Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 40 • XXVI Domingo Ordinario, Ciclo B • 30 de Septiembre de 2012
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106
Estar siempre
L
as lecturas de este domingo nos ofrecen diversos consejos a nuestra vida cristiana. Son consignas que contribuyen a que vayamos amoldando nuestros criterios a la mentalidad de Jesús: Santiago denuncia a los ricos que se han aprovechado injustamente de los demás para prosperar ellos, y les avisa que todo lo que han amasado no les va a servir de nada a la hora de la verdad. Jesús, en el Evangelio, nos asegura que no quedará sin recompensa nada de lo que hagamos en bien de los demás, como dar un vaso de agua. Más duras son sus palabras en contra del que escandaliza a los niños, o sea, a los débiles... ¡Cuántos modos hay de escandalizar hoy a las nuevas generaciones, con nuestro mal ejemplo en la vida familiar o social, o por los medios de comunicación (ahora por Internet)!; es de las veces que Jesús se pone más serio: «Más le valdría que le amarraran una rueda de molino en el cuello y le echasen al mar». También es sorprendente la radicalidad que pide en su seguimiento: cortarnos la mano, o el pie, o el ojo si nos estorban en nuestro camino al Reino: un cristiano tiene que renunciar a algo para conseguir lo principal...
con Cristo
Tolerantes. Pero, tal vez, la lección principal que se deriva de las lecturas de hoy es la denuncia del que puede ser uno de los pecados más propios de los que nos creemos “los buenos”, “los practicantes”: pensar que tenemos el monopolio del bien o de la verdad. Aparecen estas actitudes en la Primera Lectura: el joven Josué, el ayudante de Moisés, se siente celoso: «Moisés, señor mío, prohíbeselo». Pero Moisés muestra su corazón comprensivo y tolerante; y en el Evangelio: «Maestro, uno echaba demonios en tu nombre y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros». Pero Jesús muestra un corazón mucho más abierto: «No se lo impidan: el que no está contra nosotros está a favor nuestro». Deberíamos ser más tolerantes, más abiertos, y alegrarnos de que se haga el bien y de que prosperen las iniciativas buenas, aunque no se nos hayan ocurrido a nosotros; aplaudir los éxitos de los demás, y reconocer
que no siempre tenemos toda la razón. La Palabra de Dios que escuchamos en cada Eucaristía nos va educando, nos ayuda a confrontar nuestra escala de va lores con la mentalidad de Cristo... todo lo cual es necesario, para que no conformemos nuestra vida según este mundo, sino según la voluntad de Dios que nos enseña Jesús. 1
ANTÍFONA DE ENTRADA
Cfr. Dan 3, 31. 29. 30. 43. 42 Podrías hacer recaer sobre nosotros, Señor, todo el rigor de tu justicia, porque hemos pecado contra ti y hemos desobedecido tus mandatos; pero haz honor a tu nombre y trátanos conforme a tu inmensa misericordia.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 18, 8. 10. 12-13. 14
R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón. La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo.
R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
Aunque tu servidor se esmera en cumplir tus preceptos con cuidado, ¿quién no falta, Señor, sin advertirlo? Perdona mis errores ignorados.
R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
Presérvame, Señor, de la soberbia, no dejes que el orgullo me domine; así, del gran pecado tu servidor podrá encontrarse libre.
R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 17, 17
R. Aleluya, aleluya. Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad. R. Aleluya, aleluya.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
1 Jn 3, 16 Hemos conocido lo que es el amor de Dios, en que dio su vida por nosotros. Por eso también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. 2
Lectura del libro de los Números 11, 25-29
En aquellos días, el Señor descendió de la nube y habló con Moisés. Tomó del espíritu que reposaba sobre Moisés y se lo dio a los setenta ancianos. Cuando el espíritu se posó sobre ellos, se pusieron a profetizar. Se habían quedado en el campamento dos hombres: uno llamado Eldad y otro, Medad. También sobre ellos se posó el espíritu, pues aunque no habían ido a la reunión, eran de los elegidos y ambos comenzaron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contarle a Moisés que Eldad y Medad estaban profetizando en el campamento. Entonces Josué, hijo de Nun, que desde muy joven era ayudante de Moisés, le dijo: “Señor mío, prohíbeselo”. Pero Moisés le respondió: “¿Crees que voy a ponerme celoso? Ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta y descendiera sobre todos ellos el espíritu del Señor”. Palabra de Dios.
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 1-6
Lloren y laméntense, ustedes, los ricos, por las desgracias que les esperan. Sus riquezas se han corrompido; la polilla se ha comido sus vestidos; enmohecidos están su oro y su plata, y ese moho será una prueba contra ustedes y consumirá sus carnes, como el fuego. Con esto ustedes han atesorado un castigo para los últimos días. El salario que ustedes han defraudado a los trabajadores que segaron sus campos está clamando contra ustedes; sus gritos han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos. Han vivido ustedes en este mundo entregados al lujo y al placer, engordando como reses para el día de la matanza. Han condenado a los inocentes y los han matado, porque no podían defenderse. Palabra de Dios.
EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
E
n aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos”. Pero Jesús le respondió: “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor. Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar. Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”. Palabra del Señor.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al Cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
E
Octubre: mes del Rosario
l 7 de octubre de 1571, se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto, en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla, nuestra religión podía peligrar, y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el Rosario por la flota. En Roma, estaba el Papa despachando asuntos, cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había sido victoriosa. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde, llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre. Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario, y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente, se celebra la fiesta del Rosario el día 7, y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.
La fuerza del Rosario
A lo largo de la historia, se ha visto cómo el rezo del Santo Rosario pone al demonio fuera de la ruta del hombre y de la Iglesia; llena de bendiciones a quienes lo rezan con devoción. Nuestra Madre del Cielo ha seguido promoviéndolo, principalmente en sus apariciones a los pastorcillos de Fátima. Rezar el Rosario es como llevar diez flores a María en cada misterio. Es una manera de repetirle muchas veces lo mucho que la queremos. El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre contienen algo nuevo. Si lo rezamos todos los días, la Virgen nos llenará de gracias y nos ayudará a llegar al Cielo. Ella intercede por nosotros, sus hijos, y no nos deja de premiar con su ayuda. Al rezarlo, recordamos con la mente y el corazón los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la conducta admirable de María: los gozosos, los dolorosos, los luminosos y los gloriosos. Nos metemos en las escenas evangélicas: Belén, Nazaret, Jerusalén, el huerto de los Olivos, el Calvario, María al pie de la cruz, Cristo resucitado, el Cielo... todo esto pasa por nuestra mente mientras nuestros labios rezan.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
C
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos; te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros, porque sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.
Amén. 3
El Año de la Fe El Sínodo de los Obispos
A
l celebrarse en el Vaticano, del 7 al 28 de octubre de 2012, el Sínodo de los Obispos, donde se reunieron los Obispos del mundo para reflexionar –con motivo del Año de la Fe– sobre el tema: «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana», conviene saber que la Iglesia es una sola, que vive unida bajo la autoridad del Papa, y que, para mantener esta unidad y dar respuesta a las distintas realidades pastorales y sociales, se creó el Sínodo de los Obispos.
Origen del Sínodo de los Obispos, en breve
Luego del Concilio Vaticano II, para mantener vivo el espíritu de colegialidad, y en respuesta a los deseos de los Padres Conciliares, el Papa Pablo VI creó el Sínodo de los Obispos el 15 de septiembre de 1965, a través de la Carta Apostólica Apostolica sollicitudo. La palabra “sínodo” deriva etimológicamente de los términos griegos syn (que significa “juntos”) y hodos (que significa “camino”), lo cual expresa la idea de “caminar juntos”. Así, el Código de Derecho Canónico brinda la siguiente definición: El Sínodo de los Obispos es una asamblea de Obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los Obispos, y ayudar al Papa con sus consejos para la integridad y mejora de la fe y costumbres, y la conservación y fortalecimiento de la disciplina eclesiástica, y estudiar las cuestiones que se refieren a la acción de la Iglesia en el mundo (canon 342).
JUBILEO CIRCULAR 1, 2 y 3: Lunes, Martes y Miércoles Santa María del Pueblito Jesucristo nuestra Esperanza Ntra. Señora del Refugio, El Colli Madre Admirable, Atemajac Cristo Rey de la Paz San Basilio el Grande San Antonio de Rivas Señor del Perdón, Tlajomulco El Divino Rostro, Huentitán 4, 5 y 6: Viernes, Jueves y Sábado San Pedrito, Santa Paula San Joaquín Santiago Apóstol, Arroyo Hondo Jesucristo Obrero San Ignacio de Loyola San Pedro Apóstol, Vallarta Pte. Señor de la Ascensión, Villa Mariano Escobedo San Pedro Pescador, Ocotlán La Santa Cruz, Tlajomulco
El Sínodo representa al episcopado católico, y tiene como tarea ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia universal, dándose su consejo. Para ello, los Obispos, reunidos con el Santo Padre, se preparan durante un largo tiempo y se reúnen para dialogar, compartir experiencias y discernir las mejores soluciones pastorales que tengan validez y aplicación universal.
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