Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 52 • IV DOMINGO DE ADVIENTO, Ciclo B
24 de Diciembre de 2023
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Le pondrás por nombre
E
Jesús
l Este domingo úl�mo de Adviento es ya una preparación inmediata de la celebración de la Navidad. María -en el evangelio- es presentada como el gran ejemplo de cómo abrirse a la venida del Señor. Una venida que acontece en la concreta realidad de la historia humana, fruto de una larga espera en el pueblo de Israel. Pero a la vez, y quizá por ello mismo, nos abre a la gran esperanza, a la gran alegría, que no podemos reducir a una superficial celebración en la inmediata Navidad. Es preciso que llegue a lo más hondo de nuestra vida.
María, ejemplo No es un hecho casual que en las vigilias de la Navidad se nos presente en la lectura el ejemplo de María. Mucho más que exhortaciones más o menos teóricas, será ú�l referirse al ejemplo concreto de aquella muchacha de Nazaret. Ella -como nosotros hoy- recibe el anuncio de la venida del Señor. A su vida, a su realidad, incluso a su carne. Y se abre a esta venida con absoluta confianza, con plena fe, aunque no comprenda cómo se realizará, aunque supere sus esquemas naturales -¨¿cómo será eso?¨. Ella entrega su palabra y su vida con un "sí" sin reservas. Es una respuesta de fe y de esperanza, mucho más allá de las previsiones naturales, co�dianas. Es el ejemplo que se nos propone hoy, en víspera de la Navidad. También nosotros debemos disponernos para acoger la constante venida del Señor, especialmente en la inmediata celebración navideña, sabiendo abrirnos a una ac�tud de fe, de esperanza, de pobreza, de alegría... sabiendo decir un "sí" confiado a la irrupción del Señor en nuestra vida. Como la �erra acoge la semilla para que dé fruto. "El Señor está con�go", le dijo el Ángel a María. El Señor está con nosotros, se nos dice hoy. Para fecundar nuestra vida. Sólo es preciso una condición: que nos abramos muy de verdad a su venida. Que le acojamos en lo más hondo de nuestro ser y de nuestro hacer. Que no celebremos una Navidad superficial, sino que rompamos la barrera de autodefensa ante la venida del Señor y nos dejemos penetrar por Él. Es preciso sen�rnos pobres, sencillos, necesitados -como María- para acoger la venida salvadora, renovadora, del Señor. Entonces "el Espíritu Santo vendrá sobre nosotros".
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ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
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Lectura del segundo libro de Samuel 7, 1-5. 8-12. 14. 16
Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: "¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en una �enda de campaña?" Natán le respondió: "Anda y haz todo lo que te dicte el corazón, porque el Señor está con�go". Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: "Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: '¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré con�go en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la �erra. Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia �erra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los �empos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a �, David, te haré descansar de todos tus enemigos. Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinas�a; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente' ". Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
del salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna,
PROFESIÓN DE NUESTRA FE
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos;
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pues el Señor ha dicho: "Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos. R. Hoy nos ha nacido el Salvador. Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: 'Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente'. R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
El me podrá decir: 'Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva'. Yo jamás le retiraré mi amor, ni violaré el juramento que le hice". R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
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Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 16, 25-27
Hermanos: A aquel que puede darles fuerzas para cumplir el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo, conforme a la revelación del misterio, mantenido en secreto durante siglos, y que ahora, en cumplimiento del designio eterno de Dios, ha quedado manifestado por las Sagradas Escrituras, para atraer a todas las naciones a la obediencia de la fe, al Dios único, infinitamente sabio, démosle gloria, por Jesucristo, para siempre. Amén. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 1, 38
R. Aleluya, aleluya. Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mí lo que me has dicho. R. Aleluya.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
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n aquel �empo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la es�rpe de David, llama-
al tercer día, resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
do José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está con�go". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Al�simo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin". María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre � y el poder del Al�simo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de �, será llamado Hijo de Dios. Ahí �enes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se re�ró de su presencia. Palabra del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos, Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de la fes�vidad que nos trae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Bendición de la Mesa en Nochebuena
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egún la tradición católica, mediante la cena de Nochebuena se celebra la víspera del nacimiento de Jesús, y su origen viene de la Alta Edad Media, en que cada Navidad el Papa celebraba en la basílica de San Pedro tres misas propias de la fes�vidad: Una a medianoche llamada ‘misa del gallo’, otra a la salida del sol y otra al mediodía conocida como ‘misa mayor’. Estas tres misas tenían un profundo sen�do mís�co y de ellas provienen las dos comidas que se celebran hoy en día: La cena de Nochebuena y la comida de Navidad.
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Oración
uerido Niño Jesús, en una noche como esta, viniste cómo un niño para traernos la luz. Hoy reunidos aquí familiares y amigos te damos gracias y queremos que bendigas nuestra mesa para que nos llenes de tu amor y de tu paz. Bendice, Señor, nuestra mesa en esta noche. Quienes vamos a cenar celebrándote sabemos que la fiesta eres Tú que nos invitas a nacer siempre de nuevo. Gracias por el pan y el trabajo, por la generosidad y la esperanza. Llena nuestra mesa de fuerza y ternura para ser personas justas, llena de paz nuestras vidas y que la amistad y la gra�tud alimenten cada día del año. Tú eres bendición para nosotros, por eso, en esta noche fraterna, bendice la �erra toda, bendice nuestro país. Bendice esta familia y esta mesa. Bendícenos a cada uno de los que estamos aquí. Amén. Rezar un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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