PROTAGONISTA
“¡Éramos dos mil en la fábrica y nos gritaban tupamaros!” El día del golpe es el día de la huelga general con que la CNT le respondió. En la memoria de Ariel Bidegaray, militante socialista y sindicalista de FUNSA, ambos acontecimientos están marcados a fuego. En esos días ya se especulaba que algunos movimientos y posturas de las Fuerzas Armadas estaban encaminadas al golpe de Estado. Yo reunía entonces la doble condición de militante del Partido Socialista y de militante del sindicato de FUNSA. El 27 de junio estaba en la Casa del Pueblo (local central del PS) cuando nos avisaron de la disolución de las cámaras. Llegó la Policía y nos hizo salir a todos. De noche clausuraron la Casa del Pueblo. De inmediato empezó la ocupación de los centros de trabajo. Ocupamos FUNSA. Dos o tres veces nos desalojaron y dos o tres veces volvimos a ocupar. Así estuvimos hasta el 9 de julio, cuando salimos todos a la manifestación en el Centro. Entonces pasaron cosas muy graves. Hubo heridos, detuvieron a Seregni. En esos días todo giraba en torno a la huelga con la que nosotros, los trabajadores, dábamos cumplimiento a lo estipulado por la CNT desde años atrás para el caso de un golpe de Estado. Cuando los militares vinieron a desalojar la fábrica nos sacaron a todos y nos hicieron formar fila contra la pared. Nos gritaban “comunistas”, “tupamaros”, sin darse cuenta de que estaban hablando con trabajadores y de que ¡en FUNSA éramos dos mil operarios! En uno de los desalojos los militares reconocieron a mi padre, que había sido militar en su juventud. Cuando se fue del Ejército mi viejo, Irmo Bidegaray, empezó a trabajar en la fábrica y fue uno de los fundadores del sindicato. Entonces, cuando lo reconocieron, lo sacaron de la fila y se lo llevaron preso. Nosotros seguimos con ese entra y sale durante casi quince días: ellos nos sacaban, nosotros nos volvíamos a meter. No sé si la gente se daba cuenta de que había un golpe de Estado. Nosotros por lo menos estábamos haciendo lo que habíamos dicho que íbamos a hacer si había golpe. Lo que vino después fue muy duro, pero la huelga sirvió para mostrar que los trabajadores del país no queríamos golpes de Estado.