Los civiles de la dictadura

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EL PAÍS DE LAS MEMORIAS CORTAS

Los civiles de la dictadura El lunes 27 el golpe de Estado cumplirá su mayoría absoluta de edad. Quienes nacieron ese día todavía no tenían 12 años cuando se restauró la democracia. A ellos, y también a la frágil memoria de los uruguayos en general, está dirigido este repertorio de los otros protagonistas injustamente olvidados de la dictadura cívico-militar: los civiles. Guillermo Waksman “Lo peor de los gobiernos militares son los civiles que los rodean, oportunistas, individuos que pretenden obtener por medio del golpe lo que serían absolutamente incapaces de conseguir en un régimen democrático.” Hugo Batalla* Algunos han hecho su autocrítica. Unos actuaron menos tiempo que otros. Están, también, quienes pasaban de un cargo a otro, como si estuvieran jugando a las esquinitas: del gabinete al Consejo de Estado, o viceversa, o a la Universidad, o a una embajada… Los motivos invocados para haber aceptado puestos durante la dictadura son múltiples: hay quienes lo hicieron por convicción pura, o porque les parecía preferible que estuvieran ellos y no otros, o “para facilitar la reapertura”, o porque no tenían alternativa (“no había una universidad autónoma y otra intervenida; sólo existía esta última”). Hubo quienes aprovecharon la falta de competencia de aquellos que por razones políticas no podían aspirar a esos mismos cargos, y hubo quienes, si hubieran competido, igual los hubieran logrado. Muchos nunca fueron cuestionados por meterse un peso en el bolsillo y otros dejaron una imagen muy poco cristalina o corrieron a gestionar las jubilaciones de privilegio con que la dictadura los premió. Unos cuantos han fallecido. Otros han optado por alejarse de la vida pública. Pero también hay quienes han seguido en el primer plano de la actividad política, y varios de ellos –hay que reconocerlo– por el voto popular. Los senadores Pablo Millor, Walter Belvisi y Juan Carlos Blanco, los diputados Wilson Craviotto, Antonio Guerra y Mario Cantón, el ministro de la Suprema Corte de Justicia Juan Mariño, el ministro de Trabajo Ricardo Reilly Salaverry, el presidente del Banco Hipotecario Pedro Cersósimo, el presidente de la delegación uruguaya ante la Comisión Administradora del Río de la Plata, Juan Carlos Paysée, o los intendentes Juan Chiruchi y Domingo Burgueño, son apenas algunos ejemplos notorios de que la sociedad uruguaya ha tenido muy frágil memoria o ha demostrado una generosa capacidad de perdón. Los partidos tradicionales, por su parte, consideraron en 1984 la posibilidad de expulsar de sus filas a algunos dirigentes que habían actuado en primera línea, pero finalmente optaron por conservarlos. En el Partido Nacional se consideraron los casos de Carlos Gelpi, Antonio Gabito Barrios y Rodolfo Ciganda; en el Partido Colorado, los de Walter Belvisi, Basilio Borgato y Milton de los Santos. La excepción que confirmaría esta regla es la del ex consejero de Estado Eduardo Esteva, quien renunció a la Facultad de Derecho porque los estudiantes lo declararon “persona no grata”. Entre los civiles de la dictadura predominaron claramente los profesionales universitarios, y entre ellos, en primer lugar, los abogados, seguidos probablemente por los contadores.


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Los civiles de la dictadura by Brecha - Issuu