Carta al Director
Tabaco y contaminación: la hora de abordar un problema casi ignorado 36
M. Pastor Sanz Presidente de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias, Fenaer. Santiago de Compostela.
Sr. Director, Vivimos tiempos raros y convulsos. Se habla continuamente de cómo afecta a la economía todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor –coronavirus, guerra, volcán, calima– pero mucho menos de cómo influye en el ánimo y las perspectivas de futuro de las personas. Debo decir que, a nuestro colectivo, el de los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, le está resultando especialmente duro en particular la pandemia, que lleva ya más de dos años afectándonos fuertemente y en varios frentes. Primero en el de la salud, por el elevado riesgo no solo de muerte, sino también de empeoramiento de nuestra ya endeble función pulmonar. Segundo, en el de la estabilidad emocional y social, tras tantísimos meses aislados y sintiéndonos seriamente amenazados. Y tercero, en el de la atención sanitaria, mermada por la presión que el coronavirus ejerce sobre el sistema y los profesionales sanitarios. Entre tanta tensión y adversidad individual y colectiva solo hay un aspecto ciertamente positivo. La pandemia Correspondencia: Dr. Mariano Pastor Sanz. Presidente de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias, Fenaer E-mail: info@fenaer.es Recibido: 24 de marzo de 2022. Aceptado: 25 de marzo de 2022. Prev Tab. 2022; 24(1): 36-38
ha traído restricciones al consumo público de tabaco, que luchamos para que se conviertan en definitivas y se apliquen por igual en todas las Comunidades Autónomas. También ha servido para que la población sea consciente de hasta dónde puede llegar el humo exhalado por los fumadores y para que muchas administraciones se sientan reforzadas y prohíban fumar en terrazas o espacios públicos en las grandes aglomeraciones. No es todo lo que quisiéramos, pero desde luego es mucho más de lo que teníamos. Cada vez más países se plantean ampliar las restricciones al consumo de tabaco o, como ya ha sucedido, prohibir su venta a los nacidos a partir de determinado año y así evitar la incorporación de nuevos fumadores. Este tipo de medidas sin duda está haciendo mella en las multinacionales tabaqueras, que buscan el modo de sortear las leyes e incluso se introducen descaradamente en el sector de la salud, como ha sucedido con Philip Morris International y su compra de Vectura Group plc, fabricante de dispositivos de inhalación de fármacos. Las reacciones ante este último hecho nos dan idea de cómo la sociedad civil va siempre por delante de la política y administrativa. Por mucho que pueda sorprender, legalmente no hay impedimento para que empresas que producen y distribuyen tabaco, la principal causa prevenible de muerte en el mundo, compren empresas del sector de la salud. Los que se han levantado en contra de este episodio negro para la salud pulmonar –así lo han calificad– no han sido los legisladores, sino el conjunto de las sociedades científicas del ámbito respiratorio(1), que no aceptarán promover productos