13 de Agosto de 2023
Del miedo a la confianza
La escena del Evangelio de este domingo sitúa a los discípulos lejos de Jesús; las olas azotaban con violencia, pues el viento les era contrario. Es una descripción de una situación de crisis, de unas circunstancias vitales que avanzan en contra y desestabilizan la vida.
Y es Jesús quien se acerca a ellos caminando sobre las aguas, es decir, trascendiendo la realidad y revelando su iden�dad verdadera. Revela una energía que puede contrarrestar la fuerza del mal viento que a veces nos azota. Aparece así la tensión entre el miedo y la confianza. La eterna cues�ón de si la fe �ene espacio en nuestras noches y en nuestras tormentas personales.
El miedo es humano, es lógico sen�rlo ante situaciones de amenaza e inseguridad, incluso es bueno porque nos lleva a reaccionar para protegernos.
Sin embargo, un miedo fuera de control es signo de dependencia y de cadenas internas que paralizan el proceso de la vida. No es diferente el miedo del ámbito espiritual al humano. Lo opuesto a la fe no es el ateísmo sino el miedo; nos agarramos a las creencias mentales para sujetar esa fe, pero
sólo amarramos nuestra ideología y pensamientos automa�zados que jus�fican nuestra falta de confianza autén�ca.
Necesitamos signos que avalen nuestra posición ante la vida, pero la fe nos lleva por el camino de la confianza sin evidencias. Esto no lo soporta nuestro ego. La confianza parte de la experiencia de que, contra todo pronós�co, la iden�dad esencial no se destruye y nace una fuerza que vence al miedo, impulsando a actuar con osadía y libertad. Queremos signos que calmen la ansiedad que vivimos ante la incer�dumbre de estas situaciones, pero nuestra mente nos introduce en la desconfianza hasta experimentar el límite de nuestra humanidad.
La desconfianza nos lleva a reaccionar con hundimiento, o bien disfrazándonos de poder, como le ocurre a Pedro, cuyo resultado es más debilidad y no sen�r un suelo-agua donde apoyarse.
Ac�var la confianza a fondo perdido, sin signos, sin sen�r, sin evidencias, hace su trabajo humano y espiritual transformando el miedo en decisiones valientes que nos capacitan para escuchar interiormente a Jesús: “Tranquilizaos, soy yo. No tengáis miedo”.
ORACIÓN COLECTA
Acuérdate, Señor, de tu alianza, no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa, no olvides las voces de los que te buscan.
1
Lectura del primer libro de los Reyes 19, 9a. 11-13a
Al llegar al monte de Dios, el Horeb, el profeta Elías entró en una cueva y permaneció allí. El Señor le dijo: "Sal de la cueva y quédate en el monte para ver al Señor, porque el Señor va a pasar".
Así lo hizo Elías, y al acercarse el Señor, vino primero un viento huracanado, que par�a las montañas y resquebrajaba las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Se produjo después un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Luego vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se escuchó el murmullo de una brisa suave. Al oírlo, Elías se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la cueva. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
del salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia..
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia..
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia..
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia..
2Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 9, 1-5
Hermanos: Les hablo con toda verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me ates�gua, con la luz del Espíritu Santo, que tengo una infinita tristeza y un dolor incesante tortura mi corazón.
Hasta aceptaría verme separado de Cristo, si esto fuera para bien de mis hermanos, los de mi raza y de mi sangre, los israelitas, a quienes pertenecen la adopción filial, la gloria, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Ellos son descendientes de los patriarcas; y de su raza, según la carne, nació Cristo, el cual está por encima de todo y es Dios bendito por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES
DEL EVANGELIO
Sal 129, 5
R. Aleluya, aleluya.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra. R. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-33
En aquel �empo, inmediatamente después de la mul�plicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.
Entretanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: "¡Es un fantasma!" Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: "Tranquilícense y no teman. Soy yo".
Entonces le dijo Pedro: "Señor, si eres tú, mándame ir a � caminando sobre el agua". Jesús le contestó: "Ven". Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sen�r la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó:
"¡Sálvame, Señor!" Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: "Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios". Palabra del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor, nos salven y nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
El hombre es una “caña” pensante
El Papa Francisco, en la carta apostólica “Grandeza y miseria del hombre”, dedicada a Blaise Pascal, es es�mulante para nosotros, porque nos recuerda la grandeza de la razón humana y nos invita a u�lizarla para descifrar el mundo que nos rodea.
“El hombre es una caña, la más débil de la naturaleza; pero es una “caña pensante”. Esta frase dicha por Blaise Pascal, nos deja ver la paradoja que hay en el hombre.
Por una parte, está en inferioridad frente a las fuerzas de la �erra: terremotos, huracanes, incendios…, y también respecto a otros seres vivos: Unos vuelan y otros viven bajo el mar, unos son más rápidos o escuchan frecuencias impercep�bles para el hombre. Sin embargo, ante esas desventajas, el hombre cuenta con su razón, con la cual domina los elementos: al agua con las presas; o surca los aires con aeroplanos, construye vehículos veloces o radares precisos.
¡SEGUIMOS CRECIENDO!
APARTIR DE SEPTIEMBRE
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COL. LADRÓN DE GUEVARA, CP. 44600.
La R ueda de P ascal
Blaise Pascal es un ejemplo para nuestros �empos, pues vivió en una época impregnada de un escep�cismo filosófico y religioso, en que se ponían en duda muchas verdades o la misma verdad. Pero lejos de ceder y dejarse contagiar ante ese ambiente, Pascal buscó desde niño y hasta el final de su vida la verdad.
En su infa�gable búsqueda de la verdad, Pascal profundizó en las matemá�cas, la geometría, la �sica y la filoso�a. Realizó descubrimientos extraordinarios desde muy �erna edad, hasta el
punto de alcanzar una fama considerable. Cuando el padre de Pascal fue nombrado jefe de la recaudación de impuestos para Normandía, tardaba mucho �empo en contar lo recaudado. Blaise, que tenía 19 años de edad, quiso facilitarle su trabajo e inventó una máquina calculadora automá�ca mecánica a base de engranes. Se le conoce como la «Rueda de pascal» o Pascalina, que es una de las calculadoras más an�guas. La comercializó sin mucho éxito pues se fabricaban una a una y salían muy caras. Aún subsisten nueve de ellas.