N.º 38
XXIV DOMINGO ORDINARIO, Ciclo A
17 de Septiembre de 2023
N.º 38
17 de Septiembre de 2023
Hoy, en el Evangelio, Pedro le pregunta a Jesús cuántas veces hay que perdonar. El “perdón” cristiano no es una actitud de superioridad en quien perdona: quedaría reducido a un acto de diplomacia y buena educación que no renovaría la relación con el otro. Para entender su sentido es preferible llamarle “reconciliación”, que implica el común esfuerzo del ofendido y del ofensor por detener y superar el mal causado por la ofensa. No se limita solo a olvidar el mal rato pasado, sino que busca, sobre todo, encontrar una fórmula de convivencia capaz de hacerlos sentir nuevamente hermanos.
La reconciliación no es solo el esfuerzo que hacemos para superar una ofensa, sino fundamentalmente una actitud permanente por eliminar distancias, recelos, prejuicios..., que impiden una auténtica convivencia fraterna.
Nuestro amor y relación con Dios lo manifestamos en saber amar y relacionarnos con nuestro prójimo. ¿De qué sirve recibir el sacramento de la Reconciliación si las relaciones con el prójimo no se han restañado? Es verdad que a veces no es posible pedir perdón directamente al ofendido y otras es difícil saber a quiénes se ha perjudicado..., pero, ¿en las demás?
¿Qué pensaba Jesús sobre la reincidencia del prójimo en las mismas fal-
tas que ya se le habían perdonado una o más veces? ¿Qué hacer entonces? ¿No está la vida llena de reincidencias perdonadas? Es lo que trata de saber Pedro y a lo que responde Jesús. El número siete es, en la literatura judía, muchas veces simbólico de lo universal, de lo indefinido. Jesús responde al modo hebreo, recalcando con los múltiplos de siete, para dejar claro la necesidad de un perdón sin límites: hay que perdonar siempre a todos y todo.
Para hacer más gráfica esta obligación de perdonar siempre y hacer ver el plan del Padre sobre los que no perdonan, Jesús expone una de sus parábolas más bellas: el Rey que perdonó y el súbdito que no supo perdonar.
Así, Dios, para perdonarnos no nos pide más que perdonemos también nosotros siempre a todos y todo lo que nos hagan. ¿Con quién tenemos los conflictos, los problemas, a lo largo del día: con Dios o con el prójimo? ¿Con quién reñimos y nos enfrentamos, a quién tratamos mal o despreciamos...? Si nuestros conflictos son con las demás personas, con ellas debemos arreglarnos y reconciliarnos. El sacramento del perdón es la celebración del reencuentro y de la reconciliación con los hermanos, y con Dios a través de ellos.
Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a nosotros tus ojos y concede que te sirvamos de todo corazón, para que experimentemos los efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
1Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide) 27, 33-28, 9 Cosas abominables son el rencor y la cólera; sin embargo, el pecador se aferra a ellas. El Señor se vengará del vengativo y llevará rigurosa cuenta de sus pecados.
Perdona la ofensa a tu prójimo, y así, cuando pidas perdón se te perdonarán tus pecados. Si un hombre le guarda rencor a otro, ¿le puede acaso pedir la salud al Señor?
El que no tiene compasión de un semejante, ¿cómo pide perdón de sus pecados? Cuando el hombre que guarda rencor pide a Dios el perdón de sus pecados, ¿hallará quien interceda por él?
Piensa en tu fin y deja de odiar, piensa en la corrupción del sepulcro y guarda los mandamientos. Ten presentes los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo. Recuerda la alianza del Altísimo y pasa por alto las ofensas. Palabra de Dios.
del salmo 102, 1-2. 3-4. 9-10. 11-12
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía; que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos;
El Señor no nos condena para siempre, ni nos guarda rencor perpetuo. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
2 Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los romanos 14, 7-9 Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor. Porque Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos. Palabra de Dios.
DEL EVANGELIO
Jn 13, 34
R. Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35
En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: "Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?"
Jesús le contestó: "No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete".
Entonces Jesús les dijo: "El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El
al tercer día, resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.
Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: 'Págame lo que me debes'. El compañero se le arrodilló y le rogaba: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: 'Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión
José tenía 11 hermanos de parte de padre. Sus hermanos le tenían envidia y estaban enojados con él porque él era el favorito de su papá. Cuando José tenía 17 años, su padre le regaló una túnica de colores muy bonita. Eso aumentó los celos y el enojo de sus hermanos quienes prometieron vengarse de José.
Los hermanos vendieron a José como esclavo y le hicieron creer al papá que un animal lo había matado. Poco a poco fue subiendo de rango, gracias a su buen trabajo y a un don que Dios le había dado: la interpretación de sueños. Él interpretó un sueño muy importante del faraón y pasó a tener un alto cargo en el gobierno.
José se convirtió en gobernador de Egipto, tenía
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de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?' Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía. Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano". Palabra del Señor.
Que el eecto de este don celestial, Señor, transforme nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que sea su fuerza, y no nuestro sentir, lo que siempre inspire nuestras acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
toda la confianza del faraón y administraba prácticamente todo. Había hambruna en todo el mundo, pero la previsión de José y su buena administración aseguraron que en Egipto no faltara nada. Comenzaron a llegar personas de diferentes naciones en busca de alimentos. Entre ellos, llegaron los hermanos de José.
José los reconoció, pero no dijo nada. Les preguntó por su padre y por su hermano menor. Luego les reveló que él era José, el hermano que habían vendido. En lugar de aprovechar para dejarlos sin comida o vengarse de ellos, José los abrazó y los perdonó. Él sabía que Dios había permitido todas las cosas con un propósito: salvar la vida de ellos y de muchas otras personas.
Saulo nació en Tarso dentro de una familia fiel a la religión judaica. Creció dentro del rigor de los fariseos y se convirtió en defensor de sus creencias. Su gran celo le llevó a perseguir a los cristianos, les consideraba una secta que amenazaba todo aquello en lo que él había creído. Saulo causaba estragos en la Iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel. A pesar de todo esto, Dios tenía sus ojos puestos sobre Saulo. Él veía gran potencial en él y decidió revelársele. Donde otros veían un corazón duro, lleno de odio y deseoso de acabar con los cristianos, Dios veía un corazón sediento de Él. En un viaje, al acercarse a Damasco, una luz del cielo relampagueó de repente a su alrededor.
Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía:
—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
—¿Quién eres, Señor? —preguntó.
—Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz— Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.
La vida de Saulo no volvió a ser igual después de su encuentro con Dios. De perseguidor, pasó a ser un fiel seguidor de Jesús. Ese mismo celo que tenía antes por perseguir a los cristianos lo usó para hablar de Dios, del sacrificio de Jesús, y del cambio que había experimentado por el perdón de Dios.
ENCUENTRO JUVENIL CATÓLICO DE 16 A 25 AÑOS
DE OCTUBRE 8, 9 Y 10 DE DICIEMBRE
NOTARIA 33 1748 0776
NAZARIO 33 2055 5141
ENRIQUE 33 2983 1420
INFORMES Lugar: Casa Pastora “Yo soy el camino” (Pedro Loza #995)
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