Hoja Parroquial #44- XXX DOM. ORD., Ciclo A-29 de octubre 2023

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Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

N.º 44 • XXX DOMINGO ORDINARIO, Ciclo A

29 de Octubre de 2023

Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106

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La Ley del amor no cambia

l amor a Dios es el primer mandamiento de todos. El que se formula bíblicamente como «No tendrás otro Dios más que a mí»: un mandamiento que sigue siendo el más radical de todos. Contra los ídolos de antes y los de ahora. Contra el peligro de centrarnos en otros "dioses". Amar a Dios no es sólo no blasfemar o san�ficar las fiestas: es poner su plan de vida para nosotros como prioridad absoluta en nuestros programas y en nuestra mentalidad. Es escuchar su Palabra, encontrarnos con Él en la oración, amar lo que ama Él. Es algo más que temerle o incluso obedecerle: es amarle. En la carta a los Tesalonicenses, Segunda Lectura de hoy, San Pablo les alaba: «abandonando a

los ídolos, se volvieron a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero»: es toda una respuesta al materialismo y a las tentaciones idolátricas que hoy abundan más que nunca. Es ponerle a Él por delante de cualquier otro valor: también como razón de ser del mismo amor al prójimo, que para muchos parece el prioritario, pero que Cristo pone como consecuencia del primero: el amor a Dios. Así, Jesús, en el Evangelio de hoy, une las dos direcciones del amor: no vale amar a Dios (o decir que se ama a Dios) y descuidar el amor horizontal, sobre todo con los débiles. Hoy también, y más que nunca, podemos enumerar –cada uno en su ambiente– a los más desamparados de la sociedad, a los que marginamos para aprovecharnos de ellos y de su debilidad... A veces es en el terreno económico, otras en el cultural, pero siempre pagan unos cuantos la usura y la ambición de otros. La dignidad de la persona humana, tanto si es por mo�vos sociales, raciales, ideológicos o religiosos, queda humillada: y Dios toma como cosa propia esta humillación. Nunca está de más que también a los cris�anos "buenos" se nos recuerde que ahí está el mandamiento principal. Y que no lo cumplimos por mero altruismo, ni por propaganda electoral, sino como consecuencia del amor a Dios y del amor de Dios. En la familia, en la comunidad eclesial, en la sociedad, en la escuela, en el trabajo: en todos los campos, tenemos cada día mil ocasiones para examinarnos de este primer mandamiento: ¿Amo en verdad a Dios y al prójimo? El mejor modelo es el mismo Jesús: basta recordar cómo amó a Dios, su Padre, y cómo trató a los demás, en especial a los más abandonados.

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ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes, concédenos amar lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

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Lectura del libro del Éxodo 22, 20-26

Esto dice el Señor a su pueblo: "No hagas sufrir ni oprimas al extranjero, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto. No explotes a las viudas ni a los huérfanos, porque si los explotas y ellos claman a mí, ciertamente oiré yo su clamor; mi ira se encenderá, te mataré a espada, tus mujeres quedarán viudas y tus hijos, huérfanos. Cuando prestes dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está con�go, no te portes con él como usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélveselo antes de que se ponga el sol, porque no �ene otra cosa con qué cubrirse; su manto es su único cobertor y si no se lo devuelves, ¿cómo va a dormir? Cuando él clame a mí, yo lo escucharé, porque soy misericordioso". Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL

del salmo 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab R. Tú, Señor, eres mi refugio. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera. R. Tú, Señor, eres mi refugio. Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo. R. Tú, Señor, eres mi refugio. Bendito seas, Señor, que me proteges; que tú, mi salvador, seas bendecido.

PROFESIÓN DE NUESTRA FE

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos;

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Tú concediste al rey grandes victorias y mostraste tu amor a tu elegido. R. Tú, Señor, eres mi refugio.

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Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses 1, 5c-10

Hermanos: Bien saben cómo hemos actuado entre ustedes para su bien. Ustedes, por su parte, se hicieron imitadores nuestros y del Señor, pues en medio de muchas tribulaciones y con la alegría que da el Espíritu Santo, han aceptado la palabra de Dios en tal forma, que han llegado a ser ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya, porque de ustedes par�ó y se ha difundido la palabra del Señor; y su fe en Dios ha llegado a ser conocida, no sólo en Macedonia y Acaya, sino en todas partes; de tal manera, que nosotros ya no teníamos necesidad de decir nada. Porque ellos mismos cuentan de qué manera tan favorable nos acogieron ustedes y cómo, abandonando los ídolos, se convir�eron al Dios vivo y verdadero para servirlo, esperando que venga desde el cielo su Hijo, Jesús, a quien él resucitó de entre los muertos, y es quien nos libra del cas�go venidero. Palabra de Dios. ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya. El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.R. Aleluya.

EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40

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n aquel �empo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?". Jesús le respondió: 'Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu menal tercer día, resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.


te. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a � mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas". Palabra del Señor.

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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Que tus sacramentos, Señor, produzcan en nosotros todo lo que significan, para que lo que ahora celebramos en figura lo alcancemos en su plena realidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

De todos los Santos y de los Fieles Difuntos

a Iglesia reconoce que muchos de nuestros fieles difuntos ya llegaron a la Gloria. Como el calendario litúrgico no celebra a todos los santos sino a unos cuantos, �ene que haber un día dedicado a honrarlos a todos. La Iglesia nos invita a alegrarnos con ellos porque es nuestro des�no: salvarnos y compar�r esa Gloria con Cristo. Y la celebración de los Fieles Difuntos nos concien�za a pedir por los que ya par�eron. Las dos conmemoraciones litúrgicas –de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos– surgieron en épocas diversas y sólo ocasionalmente han sido unidas. Pero ambas arrancan en su origen de las costumbres funerarias de los primeros cris�anos. Al igual que los paganos, los discípulos de Cristo acostumbraban poner flores y perfumes sobre las tumbas de sus muertos, situadas en las afueras de la ciudad: celebraban la comida funeraria en torno al asiento del desaparecido, dejado simbólicamente vacío. Los cris�anos introdujeron solamente dos innovaciones: en lugar de quemar los cadáveres, preferían inhumarlos, y en lugar de celebrar el día de su nacimiento del difunto, festejaban cada

año el día de su muerte. Estas modificaciones expresaban una transformación radical en la manera de entender la vida y la muerte. Los cris�anos sepultaban en la �erra a sus muertos, como al cuerpo del Señor, que colocado en el sepulcro, resucitó victorioso: así expresaban su esperanza en la Resurrección. La otra innovación –celebrar como natalicio del difunto el día de su muerte– presuponía una fe audaz por parte de los discípulos. Además de las celebraciones individuales, cada familia cris�ana recordaba en un día par�cular el natalicio de sus parientes difuntos. En Roma, durante los primeros siglos de la era cris�ana, ese recuerdo colec�vo se celebraba el 22 de febrero. A comienzos del siglo XI, en Cluny, el célebre monasterio benedic�no de Borgoña, el abad de Odilón estableció una fiesta para la conmemoración de todos los Fieles Difuntos, a celebrar el 2 de noviembre. La costumbre y la fecha se extendieron pronto por toda la Iglesia. El día de los Fieles Difuntos es celebración de la vida; debe ser entonces iluminado con la esperanza de la Resurrección.

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Oración de los difuntos Dios de infinita misericordia, confiamos a tu inmensa bondad a cuantos han dejado este mundo hacia la eternidad, donde Tú esperas a la humanidad entera, redimida por la sangre preciosa de Cristo, muerto en rescate por nuestros pecados. No mires, Señor, tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas con las que nos presentaremos ante el tribunal para ser juzgados para la felicidad o la condena. Levanta sobre nosotros tu mirada piadosa que nace de la ternura de tu corazón, y ayúdanos a caminar en el camino de una completa purificación. Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno del infierno, donde ya no puede haber más arrepen�miento.

Te confiamos Señor las almas de nuestros seres queridos, de las personas que han muerto sin el consuelo sacramental, o no han tenido manera de arrepen�rse ni siquiera al final de su vida. Nadie haya de temer encontrarte, después de la peregrinación terrenal, en la esperanza de ser acogidos en los brazos de tu infinita misericordia. La hermana muerte corporal nos encuentre vigilantes en la oración y llenos de todo el bien hecho en el curso de nuestra breve o larga existencia. Señor, que nada nos aleje de � en esta �erra, sino que en todo nos sostengas en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente en Ti. Amén. Antonio Rungi, Sacerdote Pasionista

Director Responsable y administración: Sr. Cango. Luis Enrique Silva Álvarez • Redacción: Pbro. Juan Javier Padilla • Alcalde 294, Guad., Jal. Tel. 3343875300 – 3325385480 • Consulta la Hoja Parroquial: www.arquidiocesisgdl.org.mx/publicaciones/hojaparroquial Diseño e Impresión: Centro Católico de Comunicaciones. Tels. 3002-6470 • 3002-6471 Los anuncios que se muestran en La Hojita Parroquial son responsabilidad, única y exclusivamente, del solicitante. No nos hacemos responsables de los servicios que se publicitan.

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