Los pájaros tienen derecho a alimentarse

Page 1

PSICOANÁLISIS DE NIÑOS EN DICTADURA

Los pájaros tienen derecho a alimentarse El doctor Lizardo Valdez* trató, durante la dictadura, con niños cuyos padres estaban desaparecidos o presos y se interrogó, como muchos de sus colegas, sobre qué sucede cuando el psicoanalista está inmerso en la misma situación traumática que afecta al paciente. Ivonne Trías Convencer a Talo Valdez para hablar de su experiencia como psicoanalista de niños durante la dictadura fue una tarea compleja. No sólo para él. Errores en la hora o el lugar, desencuentros, postergaciones, hasta concretar finalmente la entrevista y grabarla. En vano; la grabación resultó inaudible, puro ruido, y hubo que empezar todo de nuevo. Dice Valdez que aun cuando haya una intención explícita de encarar estos temas siempre pasa algo que traba ese proceso misterioso de conocer y comprender. El análisis con niños cuyos padres estaban desaparecidos o presos le planteó, sostiene, interrogantes muy duras, sobre todo cuando el niño y el analista compartían la misma situación traumática. —En esa encrucijada fue uno de estos niños, Pablo, quien encontró una salida creativa y sorprendente. En síntesis la expresó a través de dibujos en los que mostraba cómo la única forma de poder separarse de ese lugar que le había asignado el fascismo de “hijo de desaparecidos” era sobre la aceptación de la muerte de sus padres. Sostener esta tesis puede aparecer como una complicidad con el ocultamiento de la verdad, sobre todo cuando aquí se discutía con pasión la ley de caducidad con la que se pretendía en efecto cubrir el terror con un manto de silencio. Opté por suspender en la medida de lo posible la batería de hipótesis y teorías para seguir detrás de mi paciente, “sin memoria ni deseo”, como dice Bion. —¿Qué es, para un niño, un padre o una madre desaparecido? —Ni muerto ni vivo; es el estatuto propio del desaparecido que genera deseo y miedo de una respuesta definitoria y, al mismo tiempo, necesidad de una definición para hacer frente a la confusión. Esta problemática, de saber y no saber, alimentada además desde afuera – manifestaciones, silencio oficial, noticias de prensa–, dificultaba todo intento de elaboración de un duelo en el que oficialmente no había muertos. En el análisis de Pablo se sucedieron desde el comienzo –tenía entonces 5 años– juegos en que personas eran “tiradas al río”, con juegos de magia que permitían fantásticas reapariciones. Después de varios meses apareció un fenómeno nuevo, “un juego” que desbordaba el campo de la sesión para incluir toda la realidad, a mí en ella. Empezó a faltar a las sesiones con frecuencia. Al principio interpreté estas faltas como resistencias porque justamente se producían después de las sesiones en las que nos acercábamos a ver la muerte de los padres. Más tarde comprendí que estaba actuando su conflicto: aparición-desaparición. Repetía la situación displacentera con el objetivo de dominarla aunque seguramente no era el único motivo de su actuación. Hubo luego un viaje de varios meses del que volvió más maduro, más comunicativo, con un funcionamiento que permitió un avance en el análisis. Pero esto no duró mucho: aparecieron los primeros cementerios clandestinos y Pablo contrajo, coincidentemente, una hepatitis que volvió a interrumpir el tratamiento por varios meses. Después, las ausencias a las sesiones se hicieron cada vez más frecuentes y, aunque no dependían exclusivamente del niño, después de conversar con él decidí interrumpir el tratamiento. En los años siguientes Pablo apareció y desapareció algunas veces. Cuando retomó el análisis tenía 12 años. —A lo largo de esos siete años muchas cosas cambiaron en el país, en el niño y en el analista.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.