Domingo 27 de diciembre del año 2015
SEMANARIO CATÓLICO NACIONAL
AÑO 35 - EDICIÓN 1799 - $15.00
Editorial
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Al servicio de la verdad y la vida
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Domingo 27 de diciembre del año 2015
Equipo redacción Camino
Llovía mucho y el padre Enrique Sloma, párroco, salió a encontrarnos con una sombrillita para que no nos mojáramos. Ya en su oficina, las fieles y atentas ayudantes, doña Mila y doña Hilda, pronto se pusieron a colar café. Café con galleticas de soda. Francisco de la Cruz pone al padre Enrique en tema y le pregunta por la escuela de ministros. –“Amigo, pero si usted la dejó. Estamos haciendo lo que se pueda.” –“Si, padre, ahora tengo tres trabajos para poder costear mis muchachas en sus estudios, pero ya volveré. Y sigo con la responsabilidad de la capilla de san Miguel.” Para el padre Enrique, párroco de San Antonio por 31 años, la escuela de ministros es el punto de apoyo de la parroquia. Los ministros son los que llevan sobre sus hombros la parroquia. Los Alcarrizos es un barrio muy religioso, nutrido principalmente con migración cibaeña, pero los ministros son los hilos de ese tejido. “Trato de que haya dos ministros encargados de cada una de las ocho capillas. Así se pueden turnar y descansar. Pero
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Los Alcarrizos Parroquia y ministros
en la base están los trece grupos apostólicos, muchos anteriores a mi llegada, y con una vida muy propia. Toma nota: Tercera Orden Franciscana, cursillistas, neocatecúmenos, comunidades eclesiales de base, renovación carismática para mayores y jóvenes, Jufra, Dos con Jesús en Familia, Apostolado de la Oración, Legión de María, mercedarias.” “Los niños son importantes, la catequesis de niños: Bautismo, primera comunión, confirmación a los catorce años, profundización y adultos. Coros de niños, la liturgia de niños, la Navidad de los niños.” “Hay que llegar a cada casa, a cada familia. Si no se llega ahí el trabajo pastoral sería deficiente. Los neocatecumenos y la Misión Continental están ayudando mucho con la pastoral de la familia. Y cosa curiosa, por los niños se va llegando a los padres. Cuando tienen alguna presentación del coro, traen a los padres.” Los ministros Rafael Ferrer Domínguez y su esposa Consuelo Anto-
nia Ortega trabajaron en la capilla del Carmen por muchos años y ahora se ocupan de Santa Lucía. Están contentos con esas construcciones. Se sienten bien en el doble trabajo de prédica y construcción. La comunidad es entusiasta, animan mucho. Una comunidad neocatecumenal les ayuda en la formación de comunidades, visitar a los hogares y la formación catequética. –“Y su esposa Consuelo, qué hace?” –“Bueno, ella se ocupa de la celebración de la palabra de los jueves en la parroquia y a mí me ayuda los domingos.” –“Predica bien?” –“Yo creo que si, fue por eso que el padre Enrique la escogió para que celebrara en la parroquia.” –¿“Tienen familia?” – “Claro, tenemos tres hijas ya mayores. La más pequeña, que nos ayuda mucho, es periodista.” = “¡Periodista!” – “¿Y dónde está?” –“Está aquí, en la casa.”
–“¿La puede llamar?” Judelka es egresada de periodismo de la UASD y con maestría en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid, acompaña a sus padres en la labor pastoral. Se ocupa del grupo de liturgia, de la reconstrucción de algunas casas a gente pobre y de la página web de la parroquia. –“Judelka, ¿qué ha significado para usted el tener un padre y una madre como Rafael y Consuelo? –Una bendición. Orientada por los caminos del Señor, debatiéndome entre el bien y el mal. Pero también una carga, porque uno está llamada por el Señor a ser diferente a lo que el mundo ama y sigue, y la gente se da cuenta, y te pregunta, y tienes que explicarle que tienes unos padres religiosos y que conociste al Señor. Ahí está la razón de lo diferente.” Francisco de la Cruz, es también ministro, a cargo de la capilla San Miguel, del barrio del mismo nombre. Lleva cuatro años en esta res-
ponsabilidad, pero ya antes estaba a cargo de la escuela de ministros. El éxito del ministro es que vive inserto en el barrio, él y su familia, cercano a la gente. Lo que predica se puede comprobar con lo que vive. Comparte con el padre Enrique su diagnóstico sobre la religiosidad del barrio, pero siempre a más, considera que hay que ofrecer más formación a los diversos ministros y promover un compromiso personal con la Iglesia. Añade que habría que fomentar un trabajo con jóvenes al estilo salesiano. Tener siempre abierto un centro de recreación, un centro juvenil de deporte y formación. La capilla San Miguel tiene su fuerte en la pastoral de niños –coro, formación y obra de Navidad– y en la formación de adolescentes para la Confirmación. Francisco está casado con Carina Acosta, tienen dos hembras ya grandesitas. Mili –Milagros– estudia medicina en la UASD y Juliana se inicia en el bachillerato en el Politécnico Loyola.
Él ha dedicado casi toda su vida a algo que le gusta, la educación. Actualmente dirige la escuela inicial y básica Los Olivos - Fe y Alegría, de Herrera, y es profesor en la Universidad de la Tercera Edad. Don Amancio Jiménez Contreras es maestro constructor, casado con Doña Isabel y con tres hijos ya adultos. Monseñor Octavio A. Beras lo consagró ministro acólito en 1975. Ha ayudado al padre Enrique en trabajos de construcción y ahora asume una responsabilidad pastoral. Es ministro de la capilla Nuestra Señora del Carmen desde hace cuatro años. El plan del sector incluye catequesis, la “misión continental” –formar comunidades y crecimiento según las diversas etapas, y servicios sociales de salud y envejecientes. –“Y qué echa de menos, qué falta al trabajo pastoral?” -“Ah sí, mucho lamento que no obstante el esfuerzo es una minoría la que se integra al plan pastoral. Pero el padre Enrique siempre nos dice a los ministros que ahí está nuestra fe y nuestro reto pastoral. Que el que tiene fe no desmaya.”
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Mis amigas, las palabras
Monseñor Freddy Bretón
Sembrar la semilla de la paz
Arzobispo Metropolitano de Santiago de los Caballeros
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Nunca se ha dicho que la tarea de la paz sea cosa fácil, pero es tan necesaria como el aire para vivir. Mucho nos ha insistido en esto el Papa Francisco, con palabras y con gestos muy elocuentes. Para saber cuánta falta nos hace paz, basta pensar en las personas de conciencia sucia, que se acuestan y no pueden conciliar el sueño, por falta de paz interior. O quien malvive en un país dominado por la violencia, que si consigue el alimento, no sabe si llegará a ponerlo en la boca, o a digerirlo bien. Pero en esto, comúnmente sucede lo de siempre: La valora más quien ya la ha perdido. De todos modos, la humanidad sigue suspirando por ella. Como decía el escritor danés Kaj Munk: “Ninguna paz es eterna. Pero cada día que prolonga la paz es una bendición adquirida (Ante Cannes, 1943). Por supuesto, no hay paz sin justicia, sin respeto, sin amor fraterno... Son varios los ingredientes necesarios para que podamos llegar a saborear el plato (¿o la pipa?) de la paz. Pues no se trata de ausencia de guerra sino de concordia; es decir, fiesta, cordial algarabía por encontrarnos y compartir. Sabemos que el primer enemigo de la paz es el propio hombre, su fiera condición humana. Pienso que esto fue magistralmente plasmado por Rubén Darío en su conocido y extenso poema Los motivos
del lobo. “El varón que tiene corazón de lis, alma de querube, lengua celestial, el mínimo y dulce Francisco de Asís”; este siervo de Dios quiere la concordia, y reza por ella: «Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión...» Pero resulta que, al decir de Darío, Francisco “está con un rudo y torvo animal, bestia temerosa, de sangre y de robo, las fauces de furia, los ojos de mal...”. Y aquí el poeta carga bien las tintas para describir al terrible lobo de Gubbio, a quien el Santo calmó al decirle: “¡Paz, hermano lobo!”, para de inmediato enrostrar a la fiera la larga lista de desmanes en perjuicio del hombre. “Y el gran lobo, humilde”, presentó sus motivos a Francisco: “¡Es duro el invierno, /y es horrible el hambre!/... y en veces comí ganado y pastor...”. Pero lo movió, sobre todo, el mal ejemplo del hombre: “... a más de
Santiago
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uno vi mancharse /de sangre, herir, torturar, /de las roncas trompas al sordo clamor, /a los animales de Nuestro Señor. / ¡Y no era por hambre, que iban a cazar!” Francisco responde: “En el hombre existe mala levadura...” Y esta mala levadura de pecado será la culpable de que se quiebre finalmente la paz en la naturaleza y de que el lobo vuelva a su crueldad y fiereza. Pero esto solo significa que la tarea es difícil, no que sea imposible. Puede colegirse también, de inmediato, que quien erradica el pecado de su vida y de las estructuras sociales, está haciendo un gran aporte a la instauración de la convivencia armónica de toda la humanidad. Buscando esa deseada convivencia humana, desde tiempos del Papa Pablo VI, en la Iglesia Católica se dedica el primero de enero de cada año a la Jornada mundial de oración por la paz. El Santo Padre envía para ese día un Mensaje, abierto a todos los creyentes y personas de buena voluntad. Me parecen muy hermosos y adecuados estos mensajes, por lo que creo muy útil repasarlos de vez en cuando, pues no han perdido actualidad. Recordemos que el que nos dedicó el Papa Francisco para el año 2014 (su primer Mensaje del 1º de enero, en la Jornada n. 47) fue “La Fraternidad, Fundamento y Camino Para La Paz”. Para el 2015 fue “No esclavos, sino hermanos”, y el título para el del 2016 no puede ser más explícito ni más provocador: «Vence la indiferencia y conquista La Paz». Al inicio del mensaje para el 2014, justifica el título elegido para el mismo, con las siguientes palabras:
Parroquia Buen Pastor concluye primer diplomado de Teología Bíblica
La Escuela de Teología para Laicos de la parroquia El Buen Pastor, en la Yagüita Del Pastor, Bella Vista, Santiago, tuvo la graduación del primer diplomado en Teología Bíblica. Se celebró la Eucaristía y un festejo a los graduandos. Antonio Lluberes, sj, director arquidiocesano de la Escuela de Teología para Laicos celebró la Eucaristía, y al final se distribuyeron los certificados de participación. El padre Julio Genao, párroco, y Vicario de Pastoral de la Arquidiócesis hizo llegar un
mensaje de agradecimiento y estímulo. Acompañaron a los graduandos los profesores Tomás Núñez, MA., director y facilitador de la Escuela. Robin Durán, MA., Lic. Narciso Peña y la Dra. Sor Ana Julia Suriel. La Escuela de Teología cuenta con el aval del Instituto Nacional de Pastoral, la Vicaría General de Pastoral de la Arquidiócesis de Santiago, la Conferencia del Episcopado Dominicano y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Terminada la Eucaristía, gra-
duandos y profesores se dirigieron a la casa de uno de los alumnos para festejar los resultados del programa y anticipar las fiestas navideñas. Las escuelas de teología bus-
can ofrecer a personas comprometidas con la vida eclesial conocimientos para el desempeño de sus diferentes ministerios parroquiales. También ofrecen contenidos bíblicos y
teológicos para desarrollar su vida espiritual. La Escuela inició el pasado mes de septiembre un nuevo curso, ahora concentrada en estudios teológicos.
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Embutidora Lechonera Chito Recuerda que desde ya pueden hacer sus pedidos para todas las actividades con los empleados, familiares, y el tradicional cerdo asado, etc.
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Padre Miguel Marte Ramírez mmartecjm@gmail.com
Tengo en mis manos un artículo titulado “El padre”. Es de André ComteSponville. Aparece en su libro “El placer de vivir”. Es una joya. Incisivo y sugerente como su autor. Inquietante como sus convicciones. Realista como la vida misma. Dice, por ejemplo: “¡No me vengan con cuentos! La vida sería más fácil sin hijos. Más sencilla. Más cómoda. ¡Cuántas menos preocupaciones habría, cuántas menos angustias, cuánto menos cansancio!” Es cierto, si no hubiera hijos no hubiera muchos problemas relacionados con ellos; pero tampoco habría padres. Luego escribe nuestro autor: “No se hacen hijos para ser feliz. Se hacen hijos para el amor y por el amor. La felicidad solo vendrá, si viene, solo durará, si dura, por añadidura.” Y en otro párrafo dice: “El amor engendra el amor. Es como un milagro verdadero. Ese pequeño amor humano –un hombre, una mujer: una pareja-
Sofo
Padre y Madre
desemboca en ese amor mayor que el amor, ese amor sobrehumano, y no obstante el más humano de todos, el más fuerte, el más extendido, el más banal, el más conmovedor. Nuestro hijo: nuestro amor.” Al identificar al hijo con el amor, toca este autor algo que me parece esencial: del amor brota la vida. Es tal vez lo que no entienden aquellos que traen al mundo “hijos” sin amor o los que buscan “vivir” el amor rechazando los hijos. El amor triunfa en el amor de los hijos. “Incluso cuando la pareja fracasa”, nos dice. Fracasa la relación de una pareja, pero nunca fracasa el amor. Comte-Sponville considera que la fuente del amor está en los padres. Con su amor ayudan a que los hijos aprendan a amar: “El amor empieza aquí: no en el amor del hijo hacia sus padres (el recién nacido no ama: tiene hambre, tiene miedo, tiene frío…), sino en el amor de los padres hacia el hijo, ese amor primero, gratuito, incondicional, gracias al cual el hijo aprende a amar, a su vez, y se prepara para amar a sus hijos…” A veces los padres se quejan de que los hijos no los aman. Debieran preguntarse si ellos los han amado primero. El hijo aprende a amar gracias a su experiencia de sentirse amado. Es consciente también de la diferencia entre padre y madre en lo que tiene que ver con la manifestación del amor hacia los hijos: “De ese amor, me parece que las madres saben de entrada más que nosotros, al menos con mayor frecuencia, cuando se instalan tranquilamente en ese cara a cara sublime. El hombre ama desde más lejos, casi siempre, o se acerca solo torpemente, desmañadamente. Tanta fragilidad le intimida: tiene miedo de estropearlo, de romperlo, de herirlo, y no sabe demasiado
LECTURAS DE ESTE DOMINGO Tercer Domingo de Adviento
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bien qué hacer con ese pequeño cuerpo que da alaridos, tan poco y tan mal adaptado al suyo.” Y remata su comentario sobre la diferencia entre la manifestación de amor de la madre con relación a la del
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padre, diciendo: “Un padre no es una madre, no tiene que serlo, no puede serlo... Tanto el niño como la niña necesitan tener ante ellos un hombre y una mujer verdaderos –verdaderamente hombre, verdaderamente mujer-, cuya complementariedad es, en el fondo, más importante (¡aún más importante!) que la armonía.” Se articulan así el amor de la madre y la ley del padre. Dos cosas distintas, pero necesarias ambas para la educación de los hijos. De esa forma, el hijo descubre –nos dice-, que hay algo más elevado que él: la ley. Y algo más elevado que la ley: el amor. Me encanta que todo esto lo diga un filósofo francés -¡una de las naciones más liberales!-, que además se confiesa totalmente ateo, y no un sacerdote dominicano, como es mi caso.
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Encuentro navideño empleados de Radio Santa María
Radio Santa María realizó su acostumbrada fiesta de navidad y fin de año a sus empleados, quienes asistieron acompañados por sus parejas. En la misma se disfruto de un ambiente ameno , divertido y fraterno. Dentro de las actividades de la Fiesta, fueron reconocidas cuatro empleadas que tienen
César Félix Payamps
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más de treinta años laborando para la Gran Familia. Entre las galardonadas se encuentran Altagracia Herrera ( TATA) que se le reconoció por su entrega, dedicación y servicio durante 39 años en la Administración de RSM, Águeda Almonte , por su valiosa labor en sus 30 años de servicio dedicación y entrega
El tiempo ha llegado y con ella por supuesto el adviento, tiempo de espera y preparación. Supondría también ser una pausa en el camino para despojarnos de múltiples ataduras, que nos disminuyen y no nos permiten transitar en paz por nuestros días. Además de la suma cada vez en mayor proporción, un sin número de preocupaciones materiales propias de las festividades de fin de año, que sin dudas nos alejan del ánimo de paz que debemos consolidar en la espera del niño Salvador. No recuerdo en cual homilía escuche en labios de algún religioso, la advertencia para la preparación del Emmanuel, ¨ Tenemos espacios en nuestras casas y corazones para acogerlos? ¨ El escenario sería simple; José y María tocarían nuestras puertas, buscando donde pernoctar quizás un par de días, en la llegada casi
como secretaria de la Administración de RSM, Altagracia Tapia ( Doña Tala), por su invaluable labor en sus 39 años de servicio, desempeñándose como secretaria de Básica en las Escuelas Radiofónicas Santa María, y a Greysi Borges por su loable labor en sus 32 años de servicio, dedicación y
esmero en las escuelas radiofónicas Santa María. El Padre Victoriano dijo estar confiado y seguro de que para el jubileo de los 60 años puede contar con el apoyo y la dedicación de los miembros de la Gran familia. Y los invitó a seguir trabajando con el ahínco que hasta ahora lo han hecho y
La Navidad está aquí
eminente de su primogénito. Por su puesto la respuesta inmediata de todos nosotros es decir que no tenemos espacios para nadie y mucho menos para desconocidos. El espacio de la acogida en la llegada del niño que ha de nacer, está lejos de ser solamente físico, habita en aquellas dimensiones a lo interior de cada uno de nosotros. Tenemos aquel espacio disponible para recibirles? La Navidad está aquí. En esos valores intangibles de la llegada de la espera; sin dudas es tiempo de compartir con familiares, amigos y relacionados. Pero haría falta tener algo más que lo material para ofrecer, la ternura de una vida nueva que nos ofrece la oportunidad de redimensionar prioridades, valores y principios. Desde hace unos cuantos años, mi pequeña familia nos hemos dedicado desde la llegada de nuestra hija, a vivir
las fiestas desde la verdadera óptica de la Natividad, algo que debe de nacer en todos nosotros. Pudiéramos buscar múltiples medios para expresar este gesto de creación divina, en la representación del
mantener el sentido de pertenencia que los ha caracterizado. Concluyó con unas motivadoras palabras de felicitaciones tanto a los empleados como a sus familiares, reiterándoles que sin ellos esa institución no sería lo que hasta ahora ha sido, LA GRAN FAMILIA.
misterio de la escenificación de los belenes o nacimiento, podemos canalizar y recrear aquel real acontecimiento que nos congregan en estos días. Y es que justo aquí, en el Emmanuel (el Dios con Nosotros) es donde podemos sentirnos llenos de las gracias de esta espera. Pase toda mi juventud, pensando que lo más grande de estos días era el 24 de diciembre, la cena de Navidad (llena de muchísima comida por demás) y por supuesto los regalos del 25, día del niño Jesús. El 31 la fiesta y reunión familiar como despedida del año en curso, la llegada del primer día del año y el día de reyes que simbolizaba la visita al recién nacido, en donde por demás recibíamos algunas veces algún que otro juguete o regalo complementario o en la vieja belén. La Navidad está aquí, lleno del milagro de la nueva vida, de la ternura de un
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CAMINANDO
Lcdo. Pedro Domínguez Brito | pdominguez@dominguezbrito.com
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EL EVANGELIO HOY
Con solo doce años
Doctor Artagnan Pérez Méndez
Para la fiesta de Pascua, iban sus padres todos los años a Jerusalén. Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según costumbre. Al terminar ésta, mientras ellos se volvían, el niño Jesús se quedó en Jerusalén. Sin que sus padres lo supieran. Pensaban que iba en la caravana, hicieron un día de camino y se pusieron a buscarlo entre los parientes y los conocidos. Al no encontrarlo, regresaron a buscarlo a Jerusalén. Luego de tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley. Escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban maravillados ante su inteligencia y sus respuestas. Al verlos, se quedaron desconcertados y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos ha hecho esto? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados. El replicó: ¿Por qué me buscaban?. ¿No saben que yo debo estar en los asuntos de mi Padre? Ellos no entendieron lo que les dijo. Regresó con ellos, fue a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre
guardaba todas estas cosas en su corazón. (Lc. 2. 41.51) No pasemos a la ligera cuanto se acaba de exponer. Primero se trata de familia que cumple con la ley y por esa razón, todos los años iban a Jerusalén. Segundo, los padres regresan, pero el niño se queda en Jerusalén. Es que en efecto, en esta ciudad es donde Jesús ha de cumplir el mandato de Dios, de convertirse en Maestro, y Redentor del género humano. Cuando los padres de Jesús se dan cuenta que no regresa con ellos, lo buscan. ¿Dónde? Entre los parientes y los conocidos. De primera intención no lo buscan en el templo. Cuando no lo encuentran, vuelven a Jerusalén. En nuestras vidas, muchas veces
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estaremos perdidos buscando la salvación. ¿Dónde la encontraremos? Tal vez en Jerusalén. Mejor aún: en el templo. Tres días después lo encontraron. Millares han encontrado a Jesús, tres días después de ser crucificado. Aunque clavado en la cruz, a Cristo se le encuentra también en medio de los doctores de la Ley. Cuando momentáneamente no encontremos a Jesús, en el curso de nuestra vida, debemos también buscarlo en los asuntos del Padre Celestial. Son muchas las ocasiones en las cuales, a Jesús lo hemos perdido de vista pero no olvidemos que siempre lo podemos encontrar si lo buscamos en las cosas de Dios Padre: ¡Ahí está! Pero debemos buscarlo con el interés de encontrarlo. Muchos lo seguirán encontrando en Su Palabra de Salvación; otros en sus milagros y portentos y otros muchos clavado en la cruz, sin olvidar que quienes le han crucificado son nuestros propios pecados. ¡Gracias Señor y perdóname!
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Fundado el 5 de julio del año 1981 Auspiciado por la Conferencia del Episcopado Dominicano Editado por el Arzobispado de Santiago de los Caballeros Apartado 679- Calle 30 de Marzo No. 1 Teléfonos 809-583-5845 809-583-1101 y 809-583-3931 E-mail: semcamino@gmail.com Registro de Interior y Policía No. 5494 PRIMER DIRECTOR Mons. Gilberto Jiménez, 1981 R. P. Donato Cavero, sj, asistente. SEGUNDO DIRECTOR Mons. Vinicio Disla, 1981-1987
TERCER DIRECTOR R. P. Ramón Dubert, sj, 1987-2005 DIRECTOR Lic. Virgilio Apolinar Ramos
REDACCIÓN Licda. Massiel García Castillo
CONSEJO DE DIRECCIÓN Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández Lic. Virgilio Apolinar Ramos Ing. Luis Lora P. Miguel Marte Arq. César Payamps Lic. Rafael De la Maza Licda. Guadalupe Vargas M. Dra. Carmen Iris Taveras Lic. Carlos Iglesias COLABORADORES/AS Ing. Belkis Domínguez Rosa Fernández José Estrella Félix Fernández Dr. Andrés Rodríguez Édison Fernández Dr. Moisés Ramírez Ing. Jesús Moronta Arq. Augusto Sánchez
GERENTE ADMINISTRATIVO R. P. Agustín Fernández Blanco
COMPOSICIÓN Y DIAGRAMACIÓN
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CORRECCIÓN DE ESTILO: Lic. Guadalupe Vargas Mera Lic. Yaniris López Hilario
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DESDE LOS TEJADOS
Familia, lugar de descubrimientos
Manuel Maza, sj. • mmaza@pucmm.edu.do
Cada nacimiento representa una familia. Jesús, el Hijo de Dios, pasó la mayor parte de su vida en el marco de una familia. Bajo la mirada de María y al calor de su trabajo de mujer diligente, junto al dedicado José, creció Jesús, “en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” nos lo narra Lucas (2, 41 – 52). Muchas de nuestras sociedades, incluyendo la nuestra, están enfermas. ¡Faltan verdaderas familias! La verdadera familia descubre, como Ana (1 Samuel, 1, 20 -28) que la vida y los hijos son un regalo. Cada ser humano es un regalo que Dios nos hace. Pero aquí en RD, es difícil descubrir el valor de la vida humana. Nuestra pobreza, sazonada con bancas de apuestas, alcohol excesivo,
medios embrutecedores y la enredadera tropical de la corrupción impune, todos entorpecen los descubrimientos. Y aún así, hay familias entre la gente pobre, que son las reservas morales de la nación. Como los pinos en las laderas escarpadas de la Cordillera Central, ellas sostienen esta tierra hundiendo sus raíces en el suelo, guardando su agua, mientras extienden al cielo sus brazos en una perenne oración verde para que llegue el día del Pan Nuestro. Descubriéndonos hijos de una familia, estamos en el camino para descubrirnos hijos de Dios (1ª Juan 3, 1-24). Del cariño familiar podemos saltar a “la plena confianza ante Dios.” Finalmente, la familia es el lugar donde empezamos a descubrir hasta dónde llega nuestra identidad más profunda. Siempre se da un escarceo entre el joven, descubriendo la propia vida, y los padres, de nuevo aprendices, ante uno a quien descubren diferente. La familia de Jesús lo manejó con el diálogo difícil de angustias, y la afirmación de la propia vocación. Familia, lugar para guardar cordialmente lo que no entenSe crece bajo una mira- demos, mientras respetada y el latir de un corazón. mos la autoridad.
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Nota de condolencias
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17 de diciembre de 2015
Nosotros los Obispos que conformamos la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) deseamos expresar nuestro pesar y condolencia a los familiares de las víctimas que se han suscitado en estos últimos días, entre los que se encuentra el caso lamentable del señor Alcalde de Santo Domingo Este, Juan De los Santos. En este momento de dolor y tristeza les extendemos nuestra solidaridad, y ofrecemos nuestras oraciones por el descanso de sus almas. A la vez exhortamos a las familias dominicanas, en este tiempo tan especial de adviento, y ya próximo a las navidades, buscar en
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Jesús, nuestro salvador, la esperanza de continuar adelante, trabajando por la construcción de una convivencia armónica entre todos, don-
de el diálogo, la tolerancia y el amor sean las armas que utilicemos para dirimir cualquier diferencia.
Pontificio Seminario Santo Tomás de Aquino celebra Año Santo de la Misericordia
Lic. José Gabriel Santana P. Seminarista del 2do año de teología
El pasado martes 8 del mes en curso, en medio de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, el Papa Francisco ha declarado el Año Santo de la misericordia con un carácter extraordinario. De igual manera, en medio de una gran solemnidad, el mismo día, el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino en la capilla Buen Pastor se pone en sintonía con la Iglesia universal. Esta gran actividad estuvo dividida en varios momentos. En primer lugar, se tuvo la apertura del año de la misericordia delante de la puerta de la capilla Buen Pastor, acto seguido, se hizo una entrada solemne en medio de incienso para elevar nuestras súplicas al Señor. Y en un segundo momento, se dio inicio a la celebración Eucarística, presidida por el Rev. P. Víctor Gonzales, director espiritual de esta alta casa de estudio. También en medio de la
misma, se bendijo el confesionario, verdadero lugar en el cual los cristianos católicos experimentamos la verdadera misericordia de Dios. El P. Víctor en la celebración empezó explicando etimológicamente el significa de la palabra Misericordia, que en un lenguaje corriente, es compasión o perdón. Mientras que en la Sagrada Escritura, la misericordia se halla en la confluencia de dos corrientes de pensamientos: la compasión y la fidelidad. Por esto, afirmaba “La liturgia de hoy nos recuerda en la
antífona del Salmo 97 que el Señor se acordó de su misericordia y su fidelidad por el pueblo de Israel”. Este mismo pensamiento del salmista se hace canción en el cántico de María, en el Magnifica, cuando la virgen exclama: “Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” (Lc 1, 54). En su homilía, el P. Víctor trató cuatro partes, para recordar aspectos esenciales en este Año Santo. 1- Una misericordia gratuita: haciendo alusión a la primera lectura, en la cual, los Santos
Padres han visto a María asociada al Hijo de Dios, no como un mérito, sino como parte de la realización del plan divino de salvación trazado por el amor misericordioso del Padre en Cristo. 2- Una misericordia que nos da a Dios mismo: es el hecho de que la misericordia divina se haya encarnado en el don de su hijo único. 3- Una misericordia condescendiente: esto indica el hecho inimaginable de que Dios se haya rebajado hasta tal punto, que fue capaz de morir en una cruz, manifestando su amor
misericordioso. 4- Una misericordia que perdona los pecados: el primer efecto de la misericordia divina consiste en perdonar y en elevar el pecador de su situación de miseria. Es decir, cuando Cristo actúa, la conciencia no le permite al pecador permanecer estático ante el pecado. La celebración concluyó pidiéndole a María, Madre de misericordia, que interceda por nosotros y por el mundo entero, para que alcancemos la misericordia de Dios, especialmente en este Año santo.
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Padre William Arias wilarias4@hotmail.com
Dios pudo haber venido a este mundo de cualquier manera y forma, es parte de su omnipotencia, poder y grandeza, pero prefirió hacerlo al modo propio de los seres humanos, caminando y asumiendo sus diversas fases. Al parecer, fue su deseo y preferencia. Pensamos que debido a su gran bondad, tal vez no era necesario que asumiera tal condición, pero así lo quiso, y entonces comenzó por ser niño. Primero fecundando a una mujer, la Virgen María, la muchachita campesina de Nazaret, vía el Espíritu Santo, debía de tener para entonces unos 13 o 14 años, pues ya había comenzado dentro de la cultura judía unos desposorios con un tal José, al cual Mateo presentará como un hombre justo, pues el Niño Dios, debía de tener un buen padre, como debe ser para cada niño, pues el asunto no es solo procrear, sino acompañar, educar y amar. Seguro María experimentó todo lo que tiene que ver con los embarazos, nauseas, repugnancia hacia ciertos
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Navidad: La grandeza de Dios en la fragilidad de un Niño
alimentos, y por qué no, antojos, y claro está, el cuidado del pobre José ante la situación de su joven esposa y madre del Hijo de Dios. Según unas tradiciones antiguas que concatenaron el nacimiento del Niño con las antiguas profecías de Israel, sobre todo la de Miqueas, y que nos llegan por los evangelios de Mateo y de Lucas, y tomando en cuenta las expectativas mesiánicas de Israel, junto a la realeza davídica, el Niño nace en Belén; según Lucas, se dan una serie de situaciones que llevan al pobre José y a la embarazada María a Belén y allí, pobre y en medio de la pobreza de un comedero de animales, nace el Niño al que luego le pondrán por nombre Jesús, y será para la mayor y última revelación de Dios para todos nosotros. El asunto es que todo comienza a través de un niño, Navidad es recordar el momento de Jesús Niño, sus inicios, sus primeros pasos entre nosotros, el comienzo de la salvación definitiva de Dios para con el hombre y la mujer de
ayer, hoy y siempre. Un niño sabemos que es débil, frágil, dependiente, pero esperanzador, pues no sabemos qué será de esa criatura en el futuro, pero todo desde él y en él lo vemos positivo, hasta los malvados esperan cosas buenas de sus hijos, aún hasta desde el campo de su maldad. En él hay pequeñez, Dios se ha hecho pequeño, como dirá el Apóstol Pablo, de que se abajó hasta ser uno de nosotros, se anonadó, se hizo nada a partir de él, pues se igualó a la criatura en su precariedad y simpleza. En un niño se nos ha dado Dios, con esto ha hecho una gran valoración de lo que es esta etapa del ser humano; este mismo niño ya de grande dirá, que de los
que se hacen como niños será el Reino de Dios, el proyecto que Él viene a comenzar, por eso, qué tristes y dolorosos son los abusos que se cometen contra los infantes. En la Igle-
sia hay páginas tristes, pero la de los abusos a los niños, será la mancha indeleble de mayor tristeza y dolor que nos acompañará a partir de ahora, será el fardo humilde y pesado, que
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junto a un mundo también abusador de los niños en muchos ámbitos, tendremos que cargar y no cansarnos de pedir perdón, y hacer todo lo posible para que no más abusos de la clase que sea, se cometan en la Iglesia y en el mundo contra la niñez. Pero la Buena Noticia, el evangelio anual es que se nos recuerda, que el buen Dios todopoderoso, se hizo uno de nosotros, y comenzó siendo niño, para darnos a conocer su grandeza, gracia grande y especial de la Navidad.
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Domingo 27 de diciembre del año 2015
Semanario Católico Nacional
Mensaje del Santo Padre para la 49° Jornada Mundial de la Paz 2016:
“Vence la indiferencia y conquista la paz
Dios no es indiferente. A Dios le importa la humanidad, Dios no la abandona
Al comienzo del nuevo año, quisiera acompañar con esta profunda convicción los mejores deseos de abundantes bendiciones y de paz, en el signo de la esperanza, para el futuro de cada hombre y cada mujer, de cada familia, pueblo y nación del mundo, así como para los Jefes de Estado y de Gobierno y de los Responsables de las religiones. Por tanto, no perdamos la esperanza de que 2016 nos encuentre a todos firme y confiadamente comprometidos, en realizar la justicia y trabajar por la paz en los diversos ámbitos. Sí, la paz es don de Dios y obra de los hombres. La paz es don de Dios, pero confiado a todos los hombres y a todas las mujeres, llamados a llevarlo a la práctica. Custodiar las razones de la esperanza
Las guerras y los atentados terroristas, con sus trágicas consecuencias, los secuestros de personas, las persecuciones por motivos étnicos o religiosos, las prevaricaciones, han marcado de hecho el año pasado, de principio a fin, multiplicándose dolorosamente en muchas regiones del mundo, hasta asumir las formas de la que podría llamar una ''tercera guerra
mundial en fases''. Pero algunos acontecimientos de los años pasados y del año apenas concluido me invitan, en la perspectiva del nuevo año, a renovar la exhortación a no perder la esperanza en la capacidad del hombre de superar el mal, con la gracia de Dios, y a no caer en la resignación y en la indiferencia. Los acontecimientos a los que me refiero representan la capacidad de la humanidad de actuar con solidariedad, más allá de los intereses individualistas, de la apatía y de la indiferencia ante las situaciones críticas. Quisiera recordar entre dichos acontecimientos el esfuerzo realizado para favorecer el encuentro de los líderes mundiales en el ámbito de la COP 21, con la finalidad de buscar nuevas vías para afrontar los cambios climáticos y proteger el bienestar de la Tierra, nuestra casa común. Esto nos remite a dos eventos precedentes de carácter global: La Conferencia Mundial de Addis Abeba para recoger fondos con el objetivo de un desarrollo sostenible del mundo, y la adopción por parte de las Naciones Unidas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con el objetivo de asegurar para ese año una existencia más digna para todos, sobre todo para las poblaciones pobres del planeta.
El año 2015 ha sido también especial para la Iglesia, al haberse celebrado el 50 aniversario de la publicación de dos documentos del Concilio Vaticano II que expresan de modo muy elocuente el sentido de solidaridad de la Iglesia con el mundo. El papa Juan XXIII, al inicio del Concilio, quiso abrir de par en par las ventanas de la Iglesia para que fuese más abierta la comunicación entre ella y el mundo. Los dos documentos, Nostra aetate y Gaudium et spes, son expresiones emblemáticas de la nueva relación de diálogo, solidaridad y acompañamiento que la Iglesia pretendía introducir en la humanidad. En la Declaración Nostra aetate, la Iglesia ha sido llamada a abrirse al diálogo con las expresiones religiosas no cristianas. En la Constitución pastoral Gaudium et spes, desde el momento que ''los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo'', la Iglesia deseaba instaurar un diálogo con la familia humana sobre los problemas del mundo, como signo de
solidaridad y de respetuoso afecto. En esta misma perspectiva, con el Jubileo de la Misericordia, deseo invitar a la Iglesia a rezar y trabajar para que todo cristiano pueda desarrollar un corazón humilde y compasivo, capaz de anunciar y testimoniar la misericordia, de ''perdonar y de dar'', de abrirse ''a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que con frecuencia el mundo moderno dramáticamente crea'', sin caer ''en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye''. Hay muchas razones para creer en la capacidad de la humanidad que actúa conjuntamente en solidaridad, en el reconocimiento de la propia interconexión e interdependencia, preocupándose por los miembros más frágiles y la protección del bien común. Esta actitud de corresponsabilidad solidaria está en la raíz de la vocación fundamental a la fraternidad y a la vida común. La dignidad y las relaciones interpersonales nos constituyen como seres humanos, queridos por Dios a su imagen y semejanza. Como creaturas dotadas de inalienable dignidad, nosotros existimos en relación con nuestros hermanos y hermanas, ante los que tenemos una responsabilidad y con los cuales actuamos en solidariedad. Fuera de esta relación, seríamos menos humanos. Precisamente por eso, la indiferencia representa una amenaza para la familia humana. Cuando nos encaminamos por un nuevo año, deseo invitar a todos a reconocer este hecho, para vencer la indiferencia y conquistar la paz. Algunas formas de indiferencia
Es cierto que la actitud del indiferente, de quien cierra el corazón para no tomar en consideración a los otros, de quien cierra los ojos para no ver aquello que lo circunda o se evade
Semanario Católico Nacional para no ser tocado por los problemas de los demás, caracteriza una tipología humana bastante difundida y presente en cada época de la historia. Pero en nuestros días, esta tipología ha superado decididamente el ámbito individual para asumir una dimensión global y producir el fenómeno de la ''globalización de la indiferencia''. La primera forma de indiferencia en la sociedad humana es la indiferencia ante Dios, de la cual brota también la indiferencia ante el prójimo y ante lo creado. Esto es uno de los graves efectos de un falso humanismo y del materialismo práctico, combinados con un pensamiento relativista y nihilista. El hombre piensa ser el autor de sí mismo, de la propia vida y de la sociedad; se siente autosuficiente; busca no sólo reemplazar a Dios, sino prescindir completamente de él. Por consiguiente, cree que no debe nada a nadie, excepto a sí mismo, y pretende tener sólo derechos. Contra esta auto comprensión errónea de la persona, Benedicto XVI recordaba que ni el hombre ni su desarrollo son capaces de darse su significado último por sí mismo; y, precedentemente, Pablo VI había afirmado que ''no hay, pues, más que un humanismo verdadero que se abre a lo Absoluto, en el reconocimiento de una vocación, que da la idea verdadera de la vida humana''. La indiferencia ante el prójimo asume diferentes formas. Hay quien está bien informado, escucha la radio, lee los periódicos o ve programas de televisión, pero lo hace de manera frívola, casi por mera costumbre: estas personas conocen vagamente los dramas que afligen a la humanidad pero no se sienten comprometidas, no viven la compasión. Esta es la actitud de quien sabe, pero tiene la mirada, la mente y la acción dirigida
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La paz amenazada por la indiferencia globalizada
hacia sí mismo. Desgraciadamente, debemos constatar que el aumento de las informaciones, propias de nuestro tiempo, no significa de por sí un aumento de atención a los problemas, si no va acompañado por una apertura de las conciencias en sentido solidario. Más aún, esto puede comportar una cierta saturación que anestesia y, en cierta medida, relativiza la gravedad de los problemas. ''Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar la solución en una ''educación'' que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensivos. Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países ¿en sus gobiernos, empresarios e instituciones?, cualquiera que sea la ideología política de los gobernantes''. La indiferencia se manifiesta en otros casos como falta de atención
ante la realidad circunstante, especialmente la más lejana. Algunas personas prefieren no buscar, no informarse y viven su bienestar y su comodidad indiferentes al grito de dolor de la humanidad que sufre. Casi sin darnos cuenta, nos hemos convertido en incapaces de sentir compasión por los otros, por sus dramas; no nos interesa preocuparnos de ellos, como si aquello que les acontece fuera una responsabilidad que nos es ajena, que no nos compete. ''Cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen? Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien''. Al vivir en una casa común, no podemos dejar de interrogarnos sobre su estado de salud, como he intentado hacer en la Laudato si. La contaminación de las aguas y del aire, la explotación indiscriminada de los bosques, la destrucción del ambiente, son a menudo fruto de la indiferencia del hombre respecto a los demás, porque todo está relacionado. Como también el comportamiento del hombre con los animales influye sobre sus relaciones con los demás, por no hablar de quien se permite hacer en otra parte aquello que no osa hacer en su propia casa. En estos y en otros casos, la indiferencia provoca sobre todo cerrazón y distanciamiento, y termina de este modo contribuyendo a la falta de paz con Dios, con el prójimo y con la creación.
La indiferencia ante Dios supera la esfera íntima y espiritual de cada persona y alcanza a la esfera pública y social. Como afirmaba Benedicto XVI, ''existe un vínculo íntimo entre la glorificación de Dios y la paz de los hombres sobre la tierra''. En efecto, ''sin una apertura a la trascendencia, el hombre cae fácilmente presa del relativismo, resultándole difícil actuar de acuerdo con la justicia y trabajar por la paz''. El olvido y la negación de Dios, que llevan al hombre a no reconocer alguna norma por encima de sí y a tomar solamente a sí mismo como norma, han producido crueldad y violencia sin medida. En el plano individual y comunitario, la indiferencia ante el prójimo, hija de la indiferencia ante Dios, asume el aspecto de inercia y despreocupación, que alimenta el persistir de situaciones de injusticia y grave desequilibrio social, los cuales, a su vez, pueden conducir a conflictos o, en todo caso, generar un clima de insatisfacción que corre el riesgo de terminar, antes o después, en violencia e inseguridad. En este sentido la indiferencia, y la despreocupación que se deriva, constituyen una grave falta al deber que tiene cada persona de contribuir, en la medida de sus capacidades y del papel que desempeña en la sociedad, al bien común, de modo particular a la paz, que es uno de los bienes más preciosos de la humanidad. Cuando afecta al plano institucional, la indiferencia respecto al otro, a su dignidad, a sus derechos fundamentales y a su libertad, unida a una cultura orientada a la ganancia y al hedonismo, favorece, y a veces justifica, actuaciones y políticas que terminan por constituir amenazas a la paz. Dicha actitud de indiferencia puede llegar también a justificar algunas políticas económicas deplorables, premonitoras de injusticias, divisiones y violencias, con vistas a conseguir el bienestar propio o el de la nación. En efecto, no es raro que los proyectos económicos y políticos de los hombres tengan como objetivo conquistar o mantener el poder y la riqueza, incluso a costa de pisotear los derechos y las exigencias fundamentales de los otros. Cuando las poblaciones se ven privadas de sus derechos elementares, como el alimento, el agua, la asistencia sanitaria o el trabajo, se sienten tentadas a
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tomárselos por la fuerza. Además, la indiferencia respecto al ambiente natural, favoreciendo la deforestación, la contaminación y las catástrofes naturales que desarraigan comunidades enteras de su ambiente de vida, forzándolas a la precariedad y a la inseguridad, crea nuevas pobrezas, nuevas situaciones de injusticia de consecuencias a menudo nefastas en términos de seguridad y de paz social. ¿Cuántas guerras ha habido y cuántas se combatirán aún a causa de la falta de recursos o para satisfacer a la insaciable demanda de recursos naturales?
De la indiferencia a la misericordia: la conversión del corazón Hace un año, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz ''no más esclavos, sino hermanos'', me referí al primer icono bíblico de la fraternidad humana, la de Caín y Abel, y lo hice para llamar la atención sobre el modo en que fue traicionada esta primera fraternidad. Caín y Abel son hermanos. Provienen los dos del mismo vientre, son iguales en dignidad, y creados a imagen y semejanza de Dios; pero su fraternidad creacional se rompe. ''Caín, además de no soportar a su hermano Abel, lo mata por envidia cometiendo el primer fratricidio''. El fratricidio se convierte en paradigma de la traición, y el rechazo por parte de Caín a la fraternidad de Abel es la primera ruptura de las relaciones de hermandad, solidaridad y respeto mutuo. Dios interviene entonces para llamar al hombre a la responsabilidad ante su semejante, como hizo con Adán y Eva, los primeros padres, cuando rompieron la comunión con el Creador. ''El Señor dijo a Caín: ''Dónde está Abel, tu hermano? Respondió
Caín: ''No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?''. El Señor le replicó: ¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo''. Caín dice que no sabe lo que le ha sucedido a su hermano, dice que no es su guardián. No se siente responsable de su vida, de su suerte. No se siente implicado. Es indiferente ante su hermano, a pesar de que ambos estén unidos por el mismo origen. ¡Qué tristeza! ¡Qué drama fraterno, familiar, humano! Esta es la primera manifestación de la indiferencia entre hermanos. En cambio, Dios no es indiferente: la sangre de Abel tiene gran valor ante sus ojos y pide a Caín que rinda cuentas de ella. Por tanto, Dios se revela desde el inicio de la humanidad como Aquel que se interesa por la suerte del hombre. Cuando más tarde los hijos de Israel están bajo la esclavitud en Egipto, Dios
interviene nuevamente. Dice a Moisés: ''He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas contra los opresores; conozco sus sufrimientos. He bajado a liberarlo de los egipcios, a sacarlo de esta tierra, para llevarlo a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel''. Es importante destacar los verbos que describen la intervención de Dios: Él ve, oye, conoce, baja, libera. Dios no es indiferente. Está atento y actúa. Del mismo modo, Dios, en su Hijo Jesús, ha bajado entre los hombres, se ha encarnado y se ha mostrado solidario con la humanidad en todo, menos en el pecado. Jesús se identificaba con la humanidad: ''el primogénito entre muchos hermanos’’. Él no se limitaba a enseñar a la muchedumbre, sino que se preocupaba de ella, especialmente cuando la veía hambrienta o desocupada. Su mirada no estaba dirigida solamente a los hombres, sino también a los peces del mar, a las aves del cielo, a las plantas y a los árboles, pequeños y grandes: abrazaba a toda la creación. Cierta-
mente, él ve, pero no se limita a esto, puesto que toca a las personas, habla con ellas, actúa en su favor y hace el bien a quien se encuentra en necesidad. No sólo, sino que se deja conmover y llora. Y actúa para poner fin al sufrimiento, a la tristeza, a la miseria y a la muerte. Jesús nos enseña a ser misericordiosos como el Padre. En la parábola del buen samaritano denuncia la omisión de ayuda frente a la urgente necesidad de los semejantes: ''lo vio y pasó de largo’’. De la misma manera, mediante este ejemplo, invita a sus oyentes, y en particular a sus discípulos, a que aprendan a detenerse ante los sufrimientos de este mundo para aliviarlos, ante las heridas de los demás para curarlas, con los medios que tengan, comenzando por el propio tiempo, a pesar de tantas ocupaciones. En efecto, la indiferencia busca a menudo pretextos: el cumplimiento de los preceptos rituales, la cantidad de cosas que hay que hacer, los antagonismos que nos alejan los unos de los otros, los prejuicios de todo tipo que nos impiden hacernos prójimo. La misericordia es el corazón de Dios. Por ello debe ser también el corazón de todos los que se reconocen miembros de la única gran familia de sus hijos; un corazón que bate fuerte allí donde la dignidad humana ?reflejo del rostro de Dios en sus creaturas? esté en juego. Jesús nos advierte: el amor a los demás ?los extranjeros, los enfermos, los encarcelados, los que no tienen hogar, incluso los enemigos? es la medida con la que Dios juzgará nuestras acciones. De esto depende nuestro destino eterno. No es de extrañar que el apóstol Pablo invite a los cristianos de Roma a alegrarse con los que se alegran y a llorar con los que lloran, o que aconseje a los de Corinto organizar colectas como signo de solidaridad con los miembros de la Iglesia que sufren. Y san Juan escribe: ''Si uno tiene bienes del mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?''. Por eso ''es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona la misericordia. Su
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lenguaje y sus gestos deben transmitir misericordia para penetrar en el corazón de las personas y motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre. La primera verdad de la Iglesia es el amor de Cristo. De este amor, que llega hasta el perdón y al don de sí, la Iglesia se hace sierva y mediadora ante los hombres. Por tanto, donde la Iglesia esté presente, allí debe ser evidente la misericordia del Padre. En nuestras parroquias, en las comunidades, en las asociaciones y movimientos, en fin, dondequiera que haya cristianos, cualquiera debería poder encontrar un oasis de misericordia''. También nosotros estamos llamados a que el amor, la compasión, la misericordia y la solidaridad sean nuestro verdadero programa de vida, un estilo de comportamiento en nuestras relaciones de los unos con los otros. Esto pide la conversión del corazón: que la gracia de Dios transforme nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, capaz de abrirse a los otros con auténtica solidariedad. Esta es mucho más que un ''sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas''. La solidaridad ''es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos'', porque la compasión surge de la fraternidad. Así entendida, la solidaridad constituye la actitud moral y social que mejor responde a la toma de conciencia de las heridas de nuestro tiempo y de la innegable interdependencia que aumenta cada vez más, especialmente en un mundo globalizado, entre la vida de la persona y de su comunidad en un determinado lugar, así como la de los demás hombres y mujeres del resto del mundo.
Promover una cultura de solidaridad y misericordia para vencer la indiferencia
La solidaridad como virtud moral y actitud social, fruto de la conversión personal, exige el compromiso de todos aquellos que tienen responsabilidades educativas y formativas. En primer lugar me dirijo a las fa-
milias, llamadas a una misión educativa primaria e imprescindible. Ellas constituyen el primer lugar en el que se viven y se transmiten los valores del amor y de la fraternidad, de la convivencia y del compartir, de la atención y del cuidado del otro. Ellas son también el ámbito privilegiado para la transmisión de la fe desde aquellos primeros simples gestos de devoción que las madres enseñan a los hijos. Los educadores y los formadores que, en la escuela o en los diferentes centros de asociación infantil y juve-
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nil, tienen la ardua tarea de educar a los niños y jóvenes, están llamados a tomar conciencia de que su responsabilidad tiene que ver con las dimensiones morales, espirituales y sociales de la persona. Los valores de la libertad, del respeto recíproco y de la solidaridad se transmiten desde la más tierna infancia. Dirigiéndose a los responsables de las instituciones que tienen responsabilidades educativas, Benedicto XVI afirmaba: ''Que todo ambiente educativo sea un lugar de apertura al otro y a lo transcendente; lugar de diálogo, de cohesión y de
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escucha, en el que el joven se sienta valorado en sus propias potencialidades y riqueza interior, y aprenda a apreciar a los hermanos. Que enseñe a gustar la alegría que brota de vivir día a día la caridad y la compasión por el prójimo, y de participar activamente en la construcción de una sociedad más humana y fraterna''. Quienes se dedican al mundo de la cultura y de los medios de comunicación social tienen también una responsabilidad en el campo de la educación y la formación, especialmente en la sociedad contemporánea, en la que el acceso a los instrumentos de formación y de comunicación está cada vez más extendido. Su cometido es sobre todo el de ponerse al servicio de la verdad y no de intereses particulares. En efecto, los medios de comunicación ''no sólo informan, sino que también forman el espíritu de sus destinatarios y, por tanto, pueden dar una aportación notable a la educación de los jóvenes. Es importante tener presente que los lazos entre educación y comunicación son muy estrechos: en efecto, la educación se produce mediante la comunicación, que influye positiva o negativamente en la formación de la persona''. Quienes se ocupan de la cultura y los medios deberían también vigilar para que el modo en el que se obtienen y se difunden las informaciones sea siempre jurídicamente y moralmente lícito.
La paz: fruto de una cultura de solidaridad, misericordia y compasión
Conscientes de la amenaza de la globalización de la indiferencia, no podemos dejar de reconocer que, en el escenario descrito anteriormente, se dan también numerosas iniciativas y acciones positivas que testimonian la compasión, la misericordia y la solidaridad de las que el hombre es capaz. Quisiera recordar algunos ejemplos de actuaciones loables, que demuestran cómo cada uno puede vencer la indiferencia si no aparta la mirada de su prójimo, y que constituyen buenas prácticas en el camino hacia una sociedad más humana. Hay muchas organizaciones no gubernativas y asociaciones caritativas dentro de la Iglesia, y fuera de ella, cuyos miembros, con ocasión de epidemias, calamidades o conflictos armados, afrontan fatigas y peligros para cuidar a los heridos y enfermos, como también para enterrar a los
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difuntos. Junto a ellos, deseo mencionar a las personas y a las asociaciones que ayudan a los emigrantes que atraviesan desiertos y surcan los mares en busca de mejores condiciones de vida. Estas acciones son obras de misericordia, corporales y espirituales, sobre las que seremos juzgados al término de nuestra vida. Me dirijo también a los periodistas y fotógrafos que informan a la opinión pública sobre las situaciones difíciles que interpelan las conciencias, y a los que se baten en defensa de los derechos humanos, sobre todo de las minorías étnicas y religiosas, de los pueblos indígenas, de las mujeres y de los niños, así como de todos aquellos que viven en condiciones de mayor vulnerabilidad. Entre ellos hay también muchos sacerdotes y misioneros que, como buenos pastores, permanecen junto a sus fieles y los sostienen a pesar de los peligros y dificultades, de modo particular durante los conflictos armados. Además, numerosas familias, en medio de tantas dificultades laborales y sociales, se esfuerzan concretamente en educar a sus hijos ''contracorriente'', con tantos sacrificios, en los valores de la solidaridad, la compasión y la fraternidad. Muchas familias abren sus corazones y sus casas a quien tiene necesidad, como los refugiados y los emigrantes. Deseo agradecer particularmente a todas las personas, las familias, las parroquias, las comunidades religiosas, los monasterios y los santuarios, que han respondido rápidamente a mi
llamamiento a acoger una familia de refugiados. Por último, deseo mencionar a los jóvenes que se unen para realizar proyectos de solidaridad, y a todos aquellos que abren sus manos para ayudar al prójimo necesitado en sus ciudades, en su país o en otras regiones del mundo. Quiero agradecer y animar a todos aquellos que se trabajan en acciones de este tipo, aunque no se les dé publicidad: su hambre y sed de justicia será saciada, su misericordia hará que encuentren misericordia y, como trabajadores de la paz, serán llamados hijos de Dios. La paz en el signo del Jubileo de la Misericordia
En el espíritu del Jubileo de la Misericordia, cada uno está llamado a reconocer cómo se manifiesta la indiferencia en la propia vida, y a adoptar un compromiso concreto para contribuir a mejorar la realidad donde vive, a partir de la propia familia, de su vecindario o el ambiente de trabajo. Los Estados están llamados también a hacer gestos concretos, actos de valentía para con las personas más frágiles de su sociedad, como los encarcelados, los emigrantes, los desempleados y los enfermos. Por lo que se refiere a los detenidos, en muchos casos es urgente que se adopten medidas concretas para mejorar las condiciones de vida en las cárceles, con una atención especial para quienes están detenidos en
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espera de juicio, teniendo en cuenta la finalidad reeducativa de la sanción penal y evaluando la posibilidad de introducir en las legislaciones nacionales penas alternativas a la prisión. En este contexto, deseo renovar el llamamiento a las autoridades estatales para abolir la pena de muerte allí donde está todavía en vigor, y considerar la posibilidad de una amnistía. Respecto a los emigrantes, quisiera dirigir una invitación a repensar las legislaciones sobre los emigrantes, para que estén inspiradas en la voluntad de acogida, en el respeto de los recíprocos deberes y responsabilidades, y puedan facilitar la integración de los emigrantes. En esta perspectiva, se debería prestar una atención especial a las condiciones de residencia de los emigrantes, recordando que la clandestinidad corre el riesgo de arrastrarles a la criminalidad. Deseo, además, en este Año jubilar, formular un llamamiento urgente a los responsables de los Estados para hacer gestos concretos en favor de nuestros hermanos y hermanas que sufren por la falta de trabajo, tierra y techo. Pienso en la creación de puestos de trabajo digno para afrontar la herida social de la desocupación, que afecta a un gran número de familias y de jóvenes y tiene consecuencias gravísimas sobre toda la sociedad. La falta de trabajo incide gravemente en el sentido de dignidad y en la esperanza, y puede ser compensada sólo parcialmente por los subsidios, si bien necesarios, destinados a los desempleados y a sus familias. Una atención especial debería ser dedicada a las mujeres ?desgraciadamente todavía discriminadas en el campo del trabajo? y a algunas categorías de trabajadores, cuyas condiciones son precarias o peligrosas y cuyas retribu-
ciones no son adecuadas a la importancia de su misión social. Por último, quisiera invitar a realizar acciones eficaces para mejorar las condiciones de vida de los enfermos, garantizando a todos el acceso a los tratamientos médicos y a los medicamentos indispensables para la vida, incluida la posibilidad de atención domiciliaria. Los responsables de los Estados, dirigiendo la mirada más allá de las propias fronteras, también están llamados e invitados a renovar sus relaciones con otros pueblos, permitiendo a todos una efectiva participación e inclusión en la vida de la comunidad internacional, para que se llegue a la fraternidad también dentro de la familia de las naciones. En esta perspectiva, deseo dirigir un triple llamamiento para que se evite arrastrar a otros pueblos a conflictos o guerras que destruyen no sólo las riquezas materiales, culturales y sociales, sino también ¿y por mucho tiempo? la integridad moral y espiritual; para abolir o gestionar de manera sostenible la deuda internacional de los Estados más pobres; para la adoptar políticas de cooperación que, más que doblegarse a las dictaduras de algunas ideologías, sean respetuosas de los valores de las poblaciones locales y que, en cualquier caso, no perjudiquen el derecho fundamental e inalienable de los niños por nacer. Confío estas reflexiones, junto con los mejores deseos para el nuevo año, a la intercesión de María Santísima, Madre atenta a las necesidades de la humanidad, para que nos obtenga de su Hijo Jesús, Príncipe de la Paz, el cumplimento de nuestras súplicas y la bendición de nuestro compromiso cotidiano en favor de un mundo fraterno y solidario''.
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Doña Elsa Brito
Más de una emoción
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Los partidos políticos deben ser Modelos de Convivencia
Padre Dr. Jesús Castro Marte.
El ser humano es un ser social por excelencia, pero ello no significa que la convivencia civilizada sea connatural al mismo. Se necesitan reglas claras, e instrumentos para aplicarlas a todos por igual, así como para sancionar, también por igual, a quienes las incumplan. Una de las peores violaciones de la convivencia en sociedad es el irrespeto a los derechos de los demás, el primero de los cuales es sin duda el derecho a la vida. Cada vida que se pierde es una llamada de atención a la colectividad, pues se trata de la pérdida de lo más valioso con que cuenta cualquier grupo, del carácter que sea: Cada miembro de una entidad social es como una parte del cuerpo de la misma. Por consiguiente, en un instinto natural de autoprotección, debe buscarse el cuidado de quienes forman parte de ese cuerpo: Tanto si se trata de la propia familia, la Igle-
sia o una asociación, como de una empresa, un sindicato o un partido político, el principal activo de todos estos grupos de la sociedad son sus miembros, sin los cuales ninguna de sus funciones sería posible. Ahora bien, centrándonos en el caso que nos atañe directamente, ¿cualquier persona, sin pedirle más requisitos, puede formar parte de una entidad política? Debemos reflexionar sobre cómo un partido que quiere representar lo mejor del corpus social ha de renovar las energías que impulsan a todo colectivo humano sano a superar sus deficiencias, que son consustanciales a la vida de cada grupo, pero no incorregibles ni insalvables. Apostemos pues, por una creciente exigencia de formación ética en nuestros miembros, y por una eficaz selección de personal, para dar respuesta a las demandas que legítimamente el país espera de sus
partidos políticos, al igual que del resto de las organizaciones de la sociedad. Por último, otra pregunta: ¿Dónde obtener inspiración en momentos como los actuales? Las fuentes son, por así decir, casi inagotables, desde “la verdad os hará libres”. Jn 8,32 de Jesucristo, como pauta de comportamiento esencial no sólo para el cristiano, sino también para toda persona que se precie de ser honesta, hasta una frase clásica de Don Juan Bosch, “vergüenza contra dinero”, pasando por la definición que daba el patricio Juan Pablo Duarte de la política como “la actividad más noble del ser humano”. En definitiva, si bien es cierto que la política es asimismo “el arte de lo posible”, claro está, dentro de los límites estrictos de la legalidad y la honradez, debe ser igualmente una invitación a dar siempre “la milla extra”, en defensa de los mejores ideales democráticos por los que tanto ha luchado la humanidad, desde todos los ámbitos y en todas las épocas. Nuestro país no es una excepción, pues muchos de los nuestros vivieron con la aspiración de construir una mejor patria para todos, más justa y libre. Les animo a trabajar por unos mayores niveles de equidad que nos den la satisfacción de haber contribuido al progreso de nuestro pueblo.
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Jan Drabczak, csma
Perfecta plenitud de la voluntad
No hace mucho celebramos el día de Todos los Santos. Ahora hablamos sobre temática de la vocación, luego un paso por la familia. Todo esto tiene algo en común. Nuestra propia santidad, pero sabemos todos, que los deseos del bien y santidad a lo largo se nos complican un poco. ¿Que nos enseñan los ángeles al respecto? Este y el siguiente texto tratara responder a este interrogante. El hombre a menudo “quiere querer”; pero no es capaz, es decir, que nuestra libre voluntad aparece ser débil cuando debemos hacer algo difícil y a la vez bueno, pero, lo vemos mejor; cuando permanecemos en buenos propósitos. Sentimientos y voluntad, virtudes y defectos Cada uno de nosotros experimenta la debilidad de su propia voluntad, especialmente en las tentaciones y nos hace falta la perseverancia para no caer en lo placentero o atractivo; pero malo. ¿Por qué es así? La debilidad de nuestra voluntad es por el pecado original que hace nuestro interior desordenado, incapaz de ordenar otros propósitos internos. Estos deseos son nuestros sentimientos o alcances mentales, que Santo Tomás en la Suma Teológica revela su importancia, para que el hombre conozca sus expectativas. Los sentimientos siempre elijen lo placentero y nos alejan del sufrimiento sin importar que sea bueno moralmente. Recordemos que la razón
Periódico Camino
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detecta el bien o mal moral como decisión de la voluntad. El placer desordenado es pecaminoso y resistirlo fortalece nuestra voluntad y nos hace mejores. Eligiendo el bien y rechazando el mal, el hombre consigue las virtudes de: Prudencia, moderación y justicia. Cuando hace lo opuesto, obtiene defectos morales contrarios a las virtudes. “Todos hacen gracias a la voluntad…” Sabemos de qué manera nosotros queremos, pero ¿Cómo quieren los ángeles? Santo Tomás dice que los ángeles no poseen cuerpo, ni quieren como lo hacemos nosotros. Los sentimientos humanos en su espacio más fundamental están unidos con el cuerpo y sus necesidades, esperanzas o miedos. Los ángeles por no tener cuerpo no tienen necesidades corporales por lo que no existe en ellos ninguna división. Si el ángel quiere algo, lo desea con todo su ser. No existe ningún deseo que lo atraiga al lado contrario. Santo Tomás dice que en los ángeles no existe poder de lujuria y la irritabilidad; hacen todo con la fuerza de su voluntad. Estos dos poderes son partes del alma humana y son responsables por los sentimientos humanos. Si los ángeles quieren algo, su decisión es plena y perfecta, pues su acción expresa su amplia perfección que conocemos de nuestras humanas experiencias. Próximamente abordaremos este tema más ampliamente.
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COMUNICACIÓN Y VIDA
Un diálogo ameno y fraterno
Monseñor Freddy Bretón
Virgilio Apolinar Ramos Productor
Coordinación: Yaniris López
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Arzobispo Metropolitano de Santiago de los Caballeros
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Domingo 27 de diciembre del año 2015
DOS MINUTOS Lucas 2, 41-52
Entré a la funeraria y vi a una mujer joven llorando desconsoladamente. A su lado había un varón queriendo confortarla sin poder hacerlo, ya que también él lucía tristísimo. Otros dos hermanos estaban de pie al lado del ataúd y noté que uno de ellos estaba arreglando la posición del nudo de la corbata que le habían puesto a su papá. A su lado había una corona que decía: “A nuestro querido papá”. He visto como algunos hijos, luego de pasar la adolescencia, menosprecian y hasta desprecian a sus padres. ¡Qué lástima! Ellos maduran en muchas cosas, pero no en lo importante: El amor incondicional, el
amor adulto. Y quien se desvincula de sus raíces, termina perdiendo su propia identidad. Se hace mucho daño a sí mismo quien produce dolor a alguno de sus padres, no sólo porque tarde o temprano sufre por ello, sino porque se pierde de muchas bendiciones. Por ejemplo, en la lectura de la misa de hoy encontramos estas palabras: · “El que respeta a su madre acumula tesoros, el que honra a su padre se alegrará de sus hijos, y cuando rece, será escuchado”. · “El que respete a su padre tendrá larga vida, al que honra a su
LUIS GARCÍA DUBÚS
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La flor y la corona
madre, el Señor lo escucha”. · “Hijo mío, empéñate a honrar a tu padre, no lo abandones mientras viva. Aunque flaquee su mente, sé comprensivo con él, y cuando tengas problemas, Dios se acordará de ti”. (Eclesiástico 3, 3-6. 1213 y 15). Fíjese en las promesas que hay aquí para usted. Dice que si usted respeta y honra a su padre y a su madre, “cuando rece será escuchado y cuando tengas problemas, Dios se acordará de ti”, además usted “se alegrará de sus hijos”. Hoy es domingo de
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la Sagrada Familia. Usted y yo tenemos familiares cercanos: Cónyuge... padres... hijos... hermanos... Pues esta semana Dios nos invita no a llorar por los que se han ido, sino a dar afecto a los que aún están con nosotros. No a esperar que mueran para apreciar sus valores, sino a manifestarles ahora lo mucho que significan para nosotros: Recuerde que: “Más vale una flor a un amigo vivo, que una corona a un amigo muerto”.
LA PREGUNTA DE HOY
¿CUÁL ES LA CLAVE DE LAS BUENAS RELACIONES FAMILIARES?
Cada miembro de la familia tiene una diferente. Si hablamos del marido, por ejemplo, su clave es el amor. La mujer necesita ante todo, ser amada, y Dios ha responsabilizado al marido de eso.
“Que cada uno ame a su esposa”. (Efesios 5, 28-33). P Por su parte, la clave de la esposa es el respeto. La mayor necesidad de un hombre es que su mujer lo respete. Y Dios ha responsabilizado a la mujer de llenar esta necesidad: La mujer debe RESPETAR a su marido” (Efesios 5.33). Entre hermanos la clave es el perdón. Porque si falla esta disposición, surgen rivalidades y enemistades, produciendo de este modo un dolorosísimo ambiente de tensión y de tristeza. A los hermanos Dios les dice hoy: “Vístanse de tolerancia… y PERDÓNENSE cuando uno tenga queja contra otro; el Señor los ha perdonado, hagan ustedes lo mismo”. (Colosenses 3, 12-13) Y la clave de los hijos es respetar... honrar... y ser comprensivos con sus padres.
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Domingo 27 de diciembre del a帽o 2015
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Domingo 13 de diciembre del año 2015
CASA DE LUZ
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La joven que tenía cuatro novios
Había una vez una joven que tenía cuatro novios. Al cuarto lo amaba muchísimo: le regalaba elegantes trajes, le servía deliciosas comidas Al tercero también lo amaba mucho. Iban de paseo a los mejores resorts, pero temía que algún día la abandonara. El segundo era su confidente. Confiaba en él. La ayudaba a salir de las dificultades. El primer novio era muy leal. Hacía grandes esfuerzos por ayudarla. Ella apenas le hacía caso, a pesar de que él la amaba profundamente. Un día cayó enferma. Le quedaba poco tiempo. Pensó en su vida de lujos y que al morir estaría sola. Entonces dijo al cuarto: “Te he amado mucho y cuidado grandemente. Estoy muriendo. ¿Te irías conmigo?”. “¡Ni soñarlo!”—y se alejó rápidamente. Ella sintió un cuchillo en su corazón. Preguntó al tercero: “Te he amado toda mi vida. Estoy muriendo. ¿Te irías conmigo?” “¡No! La vida es demasiado buena. Cuando mueras, me iré con otra”. Ella quedó devastada. Al segundo le dijo: “Siempre me has apoyado. Cuando muera, ¿me acompañarás?” “Lo lamento. Tan sólo hasta la tumba.” Fue como si le cayera un rayo. Entonces oyó una voz que le decía: “Yo iré contigo. Te seguiré donde vayas.” Vio que era su primer novio, bien delgado porque sufría de malnutri-
más allá de las imperfecciones. “Hoy puedo quejarme porque el día está lluvioso, o puedo dar gracias a Dios porque las plantas están siendo regadas por el agua. Hoy puedo quejarme de mi salud, o puedo regocijarme que estoy vivo. Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras crecía, o puedo sentirme agradecido que me permitieran nacer. Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas, o puedo celebrar que las espinas tienen rosas. Hoy puedo auto compadecerme por no tener muchos amigos, o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones. Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar, o puedo gritar de alegría porque tengo trabajo. Hoy puedo quejarme porque tengo
ción y descuido. Sorprendida, le contestó: “¡Debí haberte cuidado mucho mejor cuando podía!” Y es que todos tenemos cuatro novios, o cuatro novias, según sea el caso. El cuarto es tu cuerpo. Por más que lo cuides, te dejará cuando mueras. El tercero son tus bienes. Al morir pasarán a otros. El segundo son la familia y los amigos. Por mucho que les hayas dado, te acompañarán solamente hasta la tumba. El primero, el alma. Siempre maltrecha por tú perseguir riquezas, poder y placeres. Es lo único que tendrás donde vayas. Cultívala, fortalécela, dale cariño. Será la única que te seguirá hasta el trono de Dios y continuará contigo por toda la eternidad. Ser feliz no significa que todo está perfecto, sino que tú has decidido ver
En 1967 nacimos para servir 48 años después queremos seguir siendo de ustedes
Apóyennos... La oración tiene poder
En este 2016 Radio Amistad cumple 49 años al servicio de la comunidad y el sentimiento religioso de los movimientos cristianos, promoviendo el Evangelio. Para permanecer en el aire necesitamos el apoyo económico de la publicidad comercial. Todo cuesta, todos los insumos necesarios, electricidad, combustibles, equipos, teléfonos, personal, todo cuesta. Contamos con sus oraciones, queremos seguir con ustedes.
que ir a la escuela, o puedo abrir mi mente y llenarla con nuevos conocimientos. Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer los quehaceres domésticos, o puedo sentirme contento porque tengo un techo.” Vive tu vida con los pies puestos en la tierra pero con los ojos y el corazón bien puestos en el cielo. Cuando el mundo te obliga a arrodillarte, es cuando estás en la posición perfecta para orar. Y di con el Apóstol Pablo: “Yo lo puedo todo en Cristo que me fortalece”. Y así permanecerás confiado y en paz. Bendiciones y paz.
Este cuento aparece publicado en la página 163 de mi libro “¡Descúbrete! Historias y cuentos para ser feliz”.
Domingo 27 de diciembre del año 2015
Semanario Católico Nacional
La Fundación Solidaria del Divino Niño Jesús, Inc., celebró su acostumbrada fiesta de Navidad con más de 600 niños provenientes de las diversas instituciones y comunidades que reciben donaciones constantes de la referida entidad de asistencia social. Durante la actividad el padre Eduardo A. Núñez Collado, presidente de la Fundación, destacó el esfuerzo que realiza la institución para asegurar que los niños afiliados pueden sentir el espíritu de la Navidad. Informó que
Fundación del Divino Niño celebra fiesta de Navidad con más de 600 niños
la fiesta se organiza con los aportes y servicios de personas voluntarias que donan su tiempo y/o sus posesiones materiales para estimular una sonrisa en los beneficiarios. El evento que se llevó a cabo en el salón Multiuso de la PUCMM, Santiago, contó con la animación del Mago Gody, los personajes de Disney World, Santa Claus, las pinta caritas, juegos inflables, entre otras atracciones lúdicas. Allí los niños también fueron agasajados con un suculento almuerzo,
meriendas, golosinas, pastel y juguetes apropiados, que hicieron del festejo una velada de ensueño. Entre las institu-
ciones y comunidades que se dieron cita a la celebración se destacan: Escuela Hogar Nueva Esperanza, Albergue Divina Providencia,
Aldeas Infantiles SOS, Estancia Infantil San Pedro Nolasco, Hogar Niñas de Dios, Hogar Angeles de CONANI, Hogar Dominica, Hogar
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Santa María, Hogar Padre Emiliano Tardif, Escuela José Armando Bermúdez, Comunidad El Batey, Comunidad de Afiliados Dependientes, entre otras. El sacerdote motivó a los colaboradores a seguir aportando desde sus posibilidades, ya que, desde el Programa Jugando de la Fundación, aún quedan algunos compromisos pendientes, sobre todo con la donación de juguetes en comunidades alejadas y desprovistas de estas facilidades.
Con amor para el amor
Juan Pablo Jiménez.
En el principio el Amor existía Previo a todo el Amor daba vida Engendrado del Padre El Amor que es Palabra Lo hizo todo; Porque así es el Amor Transforma y de la nada construye;
Y en el sendero de nuestra historia Su esencia tuvo nuestra naturaleza Se hizo como nosotros Igual que como nos había hecho
Se agachó Se abajó Se humilló Tomó carne, se hizo hombre Tuvo huesos, órganos y sentimientos Temperamento y carácter Raza, piel y corazón ¡Y Dios tuvo un rostro!
El creador asumió nuestra mortalidad El Dios amor nos ama tanto Que decide tener ADN e intestinos ¡Se hace tal como nos creó!
Comienzo del Amor hecho hombre De materia pasajera De piel envejeciente De verdadera humanidad. Nos ama hasta el extremo De asumir nuestro ser finito El que por naturaleza divina no tiene fin Conoció el dolor de ser humano Para redimir la humanidad.
Y vino a salvarnos Desde su propia realidad; Tuvo madre, casa y pueblo Amigos y dolor Lloro al nacer
Y le adoraron por ser Dios. Sintió el frio de la noche Y el bochorno del desierto Y aun siendo todopoderoso Con todo su poder Amó la sencillez.
Desde el pesebre. Desde su empequeñecimiento Se alojó entre la fidelidad de su elegida La joven virgen que lo amamantó Que lo acurrucó entre sus brazos Y le transmitió al Amor mismo La plenitud del amor humano.
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Domingo 13 de diciembre del año 2015
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Texto y foto: Juan Guzmán ° imagen.do@gmail.com
En
Universidad Catolica Nordestana
Cambio climático
En
Radio Enriquillo realiza retiro de Adviento con su personal
Barahona.- Este pasado martes 15 de diciembre, el equipo de personas que laboran en la emisora de la Diócesis de Barahona, “Radio Enriquillo”, se reunieron para tener un encuentro personal con Dios, con la Virgen María y con su hijo Jesús el que ha de venir, en el Centro Vocacional Sor Vicenta Segura en Vicente Noble. Iniciamos a las 9:00 de la mañana con mensajes y pequeñas reflexiones que nos introdujeron a ese hermoso encuentro personal. Esperábamos la presencia de nuestro Obispo Mons. Andrés Napoleón Romero Cár-
denas, pero no le fue posible asistir por sus múltiples compromisos. Nuestro Director el padre Marco Antonio Pérez, fue quien dirigió el retiro y motivo con hermosas palabras todo el encuentro. Dentro de los contenidos que compartimos en este retiro de Adviento fue el inicio del Año Jubilar de la Misericordia que inicio el 8 de diciembre del presente año y concluirá el 20 de noviembre del 2016. Un Año Jubilar es un año de gozo, de gran motivación y alegría, con un objetivo especial, en este año el objetivo especial es La Misericordia, “Sean Mi-
sericordioso como su Padre es Misericordioso”. La Misericordia es un don, un don que nos hace ser más humanos, más sensibles, más solidarios, más cercanos de aquellos que son exclui-
dos, de aquellos que como María y José no cuentan. En este retiro, se nos ha llamado y motivado como Emisora católica a ser voz de aquellos que no tienen voz, a estar más
cercanos de aquellos que necesitan la presencia de Dios, a Evangelizar y enseñar a aquellas personas que no conocen la Sagrada Palabra de Dios y a colaborar y aportar al buen vivir de todos aque-
llos que cada día encienden sus radios y colocan nuestra frecuencia 93.3 F.M. Después de este momento tan emotivo, santificamos la fiesta; celebró el P. Nico Saint Louis