultural y ser consideradas en el accionar de la región, es tremendamente relevante”. El reconocimiento de esa pluralidad cultural regional es la base sobre la cual se construyen alianzas y se desarrollan las actividades de BAJ en las comunas. Fue así como, por ejemplo, se identificó que en Puchuncaví los jóvenes tenían una tendencia hacia el arte urbano, razón por la cual se desarrolló, en primera instancia, un taller de rap educativo (dictado por Felipe León, Mc Doble) y luego uno de danza urbana, dirigido por Javiera Núñez. En Quillota y Quintero, en tanto, el foco ha estado centrado en la música, desarrollándose talleres de Coaching Musical y Composición, respectivamente. En Quillota, el proceso ha sido liderado desde el año 2015 por el gestor cultural Ramón Yáñez, encargado de cultura en la municipalidad de dicha ciudad. Con cuatro talleres semestrales realizados a la fecha, esta instancia ha logrado reunir a decenas de

La Reineta del Pacífico Presentación del Taller de Teatro Creación de Personajes e Improvisación Callejera en Casa de la Cultura de Puchuncaví (Festival Volar! noviembre 2016)


En Quintero, gracias a una alianza con la Oficina de la Juventud de la municipalidad, el taller de Composición Musical ha potenciado una escena musical joven que, según comentan los quinteranos, estaba dormida en la ciudad. Las clases, a las que asisten activamente jóvenes y adolescentes entre 13 y 25 años, buscan desarrollar las habilidades musicales de los participantes y, sobre todo, la expresión y creación colectiva. En esa ciudad, quien dicta el taller es Giovanni Montero, músico que conoce de cerca la experiencia BAJ, ya que en su juventud formó parte del coro y participó en diversos talleres de música y teatro en BAJ Santiago. Ante el llamado, Giovanni no dudó en sumarse al desafío de instalar un proceso formativo en Quintero: “Cuando me propusieron este taller acepté de inmediato con mucho entusiasmo. Conozco BAJ desde dentro y sólo tengo grandes recuerdos de mi formación allí, donde tuve a profesores como Luis Dubbó (teatro), Florcita Motuda (música) y Rosario Salas (música)”.

Presentación en sede BAJ Valparaíso del Taller de Música Coaching Vocal, dictado en Quillota (julio 2016)

”Ha sido una bonita experiencia, gracias a la cual he aprendido mucho. Los chicos han creado sus propias composiciones y se han presentado en diversas plazas públicas y escenarios, incluyendo el Festival Volar!, en Valparaíso”, añade Giovanni. Además del aprendizaje personal y musical dentro de la sala, el músico destaca el hecho de que este taller haya significado un “despertar” para la comunidad: “Acá no existen muchas actividades ligadas a las artes. Los chicos, a través de este taller, han hecho renacer otro Quintero, a una parte de la ciudad que estaba olvidada. Estamos orgullosos de este nuevo semillero”, concluye.

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Giovanni lleva dos semestres dirigiendo el taller con la “idea de traspasar la misma grata experiencia educacional que tuve en BAJ y de destacar la importancia de que esté presente acá en Quintero”. El proceso, según nos cuenta, ha sido todo un suceso, tanto para los chicos como para sus familias y la municipalidad, quienes han participado activamente: “Hemos tenido un éxito inesperado. Hay mucha gente comprometida con el taller, incluyendo a apoderados y la alcaldía, desde donde nos han apoyado en la gestión de presentaciones, difusión e incluso facilitándonos poleras.

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solistas y agrupaciones jóvenes de la zona, así como ha podido entregarles herramientas para su creatividad y técnica, de la mano de destacados músicos, como Maite Solana y Carlos Hernández.


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Procesos que quedan Si bien existen múltiples lugares con escasez de oferta cultural gratuita para los jóvenes, el enfoque de los talleres en comunas no está puesto en la cobertura esporádica, sino en la continuidad. En ese sentido, las tres comunas mencionadas forman parte del territorio estable adonde llega y, en el largo plazo, busca quedarse la sede regional, sin descartar la posibilidad de integrar más comunas, en el caso de que los recursos humanos y económicos así lo permitan. Es interesante visibilizar que dicha ampliación territorial no se hace bajo la lógica de reproducción de procesos o contenidos, sino que éstos surgen considerando la pluralidad de las realidades que convergen a nivel regional, haciéndose cargo de inquietudes, puntos de vista y, en definitiva, de procesos diferentes. “Nuestra región es sumamente diversa y, si bien Valparaíso se ha posicionado como la capital cultural de la región, en nuestro territorio conviven realidades, búsquedas, necesidades y talentos disímiles. En ese sentido, buscamos ampliar el circuito de nuestra sede, ubicada en Cerro Alegre –centro del turismo regional–, desarrollando instancias concretas y perdurables en el tiempo, que permitan un mayor acceso y participación de los jóvenes al arte”, explica Federico Botto.

Visto así, no se trata únicamente de talleres que transitan por la región. Exposiciones itinerantes, muestras de teatro, danza y música, intervenciones y exposiciones de artes visuales y fotografía son actividades que recurrentemente BAJ Valparaíso realiza en comunas. Por mencionar un ejemplo, el taller La Identidad de la Mirada, dictado por la destacada fotógrafa Verónica Soto el año 2015, en la sede de Valparaíso, inauguró su muestra Poética pública en el Centro Cultural de Quillota, donde también se montó la exposición del taller de fotografía dictado por Freddy Ojeda. Realizar la exposición allí, según expresó Verónica, no sólo significó para los muchachos culminar un proceso y salir al mundo como artistas incipientes, sino también “poner en escena un producto artístico, exponerse en otro territorio, desinhibirse y articular un discurso público. Eso significa mucho, porque, más allá de la formación artística, tiene que ver con el desarrollo humano. Ése es el valor de lo que ofrece BAJ a la comunidad”. Experiencias similares son las realizadas por la Compañía Estable de Danza, cuyas presentaciones han salido recurrentemente de la sala de ensayo para llegar a diversos escenarios: teatros, centros culturales, establecimientos educacionales e incluso las calles de la región. El montaje Devenir, dirigido por Iván Sánchez, se presentó durante el 2015 en espacios públicos y privados de la región; en tanto


Otras alianzas significativas que han permitido potenciar la salida de los productos artísticos desarrollados en BAJ Valparaíso a diversos puntos de la región, son las ligadas a la música. Tanto en el año 2015 como en 2016, participantes del LPM han tenido la posibilidad de presentarse en importantes escenarios, gracias a diversas gestiones y alianzas. En enero de 2015, agrupaciones integradas por jóvenes músicos como Kúpula12 y Niña Ácido tocaron en un gran escenario instalado en el Muelle Barón, formando parte de la programación del FAV. En febrero del mismo año, AlMargen compartió escenario con Camila Moreno en el Teatro Municipal de Valparaíso, en el marco del Rockódromo. El Festival Volar! y los ciclos musicales Sonidos de Casa son otras instancias que han permitido poner en circulación la creación joven de la región. Durante los últimos años, diversas agrupaciones y solistas participantes de talleres –incluyendo los de comunas– y del LPM han estado allí presentes, expandiendo su circuito de presentaciones y generando conexiones con otros músicos jóvenes de la región.

AlMargen en Teatro Municipal de Valparaíso Agrupación participante del LPM 2015, representando a BAJ Valpo en Rockódromo (febrero 2016)

SOMOS en Colegio Movilizadores Portuarios de San Antonio Itinerancia de la Cía. Estable de Danza (diciembre 2016)

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SOMOS, a cargo de Louise Cazy, durante el 2016 recorrió colegios y liceos de Valparaíso, Viña del Mar, El Tabo y San Antonio.


Laboratorio de Ideas y Proyectos Culturales para Jóvenes Cultura en red Una de las iniciativas desarrolladas desde y para el trabajo colaborativo es el Laboratorio de Ideas y Proyectos Culturales para Jóvenes (LIPCJ), creado en 2012 junto a Laboratorio Cultural, y que hoy además cuenta con el apoyo de Áncora. Más de cien jóvenes de comunas como Valparaíso, San Antonio, Quilpué y Quillota, entre otras, han participado de esta instancia, viviendo un espacio de experimentación y capacitación en materia cultural, guiado por destacados relatores. El LIPCJ busca fortalecer las capacidades individuales y colectivas de jóvenes con intereses en la gestión y el

desarrollo cultural y social, generando un espacio para el diálogo de ideas creativas y proyectos de temáticas artísticas, patrimoniales y/o ciudadanas, vinculados con el territorio local. Durante las sesiones se trabaja en base a conceptos, métodos y herramientas para la creación de proyectos culturales innovadores, poniendo en diálogo a los participantes con artistas, emprendedores y gestores de iniciativas destacadas. “El principio es que las ideas pueden pasar por un proceso de transformación y terminar en otras”, expresa la coordinadora del espacio, Fabiola Leiva, quien también es


“Vienes con una idea de proyecto. Una vez que entras, el llamado es a construir un espacio colectivo y participativo de trabajo; no eres un estudiante, sino el participante de un proceso donde hacemos confluir a distintos actores. Nuestra visión y principio es que una diversidad de actores potencia y significa una mayor capacidad de articular estas ideas en la ciudad, en el territorio”, explica Fabiola. Esta instancia, precisa ella, “más que un espacio de formación es un espacio importante de encuentro.” De hecho, varios son los participantes del laboratorio que luego se han convertido en colaboradores activos. Entre ellos podemos destacar a Alejandro Da Silva, quien participó el año 2013 con el proyecto Áncora, espacio que hoy es aliado clave del LIPCJ; y a Francisco Gabler, de Worm, Cantera de Arte Independiente. Por su destacada participación, y gracias a una alianza con la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), ambos se hicieron acreedores de una beca que cubría el 50% del arancel para cursar el Diplomado Virtual en Gestión Cultural en dicha casa de estudios.

“Después de seis meses concluimos el laboratorio con el proyecto ya en marcha y mucho más fuerte de lo que nos imaginamos que podía llegar a ser. Si además le sumamos el haber terminado con este incentivo económico, lo que nos ayudará a solventar muchos de los problemas de sostenibilidad económica a los que los emprendimientos culturales se ven enfrentados, puedo decir que el Laboratorio Cultural fue un factor clave en el inicio y desarrollo del proyecto Áncora, y por supuesto también

Pitching de proyectos en LIPCJ (mayo 2015)

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Asimismo, gracias al apoyo del Programa Desarrollo Territorial Rural con Identidad Cultural de RIMISP (Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural), tres proyectos destacados recibieron un aporte de mil dólares para asesoría y realización de sus ideas. Entre los proyectos impulsados se encontraban el ya mencionado Áncora; Axion, plataforma web para el encuentro de artistas y creadores; y Carnaval Porteño, proyecto destinado al fomento del patrimonio inmaterial de Valparaíso.

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directora de Laboratorio Cultural, como antes se mencionó. En ese sentido, el LIPCJ busca fortalecer ideas de manera grupal, fomentando la participación de personas con diversos niveles de experiencia en disciplinas artísticas diferentes, tales como artes visuales, música, arquitectura, diseño, literatura, audiovisual y trabajo comunitario.


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del éxito que hemos tenido hasta ahora”, comentó en ese entonces Martina Knittel, cogestora del espacio Áncora.

Cultura para todos El equipo de BAJ Valparaíso considera que la cultura nace y se desarrolla desde lo colectivo, y esto lo lleva a la práctica no sólo a nivel interno, sino también conectándose de manera activa con diversos actores y organizaciones. Como ya hemos revisado en páginas anteriores, múltiples son las iniciativas que se generan de la mano de otras instituciones: Sonidos de Casa, en alianza con MIV e IMUVA; Espacio Cowork, con el apoyo de Corfo y los diversos eventos que genera en alianza con actores del área económica y creativa; el LIPCJ, junto a Laboratorio Cultural; entre muchas otras. Además de los proyectos que se gestan de manera asociativa desde BAJ Valparaíso, la corporación se ha destacado por relacionarse activamente con otras iniciativas que ya han desarrollado un camino en la región

y que, en ese andar, se acercan a BAJ buscando algún tipo de apoyo, ya sea en materia de difusión, gestión, espacio, técnica o creativa. Un ejemplo de lo anterior es el Festival Internacional de Cine para Niños, Niñas y Adolescentes Ojo de Pescado, que desde el año 2011 se encuentra realizando una activa residencia en BAJ Valparaíso. El equipo del evento asiste con frecuencia a la sede regional, no sólo para hacer uso de su espacio físico y hacer redes, sino también para desarrollar talleres que permitan conectar sus búsquedas con lo que hace BAJ. “Desde los inicios de nuestro festival establecimos una alianza de colaboración con BAJ. Creemos que por medio de este trabajo en conjunto hemos podido favorecer a decenas de jóvenes de Valparaíso y otras comunas, en su afán de acercarse o profundizar en la realización audiovisual”, nos cuenta la directora de Ojo de Pescado, Alejandra Fritis. Lo que ella menciona se ha potenciado a través de la realización de cuatro talleres de Realización Documental para Jóvenes, que han dado como fruto catorce obras de este género, entre otras actividades organizadas en conjunto.


“Lo más importante para nosotros es que BAJ fue una de las primeras instituciones locales que creyó en nuestro proyecto, comprometiendo gestiones y aportes para que el sueño de Ojo de Pescado se hiciera realidad. De una u otra manera, BAJ, sus directores y trabajadores, han sido cómplices del gran desarrollo del festival en todos estos años”, enfatiza Alejandra. Es esta actitud de BAJ Valparaíso, despierta y conectada, la que también destaca la gestora cultural Fabiola Leiva: “BAJ tiene una gran virtud: Ha tenido la visión de salir a tocar la puerta y sentarse a conversar con todos los actores, salir a conversar con los del sector cultural, pero también con los actores del territorio, con los municipios, sean o no de tu línea política, las juntas de vecinos, etcétera. Eso es muy importante”. De esta manera, resalta Fabiola: “Se da la lógica de que BAJ no está instalado en la ciudad, sino que está en la ciudad, y eso implica un diálogo permanente. Hoy en día, BAJ es lo que es gracias a esa apertura de redes. En la línea de gestión y emprendimiento está logrando liderar el proceso y hacer conexiones. Han logrado hacer confluir espacios”.

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Participante del Taller de Experimentación Audiovisual Taller dictado por Rodrigo Márquez (vacaciones de verano 2017)


Participantes del Taller de Música Coaching Musical junto a Federico Botto (director BAJ Valparaíso), Ramón Yáñez (coordinador de extensión Casa de la Cultura Quillota) y Carlos Hernández (músico tallerista) (Quillota, noviembre 2016)



CAPÍTULO 6

BAJ Valparaíso: Un equipo vivo


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“El corazón de BAJ Valpo está en la juventud, las ideas frescas, los talentos, los sueños y en la posibilidad de un desarrollo personal.” Gabriel Vilches Diseñador

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rabajar en cultura es estar conectado con el entorno y también con nuestra sensibilidad. Activar la observación, encender el sentido crítico y hacer andar la creatividad se transforman en una rutina que suele combinar protocolos con espontaneidad, en una constante reflexión y construcción colectiva. En ese contexto es que, sin duda, el valor más importante de BAJ Valparaíso como corporación cultural habita en su equipo de personas. Es la cultura interna de BAJ la que determina su identidad y acción. Es el lugar desde donde surgen las diversas instancias que la corporación ha creado y brindado a la región durante estos quince años, posicionándose con fuerza en el imaginario sociocultural de Valparaíso. Y es que en una institución cuyo foco está en la exploración de pedagogías que buscan entregar herramientas para fomentar el pensamiento crítico y la experimentación artística, no podría ser de otra forma.

Elodie Chabaud y Daniela Fuentes Equipo BAJ Valparaíso


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Pilar Espinoza y Gabriel Vilches Equipo BAJ Valparaíso

“Esto lo llevamos a la práctica mediante la educación artística, el fortalecimiento de la escena creativa y el desarrollo de la reflexión crítica.” Elodie Chabaud Encargada de Programación

Las cualidades humanas y profesionales de cada miembro del grupo se entrelazan para conformar un cuerpo vivo, dinamizando sus funciones acorde a la estructura propia de la institución y sus objetivos. A pulso de reflexiones, conversaciones, desayunos compartidos, reuniones y dinámicas de trabajo individual y colectivo, la sede regional se vitaliza, y también se transforma cada día, vibrando para ampliar su radio de acción en el territorio.

“Además de BAJ, cada uno de nosotros participa en otras iniciativas culturales y/o comunitarias, lo que sin duda permite expandir la visión acerca de nuestro trabajo, integrándolo de manera holística a nuestra realidad local.” Pilar Espinoza

Encargada de administración


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“Todos aportamos para que todo salga lo mejor posible y, cuando hay problemas, siempre hay voluntades para buscar soluciones. Poder confiar en todos es lo central… Eso es con lo que trabajamos y creo que se refleja para afuera.” Hernán Lira

Asistente de Producción

Esa sinergia avala una trayectoria de gestiones e iniciativas culturales que ha permitido alcanzar hoy la calidad, diversidad y cooperación que caracterizan el trabajo de BAJ en la región. Once personas, once mentes y once espíritus conectados constituyen hoy tanto el motor de la corporación regional como su esencia: Federico Botto, Pilar Espinoza, Elodie Chabaud, Gloria Guerra, Daniela Fuentes, Eduardo Palacios, Gabriel Vilches, Séfora Gómez, Hernán Lira, Daniela Cubillos y Nicole Villarroel. Comunicación, compromiso, apertura, confianza, creatividad, sentido crítico, flexibilidad y horizontalidad destacan como las principales fortalezas, tanto a través de las palabras del equipo de BAJ Valparaíso como en los testimonios de los más de treinta entrevistados para el desarrollo de esta memoria. De la amplitud y libertad

“Nos la jugamos por la reflexión crítica libre, la experimentación, la expresión artística. Por eso nos movemos en bloque”. Eduardo Palacios

Productor


Gloria Guerra

Coordinadora talleres artísticos MINEDUC

Hernán Lira, Séfora Gómez y Federico Botto Equipo BAJ Valparaíso

de pensamiento que cada uno despliega para aportar sus puntos de vista y procesos en el quehacer común, se desprende la confirmación de la importancia que el equipo otorga al trabajo creativo y conectado al territorio donde se despliega. ¿Cómo se ha podido conseguir esto? Una respuesta que se repite entre quienes han participado en el equipo de BAJ Valparaíso, alude al valor de priorizar lo relacional, el carácter facilitador, catalizador y de intermediación. Esto promueve una serie de potencialidades que otorga libertad para que las personas que componen el equipo puedan comunicarse de manera adecuada, tanto internamente

“Estamos atentos a lo que pasa, tanto dentro como fuera de la sede. Amamos lo que hacemos y lo hacemos con un sentido crítico, despiertos y buscando constantemente visibilizar otras/nuevas voces.” Daniela Fuentes

Encargada de comunicaciones

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“Creo que desde afuera se refleja la confianza que hay en el trabajo del otro y en su capacidad de respuesta. Todo funciona de manera orgánica.”


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como con la escena artística, en un diálogo que se caracteriza por transitar entre protocolos y espontaneidad, entre lo formal y lo creativo. Es lo que implica curar, administrar, gestionar y comunicar permanentemente dentro y para la escena cultural, integrando diversas disciplinas artísticas en sus múltiples actividades. Este modo de trabajar en BAJ Valparaíso no sólo es enriquecedor para los artistas, dado que representa una plataforma abierta para proyectar el propio trabajo, sino también para el propio equipo de la corporación regional, quienes paralelamente participan activamente en otros proyectos creativos. Este aspecto, según ellos relatan, no sólo es relevante para el bienestar del equipo, sino que esa amplitud o diversidad de intereses, sin duda, enriquece el quehacer de BAJ íntegramente. Junto con los aportes tácitos de un equipo interdisciplinario, cada uno puede contribuir desde sus variadas perspectivas y experiencias personales, algo que ocurre recurrentemente y fomenta el constante aprendizaje.

“Pequeños detalles que al final suman. Los chicos en general agradecen que esté todo listo para que ellos puedan venir, muchas veces cansados del colegio, a un espacio cómodo para crear.” Séfora Gómez Auxiliar

“Algo fundamental es la preocupación por todos los detalles. Desde que se piensa un taller o una exposición, a cómo vamos a hacer difusión para que los chicos vengan, a cómo va a terminar el taller, hasta quién lo va a hacer.” Nicole Villaroel

Asistente de dirección y encargada del punto de información


Daniela Cubillos

Coordinadora de Espacio Cowork

Creemos que el arte es un agente transformador y por ello nos movemos juntos. A través de la experimentación, la creación y el pensamiento crítico, queremos construir una sociedad más consciente, inclusiva, plural y feliz. Vivir para trabajar no es una mochila pesada cuando crees en lo que haces, ves los frutos y también ves cómo éstos caminan, corren y hasta vuelan del árbol, llenando el territorio de colores, música y poemas. Por eso trabaja el equipo BAJ Valparaíso y por eso vive.

“Tenemos un fin social, comprendemos que el arte puede cambiar cosas. Al final del día, todos trabajamos por eso.” Federico Botto Director de BAJ Valparaíso

Equipo BAJ Valparaíso en reunión de coordinación (noviembre 2016)

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Trabajar bajo la premisa de que todo puede suceder, sin duda genera incertidumbres, pero la cooperación y la confianza en el otro se transforman en ingredientes clave al momento de cimentar un trabajo que a su vez es concreto y fértil. En esta línea, tener objetivos claros se convierte en la guía de ruta que encamina el andar de BAJ Valparaíso.

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“Nuestro ecosistema es la comunidad y los jóvenes, la diversidad, la inclusión, el encuentro con pares, la asociatividad y las redes.”



Fila superior (de izq. a der.): Séfora Gómez, Pilar Espinoza, Gloria Guerra, Elodie Chabaud, Eduardo Palacios, Daniela Fuentes y Hernán Lira. Fila inferior (izq. a der.): Gabriel Vilches, Nicole Villarroel, Federico Botto y Daniela Cubillos


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Nuestros aliados Consejo Nacional de la Cultura y las Artes - CNCA

CENTEX

Gobierno Regional de Valparaíso - GORE Valparaíso

Sala Síntoma

Consejo Regional de Valparaíso - CORE Valparaíso

Teatro Condell

Secretaría Regional Ministerial de Educación

Áncora 517

Secretaría Regional Ministerial de Bienes Nacionales

Biblioteca Santiago Severín

Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social Centro Cultural de San Antonio Consejo Regional de la Cultura y las Artes - CRCA Valparaíso

Centro Cultural Pedro Aguirre Cerda

Corporación de Fomento Productivo - CORFO Valparaíso

Teatro Pompeya de Villa Alemana

Instituto Nacional de la Juventud - INJUV

Casa de la Cultura de Quillota

Ilustre Municipalidad de Valparaíso

Universidad de Viña del Mar

Ilustre Municipalidad de Quillota

Universidad de Valparaíso

Ilustre Municipalidad de Puchuncaví

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Ilustre Municipalidad de Quintero

DUOC-UC Viña del Mar

Ilustre Municipalidad de Calle Larga

Escuela Municipal de Bellas Artes de Valparaíso Pia Michelle

Laboratorio Cultural Fundación Plagio

Escuela de Gestión en Turismo y Cultura, UV

Fundación Mustakis

Escuela de Sonido, DUOC-UC Viña del Mar

Parque Cultural de Valparaíso

Festival Internacional de Cine para Niñas,

Centro de Extensión DUOC-UC, Edificio Cousiño

Niños y Adolescentes Ojo de Pescado


117 Festival de Cine de Los Andes

Músicos Independientes de Valparaíso - MIV

Festival Internacional de Video Experimental Proceso de Error

Industria Musical de Valparaíso - IMUVA

Festival de Cine Chileno - FECICH

Estudio Azul

Festival Puerto de Ideas Festival de Arte Sonoro Tsonami

El Martutino

Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso - FIFV

La Otra Voz

Festival de las Artes en Valparaíso

Puerto Teatral

Festival de la Loma

Valpovisual

Rockódromo - CNCA

La Juguera Magazine

Escuelas de Rock - CNCA

Radio Valentín Letelier

Archiprix Chile Feria de Arte, Diseño y Oficios: El Amor de Petra - Teatro la Musa

Tejeredes

Centro Cultural Teatro Container

HUB -IF3ie

Festival Internacional Danzalborde

Incubadora Chrysalis Hub Global - PUCV

Liceo José Cortés Brown

CajaCerebro

Liceo Marítimo de Valparaíso

RIMISP Acción Emprendedora

Sello Recolector Sello Mezcalina Acople Records Fanear Sazoot

IDEE


FINANCIA:



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