TLÁLOC ¿QUÉ? Boletín del Seminario El Emblema de Tláloc en Mesoamérica
Año 2
N° 8
Octubre-Diciembre 2012
2
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO José Narro Robles
Las opiniones expresadas en Tláloc ¿Qué? Boletín del
Rector
Seminario El Emblema de Tláloc en Mesoamérica son responsabilidad exclusiva de sus autores.
Estela Morales Campos
Tláloc ¿Qué? Boletín del Seminario El Emblema de Tla-
Coordinadora de Humanidades
loc en Mesoamérica es una publicación trimestral del Proyecto El Emblema de Tláloc en Mesoamérica, del
Renato González Mello
Instituto de Investigaciones Estéticas de La Universidad
Director del Instituto de Investigaciones Estéticas
Nacional Autónoma de México, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México
María Elena Ruiz Gallut
D.F. Tel. 5622-7547 Fax. 5665-4740.
Titular del proyecto
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del título, Dirección General de Derechos de Autor, Secretaría de Educación Pública, número
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trámite ) . Certificados de licitud de título y de con-
Jorge Angulo Villaseñor
tenido, Comisión Certificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, Secretaría de Gobernación,
Marie-Areti Hers
números, ( en trámite ) , ISSN ( en trámite ) .
Alejandro Villalobos Patrick Johansson K.
Portada: Lámina 5 Códice Borbónico. Edición de Anders, Ferndinand, Maarten Jansen y Luis Reyes García . Sociedad Estatal Quinto Centenario-Akademische Druck Und Verlagsanstalt- Fondo de Cultura Económica. México. 3
CONTENIDO
Presentación
p. 6
El yauhtli, una planta medicinal en la obra de Fray Bernardino de Sahagún María del Carmen Macuil García
p. 8
Arqueología experimental. De la teoría a la práctica Alfonso A Garduño Arzave
p.18
Iconografía de Chalchiuhtlicue en el Códice Borgia Ofelia Márquez Huitzil
p. 32 p. 41
Sesiones del Seminario
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PRESENTACIÓN Este es el último número de nuestro Boletín correspondiente al año 2012 y con él se cierran dos años de la publicación, espacio que hemos usado para mostrar, fundamentalmente, los ejercicios a los que hemos dado sentido, en el afán por comprender las muchas facetas que atañen a las entidades sagradas vinculadas con la lluvia. En esta ocasión se presentan tres artículos escritos por miembros del Seminario. Usada aún actualmente en la ejecución de ciertos recursos en la medicina tradicional, el tema del trabajo de Carmen Macuil, titulado El yauhtli, una planta medicinal en la obra de Fray Bernardino de Sahagún, se centra en la búsqueda de las menciones que de la planta conocida también como “pericón” se hacen en la obra de Sahagún y de las especificaciones curativas que el misionero refiere. La importante aportación de Macuil se ubica en la paleografía de diversos textos y la propuesta de traducción del náhuatl al español, que nos muestra cómo se conocen y se utilizan los poderes terapéuticos de la yerba, incluyendo en estas descripciones algunos de los procedimientos de preparación y suministro en algunas enfermedades. Por su parte Alfonso Garduño señala, en un amplio análisis denominado Arqueología experimental. De la teoría a la práctica, cómo un campo novedoso de la arqueología, que se ha puesto en marcha en otros países, puede coadyuvar de forma puntual en el avance del conocimiento de determinadas prácticas ancestrales y convertirse en una herramienta metodológica de vanguardia para la investigación de las sociedades pasadas. Con esta metodología, apunta Garduño, es posible acercarnos, entre otras cosas y de manera distinta, a ciertos procesos culturales de producción y uso de materiales, sus creaciones, transformaciones y permanencias. Iconografía de Chalchiuhtlicue en el Códice Borgia, de Ofelia Márquez Huitzil, es un texto que ofrece un estudio puntual de la deidad femenina. Un análisis descriptivo de los atavíos de la diosa, así como de sus atributos y del contexto en que aparece en el mencionado documento, acompañado por comparaciones entre imágenes, le permiten a
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Márquez concluir que la deidad personifica las corrientes acuáticas cuando existe una relación con la serpiente, mientras que se vincula con la muerte en tanto es una de las entidades sagradas de la noche y es también, por último, regente de una de las trecenas presentes en el códice.
María Elena Ruiz Gallut
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EL YAUHTLI, UNA PLANTA MEDICINAL EN LA OBRA DE FRAY BERNARDINO DE SAHAGÚN
S
María del Carmen Macuil García1 i bien en la actualidad los estudios de medicina tradicional mexicana han identificado diversos usos terapéuticos de la hierba yauhtli, es sabido que sus propiedades medicinales se conocían desde hace varios siglos atrás. El también llamado pericón, de hecho se mencio-
na en textos elaborados en el lejano siglo XVI. Este trabajo presenta un breve estudio sobre las menciones terapéuticas del yauhtli halladas en parte de la obra de Fray Bernardino de Sahagún, por lo que reunimos aquí específicamente los datos sobre los usos curativos que se hacen a partir de la planta o que se refieren a ella. Cabe aclarar que los trabajos de Sahagún se encuentran tanto en español como en legua náhuatl, por lo que ofrecemos una nueva traducción al español de los textos referentes a la planta. Las fuentes de estudio: los trabajos de Sahagún La obra de Bernardino de Sahagún es una de las principales fuentes de estudio de las culturas mesoamericanas a la llegada de los españoles, particularmente de los pueblos ubicados en el Altiplano Central. Su trabajo ha sido publicado en varias ediciones, las que corresponden, entre otras situaciones, a las diversas etapas de la investigación realizada a lo largo de su vida en la Nueva España.2 Al fraile le fue encomendada la tarea de “conocer” y “recopilar” todo aquello que fuera necesario para la plena evangelización, así, su obra describe prácticas y conocimientos de diversos y numerosos temas. Uno de los manuscritos más conocidos escrito por Sahagún, es el Códice Florentino, documento en gran parte ilustrado, concentra una gran cantidad de temas en una misma obra, que lo hacen único, pues Sahagún ordenó en doce libros el resultado de sus indagaciones. El texto del Códice, está dispuesto en dos columnas, las ubicadas a la derecha escritas en lengua náhuatl, y las de la izquierda en castellano; y aunque en general se trata de la traducción de una y otra columna, 1. Licenciada en Etnología en por la Escuela Nacional de Antropología e Historia y Maestra en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, Profesora en la Facultad de Medicina de la UNAM; Especialista en sistemas médicos tradicionales, tradición oral e historia de la medicina. 2. No tratamos aquí las vicisitudes que Sahagún vivió para la realización de toda su obra, o los caminos que recorrieron sus manuscritos mucho tiempo después de su fallecimiento hasta sus primeras publicaciones modernas; en cambio remitimos al lector al trabajo de León-Portilla, Bernardino de Sahagún. Pionero de la antropología, del año 1999, particularmente los capítulos 4, 5 y 6. 9
es sabido que hay cierta autonomía entre los
medades y los tratamientos que para combatir-
textos, por ello a veces la sección en náhuatl
las tenían los indígenas. Particularmente en el
es mayor que el de la columna en castellano y
capítulo XXVIII “De las enfermedades de la
a la inversa. Por lo anterior se puede decir que
cuerpo humano y de las medicinas contra
en realidad tenemos dos obras, la versión en náhuatl del Códice y la versión en castellano del mismo, esta última hoy se conoce bajo el nombre de Historia General de las Cosas de la Nueva España3. En este trabajo nos dedicaremos al libro X y XI de la Historia General, pues en ambos se habla del yauhtli. Finalmente dentro del manuscrito llamado Códice Matritense de la Real Academia de la Historia, encontramos un apartado titulado de acuerdo a la traducción presenta por López Austin, “Hierbas medicinales y maderas potables [en agua]” (López Austin, 1971:130-137). El autor se refiere a ésta, como la “Relación breve” del Códice Matritense, pues se trata de un listado menor en comparación con la que se encuentra en el Códice Florentino. Textos medicinales sobre el yauhtli Nuestra breve indagación comienza aquí, en el libro décimo de la Historia General, en éste el fraile se ocupa del cuerpo humano, las enfer-
3. La primera publicación que reunió el texto únicamente de las columnas en castellano apareció en el año de 1829 y 1830 bajo el auspicio del diputado federal de Oaxaca, Carlos de María Bastamente (Campos, 2011: 62); actualmente además de la edición a cargo de Ángel María Garibay (1956), el trabajo realizado por Alfredo López Austin y Josefina García Quintana (1982, 2002) son también ediciones importantes a consultar.
Representación del Yauhtli Dibujo de Francisco Hernández, 1946:969
10
ellas”, hay dos menciones sobre el uso del yauhtli; la primera está dentro del párrafo tercero que “De las enfermedades y medicinas contrarias de los pechos y costado y espaldas”. Cuando se habla de las “niguas” 4 se mencionan diversas plantas y sus formas de aplica-
Fig. 1 Detalle del texto en náhuatl. Foja 107r, Libro X, Códice Florentino.
ción; respecto al perición se dice: “[…] y hecho esto se pondrá una bilma de ocotzote mezclado con la yerba nombrada yiauhtli” (Sahagún; 2002, II: 941-942). Ahora bien, con la intención
Propuesta de paleografía:
de profundizar en el estudio de lo que Sahagún
niman ocutzotica mopo
recopiló sobre esta planta y advertidos de la
tonja, iiauhtli moneloa:
posible independencia de las columnas del
injtlaqual, tlaxcalli toto
Códice Florentino, vayamos a éste y observemos el texto en náhuatl de la columna que
Propuesta de normalización:
acompaña a la versión en castellano. Para
niman ocotzotica mopotonia,
efecto de nuestros propósitos presentaremos
yauhtli moneloa:
recortes al texto en náhuatl (Fig. 1) seguido de
in itlacual, tlaxcalli toto- [palabra incom-
la propuesta de paleografía, normalización y
pleta para su traducción]
5
organización que hemos hecho del texto. Propuesta de traducción: […] y entonces luego, se le pone un emplasto con la resina del pino mezclado con yauhtli, su comida será tortilla [toto…]
Como se puede ver, Sahagún decidió escribir
4. Sierra explica que las “niguas”, pequeñas pulgas, son las causantes de mucho dolor pues se introducen en el cuerpo y hacen su nido entre la piel y la carne (2007: 48). 5. En general nos basamos en la propuesta de la organización textual en la que se pretende la identificación de elementos discursivos propios de la lengua, con lo que se reconoce cierto orden y estructura del texto (Bright, 2000: 205-211).
en la columna de legua castellana el nombre de la resina de la siguiente manera: la palabra ocotzotl la escribe como ocotzote, por lo demás, no hay mayor variación entre uno y otro 11
texto.
Propuesta de orden:
Folios más adelante, encontramos otra men-
ma expa, nappa: auh icuac hualquiza
ción del pericón, esta vez, el texto en castella-
temazcalco
no sólo alude a él, mientras que el texto en
ic
náhuatl lo indica explícitamente, así tenemos
in xihuitl yiauhtli
en el primero: “[…] dos o tres veces. Y saliendo
maltia in tlanechcolli
cococ xihuitl zacamolli
de los baños será también bueno untarse con las yerbas e raíces de suso nombradas, moli-
Propuesta de traducción:
das, y beber el agua de cierta raíz que se llama
[…] tres veces, cuatro veces: y cuando
tecpatli, […]” (Sahagún; 2002, II: 945).
salga del agua, es decir, cuando salga
En cambio tenemos que el texto en náhuatl:
del temazcal, atrapar el compuesto de la hierba yiauhtli, la hierba picante y de fuerte sabor zacamolli […].
En el texto en castellano se observa mayor especificidad de cómo usar las yerbas y raíces, sin embargo, aunque dice que éstas han sido Fig. 2 Detalle del texto en náhuatl. Foja 110v, Libro X, Códice Florentino.
nombradas, no se encuentran en ninguna parte de las columnas en castellano, al menos dentro del párrafo quinto; en cambio como hemos
Propuesta de paleografía: Ma expa, nappa: auh iquac
hecho notar, sí se mencionan algunas plantas
oalquiça temazcalco icmal
en el texto en náhuatl.
tia in tlanechicolli in xivitl
Ahora vayamos al libro undécimo, el párrafo
iiauhtli, cococ xiuitl, çacamolli
quinto del capítulo VI está dedicado a las plantas medicinales. Hay un total de 142 plantas enumeradas, aunque no aparece el número
Propuesta de normalización: ma expa, nappa: auh icuac
122 en el Códice (Foja 167v y 167 r); de las
hualquiza temazcalco ic maltia
141 plantas, las primeras 31 están únicamente
in tlanechicolli, in xihuitl
descritas en náhuatl. Antes hemos visto que
yiauhtli, cococ xihuitl, zacamolli
los textos mencionan algunos usos terapéuticos del yauhtli, quizá se haga mención de él en 12
este párrafo, también sabemos que Sahagún lo
ihuan ic nepochuilo,
incluyó en el párrafo de plantas aromáticas que
ihuan ic nepapaco,
veremos después.
yatl.
in neloa in iztauh-
El pericón aparece en la foja 141v y dice: Propuesta de traducción: Yiauhtli: es pequeño, como la tepecempoalxóchitl; lo toma quien tiene calentura con frio, en una bebida (con agua) y más particularmente con chocolate, se desmenuza y así con ello se sahúma, con ello se lava (a la persona) y se mezcla (bate) con iztauh-
Fig. 3 Detalle del texto en náhuatl sobre el “Iiauhtli”. Libro XI, Foja 141v Códice Florentino.
yatl. El texto recurre a la comparación para propor-
Propuesta de paleografía:
cionar una mejor descripción sobre el yauhtli
Iiauhtli: çantepitun, iuhquinte
(tagetes lucida), diciendo que es similar a la
pecempoalsúchitl ; coni inatunavi
planta tepecempoalxóchitl (posiblemente tage-
atica momaxaqualoa : yoaicne
tes patula o tagetes lunata). Hoy se sabe que
pochvilo, yua icnepapaco, inneloa
ambas plantas pertenecen a la misma familia
iniztauhiatl.
botánica compositae, por tanto, es evidente la semejanza. En cuanto a los usos y receta de la
Propuesta de normalización:
planta, encontramos en el texto en náhuatl la
Yiauhtli : zan tepiton, iuhquin te
descripción de no solo beberlo en un prepara-
pecempoalxochitl ; coni inatuna[h]ui
do con agua o con chocolate, también debe
atica momaxacualoa : yhua[n] ic ne
limpiarse con ella, es decir se debe sahumar a
pochuilo, yua[n] ic nepapaco, in neloa
la persona con la planta como parte del trata-
in iztauhyatl.
miento médico. Fojas adelante, el libro XI presenta el párrafo
Propuesta de orden:
dedicado a “las yerbas olorosas”, dentro el
Yiautli: zan tepiton,
capítulo VII, “En que se trata de todas las yer-
iuhquin tepecempoalxóchitl; coni
bas”, el yauhtli está entre las quince plantas
in atonahui atica momaxacualoa:
ahí descritas, de él se dice lo siguiente: 13
Hay otra yerba olorosa que se llama
Propuesta de paleografía:
yiauhtli. Es muy verde. Tiene muchas
Iiauhtli, quiltic tlatlacotic
ramas, y crecen todas juntas hacia arri-
mamapichtic, mamapichauhqui
ba. Siempre hoele. Es también medici-
aioquiçani, patli; in tlaelliqui
nal para los que tienen cámaras. Apro-
tlaça, coniz, cacaoatlipan, ach
vecha molida y bebida con el cacao.
topa micequiz: noiuhqui ineztli
Hase de tostar, y despúes molida y mez-
quichicha: noiuhqui in atona
clada con el cacao. Aprovecha tanbién
ui. tlapalevia; tepatia.
para los que escupen sangre y para los que tienen calenturas (Sahagún, 2002:
Propuesta de normalización:
1110).
Yiauhtli, quiltic tlatlacotic
Se le describe como una hierba de un intenso
mamapichtic, mamapichauhqui
aroma, es recomendada para quienes padecen
ayoquizani, patli; in tlaeli quitlaza
diarreas, para aquellos que “arrojan sangre”, y
coniz, cacaoatlipan, achtopa
los que tienen calentura; se especifica además,
micequiz: no iuhqui in eztli
la forma en que debe administrarse.
quichacha: no iuhquin in atonahui
El texto en náhuatl dice:
tlapalehuia; tepatia.
Propuesta de orden: Yiauhtli,
quiltic tlatlacotic
mamapichtic,
mamapichauhqui
ayoquizani, patli; in tlaeli quitlaza
coniz,
cacaoatlipan,
achtopa micequiz: no iuhqui in eztli quichacha: no iuhqui in atonahui tlapalehuia; tepatia Fig. 4 Detalle del texto en náhuatl que describe al “Iiauhtli”. Foja 181v, Libro XI, Códice Florentino.
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personas.6
Propuesta de traducción: Yiauhtli, es hierba verde, varudo, talludo,
Finalmente revisemos el breve texto “Hierbas
rígido de ramas, es un eyector de humo-
medicinales y maderas potables [en agua]” del
res, medicina que los arroja en abun-
Códice Matritense de la Real Academia de la
dancia, lo beberá antes primeramente
Historia, en cuyas líneas el yauhtli aparece de
en cacao/bebida de agua, también para
la siguiente manera: “Yiauhtli. In tlaaca ipan
los que la derraman sangre, así como,
tlatlatzini in anoce tlahuelilocati, itlan tlatla. lc
ayuda a los que tienen calentura con
achi mopalehuia” (López, 1971: 134). Siguien-
frío; cura a la gente.
do el trabajo de López Austin, la traducción di-
Entonces, en ambas tenemos una descripción
ce: “Yiauhtli. Si a alguno le truena un rayo o se
general de la planta y de sus usos medicinales;
hace malvado, arde junto a él. Con ella algo se
es de notar que el texto está dentro del párrafo
alivia” (López, 1971: 135). De acuerdo al texto,
sobre las plantas aromáticas y no en un apar-
aquí nuevamente se indica utilizar el yauhtli
tado para las de uso terapéutico, a pesar de
para sahumar al paciente, a razón del golpe
que el libro undécimo dedica uno a ello.
por un rayo o –dice el texto– si “se hace malva-
Destaca en la versión castellana la recomenda-
do”. Es claro que en este caso, más que refe-
ción de la planta para los que tienen cámaras,
rirse a quemaduras en la piel a causa del rayo,
y en la versión náhuatl se dice es “eyector de
se trata de efectos “[…] de carácter mágico.
humores”. El término de “humor” y “cámaras”
También debe suponerse que lo es la enferme-
están relacionados, el primero se refiere a la
dad que afecta el corazón –órgano en el que
teoría de los cuatro humores atribuida al médi-
creían que residía la conciencia– y que hace
co Hipócrates en el siglo IV a.C. en la Grecia
que el enfermo se vuelva malvado” (López,
antigua (Cortés, et. al., 2007; Viveros, 2007), a
1971: 222). Por lo tanto se puede decir que el
lo largo de los siguientes siglos esta teoría se
uso terapéutico del pericón es completamente
vio enriquecida por otros conocimientos médi-
mágico dentro de lo mencionado en la
cos de las culturas occidentales. Su permanen-
“Relación breve”, por ahora no sabemos si hay
cia se registra en México hasta la fecha, nume-
alguna otra indicación para aquellos pacientes
rosos síntomas y descripciones de padecimientos en la medicina tradicional mexicana se re5. Véase el caso del padecimiento llamado reuma biliosa, registrado en el estado de Morelos (Macuil, 2007).
fieren a los cuatro humores y los cuatros temperamentos que influyen en el carácter de las 15
golpeados por el rayo o bien si aquí el uso del
de las propiedades de las plantas, su grado de
yauhtlli es únicamente el antes mencionado.
acción y por supuesto, el modo de “atraparlo”.
Anotaciones finales
Los textos del libro XI son mucho más descrip-
Quedan varias preguntas acerca de la informa-
tivos y especifican los usos medicinales de la
ción que dan los textos. Cuando se habla del
planta. Aquí encontramos en el segundo frag-
tratamiento de las niguas, en el libro X, no sa-
mento que presentamos, una relación cercana
bemos si el uso del pericón consiste en expul-
entre la columna de náhuatl y español, aunque
sar del cuerpo por algún efecto de la planta a
la traducción entre una y otra no es literal.
las pulgas, y así librar al paciente de las afec-
También observamos que la visión hipocrática
ciones provocadas por estos animales, o si su
galénica que imperaba en el pensamiento
aplicación en la zona atacada por éstos tenga
médico en España, se convierte en el lente con
más bien fines paliativos o analgésicos, incluso
el que Sahagún mira las prácticas médicas
por ahora podemos considerar las dos posibili-
existentes hace tiempo atrás en la naciente
dades. En la actualidad algunos pacientes han
Nueva España.
experimentado adormecimiento de la lengua
La “Relación breve” del Códice Matritense, nos
tras la ingesta de un té preparado con yauhtli,
ha abierto la posibilidad de observar otros tex-
sospechamos hay en el caso citado alguna di-
tos de temáticas semejantes, resulta de gran
ferencia sustancial, pues como se ha dicho, el
interés la mención del yauhtli para el tratamien-
tratamiento no fue un emplasto, sino más bien
to de las personas golpeadas por el rayo, con-
la bebida de un té. Aún así, el ejemplo es su-
siderando que hay representaciones iconográ-
gerente, habrá que pensar en las propiedades
ficas del dios Tláloc portando un atado de hier-
de la planta bajo diferentes vías de prepara-
bas hecho de yauhtli (Sierra, 2007). Lo anterior
ción.
obliga a continuar con el siguiente paso en es-
También en el libro X, encontramos que en
ta breve investigación, habrá que volver a ob-
algún momento se dice “atrapar el compuesto”
servar las menciones referentes al pericón en
de acuerdo nuestra traducción; quizá éstas no
los trabajos del protomédico Francisco Hernán-
fueron las palabras exactas que usaron los in-
dez y los textos del “librito” de medicinalibus
formantes para explicar el verbo, o fue fruto de
indorum herbis de Martín de la Cruz y Juan Ba-
la reflexión del recopilador, es un hecho que la
diano. En ellos puede haber otros datos para
expresión revela el profundo conocimiento
profundizar en el conocimiento de esta planta.
médico y nos atrevemos decir, farmacológico 16
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18
ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA
C
Alfonso A Garduño Arzave onforme ha avanzado el estudio de los restos dejados por antiguas civilizaciones, el pasado del hombre se ha descrito a través de los datos arqueológicos a la par que con los históricos y otros afines, que han posibilitado cada vez más la comprensión y entendi-
miento de las actividades, costumbres y hechos que formaron parte de su quehacer cotidiano. Desgraciadamente en ocasiones la interpretación de los restos que denotan una actividad humana por su complejidad o la falta de comprensión deductiva, ha quedado rebasada por la ausencia de datos interpretativos al ras del campo y, en ocasiones, estos problemas no pueden ser resueltos sólo desde la perspectiva de la arqueología tradicional, quedando en a la imaginación y la intuición de quienes trabajan los materiales descubiertos. De ahí que se haga necesaria una interpretación más creativa y sugerente para contestar estas cuestiones, utilizando nuevas metodologías de investigación. Sin embargo, la falta de interés de los investigadores, e incluso la oposición entre los círculos de antropólogos y otros estudiosos de alguna forma niegan nuevos juicios y recursos de interpretación y razonamiento, más no por ello son éstos menos válidos a nivel científico o menos útiles para el estudio de las civilizaciones antiguas. Me refiero a la Arqueología experimental, la cual se ha empleado ampliamente en instituciones como la UAM (Universidad Autónoma de Madrid), la Universidad de Valencia, la Complutense, la de Cantabria (Fig.1), Innsbruck, Tulsa, Cambridge, Arizona entre otras. Por otro lado hemos de comentar que en México se desconocen prácticamente los diversos beneficios interpretativos de este sistema metodológico de investigación y por ello es poco aplicado. No obstante hemos de mencionar que la aportación que puede proporcionar esta clase de estudios a las Ciencias que estudian el pasado del hombre podría brindarnos una valiosa información por su riqueza en la obtención de datos y su capacidad descriptiva, que sin duda es una herramienta con un gran potencial que puede inyectar y generar a los estudios mesoamericanos novedosas fuentes de datos viables para ampliar nuestro conocimiento de la vida cotidiana del hombre a través de su que actividad tecnológica. Es así que la dominación del medio natural y posteriormente de la fauna, 19
fue, no sólo un reto para nuestros ancestros
de reconocer procesos tales como modelos de
durante miles de años, sino que además les
aprendizaje y socialización del conocimiento, al
permitió una generación de innovaciones mate-
duplicar el instrumental, bien sea de carácter
riales que impulsó el potencial de creatividad y
cotidiano e inclusive ritual, de los objetos halla-
adecuación de los diferentes materiales y ele-
dos en contexto arqueológico, ampliándose in-
mentos disponibles para su uso.
cluso al artístico, que en muchas ocasiones es
La manera de proceder de la, ya mencionada,
el único dato que poseemos de los registros,
Arqueología Experimental es la de deducir los
fuera del estudio metodológico de la Arqueolog-
procesos económicos y sociales, partiendo del
ía tradicional. La aplicación de la metodología
estudio particularizado de las actuaciones y
experimental se aplica directamente al objeto de
decisiones adoptadas en una comunidad, has-
estudio cuya relación se justifica a través de la
ta llegar a comprender los procesos y estrate-
propia dinámica de la investigación arqueológi-
gias colectivas (Callahan,1995:3-5). Esta diná-
ca (obtención de datos). Así, en este tipo de es-
mica inductiva no obvia la variabilidad indivi-
tudio sin duda permanecen implícitas cuestio-
dual, sino que, al contrario, la emplea con el fin
nes de carácter socioeconómico resultado de la
Estudiantes de la Universidad de Cantabria España en un salón de arqueología experimental duplicando cerámica del calcolítico. Una de las principales técnicas de análisis e investigación del arqueo tecnólogo. Esta novedosa rama del análisis de materiales nos permite establecer el desarrollo técnico y su proceso entre las antiguas civilizaciones. Foto de María Luisa Ramos Sainz 2001. 20
interrelación entre las poblaciones del pasado
riguroso, lo que podría llegar a cristalizar en el
y el territorio en el que se desarrollaron su acti-
entendimiento de técnicas olvidadas, manejo
vidad social. Mediante su aplicación podemos
de útiles y recursos o poco entendidos hasta el
conocer la naturaleza y disponibilidad de los
momento, sin embargo como mencionamos se
recursos y materias primas de los distintos te-
pueden hallan en contextos arqueológicos a
rritorios, así como sus propiedades y respues-
nivel de excavación, mientras que en otras
tas frente a determinados estímulos y acciones
ocasiones pueden ser representados a través
humanas (Baena, 1999: 30- 34).
de la pintura mural, escultura y cerámica
Este marco de aplicación se desarrolla aten-
(Fig.2).
diendo a su vez aspectos tan diferenciados co-
Siguiendo con estos lineamientos, hemos de
mo la naturaleza material, la forma (tipología),
agregar que a un paso más allá de la mera re-
la tecnología y funcionalidad. Así como las re-
producción de los objetos, se encuentran los
laciones que los objetos guardan entre sí, si
comportamientos. Partiendo de las réplicas, y
bien es posible que distintas hipótesis de parti-
organizando protocolos de experimentación
da presenten diferente peso a cada una de las
mediante tecnologías (podemos llegar a inter-
categorías anteriores. La técnica y la tecnolog-
pretar, no sólo las posibilidades funcionales de
ía resultan ser punto prioritario en la construc-
los objetos sino también, los comportamientos
ción de nuestras hipótesis desde la reconstruc-
técnicos que detrás de ellos se encuentran.
ción del propio proceso de producción. Para
Dentro de este campo contamos con numero-
ello se emplean programas de reproducción y
sas líneas de investigación que, a través de la
observación macroscópica y microscópica de
traceología, la tecnología, e incluso la etología.
los rasgos y estigmas generados durante el
(Toth, 1987: 763- 787) nos acercan al estudio
proceso experimental (Wescott, 1995: 8- 11).
del comportamiento humano desde sus fases
Quiero mencionar que hasta ahora en México
más antiguas. Quienes así trabajan, analizan
principalmente en la Escuela Nacional de An-
el registro desde su dinámica tanto social co-
tropología e Historia se han realizado talleres
mo individual, si bien en ocasiones, el registro
de lítica y cerámica a nivel experimental, no
particular introduce distorsiones que deben ser
obstante aún falta por estudiar los diferentes
analizadas en el contexto del grupo. En suma,
procesos de trabajo que conllevan otro tipo de
debemos considerar que la recreación de ma-
materiales como piel, madera, aglutinantes,
teriales tecno-arqueológicos con fines científi-
conchas y hueso que siguen aún sin un estudio
cos o didácticos pueden estructurarse dentro 21
Fig.2. Arqlgo José Luis Alcalde izquierda y el autor en uno de los laboratorios de arqueología destinados al análisis material del yacimiento de Atapuerca en la provincia de Burgos España. La arqueología experimental puede ser aplicada a todo indicio material dejado por el hombre, desde rastros de caza y pesca hasta elementos tan refinados como el trabajo en hueso, piedras semipreciosas y pintura mural (Foto de Felipe Cuartero 2007).
de categorías que aluden a la construcción o
fases en las que el nivel de información es es-
creación, la conservación, la transformación o
caso o fragmentario o en donde el registro ar-
la destrucción, de procesos tanto naturales co-
queológico no ha sido conservado con el paso
mo culturales. Contamos con numerosos ejem-
del tiempo. Aún a riesgo de obviar algunos ca-
plos que aluden a los procesos de formación y
sos, destacaremos los ámbitos en los que la
alteración del propio registro arqueológico
experimentación ha tenido una mayor repercu-
(Amick, 1989: 1-14) o bien a los resultantes de
sión. La práctica más extendida dentro de esta
las numerosas actividades de las comunidades
metodología se centra fundamentalmente en la
del pasado.
interpretación tecnológica y funcional de los
El campo de aplicación de la metodología ex-
materiales recuperados. Esta interpretación es
perimental es tan amplio como la propia Ar-
realizada desde dos ámbitos diferentes. Por un
queología. Sin embargo, no se puede negar
lado, mediante la reproducción controlada
que su desarrollo ha repercutido de manera
(artificial) de los procesos tecno- funcionales y
desigual en distintos aspectos o periodos. Exis-
por otra mediante la recreación fidedigna
te, una clara decantación en su aplicación a
(natural) de los mismos. Un ejemplo de este 22
tipo de casos fue el proyecto “Las Armas Ofen-
Skibo 1987: 595- 622), y al mismo tiempo, cuá-
sivas en Mesoamérica” que incluyó la recrea-
les son los objetivos que se estructura. Para lo
ción de algunas armas indígenas para probar
cual algunos investigadores opinan que la Ar-
su capacidad, lescividad, contundencia, corte
queología Experimental pretende asumir una
etc. Ello nos dio un conjunto de datos que no
serie de reglas deontológicas que según Coles
se habían investigado con anterioridad, un ca-
(1979: 33-37) podrían ser resumidas en los si-
so fue el identificar huellas de uso en materia-
guientes puntos:
les líticos que fueron recreados para el ma-
1) Necesidad de establecer paralelos lo más
cuahuitl (Fig. 3) y las fracturas realizadas con
coherentes posibles entre el modelo arque-
dos diferentes mazas para después ser com-
ológico y el modelo experimental. Estos pa-
paradas con material arqueológico ( Garduño,
ralelos deberán establecerse en dos planos
2007: 5).
diferenciados siempre que sea posible. Pri-
Distintos autores se han preocupado de plante-
mero, en el campo de las materias primas,
ar sobre qué principios metodológicos debe
debemos ajustar al máximo el campo mate-
estructurarse la experimentación (Schiffer
rial con el que establezcamos los parámetros
y
Fig.3. Diferentes procesos de estudio del macuahuitl en los laboratorios de arqueología experimental de la UAM, lámina izquierda fijación de las navajillas de obsidiana en el canal del arma y derecha navajillas previamente remozadas son analizadas en un microscopio para observar las distintas huellas de uso dejadas tras los experimentos de corte por contundencia y deslizamiento (Fotos del autor 2007) 23
De la experimentación. Por lo general, es-
del experimento global) debemos de tener
te campo suele requerir de un cierto grado
presente que los modelos a escala redu-
de sacrificio ya que en ocasiones los ma-
cida pueden variar en el resultado sobre
teriales registrados arqueológicamente no
escalas reales. Es conveniente en estos
existen en la actualidad o bien son de ac-
casos describir con detalle la significación
ceso muy costoso (puede ser el caso de la
del experimento dentro de su conjunto.
experimentación con determinadas espe-
4) Como en cualquier proceso de investi-
cies de animales, o bien con el desarrollo
gación, la validez de los resultados de-
de proyectos de grandes dimensiones que
penderá de la contundencia con que
implican infraestructuras inabarcables en
éstos se obtengan. Es frecuente, cuando
el presente). Del mismo modo, todo proce-
trabajamos con el comportamiento huma-
so de experimentación deberá guardar
no, que los experimentos proporcionen
una coherencia tecnológica en su desarro-
resultados diferentes dentro de baterias
llo, con la documentación adecuada del
de estudio. Esta situación refleja hasta
periodo en que trabajemos (Fig.4).
qué punto la destreza influye y pudo in-
2) Dicho lo anterior, en muchas ocasiones
fluir en su momento en la consecución de
y dependiendo del momento en que se
un objetivo tecno-funcional, proporcionan-
encuentre la experimentación, la tecno-
do con ello una valiosa información sobre
logía moderna puede y debe contribuir a
aspectos como conductas, habilidades y
facilitar la obtención y el registro de los
aprendizaje en las diferentes edades del
resultados. De
esta forma, durante las
hombre y las civilizaciones primitivas. En
fases iniciales, puede ser asumida una
otros casos la experimentación ofrece tan
aceleración del proceso mediante tecno-
sólo dos opciones (positivo y negativo).
logías modernas con el fin de analizar la
Ante estas situaciones, la construcción de
posible viabilidad del proceso. Pero espe-
los modelos con significación estadística
cialmente importante es la aplicación de
tiende a validar los resultados, ya que un
nuevas tecnologías a la hora de realizar
solo resultado negativo puede no respon-
el registro de las variables.
der a la realidad.
3) Aunque en muchas ocasiones, la expe-
5) Aunque la experimentación persiga la
rimentación requiere de una reducción del
resolución de problemas concretos me-
proceso (a veces un muestreo o partes
diante la construcción de modelos experi24
mentales sólidos, el desarrollo de los mis-
Durante el desarrollo de trabajos experimenta-
mos hace, con frecuencia, necesaria la
les, bien sean experiencias o experimentos,
improvisación de soluciones y la adapta-
suele surgir el dilema de hasta qué punto algu-
ción a limitaciones circunstanciales.
nos pasos del proceso de experimentación
6) El grado de contrastación que maneja-
pueden acelerarse mediante procedimientos o
mos en Arqueología es, frecuentemente,
técnicas actuales, o por el contrario en qué
relativo y no debe ser tomado de manera
medida su utilización puede desvirtuar el resul-
irrefutable. Esta limitación, criticada mu-
tado de nuestro trabajo. Como en todo, uno de
chas veces desde ámbitos reacios a esta
los principios que debe guiar su desarrollo es
metodología, debe ser aceptada con opti-
la lógica. En numerosas ocasiones la utiliza-
mismo si tenemos en cuenta el escaso
ción de técnicas modernas es casi obligada si
carácter y rigor científico de que adolecen
queremos dotar de significación el experimen-
otras vías de interpretación arqueológica.
to. Estas licencias, que en ocasiones toma-
7) Como todos los ámbitos de la investi-
mos, deben sin embargo ser reflejadas y en
gación, es esencial abordar el trabajo ex-
ningún caso pueden convertirse en un hábito
perimental desde una filosofía de honesti-
carente de sentido crítico.
dad que evite la influencia de aspectos personales en los resultados. Para ello, el
El programa experimental
diseño de un modelo experimental lo más
Podemos decir que desde comienzos de la ex-
aséptico posible, la aportación de experi-
perimentación dentro de la Arqueología, el di-
mentadores no implicados directamente
seño del programa experimental queda casi
en el diseño de hipótesis, el empleo de
definido. Así, Ascher ya propone los siguientes
mecanismos que reduzcan la subjetividad
pasos (1961: 793-816):
de los resultados, el empleo de baterías
1.
Construcción de las hipótesis de partida
experimentales con significación estadísti-
en propuestas verificables a través de la
ca o la contrastación de resultados me-
experimentación.
diante test ciegos, son algunos recursos
2.
Selección de los materiales adecuados.
que deberemos emplear.
3.
Trabajo con los materiales.
4.
Observación y medida de los resultados experimentales.
25
5.
Interpretación de los resultados.
ca, surgen problemas a distintos niveles, siendo éstos la base de la formulación entre mode-
Este mismo autor señala cómo la adecuada
lo de análisis del registro arqueológico y la po-
selección de materiales contrastados con el
tencial formulación de hipótesis contrastables
registro a analizar o la repetición de los experi-
con base experimental (Fig.4).
mentos, son factores que influyen en la validez
B) Planteamiento de hipótesis de trabajo: o
de los resultados.
marco de referencia para el trabajo experimen-
Coles (1979:37) establece dos niveles diferen-
tal. Su formulación debe ser tal que permita su
ciados dentro del proceso experimental: un pri-
aproximación mediante experimentación. Co-
mer nivel de simulación o reproducción, dirigi-
mo comentábamos, puede estructurarse en
do más hacia aspectos de la mecánica del pro-
niveles diferenciados, siendo necesario con
ceso, así como del propio resultado; un segun-
frecuencia su descomposición en planteamien-
do nivel, relacionado con el propio proceso tec-
tos de nivel inferior, circunstancia que produce
nológico en su conjunto y un tercero en rela-
una multiplicación de los subprogramas de ex-
ción con la funcionalidad del utillaje.
perimentación.
Todo ello nos lleva a plantear el programa experimental como un modelo teórico del proceso de experimentación en el que se atenderán aspectos tales como el diseño de las experiencias/experimentos, la definición teórica de las variables a registrar, la definición del marco material a utilizar así como el marco técnico, tecnológico o funcional a emplear.
Fases de la formulación del programa experimental
Análisis un corte dejado por el macuahuitl, obsérvese los daños producidos por un impacto de deslizamiento y fragmentación de la obsidiana lo que nos denota que el arma fungió como un utensilio usado para cortes circulares y no por percusión de manera que el arma es más eficaz al ser usada de esta forma. La arqueología experimental nos permite observar el manejo apropiado de un cierto objeto y que a través de otros medios analíticos es prácticamente imposible de ser registrados (Foto del autor 2007).
A) Estudio del registro arqueológico: el proceso de interpretación del registro supone la vía básica en la formulación de hipótesis contrastables a través de experimentación. En cada una de las fases de investigación arqueológi26
C) Diseño de experiencias. Entendidas como
tivo registro de datos o variables mediante sis-
primer acercamiento a la contrastación de las
temas
hipótesis de partida. Tienen como finalidad
Analógicos.
básica el prediseño de la experimentación, la
Digitales.
adquisición de pericias o destrezas para su
Fotográficos-videográficos.
desarrollo (Fig.5), en su caso la reformulación
Estadísticos.
de las hipótesis de partida, y la selección de
E) La contrastación o resolución de la hipótesis
requerimientos materiales y en su caso de va-
permitirán confirmar o negar las propuestas
riables. Para su diseño empleamos como fuen-
de partida, mediante la contrastación con el
tes de información, la Etnoarqueología, la Tra-
registro arqueológico. La significación estadís-
ceología y la lógica operativa.
tica de los resultados, el empleo de Blind Test
D) La experimentación, será el resultado de
(Rots, 2006: 935- 952).
las experiencias previas. Deberá seguir un riguroso control de los procesos recogidos en el
Categorías del programa experimental
programa experimental y al tiempo un exhaus-
La extensión de los trabajos con base experi-
Izquierda huellas dejadas por un palo defensivo en material balístico y derecha perforación de la misma arma sobre un objetivo biológico, obsérvese la huella dejada en ambos casos, la arqueología experimental nos permite aclarar los daños inflingidos en este caso por un utensilio contundente que nos pueden ayudar a comprender fracturas y traumatismos en registros óseos implícitos por cierto tipo de instrumentos, esto quiere decir que cada herramienta, arma o utensilio deja una serie de características físicas debido a su conformación que nos permiten evidenciar el manejo de determinados instrumentos (Foto del autor 2007) 27
mental, han acabado por acrisolar el concepto
Reproducción: Una de las propiedades de las
y función de las categorías que intervienen en
experiencias y experimentos que confirman, en
relación con el proceso de experimentación
muchas ocasiones, la contrastación de las
(Terradas, 1999:44-52; Baena y Terradas,
hipótesis de partida. Igualmente, habilitan el
2005:141-160) de manera que empiezan a en-
tratamiento estadístico de los datos.
tenderse de la siguiente manera:
Réplica: Puede ser tanto un resultado perse-
Experiencia: El propio programa experimental
guido por la experimentación como un vehículo
reconoce el valor de estos primeros acerca-
para materializarla. Se presenta a veces en
mientos empíricos al problema a estudiar
forma de producto final o réplica cuya naturale-
(Callahan, 1995: 3-5) y (Reynolds, 1999:157-
za es muy variable (colección de marcas de
169) su carácter es menos controlado que el
uso, estigmas técnicos en materiales de distin-
de un verdadero experimento poseyendo una
ta índole, réplicas líticas, óseas, orgánicas,
finalidad claramente exploratoria. El propio
etc.) (Fig.6).
término hace alusión al carácter formativo de
Demostración: Reproducción controlada del
esta fase.
experimento ante el público.
Experimento: Es la prueba empírica en sí mis-
Docencia y educación: Se trata tanto de una
ma (Coles, 1979: 75-84). Posee las caracterís-
actividad dirigida a la transmisión de los recur-
ticas de poder ser controlable, repetible y de-
sos técnicos y mecánicos mínimos para los po-
mostrable, y en ellas reside su validez científi-
tenciales experimentadores encargados de
ca. Debe en todo momento responder al pro-
desarrollar posibles modelos, como una forma
grama experimental diseñado.
particular de presentar y difundir los resultados
Experimentador: Es una de las herramientas,
del proceso de investigación. Es por lo tanto de
una categoría esencial pues se presenta ante
una fase más del proceso científico en la medi-
el proceso experimental con una carga física,
da en que dentro de la Arqueología Experi-
técnica e ideológica específicas, que influyen
mental es posible la presentación práctica de
decisivamente en el desarrollo de la experi-
los mismos.
mentación. Por ello, es conveniente, en ocasiones, emplear agentes adiestrados técnicamen-
Los problemas de la Arqueología experi-
te, pero no conceptualmente, con el problema
mental
a analizar, evitando con ello la contaminación
A pesar de las bondades del procedimiento, no
de los resultados.
cabe duda que la práctica real de experiencias 28
Fig.6. El recurso experimental nos permite incorporar diversos elementos materiales que nos pueden dar un juicio aproximado de la realidad aunque pueden existir ciertas variables que hacen aún más flexible el desarrollo de nuevas hipótesis. En está foto se observa el trabajo en concha que este autor practicó para la elaboración de una coraza, sin embargo como elemento hipotético puede causar en ocasiones ciertas discusiones de los expertos, recordemos que la arqueología experimental es sólo un medio para tratar de llegar a una aclaración de lo que pudo haber sido o acontecido, para ello hay que trabajar al par con otras ciencias antropológicas (Foto del autor 2011) .
y experimentos en Arqueología han acabado
y cuantitativo, o bien cuando el nivel de destre-
por encontrar sus detractores. Las críticas más
za de los experimentadores es bajo. Resultan-
comunes podrían resumirse en los siguientes
do de ello, suele criticarse la falta de respues-
puntos (Wescott, 1995: 8-11):
tas concluyentes. Conviene saber que la Ar-
1) La falta de homogeneidad existente en
queología Experimental raramente obtiene res-
las actividades que se amparan bajo la deno-
puestas categóricas. Se limita a eliminar posi-
minación de Arqueología Experimental. Como
bilidades, mostrar posibles soluciones y en
veremos más adelante, se trata de una cues-
ocasiones indicar el grado de probabilidad que
tión de índole casi deontológica que carece de
determinadas propuestas tienen como modelo
acuerdo definitivo entre los propios arqueólo-
explicativo (Mathieu, 2002: 1-11). 3) En relación con aspectos tecnológicos,
gos. 2) Falta de precisión y ambigüedad de los
suelen darse muchas alternativas capaces de
resultados especialmente en baterías experi-
responder a las hipótesis de partida, existiendo
mentales. Suele ser muy frecuente en el caso
con ello un alto grado de incertidumbre sobre
de que se registren variables de tipo cualitativo
las propuestas. 29
Arqueología experimental, educación y difu-
denominar duda razonable de la arqueología, o
sión
principio por lo cual todo lo que dicen los ar-
La experimentación en la arqueología presenta
queólogos tiene por definición un alto grado de
grandes ventajas ya que las demostraciones
subjetividad (especialmente si se refiere al
de procesos tecnológicos del pasado (el resul-
comportamiento de nuestros antepasados). La
tado de la investigación) resultan enormemente
demostración en estos casos, convierte a la
atractivas, en la medida en que con frecuencia
arqueología en una disciplina creíble.
“experimentamos con nosotros mismos”. El
Es de manera interesante mencionar que inclu-
grado de implicación del experimentador en la
so la arqueología experimental se a empezado
realización de un proceso experimental es mu-
a implementar en parques temáticos en Euro-
cho mayor del que normalmente obtendríamos
pa y los Estados Unidos donde no sólo se han
si realizáramos un experimento sobre Física o
recreado diferentes útiles relacionados con la
Química, pues en estos casos el objeto de es-
forma en la que vivían las comunidades primiti-
tudio no es nuestra propia especie. Este fenó-
vas. Sino que además con la compilación de
meno reside igualmente en lo que podríamos
datos arqueológicos, etnoarqueológicos y aun
Parque arqueológico de Atapuerca Burgos, España, Dicho sitio es sin duda uno de los pocos en el mundo que nos permiten observar e interactuar fuera del laboratorio en un espacio replicado de una serie de construcciones y zonas de actividad ejemplificando a través de la arqueología experimental la manera de vivir de los antiguos pobladores de esta región. Incluso una de las atracciones de dicho parque es el de practicar realizar actividades emulando la caza, pesca y la fabricación de instrumentos e incluso el manejo del fuego (Foto del autor 2007)
30
históricos se han recreado villas y poblados
Baena Presley, Javier y Terradas, Xavier
enteros (Fig.7).
2005. “Por qué experimentar en Arqueología”.
He querido mencionar de forma general a
Cursos sobre patrimonio Histórico Monografías
través de este proyecto los beneficios que con-
de los Cursos de verano de Reinosa, Universi-
lleva el estudio experimental que a través de
dad de Cantabria, España. pp. 141- 160.
mi estancia de investigación en la Universidad Autónoma de Madrid donde pude cuantificar
Callahan John, E.
los beneficios que ésta puede representar para
1995 “¿What is experimental Archaeology?”
los estudios que se realizan a nivel antropoló-
en Primitive Technology Newsletter Nº3, Soci-
gico en nuestro país.
ety of Primitive Technology.
Rexburg, USA.
pp. 3-5. Bibliografía Coles, John Amick, D. Maudlin R, Binford L.
1979
1989 The Potential of Experiments in Lithic
Experimental Archaeology. Academic Press, London. pp. 33-84.
Technology. Experiments in Lithic Technology BAR, International Series No. 528, pp. 1-14.
Garduño Arzave A, Alfonso 2007 Estudio de algunas armas ofensivas en
Ascher, Robert
Mesoamérica. Análisis arqueológico, histórico,
1961. “Experimental Archaeology” en American
simbólico y técnico de algunas armas de gue-
Anthropologist, Nº. 63, American Anthropologi-
rra representadas en el arte mesoamericano.
cal Association, Arlington, VA. USA. pp. 793-
Tesis que para obtener el grado de doctorado
816.
en Estudios Mesoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad nacional Autóno-
Baena Presley Javier
ma de México, México.
1999 “Arqueología Experimental o Experimentación en Arqueología”. En Boletín de Arqueo-
Mathieu, James R.
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Toth, Nicholas
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1987 “Behavioural Inferences from Early Stone Artifact Assemblages: An Experimental Model”.
Reynolds J, Peter
Journal of Human Evolution No. 16, pp. 763-787.
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Wescott, Daniel
logical Studies in honour of John Coles, A.F.
1995 “The Society of Primitive Technology and
Harding (Ed.). Oxbow Books. Oxford, U.K. pp.
Experimental Archaeology: ¿Who we are?” Primi-
157- 169.
tive Technology Newsletter,Nº 8.
Society of
Primitive Technology. Rexburg, USA. pp. 8-11. Rots, Van Kerckhoven 2006 “Blind test shed light on possibilities and limitations for identifying stone tool prehension and hafting” en Journal of Archaeological Science, Nº 33, Institute of Geography and Earth Sciences Aberystwyth. University Aberystwyth. U.K. Pp. 935- 952.
Schiffer, M.B and J.M, Skibo 1987 “Theory and Experiment in the study of technological change”. Current Anthropology, Vol. 28 No.5, pp. 595-622.
Terradas, Xavier 1999 “Tecnología lítica experimental: premisas y objetivos” Reunión de Experimentación en Arqueología, Universidad Autónoma de Barcelona. España. pp. 44-52.
32
ICONOGRAFÍA DE CHALCHIUHTLICUE EN EL CÓDICE BORGIA
C
Ofelia Márquez Huitzil 1 halchiuhtlicue, la diosa de la Falda de jade, en el Códice Borgia aparece como regente del quinto signo de los días Cóatl, Serpiente, en la lámina 11 (Fig.1). Sabemos que se trata de esta diosa porque presenta un disco de jade o chalchíhuitl, justo en medio de su fal-
da blanca con dibujos a línea rojos, que representan placas o teselas, con un punto al centro.
Fig. 1. Detalle de la lámina 11 del Códice Borgia, facsímil de Graz.
1. Doctora en Estudios Mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, Maestría en Artes Visuales de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, licenciatura en Diseño de la École Nationale Superière des Arts Décoratifs de Paris, Ministère français de la Culture. Estancia Posdoctoral en el Posgrado en Historia y Etnohistoria de la Escuela Nacional de Antropología e Historia del INAH. 33
Tanto el quechquémitl como la falda de la dio-
(Dupey, 2011).
sa, llevan una franja de placas de jade casi en
La diosa viste también un penacho en forma
la orilla, antes de otra franja roja ribeteada por
de cono invertido, como recipiente para plu-
un cordón blanco. Otro disco de jade al centro
mas, en la región parietal de la cabeza, con
de un círculo rojo, forma la roseta de su nuca,
franjas de colores azul, rojo, amarillo y ocre
mientras que la capilla de la espalda sólo tiene
verdoso, ésta última con un disco rojo y uno
la tela y la franja roja. La diosa porta también
amarillo. De este tocado sobresale un conjunto
un yelmo en forma de serpiente de placas de
de cuatro plumas largas de quetzal, junto con
jade, de las mismas características del signo
un pistilo o un bastoncillo, y un disco rojo, azul
Cóatl que preside. También lleva una nariguera
y amarillo colocado en medio del conjunto. Su
en forma de serpiente bicéfala pero azul tur-
orejera está formada por un disco grande de
quesa, xíhuitl.
turquesa del que cuelga una franja roja ribetea-
Por otra parte, las dos franjas negras que la
da de cordón blanco, de la que cuelga un disco
diosa lleva en la barbilla la identifican, estas
de concha blanca. Su pulsera es de turquesa
manchas nos recuerdan al ome quipillo de la
también, y el sartal que rodea su cabeza es de
diosa Tzapotlatenan, Madre de los zapotecas
discos de concha blanca. Se encuentra senta-
“…la primera que inventó la resina que se lla-
da sobre un teoicpalli o asiento del dios, lo que
ma úxitl. Y es un aceite sacado por artificio de
la define como regente del signo que preside.
la resina del pino que aprovecha para sanar
El teoicpalli es rojo, con respaldo escalonado,
muchas
2003
ribeteado por una banda delgada amarilla, y
[1578], Vol. I, libro I: 63), a esta diosa se le re-
tiene discos de turquesa y de jade que lo ador-
presentaba con dos gotas de chapopote ome
nan, así como una piel de jaguar como asiento.
quipillo que escurrían de su rostro (Seler, Vol.
La diosa señala con dos dedos de su mano
I:80). El hule por otra parte, se vincula con la
derecha hacia el signo, y parece recoger su
sangre de la tierra y de la vegetación, pues co-
otro brazo sobre el pecho. Su cabello es negro
mo lo señala Élodie Dupey el hule es un fluido
como los rectangulitos de chapopote de su
fertilizante, ya que se emplea la sangre y la go-
barbilla, y lleva dos rizos enhiestos en la frente.
ma negra para incrementar el rendimiento de
La serpiente lleva dos penachos casi a la altu-
los campos, el rayado con hule es paralelo a
ra de los belfos. Estos penachos están forma-
los arañazos hasta sacar sangre, establecien-
dos por un disco amarillo a la base de un con-
do un paralelismo con el “sangrado” del árbol
junto de franjas azul, roja y amarilla que engar-
enfermedades.”
(Sahagún,
34
za tres plumas cortas, también amarillas, o tres
portancia simbólica por el hecho de que sirve
listones de este color. De las mismas carac-
para limpiar la tierra. En la fiesta Ochpaniztli, la
terísticas es el conjunto que engarza varias
fiesta de la barredura, que se llevaba a cabo
plumas de quetzal que el signo Cóatl, enfrente
luego de la cosecha, en honor a la madre de
de la diosa, porta en la cola.
los dioses y corazón de la Tierra, Toci, Nuestra
La parte superior de la escena nos hace pen-
abuela, según fray Diego Durán:
sar en el ritual que parece indicar o demandar
Este día barrían todos sus cassas y perte-
la diosa. En el extremo izquierdo vemos un re-
nencias y calles y los baños y todos los
cipiente blanco que contiene objetos oblongos
rincones de las cassas sin quedar cossa
semejantes a ladrillos, de colores negros y sie-
por barrer y esto significaua el lleuar aque-
na tostados, casi rojos. El recipiente que los
llos cuatro huaxteca las escobas en las
contiene es grande, de color blanco y sólo sus
manos delante del ydolo o de su cemejan-
paredes laterales son altas, mientras que al
ça (Durán 1980 [1576-1578]:191).
centro son muy bajas, como si fuera un reci-
Queremos precisar, que aunque este elemento
piente de piedra forrado de cal o de estuco,
es característico de la diosa de la Tierra, pa-
hecho especialmente para quemar ofrendas en
radójicamente aparece en el contexto del ritual
su interior. Al centro del recipiente blanco, en-
que precisa la diosa del agua, Chalchiuhtlicue,
tre los ladrillos, vemos un objeto rectangular
elemento que muy bien puede formar parte de
alto, semejante a un brasero, también blanco.
un ritual de purificación en ofrenda a esta dei-
Por encima de este brasero, vemos un conjun-
dad. De la escoba emerge un cordón blanco
to de leña con una bola de hule oltelolotli, con
del sacrificio, aztamécatl, hecho de plumas de
una pluma de quetzal para quemar. Frente al
garza blanca. Probablemente aquí la escoba
conjunto, tenemos una escoba pópotl, color
se presenta como un medio o símbolo de la
ocre con puntas blancas, como las que portan
limpieza, y por ende, objeto del ritual de purifi-
las Cihuateteo, las mujeres endiosadas muer-
cación. Finalmente, en el extremo derecho, ve-
tas en el parto, y a las hermanas de Tlazoltéotl,
mos a un águila con plumas y franjas transver-
la diosa comedora de inmundicias, diosa de la
sales rojas, acercase al conjunto. Esta águila
Tierra, del tejido y del parto vinculada con la
tiene manos humanas, como si se tratara del
Luna y la Tierra, de las láminas 47 y 48 del
sacerdote-nagual o iniciado, en plena transfor-
mismo Códice Borgia. La escoba, pópotl, de la
mación, quien extiende una mano hacia la
diosa comedora de inmundicias, tiene una im-
ofrenda, y porta en la otra, lo que parece ser 35
un haz de leña o tres franjas amarillas de paja.
orden del Tonalpohualli en que se encuentra,
Volvemos a ver a la diosa de la Falda de jade,
corresponde a 6 Miquiztli. La diosa tiene las
como la sexta, entre los Señores de la Noche,
mismas características que en la lámina 11,
o Novenos en la lámina 14 del mismo códice
pero tiene además, como pectoral, un disco de
(Fig. 2).
oro o teocuitlacomalli, como los que portan los
Los Novenos son, siguiendo un orden de lectu-
dioses vinculados con el Sol y el calor. En esta
ra que sigue el orden de los signos de los días
lámina ella misma porta el haz de leña con la
Cipactli, Ehécatl, Calli, Cuetzpalin, Cóatl, Mi-
bola de hule oltelolotli para quemar. Enfrente
quiztli, Mázatl, Tochtli y Atl, y que empieza en
de la diosa vemos un rectángulo de color ocre
el extremo inferior derecho, para continuar a la
verdoso como el chalchíhuitl que contiene
izquierda, en los espacios superiores de iz-
agua. Al centro de la superficie acuática se en-
quierda a derecha, y finalmente, de derecha a
cuentra un rosetón chalchíhuitl con un disco de
izquierda en la parte superior, como si fuera el
concha blanca en cada una de sus esquinas y
movimiento de una serpiente o la forma de me-
del conjunto flota, hacia arriba, una correa del
andro que forma un río en su cauce. Respecto
mismo material. El interior del recipiente de
a los Novenos, tenemos, en primer lugar a
agua está forrado de cuero rojo ribeteado por
Xiuhtecuhtli, el Señor de la turquesa, dios del
un cordón blanco y rodeado por ollitas azules,
fuego, en segundo lugar a Iztli-Tezcatlipoca, el
rojas y ocre verdoso.
Espejo humeante, cuchillo de obsidiana, en ter-
Por encima del recinto de agua vemos una ori-
cer lugar a Piltzintecuhtli, el Noble señor, dios
lla de espuma blanca sobre la que flota el haz
joven del maíz, en cuarto lugar a Cintéotl, el
de leña y la bola de huele para quemar, muy
Dios del Maíz, en quinto lugar, a Mictlantecuh-
probablemente en un segundo tiempo, como si
tli, Señor del Mictlán, región de los muertos, en
se tratara de una ofrenda para el agua.
sexto lugar, a nuestra diosa Chalchiuhtlicue, en
El vínculo de la diosa del agua con el cráneo,
séptimo lugar a la diosa Tlazoltéotl, en octavo
que representa al signo Miquiztli, Muerte, no es
lugar a Tepeyollotli, el Corazón de la montaña,
del todo arbitrario ya que la Luna misma puede
y en noveno lugar a Tláloc, señor de la Superfi-
ser concebida como un cráneo según lo ha es-
cie terrestre.
tudiado Guilhem Olivier:
Como sexta de los Novenos, la diosa se en-
El estudio de los mitos y de los rituales du-
cuentra vinculada con el signo Miquiztli, Muer-
rante los cuales aparece la decapitación
te, o lleva su nombre que, de acuerdo con el 36
Fig. 2. Detalle de la l谩mina 14 del C贸dice Borgia, 1898.
37
nos permitirá precisar la relación existente
des de agua contenidas en este envase
entre la Luna y el cráneo. En el México
globular, y en el plano teogónico a las eda-
central se sacrificaba a la mayor parte de
des sucesivas de la diosa (Girard, 1949,
las víctimas por cardiectomía, y la cabeza
vol. II: 464).
sólo se separaba del cuerpo después de la
A este respecto podemos añadir, que en el
muerte del individuo (…). Este trato se apli-
Códice Borgia, la Luna aparece representada
caba principalmente a las representacio-
como un recipiente óseo que contiene agua en
nes de las diosas Xilonen y Toci, sacrifica-
las láminas 10, 18, 50, 55, 58, 59 y 71, lo que
das respectivamente durante las fiestas
ratificaría este vínculo del agua con la Luna
Uey Tecuilhuitl y de Ochpaniztli (CF, II:
como cráneo o contenedor óseo de agua.
105, 120). Las connotaciones lunares de
La diosa del agua aparece representada en
estas diosas y de estos rituales ya han sido
destacadas
por
varios
otras láminas del Códice Borgia, como son: 20,
autores
23, 24, 26, 28, 41, 43, 51, 53, 57, 60, 65. No
(Soustelle, 1979 [1940]: 106, 115; Gonzá-
obstante la cantidad de contextos en los que
lez Torres, 1975: 74-75, 96-97; Graulich,
esta diosa aparece en estas láminas, quere-
1981: 79, 83; 1987: 405).
mos destacar su presencia como regente del
Ahora bien, en la mitología indígena, la
signo de la 1 Ácatl, 1 Caña o carrizo de la par-
diosa de la luna es con frecuencia una divi-
te inferior de la lámina 65 (Fig. 3). Los días de
nidad decapitada (Olivier, 2004:77).
esta trecena son 1 Ácatl, 1 Caña o Carrizo, 2
El cráneo es asimismo un contenedor de agua,
Océlotl, 2 Jaguar, 3 Cuauhtli, 3 Águila, 4 Coz-
vinculado con la femineidad y la gestación por
cacuauhtli, 4 Buitre o Águila de collar, 5 Ollin, 5
lo que entre los chortíes, la Luna se concibe
Movimiento, 6 Técpatl, 6 Pedernal, 7 Quiáhuitl,
como un cántaro que se llena y se vacía,
7 Lluvia, 8 Xóchitl, 8 Flor, 9 Cipactli, 9 Lagarto,
según Rafael Girard, y se personifica en la dio-
Cocodrilo o Caimán, 10 Ehécatl, 10 Viento, 11
sa del rostro blanco Ixchel:
Calli, 11 Casa, 12 Cuetzpalin, 12 Lagartija, y
En concepto chortí, la luna se asemeja a
13 Cóatl, 13 Serpiente. Cabe señalar que esta
un cántaro gigantesco, lleno de agua que
trecena inicia y con dos signos que pertenecen
al derramarse queda vacío, pero luego se
a la columna inicial del cuarto del Tonalpohualli
va llenando de nuevo. Las diferentes fases
del Este, y son los signos Ácatl y Cóatl, esta
lunares corresponden a distintas cantida-
orientación cósmica se asocia con la región de 38
Fig. 3. Parte inferior de la lámina 65 del Códice Borgia, 1898.
la abundancia, y del Agua, Atl, signo que tam-
porque tiene una mancha roja de sangre del
bién pertenece a esta columna, junto con los
autosacrificio, en la sien. El sacerdote tiene en
signos Ollin, Movimiento, y Cipactli, Lagarto.
la mano izquierda el haz de flechas, mientras
Sentada en el teoicpalli, en el lado derecho de
que extiende su mano derecha. Probablemen-
la escena, a diferencia de las representaciones
te la diosa exige un haz de flechas como ofren-
anteriores, la diosa no indica ni porta, aquí ex-
da, y en un segundo tiempo, el sacerdote se lo
tiende su mano derecha, gesto que puede se-
ofrenda. El conjunto de flechas ha sido elabo-
ñalar que provee o que exige, mientras que
rado con carrizos o cañas, como las dos cañas
cruza su brazo izquierdo sobre el pecho. Por
que simbolizan al signo Ácatl, con el que inicia
encima de su mano abierta vemos un haz de
la trecena que preside la diosa, sólo que en
flechas, tlacochtli, como el que porta el sacer-
esta representación no aparecen los dardos
dote tlamacazqui que se encuentra de pie, al
que caracterizan a las flechas, pero todo el
final de una corriente de agua que brota de la
conjunto indica que se trata de astas de fle-
diosa. Sabemos que se trata de un sacerdote,
chas con plumas de águila. 39
En medio de la corriente de agua, vemos co-
pecto al observador, vemos un objeto cuadran-
rriendo en su superficie, a una sacerdotisa de
gular, probablemente una caja de piedra, o de
la diosa, pues lleva una falda igual a la de ésta.
barro blanco, que al parecer tiene una tapade-
Sólo que tiene el cabello suelto, largo y despei-
ra, pues ésta sobrepasa ligeramente la parte
nado, no tiene quechquémitl, pero porta en una
inferior de la caja. En la unión de ambas par-
de sus manos una correa de placas o teselas
tes, vemos un círculo amarillo con un centro
de jade, y en la otra mano lleva un pequeño
rojo que engarzan tres plumas ocres verdosas,
penacho engarzado en una banda de cuero
con un bastoncillo. Estas son muy probable-
roja, con un plumón azul. Este penacho está
mente las ofrendas que se hacen a la diosa
formado por plumas cortas amarillas de las que
durante su trecena, y los lugares de su culto,
sobresalen algunas plumas más largas colore
en los que habita: las corrientes de agua, y el
ocre verdoso, junto con una vara en forma de
lugar de la oscuridad.
bastoncillo, o de espiga. Por detrás de la sa-
Conclusiones
cerdotisa vemos una caja anaranjada cóncava,
De todo lo anterior, concluimos que la diosa
con un rectángulo rojo al centro. La caja está
del agua, la de la falda de jade, Chalchiuhtli-
amarrada con una soga blanca, misma que
cue, personifica las corrientes de aquélla,
puede servir para que el contenido de aquélla
cuando es regente del signo Cóatl, pues éste
no se esparza, o bien, puede indicar que se
aparece representado cubierto de teselas del
trata de un objeto destinado al sacrificio.
mismo material que califica la falda de la diosa,
Por encima del conjunto que acabamos de
como si este signo materializara el concepto
describir tenemos al centro de la lámina, una
de corriente de agua o su superficie. Por otra
casa representada de frente. Esto es importan-
parte, cuando la diosa es una de las deidades
te, pues de esta manera podemos ver el inter-
de la Noche o Novenos, aparece vinculada al
ior de la aquélla. El interior de la casa es gris
signo Miquiztli, Muerte, representado por un
oscuro con puntos negros, lo que indica que se
cráneo, hecho que no es fortuito, pues el
trata de oscuridad. La oscuridad se asocia con
cráneo se asocia con la Luna, las divinidades
la femineidad y la noche, con el origen y con
femeninas de la fertilidad como lo es Chal-
las aguas intrauterinas que vinculadas con la
chiuhtlicue, y puede tener connotaciones de
tierra, se asocian en la imaginación simbólica
recipiente contenedor de agua. Finalmente, la
con el interior de las cuevas, entrada al infra-
diosa del agua aparece como regente de la tre-
mundo. Del lado izquierdo de la casa, con res40
cena 1 Ácatl, que finaliza con un signo que
Girard, Rafael
guarda la misma orientación cósmica que el
1949
signo Carrizo, y es Cóatl, con el que termina la
México, Antigua Librería Robledo.
Los chortís ante el problema maya,
trecena, pero en ésta también aparecen los signos Ollin y Cipactli de la misma orientación,
Olivier, Guilhem
mientras que el signo Atl, parece personificado
2004 Tezcatlipoca, burlas y metamorfosis de
por la diosa misma de quien emana una co-
un dios azteca, México, FCE.
rriente de agua, en donde parece demandar como tributo el haz de flechas hechas de carri-
Sahagún, fray Bernardino de,
zo. La ofrenda de flechas es llevada a cabo por
2003 [1578] Historia General de las Cosas de
el sacerdote tlamacazqui, mientras que una
la nueva España, Madrid, Ediciones Promo Li-
sacerdotisa porta ofrendas de hade y de plu-
bro.
mas en sus manos. Seler, Eduard,
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Códice Borgia 1898
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Dupey, Élodie 2011 “Pintura corporal en las divinidades nahuas”, México, Conferencia en el Museo Nacional de Antropología e Historia, 31 de octubre.
Durán, Fray Diego. 1980 [1576-1578]
Mitos y fiestas de los anti-
guos mexicanos, México, Editorial Cosmos.
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Sesiones del Seminario
Miembros del Seminario Mtra. Marina Anguiano y Arqlgo. Enrique MĂŠndez Torres
Dr. Alejandro Villalobos
Mtra. Naoli Victoria Lona 42
Invitación a publicar Se invita a todos los investigadores interesados en temas relacionados con Tlaloc y demás deidades de la lluvia y la fertilidad a enviar sus artículos de no más de 15 cuartillas, en letra Arial a 12 puntos, interlineado 1.5. Las imágenes se mandaran por separado en resolución de 300dpi. Se aceptará un máximo de 10 imágenes. Todas las imágenes se llamaran Fig. y deben estar referidas en el texto. Los subtítulos deberán ir en negritas en minúsculas. Todas las figuras deben tener su respectivo pie de foto y autoría. Las citas tendrán el formato Oxford. Ej. (Maudslay, 1886:22 ) Toda correspondencia deberá dirigirse a la Dra. María Elena Ruiz Gallut al Instituto de Investigaciones Estéticas, Circuito Mario de la Cueva, s/n. Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México D.F. Tel. 5622-7547 Fax. 5665-4740. De igual manera los artículos podrán mandarse a las siguientes direcciones electrónicas: seminario.tlaloc@gmail.com.
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