Las palabras saben lo que pasa

Page 1

LA RESISTENCIA CULTURAL

Las palabras saben lo que pasa En algún archivo de nuestra memoria personal y colectiva está, porque uno no elige los recuerdos, la imagen de aquel “nuevo Uruguay” en el que se “construía con fe” y al que era imprescindible “ponerle el hombro”. Carina Blixen Esas consignas edificantes creaban un futuro basado en la confianza y el esfuerzo de los uruguayos. Fueron repetidas infinitamente en la radio, en la televisión, en la prensa, porque los conductores del “Proceso” necesitaron persuadir, tuvieron que acudir a algo más que la violencia y el miedo para “arreglar la casa”, como tantas veces se dijo. Además de la imagen de una nueva fundación, que advendría si antes se limpiaba el terreno de los malos orientales, los cívico-militares, empeñados en ser didácticos, recurrieron a lo que el escritor Ricardo Piglia denominó “metáforas quirúrgicas”. En su libro Crítica y ficción (1), el argentino anotó las maneras de contar la realidad que el poder impone. Cirujanos dispuestos a extirpar los órganos enfermos, el opaco relato de los militares argentinos decía a quien quisiera escuchar lo que estaba sucediendo: sin ser nombrado, las palabras dibujaban el cuerpo del torturado y el trabajo de los torturadores. Hay un estereotipo que se repite: es fácil encontrar figuras similares en esta orilla del Plata. El 23 de setiembre de 1973 el general Luis Forteza, director del Instituto Militar de Estudios Superiores, anunció que la democracia y el marxismo eran incompatibles: “La eliminación del enemigo marxista es imprescindible para la convivencia en paz y progreso”. La acción de este “enemigo”, “falaz, ruin y traidora, debe ser definitivamente extirpada, como debe ser extirpado el cáncer, en bien de la vida” (2). Leer las ficciones creadas durante la dictadura en paralelo a las impulsadas desde el poder puede ser un camino de acercamiento a ese mundo complejo y todavía difícil de asir. El relato “Agua estancada” (3) de Carlos Liscano, fue escrito después de su liberación en marzo de 1985, en Suecia, pero no creo aventurado considerar que responde a una estética forjada en la cárcel. Puede leerse como parodia de “la metáfora quirúrgica”. La historia del dentista y su paciente, que no hablan la misma lengua, que se comunican a través del contacto físico establecido en las sesiones, muestra y oculta la del torturador y el torturado. Uno es el victimario y el otro la víctima, pero desde la perspectiva de ésta, ambos se necesitan. La concepción higiénica y definitiva del relato oficial es sustituida en el relato literario por una tortuosa y empantanada relación cargada con las proyecciones del protagonista.

La verdad del poder Frente a una ficción del Estado que se propone como una verdad indiscutible, la ficción de Tomás de Mattos multiplicó las versiones en la interpretación de los hechos. Esta manera de ficcionar que es casi un distintivo del escritor y que ha sido valorada por crítica y público en sus grandes novelas posteriores a la dictadura: ¡Bernabé, Bernabé!, La fragata de las máscaras, La puerta de la misericordia, tiene las primeras manifestaciones en los relatos de Libros y perros (1975) y Trampas de barro (1983). No hay univocidad, los sucesos se despliegan en caleidoscopio, y el lector tiene que elegir o saber que no puede hacerlo. El problema que se plantea es el de cómo construir la verdad, cómo recuperar la específica relación entre cada acto y su evaluación moral. El carácter sentencioso, definitivo y eufemístico del discurso autoritario ayuda a realizar la obra de destrucción sin culpa, la respuesta literaria en este caso parece ser la de restituir al lenguaje su posibilidad de concreción, y con ello la responsabilidad moral inherente a la acción. La obra de Liscano en conjunto admite ser leída como una gran ironía sobre el discurso del poder. La lucha por el control de la palabra es puesta en escena en La mansión del tirano (4) En el capítulo XII el que escribe y Hans cuentan juntos la aventura del naufragio hasta que, por


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.