Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 51 • Domingo IV Adviento, Ciclo B • 18 de Diciembre de 2011
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El "Sí" de María
L
a que primero escuchó la Buena Noticia de la llegada del Mesías fue María de Nazaret, una humilde muchacha de un pueblo insignificante, Nazaret. Y su respuesta fue de acogida abierta: “Hágase en mí según tu palabra”. Sería bueno que hoy proclamáramos el cuarto prefacio del Adviento, “María, nueva Eva”: si el “No” de Eva tuvo las consecuencias que tuvo, el “Sí” de María nos abrió la puerta a la venida del Salvador. Ella aparece hoy como la mejor representante de todos los que en el Antiguo Testamento esperaron al Mesías –la verdadera “hija de Sión”– y de todos los que en el Nuevo Testamento acogieron al Enviado de Dios –la primera cristiana, miembro de la Iglesia de Jesús–. Este ejemplo nos estimula a que también nosotros respondamos a la venida del Señor con la apertura de puertas y corazones. Muchos, en este mundo, no saben por qué hacen fiesta o por qué se dan regalos en Navidad. Nosotros, los cristianos, sí, y nos disponemos a celebrarla desde un nivel humano, y a la vez de fe, por la renovada gracia
de la venida del Señor, compartiendo a los demás este gran significado. Y lo hacemos con las mismas actitudes que vemos en María: confianza, humilde agradecimiento, total apertura a su voluntad, alegría por la venida de Dios a nuestra historia y convicción de que desde entonces, hace dos mil años, Cristo Jesús, aunque no le veamos, está muy activamente presente en nuestra vida. Lo demás es consecuencia: porque ésta es una Buena Noticia como para hacer fiesta, alegrarse y reunirse en familia, y felicitarse. Cuando celebramos la Eucaristía, es siempre Navidad, ya que el Señor, ahora Resucitado, se nos hace realmente presente en nuestra comunidad, en la Palabra que se nos proclama, en el pan y el vino. Lo que pasó en María el día de la Anunciación –Cristo se hizo presente en ella por obra del Espíritu Santo– es lo que pasa en nuestro altar, cuando el pan y el vino se convierten por obra del mismo Espíritu en el Cuerpo y Sangre salvadores de Cristo Jesús, quien se nos da como alimento. Por eso la Eucaristía es la mejor preparación y la más bella celebración de la Navidad. 1
ANTÍFONA DE ENTRADA Is 45, 8
Destilen, cielos, el rocío, y que las nubes lluevan al justo; que la tierra se abra y haga germinar al salvador.
SALMO RESPONSORIAL
del Salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre, y mi lealtad más firme que los cielos”. R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. “Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: ‘Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente’ ”. R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. “Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva’. Yo jamás le retiraré mi amor, ni violaré el juramento que le hice”. R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 1, 38
R. Aleluya, aleluya. Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mí lo que me has dicho. R. Aleluya.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14
He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. 2
Lectura del segundo libro de Samuel 7, 1-5. 8-12. 14. 16
Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: “¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en una tienda de campaña?”. Natán le respondió: “Anda y haz todo lo que te dicte el corazón, porque el Señor está contigo”. Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra. Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los tiempos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré descansar de todos tus enemigos. Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente’ ”. Palabra de Dios.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 16, 25-27
Hermanos: A aquél que puede darles fuerzas para cumplir el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo, conforme a la revelación del misterio, mantenido en secreto durante siglos, y que ahora, en cumplimiento del designio eterno de Dios, ha quedado manifestado por las Sagradas Escrituras, para atraer a todas las naciones a la obediencia de la fe, al Dios único, infinitamente sabio, démosle gloria, por Jesucristo, para siempre. Amén. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38 En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y Él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”. María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
S
Las Posadas
e cree que las Posadas se celebraron por primera vez en 1587, en el pueblo de San Agustín Acolman, un pueblito cerca de la Ciudad de México, cuando el Papa Sixto V autorizó a Fray Diego de Soria la celebra-
ción en la Nueva España de las Misas de aguinaldo, en las que se representaban escenas del nacimiento de Jesús, y había fuegos artificiales, cantos y luces. Representan el caminar, como peregrinos, de María y José hacia Belén.
Petición de Posada Afuera
1. En el nombre del Cielo, os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada. 2. Venimos rendidos desde Nazaret; yo soy carpintero de nombre José. 3. Posada te pide, amado casero, por sólo una noche, la Reina del Cielo. 4. Mi esposa es María, es Reina del Cielo, y Madre va a ser del Divino Verbo. 5. Dios pague, señores, su gran caridad y los colme el Cielo de felicidad.
Adentro
Todos
1. Aquí no es mesón, sigan adelante; yo no puedo abrir, no sea algún tunante. 2. No me importa el nombre, déjenme dormir; pues ya les he dicho que no voy a abrir. 3. Pues si es una reina quien lo solicita, ¿cómo es que de noche anda tan solita? 4. ¿Eres, tú, José? ¿Tu esposa es María? Entren, peregrinos, no los conocía. 5. Dichosa la casa que alberga este día a la Virgen Pura, la hermosa María.
(mientras se abren las puertas) Entren Santos Peregrinos, Peregrinos, reciban este rincón. Aunque es pobre la morada, la morada, os la doy de corazón. (Terminada la petición de Posada, una vez que han sido admitidos los Peregrinos, se puede continuar con una sencilla convivencia)
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros, porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén 3
Fiesta de Nuestra Señora de la Expectación, de Zapopan Nuestra Señora de la Expectación, María de la O
H
oy, 18 de diciembre, es la fiesta de Nuestra Señora de la Expectación, o María de la O, quien para nosotros es la Virgen de Zapopan. Es una festividad que surgió en España, habiendo sido instituida por los sacerdotes del X Concilio de Toledo en el año 656, fijándola ocho días antes de la Natividad de Jesús. Es la celebración de la esperanza, pues la Virgen lleva al Mesías esperado por Adán, Noé, Abraham y los Patriarcas, y anunciado por los Profetas; al deseado de las naciones, al que es la salvación del mundo. Al estar tan cerca de la Navidad, se hace patente la expectativa del divino parto. La fiesta arrancaba con las primeras vísperas, el día anterior, en las que se cantaba la primera de las antífonas mayores llamadas “O”, por principiar con esta exclamación todas ellas. De allí el nombre de Nuestra Señora de la O. ¡Oh Sabiduría, oh Adonai, oh Vara de Jesé, oh Llave de David, oh Sol naciente, Esplendor de la Luz eterna, oh Rey de las naciones y Deseado de
las gentes, oh Emanuel!, ven a enseñarnos, ven a iluminarnos, ven a sacarnos de esta cárcel sombría, ven a salvarnos, Dios y Señor nuestro.
JUBILEO CIRCULAR 19, 20 y 21: Lunes, Martes y Miércoles
Te invita a escuchar
“MUNDO FAMILIA” Un programa conducido por Lupita Venegas y Meche Covarrubias Lunes a viernes 11:00 hrs.
1480 AM
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