TLÁLOC ¿QUÉ? Boletín del Seminario El Emblema de Tláloc en Mesoamérica
Año 3
N° 10
Abril-Junio 2013
2
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO José Narro Robles
Las opiniones expresadas en Tláloc ¿Qué? Boletín del
Rector
Seminario El Emblema de Tláloc en Mesoamérica son responsabilidad exclusiva de sus autores.
Estela Morales Campos
Tláloc ¿Qué? Boletín del Seminario El Emblema de Tla-
Coordinadora de Humanidades
loc en Mesoamérica es una publicación trimestral del Proyecto El Emblema de Tláloc en Mesoamérica, del
Renato González Mello
Instituto de Investigaciones Estéticas de La Universidad
Director del Instituto de Investigaciones Estéticas
Nacional Autónoma de México, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México
María Elena Ruiz Gallut
D.F. Tel. 5622-7547 Fax. 5665-4740.
Titular del proyecto
seminario.tlaloc@gmail.com
María Elena Ruiz Gallut América Malbrán Porto Enrique Méndez Torres Editores América Malbrán Porto Certificado de reserva de derecho al uso exclusivo
Diseño editorial
del título, Dirección General de Derechos de Autor, Secretaría de Educación Pública, número
( en
Consejo Editorial:
trámite ) . Certificados de licitud de título y de con-
Jorge Angulo Villaseñor
tenido, Comisión Certificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, Secretaría de Gobernación,
Marie-Areti Hers
números, ( en trámite ) , ISSN ( en trámite ) .
Alejandro Villalobos Patrick Johansson K.
Portada y viñeta: Lámina 35 Códice Vindobonensis Mexicanus 1 (facsimile). The Trustees of the British Museum. 1825-1831 .
3
CONTENIDO Presentación
p. 6
Presencia Katunesca en la Historiografía de Chalcatzingo. Revisión de los hechos, después del difamado o mal comprendido Katún 13 Jorge Angulo Villaseñor
p. 8
Principales deidades del agua y sus festividades entre los mexicas Ivon Cristina Encinas Hernández
p.18
Tláloc América Malbrán Porto
p. 41
Sesiones del Seminario
p. 52
4
5
PRESENTACIÓN Este segundo número del año se integra por los siguientes tres trabajos: Luego de las múltiples menciones que se dieron alrededor del mundo sobre el final de uno de los grandes períodos del calendario maya, Jorge Angulo Villaseñor retoma el tema de las periodicidades en su artículo titulado Presencia Katunesca en la historiografía de Chalcatzingo. Revisión de los hechos después del difamado o mal comprendido Katún 13 en el que presenta, a manera de una cuenta del tiempo coincidente con la maya, una historia crítica que, desde su conocimiento y experiencia, han tenido de los trabajos del mencionado sitio prehispánico. La idea sirve también como marco para reflexionar sobre el rumbo que toma hoy la sociedad. El funcionamiento del calendario mesoamericano es la base para el artículo de Ivon Cristina Encinas Hernández que presenta, a manera de resumen, aquellas celebraciones que se vinculan con Tláloc y otras entidades sagradas alrededor suyo. El texto Principales deidades del agua y sus festividades entre los mexica resalta la importancia de ofrecer un culto de naturaleza casi permanente, que contemple todos los aspectos vinculados con el agua, sus distintas manifestaciones y sus múltiples repercusiones sociales, económicas y religiosas- en la vida de los mexica. Tláloc es el nombre que congrega mayoritariamente los afanes de nuestro proyecto. Por ello América Malbrán ha designado así su texto, en el cual, en primera persona, es el dios mismo que se nos presenta. De tal forma, con información que la autora obtiene de distintos documentos, en los que incluye por supuesto los datos de fuentes escritas por misioneros y cronistas, Tláloc “nos habla” de sus características y rasgos físicos, así como de las fiestas en las que se le rendía culto. La utilización de imágenes provenientes de diversos soportes, como cerámica y códices, se utilizan para enfatizar tales aspectos, además de señalar los nexos con otras deidades del panteón mesoamericano. Esperamos disfruten de este número de nuestro Boletín.
María Elena Ruiz Gallut
6
7
PRESENCIA KATUNESCA EN LA HISTORIOGRAFÍA DE CHALCATZINGO Revisión de los hechos, después del difamado o mal comprendido Katún 13 Jorge Angulo Villaseñor 1
L
as posibilidades de un trágico fin del mundo, que falsamente se le atribuía a pronósticos del Calendario Maya para el 25 de diciembre del 2012, pasaron con gran decepción para algunos fatalistas o con cierto desconcierto para quienes esperaban que el cambio de un
fin de periodo calendárico trajera acontecimientos notables o más contundentes en un solo día, sobre las desventuras que confiaban ocurrirían en México y en todo el mundo, como se expresé antes (Angulo 2012). Dejando para la última parte de este escrito las perspectivas de cambios negativos tanto como positivos que se esperaban y que ahora se comienzan a vislumbrar en México, tanto como en el mundo entero, se inicia esta correlación del Calendario Maya (medido en katunes) con los trabajos arqueo1. Profesor investigador Dirección de Estudios Arqueológicos, Instituto nacional de Antropología e Historia 8
lógicos que se han efectuado en Chalcatzingo,
Chán (1955) realiza exploraciones sobre la la-
espectacular sitio, patrocinados por los gobier-
dera baja al norte del acantilado, en donde en-
nos federales de cada época.
cuentra dos montículos cuyo recubrimiento de
Las relaciones entre el sistema de la cuenta
piedras labradas había sido removido, desde el
maya en katunes, muy en boga en el año
siglo XVII, para edificar la Hacienda-Convento
2012, fue coincidente con la historia del conoci-
de Montefalco, convertido a finales del siglo
miento arqueológico de Chalcatzingo, que se
XIX en una sede del Opus Dei. Esa fue la épo-
inició a consecuencia
de una tromba o
ca en la que Miguel Alemán era presidente de
“serpiente de agua”, como la llamaron los habi-
la República y el Arq. Ignacio Marquina, direc-
tantes de ese pequeño pueblo, en 1932, dejan-
tor del INAH.
do al descubierto el famoso relieve de “El Rey”
Había pasado otro katún más, o veinte años
y otros grabados en las rocas apiladas sobre el
después, de las exploraciones de Piña Chán
acantilado del cerro de la Cantera. La respues-
cuando, con un proyecto interinstitucional IN-
ta oficial a la denuncia de una vecina del lugar,
AH-Universidad de Illinois, dirigido por David
la efectuó la historiadora Eulalia Guzmán quien
Grove, en colaboración con los arqueólogos
trabajaba en la Secretaría de Agricultura y Fo-
Angulo y Arana, del entonces incipiente Centro
mento Industrial, años antes de que el Presi-
Regional Morelos-Guerrero del INAH, conduje-
dente Lázaro Cárdenas, en 1939, fundara el
ron tres temporadas de exploraciones de cam-
Instituto Nacional de Antropología e Historia.
po y gabinete (Grove 1987). Poco después se
Al recopilar datos, la arqueóloga-historiadora
incorporó M. Morayta como arqueólogo, antes
menciona que uno de los pobladores le informa
de recibirse como etnólogo, y un extenso gru-
que “las lluvias torrenciales los han azotado
po de estudiantes de la Universidad de Illinois,
desde antiguos tiempo… (y confirma que) esa
y otros arqueólogos como Ann Cyphers, Ken-
región del Estado de Morelos está sujeta a per-
neth Hirth y William Fash, que extendieron la
turbaciones ciclónicas… (y que) Una de dichas
investigación mucho más allá del sitio.
trombas, al arrasar… planta, tierra y piedras
Ese tipo de trabajos sentó bases a los plantea-
sueltas, dejó al descubierto por una de las ca-
mientos teórico-metodológicos que, con algu-
ras, una enorme roca”
(Guzmán 1934: 237-
nas adendas y “corrigendas”, han servido
251). En esa enorme roca está grabado el co-
académicamente, como modelo vigente para
nocido relieve de “El Rey”.
otras exploraciones en el país.
Veinte años o un Katún después, Román Piña
Durante ese periodo sexenal en el que Luis 9
Echeverría fue presidente de la República, el
la Institución, a pesar de la oposición de los
Instituto Nacional de Antropología e Historia
arqueólogos y antropólogos de base, que fue-
estuvo dirigido por Guillermo Bonfil quien, si-
ron limitados. Cabe señalar que esos periodos
guiendo la trayectoria trazada por el Dr. Euse-
de adversa conducta de los directores del
bio Dávalos Hurtado (el mejor director que ha
INAH, coincide con los dos sexenios presiden-
tenido el INAH), formó los Centros Regionales
ciales conocidos popularmente como “la doce-
en los diferentes estados de la república y au-
na trágica”
mentó el número de investigadores con plaza
En medio de los dos katunob, Mario Córdova
permanente.
llevó a cabo su propio plan de remozamiento y
Desde el inicio del periodo en el que la presi-
adecuación del sitio, acoplado al afán oficial de
dencia de la república estuvo dirigida por Car-
atraer turismo a Chalcatzingo, puesto que las
los Salinas de Gortari (1992), se crearon Mega
autoridades aprobaron el uso de maquinaria
-Proyectos de arqueología, con el aval de la
pesada para remover grandes volúmenes de
directora del Instituto María Teresa Franco. En
tierra y de maleza que atrapaba las grandes y
esos proyectos abundó el dinero destinado a la
pequeñas rocas que por siglos habían formado
adecuación de sitios y zonas arqueológicas,
parte de una gran explanada sobre la ladera
con la simple idea de habilitar más sitios ar-
en la que se encontraba una serie de relieves
queológicos que atrajeran más turismo y, en
sobre rocas del tipo “Estela” que por primera
consecuencia, se creara un fondo reintegrador
vez, después de 3000 años, salieron a la luz.
que recaudara “fondos revolventes” para la ins-
Con ese inapropiado y nefasto sistema de ob-
titución.
tención de materiales arqueológicos, un tanto
Durante los dos últimos katunes en términos
equivalente a un saqueo autorizado oficialmen-
castellanizados (o katúnob en maya), el INAH,
te, pero académicamente criticado en el ámbito
bajo la tutela de dos elementos totalmente aje-
exterior, por quienes hacen arqueología, los
nos a las premisas en las que se fundó esta
que practican este tipo de depredación acredi-
Institución Nacional dedicada a la investigación
tada, se escudan argumentando haber encon-
y conservación antropológica, el restaurador
trado esos espectaculares relieves, a pesar de
Cedillo y Alfonso de Mariá y Campos (el auto-
haber desnudado y destruido, para siempre,
llamado embajador), exagerando la posición de
evidencias de los cambios geológicos, climáti-
su cargos, otorgaron permisos y promovieron
cos, ecológicos y de la organización social y
obras que generaran dinero, no revertible para
político-religiosa que pudieran haber sido de10
tectados y haber proporcionado más datos para comprender mejor, o aunque sea un poco más, la trayectoria que esa cultura fue dejando como testigo material de su desarrollo a lo largo del tiempo, si otro sistema de exploración metodológica se hubiese aplicado, ahora que la tecnología puede rescatar cruceros medio hundidos. Sobran ejemplos gráficos de estas obras encaminadas para que el turista no se esforzara o se “tumbara de panza” para ver el relieve I-B 2, encontrado por Eulalia Guzmán en el acantilado, descrito y estudiado por la misma Eulalia Guzmán, Piña Chán, Grove, Angulo y muchos otros arqueólogos que han escrito sobre éste sin destruir el entorno arqueológico. Es decir, sin tener que mutilar la enorme roca que tapaba la escena grabada en ese relieve y sin comprender, que el cubrimiento de la gran roca fue ocasionado por un deslizamiento de rocas causado por una de las trombas que periódicamente han ocurrido en Chalcatzingo, tal como se explica en la reconstrucción virtual presentada en el Seminario el Emblema de Tlaloc en Mesoamérica (Angulo, Agosto, 2013) (Fig.1). Otro ejemplo de la destrucción de evidencias arqueológicas en beneficio de la visita turística, es la de cubrir el ducto de un arroyo de tempoFig.1. Reconstrucción hipotética de cómo se encontraba la piedra del grabado I-B-2 y el proceso de deslave que ocasionó su colapso. Dibujos Francisco León
ral, que los chalcatzingas del Preclásico Medio trataron de retener en un represamiento (900800 a. n. e) como lo testifican los estudios 11
efectuados por Grove (1987) y por Angulo
toda Mesoamérica (Fig. 3).
(1988). Un remanente que evidencia las labo-
Es evidente que esos trabajos encaminados a
res de esa cultura ancestral, fue tapado y per-
facilitar la visita de un turismo que aprecia más
dido, para que el turista no mojara sus pies al
el paseo por el campo y la comida prometida,
cruzar ese arroyo de intermitentes aguas que
le resulte de poco interés lo ocurrido en las cul-
separaban la terraza 6, donde hay restos de
turas del pasado que visita. Sin embargo, esos
estructuras del Preclásico Superior (700-500 a.
trabajos alteran los remanentes arqueológicos
n. e.) de la Terraza 15, donde se encuentran
que habían logrado subsistir desde la bonanza
estructuras del periodo Clásico con materiales
que tuvieron y les diera fama, culturas como la
teotihuacanos (Fig.2).
de Chalcatzingo que se formó y floreció duran-
Es lamentable que arqueólogos y funcionarios
te el Pre-Clásico Medio y Superior (entre 1200
del INAH, tal vez voraces de obtener fama y
y 400 antes de la era cristiana), y que con al-
fortuna a corto plazo, estén dispuestos a igno-
gunos altos y bajos en su larga trayectoria de
rar o sacrificar los principios básicos de la insti-
cambios cronológicos de la etapa prehispáni-
tución nacional que les da empleo y tomar
ca, continuó ocupando el mismo sitio y logró
esas oportunidades, para satisfacer sus aspira-
irse adaptando a la embestida de la conquista
ciones personales, sin pensar en que sus inter-
religiosa de los
venciones “creativas” falsifiquen o distorsionen
cambios culturales de la Independencia, la Re-
el escueto dato arqueológico que queda como
volución y peor aún, a la agresiva expansión
precedente a futuros trabajos de difusión con
urbano-demográfica que consume todos los
información equivocada. No puede ser más
espacios sagrados que habían logrado perdu-
clara la falsificación de datos que presenta la
rar hasta este final de la cuenta de los katunes
nueva estructura piramidal de planta oblonga,
en la que los mayas sólo daban por terminada
cuyas piedras labradas de la fachada fueron
la cuenta de los días de un ciclo que precedía
desmanteladas desde el siglo XVIII y XIX para
al siguiente periodo calendárico.
construir la hacienda de Montefalco, transfor-
Sin embargo, los cálculos calendáricos de un
mada después en el Opus Dei, que permane-
final de ciclo de 5 125 años, que se iniciaba en
ció en esa forma hasta que, con el nuevo pro-
el 3 113 antes de la era cristiana a la fecha,
yecto de atracción turística, fue convertida en
cuando se cumplía el solsticio de invierno del
una serie de cuerpos escalonados en espiral
2012 en nuestra cuenta calendárica y el final
(del tipo zigurat), como no se ha visto otra, en
del treceavo Katún en el que la falacia de los 12
hispanos, tanto como a los
13
14
mitos modernos les atribuían “un trágico final al
mandar se efectúe la llamada “transparencia”
mundo”. Un final que en la cuenta de los ma-
en los actos políticos y los económicos, que el
yas del periodo Clásico, daba también principio
sistema “democrático” que se dice tiene la Na-
a otro nuevo ciclo de cambios en los que, la
ción, no sólo nos haga creer que el voto que se
metáfora de “lo tupido de los árboles no nos
emite en las elecciones es respetado. Un gru-
dejan ver el bosque”, se aplica a la frecuencia
po consciente de que la verdadera democracia
de actividades que en México y muchas otras
debe ser horizontal y que el pueblo puede de-
partes del mundo comienzan a aflorar, reflejan-
signar a sus representantes y no a los hijos,
do la toma de consciencia de pequeños y aisla-
parientes o amigos que los funcionarios Esco-
dos grupos que se rebelan ante las normas es-
gen.
tablecidas por las anquilosadas estructuras
Pequeños grupos que se han venido liberando
políticas, religiosas y económicas que por cen-
de los prejuicios y normas de las caducas es-
turias, han venido rigiendo en todos los regis-
tructuras del siglo XVIII y XIX que tratan de so-
tros de la historia mundial.
brevivir en los países tercermundistas, aplican-
Muestras de este aspecto positivo en el que se
do parches o “banditas de tela adhesiva” a los
vislumbra una posible madurez intelectual y
conceptos religiosos que prometen paraísos
emocional se observa en pequeñas muestras
postmorten a quienes obedezcan ciegamente
que personas y familias a nivel particular que
sus reglas… en medio de un mundo cada vez
comienzan a instalar células solares para ilumi-
más abierto, explícito y demostrativo, debido a
nar y calentar sus hogares o a utilizar el trans-
las nuevas técnicas de comunicación genera-
porte público, tratando de evitar el uso de au-
cional del tercer milenio.
tomóbiles ostentosos y de otros servicios fa-
No se puede detener esta euforia renacentista
tuos que demandan un gran consumo de los
que comienza a manifestarse al inicio de la
recursos petroleros que, ahora los mexicanos
nueva cuenta de Katunes que daría comienzo
estamos en peligro de perder, en beneficio de
a una nueva etapa o ciclo de vida, tal como lo
los grandes y voraces consorcios internaciona-
dijeron los mayas y no como lo malinterpreta-
les.
ron los fatalistas.
Algunos grupos en todos los niveles sociales y
Se puede ver que en esta nueva cuenta de ka-
económicos que, conscientes de la destrucción
tunes, el mundo de las ideas corre con mayor
del ámbito ecológico creado por los enjambres
rapidez, puesto que las noticias que ocurren en
políticos que se han venido turnando en su
los otros hemisferios del mundo son conocidas 15
casi al mismo momento en que son emitidas,
quieren de un cambio sustancial.
permitiendo la creación de réplicas, comenta-
Ya es tiempo de cambiar los establecidos con-
rios y acomodos circunstanciales que se ex-
ceptos que el triunfo o éxito de una persona se
tiendan a niveles globales, tanto en el campo
mide por el cúmulo de objetos que almacena,
político-religioso, como en el técnico-científico.
las propiedades y enseres de prestigio y de-
Estamos entrando a un mundo en el que, inevi-
más bienes materiales que le proporcionan un
tablemente somos parte de la nueva Revolu-
falso sentido de poder y de libertad que predo-
ción Tecnológica que se ha extendido a niveles
mina entre sociedades en las que ha penetra-
democráticos y que las ideas, conceptos, cono-
do esa propaganda a nivel mundial. Ya es
cimientos y los descubrimientos científicos se
tiempo de comprender que la verdadera liber-
expanden con mayor rapidez, tal como sucede
tad consiste en las posibilidades de crecer y
con los experimentos que se llevan a cabo en
desarrollarse mental y emocionalmente por
la frontera de Francia con Suiza sobre la Coali-
medio de la eterna búsqueda de todo tipo de
ción de Andrones, para entender la energía y
conocimientos y comprensión que podamos
el origen de la materia.
adquirir de la naturaleza a la que estamos inte-
Ya no se puede detener la ruptura de ligamen-
grados y de la que solo formamos una peque-
tos ancestralmente impuestos por los prejuicios
ña o infinitesimal parte.
sociales, económicos y los arraigados fanatis-
Bibliografía
mos religiosos que todas y cada una de las sectas en que se han dividido las religiones
Angulo, Villaseñor Jorge
monoteístas sostienen, en su lucha para atraer
1988 “Siete sistemas de aprovechamiento
adeptos. Sólo se espera que este movimiento
hidráulico localizados en Chalcatzingo”
que se encuentra en el aire, trascienda a nive-
en Arqueología Nº2. Dirección de Monu-
les más generales para que las comunidades
mentos Prehispánicos. Instituto Nacional
propicien los cambios sociales, por dolorosos
de Antropología e historia. México. Pp.
que pudieran ser para quienes, arraigados a
37-72.
las hasta ahora, inamovibles esferas del poder
2013 “No es el mismo Chalcatzingo que vein-
circunstancial al que generacionalmente han
te años después”. Ponencia presentada
estado apegados, comprendan que las estruc-
en el Seminario El Emblema de Tlaloc
turas sociales económicas, políticas y las reli-
en Mesoamérica. Dirigido por la Dra.
giosas son ya tan caducas y obsoletas que re-
María Elena Ruiz Gallut. Animación ela16
borada por Francisco León. Sesiones de Video del Seminario El Emblema de Tlaloc en Mesoamérica. Instituto de Investigaciones Estéticas. Universidad Nacional
Autónoma
de
México.
http://
www.youtube.com/watch? v=PIJZkGnN86s. Grove, David C. 1987 Ancient
Chalcatzingo.
University
of
Texas Press, Austin. Guzmán, Eulalia 1934
“Los relieves de las rocas del cerro de la Cantera, Jonacatepec, Morelos”. En Anales del Museo Nacional de de Ar queología, Historia y Etnografía., Serie Nº5, Vol. 1, Nº2, México pp. 237-251
Piña Chan, Román 1955 Chalcatzingo, Morelos. Dirección de Monumentos Prehispánicos. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
17
PRINCIPALES DEIDADES DEL AGUA Y SUS FESTIVIDADES ENTRE LOS MEXICA Ivon Cristina Encinas Hernández1
E
l hombre no sólo tiene necesidades orgánicas y económicas, también las tiene religiosas y en estas últimas suelen manifestarse sus principales creencias y carestías, así como sus más grandes temores y agradecimientos. En la religión, el ser humano incluye y fun-
damenta los principios y obligaciones morales que se va creando, así como la forma en que puede pedir y obtener el perdón ante el incumplimiento de los dogmas que él mismo también va construyendo. Lévi-Strauss (1972:25) (citando a Fletcher)2 dice que “cada cosa sagrada debe estar en su lugar” y sobre ello añade que esto es, precisamente, lo que la hace sagrada: “…puesto que al suprimirla, aunque sea en el pensamiento, el orden entero del universo quedaría destruido; así pues, contribuye a mantenerlo al ocupar el lugar que le corresponde” (Ibíd.: 25-26). Con base en estas consideraciones es posible entender. en gran parte. la estructura religiosa, en tiempo y espacio, que tuvo lugar entre los mexica, organización dentro de la cual se encontraban delimitados y especificados los ritos de cada deidad reconocida, incluyendo el tiempo propicio, el lugar y las ofrendas necesarias para cada uno de ellos. En el mundo mesoamericano, la vida de los mexica estaba regida por dos calendarios, el Tonalpohualli o cuenta de los días, que era un calendario de 260 días utilizado con fines religiosos, y el Tonalámatl o cuenta de los destinos, que era el calendario basado en la observación del sol, y que tenía por tanto 365 días (360 días normales más 5 días nemontemi o aciagos). El calendario solar, que también ha sido llamado calendario civil, rige el tiempo real, que puede seguirse con la observación del astro rey y corregirse de ser necesario; por su parte, el calendario ritual o adivinatorio, es un calendario estrictamente religioso.
1. Lic. En Arqueología por la ENAH. Programa de Intercambio, Vinculación, Cooperación Académica y Cultura de la Universidad del Tepeyac. 2. Refiriéndose a la obra “The Hako: A pawnee ceremony”, 22nd Annual Report, Bureau of American Ethnology (1900 – 1901), Washington, D. C., 1904, p. 34. 18
El tonalpohualli, en palabras de Duverger
Alfonso Caso dice que se le llamaba también
(1983: 32 y 34) “se basa en la combinación de
Cuahuitlehua o “levantamiento de los postes”;
una cifra comprendida entre 1 y 13, y de un
así como Xilomaniztli, Xilomanaliztli, “ofrenda
signo tomado de una serie de 20. Los números
de jilotes”; o bien Cihuaílhuitl, “fiesta de muje-
y los signos se suceden de manera ininterrum-
res”, como se le nombraba en Tlaxcala. Hay
pida en series paralelas y en un orden inmuta-
igualmente algunas pequeñas variantes de es-
ble. [...] De esta suerte, existen 260 combina-
tos nombres, como Cuahuitleca, Xilomaztli,
ciones originales, repartidas en 20 trecenas, a
Atlacahualo o Atlacahualco (Caso, 1967:35).
partir del día 1 cipactli, y que terminan el día 13
Paso y Troncoso sugiere la traducción de Xilo-
xóchitl. Cada binomio es un tonalli. La palabra
manaliztli, como “haber mazorcas tiernas” o
tonalli quiere decir día y destino”. El tonal-
“estar las mazorcas en leche” (Del Paso y
pohualli, interpretado por los tonalpouhque3,
Troncoso, 1993: 108).
dominaba, como señala Soustelle, todos los
Cecilio Robelo lo nombra Atlacahualco, y lo
aspectos de la vida pública y privada de los
traduce como “en el agua dejada”. También
mexica: se les consultaba ante circunstancias
refiere que Chavero le da el significado de
como nacimientos, matrimonios, partidas de
“cesación del agua” o “en donde se detienen o
comerciantes a comarcas lejanas y la elección
bajan las aguas” (Robelo, 1980: 22). Tozoztontli, consagrado a Tláloc para pe-
de gobernantes. Con los libros sagrados, estos sacerdotes podían prever el futuro (Soustelle,
dir lluvia.
1992:57-59).
De acuerdo con Del Paso y Troncoso se traduo calendario ritual, estaba
ce como “la pequeña velación” (Op.cit.:110).
conformado por 18 meses de 20 días, de los
Según el padre Sahagún, también se hacían
cuales 6 se dedicaron a los dioses del agua.
fiestas a Coatlicue o Coatlan Tona (Op.cit., To-
Tomando como base a Bernardino de Sahagún
mo I: 83).
El Tonalpohualli
Etzalcualiztli, en honor de Tláloc y los Tla-
(1989), los otros 5 meses asociados a las deidades acuáticas eran los siguientes:
loque.
Atlcahualo, cuando se “dejan las aguas”;
El nombre de la veintena, según Paso y Troncoso, significa “comida de poleadas de fri-
se dedicaba a los Tlaloque.
jol” (Op.cit.:115). Los corazones de los sacrificados a los Tlaloque se iban a echar a un re3. Sacerdotes especialistas.
molino que se formaba en la laguna de México 19
(Sahagún, Op.cit.: Tomo I, 87)4.
(invierno) el nivel de las aguas ha descendido considerablemente. Robelo traduce el nombre
Tecuhilhuitontli, dedicado a Huixtocíhuatl. “Fiesta pequeña del señor” (Del Paso y Tron-
como
coso, Op. Cit.:117), la cual posiblemente
aguas” (Robelo, Op.cit.:19). De acuerdo con el
servía, a su vez, como preparatoria para la
padre Sahagún, en este mes comenzaban a
gran fiesta siguiente, Huey Tecuílhuitl.
caer los primeros truenos y las primeras aguas
Atemoztli, “la bajada de las aguas”, ofrecido
“caída
o
descenso
de
las
en los montes. El pueblo y los sacerdotes hon-
a Tláloc y los Tlaloque.
raban a Tláloc y Chalchiuhtlicue (Sahagún,
Paso y Troncoso traduce el nombre como
Op.cit.: Tomo I, 96).
“descenso del agua” (Ibíd.:261), comparando
En el cuadro 1 se pueden observar, según las
que, efectivamente, en esta temporada del año
fuentes históricas escritas en los años siguien-
Cuadro Nº 1. Las festividades de los dioses del agua dentro del Tonalpohualli 1) Atlcahualo (2-20 febrero)
7) Tecuilhuitontli (2-21 junio)
13) Tepeílhuitl (1-20 octubre)
2) Tlacaxipehualiztli (21 febrero-15 marzo)
8) Huey tecuílhuitl (22 junio-11 julio)
14) Quecholli (21 octubre-8 noviembre)
3) Tozoztontli (16-31 marzo) 4) Huey tozoztli (1-23 abril)
9) Tlaxochimaco (12-31 julio)
15) Panquetzaliztli (9-28 noviembre)
10) Xocolhuetzi (1-19 agosto)
16) Atemoztli (29 noviembre-18 diciembre)
5) Toxcatl (24 abril-14 mayo)
11) Ochpaniztli (20 agosto-9 septiembre)
17) Tititl (19 diciembre-7 enero)
6) Etzalqualiztli (15 mayo-1 junio)
12) Teotleco (10-30 septiembre)
18) Izcalli (8-28 enero)
Basado en Laurette Séjourné, 1998: 237. 4.Refiriéndose, muy probablemente, como lo señalan varios autores, a la laguna de Pantitlan 20
tes a la conquista hispana, resaltadas las festi-
nales del mes de septiembre.
vidades dedicadas a los dioses del agua en el
“...siempre que respetemos el orden de su-
Tonalpohualli (meses 1, 3, 6, 7, 13 y 16) así
cesión de las veintenas, Atemoztli, “caída
como una de sus posibles correlaciones con el
de las aguas”, se encuentra en julio, en
calendario gregoriano.
pleno corazón de la estación de las lluvias
Al hablar de las fiestas que están dedicadas a
[...] y si pasamos revista al resto de los
los dioses del agua, es conveniente también
nombres de las veintenas que parecen
retomar algunos planteamientos que a ellas se
evocar fenómenos de la naturaleza tene-
refieren. Para Michel Graulich (1999), por
mos que Toxcatl, “cosa seca”, cae enton-
ejemplo, es posible que los nombres de las
ces en diciembre, en plena estación seca;
veintenas estén aludiendo a fenómenos meteo-
Izcalli, “crecimiento”, coincide con el desa-
rológicos, festejándose así los meses dedica-
rrollo final del maíz; y Ochpaniztli, “barrido”
dos a los dioses de la lluvia entre Atlcahualo,
–y el “barrido” se asocia habitualmente con
“parada de las aguas”, y Atemoztli, “caída de
el viento que barre los caminos, anuncian-
las aguas”:
do la lluvia- se encuentra en abril, o sea al
“A lo largo de estos meses se festejaba a
final por completo de la estación se-
los dioses de la lluvia, los Tlaloque, y parece
ca” (Ibid.:75).
por tanto lógico que los dos nombres se re-
Por su parte, María Teresa Sepúlveda, señala
fieran a la lluvia. Sin embargo, la veintena
que, de las dieciocho veintenas, las ceremo-
Atlcahualo caía en el año 1519 del 13 de
nias de petición de lluvias y las de la fertilidad
febrero al 4 de marzo, antes del inicio de la
de la tierra fueron las más numerosas y de ma-
estación húmeda, y, en cuanto al “mes” Ate-
yor importancia; en el periodo de sequía, cinco
moztli, abarcaba del 10 al 29 de diciembre,
de ellas estaban dedicadas a propiciar a las
o sea, la plena estación de secas” (Ibid.:74-
deidades del agua; en otras cuatro, estos
75).
númenes aparecen en segundo lugar, ocupan-
Es sumamente interesante la propuesta de
do el primero los “dioses de la fertilidad, de los
Graulich, en la cual, a partir de su reconstruc-
mantenimientos
ción de un año “ideal”, situará entonces a Atl-
1983:57).
cahualo al final de la estación de lluvias de tal
La presencia de los dioses del agua era en
forma que la fiesta propiamente dicha, es decir,
realidad necesaria durante todo el año, pero de
el vigésimo día de la veintena, se situaría a fi-
acuerdo con la abundancia o escasez del vital 21
y
del
maíz”
(Sepúlveda,
líquido se fueron definiendo las ceremonias en
se reseñan a continuación:
su honor. Cada dios tiene sus templos y ritos, y
1) El ciclo de la estación seca, que consistía
en ellos se celebran sus fiestas específicas,
principalmente en los sacrificios de niños que
pero durante el resto del año su culto no se
se hacían en los cerros de la cuenca. En este
abandona .
periodo caía la fiesta del inicio del año mexica,
Johanna Broda, buscando concordancia entre
“Atlcahualo”.
el ciclo de las siembras y las temporadas de lluvias y secas, sostiene que las fechas clave
2) La fiesta de la siembra en “Huey Tozoztli”,
del ciclo agrícola eran las siguientes:
seguida 40 días más tarde por la fiesta del
“el inicio del año calendárico mexica
maíz tierno y la celebración de las aguas plu-
(febrero 12); la siembra (abril 30); el apo-
viales en “Etzalcualiztli”, y por la fiesta del agua
geo de las lluvias y del crecimiento del
salada del mar en “Tecuilhuitontli”.
maíz (agosto 13), y la cosecha (octubre 30). En estas fechas, en el calendario
3) La cosecha y el inicio de la estación seca,
mexica se programaban significativos ritos
celebrados mediante el culto de los cerros y
que pueden ser analizados con gran deta-
los
lle. Se trata de las fiestas Atlcahualo, Huey
“Tepeílhuitl”; 60 días más tarde se repetía, en
Tozoztli,
“Atemoztli”, el culto de las imágenes de los ce-
Tlaxochimaco
y
Tepeíl-
huitl” (Broda, 2000: 51).
dioses
del
pulque
en
la
fiesta
de
rros en conmemoración de los muertos.
Estas mismas fiestas son parte de la estructura
Como puede observarse, las fiestas celebra-
calendárica requerida para conservar o al me-
das en los meses dedicados a los dioses del
nos intentar salvaguardar el sustento necesario
agua no sólo están estrechamente ligadas a la
y, como toda estructura, cada una de sus par-
agricultura, y de estos dioses depende la suer-
tes, en este caso cada mes o fiesta, está inter-
te del maíz, sustento alimenticio del hombre,
relacionada con las demás en una continuidad
sino que además, los ritos en ellos celebrados,
que incluye ritos para todas las deidades re-
constituyen una parte importante y sustentante
queridas para mantener el orden y la relación
de la religión y la base económica de la socie-
entre el hombre y la voluntad divina.
dad mexica.
De acuerdo con Broda (Ibíd.:52), es posible
El calendario ritual mexica constituye un siste-
distinguir tres grupos de fiestas que se hacían
ma económico-religioso estructurado, por lo
a los dioses de la lluvia y del maíz, los cuales
que, siguiendo las características básicas del 22
estructuralismo de Lévi-Strauss, “cualquier mo-
Debe ser posible prevenir de qué manera
dificación de cualquiera de sus elementos re-
reaccionará el modelo en caso de que se
4
percute en todos los otros” (Corcuera de Man-
modifique alguno de sus componentes; y
cera, 2005:205). Siendo así, por ejemplo, que
El funcionamiento del modelo debe dar
una “falla” o “falta” en los ritos propiciatorios de
cuenta de todos los hechos observados.
la lluvia, repercutirá en las demás fiestas, dedi-
El sistema de culto a los dioses del agua se
cadas a la deidad que fueren, pues dioses co-
conserva y enriquece al estar presente en los
mo los de los mantenimientos, como Xillonen,
diferentes momentos que la labor agrícola lo
por citar alguno, venerada durante el mes
requiere: en síntesis, desde la preparación del
Huey Tecuílhuitl, sin agua no podrían ofrecer
suelo y la siembra hasta la cosecha. Ahora
sustento alguno a los hombres.
bien, si no hay rito, no hay agua, o bien, ante el
Como he señalado, el calendario ritual mexica
temor del incumplimiento, se podrán interpretar
constituye un sistema y las fiestas a los dioses
como castigos muchas otras circunstancias. El
del agua serían elementos de su estructura,
hombre debe prever el rito, y estar preparado
pero también, en conjunto, pueden entenderse
también para el momento en que lo realice, en
como otro sistema, pues estos elementos
el cual no deberá faltar ninguno de los elemen-
están completamente interrelacionados.
tos para ello concebido, como por ejemplo la
Si continuamos con las demás características
sangre de niños, con la cual nos dice el padre
básicas del modelo estructuralista de Lévi-
Sahagún que se cubrían las ofrendas en lo alto
Strauss, veremos que bien podemos estable-
de los montes, y para lo cual se llevaban uno o
cer una correlación con éstas. Siguiendo a
dos niños de más por si la dispuesta no alcan-
Corcuera de Mancera (ídem.), los otros puntos
zaba. El funcionamiento de este sistema, en
fundamentales de este modelo son:
general, sería claramente visible con el logro
Es un sistema que se conserva o enriquece
de la cosecha, y la interdependencia entre to-
por el mismo juego de transformaciones de
dos los elementos de esta estructura sería muy
sus partes;
clara, pues si fallara uno, no habría garantía en la finalidad de los sucesivos. Continuando con las ideas de Corcuera de
4. En su capítulo X, “Las estructuras, un modelo integrado”, la autora presenta, de manera sintética, el modelo particular de estructura que interesa a Lévi-Strauss. Sonia Corcuera de Mancera, Voces y silencios en la historia, 2005, p. 205.
Mancera, considero que el estructuralismo nos permite conocer y entender el sistema de festividades a los dioses del agua que tenían los 23
mexicas, más no por ello dejo de lado que todo
Dentro de la religión mexica, en medio de una
sistema, por más sólido que parezca, puede
mezcla de espiritualidad y sacrificios humanos
verse afectado por factores externos, no con-
o “asesinatos rituales”, como los nombra la ar-
cebidos en el modelo original, y por ende re-
queóloga francesa Laurette Séjourné (Op.cit.),
quiera de cambios o incluso deje de funcionar:
que nos pueden ser muy difíciles de entender,
“Estas restricciones plantean […] ciertos
la magia y la religión se unen para separarse
problemas difíciles de resolver porque, aun-
en fuerzas divinas con atributos reconocibles.
que quieran, no pueden hacer a un lado los
Dioses como Tláloc y Huehuetéotl aparecen
llamados procesos temporales, o sea, las
desde el periodo preclásico. Poco a poco, al
cosas que simplemente suceden, incluyen-
irse organizando la religión de manera más
do los hechos que erosionan o que modifi-
institucional, podemos considerar la presencia
can lentamente las estructuras. Tampoco
de la clase sacerdotal, que al ataviarse a la
pueden ignorar la continua irrupción acci-
manera de alguna deidad, aseguraba con ello
dental de acontecimientos exteriores que
el control de los aspectos o fuerzas naturales
[…] con su presencia, vienen a sacudir los
por ésta regidos dentro de un contexto de ma-
conjuntos en apariencia más estables y me-
gia imitativa; así, por ejemplo, un sacerdote
jor estructurados” (Ibíd.: 205).
con la indumentaria propia del dios del agua, podía propiciar la lluvia. Los niños ataviados como Tlaloque, se convertían en ese momento
Los dioses del agua en el México prehispánico
en la personificación de los ministros de Tláloc. Las deidades de la fertilidad eran veneradas
Las evidencias históricas y arqueológicas nos
en el valle de México desde muchos años an-
muestran que la religión en Mesoamérica era
tes de las invasiones de las tribus nómadas
la principal institución normativa de la moral
provenientes del norte, acontecidas en el siglo
social, por lo que las deidades del México pre-
XII y entre las cuales venían los aztecas, y en
hispánico constituyeron uno de los ejes princi-
adelante seguirían siendo muy importantes en
pales alrededor de los cuales se desarrolló la
la religión azteca - mexica, pues de los favores
economía. Estos regían los aspectos más im-
de éstos no es posible prescindir, ya que del
portantes de los pobladores, tales como la agri-
agua y el alimento depende la vida de los hom-
cultura, la guerra o los días propicios para dife-
bres. En los siglos subsecuentes tuvo lugar
rentes actividades.
una transformación de estos grupos nómadas 24
en comunidades agrícolas, así como una asi-
Tlaloque-Tepictoton, Opochtli, Nappatecuhtli,
milación religiosa que elevaría, a un nivel supe-
Yauhqueme,
rior, dos líquidos vitales deificados: agua y san-
Ehécatl; y las deidades femeninas Chalchiuh-
gre, como pilares de la vida económica y reli-
tlatonan, Chalchiuhtlicue, Matlalcueye, Huix-
giosa de los mexicas. Lluvia, vida y fertilidad
tocíhuatl y Zapotlatenan (Nicholson, 1971, Ta-
conformaron un sistema de deidades insepara-
bla 3).
ble, coexistente e interdependiente. De este
El Complejo Tláloc puede ser entendido como
grupo de dioses se describen brevemente a
un sistema que requiere de los dioses de la
continuación los relacionados con el agua en
lluvia, la agricultura y la fertilidad, como ele-
sus diferentes manifestaciones:
mentos necesarios de su estructura, ya que
En términos generales, las deidades masculi-
dependen y se interrelacionan unos con otros.
nas del agua son Tláloc y los Tlaloque: las
Y sin uno, son insuficientes las facultades de
aguas verticales y fecundantes. Tláloc, “el que
los otros.
hace germinar”, provee de lluvias, buenas o
Ahora bien, importantes descripciones sobre
malas, y es también deidad del rayo; es ayuda-
las deidades del agua pueden leerse en los
do por los dioses de la lluvia Tlaloque que vi-
escritos de algunos evangelizadores del siglo
ven en la cumbre de las montañas y en las
XVI, como son las narraciones de los frailes
cuevas. Las deidades femeninas son Chal-
Bernardino de Sahagún, Diego Durán y Toribio
chiuhtlicue y Huixtocíhuatl: las aguas horizon-
de Benavente Motolinia, las cuales se retoman
tales. Chalchiuhtlicue, “la que lleva una falda
a continuación con el fin de entender más ade-
de jade”, compañera de Tláloc, reinaba sobre
lante una parte del porqué de las ofrendas que
las aguas dulces y también era divinidad de la
se les rendían, así como para poder enlistar
montaña; y Huixtocíhuatl, “la señora de la sal”,
los tipos de ofrendas propios de este grupo de
controlaba las aguas de los lagos salados y del
dioses.
Tomiyauhtecuhtli
y
Nahui-
mar. Si se toma como base la clasificación de Ni-
Tláloc
cholson sobre las deidades mayores del perio-
Tláloc era deidad de las lluvias fecundantes;
do clásico tardío en comunidades hablantes
con ellas regaba la tierra. También enviaba el
del náhuatl, el “Complejo Tláloc”, que a su vez
granizo, los relámpagos, los rayos, y las tem-
forma parte de la división lluvia-agricultura-
pestades del agua, así como el peligro que se
fertilidad, está integrado por los dioses Tláloc,
corría de morir en los ríos, lagos y mar, o por 25
causas relacionadas con el agua. Su caracteri-
sentaciones hermanas. Casi rasgo por rasgo
zación iconográfica fue tan extendida, que, co-
se corresponden una y otra. Iguales son en as-
mo ha señalado Henry B. Nicholson (Ídem.), se
pecto y en significado” (Nuño, 1996:17 y 26).
convirtió en el miembro mejor conocido de una
Durán (1984) lo menciona como un “dios” al
extensa familia de deidades de la fertilidad de
cual tenían gran veneración y temor en toda la
la lluvia, íntimamente interrelacionadas.
tierra, tanto los señores como los reyes
Siguiendo a Bonifaz Nuño, los rasgos físicos
(entendamos el vocablo occidental rey como
de Tláloc son evidentemente reconocibles: “…
referente al tlatoani) y la gente común.
siempre, una boca figurada por una banda de
había “dios” más adornado de piedras y joyas
extremos vueltos hacia abajo (comisuras natu-
que Tláloc. Su imagen se encontraba en la
rales de las serpientes), entre los cuales se
parte norte de los templos gemelos, teniendo
acomoda una serie de colmillos figurados en
como vecino, al sur, a Huitzilopochtli, deidad
varias maneras (refiriéndose a la máscara bu-
de la guerra, asociado al color de la sangre.
cal o bigotera, como también se le ha nombra-
El Tláloc al que en su obra se refiere el padre
do); a veces, bajo éstos, lo que pareciera una
Durán, corresponde a una estatua de piedra
lengua bífida; más comúnmente, ojos repre-
con la cara del color de un “encendido fuego”
sentados por aros o por parte de aros
como el de los rayos y relámpagos que caen
(refiriéndose a las también llamadas anteoje-
del cielo; en su cabeza lleva un gran tocado de
ras); en ocasiones, la nariz formada por un re-
plumas verdes; al cuello, un collar de chal-
lieve o una especie de torcimiento salomónico”.
chihuites con una joya engarzada en oro que
Su fisonomía se forma, al mismo tiempo, por
cuelga del medio; en las orejas, unos “zarcillos
dos cabezas de serpiente que se unen de perfil
de plata”; y en las manos y pies, brazaletes y
para cerrarse en un rostro frontal: la lengua
ajorcas de piedras preciosas. En su mano de-
bífida se forma de dos mitades o dos medias
recha llevaba también un “relámpago de palo”
lenguas, una de cada ofidio, como sucede tam-
de color morado y en la izquierda una bolsa de
bién con los ojos y los colmillos, por eso mu-
cuero llena de copal (Durán, 1984:81-82).
chas veces se observa que se inclinan éstos
Por su parte, Sahagún señala que a Tláloc se
hacia los extremos. La máscara bucal es el
le atribuían, además de la lluvia, los truenos,
centro de la doble boca serpentina. Estos mis-
los rayos y el granizo, todas las cosas o man-
mos rasgos los encontramos en el rostro de
tenimientos que se criaban sobre la tierra,
Coatlicue: “…una sola esencia para dos repre-
“todas las yerbas, árboles y frutas”. Era tam26
No
bién el responsable de las tempestades del
día ser causada por romper el ayuno de
agua, y los peligros de los ríos y del mar, y da-
Atamalcualiztli.
ba a los hombres los mantenimientos necesarios para la vida corporal (Sahagún, Op.
Coacihuiztli. Rigidez de la serpiente. Equi-
Cit.:38). Es patrono del campo y la labranza,
valente a la gota, la parálisis y la rigidez.
tanto como dueño de lo que en él se produce.
Atribuido a Tláloc y los Tlaloque. Observa-
Tláloc habita en el Tlalocan, un paraíso por él
ciones: asociadas con el frío, la humedad,
regido que se ubica en las entrañas de la tie-
la violación del ritual para la elaboración del
rra, en medio de las montañas, y en el lado sur
pulque y los vientos que salían de las cue-
del inframundo. Su entrada se oculta entre las
vas.
cuevas. A este lugar llegan quienes sufren una muerte relacionada con el agua, el frío, o el ra-
Atemaliztli. Hinchazón debida al agua.
yo. Aquí vive Tláloc; sin embargo, está presen-
Equivalente al edema, bubas e hinchazón.
te también en el primer cielo, llamado Ilhuícatl
Asociada a Tláloc.
Meztli, donde hace llover las nubes, y también en el octavo, donde crujen los cuchillos de ob-
Atonahuiztli. Fiebre acuática. Equivalente
sidiana y se desatan las tempestades.
a la fiebre intermitente (tal vez sea malaria)
Los dioses del agua también podían enviar en-
Asociada a los Tlaloque. Observaciones:
fermedades a los hombres y eran los únicos
flema en el pecho.
que podían curarlas. Ortíz de Montellano, por ejemplo, menciona diversos padecimientos
Aacqui. Caída de un rayo, intrusión. Equi-
asociados con Tláloc y los Tlaloque y da una
valente a la epilepsia, locura e insania
traducción del nombre otorgado a estas enfer-
(demencia). Asociada a los Tlaloque. Ob-
medades, el equivalente médico de nuestros
servaciones: flema en el pecho, posesión a
días y sus causas, de entre las cuales pode-
través del rayo.
mos citar los siguientes ejemplos (Ortiz de Montellano, 1997: 236-239):
Netlahuitequiliztli. Golpeado por un rayo.
Teococoliztli. Enfermedad del dios o en-
Equivalente a la muerte por un rayo. Aso-
fermedad divina. Considerada por los espa-
ciada a Tláloc. Observaciones: enviado
ñoles como equivalente a la lepra en gene-
también por Chalchiuhtlicue.
ral. Asociada a Tláloc. Observaciones: po27
De acuerdo con el autor citado, estas enferme-
también se echaba al fuego a manera copal
dades parecen tener causas divinas combina-
(Siméon, 2006:164).
das con la exposición al frío o al rayo; es decir
Dora Sierra Carrillo considera que el yauhtli es
que, tienen tanto orígenes divinos como natu-
uno de los elementos simbólicos que en oca-
rales o físicos, y así mismo la curas para con-
siones porta Tláloc: “Algunas veces esta dei-
trarrestar los efectos causados por estos pade-
dad se representa portando en la mano dere-
cimientos, las cuales, por ejemplo, en muchos
cha un hacha, una serpiente o un bastón flori-
de los casos incluían el iztauhyatl y el yauhtli,
do, y en la izquierda una talega o bolsa que
consideradas tanto intercesores divinos, como
contenía el preciado copal […] El hacha y la
agentes adecuadamente “calientes”. La asocia-
serpiente como símbolos del rayo, pertenecen
ción de estas plantas con Tláloc ha sido identi-
a la parte ígnea del universo; las flores que
ficada por varios autores en algunos códices,
aparecen en el bastón son amarillas y segura-
como se verá en los apartados siguientes. Su
mente eran de yauhtli. La naturaleza caliente
uso actual se encuentra asociado con ceremo-
de la planta, y su relación con esos elementos,
nias de petición de lluvia como sucede en algu-
la colocan en el segmento masculino del cos-
nos pueblos del estado de Morelos, por ejem-
mos” (Sierra Carrillo, 2007: 31).
plo, en San Francisco Tepango, donde es
El yauhtli, siguiendo a Sierra Carrillo, es una
común encontrar el yauhtli o pericón sembrado
planta silvestre que “sólo crece y florece en de-
junto a las milpas. Su flor es amarilla y se utili-
terminada época del año (de junio a septiem-
za para dar color a los elotes cuando se hier-
bre)” (Ibid:39) lo cual la relaciona con la tempo-
ven. Los días 29 de septiembre, en los cuales
rada de lluvias. Esta planta “…mientras estu-
se celebra a San Miguel Arcángel, patrón del
viera fresca, adornaba y aromatizaba los espa-
pueblo, con yauhtli se elaboran cruces que se
cios sagrados y las casas. Una vez seca era
colocan en las milpas y puertas de las casas,
molida, y debió de conservarse en bolsas o ta-
ya que se tiene la creencia que esos días el
legas, como las que portaban los sacerdotes y
demonio anda suelto, y con ese amuleto evitan
las que podemos observar en las representa-
que entre en sus propiedades. San Miguel es
ciones de Tláloc, para seguir utilizándose en
el único que puede vencerlo5. El yauhtli
los ritos dedicados a las deidades acuáticas, principalmente” (Ídem.). El yauhtli era sahumado junto con el copal. El
5. Investigación de campo, San Francisco Tepango Morelos, septiembre de 2007.
humo aromático ofrendado recrea las nubes 28
negras de las que caen los rayos que preceden
ser la cima de las montañas, se relacionaba
la lluvia; es decir, que los mismos elementos
con un buen augurio de lluvias.
que se ofrendan a Tláloc, de diferentes mane-
En la obra de López de Gómara se menciona
ras se relacionan y estructuran entre sí.
El
que se sacrificaban un niño y una niña a Tláloc
yauhtli, la niebla, neblina o nubes negras, co-
cada tres años en lo alto de un monte que para
mo la lluvia, los lagos y el rayo, están perfecta-
tal devoción tenían designado con el fin de su-
mente vinculados a las deidades acuáticas.
plicar que no les faltase el agua. El cronista
Por ejemplo, acerca de quienes morían por de-
especifica también que los niños que mataban,
signio del Señor de la lluvia, Soustelle da la si-
“eran hijos de hombres libres y vecinos del
guiente referencia: “Los que habían fallecido
pueblo” a los cuales no les sacaban los cora-
ahogados o por una de las enfermedades cuyo
zones, sino que los degollaban y envueltos en
origen se atribuía a Tláloc (por ejemplo la
mantas nuevas los enterraban en una caja de
hidropesía o las afecciones pulmonares), eran
piedra (López de Gómara, 1997:316).
considerados como distinguidos por el dios,
Claude Kholer, al hablar de los pensamientos
quien los recibía en su paraíso. Cuando un in-
del hombre contemporáneo acerca de la muer-
dio se ahogaba en la laguna que rodeaba la
te, dice que “cuando viene un niño al mundo es
ciudad, su cuerpo era transportado en una lite-
muy tentador especular acerca de su porvenir
ra hasta uno de los pequeños templos llama-
[pues] se construyen fácilmente pronósticos
dos “casas de niebla”, consagrados a los dio-
acerca del destino del recién nacido” (Kholer,
ses del agua y erigidos al borde de los lagos,
1968:29), pero ¿acaso una madre mexica con-
donde se le enterraba con todas las señales de
sideraría la posibilidad de que su hijo fuera sa-
la mayor veneración, porque, se decía, los dio-
crificado? Es realmente difícil concebir que es-
ses Tlaloque habían enviado el alma del aho-
to pudiese haber sido entendido sin sufrimiento
gado al paraíso terrenal” (Soustelle, 1992:88).
y angustia, tanto como lo es considerar que
Otro aspecto relacionado con Tláloc y muy
pudo haber existido gozo o alegría en las fami-
mencionado por distintas fuentes es el sacrifi-
lias de las pequeñas víctimas gracias al signifi-
cio de niños en su honor, aunque con particula-
cado religioso que dicha inmolación tenía.
ridades muy diferentes dependiendo el cronista
Finalmente cabe recordar que, de acuerdo con
al que se remita. Así, por ejemplo, el llanto de
Walter Krickeberg (1961:282-284), el “dios de
los niños en el camino o procesión rumbo al
la lluvia” venerado en Teotihuacan fue el proto-
lugar en que serían sacrificados, como podía
tipo del Tláloc de los mexica, pero que el pri29
mero nombrado tenía un campo de acción mu-
dependería la fortuna de la siembra: lluvias ne-
cho más extenso, ya que era concebido como
cesarias para producir buenas cosechas; llu-
un ser supremo que dominaba todas las fuer-
vias excesivas que las pudrían e inundaban los
zas de la naturaleza: las aguas del cielo y la
campos de siembra;
tierra, las nubes y los rayos y a toda la flora y
heladas y arruinaban los cultivos; y lluvias es-
la fauna.
casas por las cuales las semillas se secaban.
lluvias que causaban
Cada barranca y cada monte, especialmente Los Tlaloque
aquellos donde se juntan las nubes para hacer
Los Tlaloque eran las pequeñas deidades del
llover, era deificado, y de cada uno de ellos se
agua, ayudantes de Tláloc y emparentados con
hacía su imagen. Se consideraba que ciertas
él. “Los entes más pequeños e innumerables
enfermedades, como las originadas por el frío,
se llaman tlaloquetotontli, y eran los pequeños
la nieve, el granizo y el agua, procedían de los
ministros de Tláloc”. Adela Fernández los des-
montes, y que sólo éstos tenían poder para sa-
cribe como la multiplicación de la misma dei-
narlas. Por estas razones, y como parte de un
dad en innumerables identidades que confor-
culto organizado, se realizaban peregrinacio-
man la lluvia o que la producen, habiendo entre
nes a diversos cerros para llevarles ofrendas a
ellos cuatro principales: el rojo, el azul, el blan-
las deidades que ahí habitaban, y de acuerdo
co y el negro, responsables de llevar a cabo
con el dato arqueológico se depositaban prefe-
las labores de Tláloc en los cuatro puntos car-
rentemente en las cumbres y las cuevas.
dinales de los que son guardianes y ministros
En la obra de Sahagún se menciona la deifica-
locales. Al centro de los montes estaban encar-
ción a algunos montes y volcanes como son el
gados de cuidar grandes vasijas llenas de
Iztaccíhuatl, el Popocatépetl, la Malinche, y el
agua, las cuales, al mandato de Tláloc, subían
Nevado de Toluca, a los cuales iban cada año
al cielo y las vaciaban (Fernández, 1992:117-
a ofrecerles sacrificios a los dioses del agua,
118).
sobretodo quienes sufrían padecimientos como
Estos personajes divinos, enanos y corcovados
la gota, el envaramiento o encogimiento de al-
o contrahechos, se ubicaban también en las
guna parte del cuerpo, o se habían visto en pe-
cuatro esquinas del mundo y producían los
ligro de ahogarse. Quienes padecían estos
truenos, relámpagos y tormentas al golpear
males, pedían a los sacerdotes correspondien-
sus ollas con palos para romperlas, y dejar ca-
tes les hicieran las figuras de los montes en
er los diferentes tipos de lluvia, de las cuales
masa hecha con semillas de tzoalli (amaranto), 30
para después ataviarlas como a sus dioses y
nos recuerda que los Tlaloque controlaban el
ofrecerles papel goteado con hule y calabazos
crecimiento de esa básica planta. Sobre esta
donde vertían pulque. A estos cerros de masa
relación, Fernández argumenta que cada Tla-
se les ponían dientes de pepitas de calabaza y
loque es protector de una clase especial de
ojos de frijoles ayocotes y se les vestía con pa-
maíz: la mazorca roja, la negra, la amarilla y la
pel goteado con hule. Otras ofrendas que colo-
azul, y que estos dioses atendían los mensajes
caban dichos sacerdotes frente a las imágenes
de las víboras de cascabel cuando anunciaban
de los cerros eran líneas de mecates sosteni-
la sequía y enviaban entonces a las ranas para
das a varas clavadas en el suelo y con papeles
que con su croar anunciaran las lluvias
goteados de hule colgando de ellas y recipien-
(Nicholson, Op.cit.:414).
tes de calabazas llamadas “tzilacayotli” relle-
Henry B. Nicholson (Ibid.) menciona que, a pe-
nas de pulque (Sahagún, Op.cit.: 60-61 y 74).
sar de la existencia de un sinnúmero de pe-
Otra ofrenda dedicada a los Tlaloque era el sa-
queños Tlaloque, varios de ellos fueron indivi-
crificio de niños, como los que menciona el pa-
dualizados y conocidos por nombres propios
dre Gerónimo de Mendieta que tenían lugar en
como Opochtli, Nappatecuhtli, Yauhqueme y
una antigua laguna de México, posiblemente la
Tomiyauhtecuhtli (Sahagún, Op.cit.: 54-55),
de Pantitlán, a la cual se llevaban a ciertos ni-
mismos que a continuación se describen bre-
ños en una canoa para sumergirlos en un re-
vemente:
molino que ahí se formaba. A estos dioses del
A Opochtli se atribuía la invención de
agua, según el religioso, los pintaban de azul, y
los remos y de los implementos necesarios pa-
en tiempo de seca, para pedir nuevamente por
ra pescar como son las redes y un instrumento
la llegada de las aguas, les hacían muchos sa-
para
crificios (Mendieta, 2002:214-215).
“minacachalli”, y que es una especie de arpón
Michel Graulich dice que “en algún lugar había
de tres puntas; también se considera que fue
una “montaña de nuestra carne” o “de nuestro
el primero en usar redes para cazar aves. Era
sustento”, es decir del maíz. Después de tomar
una deidad venerada por los pescadores y
la forma de una hormiga, Quetzalcóatl logró
gente que obtenía sus productos del agua,
penetrar en ella y robar granos. Más tarde, par-
quienes en su fiesta le ofrecían comida y pul-
tió la montaña con un rayo, pero fueron los
que, así como cañas verdes de maíz, flores,
Tlaloque
del
cañas de humo llamadas “yietl”, copal, una
maíz” (Graulich, Op.cit.: 19-20), con lo que
planta llamada “yauhtli”, maíz tostado y reven-
quienes
se
apropiaron
31
matar
peces
al
que
llamaban
tado al que llamaban “mumuchitl” y que simbo-
prosperidad y riqueza que le había dado; se
lizaba el granizo, atribuido a los dioses del
hacían cantos y danzas y quienes trabajaban
agua; además, los sacerdotes encargados de
el tule se encargaban de ataviar a sus dioses y
su culto les dedicaban cantos y utilizaban es
sembrar juncias en su templo, de barrerlo, lim-
sus ceremonias “unas sonajas que iban en
piarlo, y poner petates y asientos de tule
unos báculos huecos, que sonaban como cas-
(Ídem.).
cabeles” (Ibid.). Esto me recuerda los llamados
Yauhqueme, “el vestido de yauhtli”.
palos de lluvia que aún se elaboran artesanal-
León–Portilla, basado en los Primeros Memo-
mente, y que el sonido que emiten las semillas
riales de Sahagún, lo identifica como un tlalo-
contenidas en su interior evoca la caída de las
que cuyos atavíos consistían en un gorro de
aguas.
papel pintado de color de yauhtli (yyauhpalli yn Nappatecuhtli, cuyo nombre significa “el
iamacal), un capacete (yelmo o casco) de plu-
cuatro veces señor”, era deidad de los que
mas de garza (yyaztatzon) penacho de plumas
hacen por oficio “esteras de juncias” o petates,
de quetzal (quetzalmiavayo), tiras de papel so-
así como “icpales” y
carrizos que llaman
bre el pecho (yyamaneapanal), su maxtlatl
“tolcuextli”, ya que a él se atribuye la invención
también de papel (yyamamaxtli) y sandalias
de este arte. Él hacía que crecieran los juncos
(icac); su escudo con una flor acuática
y las cañas y también producía las lluvias. Los
(ychimalatlacuezonayo), y en una mano su pa-
sacerdotes de Nappatecuhtli, llamados “ixiptla”,
lo de sonajas (ychicavaz yn imac icac) (León-
acostumbraban andar con una jícara con agua
Portilla, 1968:130-131).
en una mano y un ramo (de salce, según Sa-
El fraile Sahagún, al describir los sacrificios de
hagún) en la otra, y con este último rociaban
niños que se hacían en Atlcahualo o Cuahui-
las casas y a las personas, y eran por todos
tlehua, señala que el séptimo lugar donde se
recibidos con gran devoción. De igual forma, el
les llevaba a matar “…era un monte que lla-
esclavo que se compraba para sacrificarlo en
man Yiauhqueme, que está cabe Atlacuihua-
su fiesta y delante de su imagen, el día en que
ya” (actual Tacubaya de acuerdo con León
sería sacrificado, le daban un vaso verde lleno
Portilla). A estos niños se les ponía el mismo
de agua con un ramo de “salce” con el cual
nombre del monte, Yauhqueme, y se les ata-
rociaba a todos cual si echara agua bendita. El
viaba con papeles “de color leonado”: no olvi-
que hacía esta fiesta daba de comer y beber al
demos que el yauhtli es amarillo (Sahagún,
dios y a los que iban con él en agradecimiento
Op. Cit.: 104-105). 32
Yólotl González lo señala, además, como una
labraban la tierra, al momento de sembrar, in-
probable deidad tepaneca asociada a un cerro
vocaban a los “tlaloques y tlamacazques” [Sic],
del mismo nombre, por lo que podría ser un
para que cuidaran la sementera del daño que
auaque o tlaloque importante. De acuerdo con
podrían hacerle “animalejos como tejones, ar-
esta autora, Yauhqueme fue también deidad
dillas y ratas”, y al cabo de siete u ocho días
de los otomíes (González Torres, 1995:207).
que ya había salido el maíz, les llevaban velas
Auaque es el plural de ahua o aua, que signifi-
de cera y copal que encendían en su honor en
ca dueño o poseedor del agua (Siméon,
medio de los sembradíos7. Como puede verse,
Op.Cit.: 44).
los Tlaloque no sólo ayudan a Tláloc a enviar
Tomiyauhtecuhtli. Cecilio Robelo identifi-
las distintas clases de agua a la tierra, sino que
ca a Tomiyauh como una deidad de la embria-
también pueden colaborar en el cuidado de la
guez, cuya fiesta se celebraba en el mes Te-
cosecha.
peílhuitl, y el cual tenía un sacerdote dedicado a su servicio llamado Ometochtli-Tomiyauh
Chalchiuhtlicue
(Robelo, Op.cit.: 643-644). Citando a Paso y
Deidad del agua hermanada con los Tlaloque.
Troncoso, Robelo también señala que llama la
Reinaba sobre las aguas horizontales y dulces
atención que Tomiyauh y Nappatecuhtli, “…
de la laguna, pero también tenía el poder sobre
tengan afinidades con los dioses del vino por
las aguas del mar y ríos para ahogar a los que
llevar sus ministros el nombre de Ometoxtli
andan en ellas, y hacer tempestades y torbelli-
[Sic]: como son los dos patrones de ciertos ve-
nos en el agua, y anegar los navíos y barcas.
getales, podemos inferir que sacaran substan-
Devotas a ella eran todos aquellos que obten-
cias
ían beneficios del agua, o vivían de ella o de
embriagantes
de
las
dichas
plan-
tas” (Ibíd.:644).
sus productos, como eran los que vendían
Finalmente me remito a Pedro Ponce de
agua dulce en canoas o en tinajas en la plaza.
6
León , quien en su Breve relación de los dio-
Su nombre, Chalchiuhtlicue, se traduce como
ses y ritos de la gentilidad, señala que quienes
“la de la falda de jades o falda preciosa”. Adela
6. Pedro Ponce de León, de acuerdo con Ángel Ma. Garibay (Teogonía e historia de los mexicanos: Tres opúsculos del siglo XVI, 1996, p. 17), nació en las cercanías de México. Era hijo de Lucas Ponce de León, indio noble hijo del rey Cuatlatlapaltzin, de Tlaxcala.
7. Obra contenida en: Teogonía e Historia de los Mexicanos: Tres opúsculos del siglo XVI, edición de Ángel Ma. Garibay, 1996, p. 126.
33
Fernández habla de que ella conforma el hué-
en Luna” (González Torres, Op.cit.:59-60).
yatl, “mar”, y por eso el Golfo de México se lla-
Nicholson señala que Chalchiuhtlicue es des-
ma Chalchiuhtlicueyécatl, “morada de la que
crita como la consorte, hermana o madre de
tiene falda de esmeraldas”. Entre sus distintas
Tláloc y que era, de alguna forma, su contra-
manifestaciones se encuentran los siguientes
parte conceptual, además de que su jurisdic-
nombres: Atlatona, “la que brilla en las aguas”;
ción iba más allá del agua al encontrarse ínti-
Acuecuéyotl, “falda de agua”, cuando hay on-
mamente relacionada con las deidades del
das y olas; Ahuic, “a una parte y a otra”, lo que
maíz y la tierra (Nicholson, Op.cit.: 416).
indica que se mueve y muda a todas partes;
Sahagún alude que a Chalchiuhtlicue le pinta-
Apozonálotl, “espuma de agua”, cuando en las
ban la cara de color amarillo y le ponían un co-
rápidas corrientes de los ríos, aparece la espu-
llar de piedras preciosas del que colgaba una
ma; Aticpac calqui cíhuatl, “mujer que tiene ca-
medalla de oro; su tocado era de papel pintado
sa encima del agua” (su casa casi siempre
de azul claro y plumas verdes; llevaba orejeras
aparece cimentada sobre una tortuga que nada
hechas en mosaico de turquesa; su vestido era
en amplias aguas); Atlacamani, “las tempesta-
color azul claro, con unas franjas de las que
des excitadas en el agua”, cuando aparece agi-
colgaban caracoles y usaba sandalias blancas;
tada, alborotada como una gente sin tino; Ala-
en la mano izquierda llevaba una rodela con
coaya, “agua triste”, lagos y lagunas en proce-
una hoja ancha y redonda que se cría en el
so de secarse; Ayauh, “diosa de la niebla”, nu-
agua, llamada “atlacuezona”, y en la mano de-
men de las brumas y vapores; Xixiquipilihui, “la
recha su cetro (Sahagún, Op.cit.:42-43).
que se hace bolsas”, cuando el agua se riza
En la escultura monolítica de Chalchiuhtlicue,
por
procedente de Teotihuacán, y hoy en día ex-
vientos
contrarios,
aunque
leves
(Fernández, Op.cit.: 118).
hibida en el Museo Nacional de Antropología,
Yólotl González recuerda el origen que tuvo
se pueden apreciar, en los bordes de su
esta deidad del agua y lo relata de la siguiente
quechquemitl y enredo, detalles de líneas on-
manera: “Las cuatro deidades, hijas de los dio-
dulantes que pueden simbolizar las olas de
ses primigenios, crearon a esta diosa, al mis-
agua.
mo tiempo que a Tláloc, su esposo. Para alum-
Diego Durán expresa que el agua, personifica-
brar al universo se convirtió en el primer sol.
da como Chalchiuhtlicue estaba presente a lo
Chalchiuhtlicue tuvo un hijo con Tláloc, el que
largo de toda la vida de un individuo “en ella
arrojó a una hoguera de la que salió convertido
nacían y con ella vivían y con ella lavaban sus 34
pecados y con ella morían”; al nacer, los infan-
crecidas y con mazorcas”, a Chalchiuhtlicue,
tes eran llevados a lavar a las diferentes fuen-
cuya celebración dentro de este mes se hacía
tes de agua de acuerdo con su posición social,
en los últimos días, un sacerdote (ministro de
“...a los señores, en fuentes particulares, dipu-
Tláloc) le esparcía yauhtli a sus pies (Sierra
tadas y señaladas para ellos, y a los de menor
Carrillo, Op.cit.: 34).
estado y cuantía, en los riachuelos y fuentes de poca estima. Sobre los cuales lavatorios
Huixtocíhuatl
había grandes ofrendas de joyas, en figuras de
Señora de los salineros; deidad de la sal y de
peces y de ranas y de patos y de cangrejos, de
las aguas saladas. Tras cierto problema con
tortugas y joyas de oro que en ellas echaban
sus hermanos Tlaloque, Huixtocíhuatl fue des-
los principales señores, cuyos hijos en ellas se
terrada a las aguas saladas y ahí inventó la
lavaban [...] Es decir que con ella […] el agua
forma de hacer sal con tinajas. Era la hermana
ayudaba a criar las sementeras y semillas que
mayor de los Tlaloque, aunque según algunos,
ellos comían” (Durán, Op.cit.:171).
como señala Fernández, es hija de Tláloc y
Finalmente cabe señalar que es sumamente
Chalchiuhtlicue. Las aguas adonde es enviada
curiosa la forma en que Durán nos transmite la
Huixtocíhuatl son las ciénegas o lagos de poca
gran cantidad de ofrendas que se hacían tanto
profundidad y que tienen mal olor. Al inventar
a Chalchiuhtlicue como a las demás deidades
la sal se convirtió en la “Señora de las salinas”,
del agua: “Había otras mil niñerías que pudiera
que habita en Ilhuicatl Huiztlan, “cuarto cielo”,
poner sobre los agüeros que fingían del agua
por donde se mueve Venus (Fernández,
[...] como echaban cantarillos, ollejas, platillos,
Op.cit.: 120).
escudillas de barro y muñecas de barro en los
León-Portilla, basándose en los textos de los
arroyos y fuentes las paridas y los enfermos y
informantes del padre Sahagún, y buscando
mil juguetes de cuentecillas” (Ibíd.:174).
una comparación con la deidad de la sal, des-
Dora Sierra Carrillo, retomando a Durán y a
cribe los atavíos de Chalchiuhtlicue de la si-
Ortiz de Montellano, y haciendo énfasis en el
guiente manera: “Su pintura facial amarilla, su
uso del pericón como una de las ofrendas es-
gorro de papel con penacho de quetzal, sus
trechamente relacionadas con las deidades
orejeras de oro. Su camisa con representación
acuáticas, recuerda que en el sexto mes, en la
de agua, su faldellín con representación de
fiesta de Etzalcualiztli, cuando ya se encuen-
agua. Sus campanillas, sus sandalias. Su es-
tran “…las aguas entradas y las sementeras
cudo con una flor acuática, tiene en una mano 35
su bordón de junco”. Este autor retoma tam-
monias y solemnidad acostumbrada, y estaban
bién a Seller (1927, p. 480) para señalar el pa-
el día en mucha devoción, echando incienso
recido de sus atavíos con los de Chalchiuhtli-
en los braseros del templo” (López de Gómara,
cue, atribuyéndolo a que Huixtocíhuatl era dei-
Op.cit.: 316).
dad del agua salada, mientras que Chalchiuh-
Cabe mencionar que Bernardino de Sahagún
tlicue lo era de las aguas dulces (León-Portilla,
señala que la mujer que se sacrificaba en esta
Op.cit.:137).
fiesta era en honor de Xillonen (Sahagún,
Para Nicholson, Huixtocíhuatl era esencialmen-
Op.cit.:93), pero, por otra parte, Durán mani-
te sólo un aspecto de Chalchiuhtlicue cuyo cul-
fiesta que esta diosa tenía tres nombres, sien-
to tenía lugar en aquellas comunidades cerca-
do también conocida como Chicomecóatl o
nas a los lagos de agua salada del Valle de
Chalchiuhcíhuatl (Durán, Op.cit.: 266).
México (Nicholson, Op.cit.: 416). Cabe señalar
León-Portilla, basándose en los Primeros Me-
que lo mismo sucede con Atlatona o Atlanto-
moriales de Sahagún, señala que los atavíos
nan, que igualmente puede considerarse como
de Xillonen, su falda y su camisa, están pinta-
un desdoblamiento de Chalchiuhtlicue, cuyo
dos con flores de agua. Este autor también
ámbito se reduce al agua dulce de las lagunas.
hace referencia a la estrecha semejanza en-
En el mes Huey Tecuílhuitl se celebraba la
contrada por Seller entre esta diosa y Chico-
fiesta en su honor, en la cual “durante diez días
mecóatl (León-Portilla, Op.cit.: 133).
bailaban la mujer que representaba a la diosa y las mujeres que hacían la sal. Al finalizar este
Atlatonan
periodo, y tras velar toda la noche la mujer y
Francisco del Paso y Troncoso menciona que
varios cautivos eran sacrificados en el templo
el nombre de esta divinidad acuática se ha es-
de Tláloc (Ídem.).
crito de distintas maneras, así, por ejemplo,
Ampliando un poco la descripción de esta fies-
Atlatonan significa “nuestra madre de las
ta, se cita a López de Gómara, quien señala
aguas”, mientras que Atlantona, como la nom-
que al celebrarse “se juntaban todos los caba-
bran otros, es “(la que) brilla en las aguas” (del
lleros y principales personas de cada provincia,
Paso y Troncoso, Op.cit.:136).
a la ciudad que era la cabeza; la vigilia en la
De acuerdo con Graulich, Chicomecóatl y
noche vestían una mujer de la ropa e insignias
Atlantonan se contaban entre las divinidades
de la deidad de la sal, y bailaban con ella to-
de la lluvia (Graulich, Op Cit.:326), sin embar-
dos. En la mañana sacrificábanla con las cere-
go, en el planteamiento de Nicholson, Atlato36
nan forma parte del grupo de las diosas ma-
con que pintaban su cuerpo, ambos caracterís-
dres de la tierra y la fertilidad dentro Complejo
ticos de los dioses señalados.
Teteoinnan (Nicholson, Op.cit.:Tabla 3). Por otra
Yolotl González señala que era representado
parte, como ya se ha mencionado en la des-
“con la parte inferior de las extremidades pinta-
cripción de Chalchiuhtlicue, Atlatonan puede
das de azul y con un antifaz negro con circuli-
ser considerada también como una de las ma-
llos alrededor conocido como máscara estelar.
nifestaciones de esta deidad.
En el rostro tenía pintadas figuras semejantes
Yolotl González define a Atlatonan como una
a la del “huacal”; la nuca y la frente llevaban
deidad nahua, protectora de los leprosos y de
adornos en forma de escudo y se la ataviaba al
otros enfermos contagiosos. También retoma
estilo de la gente de Chalman o Chalma. En
de las fuentes históricas que Atlatonan era el
una mano llevaba un escudo con la mitad pin-
nombre dado a la esclava que se sacrificaba
tada de color rojo sangre y en la otra mano un
en el mes Ochpaniztli, después de la imagen
bastón rojo” (González Torres, Op. Cit.: 15).
viviente de Chicomecóatl, y también a una de
Las deidades del agua antes descritas pueden
las cuatro mujeres que se unían a la personifi-
considerarse las más importantes dentro de la
cación de Tezcatlipoca antes de que fuera sa-
cosmovisión nahua, no obstante llegan a tener
crificado (González Torres, Op.Cit.: 15).
ciertas advocaciones, como Coatlicue que es también Coatlicue-Iztaccíhuatl, además de que
Atlahua
muchas veces se les representa en compañía
“El dueño del agua o de las playas de la lagu-
de otras, o bien, para ciertas actividades o fun-
na”. Atlahua era deidad de los nahuas, patrón
ciones como la lluvia, se les relaciona con
de las chinampas o jardines flotantes de Xochi-
otras tantas deidades, como Tláloc con Ehé-
milco (Ídem.).
catl, donde las nubes que harán llover, depen-
Miguel León-Portilla, en su traducción de los
den de que el viento las lleve a donde habrán
Primeros Memoriales de Sahagún, dice que los
de cumplir tal acción.
atavíos de Atlahua, como el rostro ennegrecido
Finalmente cada deidad relacionada con el
con motas como granos de salvia, el escudo
agua, como cualquier otra, tiene su alimento y
con la flor acuática, y el bastón de junco, alu-
su tiempo, y puede ser venerada tanto cotidia-
den a su carácter de uno de los dioses del
na como ocasionalmente. En el mundo pre-
agua (León-Portilla, Op.Cit.:141). A ello puede
hispánico los ritos específicos para cada dei-
agregársele el hule salpicado y el color azul
dad estaban cronológicamente organizados en 37
íntima relación con el ciclo agrícola, pero tam-
Del Paso y Troncoso, Francisco
bién podían repetirse o prolongarse en otro
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40
TLALOC América Malbrán Porto1
S
oy un Dios, los hombres me crearon, no estoy muy seguro de que a su imagen y semejanza... pues me he visto reflejado en los espejos de agua, que yo mismo formo, y no me encuentro pare-
cido con algún humano. Pero eso es lo de menos, soy un Dios y eso sí es importante. Como todos los dioses, soy eterno, hace siglos que me conocen, aunque debo confesar que últimamente me han olvidado un poco, eso es culpa de los hombres que vinieron desde el otro lado del mundo. Aclaro que estoy un poco olvidado, porque todavía hay gente que se acuerda de mi y de mis nombres. Me llamaban de muchas formas... una que me gustaba es Tlamacazqui, que quiere decir “El Dador” o “EL Proveedor Divino”, pues soy yo quien proporciona lo necesario para que se desarrolle la vida sobre la tierra, provoco las lluvias (López Austin, 1994:176; Broda, 1971:251); también me decían Xoxouhqui “El Verde”, “El Crudo”, esto porque gracias a mi intervención es que brotan las plantas y las flores, crecen los árboles, las hierbas y el maíz (López Austin, Ibíd.). Otro de mis nombres es Tlalocatecuhtli y si alguno de ellos te parece muy complicado, puedes llamarme Tláloc. Sí, ya te diste cuenta, soy un dios de la vegetación, pero sobre todo del agua, de la lluvia. Cierto fraile, en uno de sus libros escribió sobre mí... o si lo quieres ver así, sobre aquellos que me adoraban: Escultura de Tlaloc. Sala Mexica Museo nacional de Antropología Foto. América Malbrán 1. Mtra. En Estudios Mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesora en el Colegio de Estudios Latinoamericanos en la misma universidad. 41
...Estos indios (aƒi como los Antiguos Gen-
ro el lugar que más me gusta y al que le puedo
tiles) tuvieron otro Dios, que llamaron Tlalo-
llamar “hogar” es al que llaman Tlalocan. Han
catecuhtli, que quiere decir, Señor del
hecho varias descripciones de mi casa... y has-
Paraíƒo, ó lugar de ƒumos deleites, al cual
ta una pintura ¡Que quedó preciosa! Como no
consagraron Dios de las Aguas, y Lluvias:
había cámaras fotográficas... La pintura está
que ƒi bien ƒe nota, es Neptuno, a quien
en Tepantitla, ahí en Teotihuacan, atrás de la
llamaron Dios del Mar; y es tanta la
Pirámide del Sol... déjame que te la muestre
ƒemejança, que ai entre eƒtos dos dioƒes,
(Fig. 1).
que bien hecha de vér, aver ƒido el Demo-
Dicen que esta imagen de mi paraíso es muy
nio inventor de ambos... (Torquemada,
antigua en la región central de México y que se
1975:44).
remonta por lo menos al período Clásico;
¡Qué
barbaridad! Venir a compararme con ese
cuando fueron hechos los famosos frescos teo-
señor al cual no me parezco en nada. Para
tihuacanos (Broda, Op.cit.:251). De entre las
empezar tiene barba y su dirección es otra
descripciones literarias que existen la que más
pues, que yo sepa, vive en el fondo del mar, el
me gusta es la que hizo Sahagún, te voy a leer
Egeo creo... ¿O en la Alameda? Sí, ahí donde
un fragmento:
está esa fuente... ¿Te acuerdas?
“Y en el Tlalocan hay mucho bienestar, hay
Nada que ver! ¡Esas ganas de comparar!, ¡La
mucha riqueza. Nunca se sufre. Nunca fal-
verdad que el Difusionismo no va conmigo!
ta el elote, la calabaza, la flor de calabaza,
¡Si no es tan difícil encontrarme! Por lo general
el huauzontle, el chilchote, el ejote, la cem-
tengo varias casas. Me puedes hallar en las
poalxóchitl.
fuentes de agua, en la cima de las montañas o
Y dicen que en Tlalocan siempre están
en lo alto de los cerros envueltos por las nu-
verdes las plantas, siempre están brotan-
bes, en las cuevas, abrigos rocosos y grietas
do las plantas, siempre es temporada de
(Urdapilleta Pérez y Urquiza Puebla, 2001:391;
lluvias, permanece la temporada de llu-
Matos Moctezuma, 1982:26); ¡Ah! Y según el
vias” (Sahagún, 1994:182).
cronista Durán, mi casa era “una cueva larga”,
¡Estoy seguro de que te encantaría conocer-
“un camino debajo de la tierra”, lo que él quería
lo!... mmm Claro, para eso tienes que dejar tu
decir es que yo vivo en lo profundo de las gru-
estorboso cuerpo mortal y yo te tengo que ayu-
tas (Urdapilleta Pérez y Urquiza Puebla, Ibíd.).
dar en eso. Como mi elegido es el premio que
También habito en el octavo piso del cielo. Pe-
te puedo dar, la vida en mi paraíso, ese fantás42
Fig. 1. Fragmento de Mural del Tlaocan, Museo Nacional de Antropología. Foto. América Malbrán Porto.
tico lugar del que te hablo y al que van aque-
puedo ser sumamente benévolo y enviar a la
llos individuos que mueren por causas relacio-
tierra la lluvia benéfica que traerá nuevas cose-
nadas con el agua: hidrópicos, ahogados o
chas. Pero, debo confesarte que a veces,
porque les cayó un rayo... accidentes que pa-
cuando me ponen de mal humor, soy capaz de
san, tu sabes (Matos Moctezuma, 1982:26).
utilizar mis fuerzas destructoras para provocar
Tal y como has notado soy uno de los principa-
sequías, inundaciones, tormentas y tempesta-
les dioses del panteón mesoamericano: soy la
des, enormes granizadas y terribles heladas
deidad que gobierna las aguas, las lluvias, el
(Broda, Op. Cit.:252), a fin de cuentas, todos
granizo, la nieve, el rayo, el trueno, el fuego, la
tenemos malos días.
tierra, la fertilidad, la muerte, la creación, la ve-
Mi imagen se ha representado en figurillas y
getación, los animales, en definitiva de la natu-
vasijas de barro, se pintaba en los códices, es-
raleza... y aún el tiempo (Urdapilleta Pérez y
tucos y paredes, y se tallaba en piedra o ma-
Urquiza Puebla, Op.cit.:390; Nicolau, Viñas y
dera. Las figurillas, las pinturas, las esculturas
Esquivel; 1991:16). Mientras me traten bien
y los grabados se pueden encontrar todavía 43
hoy, tanto en las cimas montañosas como en
del agua y de los demás quemallos. [...]
el fondo de las cavernas, ya que en estos luga-
Ayuntábanse los parientes y amigos en
res era donde me rendían culto los señores
este día y llevaban comida que comían en
principales, sacerdotes, chamanes, guerreros y
los patios de los templos o en los portales
campesinos (Urdapilleta Pérez y Urquiza Pue-
con que festejaban; salían de México y lle-
bla, Op. Cit: 390).
baban en una canoa, barquillo dellos, un
No son pocos los abrigos rocosos donde hicie-
niño y una niña, y en medio de la laguna o
ron representaciones mías, algunos de ellos se
lago de México, echándolos en el agua y
encuentran en el Estado de Morelos; en reali-
sumiéndolos con canoa o barquillo, y to-
dad estos son “Santuarios u oratorios” en los
dos los ofrecían al dios del agua” (Casas,
que se realizaban ciertos rituales (Nicolau, Vi-
1999:86).
ñas y Esquivel; 1991:16), que la verdad me
En realidad eran varias las fiestas que se reali-
ponían muy contento. Las ceremonias propicia-
zaban y comenzaban en el mes I Atlacauco y
torias de la lluvia y la fertilidad formaban el
se repetían, según la necesidad, hasta el mes
núcleo del ritual azteca y representaban tam-
IV Uey Tozoztli, en que ya había caído el agua
bién la parte más antigua de la estructura com-
necesaria para el crecimiento de las cemente-
pleja de las fiestas del calendario. La preocu-
ras (Broda, Op. Cit.:268-269). Al respecto Sa-
pación por la lluvia resultaba lógicamente debi-
hagún refiere en su Historia General:
do al carácter agrícola de esta sociedad
“Los niños que mataban juntábanlos en el
(Broda, Op. Cit.:246). Debo confesar, que ex-
primer mes, comprándolos a sus madres, e
traño las hermosas fiestas que antes se reali-
íbanlos matando en todas fiestas hasta que
zaban en mi honor. Algunas han quedado do-
las aguas comenzaban de veras; y así ma-
cumentadas, gracias a los frailes y cronistas
taban algunos en el primer mes, llamado
coloniales.
Quauitleua2; y otros en el segundo, llamado
Por ejemplo, dice el Padre Bartolomé de las
Tlacaxipeualiztli; y otros en el tercero, lla-
Casas:
mado Tzoztontli; y otros en el cuarto, lla-
“Hacían otro sacrificio a este dios, y era poner muchos papeles pintados, y llevándolos
2. Según Sahagún el nombre de Atlacaualo se utilizaba en Tenochtitlan y significaba “Cesación del agua” o “penuria de agua” mientras que el otro nombre del mes, Quauitleua, “levantamiento de los postes” se utilizaba también fuera de Tenochtitlan y se refería a las ceremonias con los teteuitl. Sahagún, Op.cit.
a los templos ponían en ellos ulli, que es una goma de que hacen las pelotas que mucho saltan y debían, en honor del dios 44
mado Uey tozoztli, de manera que hasta que
la cual se sacrificaban cuatro niños esclavos,
comenzaban las aguas abundosamente, en
de entre cinco y siete años, y se los colocaba
todas las fiestas crucificaban niños” (Sahagún
en el interior de una cueva (Ibíd. 277).
Citado por Broda, Ibíd.).
Otro ritual de gran importancia era el de Uey
Para muchos, hoy en día, este tipo de sacrifi-
tozoztli, durante el cual se sacrificaban a los
cios y festividades pueden parecer “salvajes”,
últimos niños del año; esta era la “Fiesta del
pero para nosotros eran normales y nadie
cerro Tlalocan” que constaba de dos partes: a)
cuestionaba los deseos de un Dios, como su-
las ceremonias realizadas en el monte, y b) las
cede en la actualidad...
que se llevaban a cabo en la laguna. La finali-
Bueno, como te iba diciendo, entre las ceremo-
dad de esta fiesta era pedir buen año, a causa
nias que se hacían en mi honor la primera del
de que ya el maíz que habían sembrado esta-
año era la de “El levantamiento de los postes”
ba todo nacido (Ídem.).
en la que se plantaban unos palos largos, pin-
Era tan importante esta festividad que hasta el
tados de azul, de los cuales se colgaban unas
mismo Tlatoani participaba de ella encabezan-
banderas de papel blanco, decoradas con go-
do la procesión al santuario que se encontraba
tas de ulli derretido. Estos palos también se
en la cumbre del cerro Tlalocan. Recuerdo una
dejaban en un lugar sagrado de la laguna, en
vez en que Motecuhzoma junto con todos los
Pantitlán. Cuando llegaba la puesta del sol se
nobles de Tenochtitlan, así como el rey de
tomaban las tiras de papel y se enterraban.
Texcoco, que en ese momento era Nezaualpi-
Era una fiesta muy emotiva, toda la gente parti-
lli, y los reyes de Tlacopan y Xochimilco; reali-
cipaba en ella realizando una procesión, a lo
zaron una peregrinación a mi santuario, para la
alto de un cerro en los cuales se encontraba
que salieron desde el amanecer, trayendo con-
uno de mis santuarios, y llevando una tira sa-
sigo a un niño pequeño, de unos seis o siete
grada en los hombros. Por supuesto a la cabe-
años. Lo habían colocado en una bella litera
za de la peregrinación se encontraban los sa-
que estaba toda cubierta para que nadie pu-
cerdotes que me consagraban culto, por su-
diera verlo y el ritual se efectuó frente a la es-
puesto en esta fiesta también se sacrificaban
tatua que había en mi honor. Tras del sacrificio
niños, a los cuales se les vestía de una mane-
el mismo Motecuhzoma y sus nobles vistieron
ra muy rica y se les colocaban unas “alitas” de
mi estatua con ricos ropajes y lo mismo hicie-
papel en la espalda (Broda, Op. Cit.:269-272).
ron con las imágenes de todos los idolillos de
En Tozoztontli, se realizaba otra ceremonia en
los cerros. Después de esto el rey sirvió, ante 45
mi imagen, muchos tipos diferentes de comida
ban una niña de siete u ocho años, a la que
y vasos de cacao espumoso, todo esto rociado
vestían de color azul y que representaba la la-
con la sangre del niño sacrificado (Ibíd. 278-
guna, las fuentes de agua y los ríos; en la ca-
279).
beza llevaba una guirnalda de cuero colorado
Posteriormente continuaba la fiesta en la lagu-
y una lazada con una borla azul de plumas.
na; para la cual, desde días antes los sacerdo-
Entonces metían a la niña en una especie de
tes y muchachos del Calmecac buscaban el
tienda tapada por todas partes para que no la
árbol más alto y más lindo que podían hallar
viera nadie, y la sentaban en el bosque debajo
en el cerro Colhuacan, y lo llevaban a la ciu-
del árbol grande. Los sacerdotes se sentaban
dad en una procesión con gran regocijo, can-
alrededor de ella tocando música en sus tam-
tando y bailando. Tenían mucho cuidado para
bores y cantando himnos de alabanza en mi
que no se le estropeara ninguna rama. Y lo lle-
honor. Se quedaban ahí hasta que recibían la
vaban al patio del Templo Mayor donde, frente
noticia de que los señores nobles habían ter-
a mi templo, hacían un pequeño bosque de
minado las ceremonias en lo alto del cerro y
matas y ramas, en medio del cual plantaban el
que ya bajaban a la laguna. Entonces salían
árbol. Alrededor de él ponían cuatro árboles
con la niña y el árbol hacia la laguna. Embar-
pequeños, “quedando él como padre de los
caban a la niña en una canoa y ponían el árbol
demás”. Entre ellos ataban cuatro sogas de
en una balsa y los llevaban al lugar del remoli-
paja que tenían muchas borlas colgadas de
no en medio de la laguna. Ahí plantaban el
trecho en trecho. Estas sogas simbolizaban la
árbol, junto al ojo de agua. Después degolla-
penitencia y aspereza de la vida que hacían
ban a la niña dentro de su tienda y arrojaban
aquellos que nos servían a los dioses (Ibíd.
su cuerpo al sumidero. Por último los nobles
279).
señores me ofrendaban joyas preciosas en el
En este bosquecillo, los sacerdotes y mucha-
remolino; al terminar este ritual regresaban to-
chos del templo hacían muchas ceremonias y
dos en silencio a la ciudad (Ibíd. 280-281).
juegos, y bailes disfrazados de diferente mane-
Hasta ahora te he contado sobre las fiestas
ra. Estas ceremonias se comenzaban a reali-
más importantes, pero había otros rituales en
zar días antes de la fiesta y duraban hasta la
mi honor, como en Etzalcualiztli, en que se re-
mañana del día indicado .
cogían juncos y los sacerdotes de mi templo
Por fin, el día de la fiesta los sacerdotes se
debían hacer un ayuno de cuatro días, autosa-
vestían con sus atavíos más festivos y saca-
crificios con espinas de maguey y abluciones 46
en la laguna (Ibíd. 282-286). Como ya lo dije antes soy uno de los dioses más representados, el que ha aparecido más veces en el Templo Mayor; ya sea en ollas de piedra o en magníficas vasijas de barro, o bien a través de un sinnúmero de elementos simbólicos que se relacionan conmigo (Matos Moctezuma, Op.Cit.:26). Por lo mismo tal vez sea el dios más fácil de reconocer por mis características particulares y mis insignias. Siempre llevo anteojeras formadas por dos serpientes estilizadas que se encuentran al centro y se entrelazan para dar paso a mi nariz (Broda, Op.Cit.:264). Esta anteojera es, al mismo tiempo, el chalchíhuitl, el jade precioso, que repre-
Fig.2. Representación de Tlaloc. Foja 89, Códice Magliabechiano. Codex Magliabecchiano XIII
senta también una gota redonda de agua y la serpiente enrollada (Hieden, 1984:25). Poseo además una serpiente como bigotera que me enmarca la boca, de la que emergen dos gran-
Mayor (Fig. 3), donde aparezco de manera es-
des colmillos de jaguar, y mi lengua que es bífi-
tilizada. En ella se muestran mis rasgos ico-
da. Como es lógico suponer mi color es el azul,
nográficos más sobresalientes y característi-
atributo del agua (Matos Moctezuma, Op. Cit.;
cos, tiene grandes orejeras rectangulares con
Hieden, Op. Cit.: 25-26).
un pendiente al centro. Lleva sobre la cabeza
En el códice Magliabechi se me ha representa-
un tocado con salientes en color blanco, que al
do de manera antropomorfa (Fig. 2), rodeado
parecer representan los cerros, en los que
de gotas de agua. Mi cuerpo aparece pintado
guardo y reservo el agua. El color azul, presen-
de negro, el color de los sacerdotes y hechice-
te en casi toda la vasija, que como ya vimos es
ros, y llevo en la cabeza un tocado de plumas
uno de mis atributos y del agua en particular.
blancas de garza.
En su interior, los sacerdotes que realizaron
Otra representación mía se puede ver en la
esta ofrenda habían colocado conchas de ma-
hermosa vasija que se encuentra en Templo 47
cuerpo en forma de corrientes de agua, lo que recuerda el mito nahua según el cual la Tierra se formó a partir del cuerpo de Tlaltecuhtli, cuando esta deidad se desplazaba sobre las aguas originarias; la imagen de arriba, Tlaltecuhtli, tiene el símbolo ollin, que significa movimiento, a la altura del vientre; los pechos y la falda con cráneos y huesos cruzados la identifican como figura femenina (Fig.4.). Como puedes ver tengo estrecha relación con otras deidades del panteón Mesoamericano, para empezar con mi consorte, que también es
Fig.3. Vasija Tlaloc. Museo del Templo Mayor. Foto. América Malbrán
dreperla y cuentas de piedra verde, símbolos del agua preciosa, del agua que yo envío a los hombres. Muchas otras vasijas con imágenes mías se han encontrado en el Templo Mayor, y en otros sitios importantes de Mesoamérica. Existen también las representaciones donde aparezco como Tláloc-Tlaltecuhtli es decir como asociación del agua con la tierra, una de estas imágenes se encuentra en el Templo Mayor. Se trata de dos imágenes superpuestas, por lo que se ven dos caras y dos cuerpos en la misma posi-
Fig.4. Representación de Tláloc-Tlaltecuhtli. Museo del Templo Mayor. Foto. América Malbrán
ción. La figura de abajo, es la mía, tiene el 48
una deidad acuática, Chalchiuhtlicue... que en
tierra y estos animales se identifican conmigo
realidad es un desdoblamiento mío, la separa-
(Nicolau, Viñas y Esquivel; Op. Cit:16; Broda,
ción de mi parte femenina.
Op. Cit.:248-250).
Soy el “jefe de muchos auxiliares enanos que
En la mitología indígena serpientes y las llu-
toman el agua en recipientes de barro, salen
vias están estrechamente relacionadas; se
volando sobre los campos y rompen los reci-
considera a esos reptiles como imagen del ra-
pientes para provocar el rayo y para arrojar la
yo, por eso llevan serpientes en sus manos los
lluvia desde lo alto” (López Austin, 1994: 178).
tlaloques, mis mensajeros que reparten las llu-
Pero también puedo dividirme en cuatro perso-
vias –las aguas buenas y las aguas malas, el
najes, que son los que ocupan cada uno de los
granizo y la helada- y los relámpagos y los
cuatro postes del mundo, los tlaloque, deida-
truenos (Armillas, 1947:170). Otros animales
des del flujo del tiempo (Ibíd. 178-180).
que están ligados a mi son el caracol y las ra-
Según lo mencionan algunas fuentes históricas
nas, por su obvia relación con las aguas
como Chimalpahin y la Historia de los Mexica-
(Matos Moctezuma, Op. Cit.:26).
nos por sus pinturas soy el padre de la Luna y
Para resumir fui creado por una civilización
de Huitzilopochtli, y por consiguiente tengo re-
preponderantemente agrícola, que dependía
lación directa con Coatlicue (López Austin,
de los ciclos de lluvias y secas para subsistir;
Ibíd. 178; Hieden, Op. Cit.:23).
incorporaron en mí todos aquellos elementos
Por otro lado, y de acuerdo con lo que han lo-
que guardan alguna relación con la vida y la
grado descifrar varios autores, soy una de las
fertilidad. Y, como habrás notado, el culto a mi
deidades más antiguas del panteón mesoame-
dedicado era de importancia mayor. Este “se
ricano, y tal parece que procedo de un culto a
manifiesta en el arte con tal preponderancia en
la serpiente, asociada a la fertilidad (ya se ha
comparación con los demás cultos, que puede
mencionado que dos serpientes enfrentadas
ser calificado como el culto supremo” (Von
simbolizan los ojos de mi máscara). Otros in-
Winning, citado en Nicolau, Viñas y Esquivel;
vestigadores han detectado rasgos felinos en
Op.Cit:16).
mi boca y los han emparentado con el animal sagrado de los olmecas, el jaguar, sinónimo de
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Sesiones del Seminario
Dr. Alfonso Gardu単o, Dra. Johanna Broda, Dra. Maria Elena Ruiz Gallut, Arqlgo. Juan Pablo Villanueva
Arqlgo. Osvaldo Murillo y Dr. Daniel Flores
Miembros del Seminario
Dr. Francisco Rivas Castro 52
Invitación a publicar Se invita a todos los investigadores interesados en temas relacionados con Tlaloc y demás deidades de la lluvia y la fertilidad a enviar sus artículos de no más de 15 cuartillas, en letra Arial a 12 puntos, interlineado 1.5. Las imágenes se mandaran por separado en resolución de 300dpi. Se aceptará un máximo de 10 imágenes. Todas las imágenes se llamaran Fig. y deben estar referidas en el texto. Los subtítulos deberán ir en negritas en minúsculas. Todas las figuras deben tener su respectivo pie de foto y autoría. Las citas tendrán el formato Oxford. Ej. (Maudslay, 1886:22 ) Toda correspondencia deberá dirigirse a la Dra. María Elena Ruiz Gallut al Instituto de Investigaciones Estéticas, Circuito Mario de la Cueva, s/n. Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México D.F. Tel. 5622-7547 Fax. 5665-4740. De igual manera los artículos podrán mandarse a la siguiente dirección electrónica: seminario.tlaloc@gmail.com.
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