N.º 18 • IV DOMINGO DE PASCUA, Ciclo A
30 de Abril de 2023
N.º 18 • IV DOMINGO DE PASCUA, Ciclo A
30 de Abril de 2023
Hoy, en el Evangelio, Jesús se nos presenta como la Puerta. Puerta significa entrada, acceso, mediación: “El que entra por mí se salvará”. Cristo se nos revela como el enviado de Dios Padre, el verdadero maestro, la puerta abierta que invita a entrar en el Reino, la puerta abierta que es como una bienvenida a la Casa del Padre. En un mundo que se plantea interrogantes urgentes, nosotros estamos convencidos de que Jesús es la respuesta y el camino, la clave que da sen�do a nuestra existencia, el maestro que nos enseña la autén�ca verdad, la única puerta de acceso a
la felicidad y a la vida También nos lo ha presentado así san Pedro, en su discurso de Pentecostés: Cristo es el único Salvador, en quien tenemos la seguridad del perdón de los pecados, porque ha entregado su vida por nosotros. Salvarse va a consis�r en creer en É l, conver�rse a É l, bau�zarse en su nombre y agregarse a su comunidad. “Entrar por la Puerta que es Cristo” no supone sólo la pacífica posesión de un cer�ficado de B au�smo, que es el sacramento de entrada en la Iglesia, sino oír su voz, seguirle, formar ac�vamente parte de su comunidad: “Andabais descarriados como ovejas, pero habéis vuelto al Pastor y guardián de vuestras vidas”, como nos ha dicho san Pedro. No hay otro pastor ni otra puerta legí�ma: sólo Cristo, el Señor. Y, a la vez, no hay otro “camino”. Camino es con�nuidad. Los que entramos y salimos a través de esa Puerta que es Cristo, nos esforzamos por seguirle fielmente a él, que es también el Camino, sin desviarnos de su es�lo de vida: “Sus ovejas le siguen, porque conocen su voz y él las va llamando por su nombre”.
Cuando Jesús dice que nos conoce por el nombre quiere decir que �ene un conocimiento de la naturaleza y del ser de cada uno: de lo que Dios quiso que fuéramos, de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser. Dios no crea a los hombres en serie, sino uno a uno; cada uno es irrepe�ble. No hay dos iguales, ni en lo �sico, ni en lo moral, ni en las circunstancias de la vida, ni en la vocación.
Con ese amor nos ha amado el Padre, hasta llegar a elegirnos para ser hijos de Dios, y llamarnos por nuestro nombre, que lleva tatuado en su mano: “Conozco mis ovejas y mis ovejas me conocen, como yo conozco al Padre” (Jn 10,14). Conoce a todas y a cada una, en sen�do bíblico, es conocimiento amoroso. “Con amor eterno te amé” (Jr 31,3). Para Dios no somos un número, somos un nombre y apellidos, un hijo.
Dios todopoderoso y eterno, te pedimos que nos lleves a gozar de las alegrías celestiales, para que tu rebaño, a pesar de su fragilidad, llegue también a donde lo precedió su glorioso Pastor. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
1Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 14. 36-41
El día de Pentecostés, se presentó Pedro junto con los Once ante la mul�tud y levantando la voz, dijo: "Sepa todo Israel con absoluta certeza, que Dios ha cons�tuido Señor y Mesías al mismo Jesús, a quien ustedes han crucificado".
Estas palabras les llegaron al corazón y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?" Pedro les contestó: "Arrepiéntanse y bau�cense en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados y recibirán el Espíritu Santo. Porque las promesas de Dios valen para ustedes y para sus hijos y también para todos los paganos que el Señor, Dios nuestro, quiera llamar, aunque estén lejos".
Con éstas y otras muchas razones, los instaba y exhortaba, diciéndoles: "Pónganse a salvo de este mundo corrompido". Los que aceptaron sus palabras se bau�zaron, y aquel día se les agregaron unas tres mil personas. Palabra de Dios.
así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me dan seguridad.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 22, 1-3a.3b-4.5.6
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto;
2Lectura de la primera carta carta del apóstol san Pedro 2, 20-25 Hermanos: Soportar con paciencia los sufrimientos que les vienen a ustedes por hacer el bien, es cosa agradable a los ojos de Dios, pues a esto han sido llamados, ya que también Cristo sufrió por ustedes y les dejó así un ejemplo para que sigan sus huellas. Él no come�ó pecado ni hubo engaño en su boca; insultado, no devolvió los insultos; maltratado, no profería amenazas, sino que encomendaba su causa al único que juzga con jus�cia; cargado con nuestros pecados, subió al madero de la cruz, para que, muertos al pecado, vivamos para la jus�cia. Por sus llagas ustedes han sido curados, porque ustedes eran como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus vidas. Palabra de Dios.
Jn 10, 14
R. Aleluya, aleluya. Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.R. Aleluya.
En aquel �empo, Jesús dijo a los fariseos: "Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños". Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió:
"Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia". Palabra del Señor.
Buen Pastor, vela con solicitud por tu rebaño y dígnate conducir a las ovejas que redimiste con la preciosa sangre de tu Hijo, a las praderas eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
En este mes de abril, los fieles de la diócesis de Guadalajara realizan la peregrinación anual diocesana a la Basílica de Guadalupe, cumpliendose ya 120 años. Este año, la peregrinación, se enmarca en el camino de preparación y celebración de nueve años, que comenzó en diciembre de 2022 y terminará en diciembre de 2031, de los 500 años del Acontecimiento Guadalupano, del encuentro de Nuestra Santa Madre con San Juan Diego, en el cerrito del Tepeyac.
El muy ilustre Canónigo José Ruiz Medrano, en la peregrinación de 1953, señaló: “Madre: aquí �enes al peregrino, que hace cincuenta años viene de aquel rincón entrañable de México; viene cantando por los caminos, subiendo hasta aquí como los israelitas subían cantando a Jerusalén; vine a esta Casa, que es tuya, porque es la Juan, y Cristo quiso que vivieras en la casa de Juan. Casa que es nuestra, porque es la tuya; que es la casa de la Patria, que es el preludio de nuestra casa del Cielo”.
Cuando Nuestra Señora del Tepeyac se apareció a Juan Diego, lo hizo como Madre de Dios y como compañía amorosa para todos los hombres, más allá de su raza. Ntra. Sra. de Guadalupe aparecía como una mujer na�va, que también hablaba en el mismo idioma que Juan Diego.
Los millones de peregrinos que van a visitarla en su Basílica, o la invocan en cualquier otro lugar del mundo, no solo van porque es la Patrona de las Américas, sino también para pedir su intercesión por los no nacidos.
En 1999, el Papa Juan Pablo II dirigió, a la Virgen del Tepeyac, la siguiente oración:
“Consuela a los padres que han perdido ese don por el aborto, y llévalos al perdón y a la sanación… Éste es nuestro grito: ¡Vida digna para todos! ¡Por todos los que han sido concebidos
en el vientre de su madre, por los niños de la calle, por Guadalupe!”, declaró en su Basílica. Veinte años después, en 2018, el Papa Francisco encomendó a Nuestra Señora de Guadalupe “a quienes esperan el nacimiento de sus hijos”.
Dijo: "San Juan Pablo II encomendó a su protección materna la vida y la inocencia de los niños, especialmente de aquellos que corren el riesgo de no nacer”, señaló a los peregrinos polacos durante su audiencia general.
Además, la Conferencia de Obispos católicos de los Estados Unidos presentó una oración con la misma intención:
“Ayuda a los futuros padres a recibir de Dios el don invaluable de la vida de su hijo. Consuela a los padres que han perdido ese don por el aborto, y llévalos al perdón y la sanación a través de la Divina Misericordia de tu Hijo”.
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