Madrid de todos. Edición Congreso Madrid 2012

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Madrid de todos Pedro Martín Escribano María Isabel García Ferrer


ISBN: 978-84-940108-0-4 Depósito Legal: M-16058-2012 © Copyright 2012. SEPAR Editado y coordinado por RESPIRA-FUNDACIÓN ESPAÑOLA DEL PULMÓNSEPAR. Calle Provença 108, bajos 2ª 08029 Barcelona. Reservado todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida ni transmitida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo las fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de recuperación de almacenaje de información, sin el permiso escrito del titular del copyright.


Prólogo Todos conocemos Madrid. Hemos asistido a multitud de eventos científicos a lo largo de los años -¡y a los que acudiremos!- pero ahora no se trata de destacar las grandes posibilidades que sin duda ofrece como sede de reuniones o congresos, que son muchas y de reconocimiento internacional, sino de señalar las peculiaridades que la diferencian de cualquier otra gran ciudad del mundo con las que, sin embargo, comparte ventajas e inconvenientes propias de una gran metrópoli. Esta Villa, en pleno siglo XXI, conserva el sabor y la idiosincrasia del mestizaje inevitable de ser cruce de caminos entre Norte y Sur, Este y Oeste, por el que ha sido distinguida a lo largo de la Historia. Es siempre una ciudad abierta, tolerante, dinámica, innovadora, generosa en su acogida, hospitalaria... y, sobre todo, multicultural y artísticamente desbordante. Madrid se adorna con las mejores obras de arquitectos y escultores, de pintores y poetas, de ingenieros y jardineros que, no siendo madrileños de cuna, dejaron su huella para embellecer calles y parques como un agradecido testimonio artístico. Ellos contribuyeron a hacerla más de todos, más universal. Madrid de todos. Madrid de SEPAR. Cerca de aquí, en El Escorial, la recién fundada SEPAR celebra su primer congreso en Mayo de 1968 y desde entonces Madrid ha acogido en otras cuatro ocasiones el Congreso Anual de la Sociedad, y en muchas más las reuniones de sus Áreas. Esta es, por ahora, la última vez que SEPAR acude a Madrid para celebrar el evento científico más importante para la Neumología y la Cirugía Torácica españolas. Tenemos por delante días de intenso trabajo pero también es una excelente oportunidad para pasear en primavera por sus calles y recovecos, y descubrir, como por casualidad, los bellos rincones que nos ofrecen en este libro el Dr. Pedro Martín Escribano, ex-Presidente de SEPAR, y su esposa Dª. María Isabel García Ferrer esos que los que estamos de paso, no debemos perdernos.

Juan Ruiz Manzano Presidente SEPAR

Julio Ancochea Bermúdez Presidente 45º Congreso 1

Estrella Fernández Fabrellas Presidenta Comité de Congresos



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Todo el mundo sabe que Madrid está en medio del campo, pero no todo el mundo sabe que Madrid tiene infinidad de cosas maravillosas que todo el mundo debería conocer y disfrutar como propias, muy propias; porque, y también eso es bien sabido, Madrid es de todos. Y siendo Madrid de todos, hay opiniones sobre esta ciudad para todos los gustos, eso sí, creemos que ganan las favorables. Muchos han querido definirla o describirla y lógicamente también hay aquí hay gran disparidad en ideas, sentimientos y modos de expresión. Como ejemplo ponemos algunas que apreciamos especialmente. . La definición más concisa, más exacta, más funcionarial es la que consta en el texto de la Constitución Española de 1978: “Artículo 5. La capital del Estado es la villa de Madrid”. Muy justa la expresión, pero... algo fría...falta algún matiz, mejor dicho, faltan todo los matices. La segunda es una simple coplilla, que habla de un Madrid, elemental, sencillo, sin complicación alguna: En Madrid, siendo Madrid y su población tan grande sale el sol por la mañana y se pone por la tarde. Nos agrada mucho la descripción de Luis Carandell, nacido en Barcelona, pero residente en Madrid durante gran parte de su vida: “Contar una ciudad es contar la propia vida en esa ciudad. Yo había vivido en Madrid desde 1946, cuando llegué como estudiante. En una nota autobiográfica escribí: Desde mi primera juventud he compartido la vida de Madrid. He esperado a chicas en la puerta del metro, me he echado amigos, he tomado café con leche siete veces al día, he andado por tascas y mesones, por verbenas y kermeses; he metido el pie en los socavones; he sufrido los apagones; he andado por los cafés literarios; he sido arbitrista nocturno, opinante de tertulia, discutidor hasta la madrugada, amante infiel, citante impuntual, novio de tapadillo, marido disperso, deudor empedernido...Conozco los rincones de Madrid. Sé que habría que buscar con un candil en las ciudades del mundo para encontrar el empaque de la Carrera de San Jerónimo y la gracia de la Ribera de Curtidores; la discreta elegancia de la calle de Almagro, la picante humanidad de la Glorieta de Quevedo, la luz de la Ciudad Universitaria y la confortable mugre del barrio de la Paloma, ya próxima a la cochambre del Rastro”. La descripción del ambiente madrileño de Barea, o de Zunzunegui, quizás la más cruel de Baroja en su trilogía La lucha por la vida, y de otros muchos, es muy real, desde luego más real que el representado en las zarzuelas madrileñas castizas. Aparte de las cualidades literarias, estas definiciones y descripciones algo críticas encierran consideración y respeto, y en ellas hay también una comprensión de los males de la ciudad, y una aceptación de bondades y maldades como algo propio. Por cierto, todos estos escritores son madrileños de adopción, muy madrileños ellos. Como contrapunto de estas descripciones críticas tenemos que dejar constancia de que “de Madrid al Cielo”, que no es una simple y tópica frase, sino la pura e inmediata realidad comprobable por cualquiera en cualquier momento. Además añadimos ahora una concepción humorística de un madrileño “de nación”, o sea de nacimiento, Miguel Mihura, que en una antihistórica descripción de los orígenes de Madrid describe su nacimiento: “Cuando yo estaba a punto de nacer, Madrid no estaba inventado todavía, y hubo que inventarlo precipitadamente para que naciese yo y para que naciese otro señor bajito, cuyo nombre no recuerdo en este momento, y que también quería ser madrileño. Aprovechando un gran terreno, ya provisto de hoyos, agujeros, cuestas, escombros y montoncitos de arena, por lo que la invención de Madrid no sería nada cara, la Sociedad Anónima de Pastores Reunidos para la Construcción de Madrid y sus Alrededores, quitó las hormigas del lugar destinado a ser la Puerta del Sol y contrató niños de todas clases para que diesen patadas y lo rompiesen todo, culminando así la construcción de la nueva ciudad”. Nos satisface enormemente tener la oportunidad de poder incluir en la serie “SEPAR Miradas”, y, entre las muchas posibles, una mirada y su consecuente visión, la nuestra, sobre nuestra ciudad. Veremos en 5


las imágenes primero un escudo de Madrid, en el Retiro, algo desmochado, con su osa, su madroño, y las 7 estrellas de la Osa Mayor; veremos después nuestro Mar particular, el estanque del Retiro, que no es muy grande, pero es muy bello y muy plácido; fue referencia de los sueños infantiles y juveniles de aventuras por un verdadero y proceloso mar o por un tenebroso océano; después fue lugar de citas remadas y enamoradas, y ahora de mayores, es espacio de paseo sosegado o de entrenamiento deportivo, idóneo para olvidar problemas, o para encontrarles las soluciones adecuadas. Las fotografías que siguen constituyen nuestra mirada de hoy, de ahora, con las que queremos comentar, sobre todo, nuestra visión de un Madrid como ciudad de todos. Al final otro escudo de Madrid, en la Fuente de la Alcachofa, de Ventura Rodríguez, también en el Retiro, esta vez sostenido por un tritón y una nereida, ambos de confuso origen, pero que son ya tan madrileños como cualquiera. Nosotros los autores de este opúsculo somos, y por eso somos bastantes típicos, descendientes de emigrantes a la capital. Los abuelos de María Isabel eran de Asturias y de Castellón, y sus padres ya eran de Madrid, por lo que es madrileña de segunda generación. Los padres de Pedro, procedían de Ávila y de Guadalajara. Esta historia con diferentes lugares de origen se repite, y se repite en los madrileños de nuestra edad; supongo que ahora son ya mayoría los madrileños auténticos, de varias generaciones, nacidos en La Paz, en O’Donell, o en otros hospitales igual de fértiles. Desde luego ser de Madrid, consiste muy a menudo, en no ser de Madrid, y por eso parece una ciudad de ajenos a su propio origen. Pero Madrid mantiene una de sus características que nos son más gratas, la de ciudad abierta a todo el mundo. El asunto de la emigración a Madrid viene de lejos; suponemos que como en todos los territorios reconquistados a los moros, hubo una repoblación cristiana, pero la emigración que pudiéramos considerar como importante o masiva, se lanza con la llegada de la capitalidad por obra y gracia de Felipe II. Y el carácter acogedor que recibe el recién llegado también es antiguo: Tirso de Molina dijo de Madrid: A extranjeros trata bien si mal a sus naturales. y Calderón de la Barca mencionó: Madrid patria de todos pues en su mundo pequeño son hijos de igual cariño, españoles y extranjeros. Yo Pedro, nací en la calle de Raimundo Lulio, en el mismo centro del barrio de Chamberí. Tardé mucho en tener noticia de quien fue el personaje al que se dedicaba mi calle, e igualmente he tardado mucho en darme cuenta que siendo Chamberí uno de los barrios más castizos de Madrid, está lleno de sugerencias a lugares y a personas que están o que nacieron, fuera, lejos, de nuestra ciudad. En los 250 metros alrededor de mi casa natal, hay 26 calles: 7 llevan nombres de lugares de Cádiz, Jaén, Badajoz, Bilbao, Castellón, Venezuela, y Palestina, y 15 de personajes ilustres originarios de Ratisbona, Lima, Braga, París y, Palma de Mallorca, La Coruña, Castellón, Guadalajara, Córdoba, Zaragoza, Sevilla, Valencia y Toledo. Todo un completo muestrario en 250 m. Yo, María Isabel, nací en la calle Relatores, en el centro de Madrid, entre las calles de Atocha y de la Magdalena. En mi infancia, en fantásticos sueños, veía mi barrio y mi ciudad, como el “diablo cojuelo”, levitando sobre calles y casas. Así visto Madrid desde una cierta distancia, como se deben ver las buenas otras de arte, resultaba un lugar variopinto, maravilloso, emocionante, digno de ver, de pasear y de disfrutarlo. Por cierto, ahora me doy cuenta de que aquella realidad onírica es una realidad bien real. Así que hemos vivido, quizás sin apreciarlo en su momento, o en sueños, en un entorno inmediato, castizo y a su vez diverso y cosmopolita, sin diferencias apreciables en nuestras relaciones de vecinos. Después hemos ido comprendiendo mejor esa circunstancia, y la disfrutamos más al comprenderla y al ver que en el 6


trasfondo de ello está quizás el carácter, en nuestra opinión, más preciado del madrileño: su apertura y aceptación al extraño que se quiere incorporar al propio ambiente; apertura a la que se pueden añadir calificativos, como cordial acogida, ayuda personal, hermandad o confraternidad etc. Naturalmente, no todo es perfecto y el emigrante debe luchar por hacerse su sitio, y quizás debe soportar con paciencia pequeñas crueldades,... pero no grandes crueldades. Esta apertura, creemos que no atenta con nuestra personalidad, sino que es parte de nuestra personalidad; lógicamente muchas de las cosas aportadas por nuestras visitantes son integradas, como ellos mismos, e incorporadas al acerbo cultural y social madrileño,... y este es nuestro fenomenal beneficio!!!. La aportación de los nuevos madrileños es formidable, no es posible medirla, pero en cualquier caso es tan importante en términos de cantidad y calidad como la propia. En las calles de Madrid hay muchas cosas: un bullicioso comercio, una abundantísima restauración de todos los niveles, unos edificios funcionales junto a otros monumentales, muchos organismos oficiales madrileños y de todo el país, grandes y famosos estadios deportivos y plazas de toros, los mejores museos de pintura, y de otras artes, muchos teatros y, ya, pocos cines, magníficos parques, manifestaciones perpetuas, autorizadas o no, ante los correspondientes ministerios, etc; todo ello rodeado por grandes autopistas, radiales y circunvalantes, pistas de aeropuertos, vías de ferrocarril, antiguas y modernas. Un conjunto algo caótico, pero que maravillosamente, y mejor, de forma realmente milagrosa, funciona, y generalmente funciona bien. Dentro de este mundo viven los madrileños con sus ideas, sus problemas, sus ilusiones, andando o circulando por las calles a sus negocios, a sus obligaciones, a sus compras, o a sus diversiones, y en estas calles hay una imponente representación de ilustres personajes que, hace tiempo o ahora mismo, han sido admirados por su importante contribución a la sociedad. Esta corporación de personas ilustres en todos los campos del arte o del saber es el modesto objeto de la colección de fotografías que aquí presentamos. Los gestores de la ciudad en su empeño de embellecerla y de mostrar al mundo sus hombres ilustres han ido colocando, estatuas o conjuntos escultóricos, placas conmemorativas, o abriendo espacios al público dedicados a ellos, Aquí hay una muestra de consideración, respeto y sobre todo agradecimiento a estos personajes ilustres, que en Madrid o fuera de él han contribuido en muy diversas facetas a la mejoría de la sociedad. Creemos que el agradecimiento por esta aportación debe ser inmenso, y que la primera expresión de ello es su incorporación inmediata al virtual conjunto de madrileño “de siempre”. En algún caso esta pertenencia se ha oficializado en forma de Hijo Adoptivo de Madrid, como es el caso de Carandell. Hay dedicatorias en la base de los monumentos que hacen explícito ese agradecimiento: En la estatua de Fray Pedro Ponce de León los sordomudos se refieren a su invención del método oral puro, para controlar su minusvalía. En la del Dr. Benavente, se inscribe: “Medicación sencilla, amor materno, devuelven la salud al niño enfermo”. En el pedestal de la de Bethoven consta cómo llamó el propio autor a su Quinta sinfonía: “La llamada del destino a la conciencia del hombre”. No hemos visto estatuas ni monumentos que recuerden las épocas hispanoromanas ni hispanomusulmanas pero sí las hay hispanogodas con el mismo Don Pelayo, acompañado por Ataulfo, Eurico, Gundemaro, Leovigildo, Suintila y Wamba. En Madrid también hay un templo egipcio y una capilla románica, ambos emigrando desde el mismo Egipto a la colina del Príncipe Pío, y desde Ávila hasta los Jardines del Buen Retiro. Estas estatuas o monumentos han sido promovidos desde muy diversas instancias: por iniciativa de los Reyes, de los Gobiernos, de los Ayuntamientos, de los diferentes Ministerios, del Ejército, de la Iglesia, de Partidos políticos, y de muchas otras instituciones, como la Academia de Bellas Artes de San Fernando, Universidades, Sociedad General de Autores, Círculo de Bellas Artes, Jardín Botánico, Asociaciones de vecinos, etc, etc, y en muchas ocasiones por iniciativa y suscripción popular. Algunas obras han sido enviadas por Gobiernos de otros países, sobre todo hispanoamericanos. La estatua de Pushkin corresponde a un acuerdo entre españoles y rusos, de modo que en Moscú hay una estatua de Cervantes, copia de la que está en la plaza de las Cortes. 7


Un repaso al catálogo de estas estatuas y monumentos ofrece muestras de todos los aspectos de la cultura, de la industria, del comercio, del ejército, de las artes, de los espectáculos, en fin de toda la sociedad. Tomando datos de una revisión exhaustiva publicada hace unos años y quizás ya ampliamente superada, resulta que había más de 200 obras de arte, esculturas, bustos, monumentos, en las calles y plazas de Madrid. Constituyen un número considerable, aunque no creemos que tal profusión de monumentos suponga una ocupación del espacio público que genere adicionales dificultades circulatorias. En esta serie la cuarta parte de las estatuas estaban dedicadas a personas nacidas fuera de España, y entre los nacidos en ella, sólo una tercera parte correspondían a los madrileños. Así que hay, al menos, 100 estatuas de españoles no nacidos en Madrid. A lo largo y ancho de la ciudad están presentes en el recuerdo personajes tan significados y trascendentales en nuestra historia, en nuestra sociedad y en nuestra civilización occidental como, Dante, Rousseau, Beethoven, Boccherini, Sor Juana Inés de la Cruz, Rubén Darío, Colón, Andrés Bello, Linneo, Walt Disney, Pushkin, Caro, Machado de Asís, Neruda, Juan Pablo II, y sobre todo líderes de la independencia americana y filipina, como Artigas, Hidalgo, Bolívar, Martí, O’Higgins, San Martín, Rizal, junto a otros políticos americanos, de diferentes signos como Yrigoyen, Cárdenas o Perón y Eva Duarte, Uno de los homenajeados con su estatua es el Dr. Fleming, al lado de la Plaza de Toros de Las Ventas; en su pedestal está inscrito, ”En agradecimiento de los toreros”, como si su descubrimiento hubiera favorecido más a los toreros que al resto de la población Los escultores de todas estas obras fueron considerados como del máximo nivel profesional: Tiene muchas piezas Benlliure que representó a Don Álvaro de Bazán imitando al Carlos V de León Leoni; además representó a Goya, al General Martínez Campos y realizó el monumento a Castelar; uno de los últimos que hizo fue el de Loreto Prado situado en la plaza de Chamberí. Lorenzo Cullaut Valera hizo muchas de estas obras, especialmente la de su tío Juan Valera, y de Campoamor. Su hijo Federico Cullaut-Valera completó el Monumento a Cervantes que había comenzado su padre, e hizo la estatua de Baroja. Pascual de Mena realizó la Fuente de Neptuno; también hizo un boceto para un monumento a Carlos III, boceto que quedó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, durante un par de siglos hasta que a partir de él, recientemente Zancada diseñó el monumento, al mismo Carlos III, que ahora está en la Puerta del Sol. Pietro Tacca, italiano, realizó la estatua ecuestre de Felipe IV, que le muestra levantando las patas delanteras del caballo; para conseguir la estabilidad necesaria fue crucial la opinión de Galileo Galilei, que le aconsejó macizar sus patas traseras y apoyar una larga cola en el suelo. Hay muchos escultores más con obras en las calles y fotos de la serie que presentamos: Victorio Macho (Ramón y Cajal, Pérez Galdós), Santiago de Santiago (Bécquer, Andrés Segovia), Francisco Toledo (Valle Inclán), Agustín de la Herrán (Azorín), Ponciano Ponzano (Lagasca), González Quesada (Zuloaga), Aniceto Marinas (Velázquez), Víctor Ochoa (su tío, Severo Ochoa), Pablo Serrano (Marañón), Chillida (Sirena varada), Sola (Héroes del Dos de Mayo), Alberto Sánchez (Toros ibéricos, Obelisco), Gibert (Espartero), Alcovero (Berruguete). Tuvimos la curiosidad de fotografiar estatuas o edificios singulares de Madrid y en esta colección hemos dejado, para mejor ocasión a los madrileños nacidos en la ciudad, con el objeto de resaltar a los españoles foráneos. Pusimos como título a la colección, “en las calles de Madrid”, porque es en ellas donde están representados nuestros queridos amigos; en calles con mucho tráfico, o en paseos recoletos de parques como el Retiro, el del Oeste, o el íntimo de la Fuente del Berro. Esta colección se presentó en el pasado Congreso Separ de Madrid, hace 4 años; ahora, repetido el Congreso en Madrid, se muestra de nuevo la colección, renovada, ampliada y comentada, editada en papel por la Editorial RESPIRA. La colección presente no pretende ser, ni mucho menos, exhaustiva, pero creemos que puede ser suficientemente representativa. Entre todas las imágenes tomadas, han ido a parar a la colección presente, de 70 fotos, muchas sin selección previa, por puro azar, otras elegidas por un cierto componente estético o por una suficiente calidad fotográfica. Ojo, sólo hay 3 mujeres, no llegan al 5 %!!!. Los más frecuentes son artistas de la pintura, escultura y arquitectura (28 %), y les siguen en porcentaje los escritores (18%); un grupo con porcentajes similares (6 8


a 7%), son los músicos, poetas, reyes y militares. Hay pocos científicos, pero muy buenos, Cajal, Ochoa, Ferrán y Lagasca. En nuestra serie constan edificios de Repullés y Vargas (Bolsa de Madrid), Melchor de Bueras (Puerta del Parterre, del Retiro), Grases y Riera (Sociedad General de Autores y Editores), Moneo (Ampliación de la Estación de Atocha) y Saenz de Oiza (Torres blancas). Hay fotos de todas las Comunidades españolas; las que tienen más imágenes son las de Andalucía, Castilla y León, y Cataluña (22, 14 y 13 % respectivamente) Muchas de las estatuas de los reyes que ahora están en la plaza de Oriente y en el Parterre del Retiro, fueron inicialmente hechas para situarse en la cornisa del Palacio Real. Aunque fueron hechas por diferentes autores todas se parecen; en las de los primeros reconquistadores cristianos, las de Don Pelayo, Fernán González, Iñigo Arista y Ramiro I de Aragón podrían muy bien intercambiarse, pero no con la de su contemporáneo, Wifredo el Belloso, que muestra una poblada y recia barba. Posiblemente están ahora en la Plaza de Oriente más iguales y más próximos, que lo estuvieron en su día, a pesar de lo común de sus intereses en relación a la incipiente Reconquista En un museo al aire libre, debajo de un puente sobre la Castellana, desde Serrano a Miguel Ángel, está instalada una escultura de Chillida de gran volumen y peso (6000 kg) que supuso un reto importante para calcular si la estructura del puente podría soportarla; su nombre definitivo fue el de La Sirena varada, en honor del autor teatral Alejandro Casona. También en esa localización están los Toros ibéricos de Alberto Sánchez; este escultor toledano tiene ante el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; una copia de su grandioso proyecto expuesto en la Exposición Internacional de París de 1937 junto al Guernica de Picasso; después de los años ambas obras y ambos autores están de nuevo unidas. El obelisco tiene 12 metros y el título que su autor le puso también es de altura, “El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella”. Hay otros dos obeliscos, clásico dedicado a los Héroes del 2 de Mayo, y muy moderno, de Calatrava, éste sin dedicatoria que yo conozca, más bien como interesante alarde monumental. Por sus actitudes se podría decir que hay estatuas de ilustres, pensantes (Azorín, Vives, Ochoa...), paseantes (García Lorca, Valle Inclán, León Felipe), sedentes (Pérez Galdós, Cajal), y danzantes (sardanas). Hay ilustres en altísimos monumentos (Cánovas, Castelar), o elevados riscales (Martínez Campos), en altas bases (Vara del Rey, Isabel la Católica, Espartero...), bases moderadas (Baroja, Velázquez, Ochoa...), bases escasas (Segovia, Aleixandre...) y sin bases, como son los paseantes anteriormente citados. Los más altos son dos políticos y un militar y por el contrario los poetas están entre los más bajos, a ras del suelo. El más alto, era hasta hace poco, el de Cánovas que fue erigido por suscripción popular, tiene 16 m de altura y la estatua de Cánovas que lo corona tiene 3 m; lo realizaron el arquitecto Grases y el escultor Joaquín Bilbao. Ahora el más alto es el Obelisco de Calatrava con 92 m. Verdaguer está calificado en el pedestal de su estatua, “al más grande poeta épico de España”; y está ubicado en una bella plaza del Retiro, detrás del estanque, frente a la fuente de las Sardanas; en esa plaza los domingos se bailan sardanas, amorosamente, quizás con algo de nostalgia por parte de los catalanes residentes en Madrid. La música está bien representada: hay composición (Chapí), canto (Gayarre), coro (Clavé), solista instrumental (Segovia) y baile (danzantes de sardanas). Los cuatro poetas presentes en la serie (Góngora, Bécquer, García Lorca y Aleixandre) muestran estilos llamativamente diferentes entre sí. En la base del monumento a Aleixandre consta: “Un canto a la luz desde la conciencia de la oscuridad”, bonito pensamiento.. Las imponentes estatuas de Nebrija y de Vives enmarcan la entrada a la no menos imponente Biblioteca Nacional. Los reyes y militares en general se prestan mucho a la estatuaria: Felipe II, tiene una postura algo displicente, y creo que, a pesar de su carácter absolutamente pétreo, es fácil recordar que era rubio. Vara del Rey y sus soldados tienen, en el original y lamentablemente no lo expresan en la foto, una dramática expresión 9


de valentía desesperada, muy bien conseguida. Los Héroes del 2 de mayo, Daoiz y Velarde, ambos disfrazados de Indíbil y Mandonio, parece que se animan mutuamente a luchar con los franceses, y también el teniente Ruiz, está diciendo “al ataque”. Como bien es sabido, en gustos no hay nada escrito, pero por el espíritu de contradicción que quizás nos caracteriza, vamos a escribir “nuestro gusto” por las estatuas, monumentos y edificios que hay en esta corta serie: De nuestra infancia recordamos con todo cariño, el templete de música, el estanque y el parterre, del Retiro y las estatuas de la plaza de Oriente; la belleza recordada desde la infancia se mantiene o incluso cada vez la apreciamos más; igual nos pasa con el edificio que siempre nos pareció extraño y misterioso y que ahora apreciamos como bello edificio modernista, actualmente ocupado por la Sociedad General de Autores. Nos gustan mucho la estatua de Velázquez delante del Museo del Prado, y la estela de Castelao, con su texto en “galego”. Nos parece muy adecuado el Dolmen de Dalí; ha habido gran polémica porque el piso de la plaza donde está colocado, diseñado también por el mismo Dalí, fue posteriormente levantado y sustituido por otro convencional. Nos gusta la plaza de las sardanas, y por el contrario creemos que es muy poca cosa la calle donde se colocó la placa de José Anselmo Clavé. No nos parecen muy afortunados los bustos de Zuloaga o Aleixandre. Los edificios que hemos incluido tienen muy diferentes estilos, quizás el de las Torres Blancas es el que más apreciamos; después tenemos las mejores “firmas”, Moneo, Calatrava y Yamasaki, éste último autor del proyecto de la Torre Picasso. Dentro del ámbito de nuestras profesiones, Medicina y Farmacia, los monumentos a Severo Ochoa y a Cajal, con estilos muy diferentes nos gustan mucho; no tanto el de Marañón. Concepción Arenal luchó durante toda su vida en múltiples frentes, todos dedicados a la promoción de la mujer y a la caridad; durante las guerras carlistas organizó en Miranda de Ebro la Cruz Roja del Socorro y fue Visitadora de la Cárcel de Mujeres. Suya es la frase “Odia el delito y compadece al delincuente”; en su epitafio consta ”a la virtud, a una vida, a una ciencia”, y en su monumento madrileño reza un sentido resumen de su pensamiento “Amó la ciencia, consoló el dolor”. Madrid ha sido el escenario de muchos acontecimientos, descritos por los historiadores, los cronistas, los narradores, los poetas, los epistolarios, los periodistas, los autores de teatro, los pintores, los escultores, los reporteros gráficos y visuales, los científicos, los cineastas, los deportistas, los toreros, y obviamente, y de forma muy intensa e inmediata, por los internautas, No todos los acontecimientos has sido felices, ni mucho menos; naturalmente es imposible hacer un balance entre venturas y desgracias, pero a pesar de haber sufrido mucho daño muchas veces, Madrid quiere ser y se mantiene como una ciudad muy alegre, muy viva y enormemente optimista. Esa alegría, esa vitalidad y ese optimismo se deben a las características propias de ambos madrileños de nación y de adopción. No hemos olvidado los méritos de los madrileños de siempre, a los que injustamente no hemos dedicado espacio ni tiempo en esta ocasión, ya que hemos querido que ésta sea la de los madrileños de adopción a los que ahora mostramos la consideración y el agradecimiento que merecen. Tanto unos como otros somos orgullosos responsables de la actual realidad madrileña, y con todo derecho somos los dueños de nuestro prometedor futuro, ya que es bien sabido que Madrid es de todos. Pedro Martín Escribano María Isabel García Ferrer

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Bibliografía

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