Tlaloque nº08

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TLÁLOC ¿QUÉ? Boletín del Seminario El Emblema de Tláloc en Mesoamérica

Año 2

N° 8

Octubre-Diciembre 2012


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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO José Narro Robles

Las opiniones expresadas en Tláloc ¿Qué? Boletín del

Rector

Seminario El Emblema de Tláloc en Mesoamérica son responsabilidad exclusiva de sus autores.

Estela Morales Campos

Tláloc ¿Qué? Boletín del Seminario El Emblema de Tla-

Coordinadora de Humanidades

loc en Mesoamérica es una publicación trimestral del Proyecto El Emblema de Tláloc en Mesoamérica, del

Renato González Mello

Instituto de Investigaciones Estéticas de La Universidad

Director del Instituto de Investigaciones Estéticas

Nacional Autónoma de México, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México

María Elena Ruiz Gallut

D.F. Tel. 5622-7547 Fax. 5665-4740.

Titular del proyecto

seminario.tlaloc@gmail.com

María Elena Ruiz Gallut América Malbrán Porto Enrique Méndez Torres Editores América Malbrán Porto Certificado de reserva de derecho al uso exclusivo

Diseño editorial

del título, Dirección General de Derechos de Autor, Secretaría de Educación Pública, número

( en

Consejo Editorial:

trámite ) . Certificados de licitud de título y de con-

Jorge Angulo Villaseñor

tenido, Comisión Certificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, Secretaría de Gobernación,

Marie-Areti Hers

números, ( en trámite ) , ISSN ( en trámite ) .

Alejandro Villalobos Patrick Johansson K.

Portada: Lámina 5 Códice Borbónico. Edición de Anders, Ferndinand, Maarten Jansen y Luis Reyes García . Sociedad Estatal Quinto Centenario-Akademische Druck Und Verlagsanstalt- Fondo de Cultura Económica. México. 3


CONTENIDO

Presentación

p. 6

El yauhtli, una planta medicinal en la obra de Fray Bernardino de Sahagún María del Carmen Macuil García

p. 8

Arqueología experimental. De la teoría a la práctica Alfonso A Garduño Arzave

p.18

Iconografía de Chalchiuhtlicue en el Códice Borgia Ofelia Márquez Huitzil

p. 32 p. 41

Sesiones del Seminario

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5


PRESENTACIÓN Este es el último número de nuestro Boletín correspondiente al año 2012 y con él se cierran dos años de la publicación, espacio que hemos usado para mostrar, fundamentalmente, los ejercicios a los que hemos dado sentido, en el afán por comprender las muchas facetas que atañen a las entidades sagradas vinculadas con la lluvia. En esta ocasión se presentan tres artículos escritos por miembros del Seminario. Usada aún actualmente en la ejecución de ciertos recursos en la medicina tradicional, el tema del trabajo de Carmen Macuil, titulado El yauhtli, una planta medicinal en la obra de Fray Bernardino de Sahagún, se centra en la búsqueda de las menciones que de la planta conocida también como “pericón” se hacen en la obra de Sahagún y de las especificaciones curativas que el misionero refiere. La importante aportación de Macuil se ubica en la paleografía de diversos textos y la propuesta de traducción del náhuatl al español, que nos muestra cómo se conocen y se utilizan los poderes terapéuticos de la yerba, incluyendo en estas descripciones algunos de los procedimientos de preparación y suministro en algunas enfermedades. Por su parte Alfonso Garduño señala, en un amplio análisis denominado Arqueología experimental. De la teoría a la práctica, cómo un campo novedoso de la arqueología, que se ha puesto en marcha en otros países, puede coadyuvar de forma puntual en el avance del conocimiento de determinadas prácticas ancestrales y convertirse en una herramienta metodológica de vanguardia para la investigación de las sociedades pasadas. Con esta metodología, apunta Garduño, es posible acercarnos, entre otras cosas y de manera distinta, a ciertos procesos culturales de producción y uso de materiales, sus creaciones, transformaciones y permanencias. Iconografía de Chalchiuhtlicue en el Códice Borgia, de Ofelia Márquez Huitzil, es un texto que ofrece un estudio puntual de la deidad femenina. Un análisis descriptivo de los atavíos de la diosa, así como de sus atributos y del contexto en que aparece en el mencionado documento, acompañado por comparaciones entre imágenes, le permiten a

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Márquez concluir que la deidad personifica las corrientes acuáticas cuando existe una relación con la serpiente, mientras que se vincula con la muerte en tanto es una de las entidades sagradas de la noche y es también, por último, regente de una de las trecenas presentes en el códice.

María Elena Ruiz Gallut

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8


EL YAUHTLI, UNA PLANTA MEDICINAL EN LA OBRA DE FRAY BERNARDINO DE SAHAGÚN

S

María del Carmen Macuil García1 i bien en la actualidad los estudios de medicina tradicional mexicana han identificado diversos usos terapéuticos de la hierba yauhtli, es sabido que sus propiedades medicinales se conocían desde hace varios siglos atrás. El también llamado pericón, de hecho se mencio-

na en textos elaborados en el lejano siglo XVI. Este trabajo presenta un breve estudio sobre las menciones terapéuticas del yauhtli halladas en parte de la obra de Fray Bernardino de Sahagún, por lo que reunimos aquí específicamente los datos sobre los usos curativos que se hacen a partir de la planta o que se refieren a ella. Cabe aclarar que los trabajos de Sahagún se encuentran tanto en español como en legua náhuatl, por lo que ofrecemos una nueva traducción al español de los textos referentes a la planta. Las fuentes de estudio: los trabajos de Sahagún La obra de Bernardino de Sahagún es una de las principales fuentes de estudio de las culturas mesoamericanas a la llegada de los españoles, particularmente de los pueblos ubicados en el Altiplano Central. Su trabajo ha sido publicado en varias ediciones, las que corresponden, entre otras situaciones, a las diversas etapas de la investigación realizada a lo largo de su vida en la Nueva España.2 Al fraile le fue encomendada la tarea de “conocer” y “recopilar” todo aquello que fuera necesario para la plena evangelización, así, su obra describe prácticas y conocimientos de diversos y numerosos temas. Uno de los manuscritos más conocidos escrito por Sahagún, es el Códice Florentino, documento en gran parte ilustrado, concentra una gran cantidad de temas en una misma obra, que lo hacen único, pues Sahagún ordenó en doce libros el resultado de sus indagaciones. El texto del Códice, está dispuesto en dos columnas, las ubicadas a la derecha escritas en lengua náhuatl, y las de la izquierda en castellano; y aunque en general se trata de la traducción de una y otra columna, 1. Licenciada en Etnología en por la Escuela Nacional de Antropología e Historia y Maestra en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, Profesora en la Facultad de Medicina de la UNAM; Especialista en sistemas médicos tradicionales, tradición oral e historia de la medicina. 2. No tratamos aquí las vicisitudes que Sahagún vivió para la realización de toda su obra, o los caminos que recorrieron sus manuscritos mucho tiempo después de su fallecimiento hasta sus primeras publicaciones modernas; en cambio remitimos al lector al trabajo de León-Portilla, Bernardino de Sahagún. Pionero de la antropología, del año 1999, particularmente los capítulos 4, 5 y 6. 9


es sabido que hay cierta autonomía entre los

medades y los tratamientos que para combatir-

textos, por ello a veces la sección en náhuatl

las tenían los indígenas. Particularmente en el

es mayor que el de la columna en castellano y

capítulo XXVIII “De las enfermedades de la

a la inversa. Por lo anterior se puede decir que

cuerpo humano y de las medicinas contra

en realidad tenemos dos obras, la versión en náhuatl del Códice y la versión en castellano del mismo, esta última hoy se conoce bajo el nombre de Historia General de las Cosas de la Nueva España3. En este trabajo nos dedicaremos al libro X y XI de la Historia General, pues en ambos se habla del yauhtli. Finalmente dentro del manuscrito llamado Códice Matritense de la Real Academia de la Historia, encontramos un apartado titulado de acuerdo a la traducción presenta por López Austin, “Hierbas medicinales y maderas potables [en agua]” (López Austin, 1971:130-137). El autor se refiere a ésta, como la “Relación breve” del Códice Matritense, pues se trata de un listado menor en comparación con la que se encuentra en el Códice Florentino. Textos medicinales sobre el yauhtli Nuestra breve indagación comienza aquí, en el libro décimo de la Historia General, en éste el fraile se ocupa del cuerpo humano, las enfer-

3. La primera publicación que reunió el texto únicamente de las columnas en castellano apareció en el año de 1829 y 1830 bajo el auspicio del diputado federal de Oaxaca, Carlos de María Bastamente (Campos, 2011: 62); actualmente además de la edición a cargo de Ángel María Garibay (1956), el trabajo realizado por Alfredo López Austin y Josefina García Quintana (1982, 2002) son también ediciones importantes a consultar.

Representación del Yauhtli Dibujo de Francisco Hernández, 1946:969

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ellas”, hay dos menciones sobre el uso del yauhtli; la primera está dentro del párrafo tercero que “De las enfermedades y medicinas contrarias de los pechos y costado y espaldas”. Cuando se habla de las “niguas” 4 se mencionan diversas plantas y sus formas de aplica-

Fig. 1 Detalle del texto en náhuatl. Foja 107r, Libro X, Códice Florentino.

ción; respecto al perición se dice: “[…] y hecho esto se pondrá una bilma de ocotzote mezclado con la yerba nombrada yiauhtli” (Sahagún; 2002, II: 941-942). Ahora bien, con la intención

Propuesta de paleografía:

de profundizar en el estudio de lo que Sahagún

niman ocutzotica mopo

recopiló sobre esta planta y advertidos de la

tonja, iiauhtli moneloa:

posible independencia de las columnas del

injtlaqual, tlaxcalli toto

Códice Florentino, vayamos a éste y observemos el texto en náhuatl de la columna que

Propuesta de normalización:

acompaña a la versión en castellano. Para

niman ocotzotica mopotonia,

efecto de nuestros propósitos presentaremos

yauhtli moneloa:

recortes al texto en náhuatl (Fig. 1) seguido de

in itlacual, tlaxcalli toto- [palabra incom-

la propuesta de paleografía, normalización y

pleta para su traducción]

5

organización que hemos hecho del texto. Propuesta de traducción: […] y entonces luego, se le pone un emplasto con la resina del pino mezclado con yauhtli, su comida será tortilla [toto…]

Como se puede ver, Sahagún decidió escribir

4. Sierra explica que las “niguas”, pequeñas pulgas, son las causantes de mucho dolor pues se introducen en el cuerpo y hacen su nido entre la piel y la carne (2007: 48). 5. En general nos basamos en la propuesta de la organización textual en la que se pretende la identificación de elementos discursivos propios de la lengua, con lo que se reconoce cierto orden y estructura del texto (Bright, 2000: 205-211).

en la columna de legua castellana el nombre de la resina de la siguiente manera: la palabra ocotzotl la escribe como ocotzote, por lo demás, no hay mayor variación entre uno y otro 11


texto.

Propuesta de orden:

Folios más adelante, encontramos otra men-

ma expa, nappa: auh icuac hualquiza

ción del pericón, esta vez, el texto en castella-

temazcalco

no sólo alude a él, mientras que el texto en

ic

náhuatl lo indica explícitamente, así tenemos

in xihuitl yiauhtli

en el primero: “[…] dos o tres veces. Y saliendo

maltia in tlanechcolli

cococ xihuitl zacamolli

de los baños será también bueno untarse con las yerbas e raíces de suso nombradas, moli-

Propuesta de traducción:

das, y beber el agua de cierta raíz que se llama

[…] tres veces, cuatro veces: y cuando

tecpatli, […]” (Sahagún; 2002, II: 945).

salga del agua, es decir, cuando salga

En cambio tenemos que el texto en náhuatl:

del temazcal, atrapar el compuesto de la hierba yiauhtli, la hierba picante y de fuerte sabor zacamolli […].

En el texto en castellano se observa mayor especificidad de cómo usar las yerbas y raíces, sin embargo, aunque dice que éstas han sido Fig. 2 Detalle del texto en náhuatl. Foja 110v, Libro X, Códice Florentino.

nombradas, no se encuentran en ninguna parte de las columnas en castellano, al menos dentro del párrafo quinto; en cambio como hemos

Propuesta de paleografía: Ma expa, nappa: auh iquac

hecho notar, sí se mencionan algunas plantas

oalquiça temazcalco icmal

en el texto en náhuatl.

tia in tlanechicolli in xivitl

Ahora vayamos al libro undécimo, el párrafo

iiauhtli, cococ xiuitl, çacamolli

quinto del capítulo VI está dedicado a las plantas medicinales. Hay un total de 142 plantas enumeradas, aunque no aparece el número

Propuesta de normalización: ma expa, nappa: auh icuac

122 en el Códice (Foja 167v y 167 r); de las

hualquiza temazcalco ic maltia

141 plantas, las primeras 31 están únicamente

in tlanechicolli, in xihuitl

descritas en náhuatl. Antes hemos visto que

yiauhtli, cococ xihuitl, zacamolli

los textos mencionan algunos usos terapéuticos del yauhtli, quizá se haga mención de él en 12


este párrafo, también sabemos que Sahagún lo

ihuan ic nepochuilo,

incluyó en el párrafo de plantas aromáticas que

ihuan ic nepapaco,

veremos después.

yatl.

in neloa in iztauh-

El pericón aparece en la foja 141v y dice: Propuesta de traducción: Yiauhtli: es pequeño, como la tepecempoalxóchitl; lo toma quien tiene calentura con frio, en una bebida (con agua) y más particularmente con chocolate, se desmenuza y así con ello se sahúma, con ello se lava (a la persona) y se mezcla (bate) con iztauh-

Fig. 3 Detalle del texto en náhuatl sobre el “Iiauhtli”. Libro XI, Foja 141v Códice Florentino.

yatl. El texto recurre a la comparación para propor-

Propuesta de paleografía:

cionar una mejor descripción sobre el yauhtli

Iiauhtli: çantepitun, iuhquinte

(tagetes lucida), diciendo que es similar a la

pecempoalsúchitl ; coni inatunavi

planta tepecempoalxóchitl (posiblemente tage-

atica momaxaqualoa : yoaicne

tes patula o tagetes lunata). Hoy se sabe que

pochvilo, yua icnepapaco, inneloa

ambas plantas pertenecen a la misma familia

iniztauhiatl.

botánica compositae, por tanto, es evidente la semejanza. En cuanto a los usos y receta de la

Propuesta de normalización:

planta, encontramos en el texto en náhuatl la

Yiauhtli : zan tepiton, iuhquin te

descripción de no solo beberlo en un prepara-

pecempoalxochitl ; coni inatuna[h]ui

do con agua o con chocolate, también debe

atica momaxacualoa : yhua[n] ic ne

limpiarse con ella, es decir se debe sahumar a

pochuilo, yua[n] ic nepapaco, in neloa

la persona con la planta como parte del trata-

in iztauhyatl.

miento médico. Fojas adelante, el libro XI presenta el párrafo

Propuesta de orden:

dedicado a “las yerbas olorosas”, dentro el

Yiautli: zan tepiton,

capítulo VII, “En que se trata de todas las yer-

iuhquin tepecempoalxóchitl; coni

bas”, el yauhtli está entre las quince plantas

in atonahui atica momaxacualoa:

ahí descritas, de él se dice lo siguiente: 13


Hay otra yerba olorosa que se llama

Propuesta de paleografía:

yiauhtli. Es muy verde. Tiene muchas

Iiauhtli, quiltic tlatlacotic

ramas, y crecen todas juntas hacia arri-

mamapichtic, mamapichauhqui

ba. Siempre hoele. Es también medici-

aioquiçani, patli; in tlaelliqui

nal para los que tienen cámaras. Apro-

tlaça, coniz, cacaoatlipan, ach

vecha molida y bebida con el cacao.

topa micequiz: noiuhqui ineztli

Hase de tostar, y despúes molida y mez-

quichicha: noiuhqui in atona

clada con el cacao. Aprovecha tanbién

ui. tlapalevia; tepatia.

para los que escupen sangre y para los que tienen calenturas (Sahagún, 2002:

Propuesta de normalización:

1110).

Yiauhtli, quiltic tlatlacotic

Se le describe como una hierba de un intenso

mamapichtic, mamapichauhqui

aroma, es recomendada para quienes padecen

ayoquizani, patli; in tlaeli quitlaza

diarreas, para aquellos que “arrojan sangre”, y

coniz, cacaoatlipan, achtopa

los que tienen calentura; se especifica además,

micequiz: no iuhqui in eztli

la forma en que debe administrarse.

quichacha: no iuhquin in atonahui

El texto en náhuatl dice:

tlapalehuia; tepatia.

Propuesta de orden: Yiauhtli,

quiltic tlatlacotic

mamapichtic,

mamapichauhqui

ayoquizani, patli; in tlaeli quitlaza

coniz,

cacaoatlipan,

achtopa micequiz: no iuhqui in eztli quichacha: no iuhqui in atonahui tlapalehuia; tepatia Fig. 4 Detalle del texto en náhuatl que describe al “Iiauhtli”. Foja 181v, Libro XI, Códice Florentino.

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personas.6

Propuesta de traducción: Yiauhtli, es hierba verde, varudo, talludo,

Finalmente revisemos el breve texto “Hierbas

rígido de ramas, es un eyector de humo-

medicinales y maderas potables [en agua]” del

res, medicina que los arroja en abun-

Códice Matritense de la Real Academia de la

dancia, lo beberá antes primeramente

Historia, en cuyas líneas el yauhtli aparece de

en cacao/bebida de agua, también para

la siguiente manera: “Yiauhtli. In tlaaca ipan

los que la derraman sangre, así como,

tlatlatzini in anoce tlahuelilocati, itlan tlatla. lc

ayuda a los que tienen calentura con

achi mopalehuia” (López, 1971: 134). Siguien-

frío; cura a la gente.

do el trabajo de López Austin, la traducción di-

Entonces, en ambas tenemos una descripción

ce: “Yiauhtli. Si a alguno le truena un rayo o se

general de la planta y de sus usos medicinales;

hace malvado, arde junto a él. Con ella algo se

es de notar que el texto está dentro del párrafo

alivia” (López, 1971: 135). De acuerdo al texto,

sobre las plantas aromáticas y no en un apar-

aquí nuevamente se indica utilizar el yauhtli

tado para las de uso terapéutico, a pesar de

para sahumar al paciente, a razón del golpe

que el libro undécimo dedica uno a ello.

por un rayo o –dice el texto– si “se hace malva-

Destaca en la versión castellana la recomenda-

do”. Es claro que en este caso, más que refe-

ción de la planta para los que tienen cámaras,

rirse a quemaduras en la piel a causa del rayo,

y en la versión náhuatl se dice es “eyector de

se trata de efectos “[…] de carácter mágico.

humores”. El término de “humor” y “cámaras”

También debe suponerse que lo es la enferme-

están relacionados, el primero se refiere a la

dad que afecta el corazón –órgano en el que

teoría de los cuatro humores atribuida al médi-

creían que residía la conciencia– y que hace

co Hipócrates en el siglo IV a.C. en la Grecia

que el enfermo se vuelva malvado” (López,

antigua (Cortés, et. al., 2007; Viveros, 2007), a

1971: 222). Por lo tanto se puede decir que el

lo largo de los siguientes siglos esta teoría se

uso terapéutico del pericón es completamente

vio enriquecida por otros conocimientos médi-

mágico dentro de lo mencionado en la

cos de las culturas occidentales. Su permanen-

“Relación breve”, por ahora no sabemos si hay

cia se registra en México hasta la fecha, nume-

alguna otra indicación para aquellos pacientes

rosos síntomas y descripciones de padecimientos en la medicina tradicional mexicana se re5. Véase el caso del padecimiento llamado reuma biliosa, registrado en el estado de Morelos (Macuil, 2007).

fieren a los cuatro humores y los cuatros temperamentos que influyen en el carácter de las 15


golpeados por el rayo o bien si aquí el uso del

de las propiedades de las plantas, su grado de

yauhtlli es únicamente el antes mencionado.

acción y por supuesto, el modo de “atraparlo”.

Anotaciones finales

Los textos del libro XI son mucho más descrip-

Quedan varias preguntas acerca de la informa-

tivos y especifican los usos medicinales de la

ción que dan los textos. Cuando se habla del

planta. Aquí encontramos en el segundo frag-

tratamiento de las niguas, en el libro X, no sa-

mento que presentamos, una relación cercana

bemos si el uso del pericón consiste en expul-

entre la columna de náhuatl y español, aunque

sar del cuerpo por algún efecto de la planta a

la traducción entre una y otra no es literal.

las pulgas, y así librar al paciente de las afec-

También observamos que la visión hipocrática

ciones provocadas por estos animales, o si su

galénica que imperaba en el pensamiento

aplicación en la zona atacada por éstos tenga

médico en España, se convierte en el lente con

más bien fines paliativos o analgésicos, incluso

el que Sahagún mira las prácticas médicas

por ahora podemos considerar las dos posibili-

existentes hace tiempo atrás en la naciente

dades. En la actualidad algunos pacientes han

Nueva España.

experimentado adormecimiento de la lengua

La “Relación breve” del Códice Matritense, nos

tras la ingesta de un té preparado con yauhtli,

ha abierto la posibilidad de observar otros tex-

sospechamos hay en el caso citado alguna di-

tos de temáticas semejantes, resulta de gran

ferencia sustancial, pues como se ha dicho, el

interés la mención del yauhtli para el tratamien-

tratamiento no fue un emplasto, sino más bien

to de las personas golpeadas por el rayo, con-

la bebida de un té. Aún así, el ejemplo es su-

siderando que hay representaciones iconográ-

gerente, habrá que pensar en las propiedades

ficas del dios Tláloc portando un atado de hier-

de la planta bajo diferentes vías de prepara-

bas hecho de yauhtli (Sierra, 2007). Lo anterior

ción.

obliga a continuar con el siguiente paso en es-

También en el libro X, encontramos que en

ta breve investigación, habrá que volver a ob-

algún momento se dice “atrapar el compuesto”

servar las menciones referentes al pericón en

de acuerdo nuestra traducción; quizá éstas no

los trabajos del protomédico Francisco Hernán-

fueron las palabras exactas que usaron los in-

dez y los textos del “librito” de medicinalibus

formantes para explicar el verbo, o fue fruto de

indorum herbis de Martín de la Cruz y Juan Ba-

la reflexión del recopilador, es un hecho que la

diano. En ellos puede haber otros datos para

expresión revela el profundo conocimiento

profundizar en el conocimiento de esta planta.

médico y nos atrevemos decir, farmacológico 16


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18


ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA

C

Alfonso A Garduño Arzave onforme ha avanzado el estudio de los restos dejados por antiguas civilizaciones, el pasado del hombre se ha descrito a través de los datos arqueológicos a la par que con los históricos y otros afines, que han posibilitado cada vez más la comprensión y entendi-

miento de las actividades, costumbres y hechos que formaron parte de su quehacer cotidiano. Desgraciadamente en ocasiones la interpretación de los restos que denotan una actividad humana por su complejidad o la falta de comprensión deductiva, ha quedado rebasada por la ausencia de datos interpretativos al ras del campo y, en ocasiones, estos problemas no pueden ser resueltos sólo desde la perspectiva de la arqueología tradicional, quedando en a la imaginación y la intuición de quienes trabajan los materiales descubiertos. De ahí que se haga necesaria una interpretación más creativa y sugerente para contestar estas cuestiones, utilizando nuevas metodologías de investigación. Sin embargo, la falta de interés de los investigadores, e incluso la oposición entre los círculos de antropólogos y otros estudiosos de alguna forma niegan nuevos juicios y recursos de interpretación y razonamiento, más no por ello son éstos menos válidos a nivel científico o menos útiles para el estudio de las civilizaciones antiguas. Me refiero a la Arqueología experimental, la cual se ha empleado ampliamente en instituciones como la UAM (Universidad Autónoma de Madrid), la Universidad de Valencia, la Complutense, la de Cantabria (Fig.1), Innsbruck, Tulsa, Cambridge, Arizona entre otras. Por otro lado hemos de comentar que en México se desconocen prácticamente los diversos beneficios interpretativos de este sistema metodológico de investigación y por ello es poco aplicado. No obstante hemos de mencionar que la aportación que puede proporcionar esta clase de estudios a las Ciencias que estudian el pasado del hombre podría brindarnos una valiosa información por su riqueza en la obtención de datos y su capacidad descriptiva, que sin duda es una herramienta con un gran potencial que puede inyectar y generar a los estudios mesoamericanos novedosas fuentes de datos viables para ampliar nuestro conocimiento de la vida cotidiana del hombre a través de su que actividad tecnológica. Es así que la dominación del medio natural y posteriormente de la fauna, 19


fue, no sólo un reto para nuestros ancestros

de reconocer procesos tales como modelos de

durante miles de años, sino que además les

aprendizaje y socialización del conocimiento, al

permitió una generación de innovaciones mate-

duplicar el instrumental, bien sea de carácter

riales que impulsó el potencial de creatividad y

cotidiano e inclusive ritual, de los objetos halla-

adecuación de los diferentes materiales y ele-

dos en contexto arqueológico, ampliándose in-

mentos disponibles para su uso.

cluso al artístico, que en muchas ocasiones es

La manera de proceder de la, ya mencionada,

el único dato que poseemos de los registros,

Arqueología Experimental es la de deducir los

fuera del estudio metodológico de la Arqueolog-

procesos económicos y sociales, partiendo del

ía tradicional. La aplicación de la metodología

estudio particularizado de las actuaciones y

experimental se aplica directamente al objeto de

decisiones adoptadas en una comunidad, has-

estudio cuya relación se justifica a través de la

ta llegar a comprender los procesos y estrate-

propia dinámica de la investigación arqueológi-

gias colectivas (Callahan,1995:3-5). Esta diná-

ca (obtención de datos). Así, en este tipo de es-

mica inductiva no obvia la variabilidad indivi-

tudio sin duda permanecen implícitas cuestio-

dual, sino que, al contrario, la emplea con el fin

nes de carácter socioeconómico resultado de la

Estudiantes de la Universidad de Cantabria España en un salón de arqueología experimental duplicando cerámica del calcolítico. Una de las principales técnicas de análisis e investigación del arqueo tecnólogo. Esta novedosa rama del análisis de materiales nos permite establecer el desarrollo técnico y su proceso entre las antiguas civilizaciones. Foto de María Luisa Ramos Sainz 2001. 20


interrelación entre las poblaciones del pasado

riguroso, lo que podría llegar a cristalizar en el

y el territorio en el que se desarrollaron su acti-

entendimiento de técnicas olvidadas, manejo

vidad social. Mediante su aplicación podemos

de útiles y recursos o poco entendidos hasta el

conocer la naturaleza y disponibilidad de los

momento, sin embargo como mencionamos se

recursos y materias primas de los distintos te-

pueden hallan en contextos arqueológicos a

rritorios, así como sus propiedades y respues-

nivel de excavación, mientras que en otras

tas frente a determinados estímulos y acciones

ocasiones pueden ser representados a través

humanas (Baena, 1999: 30- 34).

de la pintura mural, escultura y cerámica

Este marco de aplicación se desarrolla aten-

(Fig.2).

diendo a su vez aspectos tan diferenciados co-

Siguiendo con estos lineamientos, hemos de

mo la naturaleza material, la forma (tipología),

agregar que a un paso más allá de la mera re-

la tecnología y funcionalidad. Así como las re-

producción de los objetos, se encuentran los

laciones que los objetos guardan entre sí, si

comportamientos. Partiendo de las réplicas, y

bien es posible que distintas hipótesis de parti-

organizando protocolos de experimentación

da presenten diferente peso a cada una de las

mediante tecnologías (podemos llegar a inter-

categorías anteriores. La técnica y la tecnolog-

pretar, no sólo las posibilidades funcionales de

ía resultan ser punto prioritario en la construc-

los objetos sino también, los comportamientos

ción de nuestras hipótesis desde la reconstruc-

técnicos que detrás de ellos se encuentran.

ción del propio proceso de producción. Para

Dentro de este campo contamos con numero-

ello se emplean programas de reproducción y

sas líneas de investigación que, a través de la

observación macroscópica y microscópica de

traceología, la tecnología, e incluso la etología.

los rasgos y estigmas generados durante el

(Toth, 1987: 763- 787) nos acercan al estudio

proceso experimental (Wescott, 1995: 8- 11).

del comportamiento humano desde sus fases

Quiero mencionar que hasta ahora en México

más antiguas. Quienes así trabajan, analizan

principalmente en la Escuela Nacional de An-

el registro desde su dinámica tanto social co-

tropología e Historia se han realizado talleres

mo individual, si bien en ocasiones, el registro

de lítica y cerámica a nivel experimental, no

particular introduce distorsiones que deben ser

obstante aún falta por estudiar los diferentes

analizadas en el contexto del grupo. En suma,

procesos de trabajo que conllevan otro tipo de

debemos considerar que la recreación de ma-

materiales como piel, madera, aglutinantes,

teriales tecno-arqueológicos con fines científi-

conchas y hueso que siguen aún sin un estudio

cos o didácticos pueden estructurarse dentro 21


Fig.2. Arqlgo José Luis Alcalde izquierda y el autor en uno de los laboratorios de arqueología destinados al análisis material del yacimiento de Atapuerca en la provincia de Burgos España. La arqueología experimental puede ser aplicada a todo indicio material dejado por el hombre, desde rastros de caza y pesca hasta elementos tan refinados como el trabajo en hueso, piedras semipreciosas y pintura mural (Foto de Felipe Cuartero 2007).

de categorías que aluden a la construcción o

fases en las que el nivel de información es es-

creación, la conservación, la transformación o

caso o fragmentario o en donde el registro ar-

la destrucción, de procesos tanto naturales co-

queológico no ha sido conservado con el paso

mo culturales. Contamos con numerosos ejem-

del tiempo. Aún a riesgo de obviar algunos ca-

plos que aluden a los procesos de formación y

sos, destacaremos los ámbitos en los que la

alteración del propio registro arqueológico

experimentación ha tenido una mayor repercu-

(Amick, 1989: 1-14) o bien a los resultantes de

sión. La práctica más extendida dentro de esta

las numerosas actividades de las comunidades

metodología se centra fundamentalmente en la

del pasado.

interpretación tecnológica y funcional de los

El campo de aplicación de la metodología ex-

materiales recuperados. Esta interpretación es

perimental es tan amplio como la propia Ar-

realizada desde dos ámbitos diferentes. Por un

queología. Sin embargo, no se puede negar

lado, mediante la reproducción controlada

que su desarrollo ha repercutido de manera

(artificial) de los procesos tecno- funcionales y

desigual en distintos aspectos o periodos. Exis-

por otra mediante la recreación fidedigna

te, una clara decantación en su aplicación a

(natural) de los mismos. Un ejemplo de este 22


tipo de casos fue el proyecto “Las Armas Ofen-

Skibo 1987: 595- 622), y al mismo tiempo, cuá-

sivas en Mesoamérica” que incluyó la recrea-

les son los objetivos que se estructura. Para lo

ción de algunas armas indígenas para probar

cual algunos investigadores opinan que la Ar-

su capacidad, lescividad, contundencia, corte

queología Experimental pretende asumir una

etc. Ello nos dio un conjunto de datos que no

serie de reglas deontológicas que según Coles

se habían investigado con anterioridad, un ca-

(1979: 33-37) podrían ser resumidas en los si-

so fue el identificar huellas de uso en materia-

guientes puntos:

les líticos que fueron recreados para el ma-

1) Necesidad de establecer paralelos lo más

cuahuitl (Fig. 3) y las fracturas realizadas con

coherentes posibles entre el modelo arque-

dos diferentes mazas para después ser com-

ológico y el modelo experimental. Estos pa-

paradas con material arqueológico ( Garduño,

ralelos deberán establecerse en dos planos

2007: 5).

diferenciados siempre que sea posible. Pri-

Distintos autores se han preocupado de plante-

mero, en el campo de las materias primas,

ar sobre qué principios metodológicos debe

debemos ajustar al máximo el campo mate-

estructurarse la experimentación (Schiffer

rial con el que establezcamos los parámetros

y

Fig.3. Diferentes procesos de estudio del macuahuitl en los laboratorios de arqueología experimental de la UAM, lámina izquierda fijación de las navajillas de obsidiana en el canal del arma y derecha navajillas previamente remozadas son analizadas en un microscopio para observar las distintas huellas de uso dejadas tras los experimentos de corte por contundencia y deslizamiento (Fotos del autor 2007) 23


De la experimentación. Por lo general, es-

del experimento global) debemos de tener

te campo suele requerir de un cierto grado

presente que los modelos a escala redu-

de sacrificio ya que en ocasiones los ma-

cida pueden variar en el resultado sobre

teriales registrados arqueológicamente no

escalas reales. Es conveniente en estos

existen en la actualidad o bien son de ac-

casos describir con detalle la significación

ceso muy costoso (puede ser el caso de la

del experimento dentro de su conjunto.

experimentación con determinadas espe-

4) Como en cualquier proceso de investi-

cies de animales, o bien con el desarrollo

gación, la validez de los resultados de-

de proyectos de grandes dimensiones que

penderá de la contundencia con que

implican infraestructuras inabarcables en

éstos se obtengan. Es frecuente, cuando

el presente). Del mismo modo, todo proce-

trabajamos con el comportamiento huma-

so de experimentación deberá guardar

no, que los experimentos proporcionen

una coherencia tecnológica en su desarro-

resultados diferentes dentro de baterias

llo, con la documentación adecuada del

de estudio. Esta situación refleja hasta

periodo en que trabajemos (Fig.4).

qué punto la destreza influye y pudo in-

2) Dicho lo anterior, en muchas ocasiones

fluir en su momento en la consecución de

y dependiendo del momento en que se

un objetivo tecno-funcional, proporcionan-

encuentre la experimentación, la tecno-

do con ello una valiosa información sobre

logía moderna puede y debe contribuir a

aspectos como conductas, habilidades y

facilitar la obtención y el registro de los

aprendizaje en las diferentes edades del

resultados. De

esta forma, durante las

hombre y las civilizaciones primitivas. En

fases iniciales, puede ser asumida una

otros casos la experimentación ofrece tan

aceleración del proceso mediante tecno-

sólo dos opciones (positivo y negativo).

logías modernas con el fin de analizar la

Ante estas situaciones, la construcción de

posible viabilidad del proceso. Pero espe-

los modelos con significación estadística

cialmente importante es la aplicación de

tiende a validar los resultados, ya que un

nuevas tecnologías a la hora de realizar

solo resultado negativo puede no respon-

el registro de las variables.

der a la realidad.

3) Aunque en muchas ocasiones, la expe-

5) Aunque la experimentación persiga la

rimentación requiere de una reducción del

resolución de problemas concretos me-

proceso (a veces un muestreo o partes

diante la construcción de modelos experi24


mentales sólidos, el desarrollo de los mis-

Durante el desarrollo de trabajos experimenta-

mos hace, con frecuencia, necesaria la

les, bien sean experiencias o experimentos,

improvisación de soluciones y la adapta-

suele surgir el dilema de hasta qué punto algu-

ción a limitaciones circunstanciales.

nos pasos del proceso de experimentación

6) El grado de contrastación que maneja-

pueden acelerarse mediante procedimientos o

mos en Arqueología es, frecuentemente,

técnicas actuales, o por el contrario en qué

relativo y no debe ser tomado de manera

medida su utilización puede desvirtuar el resul-

irrefutable. Esta limitación, criticada mu-

tado de nuestro trabajo. Como en todo, uno de

chas veces desde ámbitos reacios a esta

los principios que debe guiar su desarrollo es

metodología, debe ser aceptada con opti-

la lógica. En numerosas ocasiones la utiliza-

mismo si tenemos en cuenta el escaso

ción de técnicas modernas es casi obligada si

carácter y rigor científico de que adolecen

queremos dotar de significación el experimen-

otras vías de interpretación arqueológica.

to. Estas licencias, que en ocasiones toma-

7) Como todos los ámbitos de la investi-

mos, deben sin embargo ser reflejadas y en

gación, es esencial abordar el trabajo ex-

ningún caso pueden convertirse en un hábito

perimental desde una filosofía de honesti-

carente de sentido crítico.

dad que evite la influencia de aspectos personales en los resultados. Para ello, el

El programa experimental

diseño de un modelo experimental lo más

Podemos decir que desde comienzos de la ex-

aséptico posible, la aportación de experi-

perimentación dentro de la Arqueología, el di-

mentadores no implicados directamente

seño del programa experimental queda casi

en el diseño de hipótesis, el empleo de

definido. Así, Ascher ya propone los siguientes

mecanismos que reduzcan la subjetividad

pasos (1961: 793-816):

de los resultados, el empleo de baterías

1.

Construcción de las hipótesis de partida

experimentales con significación estadísti-

en propuestas verificables a través de la

ca o la contrastación de resultados me-

experimentación.

diante test ciegos, son algunos recursos

2.

Selección de los materiales adecuados.

que deberemos emplear.

3.

Trabajo con los materiales.

4.

Observación y medida de los resultados experimentales.

25


5.

Interpretación de los resultados.

ca, surgen problemas a distintos niveles, siendo éstos la base de la formulación entre mode-

Este mismo autor señala cómo la adecuada

lo de análisis del registro arqueológico y la po-

selección de materiales contrastados con el

tencial formulación de hipótesis contrastables

registro a analizar o la repetición de los experi-

con base experimental (Fig.4).

mentos, son factores que influyen en la validez

B) Planteamiento de hipótesis de trabajo: o

de los resultados.

marco de referencia para el trabajo experimen-

Coles (1979:37) establece dos niveles diferen-

tal. Su formulación debe ser tal que permita su

ciados dentro del proceso experimental: un pri-

aproximación mediante experimentación. Co-

mer nivel de simulación o reproducción, dirigi-

mo comentábamos, puede estructurarse en

do más hacia aspectos de la mecánica del pro-

niveles diferenciados, siendo necesario con

ceso, así como del propio resultado; un segun-

frecuencia su descomposición en planteamien-

do nivel, relacionado con el propio proceso tec-

tos de nivel inferior, circunstancia que produce

nológico en su conjunto y un tercero en rela-

una multiplicación de los subprogramas de ex-

ción con la funcionalidad del utillaje.

perimentación.

Todo ello nos lleva a plantear el programa experimental como un modelo teórico del proceso de experimentación en el que se atenderán aspectos tales como el diseño de las experiencias/experimentos, la definición teórica de las variables a registrar, la definición del marco material a utilizar así como el marco técnico, tecnológico o funcional a emplear.

Fases de la formulación del programa experimental

Análisis un corte dejado por el macuahuitl, obsérvese los daños producidos por un impacto de deslizamiento y fragmentación de la obsidiana lo que nos denota que el arma fungió como un utensilio usado para cortes circulares y no por percusión de manera que el arma es más eficaz al ser usada de esta forma. La arqueología experimental nos permite observar el manejo apropiado de un cierto objeto y que a través de otros medios analíticos es prácticamente imposible de ser registrados (Foto del autor 2007).

A) Estudio del registro arqueológico: el proceso de interpretación del registro supone la vía básica en la formulación de hipótesis contrastables a través de experimentación. En cada una de las fases de investigación arqueológi26


C) Diseño de experiencias. Entendidas como

tivo registro de datos o variables mediante sis-

primer acercamiento a la contrastación de las

temas

hipótesis de partida. Tienen como finalidad

Analógicos.

básica el prediseño de la experimentación, la

Digitales.

adquisición de pericias o destrezas para su

Fotográficos-videográficos.

desarrollo (Fig.5), en su caso la reformulación

Estadísticos.

de las hipótesis de partida, y la selección de

E) La contrastación o resolución de la hipótesis

requerimientos materiales y en su caso de va-

permitirán confirmar o negar las propuestas

riables. Para su diseño empleamos como fuen-

de partida, mediante la contrastación con el

tes de información, la Etnoarqueología, la Tra-

registro arqueológico. La significación estadís-

ceología y la lógica operativa.

tica de los resultados, el empleo de Blind Test

D) La experimentación, será el resultado de

(Rots, 2006: 935- 952).

las experiencias previas. Deberá seguir un riguroso control de los procesos recogidos en el

Categorías del programa experimental

programa experimental y al tiempo un exhaus-

La extensión de los trabajos con base experi-

Izquierda huellas dejadas por un palo defensivo en material balístico y derecha perforación de la misma arma sobre un objetivo biológico, obsérvese la huella dejada en ambos casos, la arqueología experimental nos permite aclarar los daños inflingidos en este caso por un utensilio contundente que nos pueden ayudar a comprender fracturas y traumatismos en registros óseos implícitos por cierto tipo de instrumentos, esto quiere decir que cada herramienta, arma o utensilio deja una serie de características físicas debido a su conformación que nos permiten evidenciar el manejo de determinados instrumentos (Foto del autor 2007) 27


mental, han acabado por acrisolar el concepto

Reproducción: Una de las propiedades de las

y función de las categorías que intervienen en

experiencias y experimentos que confirman, en

relación con el proceso de experimentación

muchas ocasiones, la contrastación de las

(Terradas, 1999:44-52; Baena y Terradas,

hipótesis de partida. Igualmente, habilitan el

2005:141-160) de manera que empiezan a en-

tratamiento estadístico de los datos.

tenderse de la siguiente manera:

Réplica: Puede ser tanto un resultado perse-

Experiencia: El propio programa experimental

guido por la experimentación como un vehículo

reconoce el valor de estos primeros acerca-

para materializarla. Se presenta a veces en

mientos empíricos al problema a estudiar

forma de producto final o réplica cuya naturale-

(Callahan, 1995: 3-5) y (Reynolds, 1999:157-

za es muy variable (colección de marcas de

169) su carácter es menos controlado que el

uso, estigmas técnicos en materiales de distin-

de un verdadero experimento poseyendo una

ta índole, réplicas líticas, óseas, orgánicas,

finalidad claramente exploratoria. El propio

etc.) (Fig.6).

término hace alusión al carácter formativo de

Demostración: Reproducción controlada del

esta fase.

experimento ante el público.

Experimento: Es la prueba empírica en sí mis-

Docencia y educación: Se trata tanto de una

ma (Coles, 1979: 75-84). Posee las caracterís-

actividad dirigida a la transmisión de los recur-

ticas de poder ser controlable, repetible y de-

sos técnicos y mecánicos mínimos para los po-

mostrable, y en ellas reside su validez científi-

tenciales experimentadores encargados de

ca. Debe en todo momento responder al pro-

desarrollar posibles modelos, como una forma

grama experimental diseñado.

particular de presentar y difundir los resultados

Experimentador: Es una de las herramientas,

del proceso de investigación. Es por lo tanto de

una categoría esencial pues se presenta ante

una fase más del proceso científico en la medi-

el proceso experimental con una carga física,

da en que dentro de la Arqueología Experi-

técnica e ideológica específicas, que influyen

mental es posible la presentación práctica de

decisivamente en el desarrollo de la experi-

los mismos.

mentación. Por ello, es conveniente, en ocasiones, emplear agentes adiestrados técnicamen-

Los problemas de la Arqueología experi-

te, pero no conceptualmente, con el problema

mental

a analizar, evitando con ello la contaminación

A pesar de las bondades del procedimiento, no

de los resultados.

cabe duda que la práctica real de experiencias 28


Fig.6. El recurso experimental nos permite incorporar diversos elementos materiales que nos pueden dar un juicio aproximado de la realidad aunque pueden existir ciertas variables que hacen aún más flexible el desarrollo de nuevas hipótesis. En está foto se observa el trabajo en concha que este autor practicó para la elaboración de una coraza, sin embargo como elemento hipotético puede causar en ocasiones ciertas discusiones de los expertos, recordemos que la arqueología experimental es sólo un medio para tratar de llegar a una aclaración de lo que pudo haber sido o acontecido, para ello hay que trabajar al par con otras ciencias antropológicas (Foto del autor 2011) .

y experimentos en Arqueología han acabado

y cuantitativo, o bien cuando el nivel de destre-

por encontrar sus detractores. Las críticas más

za de los experimentadores es bajo. Resultan-

comunes podrían resumirse en los siguientes

do de ello, suele criticarse la falta de respues-

puntos (Wescott, 1995: 8-11):

tas concluyentes. Conviene saber que la Ar-

1) La falta de homogeneidad existente en

queología Experimental raramente obtiene res-

las actividades que se amparan bajo la deno-

puestas categóricas. Se limita a eliminar posi-

minación de Arqueología Experimental. Como

bilidades, mostrar posibles soluciones y en

veremos más adelante, se trata de una cues-

ocasiones indicar el grado de probabilidad que

tión de índole casi deontológica que carece de

determinadas propuestas tienen como modelo

acuerdo definitivo entre los propios arqueólo-

explicativo (Mathieu, 2002: 1-11). 3) En relación con aspectos tecnológicos,

gos. 2) Falta de precisión y ambigüedad de los

suelen darse muchas alternativas capaces de

resultados especialmente en baterías experi-

responder a las hipótesis de partida, existiendo

mentales. Suele ser muy frecuente en el caso

con ello un alto grado de incertidumbre sobre

de que se registren variables de tipo cualitativo

las propuestas. 29


Arqueología experimental, educación y difu-

denominar duda razonable de la arqueología, o

sión

principio por lo cual todo lo que dicen los ar-

La experimentación en la arqueología presenta

queólogos tiene por definición un alto grado de

grandes ventajas ya que las demostraciones

subjetividad (especialmente si se refiere al

de procesos tecnológicos del pasado (el resul-

comportamiento de nuestros antepasados). La

tado de la investigación) resultan enormemente

demostración en estos casos, convierte a la

atractivas, en la medida en que con frecuencia

arqueología en una disciplina creíble.

“experimentamos con nosotros mismos”. El

Es de manera interesante mencionar que inclu-

grado de implicación del experimentador en la

so la arqueología experimental se a empezado

realización de un proceso experimental es mu-

a implementar en parques temáticos en Euro-

cho mayor del que normalmente obtendríamos

pa y los Estados Unidos donde no sólo se han

si realizáramos un experimento sobre Física o

recreado diferentes útiles relacionados con la

Química, pues en estos casos el objeto de es-

forma en la que vivían las comunidades primiti-

tudio no es nuestra propia especie. Este fenó-

vas. Sino que además con la compilación de

meno reside igualmente en lo que podríamos

datos arqueológicos, etnoarqueológicos y aun

Parque arqueológico de Atapuerca Burgos, España, Dicho sitio es sin duda uno de los pocos en el mundo que nos permiten observar e interactuar fuera del laboratorio en un espacio replicado de una serie de construcciones y zonas de actividad ejemplificando a través de la arqueología experimental la manera de vivir de los antiguos pobladores de esta región. Incluso una de las atracciones de dicho parque es el de practicar realizar actividades emulando la caza, pesca y la fabricación de instrumentos e incluso el manejo del fuego (Foto del autor 2007)

30


históricos se han recreado villas y poblados

Baena Presley, Javier y Terradas, Xavier

enteros (Fig.7).

2005. “Por qué experimentar en Arqueología”.

He querido mencionar de forma general a

Cursos sobre patrimonio Histórico Monografías

través de este proyecto los beneficios que con-

de los Cursos de verano de Reinosa, Universi-

lleva el estudio experimental que a través de

dad de Cantabria, España. pp. 141- 160.

mi estancia de investigación en la Universidad Autónoma de Madrid donde pude cuantificar

Callahan John, E.

los beneficios que ésta puede representar para

1995 “¿What is experimental Archaeology?”

los estudios que se realizan a nivel antropoló-

en Primitive Technology Newsletter Nº3, Soci-

gico en nuestro país.

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Rexburg, USA.

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1989 The Potential of Experiments in Lithic

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Mesoamérica. Análisis arqueológico, histórico,

1961. “Experimental Archaeology” en American

simbólico y técnico de algunas armas de gue-

Anthropologist, Nº. 63, American Anthropologi-

rra representadas en el arte mesoamericano.

cal Association, Arlington, VA. USA. pp. 793-

Tesis que para obtener el grado de doctorado

816.

en Estudios Mesoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad nacional Autóno-

Baena Presley Javier

ma de México, México.

1999 “Arqueología Experimental o Experimentación en Arqueología”. En Boletín de Arqueo-

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logía Experimental 2, UAM, Madrid, pp. 30-34.

2002 “Experimental Archaeology: Replicating Past Objects, Behaviors and Processes”. En Experimental Archaeology. Replicating Past Objects, Behaviors and Processes. Mathieu J. 31


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Toth, Nicholas

pp. 1-11.

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Reynolds J, Peter

Journal of Human Evolution No. 16, pp. 763-787.

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Primitive Technology. Rexburg, USA. pp. 8-11. Rots, Van Kerckhoven 2006 “Blind test shed light on possibilities and limitations for identifying stone tool prehension and hafting” en Journal of Archaeological Science, Nº 33, Institute of Geography and Earth Sciences Aberystwyth. University Aberystwyth. U.K. Pp. 935- 952.

Schiffer, M.B and J.M, Skibo 1987 “Theory and Experiment in the study of technological change”. Current Anthropology, Vol. 28 No.5, pp. 595-622.

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32


ICONOGRAFÍA DE CHALCHIUHTLICUE EN EL CÓDICE BORGIA

C

Ofelia Márquez Huitzil 1 halchiuhtlicue, la diosa de la Falda de jade, en el Códice Borgia aparece como regente del quinto signo de los días Cóatl, Serpiente, en la lámina 11 (Fig.1). Sabemos que se trata de esta diosa porque presenta un disco de jade o chalchíhuitl, justo en medio de su fal-

da blanca con dibujos a línea rojos, que representan placas o teselas, con un punto al centro.

Fig. 1. Detalle de la lámina 11 del Códice Borgia, facsímil de Graz.

1. Doctora en Estudios Mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, Maestría en Artes Visuales de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, licenciatura en Diseño de la École Nationale Superière des Arts Décoratifs de Paris, Ministère français de la Culture. Estancia Posdoctoral en el Posgrado en Historia y Etnohistoria de la Escuela Nacional de Antropología e Historia del INAH. 33


Tanto el quechquémitl como la falda de la dio-

(Dupey, 2011).

sa, llevan una franja de placas de jade casi en

La diosa viste también un penacho en forma

la orilla, antes de otra franja roja ribeteada por

de cono invertido, como recipiente para plu-

un cordón blanco. Otro disco de jade al centro

mas, en la región parietal de la cabeza, con

de un círculo rojo, forma la roseta de su nuca,

franjas de colores azul, rojo, amarillo y ocre

mientras que la capilla de la espalda sólo tiene

verdoso, ésta última con un disco rojo y uno

la tela y la franja roja. La diosa porta también

amarillo. De este tocado sobresale un conjunto

un yelmo en forma de serpiente de placas de

de cuatro plumas largas de quetzal, junto con

jade, de las mismas características del signo

un pistilo o un bastoncillo, y un disco rojo, azul

Cóatl que preside. También lleva una nariguera

y amarillo colocado en medio del conjunto. Su

en forma de serpiente bicéfala pero azul tur-

orejera está formada por un disco grande de

quesa, xíhuitl.

turquesa del que cuelga una franja roja ribetea-

Por otra parte, las dos franjas negras que la

da de cordón blanco, de la que cuelga un disco

diosa lleva en la barbilla la identifican, estas

de concha blanca. Su pulsera es de turquesa

manchas nos recuerdan al ome quipillo de la

también, y el sartal que rodea su cabeza es de

diosa Tzapotlatenan, Madre de los zapotecas

discos de concha blanca. Se encuentra senta-

“…la primera que inventó la resina que se lla-

da sobre un teoicpalli o asiento del dios, lo que

ma úxitl. Y es un aceite sacado por artificio de

la define como regente del signo que preside.

la resina del pino que aprovecha para sanar

El teoicpalli es rojo, con respaldo escalonado,

muchas

2003

ribeteado por una banda delgada amarilla, y

[1578], Vol. I, libro I: 63), a esta diosa se le re-

tiene discos de turquesa y de jade que lo ador-

presentaba con dos gotas de chapopote ome

nan, así como una piel de jaguar como asiento.

quipillo que escurrían de su rostro (Seler, Vol.

La diosa señala con dos dedos de su mano

I:80). El hule por otra parte, se vincula con la

derecha hacia el signo, y parece recoger su

sangre de la tierra y de la vegetación, pues co-

otro brazo sobre el pecho. Su cabello es negro

mo lo señala Élodie Dupey el hule es un fluido

como los rectangulitos de chapopote de su

fertilizante, ya que se emplea la sangre y la go-

barbilla, y lleva dos rizos enhiestos en la frente.

ma negra para incrementar el rendimiento de

La serpiente lleva dos penachos casi a la altu-

los campos, el rayado con hule es paralelo a

ra de los belfos. Estos penachos están forma-

los arañazos hasta sacar sangre, establecien-

dos por un disco amarillo a la base de un con-

do un paralelismo con el “sangrado” del árbol

junto de franjas azul, roja y amarilla que engar-

enfermedades.”

(Sahagún,

34


za tres plumas cortas, también amarillas, o tres

portancia simbólica por el hecho de que sirve

listones de este color. De las mismas carac-

para limpiar la tierra. En la fiesta Ochpaniztli, la

terísticas es el conjunto que engarza varias

fiesta de la barredura, que se llevaba a cabo

plumas de quetzal que el signo Cóatl, enfrente

luego de la cosecha, en honor a la madre de

de la diosa, porta en la cola.

los dioses y corazón de la Tierra, Toci, Nuestra

La parte superior de la escena nos hace pen-

abuela, según fray Diego Durán:

sar en el ritual que parece indicar o demandar

Este día barrían todos sus cassas y perte-

la diosa. En el extremo izquierdo vemos un re-

nencias y calles y los baños y todos los

cipiente blanco que contiene objetos oblongos

rincones de las cassas sin quedar cossa

semejantes a ladrillos, de colores negros y sie-

por barrer y esto significaua el lleuar aque-

na tostados, casi rojos. El recipiente que los

llos cuatro huaxteca las escobas en las

contiene es grande, de color blanco y sólo sus

manos delante del ydolo o de su cemejan-

paredes laterales son altas, mientras que al

ça (Durán 1980 [1576-1578]:191).

centro son muy bajas, como si fuera un reci-

Queremos precisar, que aunque este elemento

piente de piedra forrado de cal o de estuco,

es característico de la diosa de la Tierra, pa-

hecho especialmente para quemar ofrendas en

radójicamente aparece en el contexto del ritual

su interior. Al centro del recipiente blanco, en-

que precisa la diosa del agua, Chalchiuhtlicue,

tre los ladrillos, vemos un objeto rectangular

elemento que muy bien puede formar parte de

alto, semejante a un brasero, también blanco.

un ritual de purificación en ofrenda a esta dei-

Por encima de este brasero, vemos un conjun-

dad. De la escoba emerge un cordón blanco

to de leña con una bola de hule oltelolotli, con

del sacrificio, aztamécatl, hecho de plumas de

una pluma de quetzal para quemar. Frente al

garza blanca. Probablemente aquí la escoba

conjunto, tenemos una escoba pópotl, color

se presenta como un medio o símbolo de la

ocre con puntas blancas, como las que portan

limpieza, y por ende, objeto del ritual de purifi-

las Cihuateteo, las mujeres endiosadas muer-

cación. Finalmente, en el extremo derecho, ve-

tas en el parto, y a las hermanas de Tlazoltéotl,

mos a un águila con plumas y franjas transver-

la diosa comedora de inmundicias, diosa de la

sales rojas, acercase al conjunto. Esta águila

Tierra, del tejido y del parto vinculada con la

tiene manos humanas, como si se tratara del

Luna y la Tierra, de las láminas 47 y 48 del

sacerdote-nagual o iniciado, en plena transfor-

mismo Códice Borgia. La escoba, pópotl, de la

mación, quien extiende una mano hacia la

diosa comedora de inmundicias, tiene una im-

ofrenda, y porta en la otra, lo que parece ser 35


un haz de leña o tres franjas amarillas de paja.

orden del Tonalpohualli en que se encuentra,

Volvemos a ver a la diosa de la Falda de jade,

corresponde a 6 Miquiztli. La diosa tiene las

como la sexta, entre los Señores de la Noche,

mismas características que en la lámina 11,

o Novenos en la lámina 14 del mismo códice

pero tiene además, como pectoral, un disco de

(Fig. 2).

oro o teocuitlacomalli, como los que portan los

Los Novenos son, siguiendo un orden de lectu-

dioses vinculados con el Sol y el calor. En esta

ra que sigue el orden de los signos de los días

lámina ella misma porta el haz de leña con la

Cipactli, Ehécatl, Calli, Cuetzpalin, Cóatl, Mi-

bola de hule oltelolotli para quemar. Enfrente

quiztli, Mázatl, Tochtli y Atl, y que empieza en

de la diosa vemos un rectángulo de color ocre

el extremo inferior derecho, para continuar a la

verdoso como el chalchíhuitl que contiene

izquierda, en los espacios superiores de iz-

agua. Al centro de la superficie acuática se en-

quierda a derecha, y finalmente, de derecha a

cuentra un rosetón chalchíhuitl con un disco de

izquierda en la parte superior, como si fuera el

concha blanca en cada una de sus esquinas y

movimiento de una serpiente o la forma de me-

del conjunto flota, hacia arriba, una correa del

andro que forma un río en su cauce. Respecto

mismo material. El interior del recipiente de

a los Novenos, tenemos, en primer lugar a

agua está forrado de cuero rojo ribeteado por

Xiuhtecuhtli, el Señor de la turquesa, dios del

un cordón blanco y rodeado por ollitas azules,

fuego, en segundo lugar a Iztli-Tezcatlipoca, el

rojas y ocre verdoso.

Espejo humeante, cuchillo de obsidiana, en ter-

Por encima del recinto de agua vemos una ori-

cer lugar a Piltzintecuhtli, el Noble señor, dios

lla de espuma blanca sobre la que flota el haz

joven del maíz, en cuarto lugar a Cintéotl, el

de leña y la bola de huele para quemar, muy

Dios del Maíz, en quinto lugar, a Mictlantecuh-

probablemente en un segundo tiempo, como si

tli, Señor del Mictlán, región de los muertos, en

se tratara de una ofrenda para el agua.

sexto lugar, a nuestra diosa Chalchiuhtlicue, en

El vínculo de la diosa del agua con el cráneo,

séptimo lugar a la diosa Tlazoltéotl, en octavo

que representa al signo Miquiztli, Muerte, no es

lugar a Tepeyollotli, el Corazón de la montaña,

del todo arbitrario ya que la Luna misma puede

y en noveno lugar a Tláloc, señor de la Superfi-

ser concebida como un cráneo según lo ha es-

cie terrestre.

tudiado Guilhem Olivier:

Como sexta de los Novenos, la diosa se en-

El estudio de los mitos y de los rituales du-

cuentra vinculada con el signo Miquiztli, Muer-

rante los cuales aparece la decapitación

te, o lleva su nombre que, de acuerdo con el 36


Fig. 2. Detalle de la l谩mina 14 del C贸dice Borgia, 1898.

37


nos permitirá precisar la relación existente

des de agua contenidas en este envase

entre la Luna y el cráneo. En el México

globular, y en el plano teogónico a las eda-

central se sacrificaba a la mayor parte de

des sucesivas de la diosa (Girard, 1949,

las víctimas por cardiectomía, y la cabeza

vol. II: 464).

sólo se separaba del cuerpo después de la

A este respecto podemos añadir, que en el

muerte del individuo (…). Este trato se apli-

Códice Borgia, la Luna aparece representada

caba principalmente a las representacio-

como un recipiente óseo que contiene agua en

nes de las diosas Xilonen y Toci, sacrifica-

las láminas 10, 18, 50, 55, 58, 59 y 71, lo que

das respectivamente durante las fiestas

ratificaría este vínculo del agua con la Luna

Uey Tecuilhuitl y de Ochpaniztli (CF, II:

como cráneo o contenedor óseo de agua.

105, 120). Las connotaciones lunares de

La diosa del agua aparece representada en

estas diosas y de estos rituales ya han sido

destacadas

por

varios

otras láminas del Códice Borgia, como son: 20,

autores

23, 24, 26, 28, 41, 43, 51, 53, 57, 60, 65. No

(Soustelle, 1979 [1940]: 106, 115; Gonzá-

obstante la cantidad de contextos en los que

lez Torres, 1975: 74-75, 96-97; Graulich,

esta diosa aparece en estas láminas, quere-

1981: 79, 83; 1987: 405).

mos destacar su presencia como regente del

Ahora bien, en la mitología indígena, la

signo de la 1 Ácatl, 1 Caña o carrizo de la par-

diosa de la luna es con frecuencia una divi-

te inferior de la lámina 65 (Fig. 3). Los días de

nidad decapitada (Olivier, 2004:77).

esta trecena son 1 Ácatl, 1 Caña o Carrizo, 2

El cráneo es asimismo un contenedor de agua,

Océlotl, 2 Jaguar, 3 Cuauhtli, 3 Águila, 4 Coz-

vinculado con la femineidad y la gestación por

cacuauhtli, 4 Buitre o Águila de collar, 5 Ollin, 5

lo que entre los chortíes, la Luna se concibe

Movimiento, 6 Técpatl, 6 Pedernal, 7 Quiáhuitl,

como un cántaro que se llena y se vacía,

7 Lluvia, 8 Xóchitl, 8 Flor, 9 Cipactli, 9 Lagarto,

según Rafael Girard, y se personifica en la dio-

Cocodrilo o Caimán, 10 Ehécatl, 10 Viento, 11

sa del rostro blanco Ixchel:

Calli, 11 Casa, 12 Cuetzpalin, 12 Lagartija, y

En concepto chortí, la luna se asemeja a

13 Cóatl, 13 Serpiente. Cabe señalar que esta

un cántaro gigantesco, lleno de agua que

trecena inicia y con dos signos que pertenecen

al derramarse queda vacío, pero luego se

a la columna inicial del cuarto del Tonalpohualli

va llenando de nuevo. Las diferentes fases

del Este, y son los signos Ácatl y Cóatl, esta

lunares corresponden a distintas cantida-

orientación cósmica se asocia con la región de 38


Fig. 3. Parte inferior de la lámina 65 del Códice Borgia, 1898.

la abundancia, y del Agua, Atl, signo que tam-

porque tiene una mancha roja de sangre del

bién pertenece a esta columna, junto con los

autosacrificio, en la sien. El sacerdote tiene en

signos Ollin, Movimiento, y Cipactli, Lagarto.

la mano izquierda el haz de flechas, mientras

Sentada en el teoicpalli, en el lado derecho de

que extiende su mano derecha. Probablemen-

la escena, a diferencia de las representaciones

te la diosa exige un haz de flechas como ofren-

anteriores, la diosa no indica ni porta, aquí ex-

da, y en un segundo tiempo, el sacerdote se lo

tiende su mano derecha, gesto que puede se-

ofrenda. El conjunto de flechas ha sido elabo-

ñalar que provee o que exige, mientras que

rado con carrizos o cañas, como las dos cañas

cruza su brazo izquierdo sobre el pecho. Por

que simbolizan al signo Ácatl, con el que inicia

encima de su mano abierta vemos un haz de

la trecena que preside la diosa, sólo que en

flechas, tlacochtli, como el que porta el sacer-

esta representación no aparecen los dardos

dote tlamacazqui que se encuentra de pie, al

que caracterizan a las flechas, pero todo el

final de una corriente de agua que brota de la

conjunto indica que se trata de astas de fle-

diosa. Sabemos que se trata de un sacerdote,

chas con plumas de águila. 39


En medio de la corriente de agua, vemos co-

pecto al observador, vemos un objeto cuadran-

rriendo en su superficie, a una sacerdotisa de

gular, probablemente una caja de piedra, o de

la diosa, pues lleva una falda igual a la de ésta.

barro blanco, que al parecer tiene una tapade-

Sólo que tiene el cabello suelto, largo y despei-

ra, pues ésta sobrepasa ligeramente la parte

nado, no tiene quechquémitl, pero porta en una

inferior de la caja. En la unión de ambas par-

de sus manos una correa de placas o teselas

tes, vemos un círculo amarillo con un centro

de jade, y en la otra mano lleva un pequeño

rojo que engarzan tres plumas ocres verdosas,

penacho engarzado en una banda de cuero

con un bastoncillo. Estas son muy probable-

roja, con un plumón azul. Este penacho está

mente las ofrendas que se hacen a la diosa

formado por plumas cortas amarillas de las que

durante su trecena, y los lugares de su culto,

sobresalen algunas plumas más largas colore

en los que habita: las corrientes de agua, y el

ocre verdoso, junto con una vara en forma de

lugar de la oscuridad.

bastoncillo, o de espiga. Por detrás de la sa-

Conclusiones

cerdotisa vemos una caja anaranjada cóncava,

De todo lo anterior, concluimos que la diosa

con un rectángulo rojo al centro. La caja está

del agua, la de la falda de jade, Chalchiuhtli-

amarrada con una soga blanca, misma que

cue, personifica las corrientes de aquélla,

puede servir para que el contenido de aquélla

cuando es regente del signo Cóatl, pues éste

no se esparza, o bien, puede indicar que se

aparece representado cubierto de teselas del

trata de un objeto destinado al sacrificio.

mismo material que califica la falda de la diosa,

Por encima del conjunto que acabamos de

como si este signo materializara el concepto

describir tenemos al centro de la lámina, una

de corriente de agua o su superficie. Por otra

casa representada de frente. Esto es importan-

parte, cuando la diosa es una de las deidades

te, pues de esta manera podemos ver el inter-

de la Noche o Novenos, aparece vinculada al

ior de la aquélla. El interior de la casa es gris

signo Miquiztli, Muerte, representado por un

oscuro con puntos negros, lo que indica que se

cráneo, hecho que no es fortuito, pues el

trata de oscuridad. La oscuridad se asocia con

cráneo se asocia con la Luna, las divinidades

la femineidad y la noche, con el origen y con

femeninas de la fertilidad como lo es Chal-

las aguas intrauterinas que vinculadas con la

chiuhtlicue, y puede tener connotaciones de

tierra, se asocian en la imaginación simbólica

recipiente contenedor de agua. Finalmente, la

con el interior de las cuevas, entrada al infra-

diosa del agua aparece como regente de la tre-

mundo. Del lado izquierdo de la casa, con res40


cena 1 Ácatl, que finaliza con un signo que

Girard, Rafael

guarda la misma orientación cósmica que el

1949

signo Carrizo, y es Cóatl, con el que termina la

México, Antigua Librería Robledo.

Los chortís ante el problema maya,

trecena, pero en ésta también aparecen los signos Ollin y Cipactli de la misma orientación,

Olivier, Guilhem

mientras que el signo Atl, parece personificado

2004 Tezcatlipoca, burlas y metamorfosis de

por la diosa misma de quien emana una co-

un dios azteca, México, FCE.

rriente de agua, en donde parece demandar como tributo el haz de flechas hechas de carri-

Sahagún, fray Bernardino de,

zo. La ofrenda de flechas es llevada a cabo por

2003 [1578] Historia General de las Cosas de

el sacerdote tlamacazqui, mientras que una

la nueva España, Madrid, Ediciones Promo Li-

sacerdotisa porta ofrendas de hade y de plu-

bro.

mas en sus manos. Seler, Eduard,

Bibliografía

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Códice Borgia 1898

Il manoscrito Messicano Borgiano del Museo

Etnográfico dellas S. Congregazione di Propaganda Fide. Publicado en Chromophotographie por Le Duc de Loubat. Stablimento Danese. Roma.

Dupey, Élodie 2011 “Pintura corporal en las divinidades nahuas”, México, Conferencia en el Museo Nacional de Antropología e Historia, 31 de octubre.

Durán, Fray Diego. 1980 [1576-1578]

Mitos y fiestas de los anti-

guos mexicanos, México, Editorial Cosmos.

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Sesiones del Seminario

Miembros del Seminario Mtra. Marina Anguiano y Arqlgo. Enrique MĂŠndez Torres

Dr. Alejandro Villalobos

Mtra. Naoli Victoria Lona 42


Invitación a publicar Se invita a todos los investigadores interesados en temas relacionados con Tlaloc y demás deidades de la lluvia y la fertilidad a enviar sus artículos de no más de 15 cuartillas, en letra Arial a 12 puntos, interlineado 1.5. Las imágenes se mandaran por separado en resolución de 300dpi. Se aceptará un máximo de 10 imágenes. Todas las imágenes se llamaran Fig. y deben estar referidas en el texto. Los subtítulos deberán ir en negritas en minúsculas. Todas las figuras deben tener su respectivo pie de foto y autoría. Las citas tendrán el formato Oxford. Ej. (Maudslay, 1886:22 ) Toda correspondencia deberá dirigirse a la Dra. María Elena Ruiz Gallut al Instituto de Investigaciones Estéticas, Circuito Mario de la Cueva, s/n. Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México D.F. Tel. 5622-7547 Fax. 5665-4740. De igual manera los artículos podrán mandarse a las siguientes direcciones electrónicas: seminario.tlaloc@gmail.com.

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