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Tabaco y contaminación: la hora de abordar un problema casi ignorado
Carta al Director
Tabaco y contaminación: la hora de abordar un problema casi ignorado
M. Pastor Sanz
Sr. Director,
Vivimos tiempos raros y convulsos. Se habla continuamente de cómo afecta a la economía todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor –coronavirus, guerra, volcán, calima– pero mucho menos de cómo influye en el ánimo y las perspectivas de futuro de las personas.
Debo decir que, a nuestro colectivo, el de los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, le está resultando especialmente duro en particular la pandemia, que lleva ya más de dos años afectándonos fuertemente y en varios frentes. Primero en el de la salud, por el elevado riesgo no solo de muerte, sino también de empeoramiento de nuestra ya endeble función pulmonar. Segundo, en el de la estabilidad emocional y social, tras tantísimos meses aislados y sintiéndonos seriamente amenazados. Y tercero, en el de la atención sanitaria, mermada por la presión que el coronavirus ejerce sobre el sistema y los profesionales sanitarios.
Entre tanta tensión y adversidad individual y colectiva solo hay un aspecto ciertamente positivo. La pandemia ha traído restricciones al consumo público de tabaco, que luchamos para que se conviertan en definitivas y se apliquen por igual en todas las Comunidades Autónomas. También ha servido para que la población sea consciente de hasta dónde puede llegar el humo exhalado por los fumadores y para que muchas administraciones se sientan reforzadas y prohíban fumar en terrazas o espacios públicos en las grandes aglomeraciones. No es todo lo que quisiéramos, pero desde luego es mucho más de lo que teníamos.
Cada vez más países se plantean ampliar las restricciones al consumo de tabaco o, como ya ha sucedido, prohibir su venta a los nacidos a partir de determinado año y así evitar la incorporación de nuevos fumadores. Este tipo de medidas sin duda está haciendo mella en las multinacionales tabaqueras, que buscan el modo de sortear las leyes e incluso se introducen descaradamente en el sector de la salud, como ha sucedido con Philip Morris International y su compra de Vectura Group plc, fabricante de dispositivos de inhalación de fármacos.
Las reacciones ante este último hecho nos dan idea de cómo la sociedad civil va siempre por delante de la política y administrativa. Por mucho que pueda sorprender, legalmente no hay impedimento para que empresas que producen y distribuyen tabaco, la principal causa prevenible de muerte en el mundo, compren empresas del sector de la salud. Los que se han levantado en contra de este episodio negro para la salud pulmonar –así lo han calificad– no han sido los legisladores, sino el conjunto de las sociedades científicas del ámbito respiratorio(1), que no aceptarán promover productos
Correspondencia: Dr. Mariano Pastor Sanz. Presidente de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias, Fenaer E-mail: info@fenaer.es
Recibido: 24 de marzo de 2022. Aceptado: 25 de marzo de 2022. Prev Tab. 2022; 24(1): 36-38
de empresas farmacéuticas controladas por tabaqueras en eventos y congresos, no publicarán sus estudios en revistas científicas, no admitirán su patrocinio en ninguna forma y promoverán campañas de denuncia de lo que consideran una intromisión inaceptable. No hemos sabido, sin embargo, de ningún partido político o administración pública que se haya manifestado en contra o anunciado medidas para evitar este tipo de operaciones empresariales.
Lo de las tabacaleras comprando y gestionando empresas de producción de inhaladores destinados a pacientes respiratorios es una paradoja perversa, como también nos lo parece la propuesta de limitación de uso de los inhaladores presurizados (conocidos como pMDI por sus siglas en inglés), un tipo de dispositivo que hace llegar los fármacos a los pulmones de un modo rápido y efectivo. Mientras la UE ha reconocido una exención temporal a los gases fluorados de uso farmacéutico en su hoja de ruta de reducción de emisiones, la administración sanitaria española se plantea limitarlos por su contribución al cambio climático.
La paradoja no está en la lucha contra las emisiones dañinas a la atmósfera, en la que todos estamos de acuerdo y muchísimo más los pacientes respiratorios. Está en que se plantee la limitación del uso de unos dispositivos médicos de inhalación, esenciales para muchos pacientes respiratorios y que suponen menos del 0,1% del total de emisiones perjudiciales(2), pero no la prohibición del consumo del tabaco, por el que, según algunos estudios(3), se emiten a la atmósfera hasta 10 veces más partículas contaminantes que por el humo de algunos motores diésel.
En realidad, si se analiza el consumo de tabaco desde la perspectiva del cambio climático, como se ha hecho con los inhaladores presurizados, los datos son demoledores y, desde luego, sí justificarían sobradamente la intervención inmediata y drástica por parte de la administración pública española. La OMS afirma que la industria del tabaco es responsable de la emisión de 84 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono y de la destrucción cada año de unos 3,5 millones de hectáreas de tierras. Las colillas suponen al menos el 30 % de los residuos que se recogen en ciudades y zonas costeras, y contienen plomo, mercurio, fenol, amoníaco y acetato de celulosa, compuesto este último que afecta al entorno durante décadas(4). Las colillas no son reciclables, se generan anualmente en torno a 4,5 billones de ellas, y solo es necesaria una para contaminar entre 8 y 10 litros de agua. Podría continuar describiendo el daño ambiental del tabaco durante horas. Es, sin duda alguna, una poderosa razón para que se adopten con urgencia medidas que reduzcan su impacto. Pero medidas drásticas tendrían efectos igualmente drásticos, no solo en la recaudación de impuestos, sino también en la más que previsible respuesta de los fumadores, que siguen defendiendo su derecho a envenenarse lentamente, a incidir negativamente en la salud de los demás y a colaborar activamente en el efecto invernadero, la deforestación y la contaminación del medio natural.
Según datos de la OMS, el consumo de tabaco mata directamente cada año a 8 millones de personas y a otros 1,2 millones por la exposición al humo como fumadores pasivos. Provoca cáncer y enfermedades cardiovasculares, y es la principal causa de enfermedades pulmonares como la EPOC. La altísima prevalencia de la EPOC en España(5) y el elevado coste de la atención sanitaria de los pacientes(6) deberían ser ya por sí mismas razones suficientes para acometer la prohibición definitiva del consumo de tabaco en todas las situaciones y ámbitos.
Pero me temo que eso no lo veremos nosotros. Haría falta tener visión a largo plazo de la salud de las personas y del planeta. Parece más sencillo plantear otras medidas como la de limitar el uso de los inhaladores pMDI, para incidir en un más que dudoso 0,1 % de las emisiones (digo dudoso porque para nada son solo estos inhaladores los que contribuyen a ese 0,1%), que valorar la prohibición de un producto demostradamente dañino para las personas, el aire que respiramos y el medio ambiente, y que causa anualmente más de 9 millones de muertes.
BIBLIOGRAFÍA
1. Forum of International Respiratory Societies. [Internet]. Enero 2022. Joint statement on the implications of Philip Morris International’s acquisition of Vectura.
Disponible en: https://www.firsnet.org/resources/position-statements/position-statements-article/170-joint-statement-on-the-implications-of-philip-morris-international-s-acquisition-of-vectura [Citado: 20 marzo 2022]. 2. Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. [Internet]. España, julio 2022. Nota informativa sobre el Avance de Emisiones de Gases de Efecto
Invernadero correspondientes al año 2020. Disponible en: https://www.miteco.gob.es/es/prensa/ultimas-noticias/las-emisiones-de-gases-de-efecto-invernadero-cayeron-un-62-en-espa%C3%B1a-el-a%C3%B1o-pasado-/ tcm:30-510416 [Citado: 20 marzo 2022].
3. Invernizzi G, Ruprecht A, Mazza R, Rossetti E, Sasco
A, Nardini S, et al. Particulate matter from tobacco versus diesel car exhaust: an educational perspective.
Tob Control. 2004; 13(3): 219-21. 4. Novotny TE, Lum K, Smith E, Wang V, Barnes R. Cigarettes butts and the case for an environmental policy on hazardous cigarette waste. Int J Environ Res Public
Health. 2009; 6(5): 1691-705. 5. Soriano JB, Alfageme I, Miravitlles M, de Lucas P,
Soler-Cataluña JJ, García-Río F, et al. Prevalence and determinants of COPD in Spain: EPISCAN II. Arch
Bronconeumol (Engl Ed). 2021; 57(1): 61-9. 6. Masa JF, Sobradillo V, Villasante C, Jiménez-Ruiz CA,
Fernández-Fau L, Viejo JL, et al. Costes de la EPOC en
España. Estimación a partir de un estudio epidemiológico poblacional. Arch Bronconeumol. 2004; 40(2): 72-9.