Sede revista 55

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Desde su creación, la Asociación Cultural Sede ha apostado por su revista trimestral donde se recogen artículos, relatos, reseñas, poesías y demás menesteres que van dirigidos a todo tipo de público. Ahora, con este nuevo formato, se le está dando más cabida y protagonismo y se está enfocando de una nueva manera, acorde a los tiempos que corren.

Continuando con el propósito de dedicar cuatro números a los cuatro elementos, tenéis ante vosotros el dedicado al aire. Podríamos definir el aire de una forma aséptica y académica como la mezcla homogénea de gases que constituye la atmósfera terrestre, formado básicamente de nitrógeno y oxígeno. Pero no es éste el aire que nos interesa, ni siquiera los diferentes tipos. Nos interesa el aire como elemento conquistado, rendido ante unos individuos inquietos e inconformistas que a lo largo de los siglos intentaron elevarse y suspenderse en el aire. Desde el obsesivo estudio de Da Vinci al fatídico vuelo de Ícaro. Desde el Barón Munchausen, que surcaba el aire sentado sobre la bala de un cañón, a Nils Holgersson montado sobre su ganso. Desde la ficción a la realidad siempre se intentó conquistar el aire. Una obsesión constante del ser humano que se niega a ver su destino único en la tierra que pisa.

editorial

Los hermanos Wright y sus aportaciones a la aviación, o la pionera Amelia Mary Earhart son algunos de los nombres inscritos en el aire. Pegaso y su heredero de madera, Clavileño, sobre el que Don Quijote y Sancho vuelan para salvar de su maldición a la Condesa Trifaldi y sus doncellas. Ejemplos y actitudes ejemplarizantes en la conquista del elemento aire. Desde los primeros globos aerostáticos, pasando por los zeppelin, hasta las aeronaves espaciales. Todo ha servido para volar o incluso ir más allá de la atmósfera terrestre. Si algo han aprendido estos pioneros del aire es que éste ya estaba conquistado, tomado por un grupo de seres a quienes el poeta argentino Oliverio Girondo les dedicó su poema “No se me importa un pito que las mujeres...” y que en sus versos podemos atisbar ese aire que defendemos: Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! El aire de los amantes, el espacio aéreo donde los cuerpos levitan sostenidos por el ardor y el deseo gravitacional. El aire que inflama los pulmones de afectos de colores. En definitiva, el aire de los que aman, porque ellos sueñan. Amar, soñar... volar.

Diseño de portada

Agradecimientos

Juan José Fuentes Alegría

Carlos Ibañez Lorenzo A. Baquero

SEDE son: Carlos Fernández Luz González Pilar Gutiérrez Pedro Ruiloba Recaredo Ruiz Silvia Saiz Juan Villegas Adrián Alcorta Elena Urtiaga Leyre Rodríguez Conte San Emeterio Karlanny Ventura

Edita Asociación Cultural SEDE Complejo Deportivo Oscar Freire 39300 Torrelavega CANTABRIA Tel. 616 17 09 16

Diseño y Maquetación Adrián Alcorta

Eva Mercadal Seyla Bravo

Las secciones que componen este número no tienen por qué tener continuidad en próximas ediciones. La asociación no se hace cargo de las ideas que los colaboradores expresen en sus secciones. Las personas que estén interesadas en publicar algún artículo que esté relacionado con el contenido cultural de esta revista, pueden ponerse en contacto con nosotros en nuestra dirección (Asociación SEDE, Complejo Deportivo Oscar Freire) o llamando al teléfono 616 17 09 16.

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eduardo villanueva

El aire


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Húmeda caricia de aire fresco atiende a despertares solitarios cuando mecerse entre algodones no deja ver el mal ajeno. Aire que llena los pulmones, que hace fluir la sangre y las venas que la quieren sin atender a razones.

JAVIER PERALES

Aire transparente ingenuo espectáculo es consciente del ser que habita donde los pájaros buscan su suelo viendo a los ajenos esparcirse sin tiranteces ni cortapisas. Porque el aire solo quiere serlo ocupando su espacio, vertiendo su hechizo necesario porque Él es el aire que respiro.

JAVIER PERALES


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El aire

GEMA REBOLLEDO


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Creo que estoy de enhorabuena. Me llevan en volandas como si fuera una novia envuelta en el arrullo de sus brazos. No peso casi nada. Lo único que no me hace gracia es que estoy a oscuras. De pronto se abre un horizonte y siento que caigo. Yo siempre quise caer en el mar… ¿Quién se equivocó? ¿Quién cambió mi sueño postrero? ¡Ha sido toda una sorpresa! Yo, que me las creía tan felices, que siempre quise dormir entre las aguas y resulta que me han tomado por “el pito de un sereno”. Está clarísimo, meridiano: me han lanzado al aire. Me siento, ahora más que nunca, polvo de estrellas. Es verdad que cada uno de mis átomos lleva una historia para contar al viento y pienso sacar partido de la situación. Ahora, ni las musas inquisidoras pueden arrebatarme el don de volar. Aire, aire…

soy criatura volátil del aire. No tengo un cuerpo y sin embargo siento cómo me abraza la brisa y me lleva por todos los Universos. Creo que me estoy dispersando y a cada momento estoy en más lugares al mismo tiempo. Al fin y al cabo no está nada mal mi nuevo estado. Voy a perdonar a quien me cambió de morada porque disfruto como una loca en calidad etérea. Me elevo, subo… más, más. De repente me noto pesada y caigo. Tomo velocidad y veo el suelo tan cerca que me entra el pánico. Me despierto con el alma en un puño. -Estrés- dice mi psicóloga ¡Qué sabrá ella de mis viajes astrales por el aire! Sueños, quimeras y esos puntos de locura que son los que me dan alas para vivir en el aire porque, al menos, yo sueño.

Aire Soñé que era aire. Me escapé por las rendijas de las hojas de mi lecho y me enrolé en tu talle. Volé sin alas, sin miedos hacia los besos insomnes. Aire desnudo y limpio como un hada de mi bosque. El viento se me antojaba hermano por mis adentros, removiendo las entrañas y mojando el sentimiento. Mi Alma se tornó vela encarada a sotavento. Me revolví por las olas, Aire, brisa, movimiento… ¡Soñe, soñé! Y fundida con el aire me enfilé hacia tu puerto.


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El aire

¿

Quién no ha oído hablar alguna vez del horror vacui? Esta expresión, que podemos traducir al pie de la letra como «horror al vacío», se emplea en Arte y puede definirse como el “gusto exacerbado por no dejar un espacio libre en la decoración ornamental”. Como máximos exponentes de este gusto, se señalan el arte musulmán, la decoración bizantina o la estética barroca. Por mi parte, señalaré como paradigma de este horror vacui la magnífica y excesiva fachada del Colegio de San Gregorio, en Valladolid, que alberga desde el año 1933 el Museo Nacional de Escultura.

Este horror vacui tiene, tenía, una explicación filosófica. Antes del siglo XVII, la ciencia del momento afirmaba que la “naturaleza aborrecía el vacío”. El propio Aristóteles negaba la existencia del mismo, argumentando que la naturaleza no toleraba la total ausencia de aire. Más tarde, primero el italiano Torricelli y luego Isaac Newton demostraron que los efectos que se atribuían al horror vacui se debían, en la práctica, a la presión del aire, por lo que acabó aceptándose, desde un punto de vista científico, la existencia del vacío. Hoy día, ya nadie pone en duda su existencia, y el vacío se define como “un espacio, cuyo contenido está formado totalmente por gases, cuya presión total es menor a la presión atmosférica”… A la salida de una visita al Museo del Prado, a Salvador Dalí y al poeta francés Jean Cocteau, les preguntaron

david acebes sampedro


9 qué salvarían del Museo en caso de incendio. Cocteau, con una actitud típicamente surrealista, respondió que “el fuego”. Dalí, que no desdeñaba el arte clásico, respondió que “el aire de las Meninas”. Parece una simple ocurrencia, pero no lo es. Con esta gracia, con este chascarrillo, Dalí dejó constancia de que Velázquez es y será para siempre el primer pintor verdaderamente moderno, al tiempo que condensaba en su respuesta una de las máximas más importantes del arte actual: «la naturaleza aspira al vacío». Lo más valioso que podemos encontrar en el Museo del Prado, que en este caso vendría a ser una alegoría del arte premoderno, no es, por ejemplo, El jardín de las Delicias, La maja desnuda o las mismas Meninas, sino, y he aquí la genialidad daliniana, el aire de las Meninas, si entendemos este aire como representación pictórica del vacío. Muchos afirman que el arte moderno es complejo y que no se entiende. En cualquiera exposición a la que acudamos, de cualquier artista, reputado o no, se escuchan a menudo el mismo tipo de quejas. “Mi hijo, que tiene dos años, podría haber hecho esa escultura”. O “ese cuadro lo puede pintar cualquiera”. A todos los que piensan así, les pido que hagan el favor de pararse un segundo a contemplar la siguiente obra del polémico escultor Jorge Oteiza. Su título Homenaje a Velázquez. ¿Lo entienden ahora? Si lo más valioso del cuadro de Velázquez es el aire, lo que hizo el genial escultor vasco –para homenajearle- fue intentar apresar entre sus tres paredes

de acero y mármol ese aire, ese vacío al que Dalí tan acertadamente llamó “el aire de las Meninas”. Desconozco si alguien lo ha dicho antes, pero del primigenio horror vacui hemos pasado a lo que podríamos denominar como amor vacui, expresión esta que, a mi entender, caracteriza todo el arte moderno desde el siglo pasado. Podría poner otros ejemplos. Sin embargo, a modo de colofón que cierre mi discurso, pondré un último ejemplo que, cosas del azar objetivo, se encuentra situado exactamente a los pies de la mencionada fachada del Museo Nacional de Escultura. Así es, a pocos metros de distancia, se yergue silenciosa Lo profundo es el aire, una escultura homenaje a Jorge Guillén, cuyo autor es Eduardo Chillida. ¿Lo ven? Es otra vez el vacío. Confinado, esta vez, en una esfera hueca donde Chillida supo atrapar, precisamente, eso: el vacío, lo c, ese aire tan característico de Valladolid.


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El aire

s r o e m

ú¿primos? MARIANO F. URRESTI

M

e piden los impulsores de esta revista que escriba un artículo relacionado con el aire. Y tras reflexionar brevemente, pues no doy mucho más de mí, me he decidido por escribir no exactamente sobre el aire que respiramos, sino sobre la atmósfera que nos asfixia… Decenas de hombres y mujeres parados probando suerte frente al Palacio Municipal. Tal vez alguno sea bendecido durante seis meses con pan y agua, y entonces, los presidentes de los gobiernos regional y nacional podrán felicitarse porque habrán reducido el número de parados. Porque el juego va de eso, de números. No se trata de personas, sino de munición aritmética con la que poder torpedear los argumentos de los adversarios políticos. No importa que con ese sueldo y con esos contratos resulte imposible construir una vida. Basta con restar un puñado a los casi seis millones de parados para que alguno descorche la botella de la satisfacción, o se apresure a maquillar la Encuesta de Población Activa, o se realice un ejercicio intelectual notable para comparar las cifras históricas de uno u otro mes, de aquél o del otro año, de suerte que parezca que nunca estuvimos mejor que ahora.


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Números. <<Alguien debió de haber calumniado a Josef K., porque sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido…>> De este modo tan inquietante comienza El proceso, obra escrita por Franz Kafka, cuyo estilo resulta tan difícil de clasificar. Para algunos, modernista; para otros, realismo mágico. La mayoría coincide en la influencia del existencialismo en su autor. Pero a la vista de lo que sucede en este país, la obra de Kafka ya no parece tan absurda y aterradora. Si alguien acertara hoy a escribir la historia de Gregorio Samsa, el protagonista de La metamorfosis (un humilde viajante de comercio que un día se transforma en insecto sin saber cómo), presentándolo como un español medio no estaría haciendo realismo mágico, sino novela costumbrista. Hay millones de Gregorios Samsa en este país. Gente que, de la noche a la mañana, se ha metamorfoseado en parado, o en avispado inversor financiero gracias a la falta de escrúpulos de los bancos y cajas de ahorro que les timaron con las llamadas acciones preferentes. Todos ellos, los parados que buscaban fortuna frente al Palacio Municipal de Torrelavega, o los preferentistas que se manifiestan periódicamente frente a la antigua sede de Caja Cantabria ante la Plaza Mayor, son solo números para los gobernantes.

Números sin rostro, sin familia, sin sueños, sin dignidad. Son las víctimas que se han de inmolar a las nuevas deidades, los Mercados, para que se tranquilicen. Con esos seres humanos metamorfoseados en números se aplaca el hambre de los Mercados mientras las grandes fortunas escapan al extranjero en los maletines de los patriotas que se envuelven en la bandera del país. A sus espaldas quedan los pensionistas, los preferentistas burlados y corneados, los estudiantes cuyas becas se rebajaron, los funcionarios cuyos sueldos se congelaron o las personas dependientes que perdieron sus derechos. Sus cenizas tras la inmolación ante el altar de los Mercados, se mezclarán con las derramadas por el puro que el presidente del Gobierno se fumará el día en que, convenientemente maquilladas, ofrezca (tal vez a través de una televisión de plasma porque no podrá sostener la mirada a algún Gregorio Samsa) las cifras de la EPA, o el porcentaje de crecimiento de nuestra economía. Ese día, me permito el augurio, tampoco aclarará en qué habrá beneficiado a los hombres y mujeres que se ocultan bajo los números su sacrificio. Abrigo, no obstante, la esperanza de que ya que somos todos tomados como números por los gobernantes, al menos no hagamos el “primo” la próxima vez que tengamos que decidir sobre ellos.


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El aire

cristina bodegas huelga Abogada de Aguilera&Abogados lamiradadeunaletrada.blogspot.com.es

La proximidad del tráfico rodado a la población, convierte a este tipo de contaminación en una de las formas más peligrosas, ya que generalmente las emisiones industriales están alejadas de los puntos de población, y a pesar de que en tonelaje son mucho mayores, la exposición humana a los contaminantes del tráfico es más alta, convirtiéndola así en más nociva.

Si nos preguntasen cuál es la principal causa de contaminación de nuestro aire, muy probablemente nuestras primeras respuestas serían la industria, las fábricas, sus emisiones, etc. Sin embargo, la realidad presenta una importante causa igual de peligrosa para el ser humano, y de la que éste es directamente responsable: “EL TRÁFICO RODADO”. Es innegable que la utilización de vehículos a motor está plenamente integrada en nuestro día a día. Las sociedades modernas han dado prioridad al uso del vehículo privado, considerándole el medio de transporte más cómodo, o el que nos aporta mayor independencia y nos ayuda a economizar más nuestro tiempo, a pesar de que ese uso creciente supone un impacto ambiental probablemente irreversible. Actualmente, el aire que respiramos está muy por encima de los índices de contaminación que marca la Organización Mundial de la Salud como seguros, siendo el intenso y continuo tráfico de las ciudades el principal responsable. Los datos indican que en España, el 80% de la contaminación atmosférica está causada por el tráfico motorizado, mientras que el porcentaje en Europa alcanza el 40%. Sin embargo, a pesar de lo alarmante de los datos, en los últimos años todo el empeño se ha puesto en favorecer este medio de transporte, intentando mostrarle al consumidor los grandes avances que se han realizado en el mismo.

Dentro de la contaminación que provoca la circulación de vehículos a motor, los tres contaminantes que generan más problemas para la salud son las denominadas “partículas en suspensión”, el “dióxido de nitrógeno” y el “ozono troposférico”. Numerosos estudios confirman que las personas que residen cerca de zonas con una mayor intensidad de tráfico presentan mayores problemas respiratorios y un mayor número de infartos, entre los niños existen mayores casos de bronquitis, y las mujeres embarazadas tienen a sus bebés con un peso inferior al habitual. En el año 2.005, un Informe del Parlamento Europeo cuantificó en 310.000 las muertes prematuras al año por contaminación atmosférica en Europa, fijándose en España entre 14.000 y 16.000 muertes. Hoy en día, la Agencia Europea de Medio Ambiente habla de 400.000 muertes prematuras al año en Europa, estimándose que la cuota para España ha alcanzado las 30.000 personas. Los datos y las estadísticas son cada vez más preocupantes, la Organización Mundial de la Salud ha alertado de que en el año 2.012, más de 7 millones de personas murieron a consecuencia de la contaminación del aire, es decir, uno de cada ocho personas. Estos datos han llevado a algunos países a adoptar medidas urgentes para evitar que año tras año se superen los límites de contaminación marcados como seguros, aunque este tipo de contaminación continúa sin recibir la atención que debiera. Está claro que para afrontar este problema de salud pública, las Administraciones no pueden limitarse


13 a meras recomendaciones a los ciudadanos para que utilicen el trasporte público. Tal y como ha quedado demostrado en la última década, cuando en ciudades como Madrid y Barcelona se han disparado los niveles de dióxido de nitrógeno y de partículas en suspensión muy por encima de lo marcado por Europa, y se ha pedido insistentemente a los ciudadanos que utilizasen el transporte público, a pesar de la gravedad de la situación, la mayoría de los conductores han hecho caso omiso a la petición. Por lo tanto, si las Administraciones Públicas de verdad quieren solucionar uno de los principales problemas de salud medioambiental mundial y probablemente uno de los retos a los que ha de encarar el ser humano en el siglo XXI, deben poner en marcha medidas y planes que modifiquen el modelo de movilidad actual. Las medidas a corto plazo son importantes, pero sin duda las decisivas son aquellas que se adopten para obtener resultados a largo plazo, y que supongan una mejora de la calidad del aire de forma permanente en el tiempo. En ciudades como Londres o Estocolmo, ya se han establecido sistemas de peajes urbanos que han conseguido desde el año 2.003 reducir la circulación en el centro de la ciudad en un 18%. En Atenas, adoptaron medidas mucho más drásticas, llegando incluso a limitar la circulación entre los meses de septiembre y julio en función de la matrícula del vehículo, permitiendo en los días pares circular a los vehículos con matrículas pares, y en los días impares circular a vehículos con matriculas impares. Restringir el tráfico motorizado en las ciudades, hacer cumplir las medidas de reducción de velocidad a 80 km/h en el acceso a las mismas, o la tan poco popular del pago por el aparcamiento quizás son las medidas más comunes, por lo que a España le bastaría con observar las medidas adoptadas en los países vecinos y comprobar cuales han sido los resultados obtenidos para tomar una decisión. Junto a éstas hay otras muchas inversiones que podrían dar solución al problema: crear más carriles bici en las ciudades y fomentar los desplazamientos en bicicleta,

crear bonos mensuales de transporte tarifa plana, bonificar fiscalmente a los usuarios de transporte público, facilitar el acceso a los ciudadanos a los datos de contaminación de todas las ciudades, implantar paneles de movilidad para empresas públicas y privadas de más de 200 trabajadores, habilitar carriles bus VAO en los principales accesos a las ciudades, subvencionar la compra de vehículos ecológicos, etc., que sin duda ayudarían a transformar el modelo de movilidad tradicional hacia un modelo sostenible. ¿Qué medidas se han adoptado en nuestro país en la última década para cambiar el modelo de movilidad?, ¿será que no interesa?. En muchas ocasiones las Administraciones Locales han apostado por poner en marcha medidas que suponían un gran coste para las arcas públicas pero a las que no se les han dado ninguna continuidad, no se han unido a campañas de concienciación o se ha incentivado de algún modo a los ciudadanos. También es conocida la creación de Planes de Mejora de la Calidad del Aire y Planes de Acción para reducir la contaminación, pero la realidad es que se ha tardado tanto tiempo en decidir ponerlos en marcha, que para cuando ha llegado ese momento, ya estaban totalmente obsoletos y había que volver a empezar. Concienciar y mejorar la movilidad urbana apostando por otras formas de transporte que ayuden a reducir las emisiones es la única opción, pero mientras nuestros dirigentes políticos no adopten medidas realistas, eficaces y valientes, que garanticen el cumplimiento de la legislación nacional, europea e internacional, y de alguna manera apuesten por una movilidad sostenible, los ciudadanos seguiremos pagando el precio. En cualquier caso, y al margen de la capacidad o voluntad de nuestros dirigentes, la solución a este problema está en manos de los ciudadanos, quienes tenemos a diario la libertad para elegir nuestro medio de transporte, decisiones que sin duda van a condicionar el futuro de nuestro medio ambiente y nuestra salud. ¡Ha llegado el momento de adquirir compromisos!


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axis mundi REVISTA 55

El aire

gregorio muelas

Título: Axis mundi

Género: Poesía

Autor: Pilar Verdú del Campo

Año: 2014

Editorial: Ediciones Excma. Diputación Provincial de Soria

Merecedor del XXIX Premio “Gerardo Diego” de Poesía 2013 de la Diputación Provincial de Soria, Axis Mundi es el primer poemario de Pilar Verdú del Campo, aunque ya había dado a conocer diversos poemas en numerosos medios de comunicación, revistas especializadas y antologías, como PoeMARio (El Taller del Poeta, 2010), además Pilar Verdú es una activa colaboradora en la Asociación Cultural Concilyarte y también destaca su faceta como rapsoda y aguda presentadora de otros autores. Por tanto, y a pesar de ser su ópera prima, Pilar Verdú es una autora diestra en el arte de versar y profunda conocedora de la materia poética, todo ello se plasma a la perfección en el

poemario que nos ocupa, un volumen que como muy bien indica el propio título del poemario, gira en torno a los ejes que sostienen nuestro mundo. El libro contiene cuarenta y tres poemas, sin división en partes, lo que dota al conjunto de una gran unidad estructural y temática, esta homogeneidad obedece a la necesidad de mostrar el mundo como una esfera atravesada por ejes que lo estabilizan, para que siga siendo un remanso de armonía y equilibrio. El libro se inaugura con un poema homónimo, que alberga la tesis del libro, y se clausura con un “Quiero escribir” que retoma el célebre verso de César Vallejo Quiero

escribir pero me sale espuma, para realizar un notable ejercicio metapoético en forma de soneto blanco, un broche excepcional para un poemario que rebosa sinceridad por los cuatro costados, con no poco de reflexión metafísica y un elegante tono social que invita a concienciarnos con las cosas y las causas de este mundo, al poner el acento en la necesidad de levantar la voz para poder cantar a mano alzada (“Cuarto de estudio”). Con versos bien medidos y un absoluto dominio del pentasílabo, el heptasílabo y el endecasílabo, perfectamente hilvanados en poemas de gran intensidad, que van desde los más breves, como “La mirada”, donde en apenas cinco versos Pilar Verdú es capaz de describir la mirada ajena que vela por la continuidad de los sueños, o “La loba”, donde manifiesta un espíritu de lucha, de anticonformismo contra el peso de


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los años, hasta poemas de mayor longitud y de muy bella factura, como “La muñeca del espacio”, homenaje a una trapecista que a pesar de su ceguera y su edad avanzada quiere seguir volando, o “Marino”, preciosa evocación entre olas memoriosas de una tierra al sur del horizonte. Un profundo lirismo destilan estas páginas curtidas en la experiencia del vivir y el sentir y el firme y esmerado aprendizaje. Así, la naturaleza adquiere un peso específico en numerosos poemas, como en “Árbol” o “Las uvas”, bellísimas odas al majestuoso tótem y al fruto, respectivamente. Pero hay un poema que representa el verdadero eje de todo el poemario, al dividirlo en dos mitades simétricas y complementarias, “El eje del mundo”, donde el cielo es ese paraíso de aves al que aspira ascender el hombre en la piel del árbol, símbolo recurrente y didáctico.

El mundo como raíz de lo cantable se hace verso en este libro donde su autora demuestra una gran pericia en el manejo del ritmo imparisílabo y la sintaxis, un libro que hace gala de una madurez expresiva que denota el talento de una autora llamada a ocupar un lugar de excelencia en la actual poesía valenciana, una poesía que por otro lado, se encuentra en plena efervescencia, con una gran proliferación de asociaciones culturales, el magisterio de autores consagrados y otros emergentes. En definitiva, Pilar Verdú es una promesa cumplida, poseedora, merced a su experiencia como docente, de una voz madurada en la sombra luminosa de la lectura paciente y apasionada, y Axis mundi es la primera entrega de una carrera prometedora.


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El aire

Un fragmento de eternidad Jose Antonio Olmedo López-Amor

Un fragmento de eternidad es el nuevo poemario de Gregorio Muelas. Un trabajo poético de altura, con ecos clasicistas, publicado en el número 10 de la colección “Viaje al Parnaso” de la editorial Germanía. La carrera literaria de Gregorio Muelas Bermúdez (Sagunto, 1977), ha pasado de ser prometedora a constatarse como un valor seguro. Su escritura, como trasunto de la vida, engloba sus debilidades, su pensamiento, pero sobre todo, la honda preocupación por ese estigma que sobre todos nosotros esculpe el Tiempo, la condición en fuga de estar vivo y saber que la Muerte se aproxima. Gregorio Muelas, vehicula este poemario con el criterio y orden musical de una sinfonía; la concepción de su poética está suscrita a un germen musical, germen que durante el poemario se escenifica minoritariamente en rimas consonantes y mayoritariamente en rimas asonantes. Título: Un fragmento de eternidad

Gérnero Poesía

Autor: Gregorio Muelas Bermúdez

Año: 2014

Editorial: Germanía ISBN: 978-84-16044-33-7

Páginas: 63

El poeta valenciano Rafael Coloma, redacta un prólogo notable en el que disecciona la estructura del poemario y a la vez confiesa encontrar un existencialismo latente que hilvana los diferentes bloques que conforman esta obra, un existencialismo que siempre subyace, vigoroso y reflexivo, en los tres temas principales del poemario: la Música, el Tiempo y la Naturaleza; no por nada, Coloma titula su prólogo de la siguiente manera: Música y paisaje. En el año 2002, el escritor argentino Héctor A. Piccoli, publica un libro titulado Manifiesto fractal, en el cual propone a la comunidad literaria mundial, rescatar el ritmo y la musicalidad en la poesía para contrarrestar esa prosificación o versolibrismo prevalente, que tanto daño ha hecho a los contemporáneos amantes de la poesía clásica desde finales del siglo XX hasta la actualidad. Gregorio Muelas se suma a ese llamamiento abanderado por Piccoli y cultiva, entre otros formatos de su repertorio: la métrica en forma de soneto blanco o clásico, la rima jotabé, el heptasílabo, el verso libre y la asonancia. El poemario comienza con un poema titulado Preludio que inaugura el discurso poético con la palabra “nada”, curiosamente, podría considerarse a este poema una bisagra que ensambla todo su simbolismo con el último poema del


17 libro, titulado Nada, formando un finalprincipio recursivo y eviterno, constituyendo un viaje desde la Nada al Todo, localizaciones donde la mirada del poeta revela su enamoramiento por la Vida y su fascinación por su efímero milagro: Pero sé que todo es final, / que todo acaba, / que sólo existen los instantes, / y que cada instante, / cíngulo del tiempo, / es un fragmento de eternidad. El primer bloque, titulado Aurora y agonía, se compone de dos sonetos -blanco y clásico respectivamente- que narran, casi en tono bíblico, la “aurora” de la formación del Universo, cuna y morada de la Música; y la “agonía” de la auto-coronación de Luzbel, siniestro Ángel Caído, como Señor de la Nada. Ambos momentos, tienen una importancia capital en la memoria del poeta, ya que, de esa culminación, nace su percepción de la Vida como un curso dual y binario de fuerzas complementarias, visión que vertebra el segundo bloque del poemario, Música en la oscuridad, pasaje que comienza con estos esclarecedores versos: Toda nota tiene su silencio. / También toda luz tiene su sombra. El yo lírico de Gregorio Muelas, se ubica en diferentes tribunas para pronunciar su alocución. En los sonetos: Música callada y Olas al fondo, utiliza la primera persona como ente presente y exclamativo, mientras que en los poemas: Adagio, Bruckner y Schubert Park, el foco emisor de su poesía es un narrador omnipresente. Los magmas de su mundo interior buscan, en todo momento, la forma más propicia para manifestarse. Ese ejercicio de adecuación, aderezado con el poder magnético de algunos arcaísmos que revelan un culturalismo, o relativismo posmoderno, denota una vasta formación y vocación en un autor que ama, respeta y cree en el valor de la palabra. El cuarto bloque lleva por título El peso de los días, una alusión a la obra poética del poeta Blas Muñoz Pizarro, referente y amigo del autor, poeta al que además va dedicado uno de los poemas del bloque, Otro cielo. Pero

también el título alude a ese agónico proceso de erosión que sufre el habitante citadino de las grandes y caóticas urbes, la soledad, la deshumanización, la prisa, una desazón reflejada perfectamente en poemas como Hoy: …entonces entonan vítores los televisores / y vuelan altivos los sueños / de los vivos murientes, / aquellos para los que el ayer no es más / que una borrosa instantánea, / una sonrisa congelada, / y el día a día un futuro sin presente. En el cuarto bloque, además de la sombra del tiempo, incide argumentalmente una preocupación humanista, las descripciones del mundo y sus pobladores dibujan un panorama descorazonador, donde los seres humanos viven hastiados y llenos de carencias en un mundo desgastado y posmodernista. El poeta encuentra únicamente en las alturas de la poesía, pero no de una poesía cualquiera, sino de una poesía verdadera, auténtica, porque es forma de vida; una escalera hacia la belleza, ese axis mundi desde el que puede disertar sin ser juzgado, un lugar donde su alma de artista y su conciencia de hombre pueden dialogar armónicamente y de esa eufonía mística emerge su poemario, un poemario al que podríamos llamar exegético. En el poema Refutación a Adorno, la palabra poética es para Gregorio Muelas un arma para luchar contra la injusticia y el olvido, un acto de civilización contra la sumisión y la barbarie, un elemento clave para defender, legar, constatar, vivir. En el poema Pessoana, el amor nos dice que siempre ha estado ahí y se revela como otra luz que conquistar, otra arma que defender. Ya en el quinto bloque, Apuntes de paisaje, como su propio nombre indica, es la Naturaleza quien inspira unos versos contemplativos, evocadores, que describen la belleza de un paisaje, el vuelo de un pájaro o un atardecer, al tiempo que inunda su poesía de pensamiento, de dolor, de nostalgia. En estos breves poemas el autor imprime siempre un ápice de esperanza; sus agrestes pinceladas dibujan una posible primavera en pleno otoño, un camino alternativo que podemos transitar sin pesadumbre. En definitiva, Un fragmento de eternidad es un poemario atípico por su pluralidad de formatos poéticos, valiente por su apuesta literaria -tan formal como conciliadora- y un ensayo rico e ilustrador sobre el ser humano moderno y sus preocupaciones. Una excusa perfecta para reflexionar sobre nosotros mismos y nuestro entorno en este efímero lapso que es la vida. Su mensaje es un proyectil lanzado en dos direcciones, al conocimiento y al corazón, un mensaje que sin duda encontrará su destino en el amor y comprensión de los lectores.


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El aire

Tom está muy emocionado. Hoy es su cumpleaños. Cumple doce años y sus padres han preparado una gran fiesta para él. Van a venir todos sus amigos del instituto, su madre va a hacer hamburguesas y habrá refrescos y palomitas para todos. Pero lo que más le emociona es el regalo que va a recibir. Sus padres le han prometido que le comprarán un smartphone. La mayoría de sus compañeros de clase tienen uno. Con él podrá enviar whatsapps, actualizar su perfil de facebook desde el colegio y hacer fotos. Teóricamente está prohibido, pero todo el mundo lo hace. Incluso los profesores, a veces. La señora Miller, la profesora sustituta de inglés, escribe sms a su novio cuando piensa que no estamos mirando. Tom no puede esperar al momento de saber qué le habrán comprado sus padres. ¿Será algún modelo barato o se habrán estirado? ¡No se cumplen doce años todos los días! Tayeb no vio venir el golpe. Normalmente podía adivinar cuando era mejor apartarse del camino del Hermano Mayor, pero hoy estaba despistado. Llevaba una temporada bastante débil. No se encontraba muy bien. Desde hace días todos le hacían bromas, le preguntaban si estaba enamorado. Por eso no vio venir el puñetazo. El día era especialmente húmedo y pegajoso, incluso para la selva. Una lluvia densa como un muro de cemento caía sobre el campamento. El dolor, como un relámpago, le atravesó la cara. Cayó en el barro del campamento y cuando abrió los ojos solo pudo ver las botas con las insignias del ejército del Congo. No había duda, se había cruzado en el camino del Hermano Mayor. Mientras estaba en el suelo, siguieron lloviéndole los improperios e insultos. ¿Qué había hecho mal? — ¡Saco de mierda!, llevas una semana sacando menos tantalio del que debes. — Perdón, Hermano Mayor, pero ya no queda tantalio en la veta. — Si hay menos tantalio, entonces trabaja más horas al día. — Está bien, Hermano Mayor.

javier blanco obeso

Tayeb se levantó lentamente del suelo. Un hilo de sangre le caía por la nariz. Tenía doce años y, desde los ocho, vivía en el campamento trabajando para John Kany, lord de la guerra, líder del grupo rebelde “Hermanos de Sangre” y apodado “Hermano Mayor”. Trabajaba doce o catorce horas al día en la mina de tantalio. Cuando los hombres de Kany llegaron a su aldea, empezaron a violar a todas las mujeres y a algunos niños. Los hombres eran obligados a mirar, y la mayoría lo hacían con los ojos vacíos y los puños apretados. Pero su padre no pudo resistir y le pegó un puñetazo al primer rebelde que entró en la cabaña. Los rebeldes le acogotaron a culatazos. Luego violaron a su madre igualmente y, al final, los mataron a todos y los colgaron en la entrada de la aldea como escarmiento. A todos excepto a Tayeb, al que se llevaron para que trabajara en la mina. Desde entonces sacaba tantalio de la tierra con poco más que las manos desnudas. Los trabajadores debían entregar cada día una cantidad determinada. Si no lo hacían, les reducían la ración de comida, les molían a palos o directamente les pegaban un tiro en la cara. La esperanza de vida en el campamento no era muy alta. Los únicos que sobrevivían eran los que acababan enrolados en el ejército de Kany. A los rebeldes no les faltaba mano de obra.

El tantalio es un metal gris brillante, indispensable en la fabricación de dispositivos


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electrónicos compactos como teléfonos móviles. El 80% se encuentra en la República Democrática del Congo. Beate volvió a llenar la copa de Jürgen con vino tinto. La luz de las velas se reflejaba en los ojos de ambos, brillantes después de algunas copas de aquel vino de Rioja biológico. Sobre la mesa solo había comida vegetariana, ya que ninguno de los dos comía carne ni pescado. Se habían conocido en una Reformhaus, una tienda especializada en productos biológicos, y rápidamente se habían dado cuenta de que se gustaban. Hoy era su primera cita en casa de Beate y ambos estaban algo nerviosos. La conversación había girado en torno a sus respectivos viajes por Sudamérica, el problema de la fabricación de comida industrial y el horror de las granjas de animales. En algún momento se habían dado cuenta de que ambos votaban a los Verdes. Beate había preparado para comer una ensalada de brotes de soja y, de plato fuerte, quinoa con verduras y tofu salteado. Era la primera vez que Jürgen comía quinoa y no le gustó mucho, aunque no dijo nada. Sabía que a Beate le gustaba muchísimo y tenía esperanzas de acabar en su cama esa noche. Beate le explicó que la quinoa no es un cereal, aunque lo parece, que tiene una gran cantidad de proteínas y que en la estación espacial internacional se han dado cuenta de que es la comida perfecta para astronautas. María llegó al mercado de La Paz cansada y con los pies doloridos. Cuando se acercó al puesto de quinoa, el corazón le dio un vuelco. El precio había vuelto a subir. Tenía la intención de comprar algo de quinoa para su familia, ya que llevaban una semana

comiendo solo patatas, pero ahora no sabía qué hacer. Tendría que comprar menos de lo que había pensado. ¿Qué estaba pasando? Cuando ella era pequeña, la quinoa era la comida de los pobres. Era muy barata. Pero ahora cada vez había menos, y el precio no dejaba de subir. Los agricultores de quinoa, por el contrario, estaban exultantes. Cada vez había más que dejaban de vender en los mercados locales y le vendían toda su quinoa a grandes empresas estadounidenses o europeas. Parecía que los gringos hippies habían descubierto lo buena que era. Pero ahora María no podía comprar tanta para sus hijos, así que compró en vez de eso harina de trigo, más barata.

La quinoa se cultiva solamente en cuatro países: Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Es consumida desde hace 7000 años y tiene un equilibrio perfecto entre grasa, proteínas e hidratos de carbono. Es fuente de aminoácidos. Su precio se ha multiplicado en los últimos años debido a la fuerte demanda. Actualmente, el 90% de la quinoa producida se exporta.


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“Todo lo sólido se desvanece en el aire”. Karl Marx

LAS PROMESAS SON AIRE Y VAN AL AIRE El conflicto israelí-palestino que vio sus orígenes a comienzos del siglo XX, ha pasado de ser un conflicto para convertirse en genocidio. Y es que, basándonos en las más oscuras premisas de la condición humana, ¿por qué tenemos que pactar con alguien, si somos más fuertes que él? Todos conocemos la naturaleza violenta del ser humano; si un país entero decide borrar a otro del mapa ¿quién puede evitarlo? Tenemos el ejemplo de la Segunda Guerra Mundial, provocada por Hitler y su obcecación por exterminar judíos. Para cuando los países del mundo se coordinaron con intención de frenarlo, la cantidad de muertes humanas era ya vergonzosa. Lamentablemente, no estamos demostrando -como ciudadanos del mundo- haber aprendido de los errores, y en pleno siglo XXI la historia se repite.

de fronteras seguras, lejos quedan ya estas metas igualitarias en el panorama actual, ahora, el horror de la guerra, el exterminio y la conquista, hieren unas tierras que en otro tiempo fueron el escenario de las Sagradas Escrituras. Muchos han sido los que han intentado mediar entre Israel y Palestina: los acuerdos de Oslo, la cumbre de Camp David, la cumbre de Taba, todas las palabras, todas las promesas, se han evaporado y diluido como burbujas en el aire, un aire enrarecido que se ha ido volviendo paulatinamente irrespirable.

Los aires de grandeza del actual dirigente de Israel, Benjamín Netanyahu, han propiciado la asfixia del pueblo palestino. La Franja de Gaza ha sido bombardeada indiscriminadamente por tierra, mar y aire, inocentes han sido y son masacrados; hospitales, escuelas, mientras el resto de países, incluidos los más desarrollados, van a su aire. El aire y toda su simbología, sirve para describir una tragedia que podría evitarse si los vientos de todos los países del mundo soplasen en la misma dirección. Los niños palestinos, a los que se les acaba el oxígeno, sueñan con ese huracán que limpie para siempre la tierra que les vio nacer, un cambio de aires que Dicha transformación, convierte al resto sería tan justo como necesario. del mundo en cómplice del barbarismo. El aire, y toda su significación, tiene mucho EL VIAJE EN PARACAÍDAS que ver, bajo mi punto de vista, en el pasado, presente y futuro de tal lamentable DE HUIDOBRO situación humanitaria. Aire para limpiar, para respirar, el La fe, una de las posibles arquitecturas del mismo aire en que son provocados los aire, parece ser uno de los primigenios chemtrails, el medio gaseoso donde se gérmenes latentes en esta disputa, esa propagan algunos virus, el vaporoso telón de gran disparidad de creencias, con su fondo del guiñol de nuestras vidas. En la aérea cartografía de invisible infraestructura cada una, parecen ese limbo, el poeta Vicente Huidobro (Chile, 1893-1948) desató conformar una problemática irresoluble. toda su creatividad lírica en una de las cumbres poéticas de la Sionismo, Panarabismo, búsqueda de un historia de la literatura Altazor o el viaje en paracaídas (1931). asentamiento para la comunidad judía. Un poema-libro, como definieron algunos, que representa un Las primeras pretensiones de ambas antes y un después en la poesía y en la poética, en el lenguaje y naciones, aquellas que fundamentaban una en el poder e interpretación del mismo. Altazor resultó ser un esperanza holográfica como solución al trabajo elaborado durante doce años, un poema dividido en siete conflicto eran: el reconocimiento mutuo, cantos, siete bloques que representan siete cielos diferentes, la repartición del agua o el establecimiento siete espacios aéreos concernientes a los habitados por planetas


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o cuerpos celestes. Y es que Altazor es, como de alguna manera apunta la frase que acompaña al título, un viaje en el espacio. El poeta necesita alejarse de lo terreno, corrompido y hostil, tanto en su época como en la actual, para proferir palabras sinceras, coherentes, incoherentes, claras, confusas, pero sinceras, que exorcizan a través de la retórica liturgia de la poesía, los fantasmas y pesares de un alma alanceada. Viaje astral, vuelo interestelar; verter el espíritu libre en palabras pronunciadas desde el cielo, resulta ser el axis universi propicio para que el hablante lírico del poema resulte en un continuum dialógico constante. El llamado viaje en paracaídas, no es más que la metáfora de una larga caída, una caída libre, que por ser tan prolongada, invita a una reflexión memento morti. Cruzado -desde su inicioel punto de no retorno, el destino no es el planeta Tierra, sino el fruto de esa búsqueda metafísica que termina -para nosotros- en un renacimiento -por deconstrucción- del lenguaje. Así, la cita de Karl Marx que encabeza este artículo, representa esa gradual descomposición del lenguaje contenida en Altazor, un escaecer que va ocurriendo durante los cantos del poema, y que convierte al aire en la solución de esa desnudez metapoética. El aire, por tanto, se convierte en el escenario de Altazor, una lontananza que ofrece al sujeto poético la cosmovisión de un dios, y sus versos, aéreos y surrealistas, traspasan toda barrera para instalarse en el subconsciente: “Siento un telescopio que me apunta como un revolver / La cola de un cometa me azota el rostro y pasa / relleno de eternidad / Buscando infatigable un lago quieto en donde / refrescar su tarea ineludible”. Los estudiosos de la obra de Huidobro, coinciden al formular una teoría -que comparto- sobre una de las motivaciones que llevaron al poeta chileno a concebir

Altazor; y es que en el año 1918, Huidobro publicó su libro Poemas árticos, donde trasladó a su lengua materna las técnicas del llamado “cubismo literario”. Dichas técnicas fueron depuradas un año antes en compañía del pintor Juan Gris (1887-1927), uno de los pioneros del cubismo pictórico, y bajo la supervisión del grupo “Nord-Sud” que vertebraba el núcleo de la famosa revista del mismo nombre. Poemas árticos dio como resultado unos poemas transgresores en su forma, ya que están compuestos basándose en los principios artísticos del collage verbal, algo que ya apuntaba el espíritu libre como creador del autor. En el mismo año, Huidobro aplica esa misma técnica a un poema largo titulado Ecuatorial, poema donde el sujeto lírico asume la perspectiva de un dios para narrar el dramatismo de la guerra europea, pero advierte que aquello que funcionaba en los poemas cortos de Poemas árticos, aplicado a una larga extensión, no mantiene la fuerza, y con ella, el interés del lector, confundiendo en muchos casos a propios y ajenos. Debido a eso, seis meses después de verse publicado, Huidobro se puso a trabajar en Altazor, como correctivo personal de Ecuatorial, tarea que se dilató más de una década, y que significó por completo, estrofas como ésta: “Hace seis meses solamente / Dejé la ecuatorial recién cortada / En la tumba guerrera del esclavo paciente / Corona de piedad sobre la estupidez humana / Soy yo que estoy hablando en este año de 1919 / Es el invierno / Ya la Europa enterró todos sus muertos / Y un millar de lágrimas hacen una sola cruz de nieve”. Huidobro y Altazor vinieron a traer nuevos aires a la poesía. Su concepción creacionista, desemejante al resto, disímil en su ambición lingüística, se convirtió en un viento de naturaleza mistral, nocturno, enérgico, un soplo de vitalidad que destrozó las erotemas del tradicionalismo más básico y sembró panspérmicas semillas en los escajos de la estancada poesía popular.


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POLIVALENCIA DE LA PALABRA “AIRE” Una de las virtudes de la lengua castellana, es la riqueza interpretativa de sus palabras. Existen tantos significantes como posibles utilidades que un contexto pueda proporcionarnos. Esa concreción nos conduce de lo coloquial a lo académico con igual soltura, su flexibilidad, su musicalidad, su fuerza y precisión descriptiva, desdeñar esa posibilidad maravillosa de comunicación, es cortar las alas de un pájaro enjaulado; abrazar su riqueza de oportunidades es liberarlo de su cautiverio. Si uno decide aprender esta lengua, su diversidad, tanto en sinónimos como en interpretaciones y significados, puede resultar un escollo difícil de sortear. Sin embargo, si decidimos ser escribientes utilizando la lengua castellana, encontraremos que posee un abanico inmenso de posibilidades para expresarnos, en diferentes estratos, con casi total exactitud. La palabra “aire” tiene -según la Real Academia de la Lengua- quince saint diferentes y otras tantas significaciones -incluyendo jergas y argotdependiendo del contexto y palabras que la acompañen: Si nos encontramos en un programa de radio o de televisión y escuchamos la expresión «estamos en el aire», significa que desde ese momento, todo lo acontecido se emite o graba. Si nos sorprenden antes de completar algo, «nos pillan con el culo al aire». Darse aire en algo, es acelerar la velocidad. Tomar el aire, es darse una vuelta, relajarse. Echar una cana al aire, es darse un homenaje, no siempre de acuerdo con la moral. Algunos restaurantes son denominados “Venta del aire”.

El artista Jorge Fin se hace llamar “pintor de nubes”. Una de sus aspiraciones es pintar el aire y admira a otros pintores que han intentado artísticamente tal hazaña, como: Joaquín Risueño, Constable, Turner, Corot o Jacob Van Ruysdael, aunque para la posteridad quedará la frase de Monet, que hacía referencia, tanto a su deseo de representar con maestría ese elemento invisible, como a su imposibilidad. “Quiero lo inalcanzable. Otros artistas pintan un puente, una casa, un barco, y eso es el fin. Están acabados. Yo quiero pintar el aire que rodea el puente, la casa, el barco, la belleza del aire en el que estos objetos están inmersos, y eso es prácticamente imposible”. Claude Monet El aire es uno de los principios reveladores de la falsedad del vacío.

Aire es un mamífero insectívoro que habita en Cuba.

Aire es la ventisca, el oxígeno, una burbuja de vida bajo el océano.

Aire puede ser espacio, ínfulas, estilo, viento, rasgo, vanidad o gracia.

El aire es y será por siempre la demarcación limítrofe de la materia.


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-1PRESENTACIÓN No hay una fecha exacta. Nadie la tiene. Aparentemente sucedió un amanecer. Sin avisar. Aunque en realidad, fue algo paulatino. Gradual. Elaborado lentamente, como lo han sido todas las invasiones del hombre hacia el hombre. Fraguadas en la cara oculta de la diplomacia. Guisadas y cocinadas en despachos. Pagadas por el dinero y la sangre inocente. Construidas bajo la batuta de intereses y bla-bla-bla… okoriades

En realidad me cansa decirlo. Ya me huele el aliento a podrido. Ahora. Que al fin soy un afortunado y puedo contarlo. Ahora que estoy vivo, junto a la élite de los privilegiados. Debo aclarar, que he llegado hasta este lugar por mis propios medios. Sobreviviendo por encima de los miserables. Esos que nunca han tenido identidad, ni nada de nada. Esos que sólo han sido una mercancía, un producto o una panda de imbéciles, aturdidos y guiados por el sonido del cencerro. Admito que este lugar no es de mi agrado, pero el valor de mi triunfo, reside ahí. Estoy con los elegidos, les hago creer que formo parte de ellos. Esa es la inteligencia. Actuar y convencer.

-2INICIO Fue fulminante. Murieron casi todos los seres humanos del planeta. Exactamente, el 99%. De ese modo, no hizo falta dar explicaciones. Una vez “extinguida” casi toda la humanidad, el resto era cosa de unos pocos; los que urdieron el entramado perfecto, silencioso y mortal. Elaborado desde siempre. Hilvanado en la oscuridad, de tal forma, que era imposible que pudiese suceder cualquier fallo. Y es que, resulta curioso explicar lo sucedido, bajo el concepto de sociedad, que consideramos “establecido”. Es decir, lo sucedido, en una “sociedad”, basada en principios de convivencia “supuestamente enarbolados y proclamados por todos los países”, lo sucedido, no podría haber ocurrido nunca (en realidad, como todas las tragedias que han sucedido a lo largo de la historia de la humanidad), pero en este caso, por la cualidad del suceso; no se concibe lo sucedido, en una “sociedad”, alimentada por el árbol de las virtudes adineradas (ironías aparte). Fijémonos en lo siguiente: De todos Para todos Universal Necesario Poder Clases Precio Competitivo Extinción. Ese es básicamente, el proceso por el que pasó la humanidad, hasta que se produjo la hecatombe. Como todos los planes


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preparados para manipular y dominar, tienen que ir lentamente; con su propio proceso. Y en este caso, así fue. Era de todos y para todos. Existía desde siempre. Su carácter Universal, lo determinaba su propia naturaleza. Del mismo modo que era necesario dada nuestra condición. Aquel que quiere gobernar, es porque aspira el poder. Y ese poder, aspira a controlarlo todo. Ese control, inevitablemente crea clases. Diferencia a los seres humanos y los clasifica según sus propios intereses. Después le pone precio (incluido al ser humano), un precio que hace perder el valor de todo. Los precios compiten. Los valores compiten. La sangre compite. La supervivencia compite. La competencia compite… Hasta que esa competencia ha convertido al ser humano, en una simple mercancía que, sinceramente, ya no sirve para mantener el entramado. Esa humanidad facilona y estúpida, a la que ya se le ha extirpado el cerebro y se la ha llevado hasta el límite de su existencia; ya no sirve y por lo tanto, es un simple estorbo. ¿Se podría haber generado una rebelión entre ellos mismos? ¡Se podría haber hecho creer que la hecatombe surgió de algún cerebro enfermo, ajeno a los poderosos que controlan el sistema? ¿Se podría haber dicho que… Se podría haber dicho cualquier barbaridad. Con una sociedad que, aunque no crea en la palabra gobierno, lo necesita, es posible hacer cualquier cosa. Así, como suena.

-3EL MOMENTO FULMINANTE Hagamos un pequeño ejercicio: Inspiremos por la nariz. Que la inspiración nos hinche el vientre. Cerremos los ojos y dos segundos después, expulsémoslo despacio, gradualmente, deshinchándonos. Finalmente, expulsemos la última exhalación alargándola en el tiempo. Un poco más… Hasta que… nos falte el aire. Y tengamos que volver, cíclicamente, a llenar nuestro cuerpo de él. Y es entonces cuando aquí viene la hecatombe. Primero al respirar, notaremos que nuestra capacidad para hacerlo, disminuye. Después lo hará nuestro bolsillo. Acto seguido oiremos la publicidad preparada para el evento y nos dejaremos llevar por el pánico. Todo se vende. El aire no es una excepción. Frascos, formas, lugares. El poder lo tendrá todo controlado. Todo preparado para que llegue el momento. Intentaremos volver a respirar, pero en este caso, el aire, ya no será nuestro. Instintivamente, se dirigirá hacia las propiedades de sus dueños, los que han urdido el plan. Intentaremos de nuevo respirar, pero ya será imposible, el aire, ya se habrá convertido en un producto, con su propio precio. La agonía será lenta. Los beneficios y el mercado, se moverán a la misma velocidad, rindiendo como nunca has imaginado. Pero eso es algo que nosotros ni siquiera imaginaremos. No habrá tiempo. Todo se oscurecerá. La agonía dará paso al fin y en unos segundos, será fulminante. Morirá casi todos los seres humanos del planeta. Exactamente, el 99%. ¿Necesitas aire para respirar? ¿De verdad lo necesitas? ¿Crees que es tuyo? ¡No tardes más. El mercado se agita. Las propuestas compiten con demasiada rapidez. Es posible que cuando quieras respirar, ya no exista aire para eso! ¡Ven, acércate a la convención universal del aire! ¡No tardes!... ¿Pero qué estoy diciendo? ¿Cómo vas a venir… si ya estás Muerto?... Anda, respira… ¿De verdad es tuyo el aire?


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“En las piedras quiere tallarse el viento”. Jacobo Fijman

Jose Antonio Olmedo López-Amor


27 Antoine de Saint-Exupéry nació en Lyon (Francia) en el año 1900, el mismo año en que otro hijo del viento moría, el filósofo Friedrich Nietzsche. Por aquel entonces eran tiempos convulsos, al tiempo que se estrenaba en el teatro la obra “El joven bardo” de Edmond Rostand, un drama en verso con la actriz Sara Bernhardt de protagonista, las tropas francesas conquistaban la región de los lagos del Chad en la batalla de Kousseri. El pequeño Antoine, nació en una familia noble, siendo el tercero de cinco hermanos fruto del matrimonio entre el Vizconde Jean-Baptiste de Saint Exupéry y Marie de Fonscolombe, sus padres. A pesar de sufrir la muerte de su padre cuando tan sólo contaba con cuatro años de edad, Exupéry disfrutó de una agradable infancia. El Castillo de la Môle, -propiedad de su abuela Fonscolombe-, y el Castillo de SaintMaurice-de-Remens -propiedad de su tía, la señora de Tricaudfueron los escenarios en los que el joven escritor desarrolló toda su infancia. A pesar de no poder gozar de la cercanía de su madre, cuya sensibilidad y cultura lo marcaron para siempre, mantuvo una buena relación con ella, aunque en muchos casos, fuese epistolar. El talento artístico de Exupéry despertó a edad muy temprana. Se interesó por la escritura, la mecánica y la aviación; disciplinas que fueron su razón de ser durante toda su vida y que entremezcló en su obra literaria. En el año 1912, mientras su familia veraneaba en Ambêrieu, el pequeño Antoine recibió su bautismo del aire. Cerca de allí, había un aeródromo, y el muchacho pasaba en él largas horas, preguntando a los mecánicos, prestando atención al más mínimo detalle, pasión que despertó la benevolencia de los pilotos que allí acudían, hasta que lo invitaron a volar con ellos. Una avioneta Berthaud-Wroblewski fue la catapulta hacia sus sueños. Aquella experiencia cambiaría su vida para siempre; bogar en el viento, ascender en el aire y atravesar las nubes, posibilidad hasta entonces reservada a los pájaros, fue un hecho milagroso que lo ungió de un irrefrenable deseo de volar, pertenecer a ese vetado reino de los cielos y degustar así la perspectiva de los dioses. Tras aquella experiencia mística, el joven Antoine recibió la inspiración necesaria para componer un poema: “…Las alas temblaban bajo el soplo del atardecer, / el motor con su canto mecía el alma adormecida, / y el Sol nos rozaba con su luz lívida…”. Tras esta revelación, el futuro escritor cursó estudios clásicos en distintos colegios católicos de Francia y Suiza. En París trató de acceder a la Escuela Naval, pero no logró superar los exámenes. Así que decide estudiar Bellas Artes en París, en la sección de arquitectura; como la situación económica de su madre no es muy propicia, Antoine se ve obligado a desempeñar varios trabajos para costearse los estudios, entre ellos, el de figurante de teatro.

En el año 1921, Exupéry cumple el servicio militar en el 2º Regimiento de Aviación de Caza cerca de Estrasburgo. Allí aprende a pilotar y va ascendiendo en grado y experiencia de compañía en compañía. Dos años después, involucrado totalmente en su labor de piloto, Exupéry anuncia su compromiso matrimonial con Louise de Vilmorin. Casualmente, por esas fechas, sufre un accidente de avión que le provoca una fractura de cráneo, y la familia de su prometida le prohíbe volver a volar por temor a su posible muerte. Así que cuando Antoine termina su servicio militar acepta un puesto de trabajo como oficinista, etapa que termina con la ruptura del matrimonio y el regreso del escritor a los aviones. Ya en el año 1926, y compaginando su ocupación de piloto comercial con la de novelista, publica en una revista dirigida por Adrienne Monnier, su novela corta El aviador. Son años de múltiples vivencias extraordinarias, rescates in extremis como piloto, hazañas donde su vida peligraba, historias que de alguna u otra forma acabarían figurando en sus escritos. En el año 1928, sobre su experiencia en vuelos nocturnos desde Buenos Aires a Río de Janeiro, escribe su novela Correo del Sur. En 1930 conoce a la escritora y artista salvadoreño-francesa Consuelo Suncín. Un año más tarde se convertiría en su esposa. Su matrimonio


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duraría quince años, no exentos de altibajos, casi siempre provocados por la vida bohemia de Exúpery, así como su conducta adúltera con las admiradoras de su paulatino éxito editorial. Algunos estudiosos del legado literario de Exupéry, aseguran que el personaje encarnado en la rosa de El Principito, fue construido en alusión y homenaje a Consuelo. La valía como piloto de Antoine es condecorada en múltiples ocasiones, por ejemplo: La Legión de Honor Francesa, título de Oficial de la Legión de Honor, Mención del Ejército del Aire, Medalla de Guerra y otros muchos más que lo convirtieron en uno de los intrépidos pioneros de la aviación. Entre sus gestas, está la de haber recorrido el mundo, tanto en viajes comerciales, misiones de guerra o carreras por dinero: Casablanca, Tombuctú, Bamako, Argel, Túnez, Dakar, pero fue sobrevolando los cielos entre París y Saigón, durante una de sus carreras por dinero, cuando sufrió el percance que lo hizo aterrizar forzosamente en el desierto del Sáhara. Aquel incidente, dejó su aeronave

destruida y tuvo que vagar durante cuatro días a través del desierto, sin agua, sin comida, sufriendo alucinaciones visuales y auditivas, deshidratación y desorientación. Cuando se encontraba al borde de la muerte, fue rescatado por un beduino. Aquella experiencia cercana a la muerte, fue lo que le llevó a concebir, años más tarde, la que es su obra capital, El Principito. Sin duda, una de las obras cumbre del existencialismo sobre la que han especulado tanto admiradores como detractores. Se dice, que durante su traumática experiencia en el desierto, el personaje de El Principito, podría haber sido una de sus alucinaciones, o incluso una experiencia real, con algún ser venido de los cielos. El caso es que dicha obra, publicada en el año 1943, otorgó para siempre popularidad y reconocimiento a su autor. El aire, como medio vital del valeroso piloto, adquiere en El Principito, una importancia vital. Recordemos que uno de los capítulos de la narración comienza de la siguiente manera: “Creo que el principito, / aprovechó una migración / de pájaros silvestres / para evadirse”. Los agónicos días que vivió Exupéry en el desierto del Sáhara, se reproducen aquí como trasunto de su persona y de su vida, quizá por ello se entiendan las interpretaciones metaliterarias posteriores. Un niño se aparece en mitad del desierto y le confiesa provenir del espacio. El espacio representa ese ámbito inconquistable incluso para el más intrépido piloto; una franja que aquel


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niño denominaba, la región de los asteroides. Los ocho primeros capítulos del libro, narran el encuentro de los dos protagonistas y su afán por comunicarse y comprenderse. Así, cada uno describe su mundo, relatan las costumbres de sus vidas y dibujan mediante su diálogo, lo que algunos denominarían someramente, una fábula moral. Ambos decían provenir del cielo, uno, de un avión estrellado, y el otro de un asteroide del tamaño de una casa, llamado B-612. A partir del capítulo número diez, y por aburrimiento, el principito inicia un viaje interplanetario para visitar los seis asteroides que lo rodean, de esa manera visita al rey, al vanidoso, al borracho, al hombre de negocios, al farolero y al geógrafo, personajes por los que vehicula su asombro y que representan los antihéroes de nuestra sociedad adulta. En la última parte de esa odisea, viaja a la Tierra y de alguna forma acompaña al piloto, hasta que, por la incomprensión de la realidad que le rodea, se hace morder por una serpiente para desvanecerse en el aire. Un aire inconsútil y volátil en el que evaporarse, y perderse; el aire como origen y medio de una aventura excepcional, llena de ternura, poesía y significación. Otras obras del autor, son: Aterrizaje forzoso en

el desierto, Tierra de hombres o Piloto de Guerra. Sin duda, una experiencia literal y vital marcada por el aire y toda la imaginería de su reino. El 31 de julio de 1944, y con cuarenta y cuatro años de edad y múltiples cicatrices a sus espaldas, Antoine acometió su última misión aérea. Mientras sobrevolaba el mediterráneo en una misión de reconocimiento para preparar el desembarco de las tropas aliadas en Provenza, al sur de Francia, su avión, un Lightning P38, desapareció sin dejar rastro. Ahí fue cuando se transformó en leyenda. Nadie obtuvo pruebas de lo ocurrido, desapareció en extrañas circunstancias, hasta que, en 1998 fue encontrada una pulsera con su nombre y el de su mujer. Debido a aquel hallazgo se iniciaron tareas de búsqueda en la zona, y llegaron a encontrar, ya en el año 2003, el que sería su avión. Finalmente, un piloto de las fuerzas alemanas llamado Horst Rippert, confesó en el año 2008 haber derribado el avión de Exupéry en aquellas coordenadas. El diario francés La Provence, publicó las declaraciones del piloto con intención de zanjar de una vez por todas, el asunto de la muerte del novelista. Pero su nombre, sus hazañas y su obra, pasaron a formar parte del folclore oral moderno, convirtiéndose así en un rumor imparable, un rumor que vivirá y resonará por siempre en las misteriosas latitudes del aire.


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Hoy me han encomendado escribir sobre el aire y, por desgracia, no se me ocurría nada por lo que pensé en echar un vistazo al diccionario de la RAE, para ver si la inspiración me llegaba por la academia. La primera acepción, a pesar de ser imprescindible para la vida, no me resulta interesante. Además de que lo de mezcla gaseosa compuesta de oxígeno, nitrógeno y argón ya fue utilizada por Mecano para uno de sus éxitos, hace muchos años. Lo de parecerse a alguien, sin embargo, tiene su aquel aunque siempre me recuerda a esos que quieren ridiculizarte, te das un aire a… La vanidad no me atrae, ahora bien,

El aire

en ocasiones me he dado aires de saber más de lo que sé (con este escrito lo estoy demostrando). Visto el contenido de este artículo sospecho que se me va a quedar en aire, eso es, en nada. A pesar de todo, continuaré hasta encontrarme con algo que me sirva. A ver si dándolo un poco de aire consigo transformar esta mediocridad en algo legible, antes de que me dé un aire o me griten ¡aire! los editores de esta revista. Parece que he encontrado algo; aquello que viene de fuera alterando los usos establecidos e impulsando modas, corrientes o tendencias nuevas. Supongo que se refiere a dar otro aire a algo o

los aires nuevos que vienen, o eso dicen, casi siempre de otros lares. A España le ha asustado siempre lo nuevo, prueba son la cantidad de listas de libros prohibidos que hemos tenido, las censuras diversas y el empeño de las clases dominantes por evitar las ideas distintas que pudieran desbancarlos o, al menos, cuestionarlos. A menudo, sin embargo, se ha considerado bueno algo, solamente, porque viene de fuera sin analizar su valía en demasía. Actualmente, tenemos ejemplos tanto de lo uno como de lo otro.


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DEZ

EZ FERNÁN

LUZ GONZÁL

Ahora bien, creo que hace más daño lo primero, es decir, evitar lo innovador por miedo a perder los privilegios o el statu quo. Algunas veces habrán leído el atraso que padeció España durante mucho tiempo por los obstáculos al progreso que ponían las clases altas y la iglesia. Ambos, lógicamente, querían dejar las cosas como estaban ya que, así, podían continuar no sólo beneficiándose de las múltiples prerrogativas de las que disfrutaban sino también seguir influyendo sobre el resto de los grupos sociales, imponiendo su moral. Esto ha hecho que cualquier movimiento en favor del futuro era obstaculizado, aún más, cortado de raíz. Prueba de ello es, aunque ha habido muchos, la última guerra civil.

En ese momento, había numerosos grupos sociales que querían salir de la pobreza tanto material como intelectual y sabían que sólo una ruptura con el pasado se lo permitiría. Asistimos, entonces, a una lucha entre los nuevos aires y los viejos que terminó como todos sabemos. Los conflictos que sacudieron a la república eran la expresión de esta pugna: los reaccionarios, que querían conservar e, incluso, aumentar sus privilegios frente a los innovadores, que buscaban transformar España radicalmente. No sólo no fue posible otra vez más, porque esto ya se había intentado antes, sino que retrocedimos de nuevo con esos privilegios aumentados y consolidados. Ahora, nos encontramos en una época donde, otra vez, se intenta transformar la sociedad en pos de una modernidad que evite la ventaja y la exención, consiguiendo una igualdad que se nos estaba intentado arrebatar. ¿Dejarán que esos nuevos aires triunfen o retornaremos a las mercedes sólo para los dominantes? De ustedes depende la respuesta a esta pregunta.


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El aire

susana herrera

Esta mañana estuve observando el amanecer en la playa. No hay momento del día más idóneo para apreciar su belleza. Qué calma. Qué silencio. Solo se me escuchaba a mí, levemente, al desplazarme. Procuré hacerlo despacio, siendo apenas perceptible. Al poco rato me acompañaba una joven que paseaba con su perro y jugueteaba con las olas en la orilla. Al cruzarme con ellos observé su bonito cabello largo y dorado agitarse. Parecía querer volar. Llegué a rozarle la mejilla, al quedar su cara despejada. Pero no me prestó atención. Jugaba con el animal lanzándole una rama que él se apresuraba a recoger para devolvérsela una y otra vez. Me quedé unos instantes junto a ellos, participando de su juego sin que lo advirtieran. Me bastaba moverme más deprisa para hacer que la rama volase más rápido y se alejase más de la chica. Pero me aburrí al rato y decidí girar hacia otro lado. Les dejé seguir su rumbo, tranquilos. Y me alejé de ellos con un poco de tristeza.

Muchas veces me sucede. Me siento poderoso. Sé que lo soy. Puedo cambiar el estado de las cosas con un simple movimiento. Soy imprescindible para la vida, puedo generar energía y hasta provocar catástrofes naturales. Pero a veces me siento solo, aislado, pobre. Desearía tomar forma, no ser invisible. Me gustaría integrarme entre ellos, los seres vivos. Que no me ignorasen, que contaran conmigo, que pudieran verme, tocarme, olerme y saborearme. Como hacen con el agua, la tierra o el fuego. Y es que de los cuatro elementos de la naturaleza yo soy el menos valorado. Toman de mí, me utilizan para la vida pero no me tienen en cuenta casi nunca. Y eso me enfurece. Tanto que a veces descargo mi furia contra todos como queriendo reivindicarme. Después me arrepiento de lo que he hecho, por el daño provocado. Pero vuelvo a caer una y otra vez. También el agua y el fuego arremeten contra todo en muchas ocasiones. Supongo que lo hacen por razones parecidas a las mías. Y a veces interactuamos, complementándonos o anulándonos los unos a los otros. Yo avivo el fuego y el agua


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lo apaga. La supervivencia del planeta depende de que estemos todos en perfecto equilibrio. Me gusta sentir ese poder. Aunque también me hace sentir responsable y a veces desearía liberarme de tanta responsabilidad. Quisiera pasarles parte de ella a los seres humanos, que son los peores. Se creen superiores a todo y no se dan cuenta de su fragilidad. Se están cargando el planeta y no parece preocuparles el futuro. Claro, como su vida es tan corta, tan limitada… Son egoístas y no piensan en el mañana. Yo, que llevo aquí millones de años, soy consciente del peligro que corre el mundo. He visto la evolución y la transformación que ha sufrido y que sigue sufriendo. A veces me hace gracia lo ignorantes que son y otras veces me irrita su indiferencia. Si fuesen un poco conscientes del peligro que corren, un poco más solidarios o sencillamente más responsables, las cosas podrían cambiar. Pero, ¿cómo explicárselo para que lo entiendan? Me parecen tan frívolos, tan superficiales, preocupándose siempre de nimiedades y hablando por hablar, que es lo único que parece gustarles. Si supieran la cantidad de secretos de los que soy guardián… Tantos que si pudiese transportar sus palabras tal cual las sueltan y hacerlas sonar en el lugar apropiado, provocaría auténticos conflictos. Estoy en todas partes y escucho y veo todo lo que hacen. Siempre. Aunque sea invisible y pase inadvertido.

Quizá algún día me teman como al fuego, me admiren como a la tierra y me respeten y valoren como al agua. Tal vez en un futuro me presten más atención y no me sienta tan solo y desdichado. O tal vez un día desaparezcamos todos, se cierre el círculo y comience un ciclo diferente con otro tipo de vida de la que ni el agua ni el fuego ni yo, y ni siquiera la tierra, formemos parte. Sacudí mis pensamientos, agitándome, corriendo más y provocando un viento tan fuerte que hizo arquearse las ramas de los árboles del paseo marítimo. No sé cómo me vino a la mente una expresión que utilizan con frecuencia los humanos: “Libre como el viento” y al pensar en ello me sentí más prisionero que nunca. Prisionero de mi propio poder. Qué paradoja, ¿verdad? De poco sirve correr para alejar tus fantasmas cuando con ello provocas daño y ese daño hace que te persigan más fantasmas aún. Será mejor seguir cumpliendo mi cometido en esta vida, confiando en que algún día pueda sentirme más comprendido y menos solo. Con la esperanza de que lleguen a entender que también el aire tiene alma.


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Marina Picazarri Herce rainbowinthedarkyeah.blogspot.com.es

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