N.º 36 • XXII DOMINGO ORDINARIO, Ciclo A
3 de Septiembre de 2023
N.º 36 • XXII DOMINGO ORDINARIO, Ciclo A
3 de Septiembre de 2023
En los versículos anteriores a este texto (16,1719) Jesús da a Pedro una autoridad especialísima en su Iglesia. Pero ahora Pedro actúa de una manera incorrecta, porque se deja llevar por sus criterios humanos, queriendo apartar a Jesús del camino de la Pasión. Y así se muestra con claridad que Pedro no cumplirá esa función par�cular en la Iglesia porque sea perfecto, sino porque tendrá una asistencia especial de Dios para conducirla.
Pero también se les recuerda a los discípulos que ellos tampoco deben buscar solamente la gloria, porque están llamados a par�cipar de la misma suerte que le tocó a Cristo: es necesario aceptar la cruz.
El camino que nos muestra Jesús es el de la cruz que lleva a la Resurrección Los cris�anos no estamos llamados a una vida cómoda, donde sólo busquemos una cierta paz interior, pretendiendo vivir sin renuncias. Muchas veces hay que cansarse por los demás, renunciar al propio �empo, ser generoso con el propio dinero, aceptar con paciencia que se burlen de nosotros por nuestra fe; y eso duele, eso es cruz, eso es par�cipar de la Pasión del
Señor para compar�r con É l la Resurrección.
A esa par�cipación de la Resurrección no podemos renunciar si queremos vivir el Evangelio con todas sus consecuencias. Toda la existencia es una mezcla misteriosa de cruz y de resurrección; en cada día se hacen presentes el dolor, el cansancio, la desilusión, y al mismo �empo la esperanza, el gozo, el amor. Pretender vivir solamente en la resurrección es renunciar al único camino cris�ano, que siempre pasa por la cruz.
La idea de parar de sufrir, no es una idea cristiana ni lo que nos enseña el Maestro
Si el mismo hijo de Dios, al hacerse hombre, no se privó de los límites, los cansancios, las renuncias y el dolor, ningún discípulo suyo puede pretender un camino diferente. No hay verdadera imitación de Jesús sin estar dispuesto a todo, como É l.
“Señor, concédeme que no me olvide de tu cruz, que no rechace tu Pasión que se hace presente también en mi vida, porque no estoy hecho para una gloria eterna en esta tierra, sino para entregar mi vida cada día, en la alegría y en el dolor, para alanzar la felicidad perfecta en tu eternidad”.
Dios de toda virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, y concede que, haciendo más religiosa nuestra vida, hagas crecer el bien que hay en nosotros y lo conserves con solicitud amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
1Lectura del libro del profeta Jeremías 20, 7-9
Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; fuiste más fuerte que yo y me venciste. He sido el hazmerreír de todos; día tras día se burlan de mí. Desde que comencé a hablar, he tenido que anunciar a gritos violencia y destrucción.
Por anunciar la palabra del Señor, me he conver�do en objeto de oprobio y de burla todo el día. He llegado a decirme: "Ya no me acordaré del Señor ni hablaré más en su nombre". Pero había en mí como un fuego ardiente, encerrado en mis huesos; yo me esforzaba por contenerlo y no podía. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora el agua. R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios. R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma; te alabaré con jubilosos labios
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Porque fuiste mi auxilio y a tu sombra, Señor, canto con gozo. A ti se adhiere mi alma y tu diestra me da seguro apoyo
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
2Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los romanos 12, 1-2 xHermanos: Por la misericordia que Dios les ha manifestado, los exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios, porque en esto consiste el verdadero culto. No se dejen transformar por los criterios de este mundo, sino dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente, para que sepan dis�nguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto. Palabra de Dios.
DEL EVANGELIO
Cfr. Ef 1, 17-18
R. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. x R. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio Xxsegún san Mateo 16, 21-27
En aquel �empo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: "No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a �". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!"
Luego Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir
7 Y 8
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Lugar: Casa Pastora “Yo soy el camino” (Pedro Loza #995)
conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras". Palabra del Señor.
Saciados con el pan de esta mesa celes�al, te suplicamos, Señor, que este alimento de caridad fortalezca nuestros corazones, para que nos animemos a servirte en nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Ante todo, hemos de decir acerca de las disposiciones necesarias que han de observarse en el sufrimiento, que éste en sí y por sí, no es bueno, ni Dios lo quiere así. Su valor no está en él, sino en el efecto que �ene sobre el alma y en los actos de los cuales es ocasión. En lo que se refiere a los efectos del sufrimiento sobre el alma, éste es una fuente inagotable de gracias divinas.
Ningún santo ha visto en el sufrimiento otra cosa que el beneficio de la gracia divina comprendido en él. El Papa San Juan Pablo II, en su libro “Orar”, escribe que: “Un sufrimiento soportado con paciencia se convierte, en cierto modo, en oración y en fuente fecunda de gracia”. El sufrimiento bien llevado es una fuente de nuevas gracias para el alma escogida. Santa Teresa de Lisieux manifestaba: “Un sufrimiento bien sufrido
merece la gracia de un sufrimiento más”. El sufrimiento humano, �ene el valor de ser una forma de compar�r con Cristo sus sufrimientos, porque si queremos resucitar con Cristo, previamente hemos de vivir con Cristo, tomando cada uno su cruz y siguiéndolo: “…, si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y me siga”. (Mt 16, 24). El valor del sufrimiento, a los ojos divinos, radica esencialmente en el amor. El sufrimiento humano para ser válido, ha de ser soportado en el amor a Dios, es decir en comunión con el mismo Dios, que aceptó nuestra humana condición y se some�ó, por los todos los hombres, al sufrimiento de la muerte en la cruz. Del amor viene el carácter expiatorio del sufrimiento. Cuando se sufre amando, se termina por no sufrir, porque cada vez se va uniendo uno más al ser amado.
Todo nos viene de Dios y nada de lo que Él nos envía o permite es para nuestro malo. El sufrimiento humano, �ene el valor de ser una forma de compar�r con Cristo sus sufrimientos, porque si queremos resucitar con Cristo, previamente hemos de vivir con Cristo, tomando cada uno su cruz y siguiéndolo. Los cris�anos hemos de ver en el sufrimiento, el valor que este �ene, como autén�ca bendición de Dios, el cual quiere que por medio del sufrimiento, alcancemos la purificación de nuestras culpas.
Lo verdaderamente bueno para el afligido en cualquier situación dolorosa es la sumisión a la voluntad de Dios, cuando acepta el sufrimiento. Hay veces en las que Dios, nos expresa su amor con el beso del sufrimiento, mostrándonos de esta forma una confianza especial y asociándonos al misterio de su pasión salvífica. Expresión de su amor, pueden ser las humillaciones dolorosas, la soledad, las acusaciones. También pueden serlo las oscuridades de la fe: cuando comienzas a experimentar la sequedad interior y no eres capaz de suscitar en � ningún sen�miento posi�vo, ni siquiera en la oración.
El precio de nuestra redención era el perfecto amor de Cristo y su vida intachable dada completamente por los demás hasta la muerte.
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